Capítulo 19
Hotch miró hacia el techo, con las manos detrás de la cabeza, mientras escuchaba la suave respiración de su hijo a su lado. No podía culparlo por terminar todas las noches en su cama. Jack todavía tenía pesadillas sobre lo ocurrido, a pesar de que su psicólogo le había dicho que era muy pequeño y su mente lo borraría enseguida. Tal vez fuera cierto, pero Hotch conocía a su hijo y sabía que sobre todo, y a pesar del trauma, echaba mucho de menos a su madre.
Habían pasado poco más de dos meses, (aunque en ocasiones se sintiera como mucho más), e intentaba que la vida de Jack fuera lo más normal posible. Había comenzado en la guardería, y parecía que le gustaba, incluso había hecho un par de amigos, y Jessica y él intentaban que su vida fuera como la de cualquier niño de su edad.
Pero hoy era su cumpleaños, y no estaba seguro de que fuera a ser un buen día. Jack había estado emocionado toda la semana, pensando en su cumpleaños y en la pequeña fiesta que su padre le había prometido con sus primos y su tía Jess. Pero la noche anterior al acostarse, el niño preguntó si podían invitar a mamá a la fiesta, y a Hotch le partió el corazón. Le explicó una vez más dónde estaba mamá, y porqué ya no estaba con ellos. Jack pareció entenderlo (como las otras veces que se lo habían explicado), pero lloró hasta quedarse dormido. Luego Hotch lo cogió en brazos y lo metió en su cama. Lo miró dormir, y fue él también el que un rato más tarde, lloró hasta quedarse dormido.
Sintió cómo se movía, aunque sin llegar a despertarse y rio en voz baja cuando le dio en la cara con su osito de peluche. No podía dormir sin él, era cómo su barco salvavidas. Había sido un regalo de Haley cuando cumplió un año, y no se separaba de él. Hotch lo miró una vez más, y quiso protegerlo de todo lo malo del mundo. Sabía que sería imposible, Jack debía crecer y enfrentarse a lo bueno y malo que el destino tenía preparado para él, pero mirándolo dormir así, con el flequillo sobre los ojos, agarrando fuertemente su osito y el pulgar en la boca, quería meterlo en una burbuja y dejarlo ahí para siempre.
Miró el reloj y vio que era cerca de las siete. Se levantó despacio y fue a la cocina para preparar café. También decidió preparar unas tortitas para Jack. Mientras lo hacía, pensó que también invitaría al equipo a la fiesta de Jack. Sabía que al niño le gustaban las historias de García, disfrutaba de la magia de Reid y se divertía con Morgan. Les había cogido cariño, al igual que el equipo a su hijo.
Decidió también que podría escribirle a Erin y ver si quería llevar a sus hijos. Supuso que así los niños se distraerían un poco de toda la situación que estaban viviendo en casa. Y Jack también podría hacer nuevos amigos.
Cuando terminó el desayuno y preparó el plato de Jack, lo escuchó entrar en la cocina.
-Buenos días papi -dijo el niño sentándose en su silla.
-Buenos días buddy. Y feliz cumpleaños -Hotch se acercó a él y lo besó en la cabeza.
-Gracias papá. ¿Cuándo vendrán la tía Jess y los primos? -preguntó con la boca llena.
-A las cuatro. Y a lo mejor viene el equipo también ¿vale?
-¡Sí! -exclamó el niño con alegría.
Hotch sonrió por el entusiasmo del pequeño, y pensó que ojalá las cosas hubieran sido diferentes. Ojalá él hubiera sido un mejor padre, un mejor marido, un mejor agente y tal vez Haley estaría aquí ahora para ver a su hijo cumplir cuatro años.
A las cuatro en punto, Jessica llegó con los tres niños. Eran hijos de su prima hermana Mandy, con la que Haley y ella habían crecido y tenían una relación de hermanas más que de primas. Los niños eran primos de Jack, así que Jessica le pidió que no los apartara, que los dejara crecer juntos al igual que habían hecho ellas. Mandy estuvo de acuerdo, aunque nadie en la familia entendía porqué querían tener contacto con Aaron después de lo que le pasó a Haley. Pero el niño no tenía la culpa, y seguía siendo de la familia, fuera quien fuera su padre.
De hecho, Jessica se llevaría a Jack al día siguiente para celebrar su cumpleaños con sus abuelos, ya que Hotch estaba seguro de que no querrían ir a su casa. No se equivocaba.
Jessica llegó con la tarta y cargada de regalos, de su parte y de la de Mandy, que dejó sobre un sillón. Luego fue a la cocina, a ayudar a Penélope con los aperitivos para todos. La analista había llegado media hora antes, para ayudar y prepararlo todo. Hotch sonrió cuando la rubia entró como un torbellino en la casa.
En los siguientes diez minutos, el resto del equipo empezó a llegar. JJ llegó la última con el pequeño Henry, al que le habían dado el alta al principio de la semana, y que se convirtió en el centro de atención durante unos minutos. Jack y sus primos, de siete y cinco años (los gemelos eran unos pequeños terremotos), corrieron de nuevo a su cuarto a jugar.
Todos hablaban entre sí y se pasaban al pequeño Henry en brazos haciéndole carantoñas cuando el timbre volvió a sonar. Hotch se levantó inmediatamente, sabiendo de quién se trataba.
Strauss sonreía tímidamente cuando abrió la puerta. Olivia se escondía juguetonamente detrás de su madre y Jasper saltaba inquieto a su lado.
-Erin…adelante pasad.
-Siento el retraso. Pero con dos niños pequeños ya sabes, es casi imposible salir a tiempo a ningún sitio.
-No te preocupes. Veo que Nora no ha querido venir…-dijo Aaron mientras se apartaba y los tres entraban en el salón.
-Ha preferido quedarse con su padre. Toma, esto es para Jack -y le entregó el paquete que llevaba en las manos.
-Gracias, lo dejaré con el resto -dejó el paquete y volvió a acercarse a ellos-. Vamos chicos, Jack está en su cuarto jugando con sus primos, os llevaré allí.
El resto del equipo vio la interacción de Hotch con su jefa y sus hijos, bastante sorprendidos. Pero la vida de Hotch y Jack había cambiado en los últimos dos meses, y Strauss también parecía diferente por alguna razón, así que no veían motivo para preocuparse. Aunque sí les llamó la atención la presencia de Strauss allí esa tarde.
Cuando entraron en la habitación, Jack sonrió feliz a su padre, y él deseó que su hijo sonriera así el resto de su vida. Se agachó frente a él para llamar su atención.
-Jack, estos son Jasper y Olivia. Quiero que juguéis con ellos también ¿de acuerdo? -el niño asintió sonriendo.
-Vamos. Adelante -Erin empujó a los niños un poco hacia la alfombra, y Alice, la prima de Jack, los cogió de la mano para incluirlos en sus juegos.
Al cabo de unos minutos, Aaron y Erin salieron de la habitación. Los niños estaban jugando como si se conocieran de siempre.
Antes de llegar al salón con los demás, Aaron se paró en el pasillo para hablar con Erin.
-¿Cómo va todo en casa? ¿Cómo está Mark?
Durante un instante, e inconscientemente, estuvo a punto de decir que todo iba bien. Que Mark estaba mejorando y que poco a poco todo volvería a ser como antes, pero estaba cansada de mentirse a sí misma, porque sabía que el tiempo se les estaba terminando y no había vuelta atrás. Así que suspiró profundamente y contestó sinceramente, pero evitando la mirada del hombre.
-Está…muy débil. Cada vez más. Y me aterra cuando llegue el momento, y los niños y….-Erin calló, mordiéndose el labio para evitar llorar.
-Puedes contar conmigo para lo que necesites ¿de acuerdo? -frotó su brazo con cariño-. El Lunes hablaré con el director para ocuparme de tus asuntos. Estamos aquí para apoyarnos en lo que haga falta.
-Aaron, no es necesario. Tú también tienes tus cosas y…
-Erin, tus hijos y tu marido te necesitan ahora. No hay más que hablar -y la guio lentamente hacia el salón antes de que pudiera contestar.
Las risas y voces de los niños llegaban felices y llenas de vida desde la habitación. Erin tenía en brazos a Henry, que la miraba con sus ojitos abiertos y su pequeño puño en la boca y a ella se le estaba derritiendo el corazón. Recordaba cuando sus hijos eran así de pequeños e inocentes (con Olivia no hacía tanto tiempo de eso), y deseó que pudieran quedarse así para siempre.
La conversación fluía entre todos, aunque Erin prefería mantenerse al margen la mayor parte del tiempo. Había empezado a hablar con Jordan y JJ sobre la lactancia cuando escuchó su teléfono. Le pasó el bebé a su madre y se fue a hablar al pasillo.
La conversación no duró mucho, pero cuando colgó, se quedó paralizada. Aaron se dio cuenta y se acercó a ella. Vio que estaba al borde del llanto.
-Erin, ¿qué ha pasado? -la agarró suavemente del codo para que reaccionara.
-Han llevado a Mark al hospital. Ha perdido el conocimiento y no reaccionaba. Nora estaba allí…-susurró.
-Siento que la niña lo haya presenciado. Pero no debes ponerte todavía en lo peor.
-Debo…debo ir a buscar a Jasper y Olivia para irnos…-se soltó de la mano de Aaron y se volvió hacia la habitación de Jack.
-Espera un segundo Erin -volvió a cogerla del brazo con suavidad-. Los niños se lo están pasando bien, y no está bien llevarlos al hospital. ¿Por qué no dejas que se queden aquí? Luego puedes volver a buscarlos, o Jessica o yo podemos acercarlos a tu casa si quieres.
Ella lo miró un momento, sopesando su propuesta, y finalmente asintió, mordiéndose el labio mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Luego Aaron le acercó el abrigo y la acompañó a la puerta. Se despidió de todos con un gesto rápido de la mano. Cuando Aaron se dio la vuelta, todos lo miraron interrogantes.
-¿Va todo bien, Hotch? -preguntó Rossi.
-Bien, si. Vamos a sacar la tarta y abrir los regalos -dijo él mientras iba hacia la cocina.
Todos miraron a Jessica, como si ella supiera qué estaba pasando, pero ella se limitó a encogerse de hombros y se levantó, siguiendo a su cuñado. Ninguno entendía nada, y estaban seguros que Hotch sabía qué le pasaba a Strauss, pero no iban a presionarlo. Eso nunca funcionaba.
-¿Mamá? -una pequeña voz los sobresaltó a todos. Hotch, que volvía en ese momento, se arrodilló a su lado.
-Hey Olivia, mamá ha tenido que salir, pero no tardará en volver ¿vale? -le habló suave y despacio, para que la niña no se asustara.
-¿Dónde está? -preguntó frotándose los ojos.
-Ha ido a buscar a Nora -sonrió para tranquilizarla-. Enseguida volverá.
Cogió la mano de la niña y la acercó a sus compañeros, mientras él iba a buscar al resto de los niños. Cuando Olivia vio a JJ, sonrió.
-¡Bebés! -dijo señalándola.
JJ rio divertida, mientras acariciaba la carita de la niña. Todos la miraron interrogantes.
-Cuando Henry estaba en el hospital, Strauss fue un día con la niña, creo que habían ido al médico. Mientras hablábamos, Olivia miraba emocionada a través del cristal a todos los bebés. Supongo que me habrá reconocido -explicó la rubia mientras el resto de los niños entraban en el salón.
-¡Qué dulce! -dijo Jordan.
Hotch le contaba a Jasper lo mismo que le había dicho a su hermana, y el niño pareció aceptarlo. Todos disfrutaron de un gran momento mientras comían tarta y algunos aperitivos más, y Jack abría todos sus regalos, pero la mente de Hotch estaba con su jefa, esperaba que todo fuera bien y el desenlace que tanto temía, todavía no hubiera llegado.
Eran cerca de las nueve de la noche cuando Erin llamó suavemente a la puerta de Hotch. Él abrió con una Olivia dormida en brazos, y le hizo un gesto para que no hablara muy alto y mirara hacia el sofá, para que viera a Jasper, que también dormía acurrucado allí.
-Lo siento Aaron, no he podido llegar antes. Tampoco debí dejar…-empezó ella susurrando, hasta que él la interrumpió.
-Erin, no ha sido ningún problema cuidar a los niños. Se han divertido mucho. Jasper y Jasck han hecho buenas migas, y se han quedado dormidos sobre la alfombra. He acostado a Jack en su cama y a Jasper en el sofá. Y Olivia lleva dormida un rato, pero se ha despertado llorando hace unos diez minutos y la he tenido que calmar.
-Mi pobre bebé…-Erin besó la frente de su hija, acurrucada todavía en los brazos de Hotch.
-¿Cómo está Mark?
-Ahora está intubado y sedado. Pero los médicos creen que ya no volverá a casa. Que ahora sí debemos hacernos a la idea de…- intentó aguantar, pero sollozó fuertemente. Se tapó la cara con las manos.
Aaron dejó con cuidado a Olivia en el sillón, que se revolvió pero no se despertó, y se acercó a Erin. La abrazó con cuidado, rodeando su espalda con sus brazos. Ella se tensó al principio, pero luego se relajó y rompió a llorar fuertemente. Aaron le susurró palabras de consuelo y frotó su espalda hasta que se encontró mejor.
Realmente era lo que necesitaba, un abrazo y palabras de aliento que le hicieran sentir que todo iba a ir bien. Sabía que no era cierto, pero al menos calmaban su corazón durante un rato.
-Gracias por todo, Aaron -susurró limpiándose la cara.
-No hay de qué. Puedo cuidar a los niños alguna vez si lo necesitas. Y me encargo de todo en el trabajo. No hay discusión -sonrió levemente. Erin asintió sonriendo también.
Se acercó al sillón y cogió a Olivia, Aaron se encargó de Jasper. La acompañó al coche y acomodaron a los niños en sus asientos. Luego Aaron volvió a casa y comprobó que Jack seguía durmiendo plácidamente.
Cuando se metió en la cama, no pudo evitar pensar en los momentos difíciles y duros que le esperaban a Erin. Pero se dijo que a pesar del comportamiento de la mujer en el pasado, todos merecían la redención. Y él estaría allí para ella, porque sabía lo que se sentía al perder a alguien querido.
Continuará….
