Estar con ella de esta manera era emocionante. Pero si honraba la verdad, para mi estar con ella en cualquier manera era emocionante.

La encontré en la única gasolinera a la salida del pueblo, ella entro en mi auto ataviada con el cabello en cola y lentes de sol cuando pensó que nadie la veía, cuando arranque se los quito y me dio una abierta sonrisa, con sus ojos cálidos.

De no haber ido conduciendo me habría acercado a besarla, no lo hice porque sabía que ella se pondría nerviosa, no porque pasaría algo en realidad. Le sonreí de vuelta, más por reflejo a su hermoso rostro.

-Hola preciosa- salude y me gane el disfrutar de ver el sonrojo crecer por su rostro.

Ella miro a su regazo encogiéndose un poco en el asiento, aunque estiro su mano para tomar la mía en la palanca de cambios.

-Hola guapo- su sonrisilla de adivinaba por el tomo, aunque la mirada tímida y el sonrojo permanecían.

Lleve su mano a mis labios separando la mía de la palanca, bese su dorso, pero no las separe cuando volví a bajarlas.

Me tome unos momentos en los que pensé que no me notaba para observarla de arriba abajo, traía un jeans ceñidos al cuerpo que daban la forma de sus caderas, muslos y pantorrillas, unos pequeños zapatillos de piso color negro y un top que se le veía tan bien ,que se me antojo quitárselo. La tela era fina, sin llegar a ser transparente, el clima había prometido ser agradable así que supongo que por eso escogió algo sin mangas, y el profundo color azul hacia ver su piel como crema. Pero era la piel que se veía por entre su escote la que más me intrigaba. No era profundo, pero me dejaba ver todo su cuello, si ella hacia el movimiento adecuado, la forma V me dejaba ver el comienzo de sus pechos.

Hoy era un buen día en definitiva.

Pasamos casi todo el día en Seattle como había sido la idea, ella había insistido en buscar libros la mayor parte de ese día y yo era su fiel perro.

Cada libro que ella veía yo lo anotaba en mi mente para cuando ella lo dejaba en el librero después de ver el precio. Fingí ver los míos, pero al final cuando iba a pagar la cuenta, ella llevaba un montoncito modesto de libros con ella y yo le anote una empleada del local cuales eran los libros que quería que cargara a mi cuenta. Bella no pareció darse cuenta de eso, porque cuando termino de pagar lo que había decidido llevar me volteo a ver y me sonrió.

-¿Te agrado algo Edward?-

Su rostro fue muy lindo cuando vio el montón de libros que trajeron entre 2 empleados de la tienda.

No volvió a decir nada hasta que estuvimos de nuevo en mi auto.

-No sabía que te gustara leer tanto- en su voz se escuchaba aun asombro.

-No tanto en realidad- le dije – esperaba que tu pudieras contarme de que van algunos de esos libros.-

Me miro sin comprender unos segundos y luego bajo su mirada a su regazo de nuevo.

-No deberías hacer eso Edward- su voz había caído un poco.

-No enserio- le insistí- no leo tanto, espero que tu quieras contarme algunos de esos, en realidad se veían interesantes- ella me volteo a ver y entendió que me estaba haciendo el payaso con ella.

-Gracias- dijo al final.

Paramos en un parque rodeado de locales de comida para caminar y que Bella pudiera comprar algo para su apetito. No me dejo pagar en absoluto y aun así tuve que comer de la horrible cosa que parecía una salchicha empalada y cubierta en grasa. Pero ella me dejo abrazarla por la espalda y besarla de vez en cuando así que me parecía un precio justo.

No era un día nada especial en la ciudad, pero pasear por la calles de ella de la mano de Bella lo hacia lo más especial que yo había vivido en ese lugar.

Podía durar horas hablando con ella sin parar, sin hartarme o sin sentir el tiempo siquiera. Cuando el cielo se empezaba a tornar rojizo, ella dijo:

-Avise en la casa que me quedaría con Ángela esta noche-

Me lo tome como lo que era. Y no pude haber estado más agradecido. Le sonreí y la bese en los labios con ganas. Aunque siempre la besaba con ganas.

Regresamos al auto aun sin soltar nuestras manos y esta vez no la deje entrar sin que antes me dejara abrirle la puerta. Me sonrió.

No sabía qué hacer en realidad, quería pasar la noche con ella, más que nada, pero no sabía cuál era el proceder adecuado para una pareja de adolecentes de escapada en otra ciudad.

Pero yo no era un adolecente totalmente y podía permitirme mil cosas más que un adolecente, no la iba a llevar a un motel en definitiva.

Aunque supuse que esa era su idea cuando se me quejo porque nos conduje al hotel Hilton.

Mi chica era sencilla, y por eso iba a darle eso.

La adoraba y lo haría incluso en una cama de paja en medio de un cuarto de madera, pero si estaba en mi manos la tendría en un cuarto de lujo entre almohadas de plumas.

Insistió mucho en ir a otro lugar, no le di ninguna excusa ni ningún argumento más.

-Puedo hacer esto y quiero estar contigo aquí Bella.-

No dijo más, pero tomo mi mano mientras llegábamos a la recepción. Pedí una habitación y deje mi tarjeta, la recepcionista nos dio una vista curiosa, supongo que no es común ver a un par de adolecentes entrar a un hotel fuera obvio cuales eran nuestras intenciones o no. Era la primera vez que teníamos tanto tiempo para nosotros.

No la deje entrar por su propio pie y la cargue en la entrada del cuarto. Se quejó.

La lleve hasta la cama cargando mientras ella insistía todo el rato que podía caminar. La deje sobre ella con cuidado y sin despegarme de su cuerpo empecé a besarla en los labios sin presionar demasiado el asunto.

Podía sentir que estaba nerviosa, yo también lo estaba en cierto sentido. Esta era la primera vez que no nos apremiaba el calor del momento y que no nos dejábamos ganar por la lujuria.

Para mi eran escasas las horas, pero aun así las posibilidades eran grandes. Y quería hacer las cosas bien por una vez, nunca había cuidado de ella de manera apropiada. Quería hacerla gritar, quería que se aferrara a mí en su orgasmo y que temblara contra mi piel mientras seguía en su nube. Era un deseo de macho y lo sabía, quería que se sintiera tan bien conmigo que nunca quisiera estar con nadie más.

Yo no lo haría, ella era mi primera y única, y no quería más que eso. El sexo nunca fue tan relevante en mi vida, nunca supe porque, nunca entendí porque esa proximidad me abrumaba, tal vez la mente ruidosa de las mujeres o tal vez nunca me sentí conectado a nadie así. Pero con ella era diferente. Y lo quería todo.

Me sentía ambicioso, tenía su cálido cuerpecito debajo de mí en la cama, sus manos trémulas desabotonando mi camisa y las mías colándose debajo de su blusa. Sabía lo que venía y lo quería. Y ella también. Pero iba a probar cosas nuevas , ahora que el tiempo y el espacio estaban de mi lado.

Bella suspiro y dejo caer su cabeza en mi pecho mientras se abrazaba a mí con una sonrisita satisfecha en su adormilado rostro.

Y oh Dios como disfrutaba verla con ese rostro.

Inspeccione el cuarto ahora que todas las ansias se habían consumido momentáneamente. Era la habitación estándar del Hilton suponía yo. Bella no me había dejado ni siquiera pedir una suite así que estábamos en una habitación normal , con una cama King size y vista a la ciudad por los ventanales, que estaban al lado de la cama, una salita del lado contrario con un servibar y el baño.

Aunque no me interesaba mucho, la verdad. Lo que más me agradaba de la habitación era la ropa tirada por el piso.

En mi opinión la sabana sobre ella era una grosería. Tenía la espalda medio recargada en el cabecero y ella dormía sobre mi pecho, rodeando con una mano mi torso.

Era una almohada.

Era una almohada muy contenta.

Disfrute el calor de su piel contra la mía, y su tacto de seda contra mi costado. Su pierna enlazada entre las mías se sentía muy íntimo, y aun así perfectamente cómodo, como si fuera algo normal entre nosotros.

No medí el tiempo que paso hasta que ella empezó a mascullar entre sueños, cosas extrañas y a abrazarse más a mí.

Lo tomaría como una invitación, si no , me disculparía después.

No iba a hacérselo dormida, así que inicie un ritual para despertarla.

Nos voltee en la cama, y comencé a recorrer su cuello con mi nariz, apreciando su aroma. Ese era mi precio máximo. Ella no era mía, no me amaba y su olor calaba en mi cuerpo como llamas ardiendo. Pero era el precio que yo tenía que pagar por amarla. Porque ella no me fue dada y aun así la tomaba como si lo hubiera sido.

Y si era todo lo que tendría, con eso podía vivir.

Ella despertó una vez que hube llegado con besos hasta su pecho. Se desperezaba en medio de su adormilamiento estirándose un poco, cuando pensé que alzaba sus brazos para apartarme me rodeo con ellos y halo de mi hacia su rostro, acercándome para besarme.

-Eres insaciable- me dijo.

Solo me reí en respuesta, ella parecía contenta con cooperar así todo estaba bien. Nunca había tenido otro momento para verificar lo que ella decía. Pero me sentía así. Nunca era suficiente, y si no fuera por su cualidad humana, si solo de mí dependiera, no terminaríamos nunca.

Pero adoraba verla ser humana, era parte de mi deseo por cuidar de ella.

Bien entrada la noche cuando por la ventana apenas entraba la tenue luz reminiscente de una farola pisos abajo, ella estaba dormida sobre su costado del otro lado de la cama, con la grosera sabana aun sobre ella. Habíamos tenido una discusión sobre ella durante la noche, yo alegaba que no hacía falta cubrirse y ella se sonrojaba y decía que lo haría aun así. Le dije que si dormía sin taparse yo haría lo mismo. Y hasta pareció considerarlo. Pero igual se tapó y me dio la espalda. Hacia horas de eso y supuse que ya era mejor idea dejarla dormir.

Estaba acostado sobre mi espalda, aun cubierto por la sabana. Lleve un brazo tras mi cabeza recordando que mentira diría a mi familia al llegar a forks. Probablemente algo sobre comprar otro auto o un piano. Mi familia empezaba a pensar que actuaba extraño, pero siempre pensaban que actuaba extraño, así que no era tanta diferencia. Jasper era el más difícil de engañar, sorprendentemente. Él sabía que algo pasaba. Solo que no había decidido que era y no había dicho nada a nadie. Se lo agradecía en silencio. Alice, por otro lado, era un milagro que ella no pudiera ver qué pasaba, no entendía porque, pero era siempre que estaba con Bella. Alice incluso se había quejado de que últimamente me desaparecía de su 'radar' por horas. Hasta el momento la excusa de que estaba intentando poner la mente en blanco para tratar de no escuchar las voces de nadie en mi cabeza había funcionado. Aunque sospechaban.

No sabía por cuanto tiempo podría conservar esto como algo mío. No quería que me la quitaran. Sabía que ellos no lo entenderían. Porque yo mismo no lo hacía.

Sentí presión sobre mi pecho y un cuerpo cálido alojarse en mi costado.

Voltee para verla a ella abrazarse a mi y me di cuenta de cuan sumido en mi mente estaba para no haberme dado cuenta antes de que estaba despierta.

-Hey – le sonreí.

En vez de responderme acuno mi cara en su mano y paso su pulgar por sobre mi ceño fruncido. Que hasta el momento yo no había notado.

-¿Qué es lo que te tiene despierto tan tarde guapo?- lo decía mientras su rostro ladeado estaba apoyado en mi pecho.

No sabía que más responderle, así que solo le dije la verdad.

-Tu –

-Bueno. – Dijo con una sonrisilla maliciosa- hay mejores razones por las cuales te puedo mantener despierto.- decía eso mientras se subía sobre mí a horcajadas. Apoyándose con sus dos palmas sobre mis pectorales e inclinándose a besarme.

Me dio toda la libertad de recorrer su torso con mis manos, y de esta nueva manera tenia ambas manos completamente libres para ese propósito.

Ella no tardó mucho en tenerme dispuesto. Solo lo hubiera necesitado decir a decir verdad.

La deje tomar el control de aquella vez, porque era lo más ardiente que vi alguna vez verla satisfacerse conmigo. Tomo incluso mis manos apresándolas a ambas sobre mi pecho con cada una de las suyas. Mientras usaba ese contacto para apoyarse.

Era una pequeña presión a decir verdad, pero estaba tomando el control y me tenía al borde.

Cuando ella se liberó, pareció lánguida sobre mi cuerpo así que tome la oportunidad, me senté sin voltearnos y la sostuve contra mi fuerte del trasero, acercándonos más. Sabía que mis manos no le dañarían en absoluto, así que me satisfizo bastante verla sorprenderse por esa acción.

Le sonreí abiertamente y ella me empujo un poco el hombro, aunque sonreía también.

No nos moví. Solo nos deje en esa posición. Me rodeo por el cuello con sus brazos y sus piernas flexionadas y torno a las mías y mi cintura. La tenía contra mi completamente, una de mis manos en su espalda y la otra recorriendo su cuerpo. Era un abrazo sensual, así como sus besos y sus manos recorriendo mi cuerpo.

Ella había sido aventurera conmigo hoy, así que yo tenía permiso, o eso suponía.

La rodee con un brazo por la cintura y con otro sujete su trasero y nos levante de la cama.

Ella se sorprendió al sentir el cambio de posición, y como hacia nuestra unión más profunda, pero enterró su cara en mi cuello y si quejido se transformó en un gemido profundo.

-Más que bien- me dijo cuándo le pregunte como estaba.

Pesaba lo mismo que una pluma y era como estar abrazado a un radiador. No había pensado que el cielo fuera así de caliente.

Cuando nos deje en la cama nuevamente ya casi estaba clareando. Ella me trajo sobre si sin soltarme para besarme en medio de su bruma postcoital, pero yo también estaba en la mía. Y que se joda el mundo, que bien se sentía estarlo.

Su rostro era combinación de cansancio y satisfacción, de la cual yo estaba muy orgulloso.

Pensé que iba a dormirse, pero se quedó despierta el mientras el sol se alzaba y se volteo hacia mi sonriendo de lado.

-No tengo conque compararlo- dijo- pero por mucho esta ha sido la mejor noche de mi vida. – había mucha inocencia en esas palabras, inclusive con todo lo que denotaban, ella no estaba tratando de inflarme por alguna razón, solo quería estar así conmigo.

Lleve su mano a mi labio, y aunque no fuera un alago propiamente, claro que se me inflo el ego que no me cabía en el cuerpo.

-Esta es por mucho mi mejor noche también.- le dije con toda sinceridad.

Porque en un siglo de noches eternas, una con ella bastaba para opacarlas todas.

-No digas eso – se acercó más a mí a medida que decía eso. Haciéndose pequeña y acurrucándose a mi lado.

-Decir qué? – me voltee sobre mi costado y la rodee con el brazo, pegansola mas a mí.

-Debe de haber habido muchas noches mejores a estas en tu haber.- su mirada era un poco sospechosa, pero se veía bastante inocentona- no creo que una noche conmigo rebase las anteriores.

Después de ese comentario capte a lo que se refería. Para mi había sido obvio desde la primera vez la falta de experiencia de ella. Pero para mí raza el sexo no ira igual que para un humano y suponía que yo no entraba en la mayoría de las características de un hombre que recién empieza a tener sexo.

Yo no me cansaba, por ejemplo.

Y varias cosas útiles más.

Pero le debía el ser sincero con ella. Porque de todas maneras, de alguna forma quería hacerla ver que para mí ella era importante. Mi primera y mi primer amor. Era una comedia trágica. Yo era su pequeño objeto dispuesto a formar parte de su placer. Yo era el que amaba y el que daría todo a sabiendas de que no recibiría nada. Pero se la debía.

-Nunca había habido otra noche como esta Bella. – me sincere. Y ella siendo ella no me creyó. Su ceño estaba fruncido de manera muy bonita

-¿Te refieres a que eres más de tipo de hacerlo en el gimnasio cuando todos se van?

Ahí estaba mi hermosa chica y su espina de ingenio, molesto ingenio.

-Pensé que esa eras tú- y le sonreí con malicia, porque dos podían jugar.

Tuvo la decencia de sonrojarse y tratar de voltear su rostro a otro lado. Pero yo no tuve la amabilidad de dejarla hacerlo y la hice mirarme directo a los ojos.

-Antes de ti nunca había estado con nadie Bella- y ella no tenía idea de cuánto abarcaba la verdad en esa afirmación.

Ella me miro incrédula por un momento, claro. Luego hablo un poco enojada.

-Anda, no es como si fuera a enojarme, no tienes que decirme eso.

Espero otro poco a ver si yo decía algo y al ver mi falta de cooperación ella hablo.

-¿Esperas que crea que nunca habías tenido sexo con nadie antes de mí?

-No espero que lo creas, solo te lo dije porque es la verdad.

Ella seguía viéndome como si tuviera un gusano en la frente y luego hablo, con sospecha, porque pues como más.

-Vamos Edward, se serio.

-Soy serio- la interrumpí dándole mi mejor cara de póker. Ella me vio tan mal que no pude más que reírme. Para este punto estábamos los dos sentados en la cama uno frente al otro, ella se tapaba sujetando la sabana con una mano en el centro de su pecho. Y lo restante estaba en mi regazo. Aunque al moverse ella tratando de escapar de mi cuando me reí quede al descubierto, cosa que no ayudo a disminuir si incomodidad cuando me acerque a detenerla.

Pensé que tal vez ella se había enojado conmigo enserio cuando vi su rostro rojo y sus ojos aguados. Me levante de la cama para ponerme el bóxer que estaba tirado por el piso, mientras ella se ponía su ropa interior con movimientos bruscos.

Espere a que se termina de poner su ropa interior y la blusa que traída, porque no quería que se sintiera intimidada con lo que sea que siguiera a este ataque.

Seguía dándome la espalda y cuando trato de volver a ponerse el pantalón la detuve tomando su brazo por detrás antes de que se agachara a recogerlo.

-Bella, perdón no debí reírme. – no sabía que la tenía molesta, pero sabía que había causado que se pusiera así, tal vez fuera un buen punto de inicio.

Ella volteo a verme con la cara roja y los ojos como si estuviera siendo insultada, las lágrimas se acumulaban en ellos y apenas encontró los míos volteo el rostro de nuevo.

Como ya estaba de frente a mí me acerque un paso con la mano que no la sujetaba acune su cara.

Aunque no supiera muy bien que hacer en esta situación, no la quería lejos de mí, no que pensara que me había querido burlar de ella.

Me vio fijamente durante unos momentos y luego suspiro.

-Tu eres Edward Cullen.- dijo como si eso me diera media pista, supongo que se dio cuenta de que me quedaba igual por lo que siguió. – hay tantas chicas en la escuela que darían cualquier cosa por ti- y volteo a verme a los ojos en ese momento. -¿enserio no te das cuenta?

Claro que me daba cuenta, estaba escrito por sus caras cuando me veian pasar, o algunas preferían afrontarlo directamente. Como si no tuviera suficiente con leerlo en su mente.

-No – le respondí, porque al menos en el sentido del que ella estaba preocupada era cierto, yo no notaba a nadie más que a ella.

Tome su encabritado rostro entre mis dos manos y reprimí mi sonrisa, pero sé que falle un poco. Y la bese, porque se veía hermosa. Y aunque ella se movió al principio negándome luego sentí sus manos en mis hombros y subiendo por mi cuello.

Cuando le falto el aire la deje libre y subí abrazándola con mi rostro enterrado en su cuello.

Cuando deje que sus pies tocaran el piso y volví a ver su rostro ella lloraba, ahora enserio.

-No- dije pasando mis pulgares por sus lágrimas.

La traje a cama conmigo sentándola sobre el colchón y después de un momento ella me dejo abrazarla. Las cosas se había salido de control en poco tiempo.

Bella se enderezo un poco cuando recupero la compostura y me vio avergonzada.

-Lo siento – dijo.

No sabía de donde había salido todo eso. Pero de momento lo deje pasar.

Ya estaba claro afuera aunque seguía siendo bastante temprano. Iba sugerirle buscar algo para que desayunara hasta que sentí sus manos jalando mi rostro hacia ella y hacia sus labios. Como decir que no.

Durante toda la noche habíamos experimentado con el cuerpo del otro y la recompensa había sido físicamente gratificante. Nos habíamos divertido con la aventura de cosas que supongo nunca expresamos querer hacer.

Pero empezó con ese beso era algo diferente.

Ella envolvió su cuerpo en el mío y yo hice lo mismo. Porque mientras ella quisiera estar conmigo yo iba a darle lo que fuera.

No sabía que había más en el toque de Bella en ese momento. Pero la deje hacer. Hasta que hubo saciado la desesperación que la embargo en mí. Aunque las cosas sabían diferente.

El sol estaba bien puesto en la mañana cuando Bella despertó. Se había quedado dormida sobre mi pecho y me había limitado a disfrutar del ritmo de su corazón a través de su piel y del calor de su cuerpo.

Le di su tiempo para que se bañara y pensara que yo estaba dormido. Cuando salió del baño parecía calmada.

-Buenos días hermosa – le hable desde la cama.

-Hola guapo – me dijo con la cara arrebolada.

Era curioso como podíamos haber pasado toda la noche haciendo lo que hicimos y ella aún se sonrojaría por cosas como esas.

Me levanta y tome mi ropa del suelo solo para entrar el baño después de ella, dándole un beso en los labios de camino. Mi especie no ocupaba muchos cuidados de aseo personal en realidad. No nos ensuciábamos realmente. Pero tenía el olor de ella por todo mi cuerpo y no sería buena idea llegar a mi casa así. No si quería evitar las preguntas. Y bueno, tampoco quería que ella pensara que yo era sucio. Suponía que después de pasar una noche de actividad física lo necesitaría.

Cuando Salí del baño eran alrededor de las 10 am. Bella estaba sentada en la cama, viendo hacia su pequeño y básico teléfono celular.

-Sucede algo? – supongo que la sorprendí porque dio un bote en su lugar.

-No – dijo casi con urgencia, me vio por un segundo en lo que su semblante parecía tranquilizarse, su ceño me pareció excesivo para una sorpresa pero lo cambio cuando llego a ver mis ojos.

Antes de que nadie pudiera decir nada su estómago hizo un sonido fuerte, presentándose a sí mismo.

Reí un poco de su vergüenza por esto y recordé que realmente no había comido casi nada ayer. Me acerque a ella y le extendí mi mano para ayudarla a levantarse.

Ella entendió pronto y cuando estuvo parada frente a mí me rodeo con los brazos accedió a mi beso. Suave pero firme se asió a mí.

La deje ir porque la chica se estaba muriendo de hambre, le ofrecí pedir servicio a la habitación pero ella insistió que sería demasiado caro. Así que decidimos salir a buscar algo a los lugares cercanos al hotel. No entendía a que venía todo esto si igual no la iba a dejar pagar nada.

Antes de que le abriera la puerta de la alcoba ella me jalo un poco y se pegó a mí un momento. La rodee con los brazos y bese el tope de su cabeza.

-Perdón por lo de hace rato Edward- dijo- es solo que tu pareces saber lo que haces y yo no podría competir con ninguna de las mujeres que quieren estar contigo. – dijo esto con la cabeza contra mi pecho y su voz algo apagada.

-No hay ninguna competencia – le asegure. – ni ninguna comparación, porque lo creas o no solo he estado contigo. – se lo dije de nuevo porque así era. Por poco o nada que ella creyera. – y así estoy más que feliz que sea.

-Yo también estoy feliz que haya sido contigo.


Hola ! muchas gracias a las que han dejado comentarios en los otros capitulos, anima mucho a continuar que den se opinion hacerca de este pequeño proyecto.

Hasta el proximo captitulo !