Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


Magic's Games

Capítulo 15

-… y eso-o-o se-se-r-r-ría to-to-do. – Draco miro de reojo a su amigo, preocupado.

Había algo malo cuando tu mejor amigo tenía que evitarle la mirada a un profesor y aun así que su cicatriz le doliera lo suficiente para hacer muecas y tener que masajeársela para intentar calmar el dolor. Dejo de ser una broma para él y Fuuta cuando esa cicatriz comenzó a sangrar el otro día y tuvieron que ir a la enfermaría en donde, irónicamente, no lograron nada más que les dijeran que-¡Pop!

Más de uno palideció, el salón quedando callado, tímidamente mirando a la puerta. Allí, hecho el tonto, había un oso de dos colores con una sonrisa enorme, asomándose como quien no quiere la cosa.

- ¡Tsu-chan! – Harry fue el primero en salir del sitio a saludar al oso, que en verdad no era ningún oso.

Era tanto las horrendas ganas de salir de ese lugar como el hecho de que en verdad no habían visto al vampiro en toda la semana. Si, había estado aquí y allá por cortos periodos de tiempo, provocando terror en la población, pero no para hablar con él.

- Ciaossuuuu~ - Ah, y no estaba solo.

El bebé al que todos habían aprendido a ni siquiera mirar mal salto a la cabeza del ojo, como si nada extraño pasara. Bajo la presencia de lo que la población llamaba demonios, Draco solo podía preguntarse cuanto tiempo llevaban allí, en el salón.

- Dis-is-cul-l-pen, pe-pero n-no pu-pue-den-en es-t-

- Estas despedido. – Anuncio el bebé tranquilamente, sin siquiera mirar al hombre. – Sal ahora. – Bajo la mira de una engañosa pistola verdad, cualquiera obedecería sin chistar.

El profesor Quirell, por supuesto, no era una de esas personas así fuera un miedoso de primera. ¿La razón?, los primeros días no estuvo porque supuestamente estaba fuera del castillo adquiriendo unas cosas para sus clases y con lo que aconteció esos días, el hombre tuvo que buscar otros medios para llegar.

Era escéptico a lo que decían los rumores. Pobre hombre.

- Afuera, no lo repetiré otra vez. – Reborn, para bien o para mal, no estaba de buen ánimo. Un par de balas rozaron al profesor, indicando que la amenaza era muy real.

- Le conviene mucho irse. – Esta fue una tercera voz que hizo a muchos voltear la vista. El fantasma estaba detrás de ellos, tomando una taza de té. – Tsu-chan lo va a matar si se queda por mucho más tiempo, le debe su vida a Reborn. – Era con ellos, el fantasma estaba hablando con ellos. Lo suficientemente alto para ser oído por el profesor que, tontamente, había alzado la varita, y estaba preguntando qué clase de broma era esta. A tartamudeos que casi nadie entendía, obviamente. - ¿Sabían que Tsu-chan puede sentir si una persona es buena o mala?, hay cierto límite, pero una vez que una persona lo rebasa Tsu-chan lo identifica como mala y se convierten en su cena. – Ignorando las caras pálidas, el fantasma siguió tranquilamente tomando su té.

- ¿Por eso no casi crimen en casa? – Gracias Harry, muchas gracias, pensó con sarcasmo Drago rodando los ojos.

La comunidad mágica no sabía en qué diantres se había metido, de a gratis. Harry Potter seria el Niño-Que-Vivió, pero Tsunayoshi Sawada era el Ser-Que-Protegió. Porque eso, sin importar lo que dijeran, era lo que ese chico era. Un vampiro posesivo que era increíblemente sobreprotector y perdía los estribos cuando le tocaban un pelo a lo que era suyo.

El vampiro estallaría tan pronto supiera lo que le pasaba a Harry con este profesor, si es que no lo sabía ya. Fuuta había sido increíblemente útil en confirmas sus sospechas con el vampiro. Después de todo, era inútil refutar cuando salía "la segunda persona más sobreprotectora de la familia" y "el primero en ser agarrar a cualquier persona o ser que le agradara como familia". Draco no iba a darle más ranas de chocolate a Fuuta, había ciertas cosas que eran preferibles no saber.

Honestamente, el Que-No-Debe-Ser-Nombrado se las vería muy mal si resurgía y buscaba a Harry Potter. Sería un mago poderoso y todo lo demás, pero contra algo que se movía tan rápido que no te daba ni oportunidad de pestañar cuando ya estaba en frente de ti…

- Eso debió de doler. – Hubo muecas de simpatía y muchas de horror.

Un oso de dos colores tomo al hombre caído y comenzó a arrastrarlo fuera del salón, con una gran sonrisa, mostrando su lado oscuro. En un pestañeo había noqueado al tipo con un golpe. Contra algo tan rápido…

- Muy bien chicos. – El bebé salto al escritorio del profesor, ignorando al oso que se llevaba al verdadero profesor arrastrado como si solo fuera un saco de basura. – Seré su profesor suplente por hoy, y su primera lección será… - La pistola se transformó en una metralleta, la cual fue apuntada en su dirección. – esquivar.

Reborn no termino de hablar cuando ya Draco y Fuuta se metieron debajo de sus asientos y se miraron, planeando una ruta de escape y sudando frio. Al menos era solo pintura, y no balas de verdad como el asesino hacía con Tsu-chan. Lo único malo era, como Tsu-chan era demasiado rápido para Reborn, Reborn había mejorado mucho en velocidad y precisión de disparo. No había forma en que salieran ilesos de esto, pero fuera como fuera: "primera lección". Ninguno quería saber cuál sería la segunda.

Un fantasma termino de tomar tranquilamente su té antes de levantarse y hacer algo por lo que lo odiarían mucho tiempo. Bueno, dos cosas, pero solo se dieron cuenta de la primera al principio. Sello las entradas y salidas para que nadie interfiriera, y se unió a la guerra. Dos pistoleros eran mejor que uno, ¿no es así?

Era una lástima que ninguno de los dos pistoleros se dejara dar por los pocos hechizos que se sabían los estudiantes. Igual no hubieran podido hacer mucho.

- Pueden saber todos los hechizos que quieran, pueden ser los magos más fuertes del mundo, pero si no saben protegerse… - Después de todo: - Un segundo puede costarles todo, y ya han muerto cientos de veces. Si fueran balas de verdad…

No hacía falta completar la frase, al menos para los muggleborns o quienes venían de entornos muggles. Tomaría mucho tiempo en que entendiera la lección, pero eso no importaba. A Tsu-chan era casi imposible darle si sabía lo que venía, así que esto era diversión pura.

- Upupupupu… - La sonrisa del oso no podía ser más grande porque simplemente no era físicamente posible.

En lugar de detenerlo, la gente le abría paso. ¿La razón?, sabían que nada terminaría bien si trataban de detenerlo y al hombre que llevaba arrastrado a solo Dios sabe dónde no era muy apreciado por los estudiantes en general. No era un buen profesor, y valoraban sus vidas.

Quizás Harry, Draco y Fuuta no lo vieran casi, pero eso no quería decir que el vampiro no estaba en el castillo. Aparecía y desaparecía cuando quería, él y su "abuelo". No sabían que estaban haciendo y solo algunos tenían el valor para cuestionarlo. Sea como sea, ese niño había desarmado al director, al mago más poderoso en la actualidad.

¿Qué suerte iban a tener ellos, meros estudiantes, contra alguien que había derrotado a Dumbledore?

El viaje para Monokuma fue anti-climático. Pensaba que sería más divertido, pero lastimosamente la gente ya le tenía miedo. Era una lástima, hubiera sido más divertido si alguno hubiera tenido el valor de enfrentarlo. Culpaba a Kyo-nii-chan, había sido muy rudo con los chicos.

Bueno, no importaba. Kyo-nii-chan tenía razón en poner orden a una escuela gigante con pocos profesores y muchos alumnos. Eso le recordaba que tenía que reforzar la seguridad y otras cosas, pero primero lo primero: había que botar la basura.

- ¡Por la barba de Merlín! – ¿Quién rayos era Merlín y que tenía que ver su barba en todo esto? - ¡¿Que estás haciendo con el profesor Quirell?!

Pestañeo varias veces ante los valientes que le cerraron el paso. Ya estaban afuera de todas formas, no había mucho que pudieran hacer y francamente no lo harían cambiar de opinión. Este hombre olía asqueroso, tenía algo raro y estaba lastimando a una de sus mascotas. Honestamente solo quería matarlo y salir del problema. Y no, no se lo quería comer. Olía muy feo, ¿quién rayos querría comerse algo con tan mal olor?

- Sacando la basura. - ¿En serio no era obvio?

Es que ni para limpiar el piso servía, ¡había dejado un rastro de sangre y suciedad!, ni siquiera lo había golpeado tan duro.

- ¡No puedes tratar a un mago de esa-

- Más bien me he tardado, y debería de cortarle la cabeza. – Fuera como fuera: - No es buena cosa, y no lo quiero cerca de mis mascotas… - Si se ponían con mucha cosa, lo mataba, así de sencillo. Reborn y abuelo se molestarían, pero entenderían.

Si tan solo esta gente no fuera tan estúpida, si tan solo-¿Huh?

- ¿Se murió solo? - ¿Quién se convertía en polvo al morir?, ah, los vampiros y otros seres. No eran muchos, pero este hombre no era un-

- ¡Te maldigo mocoso infeliz! – Vaya, con razón olía horrible. Con un parasito de ese tipo, ¿cómo no iba a oler así? - ¡Te arrepentirás de haberte puesto en mi camino!

Ah, otro de esos. Le valía un colmillo. Ahora, más problemas que una entidad de humo que en verdad no podía hacer nada mientras no poseyera a alguien…

- ¿Sabias? – Le pregunto al Director que había atacado al ente junto con sus colegas. No era como si pudiera hacer la gran cosa ante algo que en verdad no estaba vivo, así que ni se molestaba.

Tendría que buscar otros instrumentos para tratar con esa cosa, si es que volvía a aparecer. Por no hablar de las protecciones. No pensé en ese tipo de entes siendo un problema en este lugar. No deberían de ser capaces de entrar siquiera, posesión o no, bajo las protecciones estándar. Así que, dados estos acontecimientos…

- Hare limpieza profunda de su castillo, Director. – Y no había nada que pudieran hacer para detenerlo. Nada. – Más le vale arreglar sus fallas de seguridad, un ente de ese tipo no puede entrar bajo las protecciones estándar…

No sabía porque el viejo palideció un poco o porque los otros dos profesores que estaban con él parecían listos para ahorcarlo. No era en verdad su problema, pero si iban a matarlo que le dijeran para ayudarlos. No es que se lo iba a comer, no le gustaban las pasas y este estaba más que pasado…

Tenía que ir a hablar con su abuelo a ver a quien más tenía que tirar a la basura. Apenas comenzaban, al menos la mitad de los profesores tenían que irse. En realidad, para ser una de las mejores escuelas de magia en América, era una pobre escuela.

Si él tenía que sufrir con matemática, historia, lenguaje, metodología de la investigación, ciencias sociales, educación familiar, educación física, deportes, derecho, y más, entonces esta gente debía de sufrir todo eso también. No era justo que tuvieran solo las materias más fáciles, tuvieran que usar palos, tuvieran profesores idiotas y aun así se quejaran. No, si él tenía que sufrir en la escuela esta gente también.

Además, tenían que incluir defensa personal y defensa en general, así como tácticas y estrategias de combate. En serio, ¿cómo iban a tener defensa contra las artes oscuras y nada más?, no solo las "artes oscuras" era lo que una persona podría necesitar defenderse. Había mucho más que maldiciones, hechizos, rituales, y criaturas oscuras, pero eso no significaba que era lo único de lo que se podría tener que preocupar alguien.

Si todo lo que se decía que era oscuro o malo era malo, entonces hace mucho que el mundo se hubiera convertido en una tierra de llamas y desolación. Era increíblemente estúpido.

Nii-chan había sido muy bueno en explicarle gran cantidad de cosas sobre el mundo en el que vivían. Que era peligroso y que podía ser peligroso. Hasta criaturas de luz podían ser malas. Podía entrarles la locura o podían ser controladas, ¿y no iban a siquiera considerar esa posibilidad?

Los magos eran los seres más idiotas que había conocido hasta ahora. Había creído que había conseguido a los seres más idiotas en la existencia cuando encontró a los guardias de la zona 51, quienes no creen que están custodiando extraterrestres ni que hacen cosas que era mejor no decir con ellos. Esperaba que su tío aun estuviera muy pendiente de esa zona y rescatara a quienes estaban allí.

Suponía que también tendría que agregarle culturas y tradiciones y todo ese cuento. No es que sabía mucho del tema, pero había cosas que no se podían decir o hacer si no querías obtener enemigos de a gratis. Por ejemplo, los vampiros tomaban ofensa al ser considerados chupa-sangre.

Por ello no había buena recepción al ser referidos como tal, como sanguijuelas y todas derivadas que eso conllevaba. Algo imperdonable, al menos para los otros vampiros que conoció y ya no estaban entre los vivos, era ver a alguien cortarse (en especial si era en señal de ofrecimiento) y luego limpiar o arruinar las cosas con antisépticos. ¿La razón?, era una burla.

A él le daba igual. Había y pasaba mucho tiempo solo y más que se había acostumbrado a ver cosas feas, a las burlas, y a la ignorancia en general. Y hablando de ignorancia…

- ¿No te hace daño la luz del sol? - A pesar de todo, la profesora de sombrero de copa se preocupaba.

Al menos ya no eran preguntas indirectas y sin saber si las tomaría mal sobre su menú. Era algo tonto, no se quedaba tanto y no tenía idea de donde sacarían sangre. Creía que iba en contra de las normas.

- Tranquila. – No hacía falta transfigurar un paraguas, aunque no podía molestarse con ella. – No soy un vampiro de esa clase. – Tsu-chan no se dio cuenta de cómo esta información fue casi como un puñal para varios que lo oyeron. – Estoy muy tentado en adoptarte como mi mascota también. – Tristemente esa era la verdad. Le caía bien, al igual que el profesor enanito.

Ellos dos parecían preocuparse por él y por sus mascotas. Por los estudiantes en general.

- ¿Perdón? - ¿Por qué todos se ponían así?

- Espero que tengan un basurero grande. – Porque ahora es que iba a sacar cosas del castillo, vivos o no.

No hacía falta explicar, ¿cierto?, era bastante simple de entender. Y hablando de basura, estas ropas malolientes merecían desaparecer. Pobre ropa, al menos se irían con dignidad en cenizas y humo.

- Sera mejor que discutamos todo esto en la oficina… - ¿Oficina?, ¿otra vez? – Y ya que-

- Reborn-nii-chan y abuelito están supliendo por hoy. – Y probablemente mañana. Tenía una muy buena idea de a quien traer para el puesto, si tan solo apareciera como lo hizo Tía Sakura…

No sabía si querría el puesto, pero no había nadie mejor que él para encontrar a quien pudiera dar todas las explicaciones sobre cultura, comportamiento, tradiciones y conocimiento general sobre las criaturas sobrenaturales y mágicas.

Era más que obvio que había una gran falta de cerebros.