A/N: Hola a todos, ya vuelvo a estar aquí :) Este es un capítulo más corto de lo normal porqué el siguiente será bastante largo. Puede que tarde en publicarlo porqué quiero que quede perfecto así que quizas lo re-escribiré cien veces antes de quedar satisfecha... Como no quiero haceros esperar tanto tiempo, he decidido subir esto. Espero que os guste


Le llevó algunos minutos llegar hasta el lugar donde empezaba el Bosque Prohibido, y luego unos cuantos más en caminar hasta el claro en el que se había entregado a Voldemort, pero una vez estuvo ahí, la Piedra no fue difícil de encontrar.

Recorrió varias veces con la mirada el suelo lleno de raíces, hierba y tierra, hasta dar con una piedrecilla negra como el azabache que reflejaba la luz del sol en un modo diverso a las demás. Se inclinó para recogerla y la observó entre sus dedos. La marca de las Reliquias de la Muerte seguía ahí, al igual que el corte que la atravesaba en vertical, marcando el lugar donde Dumbledore había destrozado el Horrocrux. Se había preguntado si al verla sentiría el deseo de invocar a sus padres, a Sirius y a Remus otra vez, pero de momento no estaba sucediendo. Había sido diferente aquella noche; Harry había estado dispuesto a morir. Ahora, sin embargo, que tenía una vida y un futuro por delante, era consciente de que ellos no tenían cabida en el mundo de los vivos. Sería inútil e injusto obligarles a pasar más tiempo del necesario allí. Se preguntaba si los Weasley serían capaces de entenderlo también.

Aparcando esos pensamientos por el momento, se guardó la Piedra en el bolsillo y se giró para observar el resto del claro. Era extraño pensar que hacía menos de dos semanas Voldemort y sus seguidores habían estado justo ahí, esperándole. Si se concentraba, era capaz de verle justo frente a él, con sus ojos rojos y su cara de serpiente, apuntándole con la varita y golpeándole con la maldición letal por segunda vez en su vida. Todavía no podía creerse que hubiera estado dispuesto a morir y que, de hecho, hubiera muerto. Le parecía demasiado insólito como para ser cierto, pero sabía que así había sido. Si cerraba los ojos podía ver el rayo de luz verde acercándose antes de que todo se volviera negro.

Sacudió la cabeza, intentando concentrarse en lo que tenía que hacer a continuación. Ya tendría tiempo para pensar en esas cosas más adelante. De modo que dejó el claro a sus espaldas y comenzó a andar en dirección a Hogwarts.

Se encontraba a medio camino cuando se dio cuenta de que no había avisado a sus amigos todavía. Rebuscó en su bolsillo hasta dar con la moneda del E.D.

"He hecho lo que tenía que hacer. Ya estoy volviendo a la Sala Común. H"

La respuesta de Ron y Hermione no se hizo esperar. Unos segundos más tarde, la moneda vibró de nuevo mostrando el siguiente mensaje:

"De acuerdo, Harry. Nosotros ya casi estamos. Te esperamos aquí. R&H"

Leyó aquellas palabras y apretó el paso, intentando darse prisa. Estaba empezando a ponerse nervioso, consciente de lo que tenía que hacer aquel día. Un funeral ya era algo triste y agotador, pero tener que decidir qué hacer con la Piedra y, quizás, explicarle a los Weasley que podían hablar con Fred, pero solo durante unos minutos, era algo extremadamente estresante. Aun así, si pensaba que podría ayudarles lo haría sin miramientos: los Weasley se lo merecían.

Siguió absorto en sus pensamientos, debatiendo que hacer, mientras sus piernas le llevaban a la entrada del castillo y luego más allá, hasta llegar a la Sala Común de Gryffindor.

Ron y Hermione, conversando en voz baja y vestidos con túnicas negras y elegantes, le esperaban sentados en las butacas.

"Ya estoy aquí." Dijo Harry, pasando por el hueco del retrato.

Sus amigos levantaron la mirada al verle y le saludaron al unísono.

"Te hemos dejado la ropa encima de la cama." Le dijo Hermione, señalando en dirección a la habitación. "Y te he cogido también algunas prendas extra por si nos quedamos unos días en la Madriguera." Le enseñó su bolsito de cuentas, que había teñido de negro para la ocasión.

Harry lo vio y asintió, agradeciendo la capacidad de su amiga para pensar en todo.

"Gracias. Pues voy a cambiarme y ahora vengo."

Cinco minutos más tarde, vestido con una túnica similar a la que había llevado durante el funeral de Dumbledore, Harry bajó las escaleras de la Sala Común para reunirse con sus amigos.

"¿Listos?"

Ron y Hermione asintieron, pero Harry podía ver el nerviosismo en sus rostros.

"Sí, sí…" Dijo Ron. "Venga, vámonos."

Harry podía ver cómo le temblaban las manos.

"Ron."

Su amigo levantó la mirada.

"¿Mm?"

"Vamos a estar bien. ¿Vale? Lo dijiste tú mismo ayer."

Ron tragó saliva.

"Lo sé, lo sigo pensando, pero… Ahora tengo un poco miedo… Solo de pensar en volver a casa y ver sus cosas por ahí y que él no esté…" Se estremeció. "Y tener que aguantar las miradas de todos esos Weasley que ni me acuerdo de cómo se llaman. Sus susurros y sus 'lo siento mucho' y-"

Hermione le puso una mano en el hombro, intentado frenar aquellos pensamientos.

"Ron. Ellos no importan, ¿de acuerdo?" Dijo con suavidad. "No estamos haciendo esto por ellos. Sino por Fred. Y también por tus padres y por tus hermanos. Necesitan esto. Y tú también. He estado leyendo sobre la pérdida y…"

"Hermione…" Suspiró Ron.

"No, escúchame. Sé que no se pueden aprender ciertas cosas de los libros, pero en este caso creo que es importante saber a qué nos estamos enfrentando. Y en todas partes dice que es muy importante hacer un funeral o algún tipo de ceremonia para despedirse y poder seguir con el luto. De verdad, el cerebro funciona así."

Ron abrió la boca para responder, pero Hermione continuó hablando.

"Mira, sé que… Sé que es una situación completamente diferente, pero a mí me ayudó. Cuando… cuando murió mi abuela, no fui capaz de entender que estaba pasando hasta que no fui a su funeral. Y fue bonito en cierto modo. Ver a toda esa gente ahí que la quería, oír historias sobre ella, reír y llorar con anécdotas de su vida…"

Ron tragó saliva.

"Visto así… Puede… Puede que tengas razón."

Hermione le sonrió con tristeza.

"Mira, a mí también me asusta. Pero vamos a estar juntos. Olvídate de esos familiares que no importan. Los que de verdad queríamos a Fred vamos a estar ahí, apoyándonos. Despidiéndonos de él."

Ron asintió, poco a poco y, Harry, que había estado observando el intercambio sosteniendo la Piedra entre sus dedos, la dejó caer de nuevo en el bolsillo. En algún momento, había llegado a pensar que Ron era el más débil mentalmente de los tres. Se avergonzaba de ello, pero cuando les había abandonado en medio de su búsqueda de los Horrocruxes había sido sencillo enfadarse con él y creerlo. Lo ocurrido durante la Guerra y también después de ella, le había demostrado cuan equivocado estaba. Ron siempre había sido el corazón del trío, pero ahora era también el ancla que los mantenía de pies en la tierra. Quien evitaba que el dolor y la pérdida los arrastrase. Por eso dolía tanto ver la tristeza en sus ojos. Harry suspiró, deseando ser capaz de escoger la opción correcta.

"Hermione tiene razón." Dijo finalmente. "Y vamos a estar contigo todo el tiempo. No tendrás que afrontar esto solo."

Ron le miró con afecto en sus facciones.

"Gracias. A los dos. No sé qué haría sin vosotros."

"Te las apañarías." Bromeó Hermione, intentando animarle.

"No estoy tan seguro…" Replicó el chico, aunque parecía más tranquilo. "Está bien." Suspiró Ron. "Supongo que deberíamos ir tirando. No vayamos a llegar tarde…"

"Sí, tienes razón." Asintió Hermione levantándose de la butaca.

Después de comprobar que lo tenían todo, los tres amigos salieron de la Sala Común y, con paso decidido, emprendieron el camino hacia los terrenos de Hogwarts.


La gran puerta de hierro que marcaba la entrada de Hogwarts parecía pequeña desde la distancia a la que se encontraban. Ron entrecerró los ojos para poder observarla con más claridad y calculó que todavía tardarían unos minutos en llegar hasta ella.

"Harry." Dijo rompiendo el silencio. "Sé que no podías decirlo antes, ¿pero puedes contarnos ahora qué es lo que has ido a hacer esta mañana?"

Era evidente que lo que había empujado a Ron a hacer esa pregunta había sido la necesidad de una distracción, y, aunque Harry quería dársela, no estaba seguro de qué contestarle. Todavía no había decidido qué hacer con la Piedra.

"Eh… He ido a hablar con Snape, necesitaba su consejo sobre… Una cosa. Y luego he ido a hacer esa cosa…" Calló de pronto, dándose cuenta de lo estúpido que estaba sonando. "Lo siento, sé que es raro y no quiero tener secretos con vosotros, pero todavía no puedo deciros exactamente que he estado haciendo. Es importante que no lo haga."

Ron suspiró.

"Confío en ti, Harry. Si dices que no puedes contárnoslo entonces será verdad. Pero prométeme que no estás en peligro. La última vez que desapareciste sin explicarnos que estaba pasando… Bueno, digamos que cuando te volvimos a ver estabas en brazos de Hagrid y Voldemort proclamaba a los cuatro vientos que te había matado." Tragó saliva para deshacer el nudo en la garganta. "No quiero volver a pasar por eso, ¿vale?"

"N-no, por supuesto que no." Aquello le había hecho sentirse culpable. No se había parado a pensar en lo traumática que esa escena debió de haber sido para sus amigos. "No es nada de eso, de verdad. No hay nadie en peligro. Eso solo que… quiero hacer una cosa que podría ayudar a alguien, pero también podría empeorar las cosas. Y no sé qué escoger."

Ron le observó durante algunos segundos, pensativo. Harry casi podía ver los engranajes de su mente moviéndose.

"Ese 'alguien', ¿soy yo? ¿Por eso no lo puedes decir? ¿Por eso has ido a hablar con Snape, en vez de pedirnos consejo a nosotros?"

Harry, que había abierto la boca para negarlo, se dio cuenta de qué no tenía sentido hacerlo y la volvió a cerrar.

"Sí…" Dijo finalmente. "Eres tú. Tú y los demás Weasley." Se mordió el interior de la mejilla, escogiendo sus siguientes palabras con cuidado. "Lo siento… Me gustaría poder explicarte que es lo que estoy pensando hacer, pero no creo que sea buena idea hacerlo ahora mismo. Quiero ayudar." Continuó, "Ayudaros a lidiar con… todo esto. Pero quizás lo empeoro. Por eso no he dicho nada hasta ahora. Quiero esperar a hablar con tu familia y ver cómo están antes de tomar una decisión. Pero aun así no sé si va a ser la adecuada. Snape ha dicho que… que debería fiarme de mí mismo. Que elija lo que elija será la opción correcta. Pero no estoy tan seguro."

Ron le miró durante unos instantes, mientras el corazón de Harry latía con fuerza. Tenía miedo de haber dicho demasiado, de que Ron no le entendiera, de que le pidiera explicaciones o de que le dijera que se metiese en sus propios asuntos. Pero el muchacho simplemente continuó observándole y cuando habló lo hizo con delicadeza, como si temiera asustarle.

"Entiendo. Estás decidiendo si merece la pena el riesgo antes de hacer nada…" Ron suspiró. "Mira, Harry. Si estás intentando ayudar, hagas lo que hagas te lo agradeceré. Y sé que mi familia también. Si pudiera votar, votaría que sí a lo que sea que estés planeando. Lo único que me sabe mal es que tengas que cargar con esta decisión tú solo."

Ante aquellas palabras, irónicamente, Harry sintió como un gran peso desaparecía de sus hombros. Todavía no estaba seguro de qué debía hacer, pero contar con la aprobación de Ron ayudaba y mucho.

"Gracias, Ron. De verdad. Te prometo que en cuanto tome una decisión te lo diré enseguida. Os lo diré enseguida." Añadió, mirando a Hermione.

La chica, que había permanecido en silencio hasta entonces, le observaba detenidamente con un brillo en la mirada. Harry se dio cuenta entonces que reconocía aquella expresión. Solía aparecer en las facciones de su amiga cuando resolvía un acertijo o sabía la respuesta a una pregunta. Y, en aquel momento, Harry estuvo seguro de que Hermione había deducido que estaba hablando de la Piedra. Le hubiera gustado preguntarle qué pensaba ella, si creía que era una buena idea. Pero con Ron delante no podía hacerlo.

"Ahora no te preocupes por esto." Añadió Harry, volviendo a centrar su atención en su amigo. "Tú concéntrate en lo que tienes que hacer hoy. En estar con tu familia. ¿De acuerdo?"

Ron asintió y miró hacia delante, hacia la gran puerta de metal que se encontraba frente a ellos.

"Vale, Harry. Lo intentaré."

Habían llegado al final de los terrenos de Hogwarts y su corazón empezó a latir con fuerza, consciente de lo que le tocaba por vivir en las siguientes horas.

"¿Listos?" Preguntó Ron, en dirección a sus amigos.

Harry y Hermione estaban más pálidos de lo normal, pero podía ver la determinación en sus facciones. Asintieron y comenzaron a caminar hacia delante, cruzando la puerta. Antes de seguirles, Ron se volvió una última vez hacia Hogwarts. La escuela, bañada por el Sol, transmitía serenidad y calma. Nadie hubiera podido decir que solo unos días antes había sido el escenario de una Batalla que había arrancado vidas y provocado tanto dolor y tristeza. Sacudió la cabeza, girándose hacia sus amigos.

El sol del mediodía iluminaba la puerta y creaba sombras que caían sobre el camino frente a ella, oscureciéndolo. Harry y Hermione le esperaban ahí, con sus varitas en la mano, preparados para aparecerse. Ron rebuscó en su bolsillo hasta encontrar su propia varita. Luego respiró hondo, calmando su corazón. Un instante después, les siguió.


A/N: Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que os haya gustado aunque haya sido cortito.

Quiero agradeceros los mensajes de apoyo que he recibido, así como las review y los favs/follow. Me animan y dan una pequeña alegría cada vez que me llega una notificación alertándome de ellos. Así que muchas gracias :)

Que tengáis un buen día y nos vemos en el próximo capítulo ❤