Disclaimer: Danganronpa y sus personajes no me pertenecen, sólo la trama de este fanfic.
Advertencias: —AU (Universo alterno), por el momento es rated T, pero posiblemente lo cambie a M posteriormente, de todas formas intentaré no ser tan detallista con ciertos hechos, lenguaje vulgar, violencia, problemas psicológicos, situaciones sexuales, entre otros, narración de dudosa calidad, temas cliclé, pésimo sentido del humor, dramas y angustia, Ooc (fuera de personaje).
KNOW UNDER SKIN
CAPÍTULO V . III
Y por muy intrincado que sea el camino, acabará conduciéndome a ti.
Tercera temporada
Corría asustada por los pasillos del hospital, buscando la habitación dónde su compañero se encontraba. Shuichi Saihara había sido encontrado en el kilómetro 89 lejos de su vehículo después de un horrible accidente automovilístico, no sabía más que eso. Se había enterado por Kaito, quien fue avisado a su vez por Kaede del accidente de su amigo.
—Harukawa-san —La primera en darse cuenta de su llegada había sido Akamatsu, ella se encontraba sentada al lado de Shuichi, quien tenía un montón de vendas en la cabeza,varias gasas en la cara, y una sonrisa que de cierta forma la reconfortó, verlo vivo le había quitado toda preocupación, y no sabía porqué eso la llevaría a sentir aquel alivio, como si toda desesperación se hubiese marchado.
—Hola —no supo que más decir. En ése momento no podía pensar en más nada que no fuese "Shuichi está a salvo". Ni siquiera ver a Kaito parado en aquella habitación le importaba tanto como ver a Saihara vivo.
—¿Podrían dejarnos a solas? —pidió el detective a la pareja.
—Por supuesto, ¿vamos por algo de beber, Kaito? —se fijó que la humana le había guiñado el ojo, pero ella no entendió el porqué. Una vez Kaito afirmó, ambos salieron de la habitación.
—¿Qué pasó? —consultó mientras se acercaba a él y se sentaba a su lado, Saihara se levantó un poco para quedar sentado.
—Un animal se me atravesó en el medio y me desvié, iba a mucha velocidad, salí desplomado del vehículo —dijo riéndose un poco apenado por su negligencia.
—¿Y a dónde ibas a tanta velocidad? —siguió interrogando.
—Iba a verte —se sonrojó un poco por aquella declaración inesperada— Sé que eres —su rostro cambió considerablemente, Saihara se mostraba serio, y ella no quería admitirlo pero estaba nerviosa, no sabía que decir o qué hacer, borrarle la memoria era quizá su única opción, pero se trataba del detective y tarde o temprano siempre llegaría a la misma conclusión, siempre lo resolvería, eso aprendió de él en todo ése tiempo—. Tú, Momora-san, Ouma-san, incluso Korekiyo Shinguji que murió... son vampiros.
Maki se encontraba boquiabierta, sin emitir ninguna palabra. Lo que pensó era, ¿por qué se lo decía? ¿Por qué no enfrentaba a Kaito también?
—Estoy de tu lado —confesó como si hubiese leído su mente—, Iruma-san está en peligro y necesita de nuestra ayuda —No esperaba que también supiera la situación de Iruma, de verdad que Saihara tenía un gran talento, por lo que sintió que lo había subestimado—. Pero no deben saberlo los demás, esto debe ser entre nosotros —comentó—. Sólo tú y yo podemos armar las piezas de este rompecabezas.
Imaginó que el detective no terminaba de confiar en Kokichi, cosa que le daba toda la razón, y en Kaito porque estaba con Kaede, a quien no quería poner en peligro. Y la única persona con la que ha estado desde el inicio en todo esto de los vampiros era ella, luego de ver a su ex novia, Mahiru Koizumi, muerta en un callejón a manos de Korekiyo.
Siempre había sido entre ellos, y ella había decidido seguir con él investigando casos, a pesar de que no tenía nada de experiencia, su hipnosis como vampiresa le sirvió mucho para avanzar junto a Shuichi, quien sólo pensó que tenía un gran poder del convencimiento para que las personas expusieran la verdad, pero la verdad era que sin la hipnosis, Maki no era nadie en comparación al detective.
—De acuerdo... —decidió confiar en Saihara, como siempre lo había hecho, dejando todas sus dudas atrás.
—L-lo siento —en eso fueron interrumpidos por una de las enfermeras—, tengo que verificar que todo esté bien para poder darle de alta —se notaba tímida por haber irrumpido la habitación, su forma de hablar era algo insegura pero no menos amable.
Sin decir una palabra, solo asintió y salió de la habitación.
. . .
Había pasado una hora hasta que Shuichi fue dado de alta. Kaede y Kaito se habían ido, dejándola a cargo de llevarlo a su casa. Una vez en el taxi, no emitieron ni una palabra. Sólo se permitió ver por la ventana las luces de la ciudad, se sentía tranquila, por alguna razón le llenaba de paz saber que Saihara estaba de su lado y no quería deshacerse de ella. Sin embargo, sus manos juntas mostraron algo de nerviosismo, ¿era acaso por el miedo de un futuro incierto? ¿era por qué sus sentimientos por el humano habían empezado a florecer como rosas?
Sintió la mano confortable del humano sobre las de ella, como si hubiese sabido lo que pensaba. Lo miró, sonrojada y sorprendida, él le sonreía y sólo le quedó aceptar aquello.
El taxi se detuvo en frente del edificio donde Saihara residía. Tuvieron que subir por las escaleras hasta el piso siete, que era el último del edificio.
—¿Quieres una taza de té caliente? —invitó el detective—. Sé que como vampiresa el frío no te afecta, pero siempre es agradable compartir contigo —declaró provocando otro salto en su corazón que tenía tiempo sin sentir, y ahora él lo hace de forma tan seguida que no sabía como manejarlo.
—Bueno, pero yo lo preparo, no deberías moverte mucho —intentó ocultar su reciente vergüenza y lo siguió dentro del departamento 708.
. . .
—Me da un poco de vergüenza que estés preparando el té al ser mi invitada —admitió Shuichi quien se encontraba en frente de ella.
—No es nada, sólo no estoy segura de que quede bien.
—¿Hay algo que no hagas bien? —preguntó, poniéndola un poco nerviosa y provocando que el agua caliente cayera, se apartó un poco para que no le cayera encima, podría ser una vampiresa, pero el agua hirviendo siempre era muy doloroso. Tropezó con Shuichi quien la había tomado de los brazos, giró su cabeza por inercia sólo para ver los pocos centímetros que los separaban. Se quedó petrificada por el joven y talentoso humano— ¿Aún quieres a Momota? —aquella pregunta le sorprendió un poco, pero también le había molestado por alguna razón que desconocía.
—¿A qué viene esa pregunta? —contrapreguntó.
—Porque a mí me costó verlo, me costó aceptar que ya no siento nada por Akamatsu —aquello lo dijo con una sonrisa melancólica. Sabía que Saihara llevaba años amando a la misma mujer, intentó por mucho tiempo dejar de sentir aquello, mantuvo relaciones con Mahiru Koizumi, una compañera de trabajo que tomaba las fotografías de los casos que llevaban; y el día en que quiso esparcir sus horizontes, renunciar e irse de la ciudad para tomar las fotografías que siempre quiso, terminó con él, ya que sabía que jamás la amaría como amaba a Kaede, fue asesinada por un vampiro, justo el día en que pudo conocerlo.
¿Ella ya no amaba a Kaito? ¿Cuando pasó eso? ¿Era posible dejar de amar a quien siempre le fue fiel, a pesar de no ser correspondida? Al contrario de Saihara, ella nunca quiso abandonar esos sentimientos, ni intentar tener una relación con alguien más; la verdad, tenía cero experiencia en el amor, las relaciones y sentimientos. Toda su vida fue desarrollada por el abandono, las separaciones y la muerte. No fue hasta que conoció a Kaito que reconoció que el mundo podía ser hermoso; él sufría, su vida junto a Kokichi Ouma no era nada maravillosa, pero siempre se mantenía positivo, se preocupaba de verdad y se sentía responsable de ella, tanto que la transformó para no morir, y ella fue feliz por estar a su lado, a sabiendas de que jamás la querría como ella a él; y sabía que dejaría su humanidad un millón de veces más de ser necesario para estar con él.
Entonces: ¿Por qué ahora dudaba de lo que sentía? ¿Por qué se sintió mejor al ver a Shuichi y no a Kaito?
—No puedo con esto —empezó a llorar de repente—. No puedo soportar la idea de no amarlo, todos estos años, yo... —intentó secar sus lágrimas pero las manos le temblaban. En ése momento desesperante, fue abrazada por Saihara, y una vez más logró hacerla sentir segura. Su calor la reconfortaba de una forma que nadie más podía lograr.
Saihara se separó un poco y se ocupó de secar sus lágrimas con sus manos.
—Ya no amo a Akamatsu porque me he enamorado de ti —confesó mirando fijamente a sus ojos carmesí que estaban abiertos como platos.
—Sa-Saihara... —sintió como se iba acercando hacia ella, pudiendo sentir su respiración.
—Dime si no sientes lo mismo y me detendré, de lo contrario...
No respondió, sólo fue cerrando sus ojos a medida Saihara se acercaba hasta que sus labios se juntaron. Sintió como rosas florecían por todo su cuerpo mientras alargaban aquel beso, cuando se separaron, no duraron ni tres segundos cuando ella misma se le abalanzó encima para seguir besándolo, el agua del té se habría enfriado con aquel frío, pero sus cuerpos se mantenían calientes por el contacto entre ellos, hasta que la ropa empezó a molestar.
Se atrevió a ser la primera en quitarle la camisa abotonada, la cual en vez de quitar botón por botón, la rompió de un sólo tirón, cayendo todos los botones al suelo, y dejando su pecho al descubierto; el chico no perdió el tiempo y se terminó de despojar de la prenda superior que cayó al cuelo, la cargó mientras la seguía besando y llevó a su habitación, tirándola en la cama. En poco rato ya estaban completamente desnudos, Shuichi paró un poco los besos para acariciar su rostro y verla fijamente antes.
—Eres hermosa —alagó viendo su rostro rojo, él era tan dulce, jamás hubiese imaginado algo así en su vida, amar a alguien más no estaba en su lista de deseos, pero él apareció a romper todo lo que creía la ataba en ése mundo, y la hizo ver el mundo aún más hermoso, a pesar de todos los problemas que habían. Sintió sus labios una vez más besarla y bajando suavemente hasta su cuello, podía sentir su sangre fluir por todas sus venas hasta su corazón, sus manos abrazaban la espalda delgada de él, quien empezó a entrar en ella, provocando que clavara sus uñas, que a pesar de ser cortas, con la fuerza ejercida había logrado arañarlo, logró oler la sangre que provenía de su espalda que olía tan bien.
Se encontraba sumergida entre el placer y aquel delicioso olor a sangre caliente. Nunca había tenido problemas con controlar su sed de sangre, pero admitía que la sangre de Shuichi olía particularmente deliciosa, ¿sería por qué se trataba de la de él? No tenía tiempo de pensar en ello cuando Shuichi se movía de aquella forma que la hacía desvanecerse, dolía como espinas de rosas pero no era menos placentero.
Pronto sus gemidos sumergieron la habitación, lograba escuchar algunos de Saihara, pero no eran tantos como los de ella. Sintió su piel erizarse, sobre todo sus piernas cuando sintió que se liberó, como pétalos en primavera cayendo y esparciéndose por todo el lugar.
—Que dolor de espalda —dijo un poco burlesco— creo que fuiste muy ruda.
—¡N-no es mi culpa! —intentó excusarse pero le dio mucha vergüenza—. Puedo... al menos limpiarte la sangre...
—¿Eh? ¿Salió sangre? —preguntó algo sorprendido. Sólo asintió como respuesta—. Creo que tienes ganas de ella, ¿no? —le sonrió coqueto a lo que Maki ocultó su rostro con la sábana. Saihara le besó la frente antes de voltearse y ofrecerle su sangre, por lo que procedió a abrazarlo mientras empezaba a lamer la sangre de su espalda, empezó a oír ciertos suspiros del contrario que la hicieron humedecerse, el sabor de su sangre era exquisito, pensó que un sabor así sólo podía conseguirlo de una persona virgen, pero ahora veía que era más por el sentimiento que tenían.
Tras unos minutos, Saihara se volteó y la beso, sin importar que se llenara con su propia sangre, incluso empezó a sentir más sangre de él en su boca, Saihara se había mordido el labio para que ella siguiera saboreándolo, llevándola al éxtasis.
Aquella sería una noche larga e inolvidable para ella.
Notas de autora: ¡Hola! Sé que ha pasado mucho tiempo, pero acá estoy. Sinceramente me compliqué mucho a la hora de hacer que estos dos se besaran, pues no me decidía en que parte y cómo quedaría mejor, pensé al menos en tres formas de hacerlo y al final quedó como ésto, aún así recuerden que Saihara está siendo controlado por la hipnosis de Amami, así que, a pesar de que Saihara si ame a Maki, el empujón no fue por las mejores razones... Jeje espero les haya gustado, nos leemos luego!
