Separadores que encontrarás en esta historia:
FFFFF - Cuando se narra un flashback o algo relacionado con el pasado de un personaje.
PPPPP - Cambio de escena. Ya sea que los mismos personajes estén en un ambiente diferente o que se relate una situación distinta, con otros personajes y en otro lugar.
SSSSS - Un personaje está soñando.
"Te asesiné... ¿Y ahora vienes a buscarme?"
"AMAMÉ, AMAMÉ, AMAMÉ, AMAMÉ"
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¿Qué había hecho?
Aun después de siete noches, Mikoto no podía conciliar su preciado sueño. Cada vez que cerraba los ojos, veía la mirada agonizante de Kushina, suplicando que se detuviera, pidiéndole que la desatara y hablara con ella, porque su padre mentía.
Jadeó y se llevó una mano a su pecho. Si, su padre era despiadado en muchas formas. Pero, si había algo que jamás haría, era mentirle. ¡Incluso la había ayudado a despertar el sharingan...! Aunque, el precio fuera pagado con el cuerpo de su mejor amiga, humillada frente a un grupo de hombres que no paraban de reír y celebrar.
Otra vez, las lágrimas se desbordaron de sus agotados ojos negros.
¿Qué había hecho?
Al dejarse intimidar y manipular por la frialdad de su padre, al ser una estúpida cobarde, prefirió destruir con sus propias manos la valiosa amistad que compartía con Kushina.
Se eligió a sí misma, sobre ella, pisándola hasta quebrarla y matarla.
Escuchando otro doloroso grito de su parte, reventando sus tímpanos al pedirle que se detuviera, se acostó de nuevo sobre el futon, haciéndose un ovillo, y se cubrió con la almohada.
"Mi rencor maldecirá a todo tu clan"
Abrió los ojos como platos y se incorporó de golpe.
Podría jurar que había escuchado con claridad la voz de la pelirroja.
Pero no había nadie en la habitación. Solo estaba ella, hundida en la oscuridad de la noche, en el constante recordatorio de su cobardía y de los deseos perversos de un grupo de hombres sin valores.
Su padre incluido.
Frunció el ceño, arrugando la colcha del futon con sus puños. Se puso de pie y se dirigió a la puerta corrediza, deslizándola de un solo movimiento hacia su izquierda.
"Suplíquenme y venérenme, demonios bastardos"
Nuevamente, la voz de Kushina resonaba en sus oídos, haciéndola voltear asustada hacía atrás e incomodando con creces su mente y su corazón.
¿Acaso se había convertido en fantasma y ahora venía a torturarla?
Tragó saliva. Retomó su camino al frente y comenzó a rezar en voz baja, pidiéndole al sabio de los seis caminos que la protegiera y la cuidara.
"Mi rencor maldecirá a todo tu clan"
Escuchó de nuevo, acelerando su paso.
"Suplíquenme y venérenme, demonios bastardos"
Olvidándose de los rezos, empezó a llorar y a respirar entrecortadamente.
"Mi rencor maldecirá a todo tu clan"
Finalmente, llegó a la única habitación iluminada, abriendo y cerrando con prisa la puerta corrediza. Escuchaba tan cerca la voz de su amiga, que juraría que la tenía detrás, sosteniéndola de sus hombros, con huesudos dedos que la obligaban a sudar en frío.
-¿Mikoto? – la llamó su padre, haciéndola saltar del susto.
Sentado frente a una mesa circular, leía con tranquilidad unos papeles y pergaminos, apoyándose en las luces de tres velas y una lámpara de aceite en el techo.
-¿Qué haces? Deberías estar dormida.
"Suplíquenme y venérenme, demonios bastardos"
Volteó de un lado a otro, jadeando asustada.
-¿Mikoto...?
-¿Oíste eso? – se atrevió a preguntarle, atenta a sus alrededores.
-¿Oír qué? – preguntó, antes de reír con sorna. - ¿Tan cansada estás qué ya imaginas cosas?
La joven volteó hacia el hombre. Con su maldita sonrisa curvando sus labios, recordó el motivo que la había llevado hasta ahí en primer lugar. Por lo que, armándose de valor, hizo a un lado su temblor, su miedo, su culpa, y le preguntó:
-¿Por qué Kushina? ¿Por qué ella tenía que estar ahí? ¿Por qué no escogiste a otra persona?
-Ya olvídate de ese asunto. – le sugirió, rodando los ojos y volviendo su atención a los pergaminos en la mesa. – Ya tienes el sharingan. Y aunque sepas la verdad, tu amiga no volverá de la muerte.
"Mi rencor maldecirá a todo tu clan"
-No... yo la maté. – admitió Mikoto, agachando la cabeza. – Pero... ¿No podrías hacer una excepción? - levantó la mirada, observando al hombre con un par de lágrimas en sus mejillas. - Eso... me tranquilizaría lo suficiente como para volver a dormir.
Kagami suspiró. Dejó a un lado sus pergaminos y se levantó.
-La tradición hecha por el sabio de los seis caminos exige que, para convertirnos en poderosos líderes que sean capaces de guiar al clan Uchiha, es necesario sacrificar y torturar a la persona más querida por nosotros, al estar cerca de los 19 años.
Los ojos negros de la joven se abrieron como platos y su mirada palideció.
"Suplíquenme y venérenme, demonios bastardos"
-N-No lo entiendo...
-La agonía de esa persona amada, reflejándose en nuestros orbes oscuros, es lo que permite que despertemos el sharingan. – se acercó a ella y la tomó de los hombros. – Al heredar próximamente mi posición, comprenderás mejor mis acciones. Y entenderás porque este ritual es tan valioso para la familia real. Nuestra familia.
"Mi rencor maldecirá a todo tu clan"
-¿Por eso...? – cuestionó aturdida. - ¿...mataste a mi madre después de que me diera a luz?
-Ella entendía mis motivos. Y, para compensárselo, la hice mía antes de que falleciera.
Kagami bajó sus manos hacía los bordes de su kimono blanco y lo abrió, exponiendo sus senos.
Su mirada le dio tanta repugnancia a Mikoto que comenzó a temblar.
-Has crecido, hija. – comentó , sujetando con más fuerza los bordes de la ropa, para acercarla más a él y susurrarle: – Pero quiero asegurarme de que yo sigo siendo el único hombre que te ha tocado.
Reaccionando por un beso que le dio en el cuello, Mikoto lo apartó con un empujón en su pecho y le dio una bofetada en su mejilla izquierda.
"Suplíquenme y venérenme, demonios bastardos"
-Demonio bastardo... - habló enojada, retrocediendo y cubriéndose. - ¡YO NO SOY MI MADRE, JAMÁS PODRÍA OCUPAR SU LUGAR!
-Claro que sí... - afirmó el hombre, sonriendo. - ...por eso sigues viva.
Se aproximó de nuevo hacia ella y le devolvió el golpe en su mejilla izquierda, arrojándola al piso. Sin darle tiempo de incorporarse, se colocó encima de su cuerpo y comenzó a tocarla por encima de la tela de su kimono blanco, lamiendo su cuello y su clavícula.
Asqueada y furiosa, Mikoto parpadeó, activando sin querer el sharingan y quemando el otro extremo de la habitación con intensas y poderosas llamas negras. El ruido llamó la atención de ambos, dejándolos quietos por unos segundos... hasta que la joven dirigió sus ojos a su padre, incendiándolo también.
"Mi rencor maldecirá a todo tu clan"
Aunque escuchara sus gritos, sus suplicas y le pidiera perdón de rodillas; olvidando por completo que era el intimidante líder del clan Uchiha, Mikoto; aferrándose a sus ropas, no retrocedió a su decisión.
Observó hasta el final como su expresión de desesperación y el resto de su cuerpo, perecían a un lado de sus pies descalzos.
Jadeando y temblando, removió su técnica, parpadeando una vez para que las llamas negras desaparecieran, junto con el soplo de viento de otoño que se escabullía por las aberturas de las ventanas.
"Suplíquenme y venérenme, demonios bastardos"
-Suplíquenme y venérenme, demonios bastardos. – repitió, como si aquella frase dicha por Kushina se tratara de una especie de conjuro maligno.
Y en su mente, veía como objetivos de ello a los señores feudales, gritando emocionados y aplaudiendo por el movimiento hostil de su látigo.
-Mi rencor... - mientras se levantaba, las aspas negras sobre el carmín de sus ojos cambiaron de forma. - ...maldecirá sus ilustres vidas.
Fin del capítulo.
