Ni Crepúsculo ni los personajes me pertenecen.


Volví a mi casa esa noche ya bien entrada la madrugada, faltaban aun una horas para que tuviera que prepararme para ir a clases y aunque odiara la idea de tener que quitarme su aroma de encima, no quería compartir esto con nadie más, su olor me delataría de inmediato, aunque por la intensidad que tenía en mi cualquiera pensaría que me alimente de ella en vez de lo que hicimos. Subí a mi cuarto, agradeciendo más que antes que estuviera separado del resto de la casa. Eche mis ropas a un rincón cuando me metí al baño y me di una ducha, usando el jabón que tenía bastante sin tocar en mi regadera, realmente no lo necesitaba. Esme siempre me proveía de esas cosas, entendía que las demás parejas de esta casa encontraban diversión en usar ese tipo de cosas en ellos dos, pero para mí no era tan útil.

Me tire en el sillón que mantenía en el centro de la amplia habitación, no me moleste en prender ninguna luz, el cobijo de la oscuridad y el silencio me hacían sentir cobijado en parte. Tenía conciencia de cada parte de mi cuerpo de como rozaba mi piel contra el sofá y del aire que circulaba a mi alrededor, como si la corriente que ella me transmitía hubiera sobrecargado cada terminación nerviosa de mi ser. Sin levantarme de donde estaba, pase las manos de mi cara hasta mi cabello, reconfortándome con la presión que sentía al halarlo un poco.

Me iba a volver loco.

No sabía lo que pretendía cuando nos había llevado al prado, me sentía envalentonado con su proximidad y codicioso por más de las sensaciones que ella me producía, no sabía si iba a ser capaz de controlarme para no atacarla. Aunque supongo que quien lo viera de otro Angulo pensaría que si la ataque.

Ella había estado dispuesta a mí, me conversaba e incluso una vez superado el temer inicial, ella empujo sus labio contra los míos con insistencia y me había tendido contra la maleza. Ninguno de los había hecho esto antes, yo podría jurarlo de ella, pero no sabía que impresión se habría llevado ella de mí. Pero su llanto me había dejado muy en claro que pensaba que la había llevado ahí con solo la intención de seducirla y que ella me lo había permitido.

Si supiera.

Antes no sabía lo que había querido al llevarla ahí, pero ahora si sabía lo que quería después de eso. De alguna manera había encontrado alguien para mí. Humana y frágil. Pero para mí.

Quizás estaba hecha de esa manera para ponerme a prueba, si yo pudiera sobrellevar las adversidades de estar con ella tal vez me seria dada. Su aroma, antes que todo. Pero incluso eso me hacía sentir atado a ella, entre su silenciosa mente y su toque me hacían sentir envuelto y bastante dichoso.

Dicha era algo que hace tiempo no tenía en mi vida. Amaba a mi familia, pero ellos tenían cada quien un algo por el cual permanecer en este mundo, ellos no estaban solos. Ahora yo tenía esa posibilidad también.

¿Pero me querría ella?

Sabía lo ilógico que era. ¿Por qué habría de hacerlo?

Pero le daría razones, le daría razones para quererme cerca, yo quería ofrecerme a ella y jurarle que si me daba el placer de su compañía por los años que me lo permitiera yo sería su fiel esclavo.

Seguí ese mismo carril de pensamiento, dejando mi mente flotar por cada detalle de nuestro primer encuentro.

Me había vuelto un blandengue, me dije a mi mismo, me reí de mí. Había tomado una ocasión con una mujer para volverme su perro. Nunca le vi mayor interés al sexo, tampoco nunca estuve interesado en nadie lo suficiente para comprobarlo. Se sentía privado y mi capacidad de ver en las mentes ajenas no ayudaba jamás a aliviar esa sensación, no hubiera habido manera de nada fuera casual para mí antes, porque siempre hubiera sabido que rondaba la mente de mi pareja.

Aun así sabía que con ella no se debía a esto, no era su silencio, si no cada detalle.

Cuando se llegó la hora me prepare para el instituto. Baje las escaleras de mi cuarto hasta el garaje para darme cuenta que Alice ya estaba junto a mi coche, sonriéndome.

Seguí caminando hacia ella pero me sentí congelarme.

Alice.

Ella lo podría haber visto todo.

-Buenos días Edward.- me canto con su animada voz

-Buenos días Alice- le sonreí preguntándome que tan tenso me notaria. Ella no pareció notar nada sospechoso, porque su mente vago en otros pensamientos. Ella no parecía sospechar nada, pero después de algunos años mi familia había aprendido a ocultar sus pensamientos incluso de mí.

-Tengo que pasar a ponerle gasolina al auto antes de llegar a la escuela – le comente como no queriendo

-Tan rápido- me dijo con lo que parecía incluso auténtica sorpresa. – fuiste apenas hace un días.

-Maneje mucho ayer- le respondí, ella me miro y luego volvió a ver el auto.

-O bueno, supongo que aun así llegaremos a tiempo.

Vi a los demás chicos asomarse por la entrada al garaje y ella se subió del lado del copiloto mientras yo tomada mi asiento, no parecía que hubiera nada en su mente que me delatara

Alice usualmente mantenía un ojo en todos, lo quisiera ella o no, así que decidí probar si esto había sido una coincidencia o no más tarde.


Ella no fue a la escuela ese día ni al siguiente.

Trate de mantener mis nervios lo más calmados que pude porque el hecho de que Alice pareciera no poder ver lo que pasaba conmigo Jaspe ciertamente podía sentirlo aun.

Solo estaba poniendo más presión a este asunto al querer dejar a mi familia completamente fuera de esto. Pero quería tenerla para mí, al menos por un tiempo. Sabía que cuando ellos lo supieran habría un gran momento de caos y quería al menos saber que era lo que pasaba entre nosotros antes de aventarnos a ese desastre.

Ella volvió a la escuela después del tercer día de ausencia.

Podía verla en las mentes de sus compañeras. Para la hora del almuerzo, estaba seguro que Jaspe era único de mis hermanos capaces de sentir mi estado de ánimo. Vibraba prácticamente sobre mi silla.

-¿Algo en tu mente Edward?- pregunto Emmet con malicia - ¿Alguna chica te mando una nota entre clases?

Su pregunta era sin malicia alguna, el solo estaba siendo burlón, oh si supiera.

-Hay una exhibición de autos en Seattle esta tarde, quizá valla a ver si algo me convence. – mi explicación pareció convencerlo.

Trate de parecer normal, cuando el timbre sonó y tuve que ir a clase de química.

Ella llego después de que yo ya hubiera ocupado mi asunto y pareció inquieta al darse cuenta que no había otro lugar más que el del lado mío. Se instaló a mi lado en la mesa, nunca volteándome a ver.

La clase comenzó y yo seguía viéndola mientras ella le huía a mi mirada como a la peste.

-Bella – le susurre acercando mi mano a tocar ligeramente la suya sobre la mesa, con la misma sensación eléctrica entrando por mi mano al rosar la suya.

- No – dijo sin voltear a ver el pizarrón donde estaba el profesor.

-¿Qué? – le pregunte en un susurro.

- Que no Edward- volteo a verme, con sus ojos duros y enrojecidos.

Me helo un poco verla así, su rechazo había sido amplio y cruel, aunque no puedo decir que inmerecido.

Me voltee hacia el profesor y deje que la clase pasara como un borrón.

Cuando sonó la campana y todos tomaron sus cosas para moverse a la siguiente aula, sin que ella se diera cuenta tire su cuaderno y unos lápices al piso, para ganar algo de tiempo en lo que los demás alumnos salían.

No la ayude a recoger las cosas y me sentí algo mierda por eso. , pero se levantó y trato de huir la tome de la mano para evitar que miro muy molesta volteando a ver a todos lados en el salón de clases.

La puerta ya se había cerrado y no había nadie más a nuestro alrededor.

-¿Qué quieres Edward?

Realmente no tenía una respuesta para eso. Pero empecé por lo más sencillo de preguntar.

-¿Por qué no has venido a clases?

Me miro un segundo antes de voltear al piso, viéndose menos fiera que antes. – Tenía unas cosas que resolver antes. ¿A qué viene esto Edward?

No había soltado aun su mano y no quería hacerlo porque sabía que si lo hacía se iría, me acerque un paso más a ella, para evitar lastimarla con su brazo tan estirado. Ella se encogió un poco ante mi cercanía, pero no trato de irse.

-¿Por qué no quieres hablar conmigo Bella? ¿Te hice algo malo?- mi voz se oía algo estrujada.

-Obtuviste lo que querías Edward, no hay porque fingir nada mas- su cabeza estaba gacha y miraba hacia el lado. No podía creer su respuesta. Mi orgullo herido quiso recordarle que ella me había empujado contra el suelo y que ella había estado tan deseosa de quitarme la ropa como yo había estado de quitar la de ella. Pero trate de recordar lo poco de caballerosidad que quedaba en mí antes de contestarle.

-Siento no haberte tratado con más respeto Bella- y lo sentía enserio- pero las cosas e salieron de mis manos- de las manos de ambos- Quiero conocerte Bella, de verdad, no te lleve a ese lugar con la intención de aprovecharme de ti…

- No lo digas así – me corto de golpe, me miraba vulnerable pero a la vez molesta- Las cosas pasaron y esta mejor dejarlo así Edward.

Ella quito su mano de la mía, y tomo camino a la puerta.

-Bella – la llame una vez más.

-No Edward- me dijo saliendo del salón sin voltear a verme.


Me vi obligado a acompañar a Emmet y a Rosalie a la exhibición de autos que les había mencionado, solo para mantener mi pantalla, una tarde con mi hermano hubiera estado bien, pero Rosalie nunca estaba muy feliz conmigo y no me ayudaba a mejorar mi humor actual.

El día siguiente pasó sin altibajos hasta la hora que compartía con ella. No volteo a verme en toda la clase ni siquiera cuando se suponía que debíamos trabajar juntos. Hizo las cosas eficientemente lejos de mí y se levantó al final de la clase, dejándome a mi sentado viendo como salía del salón tras los demás compañeros.

Cuando Salí al pasillo la oí platicando a varios metros de la puerta con algunas de sus amigas.

-Bella no puede ser que te vas a quedar en la biblioteca hasta tarde otra vez- le reclamo la voz chillona de la joven Stanley

- Necesito terminar el trabajo de literatura Jess, mejor hoy.

Sus compañeras siguieron parloteando algo, pero yo ya había oído lo que necesitaba.


La escuela estaba vacía, acababan de cerrar la biblioteca y supuse que podría interceptarla saliendo de ella.

No me equivoque.

Isabela bajaba las escaleras del viejo edificio, se veía más delgada y parecía que estuviera adolorida.

Su rechazo me dolía, ella era lo único en el mundo que me hacía sentir en casa y no me quería de la misma manera que yo a ella. Me sentía tonto y por primera vez desde hace casi 100 años me sentía un adolecente. Nadie que me conociera habría dicho nunca que terminaría acosando a una chica solo por un segundo de su atención.

Yo no sabía que era ella, pero necesitaba saber que pasaba por su mente.

En vez de huir de mi ella fue directo a mi encuentro, lo cual me trajo una alegría casi ridícula, pero me importaba un bledo. Ella venia hacia mí.

-Puedes acompañarme al gimnasio Edward- me pidió apenas estuvo lo suficientemente cerca para poder hablar bajo.

Una vez en el lugar, ella se hecho sobre mi torpemente, pero como el idiota que era yo hice todo más fácil. Cuando ella quiso enredar sus brazos en mi cuello me agache obedientemente para facilitárselo. Cuando busco mis labios con su mirada fui feliz se terminar el camino hacia los suyos. Y cuando sus manos trémulas desabotonaron mi camisa, yo más que complaciente me termine de hacer el trabajo por ella.

No quería que en esta ocasión termináramos juntos en el suelo, como la primera vez, ella era tan suave que tenía miedo de romperla, y me daba más miedo tener que recostarla en una superficie dura, pero se negó cuando le dije que buscáramos un mejor lugar. Y yo no le iba a negar nada, la cargue hasta una pila de colchonetas que estaban en la otra esquina de la cancha. Casi no había luz ya pero eso no era un impedimento para mí. No quería perder la oportunidad de verla, como la última vez, que todo había sido tan rápido. Quise tomarme mi tiempo con ella.

No tenía mucha idea de que hacer, pero sabía que quería hacerla sentir bien. Me tome algún tiempo en observar su cuerpo, pero mi mirada la puso tensa y tuve que calmarla besándola.

Aun así alcance a ver largos cardenales en sus piernas y costillas, además de marcas en su liso abdomen.

Por un segundo se tensó ante mis manos tocándola, pero cuando me disculpe con ella y me miro directo a los ojos algo pareció haber cambiado.

Nos cambió de posición en la colchoneta me pidió que me sentara y ella sobre mi busco darme placer con sus manos. Apenas pude resistirme a dejarme llevar, sus manos trabajaban en mí con algo de temblor y sus labios unidos con los míos eran cálidos y vacilantes.

A mí todo me sabía a gloria y no podría nunca terminar de creer que alguien así deseara hacerme sentir bien.

Cuando sentí todo cerca tome su cintura y la acerque a mí. Ella entendió.

Sus sonidos de placer y su cálido aliento que apenas sentía en el cuello eran mejor que cualquier pensamiento obsceno. En esta ocasión fue bueno para ambos, ella pudo sentir el placer de mi cuerpo entrando en el de ella justo como lo hacía yo. O almenas eso parecía. Mantuvo sus manos en mis hombros casi siempre, impulsándose a veces y sosteniéndose otras Apenas pude aguantar para hacerla a ella venir .Fue lento y a la vez duro solo un instante. Me dejo sostenerla entre mis brazos por un rato, besar el tope de su cabeza y de vez en vez sus labios. Me preguntaba entre la bruma de mi mete si ella tendría frio estando pegada a mí, pero nunca se quejó.

Me dio un beso largo y melancólico antes de separarse de mí. Con sus manos a cada lado de mi rostro, sus dedos acariciando un poco mi cabello. Mis manos en su cintura acariciaron sus costados mientras ella se levantaba, un poco temblorosa, de la colchoneta, sus ropas estaban tiradas alrededor y era una perfecta visión el que ella se moviera por ahí recogiéndolas, ya no había luz que viniera desde afuera por las ventanas y no se oía ruido de afuera del gimnasio, así que di por sentado que estábamos solos.

Era muy codicioso y me preguntaba si ella me dejaría tener una vez más esta noche.

Me levante de donde estaba, acercándome hacia ella que ya se estaba terminando de poner su camiseta. Sentí como se encogía un poco por mi cercanía y tire mi anterior idea por la borda. Me vestí rápido, buscando todas mis ropas y volviéndome a acercar a ella después. Estaba frente a la puerta del gimnasio y parecía esperarme.

Se abrazaba a sí misma, pero cuando estuve frente a ella me volteo a ver al rostro y me sonrió un poco.

-Supongo que te veré mañana- dijo acomodándose un mechón de cabello tras la oreja.

No espero a que respondiera y se comenzó a dar la vuelta.

Sentí como me arrancaban un pequeño pedazo de mí, decidí que tenía que tener más tiempo con ella. Que quería que me permitiera más de su presencia y que me dejara hacerle ver que yo la añoraba a ella y no solo a su cuerpo. Entendí en ese momento que si quería algo con este chica, en la medida de lo que fuera, tendría que actuar muy lento, ella parecía complacida con mi proximidad, pero no tanto con la intimidad que podría crecer entre nosotros, pocas preguntas, me dije a mi mismo.

Me adelante un paso y la detuve tocándole la mano apenas con una de las mías.

-Permíteme llevarte a tu casa- mi voz salió como un ruego, pero no podría importarme menos.

Ella vacilo un momento.

-No sería bueno para mí que te vieran por mi casa Edward.

No le quise dar mucho sentido a sus palabra porque no quería que el peso del rechazo callera en mí del todo aun.

-¿Me permitirías llevarte a cenar hoy entonces?- me sentía tan juvenil con ella, bien podría haberle pedido que me permitiera llevarla de paseo y ofrecerle mi brazo mientras caminábamos por el parque. Pero sabía mierda que era lo que se usaba en el coqueteo de la gente de su edad y solo podría hablar por lo que sabía cuando yo era humano.

Vi su duda otra vez y me golpee mucho internamente por ser tan idiota, ya una vez le había ofrecido llevarla a cenar antes y también me había rechazado. Iba a sugerirle otra cosa pero ella se me adelanto.

-Me gustaría- tenía una sonrisilla inocente que no llegaba a sus ojos. Pero creo que rio cuando vio lo grande que había sido la mía al oírla. Tome su mano y me la lleve a los labios, sin soltarla cuando salimos del gimnasio a mi auto.


Hola de nuevo!

Ojala les haya gustado y les agradecería mucho si me dejan saber su opinión de la historia. Hasta el próximo Capitulo!