Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic
Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rated T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, futuro lenguaje vulgar, violencia, problemas psicológicos, situaciones sexuales, situaciones sadomaso, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, posible yaoi (hombre x hombre) y yuri (mujer x mujer), pésimo sentido del humor.
Aclaraciones: «Pensamientos», "voces del pasado", "voces desconocidas"
KNOW UNDER SKIN
CAPÍTULO III
¿Qué eres tú?
Al salir de la tienda, Miu vio su reloj que daba las 8 de la noche «Kaede ya debió de haber llegado al restaurante», pensó mientras empezaba a caminar de regreso a casa y recordaba aquéllos días en que siempre salía junto a Kaede, Saihara y aquél chico que no quería recordar. Aunque no siempre había sido así. Al empezar la preparatoria, Miu era una persona pedante que alejaba a todos por su mala manera de hablar; sin embargo, Kaede siempre insistió en querer ser su amiga, hasta que lo logró.
Kaede ocupaba un lugar enorme en el corazón de Miu, aunque no lo admitiese tan a menudo, y tampoco demostrase tanto afecto como lo hacía Kaede. Pero le alegraba saber que podía contar con ella, a pesar de sus hábitos extraños. Saihara era el mejor amigo que Kaede, y sí, también era un amigo cercano a Miu, pero las veces que ha estado a solas con él, teniendo una conversación, eran contadas.
La apuesta rubia se paró para esperar su turno de cruzar, y mientras mira hacia al frente, logra percatarse que alguien la estaba mirando. Por alguna razón, empezó a sentir nervios, de esos que te dejan sin poder moverte, a pesar de que sientes el corazón latiendo fuerte y rápidamente. Sentía como si aquéllos atrayentes ojos morados la vieran tan dentro que desgarraban los ropajes de su alma. Miu no era del tipo de persona que se pondría a pensar cosas tan profundas, pero si tenía que definir lo que sentía, así era. Lo último que pudo ver, es como sonreía antes de un carro pasar y perderlo completamente de vista.
«Mi imaginación, tiene que ser eso», se convenció, porque nunca antes había sentido tal atracción. Sin importar lo mucho que dijese que los chicos se mueren por ella, en realidad se morían por tocar sus tetas, pero por el simple hecho de ser como era ella, ni se acercaban. Pudo notarlo, una vez más, cuando compró en la tienda, el cajero no paraba de ver su escote. Pero nada que un "¿Vas a quedarte toda la noche viéndome las tetas o a darme la cuenta?" no pudiera arreglar.
No era de ocultar, que Miu amaba su cuerpo y a sí misma, podía proclamarse a viva voz como la más fascinante mujer que jamás haya existido, así todos dijesen lo contrario, intentaba mantener su ánimo en alto, era lo mínimo que podía hacer por ella misma.
Suspiró para luego continuar su camino una vez el semáforo le indicó que podía pasar. No puede esperar para comprarse aquél vehículo que tanto anhelaba, y poder juguetear con el con uno de los pocos amigos que hizo en la universidad, ella estaba apenas comenzando y él terminando la carrera, pero su interés por la mecánica los hizo relacionarse rápidamente. Aunque ahora que se había casado y tenido una hija, no sabía mucho de él.
«Las personas vienen y se van» Miu no pudo evitar ponerse triste tras aquél pensamiento; nunca sabía cuando alguien nuevo llegaría, y cuando los viejos se irían. Como aquélla persona que no quería recordar. Esa era la razón principal de que, en un principio, no quería hacer amigos.
El miedo de perderlos después.
Entonces, de pronto sintió como si alguien la siguiese, la rubia volteó pero no había nadie, pensó en su imaginación jugando con ella nuevamente, pero eso no evitó que siguiera mirando hacia atrás mientras caminaba hacia su departamento. Una vez llegó, buscó las llaves para entrar, ya que los vecinos se ocupaban de mantener la puerta cerrada por los recurrentes asesinatos. Cuando encontró las llaves, las mismas se cayeron al suelo, molesta por su descuido, se arrodilla para levantarlas, cuando las toma, siente que alguien pasó al lado suyo, por lo que voltea, y al ver que no era nadie, Miu decidió que dejaría de inventar con su teléfono móvil y dormiría temprano.
Volteó para abrir su departamento, cuando se encuentra con alguien en frente suyo que la hace gritar levemente, entonces se da cuenta, que era aquél joven que la estaba mirando al otro lado de la calle minutos atrás. Miu llevó sus manos hasta su pecho, del susto sintió como si se le hubiese ido la respiración.
El chico la miraba con una sonrisa coqueta, era más bajo que ella, pero por alguna razón, el simple hecho de mirarla la hacía sentir tan extraña, atraída.
—Perdón, no planeaba asustarte —dijo el chico, con un toque de falsa inocencia, y sin dejar de sonreír.
«¿Era él quien me seguía o sólo ha sido casualidad?» pensó Miu—. Ah, no, está bien —respondió dejando atrás esas locas ideas—. Pensé que alguien me seguía y apareces de repente, y... —la rubia intentaba hablar mientras tomaba uno de los mechones de su cabello, nerviosa.
—Te vi en la otra calle —admitió el desconocido—. Iba para otro lugar cuando te vi aquí —explicó—. Espero no molestar —le dijo con una sonrisa seductora, como si supiera que no le molestaba para nada.
Miu se maldijo a sí misma en aquél momento, ¿por qué no podía actuar como siempre lo hacía? ¿Por qué no insultarlo y alejarlo? ¿Por qué seguirle el juego cuando sabía a donde iba todo eso?
—N-no molestas —dijo con cierto sonrojo en sus mejillas, por muy romántico que sonase, Miu no creía en el amor a primera vista, aquello sólo era atracción, una muy, muy fuerte; por eso decidió seguir aquel juego—. Soy Miu Iruma —se presentó.
—Kokichi Ouma —amplió su sonrisa— ¿me invitarás a pasar a tu departamento? —preguntó, sin dejar de mirarla.
—Sí... —no le importaba caer, por esa vez, con aquél chico llamado Kokichi que acababa de conocer, era la primera vez que sentía tal deseo, más allá de lo que ella podía decir de sí misma.
. . .
Los gemidos inundaban el departamento, los zapatos en la entrada, la ropa tirada por cada lugar por el que pasaban hasta llegar a la habitación de Miu. Ya estando en la cama, ambos se encontraban en sólo ropa interior, la chica jamás pensó que alguien la hiciera sentir tan bien, aquél joven parecía tan experto, como si ya conociese cada parte de su piel que debía besar, cada parte que debía tocar.
Acostada sobre la cama, Ouma besaba su estomago, subiendo poco a poco hacia ella, quien, curvó su espalda como respuesta positiva mientras gemía y de la excitación solía soltar una que otra grosería y maldición. Cuando llegó a ella y se miraron fijamente, pudo notar como sus ojos se volvían rojos, Miu no logró comprenderlo, ni siquiera cuando dejó relucir sus afilados colmillos y los incrustó sobre su cuello. Habría sido una reacción normal el gritar de terror, pero al contrario, Miu sólo sintió más placer, demostrándolo con los gemidos que emitía.
El chico se separó de repente, parecía sorprendido.
—Eres virgen —no, no era una pregunta, Kokichi ya lo había afirmado.
—No lo soy, me entrego a cualquier hombre que me interese —le respondió Miu, sin importar lo zorra que sonó, ella no le daría el placer de hacerlo creer que es el primero con el que desea acostarse.
—El sabor de tu sangre no me engaña —manifestó mientras se lamía los labios, parecía disfrutar de su sabor, lo que sorprendió a Miu pero no la hizo sentir, ni por un momento, menos excitada—. Una virgen en estos tiempos es como encontrar una aguja en un pajar, me gané el premio mayor —señaló sonriendo complacido—. Aunque quien diría que estaría oculta tras esos ropajes de puta —bromeó.
—No... no lo entiendo —dijo Miu mientras respiraba con dificultad, con sus mejillas rojas.
¿Cómo podía saber su secreto? Nunca se lo había dicho a nadie, ni a Kaede. Lo único que podía decir con seguridad es que Ouma no era como los demás, lo supo desde que sus miradas se cruzaron. Lo que hizo, no era humano. Pero si no era humano ¿qué era Kokichi Ouma?
—Otra cosa que me sorprende, es que una virgen como tú pueda excitarse más al ser mordida sin ser hipnotizada —dijo Ouma, ignorando el comentario de Miu—. Es la primera vez que conozco a alguien como tú —admitió—. Siéntete orgullosa, has captado la atención suficiente de un vampiro.
—¿Va-vampiro? —No podía creerlo, a pesar de lo que vio, de lo que le acababa de hacerle, no podía simplemente aceptar que los vampiros eran reales. No, ella no creía en eso, sin embargo, no encontraba otra explicación, tampoco es que estaba del todo concentrada como para pensarlo. Iruma gimió al sentir la lengua del recién declarado como vampiro sobre el lugar donde la mordió, saboreando la sangre que se había quedando goteando. Entonces empezó a besarle hasta llegar a su pecho, donde no esperó ni dos segundos en introducir sus colmillos, Miu gimió de placer que le producía aquél dolor. Abrazó con fuerza a Ouma, una de sus manos estaba sobre su cabeza invitándolo a seguir con ello.
Si ha de morir, no le importaba que fuese de esa manera.
Notas de autora: ¡Llegué con otro capítulo! ¿qué? ¿esperaban saber más de Kaede? En realidad, estaba escribiendo ése capítulo (ya casi lo terminaba) cuando se me ocurrió mejor introducir éste, así que lo escribí lol Bueno, mientras Kaede es atacada, esto pasa con Miu jo! Ya le tocaba su parte en la historia uwu Pero no se preocupen, ya agregaré más sobre Kaede ;3 Y vaya sorpresa yo agregando Irouma jaja. Espero les haya gustado éste capítulo, y sí, nuevamente dejé el suspenso porque me encanta 7w7
¡Muchas gracias por leer!
