Capítulo 24

Hotch miró fijamente a Reid, intentando tranquilizarlo. Se acercó muy despacio a él, hablando con la voz lo más tranquila que pudo, y aunque normalmente controlaba sus emociones, por dentro estaba temblando. Temía que si hacía o decía algo equivocado, la situación empeoraría todavía más.

Aunque se movía muy lentamente, Reid, que temblaba ligeramente, dejó de apuntar a Jordan y lo apuntó a él.

-No te acerques más, Hotch -gritó nervioso.

-Está bien, Spencer. Voy a quedarme aquí ¿de acuerdo? -estaba a unos cinco metros de él-. Pero baja la pistola Spencer, por favor.

Él miró su mano, que apuntaba a su jefe con su pistola. Volvió a desviarla hacia Jordan, mientras murmuraba para sí mismo y se golpeaba la sien con la otra mano.

Detrás de Hotch, Morgan, Rossi y Prentiss contemplaban atónitos a su compañero. Su jefe les había ordenado que guardaran las armas, que por protocolo, habían sacado en cuanto se había desatado el caos. Jordan estaba encogida en una esquina de la habitación, casi deseando fundirse con la pared, y con una expresión de terror en la cara.

Unos minutos antes

Desde que habían llegado a la comisaría esa mañana, había notado a Reid extraño. Era evidente que apenas había dormido, y Hotch pensó que incluso había olvidado peinarse. Intentó hablar con él, pero el joven lo despidió con un gesto de la mano. Sin embargo, observó cómo Reid parecía estar hablando para sí mismo todo el tiempo, y eso no le gustó nada. Decidió que no lo perdería de vista.

Habían avanzado lentamente en el caso, y mientras Prentiss y Morgan llegaban de la morgue, Reid trabajaba en el perfil geográfico. Jordan revisaba información en la misma habitación que él. Rossi y Hotch hablaban con el jefe Richmon cuando escucharon el grito de su compañera. Los cinco corrieron hacia allí.

Reid apuntaba a Jordan con su pistola, mientras le gritaba que ella tenía la culpa de todo, que no conseguiría su propósito y que no debería estar ahí.

-Spencer, sólo es Jordan, nuestra compañera -intentó de nuevo Hotch. Volvió a moverse muy lentamente.

-¡No! Es peligrosa, Hotch, quiere acabar con todo -el agente movía incontroladamente la cabeza sin dejar de apuntar a Jordan.

-Está bien, creo que tienes razón, pero la solución no es dispararle ¿sabes? Es mejor que pague de otra forma -Hotch estaba cada vez más cerca de Reid.

-¿Tú crees? -el joven miró a su jefe, con una chispa de esperanza en los ojos.

-Por supuesto, podemos pensar juntos su castigo, ¿qué te parece?

Antes de que Reid pudiera contestar, Hotch se abalanzó sobre él, quitándole la pistola. Prentiss corrió hacia su compañera, que temblaba como una hoja, y Morgan y Rossi ayudaron a su jefe a sujetar al médico, que se retorcía gritando enloquecido.

-¡Soltadme! ¡Es injusto, yo no soy el que estoy poniendo en peligro a todo el mundo!

-Reid, es mejor que no te resistas -Morgan tenía atrapado a su compañero por el pecho, con sus fuertes brazos rodeándolo, por lo tanto, ahora estaba pataleando sin parar.

Los gritos habían llamado la atención del resto de la comisaría, y alguien había avisado al hospital. Un par de enfermeros llegaron a tiempo para inyectarle un tranquilizante. Morgan sintió cómo el joven agente se desplomaba inerte en sus brazos. Lo acostaron en la camilla, y con un movimiento de cabeza, Hotch le indicó a Morgan que fuera con él.

El silencio volvió a reinar, y el jefe de Unidad se sentó pesadamente en una silla. Se pasó las manos por la cara y suspiró profundamente. Sentía la mirada del resto del equipo, pero se tomó un momento para procesar lo que acababa de pasar antes de contarles lo que sabía.

-Hotch, ¿puedes explicarnos qué ha pasado aquí? Porque es evidente que sabías qué le ocurría a Reid -al final fue Prentiss la que preguntó.

Volvió a suspirar, pasarse las manos por el pelo mientras cogía fuerzas para hablar. Todos esperaban pacientemente.

-Reid es…-los miró alternativamente-. Reid tiene esquizofrenia -soltó al cabo de un instante. Todos lo miraron conmocionados.

-¿Y desde cuándo lo sabías tú, Aaron? -preguntó Rossi sentándose frente a él. Jordan y Prentiss seguían de pie al fondo de la habitación.

-Desde que entró en la unidad. Gideon lo sabía, y me lo contaron a mí también -contó con cansancio Hotch.

-¿Y a nadie se le ocurrió informar antes? ¡Está claro que es peligroso! -dijo Jordan con inquina en la voz.

-¿Strauss lo sabe? -Hotch negó lentamente-. Sabes que esto no vas a poder ocultarlo más ¿verdad? Y que tendrá grandes consecuencias .

-Ya lo sé, Dave, sólo intentaba hacer lo mejor para todos. Sólo déjame pensar cómo voy a hacerlo -respondió el agente.

-Está bien. Tú mandas -Rossi hizo un gesto con la cabeza a sus compañeras para que salieran con él, sabiendo que su amigo necesitaba unos minutos a solas.

-Jordan -se dio la vuelta al escuchar la voz de su jefe-. Siento lo que ha pasado. ¿Estás bien?

-Lo estaré. Gracias por preguntar -por su tono, Hotch supo que si bien sí se recuperaría, le había dolido que él supiera la verdad de Reid y lo hubiera ocultado hasta ahora.

Se levantó y fue hasta la ventana. Todavía tenían un caso en el que trabajar, un agente menos y otra conmocionada, y todo por su culpa. Reid llevaba cuatro años en el equipo, y que nunca hubiera tenido problemas no significaba que algún día los hubiera. Ese día había llegado, y lo peor es que había sido durante un caso.

Muchas veces había pensado en hablar con Reid y convencerlo para que lo contaran, pero veía al chico tan feliz que no podía quitarle lo único bueno que tenía en su vida.

Hablaría con Strauss a la vuelta, porque no iba a permitir que sólo Reid cargara con la culpa, porque él era también culpable por no contarlo antes. Cargaría con las consecuencias de su decisión.


Morgan esperaba ansioso en la sala de espera del hospital. Rossi lo había llamado para decirle que Hotch les había contado que Reid era esquizofrénico, aunque no sabía mucho más. En la ambulancia le habían confirmado que había sufrido un brote psicótico. Maldijo a su jefe por ocultarles algo así.

Al llegar, lo habían llevado directamente a la planta de psiquiatría, y no lo dejaron pasar. De momento, tenía las visitas restringidas.

Sabiendo que no podía hacer mucho más de momento, se acercó al control de enfermería y les dejó su tarjeta, pidiendo que lo llamaran con cualquier cambio.

Cuanto antes terminaran el caso, antes podría volver al lado de Reid.


Cuando Morgan llegó de nuevo a la comisaría, el resto del equipo volvía a trabajar en el caso. No le costó mucho ponerse al día. Hotch notó la mirada inquisidora del moreno sobre él, y supo que debía dar muchas explicaciones.

Cuando unas horas después decidieron irse al hotel a descansar y recuperar fuerzas hasta el día siguiente, Morgan detuvo a Hotch cogiéndolo por el brazo. El hombre lo miró con una ceja levantada y el moreno lo soltó.

-Lo siento, hombre. ¿Pero por qué no nos has contado lo de Reid?

-Tenía mis razones. No es el momento de explicaciones, tenemos que centrarnos en el caso. Cuando volvamos a casa, os lo explicaré todo.

Y salió de la habitación dejando a su agente con la palabra en la boca.


Cuando Reid se despertó, notó que estaba inmovilizado de brazos y piernas, comenzó a forcejear y a gritar. Un par de enfermeras entraron en la habitación.

-Cálmese, doctor Reid, o se hará daño -una enfermera, de pelo rubio largo que le recordó a JJ, posó una mano en su hombro y otra en su pecho para tranquilizarlo.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? -preguntó con la voz rota de tanto gritar.

La enfermera se lo contó, y cuando se quedó solo, después de que le quitaran las correas, Reid se tumbó en posición fetal, aguantando las lágrimas. Todo lo que siempre había temido se había hecho realidad esa tarde, y sabía que a partir de ahora, ya nada sería igual.

Habría consecuencias para él, y para Hotch, que lo había protegido todo ese tiempo, y lo más probable, es que el equipo estuviera dividido a partir de ese momento. Y la pobre Jordan, que había sufrido todo su ataque, no sabría cómo la iba a mirar a la cara a partir de ahora.

Aunque había cumplido su sueño de trabajar en el FBI, sabía que había llegado la hora de dejarlo, porque no, ya no le dejarían seguir sabiendo el problema que tenía.

Continuará…