Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC.

La Pirata de los Cielos

15: Halloween.

Draco Malfoy, miró con furia a Céline Volkova, una vez que regresaron a la Sala Común de Slytherin y todos, desde el primer año, hasta séptimo, le daban a Céline golpecitos en la espalda alabándola por su ingenio, para humillar a alguien como Draco Malfoy. Pero el aludido, estaba furioso y se sentía humillado. —Ya verás Potter...

—Es Volkova, idiota. —Malfoy se puso aún más rojo de ira. No solo era Potter, era también Davies e incluso Greengrass. Greengrass, quien se suponía sería su futura esposa, pues su padre, Lucius Malfoy estaba intentando lograr un contrato con Julius Greengrass; ahora se estaba burlando de él.

— (...) cuando mi padre se entere de esto...

—Estará decepcionado de ti. —Céline completó la frase de una forma que Draco jamás se hubiera esperado. Todos escuchaban atentamente —Cargas contra el enemigo, en lugar de planificar en silencio. Dices lo primero que tienes en la lengua como un Gryffindor. Intentas engañar a alguien de una familia más antigua que la tuya y con el doble de dinero que tú. Luego, pierdes un combate en segundos... adelante, dile a Papi. Te reto. —Draco se dio cuenta de que su padre estaría furioso con él, enterarse de que perdió un combate en segundos y contra una chica, quien incluso lo estaba haciendo mejor que él en clases, siendo que era un Sangre Pura. Una chica mestiza para empeorarlo todo. Todos rieron divertidos, al ver a Céline negando con la cabeza, como si estuviera decepcionada de Draco, quien se sonrojó y se marchó a zancadas.

.

.

Sus clases, también, eran cada vez más interesantes, una vez aprendidos los principios básicos. En la mañana de Halloween se despertaron con el delicioso aroma de calabaza asada flotando por todos los pasillos. Pero lo mejor fue que el profesor Flitwick anunció en su clase de Encantamientos que pensaba que ya estaban listos para empezar a hacer volar objetos, algo que todos se morían por hacer; desde que vieron cómo hacía volar el sapo de Neville.

El profesor Flitwick puso a la clase por parejas para que practicaran. La pareja de Alex era Seamus Finnigan (lo que fue un alivio, porque Neville había tratado de llamar su atención).

Ron, sin embargo, tuvo que trabajar con Hermione Granger.

Céline trabajaba con Daphne.

—Y ahora no se olviden de este bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando —dijo con voz aguda el profesor; subido a sus libros, como de costumbre—. Agitar y golpear; recuerden: agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también, no os olvidéis nunca del mago Baruffio, que dijo «ese» en lugar de «efe» y se encontró tirado en el suelo con un búfalo en el pecho. Era muy difícil. Alex y Seamus agitaron y golpearon, pero la pluma que debía volar hasta el techo no se movía del pupitre. Seamus se puso tan impaciente que la pinchó con su varita y le prendió fuego y Harry tuvo que apagarlo con su sombrero.

Ron, en la mesa próxima, no estaba teniendo mucha más suerte. — ¡WINgardIUM leVIowsA! —gritó, agitando sus largos brazos como un molino.

—Lo estás diciendo mal. —Alex y Céline escucharon que Hermione lo reñía—. Es Win-gar-dium Levi-o-sa, pronuncia gar más claro y más largo.

— ¡Dilo, tú, entonces, si eres tan inteligente! —dijo Ron con rabia.

Hermione se arremangó las mangas de su túnica, agitó la varita y dijo las palabras mágicas. La pluma se elevó del pupitre y llegó hasta más de un metro por encima de sus cabezas.

— ¡Oh, bien hecho! —gritó el profesor Flitwick, aplaudiendo y Hermione sonrió con suficiencia y miró con una deslumbrante sonrisa a un enfurecido Ron Weasley—. ¡Mirad, Céline Volkova y Daphne Greengrass lo ha conseguido! —Los ojos de Hermione, Ron y Alex, se abrieron y volvieron sus miradas, hacía la pareja de Slytherin, quienes ahora ayudaban a Tracy.

Al finalizar la clase, Ron estaba de muy mal humor. —No es raro que nadie la aguante —dijo a Alex y Seamus, cuando se abrían paso en el pasillo—. Es una pesadilla, te lo digo en serio. No sorprende que no tenga amigos. —Alguien chocó contra Alex. Era Hermione. Alex pudo ver su cara y le sorprendió ver que estaba llorando.

—Creo que te ha oído.

— ¿Y qué? —dijo Ron, aunque parecía un poco incómodo—. Ya debe de haberse dado cuenta de que no tiene amigos.

Hermione no apareció en la clase siguiente: Historia de la Magia, ni en Herbología, tampoco en Defensa Contra las Artes Oscuras o Transformaciones y no la vieron en toda la tarde.

.

.

De camino al Gran Comedor, para la fiesta de Halloween, Alex y Ron oyeron que Parvati Patil le decía a su amiga Lavender que Hermione estaba llorando en el cuarto de baño de las niñas y que deseaba que la dejaran sola.

Ron pareció más molesto aún, pero un momento más tarde habían entrado en el Gran Comedor; donde las decoraciones de Halloween les hicieron olvidar a Hermione. Mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas, como nubes negras, haciendo temblar las velas de las calabazas. El festín apareció de pronto en los platos dorados, como había ocurrido en el banquete de principio de año. Alex se estaba sirviendo una patata con su piel, cuando el profesor Quirrell llegó rápidamente al comedor; con el turbante torcido y cara de terror.

Todos lo contemplaron mientras se acercaba al profesor Dumbledore, se apoyaba sobre la mesa y jadeaba: —Un trol... en las mazmorras... Pensé que debía saberlo.

Y se desplomó en el suelo. Se produjo un tumulto. Para que se hiciera el silencio, el profesor Dumbledore tuvo que hacer salir varios fuegos artificiales de su varita. —Prefectos —exclamó—, conduzcan a sus grupos a los dormitorios, de inmediato.

Percy Weasley estaba en su elemento. — ¡Síganme! ¡Los de primer año, manténganse juntos! ¡No necesitan temer al Trol si seguís mis órdenes! Ahora, vengan conmigo. Hagan sitio, tienen que pasar los de primer año. ¡Perdón, soy un prefecto!

— ¿Cómo ha podido entrar aquí un trol? —preguntó Alex, mientras subían por la escalera.

—No tengo ni idea, parece ser que son realmente estúpidos —dijo Ron—. Tal vez Peeves lo dejó entrar; como broma de Halloween.

Pasaron entre varios grupos de alumnos que corrían en distintas direcciones. Mientras se abrían camino entre un tumulto de confundidos Hufflepuffs, Alex súbitamente se aferró al brazo de Ron. — ¡Acabo de acordarme... Hermione!

—¿Qué pasa con ella?

—No sabe nada del trol.

Ron se mordió el labio. —Oh, bueno —dijo enfadado—. Pero que Percy no nos vea.

...

...

Gemma Farley, prefecta de Slytherin, aplaudió, haciendo que varios de primer, segundo y hasta tercer año, saltaran de la sorpresa. —El Profesor Dumbledore, parece haberse olvidado de que el Trol está en las mazmorras y es allí mismo, donde está la Sala Común de Slytherin. —los más pequeños se asustaron, incluso Céline, estaba sinceramente asustada. —Vayamos a la biblioteca —y todos tomaron camino, hacía las escaleras móviles, como si fueran a clases.

Estaban cada vez más cerca de la biblioteca, en donde esperaban estar a salvo, solo para escuchar gritos y ver a Alex Potter, Ronald Weasley y Hermione Granger, corriendo y escapando del trol. — ¡LO ESTÁN ATRAYENDO HACÍA NOSOTROS! —gritó Theodore Nott. Pansy Parkinson chilló de miedo.

—Ya le daré cuentas a las diosas Yva y Misva —gruñó Céline, mientras tomaba una decisión, al tiempo que cruzaba sus antebrazos en el aire, como si hiciera una X, pero la posición de sus manos, era como si sujetara dos pistolas invisibles. — ¡Pust' otkroyetsya portal nebytiya i vremeni, pozvol' mne vzyat'sya za oruzhiye! (Que se abra el portal de la nada y el tiempo, permíteme empuñar mis armas) —dijo el ruso, mientras que el aire se coloreaba de dorado y dos pistolas aparecían, mientras que dos sables, cada uno, colgando de un lado de su cintura, aparecían y un hacha vikinga también. Todos sintieron el viento que ahora rodeaba a Céline —Corran —ordenó.

— ¡Céline, no puedes...! —intentó detenerla Daphne, agarrándola del hombro, pero Céline se libró de su agarre y corrió hacía el Trol.

¡Orquesta de las Balas! —saltó por encima de la cabeza del Trol, sorprendiéndolos a todos y le disparó a la espalda, haciéndolo rugir y que la siguiera, mientras ella escapaba. — ¡Sígueme! —Alex, Ron y Hermione, se agacharon de miedo, mientras el estúpido Trol, seguía a Céline y doblaban en el pasillo, perdiéndose de la vista de todos. Céline registró que ahora estuviera sola. —Rompo el sello: Liberación del ojo del dragón —un círculo mágico violeta, se formó ante el parche de Céline, quien esquivó al Trol y cuando él intentó golpearla con su garrote, ella ya había enfundado sus pistolas y desenfundado sus espadas. — ¡Filo del Huracán! —Flexionó las rodillas y esperó el momento indicado. — ¡Impulso de viento! —el viento bajo sus pies, la mandó al aire y el filo mejorado en las espadas, le permitió cortar el garrote del trol, mientras clavaba las espadas en su corazón, haciéndolo rugir. —Las hojas de las espadas no son lo suficientemente largas, como para alcanzar su corazón. —apoyó su pie en el pecho del Trol y se impulsó hacía atrás. — ¡Liberación de Viento: Bendición de Yva! —el viento rodeó nuevamente las hojas, mientras que ella esquivaba el puño del Trol y el viento seguía acumulándose a lo largo de la hoja, lanzó varios cortes, los cuales salieron como medialunas blancas, alcanzando el pecho del Trol sucesivamente, haciéndolo gritar e irse hacia atrás y manchando el suelo de sangre, haciéndolo quedar arrodillado, y con el rostro, casi a la altura de Céline, quien enfundó las espadas y desenfundó las pistolas. — ¡Lamento de Ehius, consuelo de Misva: Orquesta de Balas! —disparó contra el ojo del Trol, con una bala envuelta en viento. Mismo viento que tomó una forma alargada y afilada, como de una lanza, atravesándole el ojo al Trol, llegando a su cerebro y matándolo.

Céline quedó tan agotada, que sus armas desaparecieron, al no haber nadie invocándolas y cayó desmayada.

...

...

...

Al despertar, estaba en la sala médica. Apenas abrió los ojos, una mujer de la misma edad que la profesora McGonagall y la entrenadora Hooch, le estaba atendiendo. —Bienvenida, Srta. Volkova. Soy Madame Pomfrey y me encargo de todos los alumnos que resulten heridos. —la mujer le extendió el brazo, en su mano sujetaba una poción —por favor: si es tan amable de beber esto, se lo agradecería.

— ¿Qué es? —solo entonces, notó que no traía su parche y se sobresaltó. Miró a su derecha y se lo colocó.

—Un reconstituyente de energía mágica —dijo la mujer, mientras la bebía beberse la poción. —estaba usted pálida y agotada mágicamente. He realizado algunos hechizos y empleado una versión de esta poción, para ser untada en su cuerpo y que se recuperara más rápido. La señorita aquí presente, se negó a moverse en ningún momento de su lado.

Céline miró y sonrió, le tocó el hombro y la meció, hasta que despertó. —Oh, lady Volkova. Gracias a las diosas lunares. Estás bien, Céline.

—Hola, Katia. Estaré bien —aseguró, la heredera —aunque me agoté bastante, con el poder mágico, detrás de los hechizos que tuve que emplear.

—Cuando te encontré, no traías ningún arma encima. —explicó Katia asustada —Pero el Trol estaba muerto.

—Mis armas fueron invocadas de nuevo a mi habitación. —saber que la chica portaba armas libremente, sorprendió, asustó y extrañó por partes iguales a Madame Pomfrey —No hay problema.

La puerta se abrió e ingresaron: un Dumbledore incomodo, juntos a unos McGonagall y Snape frenéticos, además de unos culpables Alex, Ron y Hermione; y finalmente, para terminar el grupo, unos James y Lily Potter preocupados, junto a unas Daphne y Tracy histéricas.

—Los alumnos de Slytherin, vinieron corriendo a la Sala Común, diciendo que usted estaba en peligro, siendo perseguida por el Trol, Srta. Volkova —dijo Snape.

—Estoy bien, profesor —aseguró la rubia de ojo verde, bebiendo otro sorbo de Poción Reconstituyente de Poder Mágico. —Alguien me atrajo a la enfermería y Madame Pomfrey, acaba de darme esta Poción, para reponerme mágicamente.

—Céline —dijo Dumbledore. — ¿podría darnos su versión de los hechos?

Ella asintió. —Srta. Volkova para usted, director.

— ¿Por qué estaban en la biblioteca, si les ordené ir a sus Salas Comunes? —preguntó Dumbledore, ignorando la petición de la rubia de ojos verdes. Céline notó como Daphne, Tracy y Snape, fruncían el ceño ante esto. —Les ordené ir a sus Salas Comunes, para que estuvieran a salvo.

—Lo hizo, Sr. Director —dijo Céline, haciendo que Dumbledore frunciera el ceño, ante el tono tan... impersonal de la joven de llamarlo "Sr. Director" y no de una forma más personal o cariñosa. —Pero olvidó que el profesor Quirrell dijo, que el Trol estaba en las mazmorras, justo en donde se ubica la Sala de Slytherin. Nuestra prefecta: Gemma Farley, decidió que fuéramos a la biblioteca. Alex, Weasley y Granger, corrían con el trol detrás de ellos. Así que lo distraje y corrí lejos, con el Trol siguiéndome. Confío en que los demás, se pusieran a salvo.

—Lo hicieron —aseguraron Snape y Lily.

—Oh, bien —dijo Céline sonriente, bajándose de la camilla. —En ese caso: lo mejor será volver a la Sala Común y esperar el día de mañana, para continuar las clases. —Y se fue junto a sus amigas.

— ¿Cómo lo mataste? —preguntó Dumbledore, siguiéndolas, fuera de la enfermería, tratando de que la chica le hablara —Solo vimos un agujero en su frente, pero ningún hechizo.

—Atravesando su cráneo y luego su cerebro —contestó escuetamente ella, mientras seguía su camino.

Dumbledore suspiró, Minerva y los Potter, siguieron de largo y él, se quedó atrás con Snape. —No parece muy comunicativa, para contar sus secretos.

—A veces Señor, cuando se quiere saber un secreto, se debe de entregar otro a cambio. —dijo Snape, escoltando a sus serpientes, mientras que Dumbledore se quedaba pensativo más atrás.

¿Podía Dumbledore confiar en Céline Volkova, incluso cuando descubrió, quienes eran los padres biológicos de Lily Potter?

¿Podría confiar en Lily Potter, en Alex Potter o en Céline Volkova?

¿O quizás debía de centrarse en auxiliar al joven Neville Longbottom? Decidió mirar más de cerca, al joven hijo de Frank y Alice.