Shiho-Akemi, son de la tienda de dulces :3 Hace falta humor romantico de vez en cuando(?) Dumbeldore no la va a tener facil XD
Nada de Katekyo Hitman Reborn me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparece más adelante en la historia.
Magic's Games
Capítulo 8
- Midori tanabiku namimori no~
Algunos se detuvieron ante el extraño sonido, solo para quedar encantados al ver a un lindo y pequeño pajarito de color amarillo pollito volar suavemente entre la gente, cantando, en dirección al tren. Por lo visto, alguien tenía de mascota a un pequeño búho, era-
- Midori tanabiku namimori no~
Ahora, quien no había notado al encantador pajarito de antes estaba al tanto de lo que ocurría. Los nuevos pájaros azules, una madre y sus lindas crías, iban detrás del otro pajarito, como si solo estuvieran haciendo una clase de desfile. Tristemente, cualquier deseo de acercarse, hablar, o siquiera moverse fue removido de las personas al ver que justo detrás de los pájaros venia alguien que parecía haber salido de alguna pelea… y estaba dando miradas de muerte a todos. Ese alguien no era más que un adolescente, de pelo negro, y con una mirada que decía claramente que estaba muy disgustado por algo. La vestimenta del chico era rara, y por lo visto tenía que ser un extranjero… Alguien iba a preguntarle si estaba perdido, pero alguien se le adelanto:
- Kyo-nii-chan, creo que te pasaste un poco. – Dijo un adolescente corriendo a alcanzarlo, nadie estaba seguro de donde había salido. – No tenías por qué morder hasta la muerte a todos Aurores.
- Dai naku shou naku nami ga ii~
Si antes ya había dado miedo el chico de pelo negro por sí solo, ahora ese sentimiento se había multiplicado drásticamente. ¿La razón de esto?, simple: si bien el chico de pelo marrón chocolate no daba miedo, sus palabras sí que lo hicieron. La gente mágica, en su mayoría, estaba al tanto de las noticias sobre el secuestro de Harry Potter, Draco Malfoy, la muerte sin precedentes de un buen grupo de Aurores y los eventos ocurridos en el Callejón Diagon. Con lo último, ¿quién no estaría al tanto cuando había elefantes policías con palos de destrucción masiva, un zombi deportivo/entrenador en lugar de Olivander, y una nueva política en el banco mágico?
Muy pocos sabían quiénes eran los culpables de todo, mucho menos su apariencia, pero con lo dicho por el chico de pelo marrón, quien no parecía en nada aterrorizado por la intención de matar del otro chico, solo podían pensar lo peor. Tenían a los secuestradores del salvador del mundo mágico justo en frente, en un lugar lleno de estudiantes y en general magos y brujas que no tenían mucho conocimiento en combate… La situación era mala, muy mala, y aun tenía que considerarse que, si lo dicho por parte de ese chico era cierto, entonces eso significaba que más de 20 Aurores fueron derrotados y quizás hasta asesinados…
Todos esos Aurores fueron establecidos para este día con el objetivo de garantizar la seguridad de los estudiantes y sus familias, y de rescatar al pobre Harry Potter… junto con muchas otras medidas de seguridad, que por lo visto no valieron de nada. Esta gente sin duda alguna era altamente peligrosa como para hacer todo eso, no cualquiera era capaz de eliminar a un equipo de Aurores, o de pasar las barreras y encantamientos, así como así… Lo peor era que no parecían más que-
- Portar armas es contra las reglas, Tsunayoshi. – Declaro el prefecto, ignorando completamente que ni siquiera estaban en Japón, y mucho menos en Namimori. – No valieron la pena de todos modos, son demasiado débiles. – Lo último fue tan bajo que solo Tsuna fue capaz de escucharlo.
- Dai naku shou naku nami ga ii~
- ¿Que esperabas?, te dije que usaban palos. – Tsuna alzo los brazos en señal de: "Señor, ¿qué hicimos para merecer esto?" – Y lo peor es que los Aurores son la mejor fuerza de combate de los magos y brujas actualmente… - Rodo los ojos a lo último.
Honestamente Hibari solo había venido porque tendría gente a quien morder hasta la muerte, gente con magia o lo que sea, un reto… y vaya decepción tenia encima. Sin esos palos los Aurores eran tan patéticos como cualquier otra persona con un leve conocimiento de combate mano a mano. Era mucho más divertido morder hasta la muerte a los delincuentes de Namimori que esto… Y con esto último que el vampiro acababa de decir, la rabia había llegado a nuevos niveles. De hecho, estaba tan molesto que tenía que decirlo:
- Harry. – La gente se tensó, notando por primera vez a dos niños abrazando al chico de pelo marrón, y uno de ellos tenía el pelo negro. – Mas te vale aprender todo lo que puedas de Tsunayoshi, tienes terminantemente prohibido convertirte en un herbívoro que ni siquiera sabe defenderse. – La mirada de muerte se intensifico e hizo que casi todos se sintieran cerca de la muerte sin razón aparente. - ¿Esta claro?
Hibari lo mordería hasta la muerte innumerables veces si Harry desaprovechaba la oportunidad de aprender magia como era debido, de pelear al menos decentemente, y de continuar sus estudios normales. El hecho de que tuviera la habilidad de hacer mágica no significaba que lo demás dejaba de ser importante.
- Hai, Hibari-san. – Harry le respondió con una sonrisa, sin sentir nada de miedo por parte del prefecto.
Luego de tantas locuras y de la divertida vida que llevaba ahora, no se quejaría de nada. Era mil veces mejor que su vida anterior, la cual de verdad no quería ni recordar. Y de verdad, si de alguien tenía miedo era de Tsuna-nii, seguido de Gokudera… El primero era el más peligroso de todos los que había conocido hasta ahora, pero en verdad no tenia de que preocuparse de salir herido… más bien tenía que preocuparse del resto del mundo que no estaba en la familia. El segundo (Gokudera), era por su gran "facilidad" de tirar todo a la basura y mandarla a volar en mil pedazos antes de que alguien pudiera detenerlo.
Reborn-san también metía miedo, pero al menos él no lo mandaría a volar en mil pedazos solo porque sí. Él era un bebé muy razonable, sádico y narcisista, pero razonable. Lo único extraño con él era que, a pesar de su apariencia, no podía verlo como un bebé…
- Itsumo kawaranu sukoyaka kenage~
- ¡Lo mismo va conmigo! – Fuuta sonrió como si nada, ignorando la mirada de muerte. – Solo espero que al menos sea algo divertido… - El chico se apagó, mirando su libro gigante por un momento.
La verdad, según su ranking no tendría mucha diversión… al menos no por sí solo. El colegio al que iban estaba muy por debajo en la escala de "divertida". También había salido como uno de los lugares más peligrosos del mundo mágico de la década. Al igual que una de las escuelas con problemas entre los alumnos… Sí, no sonaba muy bien, ¿verdad?
- Ma Ma, ¡conseguimos las golosinas! – Anuncio un tercer adolescente, haciendo el terror mucho peor.
- Nunca había probado algo como esto… - Comento Draco, mordiendo lo que parecía ser una nube rosada.
- Pero esta bueno, ¿verdad? – Pregunto el otro, alegre, y bastante seguro de que la respuesta seria afirmativa.
- Hai… - ¿Qué más iba a hacer?, estaba sabroso, pero prefería las bolitas de pulpo…
Tal vez debería de convencer a sus padres, cuando los viera, de mudarse a Japón, cerca de Tsuna-nii. No solo para evitar problemas, sino porque la comida era deliciosa… en realidad, si no contaba todas las locuras, Japón era un lugar bastante bonito y agradable.
- Itsumo kawaranu sukoyaka kenage~
- Tal vez no debimos de haberlos presentado, ¿no crees Harry-chan? – Le comento Yamamoto, pasándole un algodón de azúcar a todos menos al prefecto quien lo estaba matando con la mirada.
- Cantan bonito. – Se defendió el chico, ignorando las risas de los otros chicos. - ¿Ya podemos irnos?, me siento como en el zoológico, pero siendo yo el animal.
Pues… ninguno de ellos se lo podía negar, a decir verdad.
- Ya te acostumbraras. – Tsuna le paso un brazo por el hombro. – En especial cuando comiences a hacer mágica no accidental, lo harás sin un palo. – Prometió de una forma que hizo a Yamamoto agradecer que él no estaba metido en el paquete de aprender magia. – Y tienes razón, será mejor que vamos entrando, quiero un lugar en donde entremos todos.
Draco no estaba decepcionado de no ver a sus padres, todo lo contrario en realidad. En cualquier momento las cosas se saldrían de control, y no quería a sus padres en la masacre. Debía de verlos en la escuela, suponía, y si no… para algo tenía un hermano mayor vampiro que se creía por encima de las reglas, y tenía el poder y la inteligencia para hacerlo y salir bien parado. Y solo Dios sabía exactamente qué tan viejo era el vampiro… bien podría haber creado unas cuantas reglas el mismo.
- Tomo ni utaou namimori chuu~
- Tomo ni utaou namimori chuu~
Y así, el grupo dejo a una multitud a manos del prefecto demonio de Namimori, quien en verdad no tuvo que hacer más que dar una mirada de muerte para que las pocas varitas alzadas cayeran al suelo, y unos cuantos salieran corriendo con sus niños y demás… y no hablemos de los desmallados. Con los que estaban adentro y no sabían nada de nada sobre lo que se les venía…
- ¿Crees que veremos a Harry? – Le pregunto alguien a su reflejo.
- Espero que sí. – Respondió el reflejo a su reflejo.
- Se armará el escándalo~- Dijeron ambos reflejos, imaginándose el muy posible pandemónium que eso traería.
En ese mismo momento, una pequeña ave amarilla se vio volando muy cerca de sus asientos, y se dieron cuenta gracias a esto:
- Kimi to boku to de namimori no~
Ambos se miraron, una sonrisa comenzando a nacer en ambos rostros. Uno de ellos tomo un trozo de pan, ofreciéndoselo al pajarito. Mientras el pajarito comía el pan ofrecido, posado tranquilamente en una de sus manos como si nada pasara, uno de ellos hablo:
- No necesitamos llegar a la escuela para que comience el caos, ¿no lo crees Fred?
- Sin duda alguna. – Contesto, observando al ave.
Esa ave tenia dueño, se veía por la forma en la que actuaba: un pájaro salvaje no se posaría en la mano de nadie, y tampoco estaría tan tranquilo. Por otra-¡crack!
- Este año estará de lujo. – Dijeron ambos con sonrisas de oreja a oreja.
La pequeña ave había saltado a donde tenían las golosinas, y había picoteado una moneda de oro… y se tragó el pedazo que arranco, como si solo fuera mantequilla. Oh sí, no podían esperar-
- Kimi to boku to de namimori no~
Ambos hermanos vieron con ojos saltones a un grupo de aves azules pasar por frente de su cabina, y seguir su recorrido mientras cantaban… lo que sea que estuvieran cantando. Ni sabían que idioma era ese, pero eso no los desanimaba en nada. Solo sabían que el pandemónium no iba a esperar a que llegaran a la escuela al menos. De hecho, ni un minuto paso cuando comenzaron a escucharse gritos, amenazas, golpes, vidrios rotos…
-… Hola, amigo… - George saludo, tanto intimidado como sorprendido.
La mirada del chico de cabello negro se volvió aún más peligrosa, haciendo que ambos gemelos sintieran la piel de gallina. Por suerte, el pajarito de antes, quien se había comido por completo la moneda de oro, los salvo:
- ¡Hibari!, ¡Hibari! – Anuncio antes de volar al hombro de su dueño y comenzar a cantar el himno de la escuela de Namimori.
"Hibari" solo entrecerró los ojos por un breve momento… luego siguió su camino, como si nada hubiera ocurrido. Los gritos, golpes y demás continuaron luego de esa pequeña pausa, incluyendo la canción del pequeño y lindo pajarito, y ninguno quería ver fuera del cubículo para saber qué demonios estaba ocurriendo. Por todo lo que sabían, se habían salvado de un cruel destino-
- Ma Ma, muchas gracias por-
- ¡¿De dónde diablos saliste tú?!
Takeshi sudo frio, pero igual continúo sonriendo como si nada, como si no hubiera salido de la mismísima nada para asustarlos. En todo caso…
- Muchas gracias por cuidar de Hibird. – Repitió, sin sentirse mal por haber sido interrumpido antes. – Por cierto, en lugar de preguntarme eso a mí, ¿no deberían a su acompañante?
Ante la pregunta, ambos gemelos pestañearon antes de mirarse entre ellos y preguntar:
- ¿Acompañante? – Solo estaban ellos dos solos…
- ¿Y quién es Hibird? – No pudo evitar señalar George, de forma atrasada.
No obstante, la respuesta provino justo detrás de ellos:
- Hibird es el lindo pajarito de antes, el que se comió la moneda. – Ambos gemelos miraron en la dirección de la voz, solo para encontrarse con un adolescente de cabello marrón devorando sus dulces… y hablando de dulces, ya no quedaba casi nada… - Hola. – Saludo con una pequeña sonrisa y moviendo la mano libre en un gesto de saludo, ignorando olímpicamente que quizás eso debió de haberlo hecho al principio… antes de comerse los dulces, y antes de haberse sentado allí.
-… Supondremos que-
- Eres el secuestrador-
- De Harry-
- Potter.
Takeshi no les iba a decir que Tsuna estaba allí desde antes que Hibird apareciera, ni de que Hibird solo se había detenido allí porque Tsuna estaba presente y para señalarle a Hibari en donde se iban a quedar por los momentos. Al menos mientras el prefecto impartía las reprimendas y castigos necesarios a los estudiantes que encontrara rompiendo las normas. Honestamente, Takeshi pensaba que quizás Tsuna debía de haberle dicho algo a Hibari sobre que las normas de Namimori no eran las mismas que las de aquí… aunque no iba a negar que muy posiblemente eso no salvaría a nadie.
- Yo no secuestre a nadie. – Tsuna se cruzó de brazos y dio una cara molesta, la cual solo parecía un puchero y lo hacía ver tierno en su lugar.
Obviamente la intención de Tsuna de darles a entender que estaba molesto sobre ser llamado secuestrador fallo épicamente. Takeshi no podía culpar a los otros dos chicos por eso, le había tomado tiempo entender lo que en verdad Tsuna quería hacer… y le salía como un lindo puchero, y provocaba que la gente se sintiera incomoda o quisiera abrazarlo y jalarle los cachetes. Por algo Tsuna no hacia esta clase de cosas cerca de la población femenina si podía evitarlo, en especial las ancianas.
- Solo lleve a mi mascota a casa, nada más. – Ahora sí: un puchero en toda su gloria. - ¿Verdad Harry-chan?
- Hai. – Asintio el chico, saliendo detrás de Takeshi. – Tsuna-nii no ha hecho más que cuidar de mí, lo mismo con Draco-chan. – Harry sabiamente ignoro las miradas incrédulas y estupefactas de los gemelos. Draco hizo lo mismo, y Fuuta… él ya estaba más que acostumbrado.
- Ignoren todo eso de mascota y cámbienlo por hermanos, amigo, familia, y será mucho más entendible. – Draco suspiro, tomando haciendo como si no fuera nada del otro mundo. – Weasley, ¿no?
Los gemelos pestañearon, extrañados ante la falta de odio y burla del chico.
- Fred-
- George-
- Weasley.
- Ahora, si bien amamos el caos-
- Y la destrucción-
- Necesitamos la historia completa. – Harry pestañeo ante la repentina atención ahora. - ¿Tienes idea de cómo el mundo mágico esta vuelto el diablo por ti chico?
- Obviamente no. – Contesto el vampiro, comiéndose una rana de chocolate. – Él no sabía nada de nada cuando lo encontré en aquel basurero y lo traje a casa. – Sin darse cuenta de las miradas que estaba recibiendo, Tsuna continuo: - Para ser el "oh gran salvador" del mundo mágico le dieron una de las peores familias para vivir, la cual abuso de él física y verbalmente (y quizás mágicamente al negarle la existencia de la magia y su herencia y todo eso). – Otra rana, ya era la última. – Al menos ya recupero el peso y la altura que debería de tener un chico de su edad, ¿tienen idea de cuantos trucos y favores tuve que pedir para lograr eso?, hubiera quedado enano de por vida (en comparación con los demás chicos) y con otros problemas de salud que no quiero ni mencionar porque no los entendí. – Tsuna se encogió de hombros, finalmente mirando hacia arriba, solo para encontrarse con todos los ojos centrados en él. - ¿Perdón?, ¿dije algo malo?
- Ah, no se… - Comenzó Draco, sin querer mirar a Harry y palmearle la espalda en un gesto de consuelo. Tsuna no había sido muy descriptivo, pero oírlo decir esto… - ¿No decirle a Harry-chan las consecuencias que sus parientes le dejaron encima ni decirle en pocas palabras lo que le hizo la comunidad mágica (quien lo considera el niño que vivió)? – Sonó increíblemente sarcástico.
- Le dije la mayoría, pero no voy a decirle lo feo… - Tsuna suspiro profundamente. – Y no te preocupes tanto…
El único que no sintió terror ante lo que venía fue el propio Harry, quien aún estaba digiriendo lo anterior:
-… dejaremos esta parte del mundo mágico cabeza arriba. – Concluyo, sonriendo inocentemente.
En muchas partes del mundo, muchas personas sintieron un escalofrió recorrerlos de arriba abajo, junto con una sensación de muy mal augurio.
