Capitulo 4: Tu vida, tu propósito.

Guilliman se sentía extrañamente optimista con la situación actual. Una inmensa flota había llegado al sistema solar hace unos días, la cual era comandada por un tal Solar Macharius, el nombre le sonaba de algún registro histórico leído hace ya mucho tiempo, pero nada más.

Lo que alegraba al XIII primarca era el desastre se había formado con la llegada de esta flota. Tal numero de naves, y el inicio de una cruzada bendecida por el propio dios emperador habían puesto patas arriba a toda terra. Por lo tanto, había sido mucho más fácil mover una increíble cantidad de recursos de forma discreta.

En cierto sentido era gracioso que esta flota, la cual era solo una decima parte de la cruzada Indomitus que el lanzo en su línea de tiempo, haya causado tanto desastre. Su hermano Magnus claramente seguía siendo el mismo inútil a la hora de organizar cualquier cosa, que él recordaba.

Con mano firme Guilliman volvió a checar el itinerario que cuidadosamente había planificado. Pronto habrían terminado de vaciar el laboratorio que otro Belisarius Cole tenía en marte, de cualquier material utilizable.

El XIII primarca también había empacado a todos los marines primaris, los cuales aún dormían, no era como si estuviesen listos para ser usados, pero en su momento serian una poderosa carta a jugar. Solo necesitaba encontrar el momento y lugar adecuado para liberar a un millón de astartes primaris. Era una lástima que estos astartes fuesen hijos de aquellos que lo traicionaron en su línea de tiempo, pero bueno, así podía usarlos y desecharlos sin remordimientos.

En total la flota que había tomado para sus propósitos, asedia a casi 50 naves. Las cuales pronto partirían. Con suerte antes de que alguien se dé cuenta de que algo no cuadraba.

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Magnus estaba parado frente a Solar Macharius, sirviendo como una especie de filtro, para que su padre, el emperador, pudiese comunicarse de una forma más o menos consistente con este último.

Era una tarea difícil, la voluntad de su padre era inmensa, su poder incalculable, y la fragilidad de la humanidad exasperante.

Aun así, debía hacer su mejor trabajo. Solar Macharius era un líder carismático, así como un guerrero capaz, miles de fuerzas distintas habían dejado de lados sus luchas internas, para unirse bajo su bandera. Siria un desperdicio si alguien como él muriese aquí.

El fuego del emperador purgo cualquier duda que el alma de este humano podría haber tenido, además de darle un poder y una visión que sin duda le servirían en la cruzada que estaba por venir.

Magnus no podía escuchar lo que su padre le decía, está demasiado concentrado, evitando que el alma de este simple mortal se consumiese cual papel en las llamas. Afortunadamente el esfuerzo valió la pena, tras un día entero, su labor termino.4h6jj46

Solar Macharius, entro como un líder, pero salió como un santo. Su voluntad había sido puesta a prueba por el mismísimo maestro de la humanidad, y había triunfado. Ahora seria la galaxia quien lo pondría a prueba.

Magnus se froto la frente para limpiar el sudor, tratar con la debilidad humana siempre era agotador. Afortunadamente ya había terminado, por lo que tan pronto llegase a su despacho, podría descansar un poco.

Fue entonces que lo vio, allí, justo a lado de la guardia que se supone lo había estado escoltando, uno de los astartes resaltaba, no era una falla, simplemente era una señal de su hermano para que él pudiese reconocerlo.

- Pueden dejarme solo, necesito descansar. – Magnus movió la mano y todos los astartes lo dejaron solo, todos salvo aquel que llamo su atención en un principio. -Estas perdiendo tu toque Alfarius.

El comentario de Magnus causo risa en el astarte, quien le ofreció a su hermano una fruta apenas este se hubo sentado en su escritorio.

- Es una fruta rara, cultivada en mundos habitados por humanos en las estrellas halo. -Alfarius se quitó el casco. -Comestible, de alguna forma.

- La vida encuentra formas. -Comento Magnus, sin muchas intenciones de probar la fruta.

- Es bueno ver que estas en buen estado, hermano, no me imagino como funcionaria el imperio sin tu habilidad para comunicarnos con nuestro padre.

Magnus solo gruño una respuesta llena de odio, antes de morder la fruta con rabia, para su sorpresa, sabía bien.

- ¿Por qué has venido hermano? -Pregunto Magnus sin rodeos, su hermano era alguien que rara vez se dejaba ver, y siempre que lo hacía era por algún asunto en concreto.

- Supongo que no me creerás si te digo que solo quería ver a uno de mis hermanos. -El silencio fue toda la respuesta que Alfarius necesitaba. -Veo que ya no puedo engañarte con ese truco.

- Habla de una vez, es raro que te desvíes de tus responsabilidades… tanto.

- ÉL NO ES MI RESPONSABILIDAD. -Gruño con odio Alfarius

- Tu decidiste que él no fuese encerrado en las celdas negras, sea cual fuese la razón que te impulso a eso no importa, nuestro hermano caído es tu responsabilidad en base a eso.

Alfarius gruño de nuevo, pero no tenía argumentos para negar eso. Por lo que decidió mejor pasar al asunto que lo había traído en primer lugar. Con gran cuidado deposito la lanza que había recuperado de esa misteriosa nave.

- ¿Una de las armas de la guardia personal de nuestro padre? -Magnus estaba comprensiblemente preocupado al ver semejante objeto en posesión de su hermano. - ¿Por qué tienes eso?

- La encontré en una nave abandonada, actualmente en uno de los astilleros espaciales de sur del continente. Al principio pensé que los custodios estaban a cargo de dicha nave, pero después de investigar un poco parece que ese no es el caso.

- ¿Qué estas sugiriendo? -Pregunto Magnus sabiendo que lo que venia sin duda no le gustaría.

- Nada muy serio. -Alfarius se sentó finalmente. - Tenemos un infiltrado, asiéndose pasar por uno de los guardianes dorados de nuestro padre.

Magnus gruño, su tiempo de descanso había terminado.

- Me pondré en contacto con el capitán general.

Alfarius asintió complacido, se levantó, listo para comenzar una investigación propia, pero Magnus lo detuvo antes de que este saliese.

- Se que esto puede llegar a molestarte, pero el emperador ha decretado que Guilliman debe morir, así que necesitare que me digas donde lo escondiste.

Alfarius gruño ante esa solicitud de su hermano.

- Padre….

- Es nuestro padre quien lo decreto. -Magnus interrumpió a su hermano, sin querer darle mas vueltas al asunto.

- Puedo preguntas al menos ¿Por qué?

Alfarius y Magnus se quedaron viendo un rato antes de que el psíquico desviase la mirada.

- Recientemente varios videntes han visto señales de su posible regreso. Yo entre ellos.

Alfarius gruño de nuevo, pero al final cedió, no estaba contento, pero seria peligroso que alguien como Roboute Guilliman regresase a la galaxia.

- Esta bien.

Magnus sonrió satisfecho, no esperaba que su hermano fuese tan complaciente con este tema en particular.

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Guilliman estaba completando las últimas revisiones antes de partir, todo estaba en orden, y todo lo que no se podían llevar había sido correctamente desmantelado y destruido.

El plan era simple, Guilliman junto al archimago irían a Ultramar con la flota, se ganarían el favor de los hijos del XIII primarca, y cuando pudiesen usar la vieja nave insignia partirían de inmediato a su línea de tiempo. Mientras tanto los custodes se quedarían en Santa Terra y reunirían toda la información que pudiesen acerca de la tecnología del modulador de ondas que había sido implementado en el trono dorado, esta tecnología era muy posiblemente una solución a varios de los problemas que el trono estaba actualmente presentando.

En una reunión un poco apresurada, Guilliman levanto una copa y brindo por la fortuna de todos los presentes. El primarca, cerca de veinte custodes, y un archimago levantaron un vaso de fino cristal, antes de romperlo de forma ceremonial. Tal acción hubiese marcado un hito en cualquier línea de tiempo, pero sin nadie para registrar el momento, este mítico momento se perdió, solo recordado por los presentes.

Los custodes cuadraron sus talones y se dirigieron a Santa Terra con el fin de descubrir los secretos tras las reparaciones que se habían hecho en el trono dorado en los últimos 10 000 años, mientras el primarca y el archimago, partieron rumbo a Ultramar.

Los días pasaron sin mucho problema para Guilliman, como era obvio ellos no podían simplemente ir a Ultramar, si eran detectados por alguno de los puestos de vigilancia que la legión de hierro había instalado en la frontera, serian destruidos inmediatamente, por lo que tendrían que usar una ruta menos directa.

No era un problema, Guilliman tenía mucho que hacer, y un poco de soledad y paz era justo lo que necesitaba.

La verdad era que el XIII primarca había tenido otra razón para dejar a los custodes en Santa Terra, y esta era que el primarca había encontrado indicaciones muy precisas de como contactar con demonios, formas de crear defensas esotéricas efectivas, además de las reglas que se tenían que seguir si se quería llegar a un trato.

Al principio el primarca negó la veracidad de estas…. Instrucciones. Pero con forme las leía, no pudo evitar encontrar mucha similitud con algunas de las actitudes que su padre solía tomar mientras aun caminaba entre los vivos, o los símbolos que suelen portar sus custodes. Por lo que tuvo que reconocer que posiblemente tenían algún grado de veracidad.

Al final el primarca cayó en la tentación y secuestro a algunos de los psíquicos, que seguramente serían usados como sacrificios en el trono dorado. Las naves negras traían millones, por lo que unos pocos no deberían llamar la atención.

Actualmente estos psíquicos descansaban en un coma inducido, cuatro subniveles por debajo de él. Pero no por mucho, ya que Guilliman planeaba usarlos como una ofrenda impía.

Usando la propia espada del emperador, fue gravando los símbolos de protección en el metal de la habitación designada, lentamente completo los diversos rituales de protección que parecían necesarios, y al final, creo una pequeña jaula que en teoría debería aislar al demonio invocado.

Guilliman no estaba seguro si esto podía funcionar realmente, y una parte de él quería detenerse, pero ya había llegado muy lejos. Y honestamente estaba desesperado, con la galaxia partida a la mitad, con la humanidad rodeada de enemigos, con el final de los tiempos tocando la puerta, pactar con un demonio no parecía ser la gran cosa.

En especial si ponía en la balanza, toda la información que pudo recopilar la ultima vez que interrogo a un demonio. Vencer a su hermano Mortarion hubiese sido mucho mas difícil, sin la ayuda de aquel demonio.

Claro que, en aquella ocasión, él había estado respaldado por un centenar de caballeros grises.

El primarca gruño con desgano, controlar los poderes ruinosos era imposible, él lo sabía, aun así, se hacía hiperactivo encontrar una forma más efectiva de combatirlos.

Por unos minutos el primarca se detuvo, reconsiderando sus acciones, necesitaba volver a su línea de tiempo, eso era imperativo, aun así, este curioso viaje, le había dado una oportunidad que nunca se presentaría de nuevo.

El era un traidor en esta línea de tiempo, por lo que la opción de pactar con algún ente demoniaco en búsqueda de información, no estaba completamente descartado. Simplemente debía tener cuidado de con que contactaba, y como trataría con la criatura cuando esta no le fuese de utilidad.

La espada del emperador en su funda, solucionaría ese ultimo tema. Ahora la pregunta era. ¿Hacerlo o no hacerlo?

Tras considerar los pros y los contras por varios minutos, llego a una desagradable conclusión.

El perdería si no lograba conocer al enemigo, entender sus motivaciones, aprender sus debilidades. Necesitaba encontrar alguna forma de combatir su influencia, una que no incluyese la destrucción de poblaciones enteras.

Con paso firme abandono la habitación, debía buscar al primer sacrificio.

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Magnus caminaba un paso por detrás de su hermano Alfarius, ambos estaban solos, no habían traído escolta ni nada, la tarea que los ocupaba no era algo para terceros. Hoy otro de los hijos del emperador moriría.

- Hay algo que me e estado preguntando hermano. -Comenzó Magnus, tanteando las reacciones de su hermano. - ¿Por qué no encerraste a Guilliman en las celdas negras? ¿Por qué todo este secretismo?

- Quería que sufriese. -Contesto Alfarius secamente. -Veras, nuestro hermano no esta encerrado en una prisión de estasis normal. Su cuerpo puede estar fuera del tiempo, pero su mente no.

Magnus trago saliva.

- Eso significa ¿Qué …?

- Si. El a estado consiente cada segundo de su encierro. -Contesto Alfarius a la pregunta que su hermano no se atrevió a realizar.

- Veo que lo odias con enfermiza pasión.

Era el momento de Alfarius para quedarse callado. Ni siquiera él sabia porque lo odiaba tanto, Omegon fue el que quiso quedarse y pelear, pese a que eso no tenía ningún sentido. Y los crímenes de Guilliman en la herejía no eran nada comparados con las atrocidades de sus otros hermanos. Incluso se podría argumentar que el XIII primarca fue engañado por su hermano para ponerse contra el imperio. Su odio simplemente no tenia un sentido lógico, pero a ratos, la lógica no importa.

- Eso ya no importa, él morirá, y yo por fin pasare página, tendré la oportunidad de concentrarme más en todos los otros asuntos que tengo pendientes.

Magnus asintió, complacido de que su hermano dejase por fin esta obsesión.

Ambos primarcas llegaron a una habitación, era una habitación cualquiera, abandonada tras alguna de las innumerables remodelaciones que había sufrido el palacio imperial.

Alfarius se acercó a la puerta y usando fuerza pura, la abrió, dentro todo estaba oscuro, demasiado como para que incluso los sentidos sobrehumanos de los hijos del emperador pudiesen ver algo.

- Déjame, enciendo las luces. -Alfarius movió un interruptor en la pared, pero nada paso, volvió a moverlo, y nuevamente nada, el foco no funcionaba. -Maldita sea, las cambie la última vez que vine.

- Eso seguramente fue hace mas de un siglo. -Señalo Magnus con un toque de ironía.

Alfarius no respondió, se limito a buscar un nuevo foco en una de las cajas apiladas, con la luz de su arma.

Magnus por su parte escaneo con sus poderes el lugar, pese a ser un pequeño almacén olvidado ya hace mucho, tenia una inmensa cantidad de defensas anti psíquicas. Honestamente él nunca hubiese encontrado este lugar sin la guía de su hermano.

Las luces se encendieron finalmente. Y Magnus pudo ver como su hermano flotaba en una prisión de estasis, el XIII primarca flotaba a escasos sentidos del suelo, todavía portando esa característica armadura de color azul.

- Él no tenía el casco puesto. -Comento Alfarius con algo parecido al miedo.

Magnus no entendió la declaración, ni tuvo tiempo para pedir una aclaración, ya que su hermano desactivo el campo de éxtasis con un movimiento. El cuerpo del XIII hijo del emperador cayo pesadamente. Pero cuando el casco fue retirado, el horror.

Guilliman había escapado. De alguna forma el XIII hijo del emperador, primarca traidor al imperio de la humanidad, había escapado.

- ¿Desde hace cuánto que sueñas con el regreso de nuestro hermano? -Pregunto Alfarius al borde de un colapso nervioso. - ¡Cuéntame de tus sueños, cuéntamelo todo!

Magnus se sintió indignado por el tono que su hermano usaba, él no había escondido al traidor, para torturarlo personalmente por 10 000 años. Pero siendo quien es, decidió responder a la pregunta, no era el momento de pelearse, aunque era obvio que ese momento llegaría.

- Unos seis o siete meses, talvez comenzaron antes para otros psíquicos menores. Al principio no eran mas que imágenes sin sentido, pero después de un tiempo tomaron forma. Creí que eran una trampa del gran estafador, por lo que fui a pedir guía a mi padre.

- ¿No has tenido otra visión?

Magnus negó con la cabeza.

- Esos sueños pararon hace unos tres meses. Justo cuando el emperador decreto que se le daría muerte.

Alfarius gruño una maldición, esto no era bueno en absoluto. Seis meses, eso ya era mucho tiempo, su hermano podría estar en cualquier parte.

- ¿Cómo? ¿Cómo pudo sobrevivir? Se supone estaba en las puertas de la muerte, incluso si alguien lograse sacarlo, su cuerpo no podría sobrevivir.

- Eso solo se aplica a simples mortales. -Comento Magnus mientras usaba sus poderes en un esfuerzo de buscar cualquier rastro. -Cosa que él no era.

Alfarius gruño con odio, mientras juraba; que le daría caza, lo mataría, y traería su cabeza de traidor.

Magnus escucho los juramentos de su hermano, pero no dijo nada, estaba mas concentrado en un peculiar descubrimiento, lo que sea que había entrado a esta habitación antes que ellos, era algo que él no podía rastrear.

- De momento hermano, reportemos esto a nuestro padre, estoy seguro que sabrá que hacer.

Fue en ese momento que Magnus pudo ver la duda en el rostro de su hermano, y no era para menos, si esto era conocido por alguien, quien sea, él y toda su legión serian declarados traidores al imperio. Y eso era algo que Magnus no podía permitir, las fuerzas del imperio ya estaban muy consumidas como para perder otra legión más.

- Tiempo, dame tiempo, hermano, te juro que le daré caza. -Rogo con terror y arrepentimiento. Alfarius sabía que había dejado que la rabia tomase el control de sus acciones. -Hermano, por favor.

Magnus asintió con un rostro sereno.

- Hermano, no pongo en duda tu lealtad, ni ahora ni nunca. Pero esto es algo que no podemos esconder, nuestro padre debe saber, debemos pedir su sabiduría si queremos superar este percance.

Alfarius no estaba contento con esa declaración, aun así, asintió.

- Que sea la voluntad del emperador.

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Guilliman llevaba el primer sacrificio, se había detenido a reconsiderar sus acciones cuando llego a la cámara que contenía a los comatosos psíquicos, y lo volvió a hacer cuando sujeto al pobre infeliz que sería el sacrificio.

Pero, por mucho que lo reconsiderara, seguía llegando a la misma respuesta. El necesitaba saber, si no conocía a sus enemigos, las posibilidades de victoria sobre estos horribles enemigos eran cero.

Incluso si su alma se perdía, no, incluso su alma no era más que un pequeño precio a pagar si podía salvar a la humanidad.

Arrojo el cuerpo del psíquico a la cárcel hecha con metal fundido. y cientos de runas talladas brillaron. Era hora de comenzar.

Como no tenía ninguna preferencia sobre el demonio a invocar, no gravo ninguna marca antes de ejecutar al psíquico. Para hacerlo no podía emplear la espada del emperador, o su volter, por lo que uso una daga, hecha de un material parecido al vidrio.

Según el texto que había leído, el arma que empuñaba en este momento era algo llamado comúnmente como athame. Su fabricación había sido extrañamente sencilla, ya que cada material necesario había aparecido misteriosamente en el primer lugar que había buscado.

Mas importante, aun, la extraña daga de cristal y runas, se sentía extrañamente cómoda en su mano, como si siempre la hubiese usado. Como si fuese una herramienta largo tiempo olvidada, que es reencontrada.

Guilliman no tuvo que esperar mucho, un demonio tomo posesión del cadáver, como un depredador hambriento abalanzándose sobre un trozo de carne.

-O hohoho, el treceavo, que interesante. El abuelo estará complacido.

Guilliman sintió como su valor era puesto a prueba, mientras pústulas y sangre pútrida comenzaron a cubrir el cuerpo del sacrificio. Había invocado a un demonio de Nurgle.

-Te saludo, hijo de la entropía, me presento como tu invocador. -Guilliman recito las líneas aprendidas de memoria, esperando que algo de todo lo que había leído fuese cierto.

-Se quién eres XIII, ¿Por fin te unirás a nuestra familia?

Guilliman no respondió, según el texto, el demonio estaba atrapado dentro de esa cárcel que había tallado, al menos de momento. Por lo tanto, el siguiente paso a seguir, era pedir un nombre.

- ¿Cuál es el nombre, y rango que tienes en el jardín de plagas?

El demonio sonrió, mas confiado que antes.

- Soy Pestisus, portador de plaga, 1453 en el favor de Nurgle.

Guilliman asiente, si lo que ha leído es cierto, ese numero demuestra cuan fuerte e importante es este demonio para Nurgle. Un demonio de bajo rango, le viene bien. Debería ser posible de interrogar y eliminar sin llamar la atención.

- Quiero hacer un pacto.

El demonio se ríe, mientras el cuerpo que ocupa comienza a consumirse.

- Y ¿Cuál sería tu deseo?

- Conocimiento.

- ¿Qué ofrecerás a cambio?

- Psíquicos, cuatro sub niveles debajo de esta habitación hay varios, puedo dártelos a todos.

El demonio se ríe con ganas. El trato le agrada, pero cuando extiende su mano, las defensas rúnicas de la "jaula" lo detienen, rechazándolo.

- Este no es un agradable lugar para hablar, libérame y te diré todo lo que quieras saber.

- Eso no es importante, aceptas o no el trato.

El demonio chilla, trata de liberarse de nuevo, pero sin lograr nada, puede retirarse, pero la oportunidad de traer a un primarca al abrazo del abuelo, es un premio que no puede ser ignorado. Podría reclamar el primer lugar en el favor del abuelo, lugar que a estado libre ya por mucho tiempo.

- Tres preguntas. No te daré más.

Guilliman sonríe, ahora que a aceptado, el demonio está atado por el pacto recién formado, tendrá que responder. Quiera o no. O al menos eso decían las notas que leyó.

- Me parece justo. -Guilliman se sienta, en un trono ubicado estratégicamente frente al demonio, según leyó, estar sentado le dará una ventaja táctica. -Primera pregunta. ¿Dónde está mi hermano? Segunda pregunta ¿Qué está haciendo?

El demonio chilla y se ríe, mientras mastica los dedos del cuerpo que esta usurpando.

- Sanguinius está reuniendo sus legiones mientras se dirige al corazón de Ultramar.

Guilliman sintió como su corazón se detenía por una milésima de segundo, la mención de su hermano Sanguinius, fue un impacto doloroso, tuvo que recordarse a si mismo que esta no era su línea de tiempo, y que había desperdiciado dos preguntas por un tonto error de cálculo.

- Ya veo.

Guilliman recalcula sus opciones, tratando de encontrar alguna forma de sacar alguna ganancia, por muy pequeña que esta sea. No encuentra ninguna. Esta por rendirse, hasta que recuerda algo, algo que paso hace no mucho tiempo. Por un momento duda en preguntar, pero ya no pierde nada.

- ¿Qué ha pasado con Kugat, el primero en favor de Nurgle?

El demonio deja de reír por primera vez desde que fue invocado, y por un momento duda, pero no puede negarse, esta atado por su palabra. Aun así, su mirada se posa en el hijo del anatema, nuevamente duda en responder, hay cosas que los mortales no deben saber.

- Kugat ya no tiene el favor del abuelo, lo perdió por…. Ser un idiota. Listo, e cumplido con mi parte, págame.

La respuesta no le agrada a Guilliman, claramente el demonio a dado una pobre escusa por respuesta, lamentablemente ya no tiene mas preguntas que pueda hacerle.

Guilliman se levanta y asiente, sabiendo que no puede obligar al demonio de ninguna forma, además las defensas rúnicas no son de fiar. Lo mejor es tratar con el demonio.

- Bien, tres respuestas, a cambio de las vidas de los psíquicos que duermen abajo.

El demonio sonríe con anticipación, ya saboreando las almas con las que el primarca va a pagarle. Incluso se aventura a pensar en las formas que puede usar para corromper al hijo del anatema, tan pronto esté libre de esta jaula hecha de hierro negro y fuego psíquico. En su lugar, el primarca desenfunda una espada de llamas, y lo apuñala. El demonio trata de decir algo, cualquier cosa, trata de maldecir al primarca que lo ha traicionado, pero ningún sonido sale de su boca, las llamas de la espada consumen tanto su cuerpo como su alma, dándole una muerte verdadera.

El demonio desaparece, sin dejar rastro en la disformidad, y sin que nadie pueda saber lo que aquí a pasado.

Los minutos pasan, Guilliman no se atreve a mover la espada, quiere asegurarse que nada ha quedado, del alma del demonio. Con gran paciencia recorre cada milímetro de la jaula con la punta en llamas de la espada del emperador. Asegurándose de borrar cualquier posible corrupción.

Cuando ha terminado la limpieza, baja, no esta seguro de que se pueda encontrar en la habitación donde descansan los sacrificios, pero para su fortuna, todos parecen seguir durmiendo, nada parece haber cambiado en ellos, sus lecturas parecen intactas, y ninguna marca a aparecido sobre sus cuerpos.

Tras revisar al ultimo psíquico se permite soltar un suspiro de alivio que no sabe realmente cuando tiempo lleva conteniendo.

Eso había sido peligroso, y tantas cosas pudieron salir mal, afortunadamente la suerte parece que jugo a su favor, al menos en esta ocasión. El primarca se apoya contra una pared, y se deja caer. Está cansado, muy cansado, y no es un cansancio físico lo que le afecta. Lamentablemente no tiene tiempo para descansar.

De alguna manera el primarca había conseguido obtener una ganancia inesperada en el interrogatorio anterior. Kugat el favorito de Nurgle ha dejado de serlo, tal hecho no seria tan extraño si no fuese por la extraña forma en que el demonio quiso eludir el tema, más precisamente la forma en la que lo miro cuando realizo la pregunta.

¿Por qué? ¿Acaso los hechos que ocurrieron en su línea de tiempo afectaron esta línea de tiempo de alguna forma? Debía encontrar una respuesta.

Guilliman levanta al segundo sacrificio y se prepara para continuar.

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Cuando Magnus le informo a su padre el emperador, que Guilliman había escapado espero cualquier cosa, cualquier cosa menos silencio. El emperador no dijo nada durante todo el tiempo que Magnus estuvo frente a él, no fue hasta el momento donde le tocaba abandonar la sala del trono, que el emperador pronuncio sus órdenes.

Magnus regreso a su oficina, allí se encontraba Alfarius, esperando.

- Tienes una mala cara hermano. -Se burlo Magnus mientras veía miedo en el rostro generalmente carente de emociones de su hermano.

- Termina con tus burlas, y dime cual es mi castigo. -Contesto Alfarius, listo para asumir cualquier castigo que pudiese esperarle.

- Nada, el emperador comprende que te has dejado llevar por la perdida de tu gemelo, y se lamenta no haberse dado cuenta antes.

- ¿Y qué planea hacer con Guilliman?

- Eso es algo que tendrás que resolver tú, hay otras cosas mucho mas importantes en las que el emperador tiene que gastar su atención.

- ¿Tengo? No, espera, déjame rehacer mi pregunta ¿Hay alguna restricción sobre los métodos que puedo usar para cumplir mi objetivo?

- No, el emperador te a dado carta blanca, elimina a Roboute Guilliman, destruye de una vez su reino, y asegura que no dañen mas el sueño de nuestro padre.

- Por su orden.

Magnus se lamento cuando vio salir a su hermano, era una lástima, aun así, ya era hora de que se detuviese la expansión de Ultramar. Antes de que causasen un daño irreparable al imperio.

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Los sacrificios, invocaciones, interrogatorios, y las ejecuciones continuaron. Guilliman, ya comenzaba a entender a los demonios, al menos de forma superficial.

El primer dato a tener en cuenta era; Los demonios se sabían superiores a cualquier humano, incluso un él, un hijo del anatema seguía siendo comida ante sus ojos. Tal creencia era una trampa mortal, no había veneno mas dulce que el orgullo desmedido.

Al creer sin dudad en su superioridad, ningún demonio había considerado la posibilidad que él podría traicionarlos, mucho menos darles una muerte verdadera con la espada de su padre.

Eso lo llevaba al segundo dato de interés; Los demonios confiaban demasiado en su supuesta inmortalidad, estaban tan seguros que la muerte no era algo que pudiese afectarles, que esta nunca era un factor a considerar en sus planes.

En honor a la verdad tenían razón, había muy pocas armas que pudiesen darles una muerte verdadera, aun así, estas existían, pero los demonios parecían ignorar ese hecho alegremente.

El tercer dato a considerar era; Los demonios no eran tan omniscientes como hacían creer, ninguno de los demonios que él había invocado sabían de su presencia, o que esta no era su línea de tiempo. Todos y cada uno de los demonios interrogados habían mostrado algún grado de sorpresa cuando los vieron. Algunos más que otros, pero todos estaban asombrados por su "despertar"

Eso era raro, él no comprendía el concepto de tiempo que se aplicaba en la disformidad, pero recordando como su hermano Fulgrim le había enviado un regalo poco tiempo después de que el despertase tras su largo sueño en estasis. Era comprensible pensar, que existía un método de transmisión de información. Uno que de momento parecía ignorarlo. Le venia de perlas.

Tomo un descanso, mas que nada para asegurarse que todas las runas seguían allí. El ultimo invocado había sido un demonio de Khorne, al cual había tenido que matar apresuradamente, el demonio simplemente se negaba a cualquier cooperación o acuerdo.

Mientras descansaba no pudo evitar recordar a su hermano Magnus, aquel hermano que había enloquecido en su línea de tiempo, había creído que podía controlar el poder del caos, grave error. ¿Acaso el no estaba cometiendo el mismo error?

Guilliman se froto la cabeza, hasta el momento, había logrado salirse con la suya, pero eso solo podía atribuirse a la suerte, y ya había estado tentando al abismo por demasiado tiempo. Debía parar, o arriesgarse a correr el mismo destino que su hermano.

Por fortuna ya había logrado reunir una cantidad de datos que podían ser usados a futuro, aun así, una pregunta seguía martillando con fuerza su conciencia.

¿La disformidad era la misma independiente de la línea de tiempo, o cada línea de tiempo tenía una particular?

De alguna forma el hecho que él quemase el jardín de Nurgle parecía haber afectado a esta línea de tiempo. Ninguno de los demonios interrogado lo había admitido abiertamente, pero él podía intuirlo de sus respuestas.

"Un gran guerrero de inmenso poder quemo el jardín del abuelo, razón por la cual Kugat, el antiguo elegido de Nurgle fue duramente castigado y reemplazado" había sido la historia que todos los demonios a los que pregunto respondieron, todos se negaron a nombrar al guerrero, independientemente de las promesas (todas mentiras) que realizo, incluso demonios pertenecientes a un poder diferente no pronunciarían el nombre de dicho guerrero.

Bueno, eso era una pregunta para otro momento, de momento limpiaría todo, y buscaría otro lugar para dormir, no se sentía seguro en esta habitación, incluso con todas esas supuestas protecciones rúnicas que había instalado.

Se levanto, el ultimo psíquico que había traído aún estaba dentro de la "jaula", no había sido sacrificado. Ni lo seria, pero no estaba seguro que fuese prudente dejarlo en ese lugar, extendió la mano para abrir la "jaula", y fue entonces cuando lo noto.

El psíquico estaba despierto, seguramente las drogas habían dejado de hacer efecto mientras él estaba atrapado en sus pensamientos.

Un grito lleno el aire, mientras la pobre criatura lazaba un rayo con todo el poder que tenía.

El primarca fue lanzado hacia atrás, el rayo no había logrado atravesar su armadura, aun así, fue doloroso, el aire se llenó de un olor a quemado.

- Oh dios emperador, supervisor de todas las cosas, cuyo poder nadie resiste.

El psíquico comenzó a rezar, mientras reunía su poder.

Guilliman movió su mano, listo para disparar, entonces un momento de reflexión, disparar un proyectil bolter terminaría haciendo un agujero por donde la nave se despresurizaría. Rápidamente abandono dicha idea.

- Dame la fuerza para derrotar a tus enemigos, dame la voluntad de derrotar a la bestia.

Guilliman vio, como el psíquico lanzaba una nueva ráfaga de rayos de su cuerpo, el cual comenzaba a quemarse por el poder sin control. Maldijo, mientras los esquivaba, rodo por el suelo, y recogió el athame, el cual lanzo tan antes de que el psíquico lograse realizar un tercer ataque.

El cuerpo del psíquico brillo, su muerte había comenzado una nueva invocación. Guilliman maldijo, esta vez en voz alta. Con una mirada rápida se aseguro que la "jaula" seguía cerrada, todo parecía estar en orden, excepto porque había perdido el athame.

Eso no podía ser bueno, en las indicaciones que había leído, expresaban claramente que el athame nunca debe abandonar la mano del invocador.

El arma ritual aún estaba clavada dentro del cuerpo del psíquico, pero con este contorsionándose violentamente mientras se transformaba en un demonio, era imposible que lograse recuperarlo, no si tener que renunciar a un brazo.

- Ho, ho, ho, Y yo que solo venia por pura curiosidad.

Guilliman sentía como se le helaba la sangre. Lo que sea que había invocado, no era un demonio cualquiera. Su poder era aplastante, una sensación de impotencia y fatalidad lo empujaba hacia el piso.

- Así que, un hijo del anatema, uno aun sin corromper, por mi o por mis hermanos, busca audiencia. Bienvenido seas.

Oh si, la suerte que Guilliman había tenido hasta el momento se había acabado y de que manera.

El demonio termino de mutar a su huésped, ahora era una mujer, de delicadas facciones, y salvajes rasgos. Exudaba un encanto inhumano por cada poro de su cuerpo. Slannesh, la hambrienta, estaba aquí.

Guilliman se obligo a moverse, ya no le importaba despresurizar la nave, planeaba vaciar todo el cargador de la mano del dominio sobre la criatura que tenia en frente.

Los primeros proyectiles fueron disparados, sin ningún efecto. Con un único movimiento de su mano todos los proyectiles desaparecieron.

- Por favor hijo del anatema, tranquilízate, no hay razón para actuar de forma tan precipitada.

La voz del demonio era algo que el primarca jamás en su vida escucho, era tranquila como una canción de cuna, y más probática que cualquiera prostituta.

Guilliman hubiese caído de rodias, siendo solo el intenso odio que el primarca sentía por su hermano Fulgrim, lo único que le permitió mantener un mínimo de cordura.

- Nada mal chico, tienes una fuerte voluntad. -El demonio paseo la punta de su garra por las runas tallas que formaban su "jaula" - ¿Tu hiciste esto? Impresionante, no he visto tanta dedicación desde que tu padre visito en Molech.

- ¿Quién eres demonio? -Demando Guilliman, mientras luchaba por permanecer de pie.

- Ya lo sabes, o al menos lo intuyes. Soy la sedienta…. Al menos una parte

Guilliman tubo que morderse la lengua, pera no pronunciar su nombre, comprendiendo que si lo hacia su alma se perdería para siempre.

- Pero dejemos de hablar de mí, háblame de ti. -El demonio sonrió, mientras su cuerpo se doblaba en formas imposibles. -Según recuerdo, deberías estar encerrado en una prisión imposible en las profundidades mas oscuras de trono de tu padre.

- Se podría decir que escape.

- Puedo verlo, y también veo la marca de quien te ayudo. -El demonio hizo un ademan con su dedo, y jalo algo dentro del pecho del primarca. -Una runa de control, asumo que la linda eldar que te libero no te lo conto.

Guilliman ahogo un grito de dolor mientras sentía como si el demonio estuviese arrancándole las costillas, con el simple movimiento de uno de sus dedos. Cuando el demonio lo soltó, él solamente cayo, mientras se apretaba las costillas un por encima de su pesada armadura.

- Definitivamente eres todo un espécimen. Bueno pasemos a los que me trajo, ¿Qué es lo que deseas?

Pese a estar mas muerto que vivo, Guilliman se dio cuenta de que efectivamente los poderes del caos, no sabían que el no pertenecía a esta línea de tiempo. Seguramente había algo interesante detrás de eso, solo esperaba vivir lo suficiente como para averiguarlo.

- ¿Por qué la sedienta está aquí? Eso solo fue una invocación menor.

- Aburrimiento, no tengo nada mejor que hacer, así que cuando sentí el poder del anatema, vine a ver qué estaba pasando.

- Me siento tan especial, al saber que logre llamar la atención de uno de los cuatro, pero me temo que no poseo los medios o recursos para llegar a un acuerdo contigo.

Guilliman sabia que lo mejor que podía hacer era actuar con cordialidad, si la sedienta se molestaba seguramente nada sobreviviría.

- No te preocupes, se que esta es una visita inesperada, así que no vine esperando una ofrenda digna de mi atención. -El demonio saco el athame de su estómago. - ¿Tu creaste esto?

Guilliman solo asintió, aun no estaba recuperado, necesitaba ganar más tiempo para recuperarse.

- Eres bastante bueno, y muy dedicado en tu trabajo, la mayoría suelen dejar de lado los detalles mas finos de lado. Pero esto, es simplemente hermoso.

- Es agradable, ver que mi trabajo es apreciado.

El demonio miro al primarca, y por un segundo este último pensó que el demonio estaba leyendo sus pensamientos, pero cuando el demonio volvió su atención a las runas del arma ritual. Guilliman supo que el demonio no podía leer su mente, ¿Por qué? Quien sabe.

- Si, definitivamente, tú puedes servirme.

- Me niego, no e escapado a un encarcelamiento de 10 000 años para jurarle lealtad al primer dios que me ofrezca poder.

- Chico, yo puedo ofrecer mucho más que poder, pero no, en esta ocasión es un trato diferente. Te estoy ofreciendo la verdad.

- ¿Y cual seria el precio que tengo que pagar?

Guilliman ya estaba recuperado, ahora solo necesitaba una oportunidad, apenas el demonio bajase la guardia, el empuñaría la espada de su padre, y destruiría al demonio, no creí que eso bastase para destruir a Slannesh, pero confiaba en que la espada tenia el suficiente poder para destruir al avatar que la ataba a este mundo.

- Veras, como me imagino tu padre no te conto, en el reino del caos cientos de seres luchan entre si por la supremacía. Y en este momento, algunos muy poderosos han hecho una alianza en mi contra. Si me ayudas, te responderé 13 preguntas, cualesquiera que sean, no importa responderé con únicamente la verdad.

Guilliman trago saliva, la verdad, eso era algo que el sin duda a estado buscando toda su vida, pero como confiar en un demonio, en especial uno tan fuerte como este.

- Veo que no confías en mí. -Slannesh uso una de sus largas uñas y marco un símbolo en su piel. -Asumo que de igual forma que sabes crear un athame, sabes lo que es una promesa vinculante ¿verdad?

- Si. -Guilliman asintió, había leído sobre esas promesas, se supone era algo que ni siquiera un dios podía romper.

- Bien, entonces eso haremos, yo prometo, con el símbolo de nuestro pacto gravado en mi piel, responderte 13 preguntas, sin importar cuales estas sean o su naturaleza. Si tú, me ayudas a proteger mis dominios.

Guilliman trago saliva, ya no había forma de retroceder. Al final había caído en el mismo eres que su hermano Magnus, había masticado de más. Bueno, aun no estaba condenado, talvez aun podía salvarse.

- Si quieres que acepte, tienes que aceptar mis términos.

- Dime cuales son.

- Primero, no pienso unirme a tu causa, así que no quiero tu marca, o alguna de tus bendiciones.

- Chico, mis bendiciones son caras, no te las daría a menos que me trajeses una ofrenda adecuada.

- Segundo, hablaremos solo con la verdad, al menos hasta que termine este contrato.

- Suena razonable.

- Tercero, hasta que este termina, no podemos dañarnos del uno a otro de ninguna forma.

- ¿Esto tomara más tiempo o ya has terminado?

- ¿Aceptas mis términos? -Guilliman sabía que no estaría a salvo hasta que el demonio aceptase.

- Si.


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