Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic
Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rated T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, de todas formas intentaré no ser tan detallista con ciertos hechos, futuro lenguaje vulgar, violencia, problemas psicológicos, situaciones sexuales, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, leve yaoi (hombre x hombre) y yuri (mujer x mujer), pésimo sentido del humor, dramas y angustia, posible Ooc (fuera de personaje).
KNOW UNDER SKIN
CAPÍTULO XI
El único lugar posible, el único momento posible
El mundo es cruel, era algo que Harukawa Maki sabía muy bien. Sus padres murieron antes de que ella pudiera siquiera recordarlo, por lo que terminó como huérfana en un orfanato, más sin embargo no era la peor parte de su vida.
Como la mayor, se encargaba de cuidar a los niños más jóvenes que allí se encontraban, a pesar de que no les agradaba del todo, ellos la adoraban. Nunca pudo entender como alguien como ella podía atraer a los niños de esa manera, y a pesar de todo, no le desagradaba estar en ese lugar.
Pero entonces ese pequeño trozo de su vida fue despedazado cuando un grupo de hombres pertenecientes a una organización que se hacía llamar "La sociedad de la Salvación Sagrada", que en realidad era un culto que entrenaba asesinos, amenazó al orfanato con hacer lo que ellos dijeran, razón por la cual Maki aceptó ser entrenada por ellos.
Y ese fue el comienzo de su infierno.
Todos los días fueron duros después de eso, el entrenamiento era difícil, vomitaba y lloraba cada noche, dando como resultado que su corazón se vaciara gradualmente, adaptándose al estilo de vida de matar personas.
Fue así por mucho tiempo, hasta que conoció a Kaito.
Ocurrió cuando una noche asesinó a un sujeto que sus superiores le habían ordenado aniquilar; él estaba recostado sobre la pared del callejón, cubierto de sangre al igual que el cuchillo que Maki portaba en su mano derecha. Ella lo observaba con frialdad, como si no le importara. Pero la verdad era que estaba agotada, cansada de esa vida.
Ése día lloró, tembló, y aún con el cuchillo en la mano, lo llevó hasta poco centímetros de su cuello. Pero entonces sintió que alguien estaba allí, se dio la vuelta y se puso en posición de defensa, fue la primera vez que vio a aquel vampiro de peinado peculiar.
—¿Realmente quieres acabar con tu vida? —le preguntó. Su voz era muy masculina, se sentía sincera, amable, y sin embargo algo adolorida.
—Eso no te importa, no me conoces —le respondió la de hebras castañas.
Él sonrió, se acercó a ella, quien aún estaba en su posición de defensa, más sin embargo, no tuvo necesidad de hacerle daño. Cuando él sólo colocó su mano sobre su cabeza, no pudo hacer más que abrir sus ojos como platos.
—No sé por lo que estás pasando, pero si algo es seguro es que eres más importante de lo que crees, no te rindas.
Aquellas palabras fueron las que la hicieron vivir un día más.
. . .
El sol se estaba ocultando cuando abrió sus ojos. Se levantó de la cama para dirigirse a dar un baño en la lujosa bañera, su vida tras convertirse en vampiro no había cambiado tanto, sino que ahora vivía en un lugar más lujoso y tenía que alimentarse de aquellos a quienes antes asesinaba. No obstante, ahora no era su deber asesinarlos, podía simplemente hipnotizarlos para que olvidaran que alguna vez se alimentó de ellos y era lo que Kaito le acostumbró a hacer, tardó en adaptarse, pero lo había logrado.
Sus superiores la habían atacado cuando no pudo completar una misión, y la dejaron moribunda en la orilla del mar en la noche, Maki sólo esperaba a que su momento de morir llegara, pero en eso Kaito apareció nuevamente.
Él la convirtió ese día, la había salvado dándole de su sangre, aceptando el pacto de ser su creación, aquel vínculo del que no podía escapar aunque así lo quisiera, porque Maki se había enamorado de Kaito mucho antes de ser convertida.
El culto que la entrenó había sido aniquilado por ella misma, cuando se convirtió en vampira, su fuerza aumentó, y se amplió más gracias a sus habilidades adquiridas como humana, y todo eso había sido gracias a Kaito. Si no hubiese sido por él, Maki posiblemente no seguiría viva o seguiría sin valorar su vida ni la de los demás; todo porque él creyó en ella, siempre.
Kaito, Kaito, Kaito.
Su mundo se enredaba cuando pensaba en Kaito, sus neuronas se alborotaban, y sólo lo quería allí, con ella. Pero sabía que eso no pasaría, él amaba a alguien más, lo sabía, ella no era el motivo de su felicidad, él sólo sentía cariño por ella, no era lo mismo que sentía por aquella humana, lo de ellos no podía ocurrir, ¿pero cómo decirle a su creador lo que tenía que hacer cuando ni Ouma podía controlarlo? O quizá si podía, pero el enano quería seguir divirtiéndose.
Si tan sólo Kaito le correspondiera, si tan sólo apareciera allí mismo, en esa bañera, junto a ella y le besara todo el cuerpo.
—Ah… —Maki gimió, una vez tenía uno de sus dedos introducido en su parte íntima. Recostó su cabeza y cerró sus ojos mientras seguía frotándose para luego introducir otro de sus dedos—. Kaito…
Así se hundió, una vez más, en el placer que tanto imaginaba y quería junto a su amado.
. . .
Una vez lista, salió junto a su creador, Kaito, su amor no correspondido. Se dirigieron nuevamente para seguir buscando a los supuestos vampiros rebeldes que asesinaban humanos, haciéndolos correr el riesgo de ser descubiertos.
Se les estaba haciendo difícil, a pesar de que ése o esos vampiros parecía no importarles dónde y cuándo atacar, Maki nunca se consideró una experta buscando asesinos, después de todo, ella fue una asesina, sólo tenían que ordenarle a quien matar.
Sin embargo, tenía un as bajo la manga.
—Oh, has llegado —le dijo un sonriente detective cuyo nombre era Shuichi Saihara.
—Sí —ella respondió indiferente. Maki no era experta buscando asesinos, pero con ayuda de aquel detective seguro lo lograría, sólo tuvo que hipnotizarlo para convencerlo de que era una agente secreto proveniente de otro estado a quien comisionaron para que prestara ayuda en esa gran problemática que había llegado a los oídos de sus superiores.
La noche anterior que lo conoció, la víctima había sido la ex novia del detective, Mahiru Koizumi, a quien Maki sólo tuvo que observar la marca de su cuello para darse cuenta de que había sido un vampiro quien la asesinó.
Lo que veía de útil en Saihara, era que a pesar de que los noticieros dijesen que eran ataques animales, él no les creía y seguía investigando la situación. Maki había descubierto mucha información de los casos de víctimas por supuestos ataques animales, observando que todas eran mujeres jóvenes y hermosas.
—Bueno, te informo, esta tarde cité a un testigo presencial de los hechos de ayer, pero el mismo no ha querido decir ni una palabra, no sé si quieras intentarlo —le dijo el detective.
—Llévame —pidió, por lo que Saihara la llevó a la cámara donde estaba siendo entrevistado el testigo.
—¿Ya puedo irme? —le preguntó el chico alto y buen cuerpo una vez observó a los detectives.
—No, aún no hemos terminado —le dijo Saihara.
—He estado aquí casi tres horas, te estoy diciendo que no vi nada —le reclamó el humano.
—Déjame sola con él, yo lo entrevistaré —le dijo Maki al detective, quien afirmó automáticamente y se fue de la sala de entrevista.
La vampiresa procedió entonces a sentarse en frente del testigo, leyendo la página donde decía sus datos personales.
—Hajime Hinata —manifestó la de ojos rojos, observándolo.
—Sí, es mi nombre sí —respondió el chico ya muy estresado.
—Aquí dice que estuviste en el sitio justo a la misma hora del asesinado.
—Sí, estaba saliendo del trabajo, pero no vi nada.
—¿Es así? —le preguntó la chica con una frialdad que hizo que el chico sintiese algo de miedo—. Quiero que recuerdes y me digas exactamente lo que viste esa noche —Maki le ordenó, bajo la hipnosis, una vez sus ojos rojos se encontraron con los verdes de él.
—Esa noche, salí del trabajo dispuesto a regresar a casa en mi vehículo, pero escuché un grito de una mujer, me dirigí al callejón y observé a alguien… no sabría si decir que era un chico o chica, estaba muy oscuro, lo cierto era que la estaba atacando en el cuello, tenía mucho miedo, lo siguiente que recuerdo es que no pude ni volearme porque esa persona estaba en frente mío, recuerdo que tenía el cabello largo y oscuro, los labios pintados de rojo al igual que sus ojos, intenso como los suyos. Por alguna razón, no recordé luego como llegué a mi vehículo pero decidí irme a casa con mi prometido.
Era un hecho, el vampiro que asesinó a Koizumi, le había borrado la memoria con su hipnosis.
—Muy bien, gracias, ya puede irse —Maki se levantó satisfecha con la información sacada aunque no era suficiente como para saber de quién se trataba.
. . .
—No puedo creer que lograses sacarle información —dijo Saihara con admiración—. Con razón te han mandado a ayudar, yo nunca hubiese podido hacer eso… —manifestó con tristeza.
—Puedes hacer grandes cosas si te lo propones, nada es imposible —le dijo, repitiendo una de las frases de su amado creador. El detective sonrió.
—Oye habrá un baile de máscaras el siguiente fin de semana, me han invitado y me preguntaba si querías ir… conmigo —invitó. Maki se preguntaba porqué habría cambiado el tema tan repentinamente.
—¿Tiene que ver con el caso? —le preguntó la vampiresa, porque si no era así, no le interesaba en lo más mínimo.
—Pues… podemos encontrar pistas, supongo que sí.
—Entonces a las 7 llego a tu casa.
—¿No quieres mejor que te pase buscando?
—No es necesario.
De sólo pensar que se aparecería en su mansión y Ouma lo atacase por diversión le provocaba dolor en el trasero.
. . .
Era pasadas la media noche cuando llegó "a casa", ni Kaito de Ouma se encontraban, era normal del segundo salir a divertirse, pero para Kaito era cada vez más frecuente el no estar en casa, sólo lo veía, a veces, cuando no salía antes que ella a buscar al o los vampiros rebeldes. Pero Maki sabía la verdad, el vampiro más alto se estaba viendo con aquella humana que Ouma tanto le mencionaba.
Hace mucho tiempo se dio cuenta que la mirada melancólica de Kaito había cambiado, y todo era gracias a esa humana.
Kaede…
Cuanto daría por estar en el lugar de Kaede.
No sabía ni cómo era o lo que hacía, el simple hecho de quitarle a Kaito de su lado la hacía sentir realmente mal, vacía. Posiblemente la odiaba, aunque tampoco podía decir que detestaba ver a Kaito feliz, quizá, sólo la envidiaba. A pesar de que sabía, que como muy bien decía Ouma, vampiros y humanos no podían convivir, no podía hacer nada para detener a Kaito. Sólo su creador podía y no lo hacía por querer divertirse.
Maki se acostó sobre su cama y abrazó la almohada, los pensamientos vacíos fueron llenados entonces por un Kaito que le pertenecía y la quería, la tocaba, la besaba y la llevaba a otro mundo desconocido; la vampiresa llevó su mano hasta su parte inferior y la introdujo dentro de la ropa interior que cargaba, pronto los gemidos y el nombre de Kaito inundaron su habitación.
Notas de autora: ¡Hola! Vaya, ya quería escribir el punto de vista de Maki, me alegro mucho que por fin saqué inspiración para hacerlo, como verán también tiene su amor no correspondido, ya sabemos un poco del o uno de los vampiros rebeldes ¿Qué opinan? En fin, espero les haya gustado :3
