Capítulo 4

La ropa se le pegó al cuerpo en cuanto bajó del avión, y deseó haberse quedado en casa. Recogió su bolso de la cinta, y siguió al resto de la gente, como hormigas que van al hormiguero. Lo vio saludarla con la mano en cuanto cruzó las puertas, y le devolvió el saludo.

-Me alegro que al final hayas podido venir Jayje, tenía muchas ganas de verte -Will la abrazó y la besó.

-Yo también -se dejó abrazar, y alejó de su mente el pensamiento que no dejaba de molestarla.

Will cogió su bolso de viaje, y la llevó al coche. No dejó de hablar en todo el camino. Desde que se habían conocido, el pasado Octubre, JJ solía viajar a Nueva Orleans cada vez que podía, al menos una vez al mes. No solía molestarle, incluso alguna vez él le había pagado el billete, pero la última vez, ella le había preguntado porqué nunca viajaba él a DC. Al principio, intentó escabullirse de la conversación, pero JJ insistió, y terminó reconociendo que no le gustaba, que era una ciudad muy grande y no se veía allí. Siempre era mejor que fuera ella la que viajara a Nueva Orleans.

JJ se preguntó entonces si no estaría perdiendo el tiempo con Will, porque no pensaba pasarse la vida en un avión (bastante viajaba ya en el trabajo), para ir a verlo una o dos veces al mes. No quería mantener una relación a distancia. En algún momento tendrían que hablar de qué iban a hacer.

Eso había sido hacía tres semanas, a finales de Mayo, y hacía una semana, todo había cambiado. Se había notado rara, y una mañana, nada más abrir los ojos, tuvo que correr al baño a vaciar su estómago. La realidad la golpeó de repente: estaba embarazada. Corrió a la farmacia, y los dos test que compró, lo confirmaron. Pidió cita con su médico, quería estar completamente segura.

Y el Jueves, le dieron los resultados. Estaba embarazada de siete semanas. Maldijo los antibióticos, que tomó unos días antes para una infección de oído, y la píldora, que le había fallado precisamente a ella.

Consiguió ese fin de semana libre para todos, y se aseguró que Will también pudiera quedar con ella. Tenía previsto hablar con él, hacer planes para el futuro, para ellos y para su bebé en camino.

Tener un hijo tan pronto, no entraba en sus planes, pero ya no había nada que pudiera hacer. Hablaría con Hotch en su momento, para planear sus próximos movimientos en el trabajo. Ahora, tenía que centrarse en hablar con Will.

Acababan de llegar a casa, y aunque no dejaba de darle vueltas a la cabeza, esperaba al menos dejar la gran conversación hasta el día siguiente. Disfrutaron de una rica cena, e hicieron el amor. JJ consiguió olvidarse de todo durante la noche, incluso se durmió rápidamente al terminar.

Por la mañana, la despertó el rico olor del café y los huevos con bacón. Pero en cuanto Will abrió la puerta de la habitación y entró con la bandeja, las náuseas la invadieron. Corrió al baño a vomitar. Will la estaba esperando preocupado sentado en la cama.

-¿Estás bien, JJ? -preguntó cuando entró de nuevo en la habitación.

-¿Puedes llevarte la bandeja, por favor? -ella se tapó la nariz y la boca, aguantando las náuseas de nuevo.

-Claro.

Will se levantó y se alejó hacia la cocina. JJ lo siguió unos minutos después. Ahora o nunca.

-Will, tenemos que hablar. Siéntate por favor.

Él la miró con el ceño fruncido, e hizo lo que le pidió. Se sentó frente a ella, y le cogió la mano.

-JJ, ¿qué pasa?

-Voy a ir al grano. Will, estoy embarazada.

La cara del hombre pasó de preocupación a seriedad, y soltó su mano lentamente. Se apoyó en el respaldo de la silla y exhaló lentamente.

-¿Pero…cómo? ¿No estabas tomando la píldora?

-Estoy de siete semanas. Me tomé un antibiótico para una infección de oído y eso inutilizó la píldora -respondió ella.

-JJ, ahora mismo yo…no estoy preparado para tener un hijo.

-Ya…¿y qué propones que hagamos? -preguntó seria JJ, ya imaginando cuál sería su respuesta.

-Pues…puedes abortar. Hoy en día en cuál clínica se puede hacer, sin ningún riesgo para la salud. Puedo acompañarte si quieres. Lo haremos aquí para que no se entere nadie en tu trabajo. Y más adelante, ya pensaremos en tener hijos. Todo saldrá bien. -Will volvió a cogerle las manos. JJ se soltó, asqueada.

-No pienso deshacerme de nuestro hijo, Will. Me da igual si tú no quieres saber nada, pero yo tendré a nuestro bebé -JJ se aguantó las lágrimas, que le picaban los ojos.

-Yo te quiero JJ, pero no quiero un bebé. Puedes pensarlo, y venirte a vivir aquí. Puedes pedir un traslado, así estaremos juntos, y cuando estemos más consolidados, pensar en formar una familia.

-¡De verdad que no me creo que me estés diciendo esto! -la rubia se levantó, y comenzó a pasearse por la cocina, ahora sí, llorando-. He dado mucho en esta relación, y tú apenas te has movido de tu zona de confort, y ahora que me vengas con estás…

-Lo siento, pero no voy a cambiar de opinión…

JJ paró de caminar, y lo miró seriamente. Will estaba apoyado en el respaldo de la silla, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Sintió ganas de pegarle para desahogarse. En vez de eso, se fue a la habitación a prepararse el bolso de viaje.

-Déjame que te lleve al aeropuerto, al menos…

-No hace falta, ya he llamado a un taxi.

-JJ, no quiero que terminemos así…-Will la cogió suavemente del brazo cuando abrió la puerta.

-No hay otra forma de terminar, Will. Si no quieres esto, es lo mejor para todos. Te deseo lo mejor. Adiós.

JJ cerró la puerta, y bajó las escaleras. En su cabeza había escenificado muchas situaciones, pero nunca ésta. No esperaba que el fin de semana terminara así, que se quedara sin pareja y que fuera a ser madre soltera. Se limpió las lágrimas cuando salió a la calle y entró en el taxi.

Continuará…