El movimiento en Chaldea estaba calmado, claro que ahora contaban con más gente, todos los servants de Haji y Rika habían devuelto algo de vida a la institución que perdió gran parte de su personal y a todos los candidatos que siguen criogenizados. Claro que eso implicaba un poco más de gastos y comida ya que, aunque no tengan la necesidad de comer, siguen acudiendo al comedor para saciar algo de apetito. Diversas figuras históricas y mitológicas conviviendo bajo un mismo techo puede llevar a distintas situaciones, alguna vez enemigos ahora tienden a platicar entre ellos, rivalidades que se llevan a cabo en un tono menos violento y más amistoso, ambos hermanos han logrado manejar a la mayoría de sus servants para que no causen problemas, solamente arreglando sus diferencias en la sala de proyección donde pueden tener combates de práctica.
El hecho de que Haji y Rika no sean de ese mundo y puedan transportarse al suyo también abre posibilidades para los servants que pueden disfrutar de al menos salir a ver cosas que necesiten, en varias ocasiones se han preguntado como es que dos personas que ni siquiera pertenecen ahí se preocupen tanto y luchen por salvar una humanidad de la que no forman parte. En palabras de ambos, han dicho que toda la gente es importante, sin importar que vengan de otro mundo, universo o dimensión, nadie merece sufrir, arriesgan su vida luchando por conseguir salvar esa humanidad, no porque se sientan obligados, sino porque lo desean, sus impulsos los llevan a meterse en ese gran peligro que ni les concierne realmente; esas opiniones han conseguido que sus servants lleguen a verlos con respeto, probando ser dignos masters para todos ellos.
Ahora, con una singularidad recién terminada, pueden disfrutar de días de relajación antes de que salte la próxima alarma y tengan que regresar a pelear. Distintas historias se llevan dentro de los muros metálicos de la institución, y varios servants tienen algo que contar, esa es una de tantas ocasiones.
Jeanne se encontraba saliendo de la sala de proyección, no podía perder nada de fuerza física por lo que había entrado para entrenar, a su lado Gilles Saber que, con gusto acudió a ayudarla en su pequeño entrenamiento. Roman y Da Vinci habían llegado a configurar la sala para que genere enemigos de práctica, así como usar las memorias almacenadas y formar clones de servants oscuros, era el mejor sitio para que pudieran entrenarse y desestrezarse de algún modo.
- Gracias por acompañarme Gilles. – Sonrió la santa, el caballero hizo una pequeña reverencia.
- No fue por nada Jeanne, es un gusto poder ayudarte en tu entrenamiento, sabemos que las próximas batallas pueden llegar a ser duras y los enemigos serán bastante fuertes, estar en forma para ayudar a nuestro master no es nada malo.
- Debo encontrarme en mi mejor condición para pelear. – Asintió la santa, en ese momento vieron a Marie en los pasillos, al parecer estaba leyendo algo. – Reina Marie.
- Hola Jeanne. – La Rider saludó animosamente. – Ya te dije que puedes llamarme solo Marie, no soy ninguna reina aquí. – Hizo un puchero.
- Lo lamento… no puedo evitarlo. – Soltó una pequeña risa. - ¿Qué está leyendo?
- Esto. – Mostró la revista a Jeanne, tenía de portada a una mujer usando un hermoso vestido. – Master lo trajo para mí, al parecer se llama revista de moda y habla acerca de las tendencias actuales en cuanto a ropa se refiere. Hay muchos vestidos muy hermosos que me gustaría probar… - Soltó un suspiro. – Jamás imaginé que llegaría a ver que Francia sería líder mundial en hacer ropa muy bonita, me hace sentir orgullosa de mi gente.
- Esto…realmente no entiendo mucho acerca de eso… pero ¿realmente es importante vestir así? – Preguntó la santa, Marie expresó un rostro de asombro muy exageradamente.
- Jeanne ¿En serio no lo entiendes? Pero si es la gran virtud de las mujeres llevar hermosos vestidos, resaltar la hermosura es el máximo logro de cualquier mujer ¿no sientes ni siquiera deseos de verte hermosa para alguien?
- Bueno… ya sabe que yo me crié en el campo, no sé realmente nada acerca de moda o llevar ropas elegantes, solo conozco lo que viví en el campo de batalla.
- Oh no, eso no puede ser cierto, tenemos que arreglarlo. – Empezó a sujetar el brazo de Jeanne para arrastrarla. – Descuida Jeanne, yo me encargaré de que puedas tener una perspectiva diferente, a partir de ahora te enseñaré todos los secretos para ser una mujer hermosa.
- ¿Marie? Espera, tengo cosas que hacer y… ¡Gilles! – No pudo hacer nada cuando al final Marie se la llevó, Gilles solo pudo observar todo sin decir nada.
- Jeanne llevando vestido… - En ese momento el saber empezó a fantasear con ver a Jeanne llevando vestidos elegantes y sonriendo, no pudo evitar sonreír y sonrojarse. – jeje…
- ¡Master! – Rika volteó a ver a sus espaldas, estaba saliendo de su habitación ahí cuando encontró a Marie y Jeanne acercándose.
- Oh Marie-san, Jeanne-san ¿necesitan algo?
- Master, necesito que nos lleve a ambas a la ciudad, tengo algo importante que enseñarle. – Expresó la Rider con determinación, Rika no entendía bien a lo que se refería.
- Lo siento master, es que Marie escuchó de que no sé nada de moda y de algún modo quiere que conozca ese tipo de cosas.
- … Ya entiendo. – Golpeó la palma de su mano. – Así que quieres tener un día de compras con Jeanne-san, no me parece mal, ya que realmente no tiene demasiada ropa más allá de su armadura.
- Me alegra que entienda master, Jeanne es una mujer muy bonita, es una lástima que no haga nada para resaltar su belleza, así que por eso vine a pedirle que nos lleve.
- Muy bien. – Asintió la pelinaranja, una sonrisa se formó en el rostro de la Rider. – Deben prepararse entonces y cambiar de ropa a algo menos llamativo, ya saben cómo es el asunto ahí.
- No se preocupe master, lo tengo en mente. – Sonrió Marie. – Muy bien Jeanne, es hora de abrirte las puertas a un nuevo mundo que seguro disfrutarás.
- … ¿Cuento contigo? – La santa no estaba muy segura de ello, pero tampoco es como si quisiera reclamarle algo a Marie, viendo como se esfuerza mucho por ella, a veces su gran bondad le jugaba en contra.
Un rato después, Rika ya observó a las dos, Marie llevaba un vestido de una sola pieza con un sombrero, algo que casi le recuerda a su versión veraniega, mientras que Jeanne tenía esa ropa bastante conocida que porta en Apocrypha.
- ¿Es todo lo que tienes? – Preguntó Rika, la santa se vio.
- Es lo que conservo vagamente de mis recuerdos de Leticia, espero no sea una molestia.
- Para nada, y veo que alguien más desea ir. – Rika notó en un rincón a Gilles que observaba. – Gilles-san, puedes salir.
- Lo lamento master. – Se disculpó el saber. – Pensé que quizás necesitarían algo de ayuda si es que saldrán, así que puedo ofrecer mis servicios.
- Sería de bastante ayuda, necesitamos una mula de carga. – Expresó Rika con demasiada naturalidad, Gilles sintió tres rayas de pesimismo dibujarse en su frente al conocer su trabajo. – Si es todo, entonces va…
- ¡Alto ahí! – Escucharon otra voz a sus espaldas, Elizabeth había aparecido llevando ropas comunes de igual forma. - ¿Acaso pensaban irse sin mí? Como la próxima mejor idol del mundo, tengo el derecho de conocer el sitio donde se propagará mi popularidad, además de que igual necesito hermosos vestidos para mis presentaciones.
- … Bien, entonces Liz-chan también vendrá con nosotros… si nadie más dice nada, entonces nos vamos.
Se sujetaron de las manos mientras Rika activó el dispositivo en su celular, no tardó demasiado en que pudieran llegar a su mundo, en Tokio.
- Aquí estamos. – Anunció la pelinaranja, Marie observaba todo con asombro, aunque aparecieron cerca de un parque donde no había casi nadie para no levantar sospechas.
- Todo se ve bonito y moderno, la era actual es asombrosa. – Exclamó la Rider.
- Tu eres nuestra guía cerdita, muéstranos el camino. – Comentó la lancer, Rika se dirigió al resto.
- Bueno, desde que este parque no está muy lejos de la ciudad, vamos que por ahí estarán todas las tiendas de ropa.
- Excelente, vamos rápido Jeanne. – Marie empezó a jalar nuevamente del brazo a la ruler mientras estaba reclamaba, por detrás le siguieron los otros tres.
- ¡Esperen, no se alejen demasiado, Jeanne! – Gilles iba detrás preocupado por la ruler, Rika ya sabía que ese día iba a ser divertido.
La ciudad, como siempre, se encuentra llena de bastante movimiento, Marie observaba todo con brillos alrededor de su rostro, todo era bastante nuevo para ella, las pantallas panorámicas en los edificios, los posters, todo tipo de tiendas y puestos que se encontraban alrededor.
- Oh ¿se pueden dar conciertos aquí? – Preguntó Elizabeth al observar artistas callejeros. – Eso podría ser un buen comienzo para mi ascenso al estrellato.
- Eso puede esperar, Marie-san está muy emocionada con la ciudad que no puedo perderla de vista. Gilles-san, sigue vigilando que no se alejen mucho.
- Entendido master, no importa que tan lejos vaya, siempre encontraré a Jeanne. – Exclamó el saber. Mientras tanto, Marie seguía con su emoción descontrolada, viendo justamente en una multitud un espectáculo callejero de payasos.
- Esto es divertido ¿no lo crees Jeanne? – Preguntó bastante emocionada, la ruler asintió.
- Si… sabes, no deberíamos perder mucho tiempo aquí, tenemos que ver algo y…
- ¿Algún voluntario que quiera pasar? – Exclamó uno de los payasos, Marie empezó a levantar la mano.
- ¡Yo, yo quiero! – Gritaba, el payaso la observó.
- Muy bien señorita, de un paso al frente. – Marie caminó alegremente. – Necesito que se ponga esta manzana en la cabeza y se quede quieta ¿entendido?
- Si. – La Rider se puso aquella manzana sobre su cabeza, no sin antes quitarse el sombrero, ahí un payaso tenía un cuchillo, poniéndose al frente.
- Este es un nuestro acto final, nuestro lanzador de cuchillos va a apuntar directamente a la manzana que está encima de la cabeza de esta hermosa jovencita, necesita concentración absoluta por lo que deben estar en silencio. – El público se quedó callado, el payaso empezó a calcular para lanzar el cuchillo, Marie se mantuvo quieta sin dejar de sonreír, en cambio Jeanne estaba algo nerviosa.
- Marie… - Junto sus manos, rezando porque no le pase nada, aunque ella sea un servant, puede sangrar y sentir dolor como cualquier otra persona. El público se mantuvo expectante mientras ya el payaso estaba listo. Arrojó el cuchillo y se escucharon ruidos de asombro de la gente. - ¡Marie!
La santa vio como la manzana caía de su cabeza, el payaso había logrado darle con precisión, la ruler en ese momento soltó un suspiro de alivio mientras la gente empezaba a aplaudir.
- Bien hecho señorita, aquí está tu premio por participar. – El payaso le dio un globo a Marie, ya entonces la Rider regresó con Jeanne.
- Mira Jeanne, me regalaron esto que flota con un hilo. – Exclamó viendo el globo.
- Marie, eso fue peligroso ¿Qué ibas a hacer si te daba en la cabeza y sangrabas? Pudo haberse armado un escándalo.
- Te preocupas demasiado. – Respondió la Rider de cabellos grises. – Vinimos aquí a divertirnos ¿no? Hay que aprovechar todo lo que podamos. – Jeanne empezaba a sentirse cansada, lidiar con la reina le agotaba más de lo que pensaba. En ese momento llegaron los otros tres. – Master ¿Dónde estaban?
- Fuimos a comprar helado. – Exclamó la pelinaranja, Gilles y Elizabeth tenían conos con ellos. – Estos dos son para ustedes.
- Gracias master~ - Marie agarró su cono de fresa para empezar a comer. – Rico.
- Le agradezco su intención master. – Jeanne sostuvo su cono de vainilla. – Siento que quizás ya deberíamos ir para lo que venimos, la verdad me gustaría regresar pronto.
- Muy bien, las tiendas no están lejos de aquí, una vez terminemos los helados, vayamos a ver. – Anunció Rika. Así comieron los helados hasta que terminaron, el siguiente sitio a ver ya fueron las tiendas, como en varias calles es común encontrar, no les tomó demasiado tiempo para llegar a una de ellas, Marie observaba hermosas ropas en las vitrinas que llamaban su atención.
- Jeanne, esto se vería bien en ti. – Señalaba a un conjunto de blusa floreada con falda. – Oh, ese también. – Y así mientras señalaba a otros conjuntos, la ruler suspiraba por décima vez en el día.
- Podemos ver adentro, vamos. – El grupo entró a la tienda, una empleada les recibió.
- Bienvenidos ¿buscan algo en específico? – Preguntó esta.
- Bonjour, venimos a ver algo para mi amiga. – Respondió Marie, Jeanne iba a dejar que ella lo manejara todo.
- Entendido, viendo que son francesas entonces, puede que sepa exactamente lo que buscan, síganme. – La empleada empezó a dirigirlas, ya mientras ellas veían por su lado, Rika observó a Elizabeth.
- ¿Qué necesitas ver?
- Eso es fácil, toda estrella necesita un guardarropa muy variado, así que me haré con una gran parte de lo que pueda observar. – Exclamó la lancer.
- Intenta no gastar demasiado, puede que estemos usando los fondos de Chaldea para esto, pero tampoco es que tengan dinero ilimitado. – Exclamó la pelinaranja.
- Te preocupas demasiado cerdita, conozco el autocontrol, así que deja que todo lo maneje yo, te aseguro que no tomaré más de la cuenta. – Exclamó ella, claro que Rika desconfiaba un poco, por cualquier cosa le pidió a Gilles que se asegure que cumpla su palabra.
Entre Marie y la empleada, habían visto demasiados conjuntos y vestidos para Jeanne, ahora ella se encontraba en uno de los probadores con toda la ropa que le habían escogido. La ruler solo pudo observar el montón que estaba acumulado, un gotón había surgido en su frente.
- (¿En serio debo ponerme todo eso?) – Pensó, sabía que Marie no iba a dejarle tranquila, por lo que no tuvo otra opción.
La cortina se abrió, Jeanne llevaba puesto primeramente un vestido de color azul con detalles de bordado blanco con holanes, Marie le observó con mucho asombro.
- Te ves hermosa~
- ¿En serio? Lo siento un poco incómodo, además de que la falda es algo larga.
- Non, non, no miento cuando digo te queda excelente.
- Tiene la ventaja de tener muy buena figura, por lo que cualquier vestido le quedará bastante bien, uno que pueda resaltar el busto o la espalda iría bastante adecuado a ella. – Dio su opinión la empleada, Marie asintió.
- Estoy de acuerdo, Jeanne, ve por el siguiente. – Como si no tuviera de otra, fue pasando al siguiente vestido. Cada uno lograba resaltar detalles de la santa que fueron encantando a la Rider, realmente deseaba comprar todos los vestidos y conjuntos para ella.
- Oye Marie ¿no es suficiente? No creo que podamos tener bastante para todo esto. – Preguntó la santa la cual ya iba por el vestido numero veinte.
- No puedo evitarlo te ves muy linda con todos ellos… pero supongo que es verdad, solo deberíamos llevar unos pocos. – La santa sonrió en ese momento.
- Realmente aprecio todo lo que has hecho por mí, todo esto es realmente desconocido y haberte tenido para ayudarme ha sido lo mejor, estoy muy agradecida contigo.
- Jeanne… - La reina sonrió mientras fue abrazarla. – Te quiero~
- Jeje gracias Marie…
Ya después de que finalmente escogieron la ropa para la ruler, regresaron con Rika.
- ¿Ya acabaron?
- Si, solamente escogimos tres vestidos, pero son más que suficientes. – Respondió Marie, observando a Jeanne, ambas sonrieron. Ahí Gilles se acercó.
- Gilles, supongo que debiste aburrirte un poco lo lamento. – Se disculpó Jeanne, el caballero negó con la cabeza.
- Para nada, logré apreciar bastante de usted, me llevó un buen recuerdo de todo esto. – Exclamó el saber, ahí Rika le observó.
- Oye Gilles-san ¿estuviste viendo a Jeanne? Entonces…
- Hola cerdita. – Elizabeth llegó cargando cinco bolsas. – Ya terminé con mis compras, te dije que iba a controlarme.
- Elizabeth, pero donde obtuviste todas esas bolsas.
- ¿Esto? Es solo lo que necesitaba de ropa, no es demasiado. – La pelinaranja no confiaba, así que fue a revisar el recibo de compra, lo que observó ahí prácticamente la dejó asombrada.
- ¡Son muchos ceros! – Exclamó, en ese momento su rostro empezó a palidecer.
- ¿Master? ¿Ocurre algo? – Preguntó Jeanne, Rika solo pudo dejarse caer de rodillas.
- Oigan… ¿Creen que Roman no se desmaye si le digo que gastamos un cuarto del presupuesto total de Chaldea? – Nadie supo que responder. Al final el día de compras terminó son muchos problemas… por supuesto que excepto para Rika, la cual se llevó una gran reprimenda por parte del doctor al haber gastado mucho dinero en toda la ropa de Elizabeth.
- Nos vamos. – Mientras Rika se fue con Marie y los demás, Haji apareció en ese momento. El pelinegro estuvo ocupado en la biblioteca leyendo todos los libros que hay ahí, como master, necesita empezar a aprender magia y llegar a saber las bases era lo mejor, ya después pediría ayuda a otros como Medea que quizás lleguen a enseñarle algo.
- Oh, master. – Vio como Gilles Caster estaba ahí. – Veo que su hora de estudio ha terminado, esforzarse por ser un buen mago es un arduo camino, pero seguro usted podrá lograrlo.
- Gracias por las palabras Gilles… ahora ¿Cómo se encuentra Jalter? – Preguntó, claramente el rostro del caster no señalaba buenas noticias.
- No dice nada, se ha rehusado a hablarme desde entonces, no lo entiendo, antes brillaba bastante, verla exclamar sus deseos con tanto fervor… ahora parece que ha perdido ese brillo, se ha encerrado a sí misma en su habitación.
- Entiendo. – Se llevó la mano a la barbilla. – No podemos dejarla en ese estado, ella necesita aprender a convivir con los demás, ser un poco más abierta con el resto e intentar hacer amigos, estar sola no le traerá nada bueno en el futuro.
- ¿Va a ayudarla master? Entienda que ella sabe muy poco, nació de mis propios deseos de crear una santa perfecta, tal y como yo la veía en mis propios pensamientos, no conoce nada más acerca del mundo, más que solo su deseo de venganza contra aquellos que la traicionaron.
- Ella es como una bebé recién nacida, con la guía perfecta sé que podrá encarrilarse a un camino que la lleve a ser alguien mejor, yo me encargaré de ello como su master, espero puedas ayudarme.
- En serio se lo agradezco bastante master, nada me daría más gusto que ver a mi querida santa como alguien feliz, le proporcionaré todo el apoyo que sea posible.
- Muy bien, vayamos a verla entonces. – Los dos comenzaron a caminar en los pasillos, yendo a la habitación donde la Avenger se estaba quedando. Al llegar frente a la puerta, Haji tocó.
- ¿Jalter? Soy Haji, espero puedas hablar conmigo. – No recibió respuesta alguna, volteó a ver a Gilles, este solo se hundió de hombros. – Bueno… entonces, con permiso.
La puerta se abrió, ambos entraron, la habitación estaba totalmente a oscuras y en silencio, Haji prendió la luz, observando como Jalter estaba en un rincón, con las rodillas junto a su rostro.
- ¿Qué mierdas quieres? – Preguntó con rudeza, Haji le observó con rostro inexpresivo.
- Gilles aquí está preocupado por ti, yo tampoco puedo dejarte a solas, así que quizás necesitabas algo de platica. – La Avenger empezó a reír de forma irónica.
- ¿En serio? No tengo nada que ver con ese traidor, tampoco necesito nada de tu ayuda, quiero estar sola, no necesito a nadie.
- Jeanne, entiende que me duele verte en este estado, vuelve a ser esa santa llena de brillo que alguna vez fuiste, vuelve a mostrar la fuerza con la que expresabas tu deseo de venganza. – Empezó a exclamar Gilles, la Avenger no pudo hacer nada más que verle con furia.
- ¿Fuerza? No me hagas reír, yo ya no tengo nada de eso, desde que fui derrotada por ese patético master y la estúpida santa, lo he perdido todo, mi venganza fue arruinada, era todo lo que tenía. Ahora estoy atrapada aquí, siendo el servant de este debilucho master, me tiene totalmente a su merced, no soy más que su perra la cual puede pedirme hacer lo que sea. – Una media sonrisa apareció en su rostro. – Lo sé muy bien, nadie está libre de la oscuridad del corazón, por más que exclames no ser alguien así, sé muy bien que un día mostrarás tu verdadero ser, al final no me sorprendería si me ordenas que abra mi culo para ti y me violes con todas tus fuerzas, ese es el tipo de sentimientos que toda la gente tiene dentro.
- Te equivocas. – Respondió Haji. – Respeto bastante la autonomía de cada uno de ustedes, por eso no les he ordenado nada extremo para hacer, tampoco soy un pervertido a tal grado de tener ese tipo de pensamientos. Lo que quiero conseguir es que llegues a llevarte mejor con el resto, no te encierres a ti misma en este caparazón y salgas afuera, veas que hay una luz al final del túnel para ti, puedes ser feliz sin necesidad de la venganza o el odio, eso es lo que quiero conseguir.
- Eres un soñador master. – Jalter finalmente se levantó de su sitio. - ¿Acaso crees que es sencillo cambiar la mentalidad de un Avenger? No llegarías a pensar igual si ves cómo te arrebatan tu propósito en la vida, destruir Francia lo era todo para mí, la razón por la cual nací en este asqueroso y putrefacto mundo y por la cual puse todas mis fuerzas y energías en conseguir, todo para que al final llegue a ser arruinado por un patético grupo de servants que osaron meter sus narices en asuntos ajenos… ¿Acaso crees que es bonito observar como destruyen el trabajo de toda tu vida en cuestión de segundos? Eso fue lo que ustedes lograron, me quitaron mis ganas de vivir, la razón de mi propia existencia, ahora estoy vacía, no tengo nada y a pesar de ello aquí me tienes, como tu servant, atrapada en una jaula como si fuera un gorrión al que mantienen en cautiverio, tu… es tu culpa que esté aquí ahora mismo, tu eres la razón por la cual acabé como estoy ahora ¿Por qué me dejaste vivir? ¡Dime, cual es la maldita razón para tenerme con vida! – Jalter estaba a centímetros de Haji, respiraba agitadamente debido al enojo que la consumía, el pelinegro no se inmutó en ningún momento.
- … No tengo una razón específica para ello, pero déjame decirte algo, creo en las segundas oportunidades. Todos aquí merecen una nueva oportunidad para redimir sus acciones pasadas, ya ves que no solo hay héroes, también asesinos, villanos, gente que hizo muchas cosas malas en el pasado, y aquí los tienes, hablando, conviviendo entre ellos como personas normales, todo porque mi hermana y yo les hemos dado la oportunidad de luchar por una causa justa, un nuevo camino que les abrimos para redimirse y mejorar las cosas. La humanidad no puede recuperarse con la fuerza de unos cuantos, sino que todos aquí necesitamos cooperar y luchar codo a codo para conseguir esa meta, por más que solo falte uno, ese faltante es crucial para poder conseguirlo, incluso si eres tú. Puede que ahora te esté haciendo falta un propósito para vivir, yo me encargaré de darte ese motivo, luchar para mí y la humanidad para rescatarla, ese será tu propósito de ahora en adelante.
Jalter se quedó callada, su rostro miraba al suelo, ya en cierto momento se escuchó una risa provenir de ella, una que gradualmente empezó a subir de volumen hasta que empezó a reír fuertemente, como si todo eso hubiera sido un chiste.
- Parece que al final si tenía razón. – Se limpió una lagrima por lo fuerte de su risa. – Eres un estúpido, más de lo que pensé. Como aún estás a tiempo, déjame decírtelo ahora: Ríndete, es inútil que quieras darme un motivo para vivir y ser tu servant, solo me limitaré a pelear porque lo ordenes, no porque sea lo que yo deseo, jamás conseguirás que me vuelva amiga de toda esta gente. La mejor forma de vengarme de ti, es evitar que llegues a conseguir tus planes… una pequeña y sutil venganza la cual disfrutaré ejecutar. – Una sonrisa malvada cruzó el rostro de Jalter, Haji no pudo hacer nada más que soltar un suspiro.
- Muy bien… si eso es lo que deseas, entonces parece que al final todo eso si fue inútil, Gilles, vámonos, puesto que ella no quiere ver a nadie más.
- Pero master… - El caster quiso replicar, más no pudo cuando el pelinegro salió de la habitación, Gilles solo pudo observar de reojo a Jalter antes de seguir a su master. – Master, no creo que esa haya sido la mejor forma de hablarle, solo logró avivar con mayor fuerza su negativa.
- Es parte del plan. – Respondió, dejando un poco perplejo al caster. – Por ahora le daré el gusto de actuar como ella prefiera, no me meteré más allá de lo permitido en nuestra relación de master y servant, ya en cierto momento cuando lo vea pertinente, actuaré con algo más de agresividad, preferiblemente cuando ella tenga la guardia baja. El mejor golpe será dado cuando ella menos se lo espere. – Sonrió el pelinegro.
- … Interesante, no es que me sienta cómodo con tener que engañarla y que esté alejada de mi… muy bien master, esperaré a que su plan tenga éxito, todo con tal de ver a mi querida santa sonreír de nuevo.
- Eso es seguro, me encargaré de que sea posible.
Después de eso se alejaron, la Avenger seguía siendo una persona bastante difícil de tratar, pero Haji ya creía que en algún momento lograría conseguir un cambio para ella, por más tiempo que lleve, se esforzaría por hacerlo.
Elizabeth realmente necesita autocontrolarse en esos aspectos jaja, y Jalter será un poco más dura de convencer para que sea amigable, claro que todo puede arreglarse con el tiempo, ella igual se suavizará en algún momento, no muy cercano pero lo hará, los lazos lo arreglan todo jaja. Bueno, eso fue todo en el cap de hoy, la próxima semana tendremos a una servant muy peculiar de protagonista, una chica enamorada que estará vigilando a su amor desde lejos pero siempre estará cerca... más de lo que se cree, espérenlo. Saludos.
