Los personajes son de Stephenie Meyer, la historia es mi autoria.
Había llegado a este pueblo, como había llegado a todos lados, traída tras la huida de mis captores después de alguna escena casi sospechosa en nuestro último lugar de residencia.
Ellos se habían visto emocionados ante lo que este rincón, oscuro y lluvioso podía ofrecer a la ¨familia¨. No estaba sorprendida.
El cielo gris, el ambiente húmedo, la casa casi en medio del bosque, alta, amplia, con muchos cuartos de paredes mohosas descuidadas, se sentían igual que toda mi vida. Se sentía incomoda, sucia, casi indigna de ser habitada.
Tome el cuarto más al fondo de la casa, sobre el último piso, seguramente fue un armario de limpieza en algún punto. Con una ventana que salía hacia las tejas del techo, pequeña. Pero yo era más pequeña como para poder usarla de salida y lo suficientemente delgada para poder caminar por las tejas sin romperlas.
Si alguna vez lo necesitaba. Arrastre mi maleta por las escaleras, era escaso lo que tenía conmigo, pero los demás chicos tenían una malera también, ayudaba con la farsa.
Cuando finamente llegue al cuarto, revise las cerraduras, que afortunadamente funcionaban, había un colchón, supongo que abandonado se sus anteriores dueños, estaba sucio, pero no era inutilizable, así que lo limpie lo mejor que pude y lo acomode de modo que me dejara un pasillo al frente de la puerta.
Espere a que se hiciera de noche, antes de bajar a la cocina a buscar algo que hubiera quedado de la cena, nunca hacían lo suficiente para todos y los chicos que eran mejores candidatos a ser vendidos eran los prioritarios para las raciones de comida.
Éramos quizá 10, mayormente mujeres, yo era la que más tiempo había pasado con estas personas, los demás cambiaban constantemente, ya no hablaba con ellos, ya no buscaba hacer amigos, cada que nuevos chicos llegaban era porque otros habían sido ´reubicados´. Chicas hermosas y jóvenes que llegaban a esta casa con sonrisas de alivio tras creer que habían sido sacadas de la calle o de sus casas disfuncionales para vivir en esta casa de asistencia que presumía de encontrar hogares rápidamente para chicos jóvenes. Ellas eran las primeras en desaparecer, usualmente en carros de lujo, con hombres con ropas caras, las que volvían, habían perdido su sonrisa y habitualmente no volvían por mucho tiempo.
Los chicos no eran diferentes, eran criados para competir entre ellos, violentos. No vivían mucho tiempo entre nosotros, pero los veíamos a veces, a los antiguos inquilinos, pero nunca regresaban a ser los mismos, miradas nubladas, cuerpos consumidos. Algunos habían logrado escapar, pero habían sido perseguidos, hasta que los habían traído de vuelta y después… después ya nunca habíamos sabido de ellos.
Yo había aprendido el valor de ser invisible, había aprendido a apreciar mi cuerpo triste y delgado, incluso en las mejores temporadas, donde la cómoda de hecho alcanzaba, trataba de tomar apenas lo necesario. No era tan difícil pasar desapercibida, entre las bellezas rubias de ojos azules o las exóticas chicas de pieles oscuras que seguido ¨adoptaban¨ estas personas, mi escuálida figura y color de cabello común quedaba opacado.
Nadie iba a pagar por el patito feo.
Así que me había mantenido así. Había aprendido que para pasar por debajo del radar de mis captores debía ser obediente, me había convertido en una criada, porque de alguna manera tenía que pagar mi lugar aquí, para que ellos pudieran al menos sentir que no invertían en mi más de lo que yo aportaba, de vez en cuando era usada como ejemplo de los castigos físicos, para que los chicos y chicas de más valor, esos que no debían ser magullados puesto que se devaluarían, vieran lo que les pasaría sino obedecieran. Pero sabía que eventualmente eso cambiaria. Incluso su papito feo tendría su comprador en algún momento. Incluso la insulsa e insípida Bella, tendría su momento de brillar, como ellos decían.
Era mi peor miedo.
Mil veces había pensado en todas las alternativas.
Había visto lo que le había pasado a algunas chicas. Algunas que volvían enfermas, que después de haber sido vendidas como ganado y usadas, regresaban enfermas y deterioradas, consumiéndose poco a poco, hasta que solo eran sacadas de aquí por la noche. nunca volvíamos a saber de ellas.
Nunca había tenido nada en mi vida, mi ropa no era mía, era las sobras de las otras chicas, no sabía mi edad exacta, porque no sabía mi cumpleaños y jamás había visto mis documentos de identidad, había vivido bajo un yugo implacable, la única vida que conocía fue aquella que leí de contrabando en los libros que había conseguido esconder conmigo.
Nadie nunca había visto nada en mí. Nunca había deseado que nadie viera nada en mí.
Hasta que lo conocía el.
El primer día en Port Angels, cuando por error había evitado que me cayera y su mano había rosado la mía, había registrado su rostro en mi mente sintiendo que había visto un fantasma, o un ángel.
Después en la escuela, el chico con la mirada intensa y con las manos frías y la voz aterciopelada.
Estaba en shock cuando me invito a ¨pasear¨. Pero entendí que quizá ese era el momento de llevar a cabo el único plan que me había atrevido a maquilar en toda mi vida. Ya me habían quitado todo. Pero había algo que yo podía perder por mi propia voluntad antes de me lo arrebataran, al menos seria mi elección y tendría ese momento para mí.
Estaba tan nerviosa, nunca había salido con alguien, menos con alguien como el, no sabía qué hacer y me sentía ridícula tratando de coquetear.
Pero el pareció encontrarme siempre a medio camino en la plática y cuando llegamos al prado, él se había acercado a mí, ladeando su cabeza hacia la curva de mi cuello y retrocediendo, retirándose casi automáticamente, así que se sintió natural girar mi cabeza para encontrarlo a medio camino. Y de ahí en adelante todo se dio de forma sencilla.
Supe desde el primer momento que Edward Cullen no era un chico como cualquier otro.
Pero en ese momento decidí no ponerle nombre.
Y luego decidí que no importaba.
Porque en mi vida había conocido monstruos con corazones palpitantes que habían hecho mi vida un infierno. Que me habían arrebatado cada instante de felicidad.
El había entrado a mi vida como un rayo de luz.
Sabía que él no pensaba eso de sí mismo. Sabía que él pensaba en su cómo alguna criatura infrahumana.
Pero no tenía idea.
El me busco después de nuestro primer encuentro, siempre amable, siempre respetuoso, me dijo que me quería conocer, que me quería a mí.
No le creí, supuse que era como cualquier chico. Que había encontrado un juguete dispuesto, y que pretendía disfrutar del mientras fuera posible. No podía decir que yo había hecho algo diferente, vi la oportunidad y la tomé.
Pero él era perfecto, sabía que no tardaría en tenerme a sus pies. Y no quería que además de todo, mi corazón fuera arrancado también.
Pero él fue insistente.
Paciente.
Fue todo lo que necesité y jamás supe.
Sus caricias furtivas, pero cuidadosas, con vehemencia, casi con adoración, nuestros encuentros se habían vuelto un bálsamo contra el dolor de mi vida. Porque nunca nadie me había hecho sentir lo que el provoco en mí. Me olvide del dolor de mi cuerpo maltrecho y lastimado porque en sus manos era como si sostuviera una rosa.
Me olvide de la sensación de no valer nada, porque sus ojos me veían con adoración.
Sus palabras amables me hacían olvidarme de las duras voces que me recibían en casa.
Y cuando casi me convencía a mí misma que el un buen actor, que él era solamente un chico decente que trataba a su amiga con derechos de manera amable.
El comienza a cortejarme.
Lento y discreto.
Una rosa.
Un almuerzo.
Una cita que no involucra terminar en la cama.
Una escapa de fin de semana.
Él no tenía que hacer eso.
Yo estaba perdida por él.
Totalmente.
No necesitaba esas cosas para amarlo.
Pero hacían que mi corazón se calentara de una manera que pensé por mucho tiempo que ya había sido enterrada.
Y esas noches, en las que éramos solo él y yo. Al principio no sabía que esperar, no quise mi entorno afectara mi expectativa de que era realmente el sexo. Sabía que eso no era todo lo que había. Pero con el no era nada como lo había leído antes. Era sobre manos ansiosas, pero toques suaves, sobre demandantes y fríos labios, dejando electricidad por donde fuera que se deslizaran en mi cuerpo. Eran sus palabras dulces, a veces sucias, pero siempre con vehemente adoración susurradas en mi oído. Eran sus ardientes ojos, siempre cambiantes de color sobre mi piel, adorándome como se venera a una diosa. Las pocas veces que hable con las chicas de la casa sobre sus experiencias, había dolor involucrado, vergüenza, incomodidad y al final siempre se sentían usadas, vacías. El me completaba, me cuidaba, se preocupaba por satisfacer necesidades que yo no sabía que tenia, antes de sí mismo.
Y luego vino su declaración de amor.
Y si tenía que admitirlo, yo lo sabía. No había otra razón por la cual el siguiera buscándome cada vez. Él no lo necesitaba. El no sabía lo mucho que yo necesitaba a el.
Quería hacer lo correcto y decirle que no era correspondido, que quizá habíamos cruzado una línea que no debimos y que deberíamos dar por terminado lo que fuera este intercambio que teníamos, pero no encontré fuerza suficiente para hacerlo.
El no entendía cuando yo le decía que me iban a separar de él, si alguien me veía, si alguien nos veía. Me llevarían lejos, estaba segura, sería otra de esas chicas, que un día nadie más sabría de ellas.
Quería con tanto anhelo tomar su mano en público. Quería con tanta fuerza poder ser su novia, como cualquier otra chica normal.
Pero estaba aterrorizada si alguien me veía.
Porque nunca más volvería a saber de el.
Porque me había permitido tener esperanzas.
Porque el había prendido fuego a mi fe con sus palabras, con su declaración de amor incondicional. Y decide aferrarme a él, decidí disfrutar de eso.
Porque por primera vez en mi vida tenia algo.
Lo tenía a él.
Y teniéndolo a él sentía que tenía todo.
Porque me quería presentar a su familia.
Porque quería caminar de mi mano en la calle.
Me deje embriagar por esa felicidad, y por primera vez en mi vida senti que lo tenia todo.
Así que le dije la verdad y le dije que lo amaba.
Y sus ojos se iluminaron de adentro hacia afuera de sus pupilas, irradiando esa luz al resto de rostro, como si le hubiera dicho que gano la lotería en 4 países al mismo tiempo. Y sentí que cualquier cosa que pudiera pasarme después de ver esa expresión habría valido la pena.
Sus manos me sostuvieron como si tocaran algo sagrado y de nuevo sus labios cantaron palabras de devoción en mi oído.
Le sonreí, no por obligación, no por reflejo a su cegadora felicidad, sino por la mia.
Pero todo eso acabo cuando llegamos de vuelta a Forks.
Como siempre insistí que me dejara varias cuadras atrás de su casa.
Él me dijo que aún íbamos a resolver las cosas con nuestras familias, que iba a hablar con sus padres y hermanos, que les iba a confesar las cosas. Que quería hablar con mis cuidadores.
No le dije nada mas
No podía
Me consumía la vergüenza.
Él me iba a presentar a su perfecta familia, a su perfecta familia sobrenatural, pero extendida y unida.
Yo no sabía cómo confesarle que no tenía nadie a quien presentarle, porque la gente que había jurado protegerme en ausencia de mis padres biológico, estaba esperando el momento que les dejara de ser útil para poner en un precio sobre mi frente.
Yo no tenía con que corresponderle nada. Camine las cuadras a mi casa pensando con detenimiento en eso. Pensando que quizá podía explicarle la verdad.
Él me amaba.
Me lo había repetido hasta la saciedad y luego me lo había dicho más veces.
Quizá el querría ayudarme.
Quizá él no me juzgaría.
Con ese pensamiento dando la vuelta en mi mente, abrí la puerta de la casa encontrando el recibidor de la sala a oscuras, cerré detrás de mí la puerta sin molestarme en prender la luz.
y fue entonces cuando lo sentí. Un golpe sordo en la espalda. Entre medio las escapulas. El dolor agudo recorrió todo mi cuerpo, al mismo tiempo que sentí todo el aire salir de mis pulmones. Pero no me caí al piso. No hasta que sentí el mismo objeto contundente golpear con fuerza mis piernas, fue entonces que mis rodillas flaquearon.
Cuando caí al piso el dolor había hecho casi todo el trabajo, me sentía lejos de la conciencia, pero aún muy cercana a la realidad. Escuche claramente las voces de los cuidadores, decirme llamarme por nombres denigrantes, diciendo que harían ahora para sacar valor de mí, porque había decidido ir de puta con algún ricachón de la escuela.
Seguí sintiendo el objeto contundente impactar contra mi cuerpo.
Pero sinceramente ya no tenia poder. No sabía si era el dolor en mi pierna, o la falta de aire, dolía respirar, golpee mi cabeza al caer y después de ahí todo se sintió en la bruma. Pero si alcance a registrar como hablaban de él.
Como decían que lo buscarían, porque nadie se metía con su mercancía.
Descanse tranquila en el piso mientras los sentía arrastrarme a algún lugar al fondo del primer piso de la casa. Sentía pequeñas piedras romper mi piel, pero no le di mayor importancia. Sabía que ellos no podrían hacerle mayor daño a él. Él estaba seguro.
Me acercaron a lo que supuse era la puerta del sótano, que abrieron con un golpe sordo. Sentí como me arrastraban en dirección a la entrada de la misma y arrojaban mi cuerpo a través de la escalera. Trate de sujetarme del barandal al caer. Pero todo dolía y sentía que mis extremidades fallaban. Rodé hasta el fondo de la escalera, donde mi cuerpo impacto con el piso. Con la poca conciencia que me quedaba voltee hacia arriba y vi la sombra de mi captor al inicio de la escalera sobre mí.
Cerré los ojos y deseé que la inconsciencia me llevara.
Deje que mi mente vagara en los recuerdos que tenía, que vagara en él.
Antes de perder la conciencia definitivamente, pensé de manera fugaz que él no me encontraría la próxima semana en la escuela y creería que mi declaración fue falsa, desee haber hecho más por demostrárselo.
Abandone esta historia por mucho tiempo, y estuve pensando una temporada en si valia la pena retomarla, o simplemente dejarla como uno de los archivos olvidados en esta pagina, pero varios desenlaces han pasado por mi cabeza a lo largo del tiempo y creo que se merece un final. Ojala les guste y les agradeceria infinitamente que me dejaran su opinion en los comentarios. Publicare pronto, porque quiero ver la historia de estos dos hasta su final.
