Es el parto de JJ, y...un poco más de angustia. ¡Disfrutad!

Capítulo 9

JJ respiró hondo varias veces, intentando controlar el dolor que le estaba atravesando el vientre. Y que Penélope no dejara de "jugar" con su cama, moviéndola arriba y abajo, no ayudaba a controlar sus nervios.

-¿Dónde están Hotch y Prentiss? -preguntó respirando como le habían enseñado.

-En el pasillo. No nos dejan estar a los tres aquí.

-¿Puedes decirle a Emily que entre unos minutos, por favor?

-Claro. Pero todavía quieres que yo te acompañe en el paritorio, ¿verdad? -preguntó García con tristeza.

-Si, Penny, pero ahora quiero ver a Emily.

Unos minutos después, Prentiss entraba en la habitación. Corrió al lado de su amiga justo cuando ésta estaba teniendo una contracción.

-¿Tan malo es?

-¿A qué te refieres? ¿A tener a Penélope aquí que no para de hablar y tocarlo todo o a las contracciones?

-Me refería a lo último, pero supongo que lo de Penny no es agradable.

-Estoy deseando que termine, Em. El ginecólogo me ha dicho que he dilatado seis centímetros, me quedan cuatro para poder…

Otra contradicción le sobrevino, y Emily le sujetó con fuerza la mano. Luego le besó la frente con cariño.

-No te preocupes, Jayje, no estás sola. No nos moveremos de aquí. Estamos a tu lado.

-Lo sé. ¿Sabes algo de Reid, Rossi o Morgan?

-Hotch ha hablado con Rossi hace un rato. Están a punto de coger un avión. Llegarán aquí en unas pocas horas.

El silencio llenó la habitación, sólo roto minutos después por las contracciones de la rubia. Cada vez que eso ocurría, Emily dejaba que le apretara la mano y después le secaba el sudor de la frente.

-Oye Jayje…he estado pensando…tal vez quieres llamar a Will para informarle de que su hijo está a punto de nacer.

Emily vio cómo la cara de su amiga se transformaba en alguien a punto de asesinar al que se pusiera delante. Y no por los dolores del parto precisamente.

-¿Estás loca? Llevo ocho meses sin saber nada de él, ¿y ahora pretendes que lo avise solamente porque esto -se señaló la tripa-. éste a punto de salir? Espero que sólo fuera una broma?

-Por supuesto. Si, claro. Una broma. Voy a decirle a Penny que vuelva ¿de acuerdo?

La morena salió rápidamente de la habitación, dándose cuenta del error que había cometido. En realidad, sabía que avisar a Will era muy mala idea, pero lo preguntó más que nada por ella. Aunque había sido él el que la había dejado, y no hizo nada para ponerse en contacto con ella en todos esos meses, Emily había visto a su amiga sufrir. Nadie debería pasar sola la época, dicen más feliz de una mujer. Y aunque todo el equipo había estado a su lado, y seguirían estándolo, JJ necesitaba a alguien que le diera amor y cariño en malos momentos.


Casi hora y media después (aunque a JJ le pareció que había pasado un día y medio), la rubia estaba en el paritorio, ahora si, a punto de dar a luz a su hijo.

-Sácamelo yaaa, Penélope por favor, sácamelo ya -gritó una vez más apretando fuerte su mano.

-Vamos Jayje, que no queda nada. Respira hondo, así -Penélope lo hizo para que su amiga la imitara.

-Vamos Jennifer, un último empujón y el bebé estará aquí. ¡Empuja ahora! -la instruyó el ginecólogo.

Y en ese empujón, el pequeño bebé vio por fin la luz. JJ respiró hondo cuando escuchó el llanto de su bebé.

-Es un niño -le dijo el médico.

Le ofrecieron a Penélope cortar el cordón umbilical, y la rubia lo hizo totalmente emocionada. Cuando le pusieron al bebé en el pecho, JJ intentó retener las lágrimas, sin éxito.

-Hola chiquitín, soy mamá. Prometo que te cuidaré y protegeré de todo, y pase lo que pase, siempre estaré ahí para ti. Te lo prometo.


Un rato después, JJ estaba ya en la habitación, descansando. García, Prentiss y Hotch estaban con ella. Una enfermera le había dicho que enseguida le llevarían al niño, que le estaban haciendo más pruebas. Cuando preguntó nerviosa por qué, ella le aseguró que era totalmente normal.

-¿Y has pensado ya en un nombre? -quiso saber Hotch.

-Si. Se va a llamar Henry Daniel Jareau -respondió cansada, pero sonriendo JJ.

-Es un nombre precioso, Jayje -le dijo Emily con cariño.

-Gracias. Henry siempre me ha gustado, y mi madre siempre me ha dicho que si yo hubiera sido un niño, me hubiera llamado Daniel.

-Es un buen homenaje a tu madre -Penélope frotó suavemente su brazo, cuando la rubia bostezó agotada.

En ese momento, Rossi, Morgan y Reid entraron en la habitación. Los tres felicitaron a la recién estrenada madre, aunque les extrañó no ver al bebé. JJ les estaba explicando lo que le dijo la enfermera cuando entró su médico, con otro médico.

-Jennifer, necesitamos hablar de algo. A solas -miró alrededor de la habitación a todos sus ocupantes.

-Por supuesto. Nos vamos -Hotch se quedó esperando a que todos salieran para salir él, como siempre hacía.

-Spencer, ¿puedes quedarte, por favor? -preguntó ella desesperada. Si iban a darle una mala noticia, quería que al menos alguien estuviera con ella. Reid pareció totalmente confuso.

-Eh, claro -el agente se sentó en la silla al lado de la cabecera de la cama.

-Este es el doctor Selwood, cardiólogo pediátrico. Lo que vamos a contarte te puede asustar al principio, pero con tratamiento y la operación, Henry podrá hacer una vida normal -empezó su médico cuando se quedaron a solas.

-¿Pero qué le ocurre? -preguntó ella al borde de las lágrimas. Buscó a tientas la mano de Reid, y él se la cogió sin dudar.

-Tiene una cardiopatía congénita en el corazón -le contestó el doctor Selwood. Tenía una voz suave, y JJ inmediatamente se tranquilizó-. Es una anomalía normal del corazón. Se llaman congénitas porque se producen cuando se forma el corazón y se nacen con ellas. En ocasiones son hereditarias debido a alteraciones en los genes y su transmisión en la descendencia. Pero no toda cardiopatía congénita es hereditaria. También puede ser producida por alteraciones adquiridas o alteraciones medioambientales que afectan durante el estado embriológico de la formación del corazón en el feto.

-¿Esto es por mi culpa? -preguntó con el corazón en un puño.

-No, no se preocupe. Hay múltiples causas, pero lo importante es que podemos tratarlo. Henry tiene lo que llamamos una transposición, esto es que los vasos que salen del corazón están cambiados. En ese caso la sangre, que debería ir a los pulmones, va al lado sistémico no habiendo oxigenación adecuada de los tejidos.

-¿Pero se puede curar, verdad?

-Lo operaremos en unos meses, mientras tanto estará medicado. Podrá hacer una vida prácticamente normal, pero probablemente esté medicado de por vida.

-Gracias, doctor Selwood -murmuró JJ, todavía conmocionada por la noticia.

-No hay de qué -el médico abandonó la habitación.

-¿Puedo verlo? -le preguntó a su médico.

-Enseguida te lo traerá una enfermera. Pero lo mejor es que vuelva al nido -ella asintió con tristeza y el médico se fue.

JJ apretó fuertemente la mano de Reid, mientras miraba ausente hacia la puerta. Unos momentos después, la enfermera entró con el bebé.

-Vendré a buscarlo en unos minutos. Aprovecha para darle el pecho -le enseñó como hacerlo, mientras Reid se apartaba hacia la ventana.

-Esperaré fuera, Jayje.

-No, Spencer, por favor quédate aquí con nosotros -suplicó la chica.

-Está bien.

El agente se sentó de nuevo en la silla, evitando mirar mientras el pequeño Henry seguía comiendo. Cuando terminó, vio cómo su amiga lloraba en silencio mientras acunaba al bebé en sus brazos.

-No te preocupes JJ, Henry estará bien. Podrá hacer una vida normal, aunque tengan que operarlo. Pero estará bien.

-Lo sé, pero siento que he fallado como madre, y Henry sólo lleva en el mundo cuatro horas y…-esnifó la rubia.

-No es tu culpa. Si no lo descubrieron durante las revisiones del embarazo, probablemente fue por una alteración medioambiental, no por algo hereditario. Aunque también pudo ser por parte de Will que…-JJ miró a Spencer-. Pero lo importante es que Henry estará bien, hay que centrarse en eso.

Reid bajó rápidamente la mirada cuando la enfermera volvió a entrar. Se llevó al bebé, asegurando que en unas tres horas volvería con él. JJ se recostó en la cama, con la intención de descansar, y Reid, que estaba sentado totalmente recto en la silla, no se atrevió a moverse cuando la rubia le cogió la mano totalmente dormida.

Continuará…