Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic
Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rated T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, de todas formas intentaré no ser tan detallista con ciertos hechos, futuro lenguaje vulgar, violencia, problemas psicológicos, situaciones sexuales, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, posible yaoi (hombre x hombre) y yuri (mujer x mujer), pésimo sentido del humor, dramas y angustia, posible Ooc (fuera de personaje).
Aclaraciones: »Pensamientos«, "voces del pasado", "voces desconocidas"
KNOW UNDER SKIN
CAPÍTULO VI
Tu sola existencia me salva
Escuchaba sus pasos correr apresuradamente, como cada vez se le era más difícil contener la respiración, como cayó al suelo y se lesionó en la rodilla, pudiendo oler la sangre que desprendía de ella, tan dulce. Sintió como el miedo se apoderaba más de ella y se levantaba, lo más rápido posible, para seguir huyendo.
Huyendo de él.
Pero el dolor le impidió seguir con ello, por lo que, se escondió detrás de un árbol. Esperando que él no la atrapara. Pero era tan fácil saber donde estaba, sólo era cuestión de oír los acelerados latidos de su corazón aterrado, la sangre que aún brotaba de la herida y que estaba tan cerca de probar.
—¡Kaito por favor! —Rogó Kaede entre lágrimas una vez observó que el vampiro se acercaba a ella para beber hasta la última gota de su sangre.
Abrió los ojos y se levantó en pánico. Kaito había tenido una pesadilla. Se sentía tan asustado, asustado de su propio ser, de lo que podría hacer. La cara aterrada de Kaede, la mujer a la que tanto admiraba, la que tanto quería, la única que pudo lograr, después de largos años como ser inmortal, que su corazón latiera, aún permanecía dentro de su cabeza. El sólo hecho de pensar en probar su sangre, hacía que se le revolviera el estómago, mucho más porque sabía que no podría detenerse.
"Si no la terminas matando tú, otro lo hará"
Las palabras de Ouma de la noche anterior volvieron a él. Aquel enano quien no era nadie más que su creador, y que solía llevarlo a los confines más oscuros. Pero, esa vez, a pesar de sus advertencias, de sus propias pesadillas, Kaito tenía esperanza. Se sentía algo rebelde por no hacerle caso a Ouma, pero Kaede le devolvió aquello que tenía tiempo sin sentir, lo que o llevaba a pensar que quizá podía vivir entre humanos, quizá podía pasar tiempo con ella.
. . .
—¡Por aquí Kaito!—Kaede levantó una de sus manos con una sonrisa para llamar su atención, aunque no necesitaba de ello para reconocer que ya estaban allí en esa mesa del bar donde habían planeado reunirse, le pareció tierno. Se acercó con una sonrisa en su rostro donde se encontraban Kaede y Kirumi.
—Hola —saludó mientras colocaba su mano detrás de su cuello.
—Es un placer verlo nuevamente —dijo Kirumi, con una elegancia que le caracterizaba.
—Miu ya se está tardando —notó Kaede, el vampiro no tenía necesidad de preguntarse quien era, porque sabía que Kaede tenía una amiga rubia y de ojos tan azules como el claro cielo del día que tenía tiempo sin ver, y que a veces iba al restaurante para visitarla.
—Podríamos pedir algo mientras llega —recomendó Kirumi sabiamente, a Kaito le parecía extraño verla sin su traje de mesera— ¿Tienen algo que quieran que les traiga? —preguntó con cortesía.
—Kirumi-san, hay muchos trabajadores de aquí que pueden traernos algo —manifestó Kaede—. Recuerda que es nuestro día libre y decidimos pasar un buen rato.
—Lo siento, mi esposo también suele repetírmelo, pero se me es inevitable —respondió Kirumi, algo apenada.
—¿Esposo? ¿Tan joven? —Preguntó Kaito sorprendido, pero luego se dio cuenta de su atrevimiento—. Ah, perdón, es que no me lo esperaba...
—No se preocupe, en realidad nos casamos cuando cumplimos la mayoría de edad —declaró con una armoniosa sonrisa.
—Eres de mi edad, entonces tienen tres años casados —detalló Kaede, la contraria le dio la razón.
—Hey, perdonen la tardanza —eran ya las diez de la noche cuando la restante de nombre Miu llegó.
—¡Miu! —Exclamó Kaede mientras la misma se sentaba—, ¿no tienes mucho abrigo? —le preguntó extrañada mientras parpadeaba. Ciertamente, la chica tenía un sweater color rosa y bufanda blanca, y aunque seguía usando una mini falda, incluso a Kaito le pareció extraño, ya que, cuando a veces la veía, solía usar ropa bastante reveladora, y no solía ver muchas chicas así.
—Ah, es que me está dando mucho frío últimamente —explicó Miu. Kaito pudo notar algo extraño en ella, un sentimiento que conocía muy bien, nervios, pero desconocía el porque— ¿Este es el chico del que hablaste? —pregunto, refiriéndose a Kaito.
—Sí, Miu, él es Kaito Momota, quien me salvó de unos delincuentes —presentó Kaede olvidándose del tema anterior—. Kaito, ella es Miu Iruma, mi mejor amiga.
—Es un placer —dijo, intentando ser educado.
—Ah, sí, ¿entonces tienes segundas intenciones con Kaede? —se atrevió a decir, sin vergüenza alguna.
—¡Miu, no digas tales cosas, Kaito es un buen chico! —defendió la humana ajena a lo que Kaito realmente era, un vampiro que ya había matado antes y que, aunque intentaba siempre evitarlo, no se clasificaba como alguien bueno.
Después de aquella extraña presentación, todos pidieron sus bebidas.
—¿Entonces Hamehara nos dejó plantados de nuevo? —preguntó Miu mientras apoyaba uno de sus brazos en la mesa y con el sorbete le daba vueltas a la vodka con naranja que pidió.
—Así es —afirmó Kaede—. Me llamó temprano para avisarme que tiene mucho trabajo —explicó para luego beber un poco de su cóctel.
—La vida de un detective en tiempos como estos son muy difíciles —manifestó Kirumi bebiendo un poco de su vino tinto.
—¿Y a ti te dejó salir tu marido a emborracharte? —le preguntó Miu sin vacilar. A Kaito le sorprendía la poca vergüenza que tenía, por un momento, la imaginó junto a su creador y la combinación explosiva que harían, borró eso de su mente de sólo pensarlo le dolió la cabeza, así que le dio un sorbo a su bourbon.
—Él sabe que no tengo mala bebida y que no salgo con gente mala —le respondió con una sonrisa, mostrando lo paciente que podía llegar a ser con personas como Miu, o simplemente ya estaba acostumbrada.
—Y yo que no solía invitarte por respeto a él —manifestó Kaede con cierto sonrojo en sus mejillas, Kirumi por su parte rio levemente.
—¡Bueno, yo sí que me voy a emborrachar! —exclamó Miu mientras literalmente se tragaba toda la vodka en una sola bebida. Luego de eso, se mareó tanto que su cabeza terminó sobre la mesa.
—¡Miu, sabes que eres muy débil con la bebida! —le regañó Kaede.
—Quiero otra por favor —pidió Miu, levantando un cabeza y mostrándose muy mareada. Los demás no pudieron hacer nada más que reír.
. . .
Una vez terminaron, Kaede y Kaito tuvieron que acompañar a Miu a su casa, pues había bebido demasiado, mientras que Kirumi se regresó sola a casa, tranquilizándolos con que no vivía tan lejos y podía regresarse sola. Kaito tuvo que colocar a Miu sobre su espalda porque la chica estaba totalmente indispuesta.
—Lo lamento tanto, se supone esto sería para divertirnos, pero resultó así... —se disculpó Kaede muy apenada.
—No hay problema —respondió Kaito con una leve sonrisa—. Me alegro de haber venido —decir eso al parecer había calmado a Kaede quien le sonrió aliviada.
En ese momento, Kaito escuchó cierto ruido que lo hizo alarmarse y detenerse, al voltear, no vio a nadie detrás de ellos. Observó con sospecha el oscuro callejón por el que caminaban, esperando que sólo haya sido un mapache o gato, y no algo más peligroso que los seguía.
—¿Todo bien? —preguntó Kaede, quien al ser humana no pudo escuchar aquel ruido que Kaito percibió, porque si sentía que fue algo lejos del lugar.
—Sí, pensé haber oído algo, pero no es nada —la tranquilizó para luego seguir caminando con Miu sobre su espalda.
—Dame más... —habló Miu dormida, confundiendo a ambos.
—¿A qué se referirá? —preguntó Kaede inocentemente.
—Quizá a comida o más alcohol —bromeó el chico, haciendo reír a Kaede.
—Deberías conocer a Saihara-kun, seguramente se llevarían bien —comentó la chica.
—¿Quién? —Preguntó Kaito con cara confusa, porque no sabía de quien hablaba, siempre había visto a Iruma Miu visitarla, no a esa persona que ni sabía si se trataba de un hombre o una mujer.
—Es mi mejor amigo, estudió junto conmigo y Miu en la preparatoria... —explicó ella con cierta nostalgia que Kaito supo identificar, era como sí, quisiera decir más de lo que lo hacía—. Trabaja como detective.
—¡Ah, Iruma lo mencionó antes! —Recordó Kaito— ¿Hamehara?
—Miu suele poner apodos a las personas, no te sorprendas si lo hace contigo —le dijo con una leve gota de sudor sobre su rostro—. Pero sí, es él —afirmó—. Tiene mucho trabajo últimamente por los recurrentes homicidios que han pasado en la ciudad, aunque muchas noticias digan que son ataques animales.
No estaba del todo errado, Kaito solía clasificar a los vampiros como animales, depredadores en busca de presas. Aunque pensó que en esa ciudad todo sería más tranquilo, no esperó que hubiesen tantos asesinatos; no creía que Ouma fuese capaz de matar a tantas personas para exponerlos, no, su creador era precavido, aunque fuese difícil de creer, ya que, en realidad, Ouma era un mitómano. Por otro lado, Maki Harukawa, su creación, tampoco era mucho problema, al principio era una adicta a la sangre, pero pudo controlarla, Maki no haría nada que lo molestase, o por lo menos eso esperaba.
—Debe de ser duro —manifestó Kaito, segundos después.
—Tenemos como dos meses que no nos vemos —aclaró—. Pero está bien, siempre hay otros días —dijo positiva, cosa que le hizo recordar al vampiro, al Kaito del pasado, antes de pasar por tantas dificultades que lo llevaron a convencerse en lo que era ahora, el mayor error de su vida.
Pero, ahora que lo pensaba, si no hubiese sido convertido en vampiro, no habría conocido a Kaede.
. . .
—Ya llegamos —anunció la hermosa pianista—. Es en el tercer piso —dijo algo tímida, ya que ahora Kaito tendría que subir las escaleras.
—No hay problema —la calmó. Aunque en realidad, Kaito era el que estaba más nervioso, porque necesitaría una invitación de Iruma para entrar en su departamento, o en su defecto, alguien que viviese con ella, cosa que dudaba ella hacía.
Cuando llegaron a la puerta del departamento de Miu, Kaede tuvo que sacar las llaves del bolsillo de su amiga para abrir y entrar, Kaito tragó saliva, y esperando a que Iruma le respondiera, preguntó:
—Hey, Iruma, ¿puedo pasar?
—Sí, sí —respondió semiconsciente, con sus ojos cerrados para luego acomodarse sobre su espalda. Kaito agradeció por dentro que la chica respondiera dormida, éste se giró para ver a Kaede quien se rio.
—Eres muy educado al preguntar eso a pesar de que lucía dormida —acotó.
—Sí, bueno... no me gusta entrar sin invitación —se excusó mientras entraba con Miu aún en su espalda, siendo seguido por Kaede. El departamento era sencillo, pero algo desordenado, tenía aparatos tan extraños en el, y también podía notar un peculiar y familiar olor combinado con un olor a hortensias.
—Miu suele inventar mucho con los aparatos electrónicos —manifestó Kaede, al parecer notando que Kaito se veía curioso—. Ven aquí está su habitación.
Cuando entraron en la misma, el olor que percibió antes se hizo más fuerte, entonces, mientras analizaba la habitación, logró identificar una bufanda tirada en el suelo, una que conocía muy bien.
—Miu es muy desordenada, y eso que vine un día para ayudarla a limpiar —manifestó Kaede mientras tomaba la bufanda de cuatros blanco con negro. Kaito, por su parte, sintió como le hervía la sangre, ya que, esa bufanda, ese olor, sólo podía significar una cosa...
...Ouma había estado allí.
Kaito colocó a la rubia de cabellos largos y alborotados sobre la cama, quien enseguida se acurrucó con su cobija, luciendo como una niña inocente. El vampiro podía adivinar lo que su creador había estado haciendo allí, le molestaba porque se trataba de una de las amigas cercanas de Kaede, y sabía que lo hacía precisamente por eso, por provocar daños colaterales.
—¿Crees que deba quitarle al menos la bufanda? —Preguntó Kaede— Digo, quizá le de calor, estamos en otoño pero no hace tanto frío, menos si tiene alta la bebida.
—No —negó Kaito rápidamente antes de que Kaede hiciese algo—. Si le da calor seguro se termina despojando de todo eso —intentó convencerla, pues, él sabía la verdadera razón de porque Iruma estaba tan abrigada.
Estaba ocultando las marcas que Ouma le había hecho con sus colmillos.
—Bueno, está bien —respondió Kaede al parecer sin sospechar nada.
. . .
Kaito ahora se encontraba intranquilo, cuando llegase a casa, tendría que lidiar con Ouma, pues, no podía dejar que hiciera lo que quisiera, tenía que intentar convencerlo, porque nada bueno salía cuando su creador se involucraba.
—Kaito, estás un poco perdido, no me digas que la bebida también te afectó —bromeó la rubia, provocando que el vampiro se sintiese apenado, ambos ya se encontraban caminado hacia la casa de la pianista.
—Ah, no —respondió mirándola con una sonrisa— ¿Y tú estás bien?
—Sí, estoy bien —le respondió con una sonrisa cautivadora que hizo a sentir Kaito un poco mejor— ¿Y tienes familia aquí? No te había visto antes y éste lugar no es muy grande que digamos.
—No, la verdad he venido con unos amigos, nos estamos quedando en casa de uno de ellos —explicó el vampiro de la forma más cautelosa posible, aunque tampoco podía mentirle demasiado.
—Oh, ¿vacaciones?
—Algo así, supongo que queríamos un cambio de ambiente... —manifestó en un tono misterioso—. Ninguno de nosotros tiene familia con la que llegar, por eso, sólo nos tenemos a nosotros tres.
—Es... muy triste, lo siento —manifestó Kaede bajando su mirada apenada.
—No te preocupes, fue hace mucho tiempo, perdí a mis padres cuando era un niño, mis abuelos cuidaron de mí, pero luego... también los perdí cuando estaba en la preparatoria —contó, en realidad, nunca había contado esa historia, él único que lo sabía era Ouma. Aunque claro, habían muchas cosas que traía esa historia que no le contaría a Kaede—. Pero no te sientas mal por eso, ¿ok? Sólo te lo digo porque... me siento bien estando contigo, yo... confío en ti —tenía años sin decir eso, años sin confiar en nadie realmente.
—Me alegra saberlo, la verdad, es extraño, llevamos tan poco tiempo conociéndonos, pero también confío en ti —le dijo con una sonrisa, Kaito se sintió bien por eso, pero una parte de él no quería que confiase en él, porque sentía que la decepcionaría, tarde en temprano, por la maldición que le seguía.
Pasó poco tiempo después de eso cuando ya habían llegado a apartamento dónde vivía Kaede, quien abrió la reja y lo miró fijamente.
—El día de hoy fue divertido, a pesar del inconveniente con Miu —manifestó Kaede mostrándose alegre.
—Sí, gracias por invitarme —le respondió sonriendo, mirando aquel rostro angelical que lo enamoraba cada vez más—. Entonces, nos vemos después.
—¡Espera, Kaito! —Exclamó Kaede, deteniendo que Kaito se fuese. Sin embargo, cuando intentó tomarle de la manga de la camisa, la misma se resbaló, Kaito reaccionó rápidamente y logró sostenerla, quedando a pocos centímetros de sus rostros, ambos mantuvieron sus ojos bien abiertos, Kaito pudo sentir nuevamente su corazón palpitar, aquel sentimiento tan humano, tan real.
—Kaede... —nombró en un susurro, sentía su respiración y el olor a flores que desprendía.
—Kaito... —su voz era suave y melodiosa.
Pero no ocurrió nada, Kaede se había separado un poco rápido de él. Podía oír su corazón palpitar aceleradamente, y observó como sus mejillas se tornaban rojas.
—Lo siento, me tropecé —se excusó nerviosa— ¿Nos vemos después?
—Seguro —afirmó. También encontrándose algo nervioso, no podía creer que, aún después de tantos años, seguía actuando como adolescente. Pero era mejor así, no podía ocurrir nada más a pesar de lo mucho que quería.
Después de despedirse, Kaede entró en el departamento, Kaito simuló irse, pero en realidad se quedó a la espera de que la luz de su departamento que quedaba en el último piso, se encendiera, el vampiro ya se encontraba arriba del edificio de al lado, cuando observó su silueta, supo que ya estaba a salvo. Ningún vampiro entraría sin ser invitado.
Kaito llevó su mano hasta sus labios, aquel momento seguía rondando por su cabeza, aún podía oler su perfume, sentir su respiración y el latido de su corazón, había estado tan cerca de probar sus labios, todo era tan difícil, pero tenía que ser fuerte.
. . .
—¡Heey, Kaito-chan!
Al llegar a casa, lo primero que vio Kaito fue a Ouma sentado en el balcón, saludándolo con una sonrisa simulando entusiasmo. De un segundo a otro, él apareció justo detrás suyo, sin responderle el saludo.
—¿Estás de mal humor? —preguntó el más bajo colocando sus manos sobre el balcón para así sostenerse mientras se echaba para atrás y ver a Kaito, quien se acercó a él con una cara seria.
—¿A qué estás jugando? —le preguntó el de hebras moradas.
—¿Hm? ¿Acaso crees que me gustan los juegos? ¡Soy muy maduro para eso Kaito-chan! —el vampiro mayor sabía muy bien que a Kaito le molestaba cuando andaba con rodeos, y más cuando lo llamaba "Kaito-chan", con aquella voz vacilante.
—Esto es enserio, Ouma —le dijo mostrándose más enfadado—. Aléjate de Iruma Miu.
—Oh~ veo que todo salió como lo prevé —dijo con una sonrisa mientras se echaba nuevamente para delante y se volteaba, quedando aún sentado, colocando una de sus piernas sobre la otra para apoyar su brazo en la pierna levantada y mirar a Kaito con petulancia—. Kaito-chan no me mires así, siento que me odias~ —simuló tristeza.
—Lo hago —declaró el vampiro menor—. Puedes alimentarte de otras personas, pero decides ir con la mejor amiga de Kaede.
—Kaede —repitió Ouma— ¿Ya le tienes tanta confianza? —preguntó divertido.
—Sólo, aléjate, busca otra víctima —Kaito intentaba todo lo posible por convencerlo.
—No la mataré, por lo menos no por ahora, me interesa mantenerla viva —declaró Ouma sin dejar a un lado su sonrisa—. Deberías hacer lo mismo y probar de la sangre de Kaede-chan, quien sabe que sorpresas te lleves, quizá es otra deliciosa y exótica virgen —dijo con una risilla tan característica de él—, sólo imagina el sabor de su sangre, tan pura y deliciosa correr por tu garganta —tras un segundo a otro, Kaito se le aventó a Ouma, cayendo ambos del balcón.
Ya en el suelo, Kaito tenía sus manos sobre el cuello de Ouma.
—Kaito, Kaito, Kaito, ¿no aprendes, verdad? —Ouma rápidamente, con una de sus manos tomó el brazo de Kaito con fuerza y lo dobló, con su pierna le dio en el estómago, produciendo que el mismo cayera al suelo, quedando Ouma encima suyo—. Los vampiros, mientras más viejos más poderosos, más si han llevado una buena alimentación —le recordó con una sonrisa—. Además, soy tu creador y no puedes contradecirme —le dijo mientras se acercaba a su rostro, con la propia cara del demonio. Kaito intentó mantener sus ojos firmes, pero la influencia de su creador era más fuerte, picó sus dientes de la rabia y desvió su mirada a otro lado—. Si quisiera ya hubiese matado a tu amada Kaede, pero sería menos divertido, y tengo ya mucho tiempo viviendo en la monotonía.
Tras decir esas palabras, Ouma se levantó, siendo seguido por Kaito.
—¿No es así, Celestia? —Kaito parpadeó varias veces confundido tras el nombre que mencionó su creador.
—Veo que tienes buenos reflejos, mira que identificar a una vampira como yo no es algo que hace cualquiera, tenías que ser la creación de la desesperación definitiva —dijo una voz desconocida para Kaito, pero que claramente se trataba de una mujer, a la vez que escuchaba los sonidos del tacón caminar hacia ellos, dejándose ver poco a poco. Se trataba de una mujer muy pálida de ojos rojos, y de cabellos largos y ondulados; y que, por alguna razón, a Kaito le parecía familiar.
—¿Nuevo look? Me gustaba más tu cabello corto —acotó Ouma con un tono bromista.
—Son extensiones, sabes que mientras más avanza el tiempo, los humanos van creando cosas más interesantes —le respondió la pelinegro con una sonrisa, la misma tenía una apariencia muy elegante— ¿Y quien es este nuevo ciervo? —preguntó, refiriéndose a Kaito, obviamente, quien la miró con cautela, era extraño que no haya podido sentir su presencia antes.
—¿No te lo presenté antes? ¡Estoy seguro de que así fue! —mintió—. Él es Momota Kaito, mi creación —presentó con una sonrisa.
—Un placer, soy Celestia Ludenberg, una de las primeras vampiras, también llamados originales o fundadores.
Si había oído bien, la mujer de porte elegante dijo que era una de las primeras vampiras, es decir, era muy fuerte. Jamás había conocido a alguien más fuerte que Ouma.
—¿A qué vienes? La última vez que te vi estabas muy cómoda en Inglaterra —mencionó el más bajo.
—Que descortés, y yo que vine para saludarte —dijo simulando tristeza. Kaito pudo notar algo que tenía en común con Ouma, esa facilidad para mentir—. En realidad llevo aquí medio año, cuando supe que estabas aquí, no dudé en venir —declaró la pelinegro.
—Pues fuiste lenta, llevamos aquí semanas, ¿qué ya tus influencias no son tan poderosas? —le respondió el más bajo burlón.
—Hemos tenido otras ocupaciones —manifestó Celestia—, supongo que sabrás sobre los ataques de vampiros que han estado ocurriendo —informó. Aquello ya era muy evidente, quizá no para los humanos, pero sí para ellos—. Como verán ha llegado a un punto extremadamente peligroso para nosotros, y sinceramente tengo intereses en quedarme un tiempo en éste lugar, por lo que no puedo permitir incidentes como estos —explicó sin dejar a un lado su porte elegante—. Me atrevo a descartarte de la lista, pero no conozco a tu subordinado, ¿hay alguien más viviendo con ustedes? —interrogó.
—Yo.
Kaito volteó para ver llegar a su creación caminar hacia ellos, había estado fuera de casa.
—Harukawa Maki.
Notas de autora: Hola~ Regresamos con nuestro protagonista, más interacciones con Kaede, problemas con Ouma visitando a Iruma y la aparición de Celestia :0 y después de mucho tiempo, Maki se une nuevamente xD, creo que dejé un poco el suspenso como siempre, pero no tan intenso como otras XD en fin, muchas gracias por leer :3 espero les haya gustado, nos leemos luego :'3
