Capitulo 3: El potencial humano.

Habían pasado unos meses desde su encuentro con su otro yo, en esta línea de tiempo, nada muy interesante había pasado, habían logrado hacerse con una nave médica, donde habían hecho su base de operaciones, y poco más. Aun no podían moverse con libertad por el sistema solar, pero al menos ya habían establecido un escondite adecuado.

Era el momento de comenzar a planificar su regreso a casa.

El archimagos Belisarius Cawl fue enviado de regreso a la "puerta", para examinar que posibles requisitos tenga para volver a activarse, junto al archimago, Guilliman había enviado como escolta, a todos los custodes que no estaban haciendo reconocimiento en el palacio imperial.

Por otro lado, Guilliman habida convencido a uno de los custodes para que este le facilitase el algoritmo matemático que ellos usaban para crear las contraseñas de servicio que los identificaba como la guardia personal del emperador. Todo bajo la excusa de que; si él tenía el código no tendría que pedírselo cada que una solicitud de autorización apareciese en la pantalla, en otras palabras, se podía ahorrar tiempo. Si el custode hubiese sido un poco más humano talvez habría notado que entregar esos cogidos podría ser muy peligroso a futuro, o como mínimo hubiese tenido sus dudas sobre el uso que esa información podría tener más adelante, pero ellos no eran débiles humanos, no, no, no, ellos eran; ¡El puño de oro del dios emperador!

- ….

Guilliman siempre se había preguntado porque el emperador no había puesto a sus custodes al mando de la gran cruzada, los guardianes dorados ciertamente era los máximos depredadores en cualquier campo en el que se encontrasen. Pero allí era donde terminaba su uso, ningún custode parecía tener un mínimo de sentido común, o la más mínima capacidad para resolver problemas de una forma que no incluyese violencia.

Los eternos guardianes del trono dorado, incorruptibles, inflexibles, invencibles. Las más grandes creaciones del dios emperador, eran poco más que títeres de carne, que su padre usaba para la guerra. Carecían de cualquier otra habilidad que no fuese esencial en el capo de batalla. Su eterna vigila, no les permitía ser nada mas que lo que su padre había planeado para ellos en un inicio.

Los custodes eran las maquinas de matar definitivas, y nada más.

Si bien era cierto que tenían un poco talento para reunir información y el espionaje, Guilliman estaba seguro que se podrían obtener mejores resultados con un soldado común, y una garra de cerveza.

Por fin el XIII primarca comprendía porque el emperador había creado a los primarcas, en lugar de poner a los custodes al mando de las flotas de marines espaciales.

Tal descubrimiento había sido, interesante y muy trágico.

Agraon, su enloquecido hermano, incluso con su cerebro mutilado por los clavos del carnicero, tenía mas independencia que cualquiera de los custodes que lo rodeaban en este momento. Bueno, él podía estar generalizando, y que simplemente los custodes que tenia a su lado eran particularmente idiotas, y el grueso de los custodes eran diferentes… pero la verdad lo dudaba.

Mientras el primarca seguía explorando la red imperial, enterándose de los más grandes y oscuros secretos que el imperio tenia, secretos tan oscuros que en su línea de tiempo seguramente estarían prohibidos, incluso para un hijo del emperador. No podía evitar que sus pensamientos lo traicionasen, trayéndole pequeños recuerdos de su pasado.

- No eres un dios, Guilliman, y por lo tanto tus decisiones no son absolutas.

- El equivocarse es humano, pero la verdadera grandeza está en quien saber mejorar.

- Guilliman, mi pequeño niño, recuerda, incluso en tu grandeza, no te dejes tentar por la idea de ser un dios, esa ha sido la perdición de cientos antes que tú.

Guilliman sonrió, mientras recordaba las palabras que su amada madre había pronunciado hace tanto tiempo. Aun después de 10 000 años él recordaba las enseñanzas de la mujer que lo crio, y no podía estar más agradecido con su madre.

"Ser humano" Él fue humano cuando llego en esa capsula a Macrage, él es humano, incluso ahora con millones de creyentes en su divinidad, el seguía siendo humano, y más importante aún, él en el futuro previsible seguiría siendo humano, hasta el día de su muerte él seria humano.

Su padre era humano, por eso se había equivocado, él era humano, y también se había equivocado, ahora, era el momento de rectificar esos errores que se cometieron.

- Mi lord, hemos regresado. -Interrumpió un custode entrando en la pequeña sala de operaciones donde se encontraba el XIII primarca.

- Es bueno ver que han regresado, haz tu informa archimago. -Hablo Guilliman sin levantar su vista de la holo pantalla que tenía en su mano. -Archimago, tu informe por favor.

El archimagos Belisarius Cawl entro lentamente, no tenia prisa, en especial porque las noticias que traía no eran para nada buenas.

- Permítanme comenzar por lo mas preocupante, el estado de la puerta sugiere que la puerta no fue dañada cuando esta nos escupió a esta línea de tiempo, además de que un estudio superficial de los servidores y cogitadores que están conectados a la puerta, sugieren que podríamos usar la puerta sin mayores problemas.

- Llega ya a la parte donde señalas el problema que tenemos. -Demando el primarca, comprendiendo que el archimagos quería alargar su discurso.

- Necesitamos 174 000 de gigavatios para volver a encender la puerta. -La respuesta del Archimago cayó como una roca a todos los presentes.

- En otras palabras, necesitamos el poder del sol para logran regresar a casa. -Consulto el primarca.

- Casi.

Guilliman suspiro derrotado, ya se había imaginado que necesitarían una cantidad ridícula de energía, pero no pensó que sería tanta.

- Será difícil, reunir esa cantidad de energía. -Comento Guilliman, mientras trataba de calcular cuantos generadores de vacío podrían necesitar para reunir tal cantidad de energía. -No creo que podamos mover tantos generadores de vacío sin llamar la atención.

- De hecho, mi lord, hay una forma más rápida de obtener la cantidad de energía requerida. -El comentario del archimado dio un poco de esperanza al Guilliman.

- Vera mi señor, estoy seguro que recuerda que la razón por la cual su nave clase gloriana se precipito hacia ese planeta sin nombre, fue porque esta se quedó sin energía.

- Recuerdo el incidente archimagos, los reactores tardaron casi un día en volver a funcionar.

- Bueno eso no es totalmente cierto, los reactores de la nave estaban funcionando a toda su potencia, simplemente toda la energía que estos producían estaba siendo enviada a otra parte, a algún lugar fuera de la nave.

- Me estas diciendo que sabias que algo robo energía de la nave, y no le lo comunicaste hasta ahora. -Guilliman levanto por primera vez la vista de la holo pantalla, y varios custodes rodearon al archimago.

- Esta mal entendiendo mis palabras señor.

- Explícame, ¿CUÁL. ES. EL. MAL. ENTENDIDO?

- Yo escribí en el reporte que la energía de la nave fue robada, simplemente no sabía quién lo hizo o hacia donde fue enviada, pero después de examinar la puerta, puedo decir con una certeza de 86% que fue la propia puerta la que se robó toda la potencia de la nave.

Guilliman se sentó de nuevo, seguía molesto con el archimago, esta omisión de información era grave, pero lamentablemente dependia del archimago si es que él quería regresar a casa.

- ¿Qué propones, archimago? -Gruño Guilliman, mientras alejaba a los custodes con un movimiento de su mano.

- Es un calculo simple de hecho mi señor, si logramos hacernos con una nave tipo gloriana deberíamos tener tanto un trasporte, como una fuente de energía capaz de encender la puerta.

Eso era más fácil decirlo que hacerlo, cada una de esas naves representaban el 5% del presupuesto anual de producción y recursos de Marte. Además de que el propio emperador fue quien las creo para ser los barcos de batalla de sus hijos. Conseguir una de esas antiquísimas naves seria imposible.

- Lo que propones es imposible, cada una de esas naves es una reliquia en sí, y hasta donde sé, mi padre nunca le dio a marte la PCE para crear más. -Guilliman volvió a suspirar. -Cada legión que tenga una seguramente sacrificaría a cada uno de sus integrantes para protegerla, e incluso si se la robamos a alguno de las legiones traidoras, no creo sea buena idea usarla.

- Todo lo contrario, hay una que aun esta en servicio, y mas que nada, esta a su entera disposición.

- ¿El honor de Marage? -Pregunto el primarca tras un segundo, donde considero incontables posibilidades.

- Es su nave, y si los informes que hemos examinado son correctos, los ultra marines pese a estar separados del imperio, no han sucumbido al caos.

Guilliman acaricio la idea con tranquilidad, el primarca de la XIII legión de marines espaciales, no negaría que tenía curiosidad por el destino de su reino en esta línea de tiempo. Es solo que ir a ver, significaría un gasto sustancial de tiempo. Pero ahora que tenía una excusa valida.

Discretamente observo a los custodes, siempre callados, siempre expectantes, cualquiera que los veía pensaría que esos inmensos guerreros estaban en medio de un análisis mental de la situación, pero no Guilliman. Él quien se había visto obligado a estar atrapado con ellos durante todo este tiempo, sabia que pesar y razones no era algo que estos guerreros pudiesen hacer de ninguna forma. Siempre callados, siempre esperando ordenes, nunca objetar o fallar.

¿Qué en nombre de todo lo sagrado, les había hecho su padre, el emperador? Borrar hasta un nivel tan básico la humanidad de sus guerreros era algo aterrador. Era como si fuesen casi… casi…. Un pensamiento terrible anido en la mente del primarca, uno que tendría que investigar mas tarde, en este momento tenia que concentrarse en el problema que tenía enfrente.

- Es una propuesta interesante, la tomare en cuenta.

Con esa única declaración dio por terminada esta reunión, y todos los presentes partieron. Los custodes seguirían recopilando toda la información que pudiesen encontrar, en especial cualquier dato relacionado al trono dorado seria de inmenso valor cuando volviesen. El archimago seguiría examinando los cadáveres que el primarca le había regalado. Por otro lado, Guilliman no tenía nada que hacer, los datos que había adquirido de su última incursión habían perdido cualquier interés del primarca.

Los minutos pasaron rápidamente, hasta que por fin el primarca logro formular un plan de acción. Aunque le gustaría consultar algo antes de trazar la ruta a seguir.

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Miles de naves de guerra patrullaban el sistema estelar, unas cuantas estaban aquí por reparaciones y suministros, otras por negocios, otras mas por el puro placer de sus asquerosamente acaudalados dueños.

Pero una de ellas venia por una razón diferente, se podría decir que venia en una especie de peregrinaje, un castigo auto impuesto.

La pequeña nave tenia planeado llegar de incognito a un puerto estelar discreto, pero el número que había previsto para su llegada, estaba ocupado. Eso era raro, el capital de la nave había borrado de cualquier registro existente de ese puerto personalmente, asegurándose que siempre estuviese libre para su uso personal.

Estaba bien, no haría un escándalo por algo tan simple, pero la curiosidad por la identidad de quien se había atrevido a usar su puerto privado era grande, así que tan pronto atraco en un puerto cercano, fue a investigar quien era el dueño de esa antigua, muy antigua nave espacial.

El resultado fue bastante inesperado, varios custodes se encontraban dando mantenimiento a la nave que le había quitado su lugar.

Por un segundo se imaginó que estos custodes eran parte de un juego de sangre. Ciertamente tenía algo de sentido, el puerto donde habían atracado estaba fuera de cualquier registro, que los siervos de su padre lo descubriesen era un gran punto a su favor. El mismo tendría que felicitarles por tal hazaña.

Pero como había aprendido ya hace mucho, no es bueno juzgar algo con solo un vistazo.

Se quedo en las sombras, asechando, esperando a que la verdad se revelase.

La espera fue algo aburrida, estaba claro que los custodes no tenían prisa en terminar su mantenimiento. Aun así, espero, y espero. Hasta que finalmente tras 24 horas de espera, los custodes terminaron su mantenimiento y dejaron la nave.

Fue en ese momento que el ingreso. La nave era una corveta de un modelo antiguo, uno muy, muy antiguo, de antes de la herejía de hecho. Nada parecía estar fuera de lo normal, excepto que el navegante no estaba.

Con rapidez checo los últimos registros, aparentemente el navegante murió tras realizar un salto de emergencia desde una ubicación muy extraña hasta llegar a Santa Terra, los custodes que habían viajado en esta nave tuvieron mucha suerte de haber podido regresar.

Los registros no tenían nada más de valor, toda la información importante había sido debidamente borrada. Como debe ser, nadie debe poder seguir los pasos de la guardia personal del emperador.

Ya satisfecho con su examinación se dispuso a irse cuando se topo con algo que llamo su atención. Una lanza, uno de los custode parecía haber dejado su lanza atrás, esto era muy raro. Demasiado.

Se acercó al arma, y al examinarla de cerca, noto que su protocolo final estaba desactivado, el dueño del arma había muerto recientemente, pero la poderosa arma no se había autodestruido. Esto era raro.

Los custodes habían realizado una misión peligrosa, una que había terminado con al menos una baja, pero en lugar de honrar el protocolo final de los custodes, sus hermanos lo habían cancelado ¿para después traer su cadáver a Santa Terra?

Algo no iba bien, podía sentirlo, si los custodes habían traído a su hermano caído a este lugar, no cometerían un error tan tonto como olvidarse el arma de su hermano. Debería investigar este incidente a fondo.

Salió de la nave tan rápido como pudo, tenia un objetivo en mente. Y se sentía agradecido por ello. Le daría algo en que pensar a parte del castigo auto impuesto que lo traiga a este lugar cada siglo.

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Con paso decidido el XIII primarca llego hasta la habitación médica, lugar donde el archimagos Belisarius Cawl, había hecho su lugar.

El primarca se paró frente a la puerta, y la golpeo un par de veces. Cualquiera de sus hermanos hubiese entrado sin contemplaciones, pero él no, él necesitaba este momento para reflexionar lo que lo había traído a este lugar.

- Archimago Belisarius Cawl hay algunas preguntas que me gustaría hacerte. -Guilliman volvió a golpear la puerta.

La puerta se abrió, y el inconfundible olor a productos químicos ataco sus sentidos aumentados.

- Mi señor, ¿En qué puedo servirle? -Pregunto el Archimago mientras invitaba al primarca a ingresar.

Guilliman vio como el archimago no había perdido el tiempo, los cuerpos de los custodes muertos estaban sobre una mesa, todos sus órganos estaban en frascos de vidrio, y cientos de cables parecían estar conectados a cada musculo.

- Veo que nos has perdido el tiempo.

El archimago asintió lentamente.

- Me estoy esforzando por comprender los secretos detrás de la creación de estos poderosos secretos, pero me temo que el equipo de esta nave no me será muy útil para tal tarea.

- Estoy consiente de eso. Y esa es una de las razones por las que vine. -Guilliman examino el cerebro de uno de los custodes. -Si mal no estoy, tu deberías tener un laboratorio mas adecuado para esta tarea en marte ¿Verdad?

- Si se refiere a mi contraparte de esta línea alterna de tiempo, si, e confirmado que mi yo paralelo esta viviendo en marte, aunque soy incapaz de confirmar en que esta trabajando.

- Es posible que este trabajando en el mismo proyecto que trabajaban en nuestra línea temporal. -Señalo Guilliman tranquilamente

- Es posible. -El archimagos reconoció la posibilidad. -Pero usted es considerado un traidor en esta línea de tiempo, por lo que debería ser imposible.

- Si algo e descubierto mientras examinaba los registros, es que los escenarios se repiten, simplemente cambian los actores.

- ¿Qué es lo que desea mi señor?

Guilliman sonrió de medio lado antes de responder.

- ¿Te gustaría visitar a tu otro yo, y ver que está haciendo?

El archimago se quedó en silencio por unos segundos, considerando cualquier implicación que esto podría tener. Al final la única respuesta a la que él pudo llegar era la obvia.

- Si mi señor, me gustaría mucho.

- Bien, prepara tus cosas, partimos a marte en unas horas.

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Una poderosa flota compuesta por miles de naves de batalla, se acercaba rápidamente a Santa Terra. ¿Su propósito? Solicitar una audiencia con el dios emperador. Y rogar por su ayuda en las oscuras horas que estaban por venir.

Los Ork estaban descontrolados, los Tiramidos consumían mundos enteros, y los herejes contaminaban todo lo que tocaban.

Alguien debía detenerlos, alguien debía hacer frente al terror, y ponerse al frente para dirigir una cruzada de venganza contra los enemigos de la humanidad.

Y Solar Macharius seria ese hombre, pero antes de serlo tenia que llegar a Santa Terra, y solicitar la bendición al dios emperador. Unificar una fuerza armada lo suficientemente grande como para enfrentar a los enemigos del imperio sin su bendición era una locura.

Solar Macharius estaba algo intranquilo, sabia que todo lo que había hecho, y todo lo que había planeado se perdería si no lograba el favor del emperador.

Ya había enviado a algunos de sus mejores y mas confiables hombres a Santa Terra, con el propósito de pedir audiencia con en el trono dorado, y según sus mensajeros, el propio Magnus el rojo estaba dispuesto a recibirle. Eso era alentador. Un hijo del mismísimo emperador lo recibiría, sin dudas eso era algo bueno, sus seguidores habían doblado el numero solo con los rumores de que el eterno guardián del astronomicon lo recibiría en persona.

Solar Macharius, sonrió, si todo salía bien, reuniría un ejercito tan grande, que incluso podría recuperar los sistemas que los traidores de ultramar le habían quitado al imperio.

Pero ahora debía dejar cualquier pretensión de gloria de lado, estaba a punto de ser puesto a prueba por el propio emperador, debía ser digno.

Con solo unas horas antes de que su nave insignia llegase a Santa Terra, Solar Macharius decidió encerrarse y reflexionar. Debia purificar su alma de cualquier posible tentación.

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El viaje a la cuna del Mecanicus no fue difícil, Belisarius Cawl tenía todos los códigos necesarios para garantizar una aterrizaje tranquilo y secreto en la superficie marciana. La superficie del planeta rojo no era diferente a la de su contraparte en la otra línea temporal, talvez algún cambio, pero nada muy significativo.

Rápidamente el pequeño grupo conformado del archimado, cinco custodes y el primarca, recorrieron los pasillos mas oscuros que pudieron encontrar, siempre lejos de la atenta mirada de los centinelas mecanizados que patrullaban incansablemente su hogar.

Mientras recorrían las toxicas calles llenas de chátara Guilliman lamentaba el desperdicio, había tanto material, tantas estructuras mal programadas, y tanta ineficacia.

Este lugar, el cual una vez fue llamado la cuna de la ciencia, hoy no era mas que un planeta chatarra. El primarca sentía como sus lagrimas se escapaban de sus ojos al ver tanta malversación de fondos, tal despilfarro de recurso. Si no fuese porque el mecanicus era un aliado prioritario del imperio, el primarca habría ordenado un extreminatus.

- Mi señor ¿Se encuentra bien? -Pregunto uno de los custodes que caminaba a su lado, asegurándose de la seguridad.

- Este lugar esta tan mal administrado que casi siento que me esta lastimando. -Comento el primarca, el cual siertamente sentía un inmenso dolor en el pecho.

Nadie pregunto si eso era posible, y todos los presentes se limitaron a caminar en silencio, silencio que fue interrumpido por Guilliman.

- Archimago, tengo una duda, ¿Cómo puedo fabricar mi propio mundo forja?

- Imposible. -Declaro tajantemente el viejo archimago. -El mecanicus tiene exclusividad en la creación, mantenimiento, y administración de los mundos forja. Y más importante aún, el tratado del monte olimpo prohíbe que alguien además del fabricador general tenga autoridad sobre cualquier mundo forja. Aunque si me convierte en fabricador general, podríamos llegar a un acuerdo.

Guilliman gruño con furia, pero no respondió, él no tenía el poder para hacer eso, aun así, era en momentos como este que el primarca casi deseaba poner a Belisarius Cawl como fabricador general. Claro que ese pensamiento fue rápidamente olvidado cuando recordó la IA que el archimago instalo en los rincones mas profundos de su nave insignia, entre otras cosas.

- Como ya te dije, no tengo ese poder Belisarius Cawl.

- No se trata del poder o no, mi señor, con que usted solo me de su respaldo, mis posibilidades de triunfo se incrementan en un 157%

- Eso es muy específico, pero esta bien, si regresamos a casa te daré mi apoyo, pero no me culpes si no eres escogido.

- Esa sería una reacción muy ilógica mi señor.

La charla termino cuando llegaron a un inmenso ascensor. Guilliman ya había estado aquí antes, fue aquí, enterrado a casi tres kilómetros de la superficie que se encontraba el laboratorio secreto del archimado Belisarius Cawl.

La ultima vez que vino a este lugar fue para despertar a los primaris, en esta ocasión, seria una visita muy diferente.

El archimago Belisarius Cawl se acercó al panel y con gran pericia conecto una mecadendrita, hasta ahora todo había transcurrido en relativa calma, pero si en este momento una alarma saltaba, cientos de regimientos de skitarii se lanzarían sobre ellos.

Por fortuna ninguna alarma salto, la puerta se movió, y el ascensor estaba a la vista.

El descenso a las profundidades marcianas fue lento, y silencioso. Todos los presentes sabían que cualquier ruido podría disparar una alarma, si bien el archimago ya había desactivado todas las que el conocía, pero nada descartaba que no hubieran otras medidas de seguridad de las cuales el propio archimago no estuviese al tanto.

Mas o menos a la mitad del camino el primarca noto que había algo diferente, el ambiente no se sentía tan cargado como la vez en la que el ingreso a este mismo laboratorio, era extraño, pero era como si literalmente algo faltase en el ambiente. Lamentablemente el primarca no pudo identificar el origen de esa extraña sensación de vacío.

Era como si algo le faltase, un eco, un susurro, el primarca no entendía bien, pero en lo mas profundo de su ser, sentía como si algo en este lugar estuviese ausente. Lamentablemente no había tiempo para pensar en eso.

Cuando llegaron al fondo, estaban siendo esperados por todo un escuadrón de skitariis. Ninguno de los guerreros automatizados del mecanicus ataco, afortunadamente todos estaban esperando ordenes del archimago que los controlaba.

- Estoy asombrado de que hayan desactivado todos mis protocolos de seguridad. -Declaro el archimago dueño del laboratorio. -Declaren sus identidades e intenciones.

Seguramente la razón por la cual el archimago no envió a sus skitarii a pelear, fue porque identifico la característica armadura dorada de los custodes que escoltaban el grupo.

¿Cómo proceder? Atacarlo, no era una opción, y tomarlo por sorpresa era imposible en este momento, eso solo dejaba tres posibles escenarios. Tras una corta pero intensa deliberación el primarca acordó que lo mejor seria ir con el escenario número 15.

Dio una única señal por el vox y el custode asignado dio un paso al frente.

- Archimago Belisarius Cawl el emperador a decidido enviarle ayuda para completar su tarea.

- ¿Qué tipo de ayuda? -Pregunto el archimago con un dedo en el gatillo.

- Una muestra de su propia sangre. -Comento un segundo custode, mientras extendía un dial con un liquido que brillaba con luz propia.

El archimago alejo sus dedos del control de los skitarii, para enfocarse en el vial de líquido vital. Por unos segundos cualquier preocupación del archimago desapareció, incluso se olvidó de las precauciones que debería tener con los intrusos, que habían ingresado a su laboratorio secreto, después de todo si habían sido enviados por el propio dios emperador, no era tan rato que tuviesen los medios para entrar sin llamar la atención, en especial si lo que transportaban era un vial con la sangre del emperador de la humanidad, este era ciertamente un tesoro que debía ser tratado con cuidado y la máxima discreción posible.

El archimago recibió el vial de manos de uno de los guardias personales del emperador, si el archimago aun pudiese sonreír, seguramente estaría sonriendo con todas sus fuerzas, este tesoro, sin duda seria esencia en completar su tarea.

Fue justamente en ese momento que paso, el archimago se vio totalmente aislado de toda la red de información que le rodeaba. Levanto alarmado la mirada, pero lo único que pudo identificar era el rostro del encapuchado que se había quedado hasta atrás de los custodes. Lo había visto en algún lado, pero ¿Donde? ¡Claro! En los registros era el rostro de aquellos que pertenecen a la XIII legión, ¿Por qué estaba aquí? Luego todo fue oscuridad.

Guilliman había acuchillado el estomago del archimago tan pronto como su archimago le indico que su contraparte había sido totalmente aislada de la red de información que envolvía al planeta rojo. Por fortuna mato al archimago de un solo golpe, hubiese sido problemático si el archimago lograse enviar alguna señal.

- Supongo que aquí acaba esto. Es una lástima, pero no habrá desperdicio. -El archimago se acercó a la carcasa sin vida de su contraparte, y usando sus mecadendritas extrajo su cerebro. -Tengo que disculparme, pero extraer los secretos que mi cerebro pueda contener, me tomara algo de tiempo, por favor poneos cómodos.

Nadie cuestiono las palabras del archimago, los custodes se quedaron a guardar el ascensor, mientras Guilliman se iba a curiosear un poco.

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He dormido por milenios. Muerto para todos, excepto para aquellos que ostentan los mayores honores entre mis hijos. Mi cuerpo roto por un ataque a traición de mi hermano a sido curado. Aun no esta completo, pero pronto lo estará. Ya puedo sentir como mi despertar se acerca.

Mientras espero el momento de mi despertar, mi conciencia vaga entre la vida y la muerte. Ah veces incluso puedo ver cuál es el estado de la galaxia.

Cuando morí, el Imperio era fuerte y resuelto. Pero a decaído con el tiempo, asechado por todos los frentes;

Los hijos del traidor, traidor que yo mismo ajusticie, proliferan y se expanden, constantemente, incorporando mundo imperial tras mundo imperial, sin que nadie los detenga de forma definitiva.

La Flota de la Enjambre Tiránida consume todo lo que tiene delante y solo los valientes sacrificios de flotas y guerreros insustituibles logran mantenerla a raya.

A través de la galaxia varios Waaaghs Ork se mueven de un sector a otro, saqueando y matando a todo lo que pueden.

Pero eso está lejos de ser lo peor. Lo peor es que las Legiones Traidoras sienten que la caída del imperio se acerca, y se aventuran fuera del ojo del terror en números no vistos desde la Herejía de Dorn.

La esperanza aparentemente está perdida. Pero esa llama no se apagará, se reavivará y la esperanza volverá a los corazones de la humanidad una vez más porque yo haré retroceder la oscuridad.

Pero no es el momento, aun no estoy totalmente recuperado, aguanten hijos míos, mi regreso se acerca. Y cuando haya regresado.

Todo aquel que amenace al imperio ardera en las llamas de nuestra venganza.

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La Fortaleza del Astronomicón fue enterrada en la montaña más alta de Santa Terra, una vez conocida en la antigüedad como Monte Everest. Nadie la llamaba así ahora, en esta era este lugar solo se lo conocía como el hogar del Astronomicón, la Montaña Prohibida donde solo aquellos autorizados se atrevían a pisar. Gran parte de la Fortaleza estaba adentro, pero más que suficiente estaba expuesta a los elementos. Altas e imponentes torres de vigilancia, conjuntos de augurios y comunicadores que alcanzan el cielo, y gruesas almenas. En la cima había una cúpula masiva que brillaba con la luz de un Sol.

A medida que se acercaba una nave de descenso de las Legiones Astartes, las torretas de racimo láser, los emplazamientos de misiles SAM, los cañones antiaéreos Hydra, los cañones automáticos y todos los demás mecanismos de armamento letal se fijaron en el recién llegado.

- ¿Código de autorización? - Una voz áspera habló por el comunicador, exigiendo un código valido, si no querían ser borrados de la existencia.

El piloto de la nave líder recitó el código actual, código que cambiaba cada pocas horas. Las armas fueron desatibadas y la Thunderhawk obtuvo permiso para aterrizar en una plataforma que sobresalía de la ladera de la montaña. Un pelotón de Guerreros de Hierro esperaba como guardia de honor.

- Los hijos de Perturabo, siempre tan estoicos. -Exclamo Magnus mientras bajaba de la Thunderhawk, también saludo al segundo pelotón, el cual se encontraba en caso de que lo que saliera resultase ser un invitado desagradable.

Magnus camino lentamente, acercándose al comandante que en teoría debería estar a cargo, y entrego una tablilla de datos. Magnus sabia que la persona frente a él bien podía ser un impostor. Otra de las medidas de seguridad que su hermano Alpharius había implementado. No la entendía, pero la aceptaba, nadie comprendía tan bien la lucha entre sombras que su XX hermano.

El comandante asintió cuando reviso que los datos estuvieran correctos.

- Doy la bienvenida a Magnus el rojo al Astronomican. ¿Propósito de la visita?

Magnus sintió nuevamente ese inquietante cosquilleo en su cráneo, algo estaba pasando.

- Vengo a buscar la sabiduría de mi padre.

El Guerrero de Hierro no pareció sorprendido.

- Te llevaré al Muro.

El capitán condujo al primarca a la Fortaleza, el pelotón lo siguió de cerca, tomando posiciones defensivas, un paso en falso y seria acribillado sin demora.

Unas inmensas puertas de adamantium puro comenzaron a abrirse lentamente, mas de diez metros de alto y varios de ancho, sin duda eran unas puertas pesadas. Las puertas tardaron casi cinco minutos en abrirse apenas lo suficiente como para que Magnus pudiese entrar.

El Guerrero de Hierro condujo al gigante hijo del Emperador hacia las profundidades de la montaña, pasando decenas de puestos de control, algunos controlados por escuadrones de Guerreros de Hierro, otros por corpulentos servidores de combate, e incluso algunos tenían a miembros de las hermanas del silencio.

Al llegar a la primera puerta, el psíquico pudo ver a no menos de trescientos custodios, todos formados en grupos de diez, en este lugar ya no habían guerreros de hierro. Así que su escolta ya no era necesaria. Lentamente y en silencio cada uno de los guerreros de hierro que lo había acompañado se retiró.

Magnus se acercó a uno de los Custodios, a este si lo conocía, y podía decir sin temor a equivocarse quien era.

- Comandante de puerta Maximiliano. -Comenzó Magnus. -Necesito verlo.

El custode miró al primarca, la habitación quieta y silenciosa. Ni siquiera los hijos del Emperador de la Humanidad podían ver a su padre sin la aprobación y la cuidadosa supervisión de la Legio Custodes.

Magnus sabía que había una posibilidad muy real de que se le negase la entrada, ya a pasado antes. Pero esperaba que en esta ocasión no hubiese problema alguno.

Después de varios minutos la inmensa puerta chirrió mientras se abría.

- Se le concede la entrada al primarca de los mil hijos.

- Estoy muy agradecido. -Magnus estuvo a punto de dar un paso al frente, pero noto que alguien faltaba. - ¿Dónde está Zeus?

- El comandante de brigada no se encuentra. Otros asuntos han llamado su atención.

- Entiendo.

- Solo dispone de una hora, no más.

Magnus parpadeo ante esa declaración, era raro que le diesen tan poco tiempo, aun asi no desperdiciaría el tiempo quejándose.

- Comprendo.

La marcha al interior de la montaña continuo, mientras la seguridad se incrementaba a cada paso. La presencia de las hermanas del silencio también se incrementó, tanto que Magnus tuvo que apretar los dientes en un esfuerzo para ignorar el daño que su mera presencia le hacían a su alma psíquica.

Pese a ser un hijo del emperador, las hermanas del silencio lo miraron con cautela, listas para saltar si el primarca demostraba alguna hostilidad.

La ultima puerta se abrió, y Magnus no pudo hacer mas que alegrarse ante la posibilidad de alejarse de esos seres cuya aura anti psíquica podía cancelar los poderes de la disformidad con su mera presencia.

Fue cuando lo observo. En una especie de pirámide de al menos un kilometro de radio.

El Trono Dorado, cables gruesos como antebrazos iban y venían, el vapor silbaba de varias rejillas de ventilación colocadas alrededor. Gruesos pilares sostenían en lo alto el techo que desaparecía en la oscuridad de arriba. Manos esculpidas sobresalían de los pilares, sosteniendo globos luminosos, cuyo real propósito Magnus hubiese preferido no enterarse nunca.

Todos eso combinado con los varios centímetros de niebla que cubrían el suelo, le daba a la Cámara del Astronomicón una atmósfera de tristeza y fatalidad.

Era doloroso ver a su padre así, sepultado en arquotecnologia de la edad oscura, mantenido a la fuerza vivo, mas que como un humano como una batería.

El sacrificio de mil almas diarias mantenía a su padre vivo, y al astronómicos funcionando. Era un espectáculo dantesco. Que se volvía peor con cada paso que daba.

En otras circunstancias, Magnus hubiese tardado en llegar al pie del trono. Mas que nada porque los gritos de las almas de los sacrificios necesarios para mantener esta maquina en funcionamiento le impedían avanzar rápidamente. Pero en esta ocasión no tenia tiempo, así que apretó sus dientes y avanzo con la mayor rapidez que pudiese.

Ignoro el dolor que sentía, también los sarcófagos donde los sacrificios del trono dorado se consumían, él lo ignoro todo. No tenia tiempo.

- Padre. -Llamo Magnus, tanto con su voz como con su pensamiento. -Necesito tu guía.

La respuesta del emperador fue una lluvia de luz, el emperador lo estaba escuchando.

- Recientemente mis sueños están plagados con visiones, visiones extrañas, y oscuras.

Magnus abrió su mente, esperando que su padre pudiese observar en sus recuerdos lo que estaba hablando. El emperador observo las visiones que asechaban los sueños de su hijo. Visiones extrañas de una galaxia dividida por una inmensa herida disforme que parecía partir la realidad misma.

Esta eran sin duda unas predicciones funestas, aun así, había algo más extraño en ellas. Un guerrero, vistiendo una armadura azul, portando la marca de la traición. Luchando en medio del jardín de Nurgle, en su mano portaba una magnifica espada en llamas, con la cual daba muerte verdadera a cualquier demonio que se le atravesase y quemando todo lo que sus pies tocasen.

- Aunque me cueste creer, ese sin duda es uno de los hijos de Guilliman, pero ¿Qué es la espada que porta?

El emperador no respondió, esa era su espada, sin duda, pero ¿Por qué estaba en manos de un traidor?

No, no solo era ese guerrero, detrás del guerrero, se podían ver otros cientos de miles de guerreros, todos portando la marca del traidor.

- ¿Ultramar se enfrentará directamente al caos? ¿Debemos interferir? ¿Apoyarlos?

El emperador no tenia respuesta para eso. Después de tanto tiempo, ¿Por qué el destino de la galaxia dependía de uno de sus hijos traidores? ¿Por qué ahora que él estaba tan cerca de revelar los resultados de más de 10 000 años de cuidadosa planificación?

Esto era una broma de mal gusto.

Magnus podía sentir la molestia de su padre, en su visión resultaba que era Guilliman quien quemaba el jardín de Nurgle. Ciertamente era un futuro de lo mas extraño posible.

Incluso si asumían que Guilliman nunca se había entregado al caos, el reino de Ultramar y el Imperio no eran aliados.

¿Por qué después de tantos años, Guilliman volvía a interferir en el destino de la galaxia?

No, esto no se podía permitir, Guilliman junto a la XIII legión no podían tener un papel tan importante en el futuro de la galaxia.

Magnus sintió la determinación de su padre, no se les podía permitir a los ultramarines tener un papel tan grande en el futuro de la galaxia. Debian hacer algo para solucionar esto rápido, o puede que las consecuencias de esto afectasen la galaxia de formas imposibles de calcular.

- Padre, se que estas en contra de esto, pero pronto llegara alguien llamado Solar Macharius, es alguien con un carisma sin parangón, además de un estratega nato. Confió en que podríamos encargarle la destrucción definitiva de ultramar.


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