A/N: Sé que hace casi dos años que no actualizo esta historia pero me he propuesto continuarla. He acabado examenes y cosas de la uni así que tengo algunos días para relajarme y escribir. Este capítulo es más corto de lo normal porque quería publicar algo cuanto antes, pero no os preocupéis. Ya tengo casi terminado el siguiente.

Por cierto, gracias a todos por el apoyo que habéis dado a esta historia. ¡Me hace muy feliz! :)

Como siempre, hacedme saber si hay algún error o si los personajes no actuan como ellos mismos. Y eso sería todo, ¡espero que os guste el capítulo!


"¿Harry? ¿Qué estás haciendo aquí?" La voz procedía de algún lugar por encima de su cabeza, pero al muchacho, todavía medio dormido, le sonaba muy lejana. "¿Harry?" Repitió la voz. "¿Ha pasado algo?"

El tono de preocupación acabó por despertarle y le hizo abrir los ojos. La luz del sol que entraba desde la ventana le deslumbró y provocó que volviera a cerrarlos inmediatamente.

"¿Ron? ¿Qué…?"

"Te he preguntado si ha pasado algo. A Snape, quiero decir. Has dormido aquí en vez de hacerlo en la enfermería. Y no nos has despertado para que fuéramos nosotros."

"Oh…" Harry se incorporó despacio, tratando de evitar que el aire frío entrase dentro de las sábanas.

Ron y Hermione se encontraban junto a él, mirándole con curiosidad y un deje de inquietud. Aquello puso el cerebro de Harry en movimiento, provocando que las imágenes del día anterior inundasen su mente.

"En realidad, sí que ha pasado algo" Dijo, sonriendo. "Ha despertado. No os lo dije por qué ha sucedido de madrugada y necesitabais descansar. Pero sí, ha despertado." Repitió, y su sonrisa se ensanchó.

"¡Oh!" Exclamó Hermione, sentándose en la cama. "Qué buena noticia. Me alegro mucho, de verdad."

"Yo también." Dijo Ron, colocándose junto a ella. "¿Cómo se encuentra? ¿Está bien? "

Harry asintió.

"Bueno, dinos qué pasó... ¿Hablaste con él?"

"Sí, hablé con él. Aunque no estoy muy seguro de sí la cosa fue bien o no…"

Comenzó a explicarles lo sucedido, mientras sus amigos escuchaban en silencio.

"… y bueno, eso ha sido todo. Era tarde y él necesitaba descansar. ¿Qué pensáis?"

Ron estuvo callado durante unos instantes, poniendo en orden sus pensamientos.

"Teniendo en cuenta que es Snape de quien estamos hablando," Dijo finalmente, "creo que la conversación podría haber ido mucho peor."

Aquello hizo sonreír a Harry.

"Tienes razón."

"Suelo tenerla." Bromeó él. "Pero, ahora en serio, no te preocupes si no fue el reencuentro perfecto. Todos sabemos cómo es Snape… Y no creo que vivir una guerra le haya vuelto más simpático."

Hermione asintió.

"Estoy de acuerdo con Ron. Además, ha sido solo la primera conversación. Dale tiempo."

"Exacto ." Continuó Ron con confianza. "Piensa que qué te muerda una serpiente no es una experiencia muy agradable. Seguro que todavía le dolían las heridas y se sentía un poco perdido. Tú prueba a volver a ir hoy otra vez y ya verás como va mejor."

Harry les sonrío.

"Gracias. En realidad, ya había pensado en volver a ir: la señora Pomfrey me dijo que después de comer podría hacerlo. Así que espero que tengáis razón y todo vaya mejor esta vez."

"Como he dicho," Le recordó Ron, con una sonrisa, "suelo tenerla. Y ahora, ¿podemos vestirnos e ir a desayunar? Me rugen las tripas."

"Yo estaba pensando en ir a ver a Hagrid." Intervino Hermione. "¿Os apetece almorzar ahí?"

"Hermione…" Ron la miraba con espanto. "¿Se te han olvidado sus pasteles que parecen piedras? No podemos comer nada de lo que él cocine."

Claro que no. Mi plan era coger un par de bocadillos de las cocinas antes de ir. Pero Hagrid me dijo ayer que ya había arreglado su cabaña y que quería enseñárnosla. Podríamos ir y tomar el desayuno ahí."

Ron sopesó aquellas palabras, recordando que la casa de Hagrid había sido destruida durante la batalla.

"Vale, suena bien. Pero que sean más de un par de bocadillos, ¿eh?"

Sonriendo ante el apetito de su amigo, Harry se levantó de la cama y empezó a rebuscar por su baúl.

"Me parece una idea genial." Dijo mientras lo hacía. "Pero tengo que ducharme. ¿Quedamos en las cocinas en veinte minutos?"

"Perfecto. Pero asegúrate de coger una chaqueta." Le sugirió Hermione. "Aunque haga sol sigue haciendo frío"

"Sí, tienes razón, gracias." Dijo Harry, recogiendo un abrigo del fondo del baúl. "Vale, creo que ya lo tengo todo. Nos vemos en un rato en las cocinas. ¡No lleguéis tarde!"


Al cabo de veinte minutos, ya vestido y con el cabello todavía húmedo, Harry se unió a sus amigos en las cocinas de Hogwarts. Recordaba lo extraño que se le había hecho la primera vez que entró en ellas después de la Batalla: algo tan normal como las ollas burbujeando y el aceite hirviendo se sentía fuera de lugar en medio del castillo silencioso y destrozado. A pesar de ello, los supervivientes habían necesitado reponerse de la lucha y comer algo con urgencia después del esfuerzo y las energías gastadas. Así que los elfos domésticos habían regresado a las cocinas y se habían puesto manos a la obra para proporcionar el alimento que todos requerían.

Desde entonces, Harry no podía evitar una punzada de dolor cada vez que les observaba, recordando a Dobby y todo lo que su amigo había hecho por él. Si aquella guerra había acabado bien, era en gran parte gracias al valiente elfo doméstico.

"¿Quieres estos de aquí?" La voz de Ron le sacó de sus pensamientos.

"¿Mm?"

"Los bocadillos, Harry. ¿Te apetecen estos de aquí?"

Su mirada se posó en la bandeja que Ron estaba apuntando con el dedo. En ella se encontraban unos bocadillos de jamón y queso, y su estómago rugió al verlos.

"Me tomaré eso como un sí." Sonrió Ron, cogiéndolos y metiéndolos en una bolsa de papel donde ya estaban los suyos y los de Hermione.

Harry miró a su alrededor y vio a su amiga acercándose.

"¿Os apetece algo dulce también?" Les preguntó. "He encontrado estas magdalenas de chocolate. Tienen buena pinta."

"¡Y tanto que tienen buena pinta!" Asintió Ron, observándolas. "Gracias. ¿Tú quieres una, Harry?"

"¿Eh...? Sí, sí, va bien."

Ron y Hermione intercambiaron una mirada.

"¿Pasa algo?" Preguntó ella. "Estás distraído desde que hemos entrado."

"No, no pasa nada." Dijo Harry, mordiéndose el labio. "Es solo que… Estaba pensando en Dobby. Casi puedo verle ahí, junto a los demás elfos."

Aquello provocó que Hermione agachase la cabeza y que Ron le pusiera una mano en el hombro.

"Seguramente nos seguirá pasando durante un tiempo." Dijo, con los ojos tristes. "Y no solo con Dobby, sino con los demás también. Hay días que me parece ver a Fred por el rabillo del ojo…" Reconoció. "Sé que suena extraño, pero me reconforta. Es como si una parte de ellos siguiera aquí.

Esas palabras llevaron a Harry a pensar en la Piedra de la Resurrección. Él había podido ver a sus padres, a Sirius y a Remus, por última vez. Incluso llegar a despedirse de ellos. Pero Ron no había tenido aquel pequeño consuelo y, por un momento, estuvo tentado de hablarle sobre ella. Sabía que se encontraba en medio del Bosque Prohibido, cerca del lugar donde se había entregado a Voldemort, dispuesto a morir. Si quisiera, no sería demasiado difícil encontrarla de nuevo. Pero no tenía muy claro si aquello era una buena idea. Podía ser injusto e incluso cruel, pero Ron nunca se había caracterizado por su fortaleza mental y Harry no quería arriesgarse a perderle en el pálido reflejo sus seres queridos.

De modo que tragó saliva y asintió.

"Entiendo lo que dices. Es triste, pero ayuda de algún modo."

"A mí también me pasa." Reconoció Hermione. "El otro día, una de esas sanadoras que han venido de San Mungo pasó por mi lado, aquella que tiene el pelo rosa. Mi mente automáticamente me recordó a Tonks y os juro que pude ver su cara en la de esa chica durante un par de segundos."

"Merlín…" Ron se pasó la mano por el rostro. "Estamos hechos un desastre. Menos mal que, al menos, podemos entendernos mutuamente."

"Eso es verdad." Dijo Hermione, todavía con tristeza, pero también afecto en los ojos.

Harry les observó, aun pensando en Dobby, pero sintiéndose algo mejor. Ron captó su mirada y esbozó un atisbo de sonrisa.

"Venga, alegra esa cara, Harry, que hoy no tengo ganas de estar triste. Ya me he cansado de ello." Dijo, intentando animarle. "Dejemos de pensar en estas cosas y disfrutemos del día. Que hace sol y tenemos buena comida para desayunar."

"Tienes razón, Ron." Asintió Hermione, guardando las magdalenas en la bolsa. "Me gusta este optimismo."

"Me alegro." Sonrió él. "Porque ya verás: hoy será un buen día. ¿Tú que dices, Harry?"

El chico podía ver el esfuerzo que sus amigos estaban haciendo por levantar la moral y decidió no llevarles la contraria. Si alguien se merecía un poco de felicidad eran ellos tres. Quizás, por ahora, solo podían conseguirla de aquel modo: no dejando ganar a la tristeza por unas horas y obstinándose en encontrar la alegría donde ésta se escondiese. Pero Harry esperaba que con el tiempo fuera más sencillo. De modo que asintió y esbozó una pequeña sonrisa.

"Está bien." Dijo, finalmente. "Tengamos un buen día."


A/N: Gracias por leer y espero que os haya gustado :) ¡Hasta la próxima!