Nada de Katekyo Hitman Reborn o Harry Potter me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


Magic's Games

Capítulo 27

- Pero qué terrible pesadilla… - No volvería a tomar ese té antes de dormir.

Buscó sus lentes en dónde siempre, pero extrañamente no los encontró. Debido a esto, miró a su mesita de noche solo para encontrarse con que esa no parecía ser su mesita de noche. De hecho, no parecía una mesita de noche.

- Veo que ha despertado, ¿cómo se siente?, y dígame cuál es su nombre, por favor. - ¿Eh?

- Bien, todo bien, ¿puedo preguntar quién es usted señora…? - No recordaba haber contratado una mucama.

- Enfermara Doris, a su servicio. ¿Nombre? - ¿Enfermera?, ¿enfermera?

- Perdón, pero creo que hay un malentendido, no recuerdo haber contratado una enfermera… - Solo a Poppy, no hacía falta-

- Es porque no lo hizo. Ahora deje de desviar el tema y dígame su nombre. - El golpeteo de un lápiz contra algo comenzó a escucharse a ese punto, denotando la impaciencia de la señora.

- Albus Dumbledore, director de Hogwarts y-

- ¿Edad? - Interrumpió la señora, como si no hubiera dicho nada de importancia.

- ¿Es esto realmente necesario?, ¿y sabe dónde están mis lentes? - Con solo su nombre debería de saber todo lo necesario y dejarlo ir, ¿no?

- Aquí tiene. - Gracias, gracias… Uh, esto no era Hogwarts. ¿En dónde estaba…? - Responda todas las preguntas y nos evitaremos un problema, es procedimiento. - Ante el mal de ojo de la dama, no creía que fuera conveniente llevarle la contraria.

Fueron largas horas de exámenes y dudas, porque nadie quería decirle que pasaba. Nadie. Y por más que intentará indagar, nadie le decía nada. No estaba Minerva, o siquiera Severus, y su varita no estaba en ningún lado. En todo caso, casi no veía varitas. Todo era casi… no mágico, lo cual no ayudaba a sus nervios.

- Muy bien, parece que no tiene nada, lo cual, dadas sus circunstancias, son muy buenas noticias para usted. Una última pregunta: ¿tiene algún familiar o sitio dónde quedarse? - ¿Perdón?

- En Hogwarts, por supuesto, soy el Director. - Quién sea que le estuviera jugando esta mala broma-

- No, usted ya no es el Director. Fue destituido hace 5 meses para ser exactos. - Qué.

- Tiene que haber un error-

- Señor Dumbledore, ha estado en coma por 7 meses, muchas cosas han cambiado y déjeme decirle que usted ya no es el Director de esa escuela. De hecho, no le recomendaría poner un pie allí. - Tenía que haber un error, un error.

- Quiero hablar con el Ministro. - El Ministerio arreglaría todo esté enredo, y pondría-

- El Ministro Morningstar es un hombre muy ocupado, pero podemos hacer el intento de contactarlo por usted si le parece bien. - El Ministerio qué. - Le dije que muchas cosas han cambiado, Dumbledore. - Recordó la enfermera con cara de pocos amigos.

- ¿Y Barty? - ¿Y quién demonios era Morningstar?

- Renunció súbitamente cuando el Director de Hogwarts anunció que quería conocerlo. - Qué.

- ¿Y quién es el Director de Hogwarts supuestamente…? - Porque él no había renunciado, y si todo esto era verdad, debía de ser Minerva o Severus, estaba segu-

- Muchos lo llaman Monokuma, se desconoce su verdadero nombre, me temo. - Eso no tenía nada de sentido. - No se va a discutir con quién ha puesto al mundo mágico pies arriba, y más cuando acabo con el señor oscuro.

- ¿Harry Potter? - ¿Ya?, ¿pero y los horocruxes?, ¿y-

- El chiquillo vive con el director y familia, pero no. Tómese unas vacaciones, viaje, tomela con calma, recuerde sus años, porque francamente nadie quiere que vuelva a estar en coma, es en serio. - Finalmente: - ¿Tiene a dónde ir o debemos solicitar su ingreso al asilo mágico?

Un par de días después, tomando nuevos medicamentos para el corazón, finalmente encontró a Severus.

- Oh. - Eso fue toda la reacción del hombre al ver al antiguo director, un niño de pelo blanco con él, llevando lo que parecía ser una escoba nueva. - Veo que se recuperó, en hora buena, Albus.

- ¿Ese es el antiguo Director? - El chiquillo no tuvo ningún impedimento en preguntar tal cosa.

- Si Draco. Qué raro que no nos hubieran informado, pero supongo que tu hermano mayor hubiera ido a terminar el trabajo. Sabes cuánto le desagrada… los manipuladores. - Terminó el hombre con una mueca.

- Severus, dime que todo esto es una broma. - Señalo a lo que se supone que era el callejón Diagon, y parecía solo otra parte de Londres. Solo con zombies y plantas mutantes que de broma se toleraban o se empezaban a matar entre si.

Ollivanders ahora era un club deportivo con un zombie gimnasta como dueño.

- Tío, si ve a la policía creo que tendremos que llamar a servicios funerarios. - Fue la "dulce" observación del muchacho hacia su tío, quién asintió a regañadientes.

- Será mejor que se mude de país, y pase el restos de sus días en relajación Albus. El mundo mágico ya no es el mismo, tiene… nueva dirección. - A Draco: - Vamos, se nos hace tarde y si llegas tarde a matemáticas otra tu madre no me va a dejar en paz. Ella cree que sé mucho más que ella en el tema y me temo que no… - ¿Matemáticas?

El Ministerio no fue mejor. De hecho, fue tan malo que no lo reconoció las primeras tres veces. ¿La razón?

Tres cuartos de la edificación era con estructura futurista. Lo que faltaba tenía bar, salón de eventos, y una pista de baile. Y estacionamiento y piscina. Las demás ediciones no eran muy diferentes. No había nada del viejo ministerio.

En la entrada de cada edificio había elefantes con baritas rojas. Nadie se les acercaba nada más que para darles mani.

La razón por la cual no entraba es que, por alguna razón, había gente con alas, cuernos y cola entrando y saliendo con traje formal y libros de leyes en conjunto con magos y otras criaturas mágicas que jamás se le hubieran permitido poner un pie en el territorio de los magos, incluyendo centauros.

- Oh, ¿cliente?, ¿servidor?, ¿en qué puedo ayudarle caballero? - Nada, ya se iba, ya se…

- Estaba buscando a Barty, el Ministro, pero veo que ha habido un… - Miro lo que se suponía que era el Ministerio de Magia, dando con mas pajaritos pequeños amarillos que antes. - cambio bastante grande.

- ¡Oh!, no, el señor Barty ya no trabaja aquí, creo que se fue a Australia si no mal recuerdo. - Australia. Con razón no daba con él en ningún lado. - Pero puede hablar conmigo, no hay nada que no pueda resolver. - Aseguró el hombre con una sonrisa de oro.

- Oh, gracias… - Pero ni sabía quien era, y… bueno, no perdía nada…

Y así fue como terminó hablando con el hombre en una oficina, bebiendo té y galletas. El hombre era muy atento, extrañamente.

- Debe ser muy confuso despertar y conseguirse con todo esto. - No tenía ni idea. - Esta sociedad había estado estancada por mucho tiempo, era más que hora que hubiera un cambio. No solo los muggles deben mirar el futuro, ¿sabe? - Pero eran tradiciones que se habían mantenido por cientos de años, no podían venir y tirar todo eso al suelo. - Mi consejo es que se retire, disfrute sus últimos años y no se preocupe por nada. El señor oscuro ya no existe y todos sus seguidores han sido… tratados apropiadamente. Se ha realizado una limpieza exhaustiva de todas las edificaciones gubernamentales para la eliminación de objetos y encantamientos oscuros, el currículum de las escuelas ha cambiado y ahora los magos tienen muchas opciones para sus carreras futuras, e incluso se ha añadido un sistema de seguridad bastante robusto, si me preocupa. Así que, en general, no tiene nada por el que preocuparse Albus.

Ah.

- Como Ministro de Magia le puedo asegurar que tomo mi trabajo muy en serio, por más que no me agrade, nadie se escapa de mis garras una vez que caen en ellas, ¿sabe?

La única razón por la cuál no salió volando de allí era porque no podía usar aparición allí. La imágen de los cuernos, los ojos rojos y todo eso que daba terror quedaría siempre plasmada en su mente y lo perseguiría por el resto de sus días.

- Hasta luego, que pase un buen dia~

Eso no era humano, y ni siquiera era un ser mágico que conociera.

Su siguiente meta era el banco, iba a tomarse unas vacaciones mientras decidía qué hacer.

- Qué pasó. - Todo había cambiado, todo.

- Un pequeño vampiro fue lo que pasó, profesor. - Fue la respuesta cansada de uno de los pequeños seres que eran sumamente peligrosos si intentabas robarles algo. - ¿Cuál era su bóveda?, ¿o tiene su llave?

Ya ni siquiera podía visitar su bóveda.

- Ah, no, allí no hay nada. ¿Tiene otra?

- Disculpa, ¿dijiste que no había nada? - Tenía que ser una broma, una horrible broma.

- Así es, muchas personas quedaron sin nada por la limpieza que se realizó, usted debe ser una de ellas. ¿Tiene idea de cuántos objetos malignos destruimos?, por algo ya no se les permite acceder a sus bóvedas directamente.

- Pero-

- Nuestras políticas cambiaron. Si no está de acuerdo, adquiera los servicios de otro banco. Aquí tiene las nuevas cláusulas. - Eran al menos 50 hojas. Y… ¿no pergamino? - Nueva política, la gente prefiere el papel carta hoy en día.

En general, se vio solo con un pequeño porcentaje de sus ahorros, más pastillas para el corazón, y cero simpatía por nadie.

Ah, y conociendo las nuevas leyendas locales que no se iba a quedar a conocer si eran verdad o no.

Por el bien de sus ahorros y su integridad, iría lejos, muy lejos, tan lejos le dejara ir lo que le quedaba de dinero antes que ni eso tuviera.