Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.
Magic's Games
Capítulo 19
Había solo una cosa en la cabeza de Voldemort mientras veía el humo y las cosas volando en mil pedazos desde un lugar "seguro". Relativamente seguro, eso es. Seguro por estar lejos de las explosiones, aunque no era como si tales cosas pudieran hacerle mucho daño. Mas no estaba seguro de ser descubierto, aunque la verdad quería ser encontrado por algún idiota. Necesitaba otro cuerpo, urgentemente. Más que eso, necesitaba saber que había sido de la piedra, tendría que ir a ver cuando las cosas se calmaran.
Lo que estaba en su mente era: " Necesito ese poder.", y no era de extrañar por qué. En menos de un día, llevaban un par de horas en realidad, un ala completa del castillo había sido reducido a escombros. Escombros. Era un castillo con grandes protecciones mágicas, que llevaba siglos en pie. Y aquí estaba viendo como lo reducían a meros escombros, como si nada. Algo que pudiera hacer algo así en tan poco tiempo era algo que quería.
Albus, sin duda alguna, había adquirido un gran poder que no sabía cómo usar. Después de todo, no destruiría su preciado castillo si pudiera. Menos mal . No quería un poder así en su contra, y ya que el viejo director no podía con el… le haría un favor, si se pudiera llamar así. Le valía un pepino si el viejo decrepito no lo considera de tal forma, pero esos eran meros detalles.
Bueno, por lo visto allí esperando no iba a conseguir mucho. ¿En dónde diablos estaban los idiotas queriendo escapar del pandemónium o los que les importaba un carrizo las consecuencias de acercarse al bosque prohibido cuando se necesitaban?
Su atención paso a una rata corriendo como alma que se llevaba el diablo un tiempo más tarde, cosa que le hubiera hecho arquear una ceja si tuviera una o si pudiera. No sería de importancia o relevante si no estuviera aburrido de la vida y no buscara cualquier pobre alma para apoderarse de su cuerpo…
- Parece que es verdad que las ratas son las primeras en saltar del barco cuando este se hunde. – Dijo en voz alta, sin molestarse en ser discreto. Era una sola rata, una sola, no era como si-
Podía trabajar con esto, oh si…
En otro lugar, un dragón resoplo por lo bajo, una nube de humo dejando sus fauces y si un dragón podía rodar los ojos, seria este. Todo por un hombre que estaba con los ojos muy brillantes y hasta se limpiaba una lagrimita, hablando de cosas que, en otro momento, hubiera más que inflado el ego del dragón.
- Si sabes que Mushu es como un gato, ¿cierto? – Draco tuvo la buena voluntad de advertir al guarda bosques y a la chica, Hermione creía que era, sobre el comportamiento del dragón. – En un momento te tolera y al otro puede que quiera hacerlos barbacoa. – En especial cuando no había objetos brillantes de por medio o comida. Principalmente lo primero.
Draco estaba bastante seguro que Tsu-chan no estaría particularmente feliz si Mushu hacia barbacoa a alguien. No en que los matara, claro está. El problema de que Mushu hiciera a alguien barbacoa implicaba que el vampiro no podría alimentarse, y carne quemada no olía bien. No es que a Mushu le importara mucho, y no siempre hacia las cosas barbacoa.
- ¡Es un dragón! – Draco arqueo una ceja ante tal oración. Muy bien, no sabía cuál era el problema.
- Hablas como si nunca hubieras visto un dragón en tu vida. – Una bola de fuero a la muralla de al lado le recordó porque Mushu estaba allí en primer lugar.
Ante la mirada de la chica, Draco entendió tardíamente que la chica nunca en verdad había visto un dragón en su vida. Probablemente ninguna criatura mágica. Tomando en cuenta de que esta era la misma chica que había entrado en un ataque de nervios antes gracias a todo el desastre…
-… hermoso espécimen… - Sabiamente Draco ignoro al gigante que parecía que iba a llorar en cualquier momento y se estaba conteniendo a duras penas de no tocar a Mushu.
Mucho podría hacerlo barbacoa como podía solo darle un mordisco si quería matarlo. Un coletazo sería peligroso, pero también podía pasar.
- Consíguele cualquier cosa brillante, muy brillante, y te amara por un rato. – Draco le arrojo una moneda metafórica al hombre, solo porque no quería una masacre justo en frente. – Pensé que huirías. – Como la gran mayoría que estaba haciéndolo, ya sea por llorarle a sus padres (y si no hubiera salido en el periódico el desastre de "vuelta a clases" los padres no creerían nada de seguro), o porque los padres estaba lo suficientemente paranoicos y asustados como para dejar a sus hijos en tal lugar.
Irónico que el mismo "criminal" hubiera organizado una ida muy segura, incluso si eso involucrara usar las chimeneas. No ayudaba que las noticas de que Dumbledore estuviera en el único hospital de magos estaba llegando a todos lados. Temía preguntarle a Tsu-chan a que se debía eso, no tenía mucho tiempo y dudaba que fuera algo que el vampiro hubiera planeado. O siquiera pensado, por más disgusto que le tuviera al viejo.
- Estoy a un paso de hacerlo. – Al menos era honesta.
- No lo hagas. – Después de todo: - Tsu-chan no quiere lastimar a nadie aquí. – Y en todo caso: - Solo quiere que todo sea perfecto para Harry y para mí, mayormente para Harry. No confía en el director y menos en quienes trabajan para él. – No era de extrañar porque, y Tsu-chan no tenía toda la información al respecto. – Tiene toda la razón de no confiar en ninguno de ellos. Además, lo que tiene planeado te gustara. – Y no era como si pudiera detenerlo. - ¿No te gustaría visitar a tus padres cuando quieras o dormir en tu casa?, somos magos y esta es una escuela de magia, es casi ridículo pensar en que nunca se hubieran diseñado los medios para que los estudiantes vayan a sus casas en lugar de quedarse aquí todo el rato. – Era bastante estúpido, y vergonzoso. – Tenemos Aparición, el Fluu, Porkeys… ahora que tenemos medios…
Claro que el primero sería mucho pedir, pero Tsu-chan tenía un punto en decirle que con eso podían darles los fines de semanas que quisieran a los estudiantes de estar con su familia. Bajo mucha coordinación, claro. Con la segunda sería un martirio, pero técnicamente todo el que quisiera podía ir a su casa cuando quisiera si decía las palabras correctas y usando la chimenea de la sala común. O siquiera hablar. Lo único era que del otro lado tenía que haber una chimenea, pero Tsu-chan había sido seco en decirle que las chimeneas estaban más que pasadas de moda. Lo de los porkeys también era una opción, si se planificaba bien.
Seria todo un solo problema, pero técnicamente así eran las escuelas públicas… Draco había visto como funcionaban. Los estudiantes iban, veían sus clases, hacían actividades extra si querían, y regresaban a sus casas. Todos los días, menos los fines de semana a menos que fuera algún evento o circunstancia especial, claro está. Era una idea extraña, como muchas otras cosas de los muggles, pero si ellos podían hacerlo y no tenían magia… ¿por qué diablos ellos no?
La idea de pasar un tiempo con sus padres o en Japón con sus otros amigos al menos una vez a la semana era encantadora. No es que lo admitiría en voz alta, Pedobear no lo dejaría en paz después. Y si a él le encantaba la idea, Harry la amaba. Un mundo completamente nuevo, gente totalmente extraña, conocimiento de que al menos una persona había hecho su vida miserable estaba en un cargo alto, ¿cómo demonios no iba a amar la idea de poder regresar con su nueva familia cuando lo quisiera o necesitara?
Solo saber que Tsu-chan rondaba por aquí, que podía aparecer cuando quisiera era un alivio para Harry, así no dijera nada. El vampiro no se limitaría a eso, para bien o para mal. La parte buena era que al menos no faltaría la diversión, porque las locuras no paraban desde que ese vampiro apareció en su vida. La mala… la mala es que posiblemente nadie se salvaría de todo esto.
- Pero está destruyendo el castillo… - Pues sí, no le sorprendía.
- Solo preguntante que se habrá encontrado, iba a revisar y a quemar cualquier cosa que considerará inadecuada o peligrosa, así que… - Se apagó, creyendo que era bastante obvio.
Lo que sea que consiguió no debía de ser para nada bueno si estaba destruyendo el castillo en si- Oh Merlín…
- ¡Hey Draco! – Encima del perro de tres cabezas, un perro gigante de tres cabezas, saludo Harry alegremente. - ¡Mira!, ¡tenemos una nueva mascota!, ¡te presento a Koro-chan!
El gigante, que en todo ese tiempo había estado sacando y sacando cosa tras cosa de sus bolsillos buscando algo brillante para Mushu seguramente, se detuvo y subió la vista.
- ¡Fluffly! – Ah, el perro ya tenia dueño.
- Koro-chan. – Harry corrigió con una gran sonrisa, sin entender el verdadero motivo del horror del gigante. – Ya no solo tendremos a Mushu, ¡y Koro-chan es adorable! – Y, por supuesto, no podía faltar: - Piña-chan tendrá que trabajar doble tiempo cuando lo llevemos a casa.
Era una horrible y cruel broma. Una que igual se la harían al hombre, ¿por qué no?, era una muy divertida de hacer. Limpiar los deshechos de un animal de tal tamaño debería de ser como mover una duna de arena muy pesada y olorosa. La verdad Draco no envidiaba a quien sea que hubiera estado cuidando al perro de tres cabezas hasta ahora. La limpieza era un horror de solo imaginar, ¿y en donde diablos dejaban la comida?
A Tsu-chan parece que no le importaba un colmillo tales cosas. No lo hacía con Mushu, ¿por qué lo haría con el nuevo miembro de la familia?, no tenía ni idea en donde rayos metería al perro en casa, el patio no era lo suficientemente grande para que corriera. Tal vez solo dormir y dar vueltas.
- ¡Nos va a odiar! – A Tsu-chan técnicamente. Igual no podía evitar reírse. - ¡Imagínate cuando alguien vaya a meterse a robar!
A lo que vieran al perro, tendrían un infarto. Era preferible que murieran así a que Koro-chan se los comiera, claro está. No es que creyera que el perro fuera a comerse a nadie, pero sí que podría morder y bueno… no hacía falta nada más para mandar a alguien a la tumba. Estaba seguro de que el perro podría tragárselo entero.
Era una buena cosa que fuera, por lo visto, amigable. Y de que Tsu-chan tuviera un plan para los desechos de seres tan grandes.
Draco podía perfectamente imaginarse a Gokudera colocando una dinamita en las heces, creyendo que la explosión borraría todo el problema, y luego todo lleno de tal cosa. Todo. Y claro, mas dinamita luego.
A veces era bueno tener a un prefecto demoniaco para hacer las cosas que nadie quería hacer. Solo había que tener un buen objeto para sobornar al prefecto. Y luego solo era ser paciente y esperar, casi inmediatamente, al grupo de gente golpeada y completamente aterrorizada para que se encargara del trabajo.
¿Qué?, alguien tenía que hacerlo. Y nadie, ni siquiera Tsu-chan, se fiaba de Gokudera o del señor extremo. Y no era como si esta gente fuera a hacer preguntas. Sabían mejor que eso.
Mushu al menos era lo suficientemente inteligente como para hacer sus necesidades afuera de la propiedad, aunque suponía que era porque no quería ensuciar sus cosas. Claro que, para su horror y diversión, esto no era exactamente lo que muchos apreciarían, incluso si Mushu elegía las zonas más apartadas para hacer sus necesidades.
- ¡¿Las aves no son suficientes?! – Nadie había llegado a Mushu, las aves que comen metal habían sido más que suficiente.
Francamente Draco no podía culpar a nadie, no cuando aún le daba de todo al ver a unas de esas aves simplemente ser lindas y cariñosas y de repente comenzaban a comerse un anillo o un tenedor. Al menos nadie podía decir nada sobre tener mascotas comunes, estaba seguro de que nadie más tenia animales que comían metal como si solo fuera una galleta.
- ¿Y Tsu-chan? – Al menos no sería el único en ser regañado por haberse escapado de los profesores.
Lo más probable es que los profesores recibieran la mala pasada y no ellos, en especial cuando esta chica se había escapado primero que ellos.
- Volando todo en mil pedazos, se cansó. – Esto fue dicho una vez que Harry tenía sus dos pies en el suelo, Koro-chan sentándose a su lado mientras movía la cola animadamente. – Estoy casi seguro de que va a mandar al infierno todo el castillo, tengo miedo de preguntarle que encontró porque anda de muy mal genio… - Harry se apagó, inseguro de cómo explicarse.
Draco medio podía entender. En realidad, Draco estaba viendo una de las razones del enojo del vampiro justo en ese momento, una razón que tenía tres cabezas.
- Koro-chan, para empezar. – Cuyo dueño estaba teniendo un mal momento justo ahora. – No creo que Tsu-chan lo deje ir, señor guarda bosques. – En especial si no fue Harry quien le dio el nombre, y estaba casi seguro de eso. Después de todo, Harry de seguro le hubiera puesto un nombre como Terry o Mordelón.
- No creo que diga nada a que lo visite. – Le di una mirada a Harry, obteniendo: - Cuidado y no lo mete a la familia, en especial si tiene mascotas como Koro-chan.
- No va a entrar en la casa. – Tendrían que rehacer las-
- Mushu tampoco y eso no lo detiene. – Ante esto, Draco tuvo que hacer una pausa.
Mushu no saldría mucho, pero lo hacía. Tomando en cuenta que la casa era perfectamente muggle, ¿cómo diantres entraba o salía de la casa?
El dragón tuvo la osadía de reírse, o su versión de ello, ante la mirada que Draco le dio. Si, el dragón entendía todo lo que decían, estaba seguro ahora. Eso no quería decir que fuera a responderles, incluso si pudiera. Bueno, otro misterio más a la lista. ¿Que importaba uno más?
- Y Gokudera anda ayudando. - ¿Ah? – Temo que está gastando su dinamita de la semana, está más que feliz… - Gastándola, completaron ambos en su mente haciendo una mueca.
- Espera, ¿ayudando? – Ante el asentimiento de Harry, Draco trago saliva y pregunto casi con miedo: - ¿Entonces todas las explosiones son de parte de Tsu-chan? – Que dijera que no, canto Draco en su mente, que dijera que no…
- Algún hechizo mágico, no sabía que podía haber llamas negras. – Y allí se fueron las esperanzas de Draco. – Gokudera está muy interesado en aprender… - Y tomando en cuenta que esas explosiones no eran cualquier cosa…
El día en el que Gokudera pudiera volar todo en pedazos cada vez que quisiera sin necesidad de buscar o sacar dinamita, esos preciosos segundos para detenerlo, era el día en el que ninguno de ellos quisiera ver.
- Espero que no le enseñe. – Incluso si seguramente lo haría, Draco no podía evitar pedir tal cosa.
