Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.
Magic's Games
Capítulo 25
- Ah… - El cazademonios solo podía asentir, nada más y nada menos. - La verdad es que llevo bastante rato queriendo dar contigo y Sebastian, pero nada, tu hermano nunca respondió mis señales. - Tal confirmación no ayudaba. - El hecho de que tu hermano mayor no esté no significa que estás desprotegido, Tsu-chan. - Terminó el demonio con una sonrisa sincera, pequeña y sincera. - Tengo en mente algunas personas que no les molestaría darles clases a estos niños sobre criaturas mágicas, obviamente la necesitan si no se dieron cuenta de que eras un vampiro de la clase especial a primera vista…
Lo que Aron en verdad quería decir era: "si no pudieron notar que Tsu-chan era un vampiro, una de las criaturas más conocidas en el mundo incluso por las personas que no creían en la magia y en las criaturas sobrenaturales, están más que graves".
- Déjame darle una miradita a los sistemas de seguridad que has mandado a implementar, ¿si Tsu-chan? - Sin esperar una respuesta concreta, el demonio se desvaneció por el pasillo, sonrisa cayendo para mostrar un ceño fruncido y ojos rasgados muy oscuros.
Era casi adorable ver a su sobrino hacer todo este desastre, aunque más que un desastre lo que estaba haciendo era solucionar problemas y buscando a quienes hacer que se quedaran con él. Tsu-chan no era más que un niño pequeño, incluso si tenía más años de lo que su apariencia sugería y había visto más cosas de lo que debería. Por lo que había podido notar, Tsu-chan se había vuelto más posesivo aún, inseguro y mucho más indolente de lo que era la última vez que lo vio.
¿Cuántas muertes de seres queridos había visto ya Tsunayoshi?
- Es tiempo de hacer una visita a cierto… ex-Director. - Murmuró para sí, marcando su próximo destino. Eso era algo que podía hacer, algo que podía hacer muy bien.
Por más que Sebastian lo cuidara, Tsuna había visto a varios amigos morir. Y si algo era ese mocoso, era que era un amor con sus amigos. Un amor, eso era lo que sus colegas lo habían llamado al conocerlo, luego del primer par de horas en donde el chico solo los había visto como un tigre cazando su cena, detrás de su hermano mayor. Para entonces todos los amigos vampiros que Sebastian había estado al tanto habían muerto. Para bien o para mal, los vampiros comunes no duraban mucho, aquellos pocos que Sebastian mantenía un ojo no fueron diferentes. Duraron más de lo que se pudiera esperar, pero…
- Una buena patada en tus partes nobles es lo que te mereces. - Murmuró para sí, entre dientes, frustrado.
Ese niño había sido inconsolable cuando las primeras muertes ocurrieron, habían pasado a su vista. Reacción completamente normal, pero las consecuencias no eran gratas. Sebastian y Tsunayoshi se mantenían juntos, el más pequeño metiéndose en cualquier lío casi a diario mientras que el mayor estaba bien con muchas cosas siempre y cuando no fuera grave o rompiera su moral, o Tsu-chan no terminara llorando.
No quería saber cómo habrían sido los primeros días en los que Tsu-chan se vio solo, pero podía imaginarse perfectamente que eso era lo que había afianzado ese "mi mascota" con tanta gente. Humanos, humanos… Bufo por lo bajo, divertido. Tsuna nunca tuvo que ver con nada para hacer amigos, eso dio unos cuantos dolores de cabeza.
Si Sebastian viera esto, estaria golpeandose contra una pared y llorando. El peligro de hacer estas cosas seguía siendo un problema que Tsuna no parecía ver y quizás nunca lo haría. A lo que viera la serpiente y perro gigante, Sebastian tendría una crisis. No por el peligro, ni siquiera por como Tsuna los consiguió, sino por cómo diablos iban a hacerle para mantener tales criaturas con tal estomago y tal tamaño.
Las historias del hombre lobo que Tsuna siempre iba a ver y a molestar serían cosas tontas en comparación. Suponía que-
- ¿Señor Aron? - Era la voz de un niño.
Al girar la cabeza, dio con un chico joven, con gafas, y sin nada de miedo. Solo la curiosidad y la confianza de que no le pasaría absolutamente nada, tal y como los nuevos amigos de su sobrino. Que dolor de cabeza.
- Hey. - Tenía cosas que hacer. Entre ellas sacarle toda la información posible a cierto viejo que no parecía ser un mago si ni siquiera tenía idea de que había un Basilisco dentro de su escuela. - ¿Necesitas algo?
Lo que más lo tenía alerta era la última alma que devoro. Era muy poca sustancia para ser un alma como tal. Había algo raro, y quería toda la información posible. No quería tener que usar sus poderes más de lo necesario, pero si hacía falta…
- ¿Cómo es ser un demonio? - Pestañeo varias veces ante tal pregunta curiosa. - ¿Y podría darme una idea sobre que podía gustarle a Tsu-nii?, eres su tio o algo así, ¿no? - Muy bien… ¿que se había perdido aquí?
- Voy a darle una visita a tu viejo director. - Que no iba a volver. Tsuna ya se había apoderado de este sitio por el momento, solo Dios sabrá porqué. - Si no te molesta acompañarme… - Porque la caminata iba a ser larga-
- Oh. - El chico no parecía sorprendido por esto. - Pedobear aun sigue aquí, vamos al bus. - ¿Al bus?
Se sintió como un perfecto idiota al dar con el bus que usaban los magos. Nunca lo había visto, nunca lo había usado, solo sabía que existía. Ver a la poca gente que había aferrada a sus asientos como si vieran a la muerte misma al subir lo dejó un tanto extrañado. Él había visto al Diablo mismo y no se había visto así. Claro que…
Rodó los ojos ante el demonio que intentó huir. Palabra clave:intento. Lanzó su espada como una daga y lo atravesó en el abdomen. No se suponía que usara su katana de tal forma, pero ya que era especial y necesitaba mantenimiento de todas formas… O tal vez no, pensó con una mueca al ver el metal con una superficie irregular al limpiar la sangre. Tendría que conseguir otra. Este era el problema con algunas clases de demonios y otro tipo de criaturas, los fluidos podrían desintegrar el arma o la carne y los huesos podrían dañar irreparablemente el metal.
- Pero qué tenemos aquí… - Alzó la vista solo para dar con un humano, bien vestido, ojos grandes viendo los cadáveres que se estaban desvaneciendo como meras sombras.
- Debes ser uno de los secuestrados. - Por fin, ya estaba harto de vagar buscando a esos humanos. La parte buena era que había conseguido bastante dinero y cosas raras de parte de los demonios que había matado. - No tengas miedo. - Agregó apresuradamente, buscando su placa antes de que el humano saliera corriendo como alma que lleva el diablo. Otra vez. Como odiaba cuando eso pasaba… - Soy un caza demonios, vine a rescatarlos, algunos colegas hacen lo mismo mientras hablamos. ¿Podrías decirme en donde están los otros?
Ladeo la cabeza ante el humano que dio un paso atrás antes de sonreír y acercarse, como si no hubiera pasado nada, ignorando por completo el ambiente diabólico que había. La sangre, la oscuridad, y los gritos y quejas de fondo. El infierno no era uno de los lugares más bonitos, al menos en esta parte.
- ¿Viniste hasta acá tú solo? - Asintió sin entender la repentina curiosidad. Usualmente había negaciones y gritos, porque no era humano…
- No te preocupes, no voy a lastimarte, vengo a salvarlos. - Realmente no quería tratar con los tratos que su "especie" le daba. - Eh, mis colegas no se sienten muy cómodos conmigo, suelo dejarlos atrás. - Era una media verdad.
La verdad es que prefería trabajar solo y sus colegas no confiaban mucho en él ahora. Igual seguía siendo uno de los mejores cazademonios de su rango. No era mucho, pero era algo. No era como si los demonios fueran a quererlo siendo un cazademonios y no era como si la mayoría estuviera cómodo con un demonio cerca. Tampoco era como si necesitara ayuda o como si soportara la compañía de cualquiera últimamente.
- ¿Es así? - ¿Por qué sentía que estaba siendo evaluado justo ahora? - Eres un demonio, ¿o mis ojos me engañan? - Y aquí vamos…
- No me voy a comer a nadie. - No pudo evitar soltar con mala cara, maldiciendo a su cola por delatar su malhumor.
- Es solo curiosidad, un demonio con una profesion asi no es-
- ¿Vamos por los otros? - No quería oírlo. No otra vez. - No creo que Lucifer esté muy feliz, tengo entendido que serán su sacrificio ceremonial o algo así. - No era como si pudiera detenerse a preguntar o algo así. Además: - No es buena idea quedarse en el mismo sitio por mucho tiempo. - No a menos de que quisieran una emboscada.
Las probabilidades eran bajas, había matado a casi todos los guardias de esta zona. Los prisioneros lo mataban con la mirada y más, pero no había venido por ellos. Si había algo que había aprendido en este viaje era que los que estaban presos aquí abajo era por algo, y no era una buena idea liberar a alguien sin saber porque. Si no fuera un demonio, estaría en el suelo desangrándose y esperando la muerte.
- Por supuesto, mil perdones. - Negó con la cabeza, diciendo que eso no era necesario. - Por aquí. - Al fin, pronto podría ir a casa y olvidarse de este fiasco.
Por un largo tiempo solo caminaron. El humano no corría asustado o comentaba nada cuando un demonio salía y lo eliminaba, solo lo miraba con curiosidad y sabía que luego de todo esto habría muchas preguntas. Al menos sería lejos de este lugar, gracias a Dios. Una preocupación menos.
Cuerpos, cadáveres, aparecieron en su campo de visión de un momento a otro, pero no se detuvo por más que unos segundos. Por más que quisiera negarlo, no era la primera vez que esto pasaba. La razón de que este grupo pereciera vino en la forma de varias celdas abiertas, y luego de lo que le había pasado a él sabía que tal cosa era una mala decisión.
- ¿No son tus colegas? - Pues si, si lo eran.
- No se puede hacer nada por los muertos. - Tan simple como eso.
El humano no le dijo nada más afortunadamente, eso no quería decir que fue mejor. No estaba seguro de cuántos grupos habían venido a este rescate, pero para cuando llegaron al sitio tuvieron que haber pasado por más de 15 personas muertas. Distintos motivos, pero todos siendo a causa de una pelea que no pudieron ganar, o al menos no ganar sin perder la vida.
- Espera, este lugar… - Trago profundamente, sin saber qué pensar al verse en un habitación muy grande y muy hermosa como para no ser de la realeza.
- Es buena la intención, pero la ejecución deja mucho que desear. - El humano solo le sonrió, siguiendo hasta sentarse en una mesa y chasquear los dedos. - Los humanos que buscaban fueron enviados de regreso, luego de una ardua investigación, hace… - El hombre tuvo el descaro de consultar con su reloj. - 45 minutos. Tus colegas, por otro lado, fueron tomados como intrusos y, por tanto, eliminados. Un aviso hubiera bastado, aquí se golpea y luego se pregunta, me temo. - Por supuesto que se preguntaba luego, con demonios eso era…
- ¿Vas a matarme? - ¿Por qué lo había traído aquí?, este tenía que ser el castillo de-
- ¿Por qué no te sientas un rato? - Un demonio femenino apareció con aperitivos y vino, dejando las cosas elegantemente en la mesa. - Solo estoy curioso, con tanto alboroto creí que habían dejado libre a alguno de los presos y fui a ver, no espere encontrar a un cazademonios… - Haciendo una palmada, recordando algo muy importante: - Ah, qué modales los míos. Soy Lucifer Morningstar, ¿un placer señor…?
- Kufufufu… - Arqueo una ceja ante el hombre con peinado de piña y un tridente. Al ver sus ojos de color diferente, sabia quien era.
- El niño no invitado. - Era casi un mito entre los demonios y las almas en pena. - ¿Mi sobrino también te agarró de mascota? - La mala cara del hombre lo decía todo. Aunque más que mala cara, era solo un gesto de encontrar fastidioso el nombre.
- Evito que me metieran en prisión. - Y había un grupo de gente con él. Vaya colección se había buscado Tsu-chan. Cielos. - Y me ha dado casa y su protección, ¿qué más se puede pedir?
- ¿No ser llamado tío Pedo o Pedobear? - Solo por la vena palpitante que apareció en la frente del chico con cabeza de piña sabía que era mejor no llamarlo de tal forma.
Lucifer iba a querer venir a ver este desastre. Tal vez ni siquiera tenía que venir como tal, el mundo mágico era un solo desastre. ¿Cómo era posible que un solo vampiro hubiera puesto todo boca arriba?, con todos los rumores que había oído en su camino, sabía que no solo era la escuela. Sakura no debía de haber ayudado, ella prefería el desastre y menos mal que no podía salir de su dimensión por mucho tiempo. Si lo hiciera, el mundo mágico se vería lleno de toda clase de criaturas mágicas solo por probarles un punto, cuidado y no traía a los zombies de Resident Evil. Nunca había que invitarla a Halloween. Nunca.
- Aron. - Mejor salir de las presentaciones. - ¿Ustedes son? - Tenía el mal presentimiento de que esto se repetiría tanto que no sabría en donde inició.
Todo fue relativamente bien hasta que oyó:
-... Potter, Harry Potter. - La gente blanca como una pared como si hubieran visto lo más horrible que pudiera haber y siguen viéndolo, no ayudaba en nada.
Harry Potter. El tal "niño que vivió". Aquel a que toda la comunidad mágica le había atribuido la derrota de un mago oscuro, el último que había surgido, un tal Voldermort. Las noticias habían llegado como cosa sin importancia en muchos lugares. Después de todo, era solo un mago oscuro, seguidores o no, otro más en todo caso. La comunidad mágica de magos se haría cargo de él como habían hecho antes.
No era problema de nadie más, y lo del niño que vivió parecían más inventos que cualquier otra cosa. Por favor, un infante eliminando a un mago… era como oír que un ratón se comió un león. Ridículo.
- ¿Me permites...? - Se apagó, sin saber cómo explicarse, señalando la frente del chico.
Quizás no era tan ridículo, solo malentendido. Si los magos habian caido tan bajo como para creer algo tan tonto sin verificar al menos, y poniendo tanta presion en alguien que habia perdido todo ese dia…
- Hmmm… - Si, un completo malentendido. - Necesito hacer una parada a Londres, una extra, ¿hay algún problema en hacerlo lo más pronto posible? - Técnicamente esto no era parte de su trabajo o su problema…
Tampoco era de su sobrino y se había adueñado de un castillo con siglos de antigüedad. No estaba tan al corriente de las noticias de la comunidad de magos, o muchas noticias en general, pero tampoco era un completo ignorante.
Lucifer definitivamente iba a estar encantado con este nivel de estupidez y desastre en general. Muy, muy encantado. Se iba a reir al punto de dolerle el estómago, estaba seguro.
