Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic

Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rated T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, de todas formas intentaré no ser tan detallista con ciertos hechos, futuro lenguaje vulgar, violencia, problemas psicológicos, situaciones sexuales, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, leve yaoi (hombre x hombre) y yuri (mujer x mujer), pésimo sentido del humor, dramas y angustia, posible Ooc (fuera de personaje).

Aclaraciones: »Pensamientos«, "voces del pasado", "voces desconocidas"


KNOW UNDER SKIN


CAPÍTULO VII

Muros invisibles


Abrió sus ojos color violeta lentamente y observó el blanco techo de su habitación, por primera vez en mucho tiempo tiene un buen despertar. Kaede solía tener pesadillas todas las noches, que provocaban que se despertara en horas de la madrugada, sintiendo como si alguien estuviese parado en frente de la cama, observándola, en esas ocasiones, no abría los ojos, sólo se ocultaba bajo las sábanas, pretendiendo que todo estaba bien. Desde pequeña Kaede podía percibir cosas que otras personas no hacían, oír cosas en la noche, mientras sus padres dormían, las puertas se abrían o cerraban misteriosamente, y a veces encontraba cosas que podía jurar haber puesto en otro lugar; pero tras crecer, aquello fue desapareciendo.

Sin embargo, después de graduarse de la preparatoria, comenzó nuevamente a tener esos extraños trastornos y paranoias; Kaede imaginaba porque le pasaba eso, pero siempre intentó superarlo, manteniéndose positiva y sonriente, a pesar de que los sueños de ahorcados, fantasmas siguiéndola, y la voz friolenta susurrando su nombre, la habían estado perturbando cada noche, por largos años.

Pero ahora era diferente, por fin no se levantaba con el corazón acelerado del terror, sentía que ya no tendría escenarios extraños recorriendo su cabeza el resto del día. Tenía que haber una buena razón de que pudiese haberlo superado, y lo había, esa razón era Kaito, aquel joven apuesto por el que Kaede empezaba a caer.

Tenía tiempo sin sentir algo especial por una persona, y tenía sus razones para no hacerlo; después de todo, Kaede le tenía miedo al amor. Aquel sentimiento que si bien traía felicidad, también momentos tristes y trágicos, y para Akamatsu, los segundos siempre han sido los protagonistas de su historia, y tras su última experiencia, no quería repetirlo más. Cada vez que alguien empezaba a gustarle, lo repelía. Kaede había construido un muro invisible que no permitía que alguien se le acercara más de la cuenta.

Era la razón del porqué se alejó de Kaito la noche anterior.

Kaede tragó saliva nerviosa al recordar esa escena, la respiración de Kaito, su inexplicable cuerpo frío y su corazón palpitante, lo que pudo haber hecho en ese momento, y lo que terminó haciendo, huir.

Se sentía tan avergonzada, no sabía ahora que decirle a Kaito cuando lo viera, si es que lo llegaba a ver de nuevo; porque sentía que después de aquella reacción de su parte, el mismo no volvería más al restaurante donde Kaede trabajaba por las noches.

»Tonta, tonta, tonta«. Se repitió varias veces a sí misma. Dio vueltas en la cama con sus mejillas sonrojadas mientras abrazaba fuertemente su almohada. Kaede temía que todo saliera mal, por eso intentó seguir detrás de su muro, y ahora mismo debería dejar de pasar el tema de Kaito y dejarlo hasta allí. Sin embargo, algo se lo impedía, Kaede quería verlo, quería disculparse, quería arreglarlo.

Era un hecho que Kaede se había enamorado.

. . .

Ya había terminado de tocar la primera melodía de la noche, y como temía, Kaito no había venido. Se sentía fatal en ese momento, pues había sido tan tonta que ni su teléfono había anotado, siempre pensando que lo seguiría viendo allí, todos los días. Se sentía mucho más tonta que antes.

—Oh, por lo que veo su amigo no vino hoy a verla —mencionó su jefe y chef principal, Teruteru.

—Uhm, puede que Kaito tuviese algo importante que hacer hoy —respondió la rubia simulando una sonrisa e intentando ocultar su preocupación, Kirumi se encontraba de permiso, por lo que no tenía a nadie con quien hablar de ello.

—Disculpen, no pude evitar escucharlos, ¿hablan de Kaito Momota? —en ese momento, ambos fueron interrumpidos por una de las clientas, esa que sólo venía los domingos.

—Señorita Celestia Ludenberg, jamás nos interrumpe —manifestó el más bajo, por mucho— Y así es —respondió. Kaede por su parte la miró curiosa, ¿desde cuando lo conocía? No recordaba que en ninguna oportunidad, ambos tuviesen alguna relación.

—Oh, empezó a trabajar para mí desde el día de hoy —explicó—. Ciertamente, cuando lo conocí lo identifiqué rápidamente, puesto que lo veo cada domingo aquí —la pelinegro tenía un porte muy elegante que hacía que Kaede sintiera que hablaba con una reina.

—Ya veo —aquello explicaba muchas cosas, pero no la dejaba dejar de pensar que Kaito estaba molesto con ella.

—A lo que quiero llegar —anunció Celestia—. Me gustaría darte la dirección donde reside, ya que luces muy preocupada —le dijo sin dejar su sonrisa de lado, Kaede se sonrojó un poco, pues había notado algo que intentó ocultar. Seguidamente, la pálida mujer sacó un hermoso bloc de notas y bolígrafo, empezando a escribir en el— Ten —le dijo después de quitar el papel del bloc, ofreciéndoselo.

—Gracias —le dijo avergonzada pero aún así tomando el papel, leyendo el contenido del mismo, era un poco lejos por lo que no podía ir allí cuando saliera del trabajo.

—De nada, bueno, espero me disculpen pero me tengo que ir temprano —les dijo para después despedirse cortésmente, caminando a pasos lentos y elegantes hasta la salida del restaurante, cautivando a Kaede y a cualquiera que la viera pasar.

—Puede irse temprano hoy, puede que el joven Kaito lo reciba con los brazos abiertos... —le dijo su jefe, mostrando un rostro que hizo sentir a Kaede incómoda.

—¿De verdad? ¡Gracias! —Kaede no tardó en dirigirse al los vestidores femeninos para cambiarse la ropa, pues eran las 9 de la noche, esperaba llegar las 10, lo seguía considerando tarde, pero no podía esperar a verlo.

. . .

Una vez llegó a la casa donde Kaito residía, sus ojos se abrieron de par en par. Nunca hubiese imaginado que él vivía en una mansión; aunque había dicho que le pertenecía a uno de sus amigos, con quien también se quedaba, seguía sin poder creerlo. Por un momento dudó en entrar, pero ya había viajado desde tan lejos, no podía simplemente irse, huir nuevamente.

Tocó la puerta con la correspondiente manilla, pero no obtuvo respuesta. Lo que le temía, era demasiado tarde como para hacer una visita sorpresa, pero cuando estuvo por dar la vuelta para regresar, la puerta se abrió sola de manera lenta y misteriosa que hizo que se sobresaltara. Parpadeó varias veces confundida, pero aún así asomó un poco su cabeza sólo para notar que no había nadie.

»El viento, tiene que ser el viento« se convenció, pues el otoño traía consigo una gran cantidad de viento que solía ser más fuerte que una puerta que no estaba cerrada con llave, por lo que, un poco apenada, decidió entrar.

—Disculpen... —dijo una vez dentro— ¿Hay alguien? La puerta se abrió y... —mientras caminaba observaba los hermosos muebles del lugar, la decoración increíble, sillones victorianos de cuero, todo lucía muy elegante.

Pero, de pronto escuchó un ruido que la hizo voltearse nuevamente a la entrada de la casa, donde no había nada, pensó que era otro de sus episodios o algún animalito, fuese lo que fuese, la había asustado.

Cuando regresó su vista a la sala, su susto fue aún peor cuando observó que no estaba sola, un chico, de baja estatura, había aparecido al frente suyo, y pudo sentir como le divirtió su reacción sobresaltada.

—No sabía que tendríamos visitas —le dijo el chico de apariencia como la de un niño, Kaede supuso que debía ser uno de las personas con las que vivía Kaito.

—Lo siento, la puerta se abrió sola y entré... —dijo muy apenada—, buscaba a Kaito Momota —intentó ser educada.

—¡Oh! ¿Tú eres Kaede-chan? —preguntó. A la rubia le sorprendió que de buenas a primeras, dijera su nombre, más que la conociera y ella no supiera quien era él— Kaito-chan ha hablado mucho de ti —Comentó. Por alguna razón la mirada y sonrisa de aquel joven, llenaban a Kaede de un sin fin de emociones mezcladas, el chico era atractivo, mostraba un aire majestuoso, y podía notar que él lo sabía y no dudaba en usar sus atributos— Soy Ouma Kokichi, su amigo, ¡pero somos como familia! —se presentó mostrándose animado.

—Soy Akamatsu Kaede —le dijo aún con un poco de vergüenza—, es un placer.

—El placer es todo mío —manifestó tomándole la mano y besándola con delicadeza mientras la miraba a los ojos, provocando que Kaede se sonrojase un poco, ese chico era un experto en conquistas, pero a Kaede no le interesaba un casanova.

—¿Qué haces aquí? —en ese momento, Kaede volteó entusiasmada al escuchar la voz tan reconocible y varonil de Kaito. Pero el mismo al lucir un rostro enojado, Kaede dejó su animo a un lado.

—Ka-Kaito...

—¡Oh, Kaito-chan, ya llegaste! —Exclamó alegre Ouma—. Estaba atendiendo a tu invitada ya que no estabas —explicó— Kaede-chan vino especialmente a verte.

—Ya veo —respondió el más alto con un tono serio— ¿Puedes esperarme afuera? —le dijo a Kaede—. Voy en un momento.

Kaede no puso hacer nada más que obedecer, sin pedir explicación, después de todo, esa no era su casa, por lo que se quedó esperando afuera, en compañía de un frío y reconfortarle viento, bajo la luz de las estrellas y la luna. Pasaron alrededor de cinco minutos antes de que Kaito saliera.

—Lo siento —dijo luciendo avergonzado—. No he tenido un buen día...

—Eso lo noto, ¿por qué estabas molesto? —no pudo evitar preguntarle, con el corazón oprimido.

—No... No quiero hablar de eso —le respondió desviando su mirada. Kaede decidió no insistir—. ¿Por qué has venido?

—Oh, no importa, puede ser en otra ocasión —le dijo con una sonrisa totalmente fingida—. Mejor me voy.

Kaede dio media vuelta, pero fue detenida por Kaito quien le tomó de la muñeca, en un agarre que no carecía de delicadeza, pero ella no se volteó a verlo.

—¿Estás bien? —le preguntó. Kaede no supo que responder— Te acompaño a casa —ofreció.

—No, puedo regresar sola —respondió la rubia aún sin mirarlo—. Adiós Kaito.

Tras decir esas palabras, Kaito respetó su decisión y la soltó, y ella pudo irse de regreso a casa, pensando en lo tonta que era porque de nuevo había huido. No podía enfrentarse a sus propios sentimientos, y el más leve desconcierto la hacía retroceder.

Quizá estaba bien así, Kaede no merecía la felicidad de estar con un ser amado, eso era lo que en realidad pensaba, porque sus pecados la seguían a donde quiera que fuera.

. . .

Una vez llegó a casa, Kaede colocó las llaves sobre la pequeña mesa junto a la entrada. Se veía cansada, pero más que nada, triste. Dudaba nuevamente en sí lo que había hecho era lo correcto. Alejarse de Kaito, por quien sentía algo muy especial, quizá desde la primera vez que lo vio mientras ella tocaba el piano. Su corazón palpitaba con tal fuerza que se le era difícil contenerse, quizá, debería disculparse con él.

—¿No lo entiendes? No eres merecedora del amor, no después de lo que me hiciste, Kaede.

Escuchó la voz proveniente de su cabeza, pero era tan real que la hizo levantar la vista, observando que al frente de ella había un chico, tan reconocible para ella.

—Juraste que no te enamorarías, ¿lo has olvidado?

—Pe-pero… Kaito es… —Kaede le hablaba a aquel que sabía no se trataba de nada más que una ilusión, su cabeza jugando con ella.

—¡Que lo dejes! —exclamó el ser.

—¡No puedo hacer eso! —replicó Kaede tan alto que pensó que los vecinos la habrían escuchado, a la vez que tomaba nuevamente las llaves y las lanzaba hacia la persona que le hablaba, y cerraba sus ojos, donde las lágrimas empezaron a salir, escuchó las llaves chocar con la pared— No puedo hacerlo…

Cuando abrió sus ojos, él se había ido.


Notas de autora: Hola~ cuanto tiempo, muchas cosas han pasado en mi vida estudiantil, laboral y familiar por lo que me he tardado escribiendo este capítulo, a pesar de que tengo mucha inspiración para este fanfic, espero les haya gustado este capítulo y como se darán cuenta, Kaede tiene más misterios de lo que aparenta, ¿quien será ese ser que le habló? posiblemente se imaginen quien sea, o quizá no, sea como sea, después se sabrá xD.

Bueno, muchas gracias por leer, espero les haya gustado éste capítulo!