Estar de vuelta en sus aposentos se sintió extrañamente antinatural. No lo malinterpreten. Estaba preocupado por el estado de su escudaron y definitivamente no quiso imaginar cuanto más grande se harían las torres de papeleo sobre su escritorio.
La oficina estaba casi igual que cuando se fue. Omitiendo, por supuestos, algunas botellas de sake mal escondidas y el exceso de polvo sobre los muebles debido a los desastres ocurridos durante la invasión en la sociedad de almas. Incluso podía ver algunos papeles aun en el suelo. Carajo, parecía que Matsumoto ni siquiera se había tomado el tiempo de venir aunque sea un par de veces.
No tardo en recuperar el ritmo. Se encargó del papeleo en un intento desesperado por ponerse al día.
Realizar unas cuantas reuniones con sus subordinados para estar al tanto de quienes habían resultado heridos y a quienes habían perdido. Asi como reorganizar algunos grupos tomando en cuenta las ausencias y asi rehabilitar la estabilidad de las misiones. Ponerse al tanto de cambios más importantes que se hayan hecho durante su ausencia.
Dividió su tiempo de forma constante. A veces cambiando una y otra vez sus planes del día para tener un poco de tiempo libre al final del día. Unohana no estaba para nada contenta con todos sobrexigiéndose a pesar de tener órdenes de descansar.
Pero siendo él un capitán no podía darse semejante lujo de forma tranquila, pues sabía que al final solo resultaría con toneladas de trabajo acumulado.
Registros y solicitudes de reconstrucción, asi como nuevos planos para algunas áreas de la sociedad de almas. Muchos, incluyéndose él, opinaron que sería beneficioso cambiar un poco la composición de la sociedad de almas con lo que a las calles respecta. Si bien estaba construida para que algún invitado no deseado se perdiera entre sus laberintos, también era cierto que muchas veces retrasaba la reacción de los cadetes e incluso era contraproducente.
Se dispusieron a establecer nuevos espacios de mando y torres de vigilancia más adentro del Seireitei. Implementando también nuevos planes de reacción y evacuación ante futuras. Con tanto en mente y aun estando bajo recuperación al final del día resulta extremadamente agotado. Entonces, el tiempo pasó sorprendentemente rápido.
Fueron pocas las veces en las que recibió noticias sobre el mundo humano. Las reuniones en general no eran muy fructíferas y no se decía nada que realmente no se hubiera esperado. Era más rutina que otra cosa.
Claro, se guardaría para sí mismo la tranquilidad que le generaba el saber que las negociaciones con la SARD estaban siendo un éxito. Luego de algunas discusiones pasivo agresivas entre los capitanes se llegó a la conclusión de que el sistema de la sociedad de almas estaba quedando prácticamente obsoleto. Asi como su tecnología y su conocimiento sobre prácticamente todo. Ellos mismos desconocían la gran variedad de especies y culturas esparcidas a su alrededor por fuera de los límites del Rukongai.
Estaban llegando a un acuerdo. Entre tanto y tanto ambas sociedades realizaban pequeñas reuniones.
Variando entre algunas capacitaciones, recursos e intercambios de información bastante pequeños. Para el orgullo de muchos, principalmente para quienes eran más conservadores, fue un golpe bastante bajo. La SARD contaba con información mucho más amplia y actualizada y si bien la sociedad de almas podía proveer a veces datos que ellos desconocían, la SARD casi siempre llevaba la delantera.
Eso causo miles de discusiones. Algunas diciendo incluso que era más bien una nueva "competencia" como si la nueva compañía los fuera a reemplazar. Era obvio que el plano espiritual era bastante amplio pero de alguna manera durante su estancia en su central, comprendió que ellos prácticamente no interferían en el trabajo de la sociedad de almas.
No interactuaban con las almas y al parecer tampoco con los Hollows. De ser asi hubieran sido consientes de ellos desde mucho antes.
Seguramente habrían intervenido en la guerra de invierno si así lo hubieran querido. El equilibrio del mundo espiritual casi fue destruido e incluso entonces no hubo nada extraño. Claro está, bajo sus conocimientos.
Karin era consiente de muchas de las habilidades tanto de él como de sus demás compañeros. No interferían, pero definitivamente los habían estudiado. Mierda, ni siquiera se dieron cuenta hasta que tuvieron sus caras en documentos e imágenes dentro de una maldita computadora ajena.
Pensar en cómo fue que averiguaron todo eso o siquiera cruzaron las barreras de Seireitei sin que se dieran cuenta le traía dolores de cabeza. Si bien, se supone, ya se había llegado a un acuerdo, parecía no ser suficiente. Nadie que se sintió lo suficientemente orgulloso de la sociedad de almas estaría de acuerdo con que sus sistemas – bastante anticuado por supuesto- no eran infalibles. Vaya, ¡que blasfemia!
¡¿A quién querían engaña?! Estaba claro que su sistema se estaba volviendo mayormente un obstáculo.
Al finalizar todos los acuerdos y si todo marchaba bien, iniciarían los intercambios de manera gradual, combinando pequeños equipos entre quienes ya habían tenido contacto mutuo y también integrarían a algunos de los oficiales sentados. Estaba premeditado en un plazo de dos a seis meses, pero si la salud de Karin mejoraba, entonces iniciara en cuanto ella estuviera capacitada.
Había terminado sus obligaciones del día para cuando Matsumoto irrumpió en la oficina. Una nueva reunión.
La capitana Unohana fue la última en llegar. El capitán comandante no la regañó, era comprensible. Si bien su trabajo estuvo bastante ocupado posterior a todo lo ocurrido, la gran variedad de bajas e incluso los tipos de heridas causados fueron terriblemente desastrosos. La falta de conocimiento sobre muchas de las armas y capacidades del enemigo retrasó la recuperación normal. Aunque el recuperarse no es un proceso fácil.
Con una leve reverencia ella paso entre los capitanes hasta llegar a su lugar.
"los he reunido aquí…" y otras palabras que sabía de memoria dieron inicio a la dichosa reunión. Palabras aquí y allá para despejar dudas y llegar a nuevos acuerdos entre varios capitanes. Discutir algunas inquietudes y bla, bla bla. No por primera vez en el día el dolor de cabeza quería irrumpir.
Al terminar, el Capitán general quiso retenerlos por un momento más.
—Para finalizar, quisiera dar una noticia de la SARD. La comandante del área 72 bajo los estándares de la SARD, Kurosaki Karin…— ¿Era posible que unas simples palabras fueran causa de ansiedad y calma al mismo tiempo?
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—Estas despierta…—Ichigo suspiró. Aun preso de la emoción, tratando de ver que no se lo estaba imaginando. Cuando vio sus pestañas revolotear se sintió terriblemente aliviado. Tenía ganas hasta de llorar.
— ¿Ichigo?, ¿Dónde estamos?—La voz de su hermana sonó extrañamente forzada. Noto como intento moverse sin éxito alguno. Tantos meses sin actividad física debía tener sus articulaciones ligeramente atrofiadas. Aunque él y su familia la cuidaron y masajearon su cuerpo para evitar que el daño fuera muy grave, aun le esperaba una larga terapia de recuperación.
Tomo nota de que, teniendo en cuenta como era ella, muy probablemente estaría más irritada de lo normal. Era una Kurosaki después de todo.
—Estamos en la clínica interna de tu área. No… no te esfuerces. Llamare al médico— Y parece que el cuerpo de él también estaba en contra de moverse. La emoción lo tenía practicante petrificado en su lugar y ni hablar de su voz. ¿Desde cuándo tartamudeaba tanto?
Eliminando todo el cansancio se levantó velozmente y salió de la habitación. — ¡Esta despierta!
Su padre estaba de pie frente a uno de los ventanales que daban a un jardín por fuera del edificio. Hablando –coqueteando- con la que presuntamente, era la doctora a cargo.
Ambos adultos se dirigieron a la habitación. Estaba tenso, agotado y su cuerpo aún se sentía como si apenas ayer hubiera acabado de pelear contra un demonio y casi perdido a su hermana.
Si esa niña no hubiera despertado, no sabía que haría. Ya de por si era bastante celosos con las amistades de ambas hermanas y si perdía a una no podía dejar de vigilar a la otra con mas ahínco. De hecho, estos últimos meses Yuzu se había quejado de que él se había vuelto un poco insufrible.
No se disculparía por eso. Ambas niñas eran prácticamente su todo.
En lo que a Yuzu respecta, Karin sufrió un accidente. "La Atropello un camión". Asistía en horario de visitas con un permiso y siempre que venía era ingresada por una entrada falsa. Supuestamente la emergencia había sido tan grave que la habían trasladado a este hospital privado y que su estado comatoso era tan delicado que trasladarla a la clínica familiar sería un riesgo bastante alto.
Debido a su pasantía, no podía asistir en las noches. Ichigo y su padre habían aprovechado que ambos tenían el horario libre en esos momentos para pasar a visitarla y escuchar el informe médico con más libertad.
Mientras su mente iba y venía entre cómo debería avisarle a Yuzu de esta gran noticia, se perdió del interrogatorio de la doctora hacia su hermana. Las típicas preguntas sobre donde estas, tu nombre y que fecha era. Todo lo respondió sin problemas a excepción de la fecha.
Karin guardo silencio y simplemente asintió cuando le dijeron cuantos meses estuvo inconsciente.
—sus signos son estables. Esta ligeramente adormilada debido a la morfina—, explico la doctora. —conforme recupere su movilidad, iniciaremos la fisioterapia para reestablecer sus capacidades físicas. Pediré que retiren la sonda nasogástrica y le traigan alimento, aunque, por el momento no puede ingerir nada demasiado pesado—.Miro directamente a Karin, — Si tienes problemas para digerirlo, tendremos que volvértela a poner. Quizás aun pueda tener lagunas en su memoria, por favor, manténganme informada.
La mujer dio una mirada a su padre antes de retirarse con la promesa de que volvería en un rato.
Su padre le devolvió una sonrisa que le daría cosas de que hablar más adelante. A Ichigo no le gustaba entrometerse en las relaciones de otros, pero si tenía la posibilidad de vengarse aunque sea un poco, lo haría. Isshin Kurosaki lo había hecho vivir innumerables vergüenzas a lo largo de su vida.
— ¿Cómo te sientes, Karin?— Pregunto su padre. Ahora sentado al lado de la cama sosteniendo su mano mientras pasaba pequeñas caricias sobre sus dedos, cuidando de no mover el catéter en su mano.
—Como si hubiera dormido en una roca—, se quejó. Luego hizo un esfuerzo por levantarse.
— Cuidado— La regañaron. Ichigo se acercó a ella y con ayuda de su padre le permitieron sentarse. — No debes forzarte. Llevas mucho tiempo fuera de aquí, hermanita.
La extraña barrera de comunicación entre ellos había desparecido lentamente, ahora era casi inexistente. Estaba volviendo a esa unión tan valiosa que alguna vez perdió por idiota.
Le sonrió con una pequeña negación, mientras sacudía su cabello, viendo como ella trataba inútilmente de detenerlo con las pocas fuerzas que tenía. De hecho, sus ojos parecían aun adormilados y sus movimientos eran terriblemente lentos.
—Veo que aun estas bajo los efectos de la morfina. Los doctores tomaron en cuenta que el daño en tu cuerpo se recuperaría más fácil si disminuían el estrés físico del dolor. Incluso mientras estabas dormida a tu cuerpo le costó mejorar—, explico su padre mientras acomodaba sus almohadas.
Una enfermera entro a la sala con un carrito de enfermería. Un tazón humeante de sopa junto con una porción de gelatina, unas galletas saladas y una botella de agua. El caldo se veía algo trasparente, costando más de papa y algunos trozos de carne.
—Esto ayudara a tu estómago. Es lo suficientemente equilibrado en sabor pero también es suave para tu estómago. No podemos darte nada demasiado difícil de digerir.
La enfermera se acercó con una sonrisa amable y con gentileza retiro la sonda nasogástrica, cuidando de no lastimarla y explicando cada cosa que hacía. Al finalizar, le limpio la nariz con cuidado y acerco más el carrito que llevaba la comida.
La mujer hizo un pequeña reverencia y se retiró no sin antes pedir podían llamarla si necesitaban algo.
Karin intento agradecerle, pero entonces estornudo ligeramente después de todo el procedimiento luciendo un tanto incomoda con la sensación de su nariz. No debió ser para nada agradable, pero apenas y se le notaba la molestia en comparación al cansancio. En verdad estaba sin fuerza.
Lo primero que pidió fue la botella de agua. Su padre la abrió antes de dársela. Tomándola con un poco de dificultad, se negó a recibir ayuda. Tomo un sorbo profundo antes de liberar la boquilla con un fuerte "Ah". Como si no hubiera bebido nada en meses. Ichigo quiso golpearse mentalmente cuando recordó que, de hecho, asi era.
Hablaron por un rato sin profundizar mucho. Era más trivialidad que otra cosa. No tocaron temas demasiado complejos por el momento. Él y su padre más por temor a confundirla, pero Karin parecía también temer la respuesta.
Cuando Karin se sintió satisfecha le entrego a él el plato de sopa y se dispuso a comer la gelatina. Dejo de lado las galletas quejándose de que eran demasiado duras.
Ichigo introdujo una cucharada de sopa, ahora fría, en su boca. Más que nada por curiosidad que por hambre en sí misma, tratando de adivinar qué era lo que condujo a la variedad de expresiones que mostro su hermana durante la charla. Esperaba que la comida le supiera mal, no quería creer que su hermana estaba indispuesta por lo que sea que estuviera pensando.
La sopa no se sentía grasienta, ni mucho menos desabrida. Tal vez le falta un poco de sal pero no sabía mal. La carne estaba bien cocida y la papa estaba suave.
Eso no era bueno. ¿Qué la tenía pensando tanto? A Ichigo le dolía creer que su hermana no había tenido oportunidad de despertar tranquila sin dejar de lado, aunque fuera por un tiempo, las responsabilidades que caían sobre ella.
Ahora su boca tenía un sabor amargo. Tratando de culpar a otra cosa, tomo una de las galletas que estaban en el plato, rechazadas a un lado. En el momento en que la mordió, su expresión debió decirlo todo.
— ¡Ja, ja, ja!— Karin soltó una carcajada suave, mientras cubría su boca con una servilleta. La risa fue reemplazada por una ligera tos—, para que te la comes. Te dije que sabían mal.
—Quería saber que tan mal—, Ichigo sonrió de nuevo.
Su padre soltó una fuerte carcajada, golpeando su hombro a modo de burla—Ay, hijo mío. ¿A veces no eres tan listo, no?
—Si bueno, supongo que eso lo saque de ti, cabra.
Entraron en un pequeño ciclo de discusiones innecesarias cuando la doctora regreso a la habitación.
—Buenos días, Karin. Creo que olvide presentarme, soy la doctora a cargo de tu recuperación. Me llamo Aiko Sato. Me tomare la libertad de hablarte sin formalidades mientras estés como mi paciente, ¿de acuerdo?
—No hay problemas. Buenos días—, saludo Karin.
La Dr. Sato observo alrededor de la habitación, revisando la computadora a un lado de la habitación donde aparecía –según él- un resumen de información de todas las maquinas que Karin tenia conectadas a su alrededor. Luego regreso su vista al carrito de hospital, donde estaban todas las cosas a medio comer de su almuerzo.
—Veo que no te comiste las galletas.
—No me gustaron mucho la verdad— Karin fue sincera— Creí que el restaurante del hospital no pasaba por esos problemas ¿No era parte del control de calidad ese tipo de cosas?
La Dr. Sato asintió. —La comida siempre es preparada con mucha dedicación. Nadie se puede recuperar con algo mal hecho. — Se peinó el cabello hacia atrás— pero las pedí ligeramente duras apropósito. Tu mandíbula debe recuperarse al igual que él resto del cuerpo. Y para cuando puedas comerlas sin mucha dificultad daremos por terminada la primera fase de tu recuperación.
Se acercó un poco más y empezó a buscar entre los cajones algunos medicamentos.
— No te preocupes, no tardaras mucho en recuperarte. Se te permitirá pararte y dar pequeñas caminatas a lo largo del día y poco a poco se te dará más libertad. En unos tres días estarás mejor— Respondió finalmente. Tomo una pequeña botella y extrajo un poco de líquido con una jeringa.
Karin se removió un poco incomoda. Nunca fue muy afín a las inyecciones incluso en su adultez. Era una de las razones por las que no le gustaba mucho inyectar a los pacientes cuando ayudaba a su padre en el hospital familiar.
Por instinto, Ichigo tomo la mano de su hermana entre las suyas disimuladamente. Aunque, al parecer no fue necesario.
La doctora extendió la mano en su dirección— pásame tu mano derecha.
La mano que sostenía Ichigo se deslizo de las suyas con cuidado. La doctora cerro el paso de la vía que estaba conectada al catéter para después desconectarla con habilidad. Retiro la aguja de la jeringa y simplemente la conecto a la boquilla del catéter— Vas a sentir un ligero ardor. Esto te ayudara a despertar el resto de tu cuerpo, pero primero necesitaba que comieras algo para que no te descompensara.
Cuando termino el procedimiento, retiro la jeringa y cerro la boquilla del catéter. Con mucho cuidado, desconecto las demás máquinas y separo los electrodos de la piel de su hermana. Al finalizar, Karin solo tenía el catéter en su muñeca y nada más.
—Muy bien, ahora ya puedes moverte. Trata de no esforzarte demasiado y tampoco hagas movimientos bruscos. Si te sientes mareada, vuelve a descansar. —Explico la doctora mientras comenzaba a llenar unas hojas de su historial médico— en una semana podrás regresar a casa. La fisioterapia tampoco tomara mucho tiempo, no estuviste fuera por más de un año, asi que no creo que haya problema. Con respecto a tu capacidad espiritual y combate, lo veremos conforme mejores.
Karin asintió.
…
El día transcurrió sin muchos cambios. Entre conversaciones parciales y algunas bromas.
Su padre termino de hablar un poco más sobre cuál sería el curso de recuperación de Karin con la Dra. Sato. Que para Ichigo no eran más que excusas de su padre. Sí, se preocupaba por su hija, por supuesto. Pero Ichigo no era idiota. Esas miradas de complicidad no eran precisamente de preocupación.
Ayudo a Karin a dar unas cuantas vueltas alrededor de la estación medica. Encontrándose en algunos momentos con otros compañeros.
Les informaron que Karan se estaba haciendo cargo de la oficina mientras tanto. Siria se había retirado a vacaciones temporales y el resto del grupo con el que tuvieron más cercanía estaba prácticamente regresando a sus antiguas posiciones. La verdad, al final de todo la que resulto más afectada fue Karin.
Suspiro con cansancio de pensar en lo terrible que era el tener a alguien parecido a él en ese aspecto. ¿Siempre era tan imprudente? Tal vez debió ser más considerado con Rukia y los demás en el pasado cuando no la pensaba dos veces antes de actuar.
Resoplo con humor al pensar que ni él se creía semejante cosa. La idiotez no se iría de él jamás. Quizás había madurado en comparación a antes, pero seguiría siendo igual de terco. Igual que su hermana.
— ¿qué es tan gracioso? ¿Te divierte ver sufrir a tu pobre hermana?— Karin le dio un leve empujón con el codo. No con mucha fuerza. La estaba ayudando como apoyo mientras rodeaban por tercera vez el jardín exterior del hospital. Un espacio amplio con gran variedad de flores, todas plantadas en diferentes formas creando pequeñas área individuales. Era sencillo pero muy bello.
La primavera les regalo una gran cosecha y el cielo estaba extrañamente despejado.
—No es nada, pensaba en que eres demasiado terca.
— ¡Ja, ja!—, rio sin emoción— pues para que lo sepas, cabeza de calabaza, eso lo aprendí de ti.
—Pues tienes un excelente maestro— Sonrió. Ambos soltaron una agradable carcajada, aunque la de Karin fue un poco más apagada de lo normal. Ichigo aún seguía sin descifrar el porqué.
Karin llamo su atención raspando su garganta. Cosa que le causo una tos, de nuevo. — Deberíamos volver— dijo ella, sin dejar toser.
—No te fuerces demasiado.
—Sí, lo olvide. Mi garganta se siente como si hubiera estado en un desierto, je, je— miro a Ichigo con burla, esperando a que el captara la broma entre líneas. Y la entendió, pero aún le molestaba el tema. Como reprimenda, la levanto en brazos con rápido pero con delicadeza. La impulso de nuevo para acomodarla correctamente.
—y por eso estas tan débil que no puedes ni pararte. ¡Ay pobre de mi hermanita!, la arena te dejo seca.
— ¡Oye!, ¡No!, ¡Ichigo, bájame!
— ¡Ay, mi pequeña hermana! — Empezó a llevarla de regreso a su habitación, hablando en voz alta para que todos los presentes la vieran mientras él la trataba como una niña— ¡Vamos, pequeña! Le diremos a papa que te traiga dulces de fruta confitada, como tanto te gustan.
— ¡¿Qué?! ¡Detesto esos dulces!
—Lo que digas mocosa.
— ¡Ichigo, ya bájame! ¡Puedo caminar sola!
Para cuando entraron en la habitación, Karin tenía la cara completamente roja. Prácticamente echaba humo. Pero en ningún momento lo golpeo, ni tampoco se bajó. En realidad Ichigo nunca la sostuvo con mucha fuerza. Se alegró al saber que aunque ella no dijera nada, también extrañaba los momentos asi.
Cuando finalmente la puso en el suelo, fueron recibidos por un rayo de melancolía.
Yuzu se abalanzó sobre ambos. Seguramente ella tenía completa fe en que él no las dejaría caer, porque de no haber estado allí ambas chicas estarían en el suelo.
Un mar de lágrimas y suspiros salían de la voz de su hermanita. Yuzu no dejaba de agradecerle al cielo que estaban bien. Frases entre "perdón, estaba trabajando" y más disculpas de su parte eran apenas entendibles entre sus pequeños quejidos.
Karin no dijo nada, pero la abrazo con fuerza. Cuando ambas –es decir Yuzu- estaban más tranquilas, finalmente se separaron.
— ¡Dios, estas mejor de lo que pensé!— Yuzu soltó un fuerte suspiro. Se apartó de Karin y la admiro con alegría en sus ojos aun cristalinos con una que otra lagrima en sus pestañas. — pensé…Pensé que tardarías más en despertar. Temí que nuca lo harías yo… ¡mierda, Karin, mira bien al cruzar la calle!
Eso definitivamente fue inesperado. A Yuzu jamás le gusto usar palabras altisonantes y vulgares. Escucharla decir un "Rayos" era lo más grave que había dicho. Hasta ahora.
Por un momento noto la clara confusión en la mirada de Karin, pero fue reemplazada rápidamente por una de sorpresa.
— ¡Yuzu! ¡Jamás pensé que dirías algo asi!
—Al carajo los modales, ¡mi hermanita está bien!— Volvió a abrazarla, esta vez un poco más fuerte pero menos tiempo—, ¿Cómo te has sentidos?
Ambas chicas entraron en la habitación. Karin se recostó y hablo con ella. Sobre su trabajo, las prácticas y –lamentablemente- sobre Jinta.
Un rato más tarde una de las enfermeras regreso. Esta vez traía varias porciones de comida. Al parecer, Karan sabía que ninguno habría comido y encargo que les llevaran el almuerzo, junto con una disculpa. Estaba en una misión en ese momento y no regresaría hasta mañana.
Su padre regreso tiempo después.
Almorzaron en un silencio agradable y Karin volvió a darle parte de su almuerzo. Esta vez, era un plato de arroz con verduras y una ensalada que constaba principalmente de lechuga acompañados, obviamente de una porción de galletas de piedra. Por lo menos esta vez venían con fresas.
Mientras Karin masticaba –con clara resignación- sus galletas, un par de golpes en la puerta llamaron su atención.
Rukia estaba apoyada en el pórtico con un pequeño ramo de rosas. Detrás de ella estaban Toshiro e incluso Byakuya.
Sabía que ellos vendrán en cualquier momento. Había visto a Toshiro previamente en una de sus visitas durante las negociaciones con la SARD un mes antes. No había tenido contacto con los demás hasta ahora.
Estaba un tanto paralizado. Pensó que la primera en hablar seria Karin o incluso su padre, pero para su sorpresa la primera en saludar a los nuevos visitantes fue Yuzu. Solo entonces, recordó que ella no veía a Rukia desde hace más de seis años.
— ¡No puede ser!—, exclamo Yuzu. Se levantó rápidamente del borde de la cama para lanzar nuevamente un abrazo sorpresa. Esta vez siendo Rukia su nueva víctima— no puedo decir que sean las condiciones correctas, pero no sabes cuánto me alegra volverte a ver, Rukia.
Saliendo de su estupor, Rukia logro corresponder el abrazo. Pasando de una expresión algo tensa a derretirse en los brazos de la más joven, que ahora, claramente era más alta que ella.
—También te extrañe mucho, Yuzu.
— ¿Por qué no volviste a visitarnos? Ichigo dijo que estabas de intercambio fuera del país, pero nunca nos llamaste.
—Este, yo… lo siento, es que…—Rukia trato de encontrar una excusa lo suficientemente convincente.
—Sabes que, olvídalo. Siempre serás bienvenida— Yuzu finalmente se separó. Después de un momento recayó en las demás personas que aun esperaban para poder entrar.
Y cuando todo parecía en calma, Yuzu de nuevo se alegró, esta vez al percatarse de que Toshiro también estaba presente.
— ¡Toshiro, cuanto tiempo sin verte!
—Igualmente, Kurosa…-
—Yuzu— Interrumpió la rubia. Al parecer, a ella también le molestaba que la llamaran por su apellido. Principalmente con la gente que consideraban cercanos. — El viejo es kurosaki—, recalco ella con disconformidad.
— ¡Yuzu, cariño, no tú también!—Se quejó su padre.
—Perdón— finalmente retomo Toshiro— Un gusto verte de nuevo, Yuzu.
Con un asentimiento, Yuzu finalmente se apartó para dejarlo pasar, extendiendo los brazos en dirección a su hermana como quien presenta un premio.
Mientras Toshiro y Yuzu cruzaron palabras, Rukia paso a saludar a Karin. Dándole un abrazo suave y asintiendo en dirección a su padre.
—Hola, Ichigo— Lo saludo con suavidad. Había cierto brillo en sus ojos. Muchas cosas quedaron pendientes entre ellos antes de que todo esto hubiera pasado. Una solicitud silenciada para verse fuera del pasillo quedo entre sus miradas.
Byakuya solo se limitó a saludar a todos los presentes con un asentimiento. Presentándose con Yuzu quien le tendió la mano a modo de saludo.
Ichigo observo como el capitán observo la mano de su hermana por un momento antes de responder con un corto apretón. Como su segunda naturaleza, Yuzu no pudo evitar intentar una conversación con él a pesar de su actitud retraída, pero Ichigo no siguió mirando en esa dirección. Rápidamente su atención fue completamente atraída en dirección al peliblanco, ahora de pie en frente de él, justo al lado de la camilla.
Esta vez la mirada fue más bien un desafío ¿estaba acaso este tipo exigiendo que se moviera de su lugar? Realmente él no dijo más que un saludo suave y ya. Pero por alguna razón, Ichigo no pudo evitar percibir una leve tensión que con mucho gusto aumentaría. Sin embargo, su hermana lo detuvo.
—Toshiro…— pronuncio ella, sin saber que decir al parecer. El solo se inclinó en su dirección y planto un delicado beso sobre su mejilla. Pero Ichigo no era idiota. Jura que ese beso fue casi al borde de sus labios. ¡¿Cómo se atrevía este tipo?!
Y peor aún fue ver que su hermana no pareció inmutarse ni ofenderse. No. Ella sonrió con suavidad pero con bastante vitalidad –la que le permitía su estado- y sus mejillas se maquillaron con un rojo delicado y curiosamente encantador.
Esto tenía que ser una broma.
Giro la cabeza con indignación buscando algún otro testigo de tal atrocidad y para su sufrimiento solo se encontró con la sonrisa ligeramente avergonzada de Rukia, quien más bien quería pasar por loca y la sonrisa cómplice de Yuzu, quien parecía no poder de la alegría en su cuerpo. Sus piernas se movieron con nerviosismo, como si tratara de contener un grito. Seguramente asi era.
Byakuya por otro lado, en realdad lo estaba mirando a él. Con arrogancia y con un toque agridulce. De hecho, juro notar que sus labios estaban ligeramente elevados en una sonrisa. ¿Qué le estaba tratando de decir?
—Ichigo, ¿podemos hablar afuera?— Rukia lo llamo, ahora de pie al lado de su hermano. Haciendo un ademan para que él la acompañara al pasillo.
El ver como la "sonrisa" de Byakuya se retraía completamente en una línea recta en una amenaza, le hizo comprender todo. Ahora entendía que en realidad Byakuya estaba disfrutando del dolor que de hecho él mismo le causaba. Se habría sentido culpable de no ser porque su raciocinio le gritaba que de hecho él y Rukia estaban muy grandecitos para que Byakuya inmiscuyera en sus vidas. Pero eso también lo hizo considerar la situación de su hermana y el estúpido muñeco de nieve… Eso era un limbo que no quería recorrer.
Ya estando en el pasillo, ambos caminaron a una de las sillas que se encontraban frente a las ventanas.
—Ha pasado un tiempo— Rukia palmeo a su lado sobre la silla. Él recordó que debía sentarse.
—Es verdad. ¿Cómo están todos por allí?
—Ikkaku y Renji ya están recuperados y están bastante entusiasmado con la idea del intercambio. Otras personas como el capitán Kurotsuchi y el Capitán Zaraki están haciendo dudar un poco sobre qué tan amplio deberían ser los intercambios.
—Por supuesto que ellos harían eso— pensar en Zaraki persiguiéndolo a él y a su hermana ya era un hecho, incluso si aún no estaba nada claro— No quiero sonar grosero, pero ¿Cómo lograste venir?
—tienes razón, no me habrían dejado venir solo para ver a Karin. Pero sí como acompañante de ambos capitanes. El despertar de tu hermana convoco a una reunión inmediata entre ambas sociedades. Hablamos un rato con otros comandantes y llegamos al acuerdo de que Karin podría empezar a participar en las reuniones en cuanto se sienta bien físicamente sin tomar en cuenta su estado espiritual. Siempre y cuando ella se sienta cómoda.
Ichigo solo asintió, reservando esa discusión para más tarde. Incluso si se quejaba, esto era exclusivamente decisión de su hermana.
—Y tú, ¿Cómo has estado?— Pregunto Rukia de nuevo.
—aburrido y cansado. Las visitas a mi hermana eran lo único que me mantuvieron cuerdo estos meses. Estoy en toque de queda y no puedo salir de mi cuerpo mientras la sociedad de almas y la SARD cierran negociaciones. Recuerda que fui extrañamente aceptado como una especie de cadete provisional. Aun no entiendo muy bien como funciona todo esto, pero si me negaba sabía que sería responsabilidad de Karin y no quería poner más peso sobre sus hombros…De todas formas, ahora que esta despierta, todo será más fácil.
Ichigo guardo silencio, mirando a Rukia a los ojos por un momento. De verdad que la había extrañado. Parece que el mundo no podía dejarlos en paz por un momento.
—Rukia, de verdad me hacías falta— Y no se dio cuenta de que dijo eso en voz alta.
La mujer no tardo en pasar por toda una gama de colores carmesí sobre su rostro y retirar la mirada completamente avergonzada, con la respiración un poco acelerada, para después soltar un fuerte suspiro. Tratando de controlarse a sí misma.
—yo también te extrañe bastante, Ichigo.
Fue entonces en que el noto su error, sin embargo, no se arrepentía.
Su relación había quedado a medias. Entre toda esta guerra y la situación con su hermana apenas y los habían dejado resolver las cosas.
Fue entonces que se dio cuenta de cuantos deseos tenia de besarla y aunque en verdad quería hacerlo, este no era el momento. Quería hablar las cosas un poco más y asi, en medio del pasillo de un hospital y con Byakuya claramente observándolos no se sentía a gusto. Además, algo aun lo estaba presionando… el hecho de que Byakuya aún estaba algo indecisa.
Sin una imagen clara de cómo resultarían las cosas ella no quería arriesgarse. Y la verdad, el tampoco.
Aun les dolía el estar separados, pero ilusionarse sin saber que pasara mañana sería peor.
Pero, tampoco quería dejar las cosas como si realmente no le importara.
La tomo del brazo, obligándola a acercarse un poco más.
—Lamento…Si no me permití ser más sincero contigo. Yo, en verdad quiero intentarlo. Sé que no es correcto arriesgarnos tanto, pero ya decidí, que si me dan la opción de irme a la Sociedad de almas…
—No Ichigo… aun estas con vida, aun tienes a tu familia aquí. Tienes un trabajo y un…-
—Rukia. Ya hablamos de esto. Mi trabajo no es algo a lo que me quiera dedicar toda mi vida. Tú más que nadie sabe qué tan importante es para mí el ser un shinigami. No me descartes como un humano porque sí. Además, fácilmente puedo seguir en contacto con mi familia y aún más si las relaciones con la SARD se establecen… Sé que aún nos ha costado mucho y que todavía nada es claro, pero no quiero detenerme.
Rukia pareció complacida con la respuesta, manteniendo ese ligero toque temeroso en sus ojos. Suspiro nuevamente con resignación. Apoyo sus manos sobre sus mejillas y lo acerco con suavidad hacia su boca, primero rosando su mejilla con modestia, siendo esta de las pocas veces que se permitía dar el primer paso a pesar de ser tan tímida en esos aspectos… Ichigo lo sabía, gorjeando un pequeño susurro de una risa y girando su rostro para mirarla con cariño y un poco de ternura y terminar de besarla.
Entre los dos quedo un pequeño acuerdo de dejar las cosas fluir y preocuparse por el presente nada más.
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Paso casi un mes para que Karin se recuperara por completo. Su cuerpo fue lo primero en recuperarse y cuando los doctores la consideraron lo suficientemente estable para aplicar curación avanzada sin preocuparse por la presión espiritual, pudo participar en la nueva campaña para establecer el convenio entre sociedades. A partir de allí, todo fue viento en popa. Ichigo se tomó la libertad de acompañarla la mayor parte del tiempo ya que su padre no podía dejar el trabajo por mucho tiempo.
Llegaron a acuerdos mucho mejores de lo esperado – después de que ambas partes bajaran un poco la cabeza- permitiendo que la primera parte del plan de "unión" se completara en menos de dos meses. Oficialmente se iniciaría en una semana y el día de hoy era la fiesta de apertura. Siendo invitados la mitad de los capitanes, principalmente los que siempre fueron más asertivos con respecto a las nuevas oportunidades y los comandantes de las mismas áreas de Japón. Todos junto con algunos oficiales sentados y otros.
Entre los invitados también se encontraban quienes habían tenido una participación activa durante "la colaboración", que fue la manera como llamaron a toda la eventualidad que llevo a la situación actual.
La ceremonia se llevó a cabo en un gran salón de eventos en la ciudad de Tokio, en lugar bastante hermoso, siendo el jardín interior la atracción principal al ser de hecho una cúpula de cristal que separaba y protegía a los invitados del duro invierno de este año. La mesa de aperitivos, la barra libre y el bufet fungían como una excelente forma de interacción abierta entre ambas partes y daba una imagen un tanto curiosa. Si bien estaban conviviendo con mucha naturalidad, el vestuario era una clara diferencia. La sociedad de almas poseía un estilo muy tradicional, contrastando fuertemente con los trajes más sencillos y modernos por parte de la SARD.
—He de admitir, que el lugar es bastante acogedor. Poder apreciar esta bella nevada de esta manera me parece ingenioso— El capitán general Yamamoto asistió a la velada por respeto, pero parecía bastante a gusto disfrutando de la vista del exterior desde un pequeño puente sobre un arroyo artificial. El jardín estaba separado del exterior por un vidrio casi indistinguible, dándole al lugar una esencia singular debido al blanco de la nieve que caía con parsimonia en el exterior.
—Me alegra que pueda disfrutarlo y apreciamos mucho que se haya tomado el tiempo de venir— Respondió Karan, buscando disminuir la tensión. Karin había tenido un imprevisto junto con su hermano y aun no llegaban. Yamamoto miraba disimuladamente en busca de lo que para él eran los anfitriones, pues eran quienes más relación tenían con la sociedad de almas. Karan noto claramente que la conversación con ella no era más que para mata el tiempo.
Miro a su alrededor al igual que su acompañante, sintiéndose más nerviosa al no ver señales de ningún conocido que la sacara de esa situación apremiante.
El capitán Hitsugaya y el resto de Shinigamis con quienes ella se sentía mas cómoda estaban dispersos entre toda la multitud, demasiado alejados como para que ella pudiera encontrar a alguien más para hablar sin parecer grosera. Era curioso que ella estuviera metida en este embrollo cuando la responsabilidad en realidad caía sobre Karin. Temía que esto afectara su reputación.
— ¡Perdón, el vuelo se retrasó!—, Karin se acercó a ellos sonando visiblemente avergonzada. Hizo una fuerte reverencia en cuanto se paró frente al capitán general arrastrando consigo a su hermano que la acompañaba, quien soltó un quejido en respuesta callando cuando ella lo miro con una furia que no disimulo muy bien. — gracias por su paciencia, Capitán Yamamoto. No fue una situación que pudiéramos controlar.
—Agradezco que se preocupe, pero no hay de que disculparse por un imprevisto— Respondió el señor, satisfecho por la respuesta. Estaba claro que esta niña estaba tratando de aferrarse a su papel y era más respetuosa que su hermano. Después la detallo por un momento y con una ligera sonrisa, continuo: — Además, el vestuario que lleva se ve muy bien como para descuidarlo en un afán. Está muy bonito.
—Usted también esta bonito el día de hoy - ¡No! ¡Perdón, quise decir que se veía bien!— Karin respondió, notablemente nerviosa. Con todo lo ocurrido durante el incidente con Xcution apenas y había tenido la oportunidad de detenerse a pensar en los rangos. Ahora que todo estaba en calma, a pesar de haber estado ya en varias reuniones juntas, se preocupaba por quedar bien frente a la cabeza del Gotei 13. Ella sabía que técnicamente estaba allí como la representante directa de la SARD incluso con los demás comandantes presentes.
—Bueno, tiene razón, me veo bonito— respondió el Capitán general, tratando de calmarla. Comprendía que ella aun es bastante joven, pero por el día de hoy no la juzgaría tanto y no sería demasiado duro con ella. Por otro lado, Ichigo apenas y se había molestado en saludarlo debidamente.
Después de una conversación pasajera entre todos -a excepción de Ichigo quien solo se retiró en busca de Rukia ignorando las plegarias de su hermana a través de su mirada para que no la dejara sola- finalmente se separaron. El capitán se retiró en busca de sus tenientes y ambas chicas hicieron lo mismo por su parte.
Se reencontraron con Ichigo, junto con los más allegados. Ikkaku y Renji estaban compitiendo por ver quien podía beber la mayor cantidad de cocteles hasta caer, Byakuya estaba bebiendo a su lado tomando una copa de vino mientras miraba distraídamente alrededor, enviando señales de advertencia en dirección a Ichigo y Rukia quienes solo compartían algunos bocadillos mientras hablaban con compañeros de la SARD sobre algunas anécdotas. Junto a ellos, en una mesa de al lado estaba Toshiro, cuidando de Matsumoto quien disfrutaba de un juego de póker junto con Kira, Kyoraku y algunos otros.
Sus pasos llamaron la atención de algunos, siendo Matsumoto la primera en hablar. Con una sonrisa de oreja a oreja se levantó golpeando en la mesa con fuerza empujando sus cartas causando que algunas otras saltaran y el resto de jugadores gritara en júbilo y rabia para mirar las cartas de sus contrincantes.
— ¡Santo cielo! ¡Karin, estas preciosa!— La rubia se levantó de la mesa con júbilo y empujo a Kira en el proceso.
Karin trato de evitar ser aplastada en un abrazo asfixiante, pero más que nada…— ¡Matsumoto, espera! ¡El peinado!— sus ruegos se detuvieron en cuanto la mujer la abrazó con cuidado.
—Por supuesto que no voy a arruinarte chica, ¡estas despampanante!
Fue entonces que Karan y Matsumoto cruzaron miradas con picardía. Observaron atentamente la mirada del peliblanco que parecía estar pegado a la silla mientras llenaban a la chica de alabanzas y llamaban a propósito la atención de la gente que los rodeaba.
No fue difícil. Karin era una chica con una belleza sencilla gracias a su cuerpo que no era demasiado voluminosos pero tenía porte. Sus piernas estaban bien definidas y su pecho era de buen tamaño, aunque claro, no llegaba al nivel de Matsumoto y Karan.
El vestido era ceñido hasta la cintura y se soltaba en una falda larga de dos capas siendo la superior translucida con escarchado sutil, abierto del lado derecho. La espalda estaba expuesta hasta la curvatura de su cintura. El escote estilo Hatler abierto ligeramente que se ataba atrás del cuello. El cabello parcialmente recogido en una tranza hacia un lado con pequeñas perlas decorativas esparcidas cuidadosamente entre sus mechones aunque muy pocas para que no llamara tanto la atención. Todo el conjunto era elegante pero sencillo.
El chico no paraba de mirarla.
Ichigo quiso decir algo para molestar a Toshiro, oportunamente Rukia se dio cuenta de eso y no tardo en irrumpir. Además de que también disfruto de las reacciones de su pareja.
— ¡Karin, te ves fantástica!— Elogió abrazándola.
—Fue un regalo de parte del sastre de mi escuadrón, no me dejaron venir hasta que no estuvieron satisfechos—respondió Karin con una ligera incomodidad. Sentía que el vestido estaba demasiado decorado. — Ustedes también están muy bellas.
Un "gracias" en conjunto sonó en el momento. Rukia llevaba un Kimono con los hombros descubiertos de color morado con un decorado de flores de Sakura recogiendo su cabello. Matsumoto tenía algo más moderno, un vestido vino tinto estilo sirena con un escote bastante prominente y Karan tenía un vestido plateado asimétrico decorado con un cinturón blanco y el cabello recogido en una cola alta.
—Vaya, ustedes las mujeres siempre se alagan y a nosotros nos ignoran— hablo Kira, ligeramente ebrio. Los hombres estaban vestidos de forma variada. Tanto Shunsui, Kira, Renji e Ikkaku estaban vestidos con kimonos en colores oscuros, mientras que Toshiro y Byakuya estaban vestidos con trajes más modernos. Toshiro con un traje sencillo en azul oscuro con una corbata roja que contrastaba con sus ojos. Por otro lado, Byakuya tenía un traje un poco anticuado con una abertura atrás. Ichigo en cambio, estaba con un traje bastante sencillo. De hecho, era el mismo que uso en su graduación…
—Ustedes también se ven bien—Respondió ella, fijándose específicamente en Toshiro.
—Pero claro que nos vemos bien, si te robamos la mirada querida…—Mencionó Shunsui golpeando alegremente a Toshiro en la espalda hasta que finamente lo obligo a moverse.
Rukia se movió y jalo de Ichigo — Vamos a ver las fuentes del jardín, me pareció ver una mesa de postres de ese lado.
— ¡óyeme, enana! No te pases de lista conmigo— refunfuño él.
Mientras Rukia se despedía de los demás hablando demasiado alto, Matsumoto se acercó a su puesto en la mesa. En el camino, aprovechó para susurrarle a Toshiro al oído que aprovechara la noche y Karan se unió a ella con la excusa de interesarse en la partida.
—Hola— fue lo primero que mencionaron ambos riéndose en un extraño nerviosismo. Toshiro no paraba de mirarla y Karin peleaba con los deseos de empezar a hablar como loca tratando de evadir la situación. Después de admitir finalmente que le gustaba, no, que le encantaba este hombre, se cuestionó mil veces sobre cómo deberían interactuar ahora.
Su relación estaba en un limbo porque ninguno de los dos entendía muy bien en qué dirección estaba. Se han besado varias veces, por supuesto. Después de que logro levantarse de esa camilla y las reuniones se volvieron prácticamente parte de su horario laboral, encontraban momentos de privacidad para compartir, pero siempre con un límite bastante marcado. Mas a causa de donde estaban, no era como que no quisieran seguir adelante… La cosa era que, su primer beso fue literalmente en ambiente labora, fue por su trabajo y de alguna forma no habían aclarado si su interacción era por una atracción emocional o por algo más sexual. Y tenían un poco de miedo para preguntar abiertamente.
—Pensé que usarías algo más tradicional— Menciono Karin mientras acomodaba distraídamente la corbata aunque estaba atada correctamente.
Toshiro tomo su mano y la acaricio suavemente, buscando su mirada —Quizás, pero Matsumoto estuvo demasiado insistente con esto. Incluso se ofreció con el papeleo.
—cielos, hablando de Matsumoto eso es impresionante—, Karin le sonrió.
—Entenderás porque no pude negarme.
—Si fuera ella, yo habría hecho lo mismo— No pudo evitar recorrerlo con la mirada.
—Entonces, ¿Me veo bien?— Toshiro sonrió de lado sin apartar la mirada.
Karin trato de no sonrojarse. Había aprendido que Toshiro era mucho más descarado de lo que llego pensar. No se parecía en nada a la forma en la que se comportaba la primera vez que se conocieron. Viéndolo de esta forma, se sorprendía de que nadie lo consideraba un casanova. Tal vez porque este comportamiento solo lo tenía con ella. Le gustaba pensar que solo ella conocía este lado coqueto y altanero de él.
A pesar de la ligera inseguridad que mostraba cuando eran más jóvenes, el hombre que estaba parado frente a ella era muy consciente de su apariencia y de sus efectos, especialmente sobre ella.
En un boto silencioso ambos optaron por conversar con el resto de presentes haciendo su papel como mediadores. Toshiro le comento que en su momento el Capitán general lo había llamado en privado para recalcarle que independientemente de que la SARD haya organizado la celebración, él debía actuar debidamente en nombre de los suyos.
Viajaron aquí y allá para conocer y conversar con más personas, separándose de vez en cuando durante la velada para después dar unas palabras de aliento genéricas pero necesarias en la tarima del lugar. Esta noche lo esencial era la unión entre ambas partes y no podían darse el lujo de escapar de la atención del resto para estar juntos. Hoy tenían que ser profesionales y más adentrada la noche cuando nadie les prestara atención tendrían la oportunidad de ser más informales.
Sin embargo, como era de esperarse las cosas se salieron un poco de control.
Para cuando dieron por terminada la velada muchos grupos de "nuevos mejores amigos" abogaron por seguir la festividad en otra parte. Uno de los comandantes pertenecía a una antigua familia celtica y tenía una hacienda a las afueras de Tokio. Invito a los que quisieran a compartir unas buenas copas de hidromiel.
Cautivados por las nuevas culturas y por la promesa del alcohol varios aceptaron con mucho gusto la invitación.
Tratando de ocultar que la idea realmente los aborrecía, ambos estaban obligados a acompañar al resto. Toda esta gente pasaba de ser comandantes o capitanes respetables y hábiles a ser una bala bulliciosa bajo los efectos del alcohol. No podían arriesgarse a un castigo.
….
Arlen Freire, comandante del área de Irlanda se acercó a Toshiro con una enorme jarra de Hidromiel con un tono alegre y pasos entorpecidos debido a la ebriedad.
Sonriendo de lado a lado levantando los bordes de su abundante barba y moviendo a cada paso las particulares trenzas de su cabello llego a trompicones al lado de Toshiro y se apoyó con un aullido alegre en sus hombros, pegando la jarra a sus mejillas con demasiada fuerza. Si hubiera sido una persona normal, seguramente sería doloroso.
—Vamos muchacho, tienes que beber. No puedes rechazar un trago en la casa de tu anfitrión—, hablo con la lengua enredada.
—Le agradezco la invitación, comandante Freire, pero ya bebí— Intento apartar la jarra de su cara, tratando de ocultar su incomodidad y un poco la indignación al ver como Karin aceptaba la jarra de Erwin, el esposo de Arlen y quien había invitados a todos a esta fiesta que ya estaba plagada de borrachos.
— ¡Vamos Toshiro! ¡Es solo un trago!— Karin lo animo, mientras colocaba una sonrisa socarrona atrás del vidrio para que él notara que realmente estaba disfrutando de su mala suerte.
— ¡Has caso a la señorita Karin!— Hablo Erwin— No te he visto tomar en lo que llevas aquí.
— ¡Ya escuchaste a mi esposo! ¡No te hagas un santo y bebe!— Toshiro perdió su rostro de sorpresa cuando se sintió ahogado por el gran arrollo de hidromiel que cayó en su boca a fuerza. Cerró los ojos para forzarse a pasar todo el sorbo y recibió con resignación la jarra en sus manos.
Karin soltó una carcajada divertida mientras bebía alegremente de la suya esperando a que la resistencia que había heredado de su padre soportara los efectos del hidromiel.
Para mala suerte de Toshiro, quien también se habían unido a la "after party" -como lo llamaba los locales- fueron Kyōraku y Ukitake, quienes no paraban de invitarlo a beber recalcando que era la primera vez que compartían una noche de tragos con su queridísimo niño genio. Y sumando a Matsumoto y a Karin que resulto una tomadora experta, estaba prácticamente atrapado entre tragos y tragos de alcohol.
Las cosas se fueron calmando un poco cuando todos estaban demasiado ebrios para seguir tomando como posos sin fondo y los asistentes de la hacienda comenzaron a ofrecer una bebida que al parecer contrarrestaba los efectos de la resaca y otras cosas según le dijo Arlen. Esa sí la bebió con gusto. Sus efectos eran lentos pero eso también ayudaba a que las cosas amainaran agradablemente.
Actualmente estaban sentados en el comedor, que era increíblemente espacioso mientras escuchaban algunas anécdotas.
Aprendió una que otra cosa que lo dejo fascinado con respecto a la cultura de ellos, quienes les explicaron que habían puesto un viñedo y una empresa de licores aprovechando sus conocimientos y por ello tenían esa hacienda allí. Arlen era quien dirigía las sedes en su hogar natal mientras que Erwin trabaja aquí, pero gracias a los portales de la SARD ambos podían vivir juntos.
La SARD no parecía tener problemas con las relaciones entre sus trabajadores siempre y cuando no retrasara o afectara nada. En el caso de la actual pareja ambos se conocían desde hace mucho y habían conocido la SARD debido a sus habilidades con la hechicería. También les explicaron que recientemente habían celebrado su matrimonio y por eso estaban tan animados. Siendo Erwin un hombre un poco más observador que Arlen, reconoció que muchos ya se estaban cansado, así que ofreció habitaciones para los que se quisieran quedar y abrirían los portales para quienes los necesitaran.
Muchos capitanes agradecieron la oferta. Mañana debían asistir a una reunión con la SARD, por lo que estaban autorizados a quedarse y asi no se verían obligados a ir y venir innecesariamente.
….
—Podemos llevar a Matsumoto al hostal de paso—, sugirió Karin mientras ayudaba a Toshiro a cargar con el peso de Matsumoto, quien no paro de beber jamás.
—Gracias. No quería tener que molestar a Urahara a estas horas—, Toshiro suspiro un momento mientras acomodaba la mayor parte del peso sobre él. Matsumoto murmuraba cosas sin sentido mientras prácticamente era arrastrada en medio de las calles de la central de la SARD.
—Pudiste dejarla en una habitación en la hacienda. Son personas de confianza.
—No desconfío de ellos. Desconfío de ella. Sí la dejaba, mañana no llegaría a tiempo a la reunión.
Después de asegurarse que Matsumoto estaba descansando adecuadamente, Toshiro se ofreció a acompañar a Karin a su propio apartamento dentro de las instalaciones secretas. Ella tampoco quería importunar en su casa.
Fue cuando pasaban por los jardines frente al edificio que finalmente se sintieron libres de toda responsabilidad laboral.
—Por fin, un momento para nosotros.
Fue Karin quien lo beso primero. Se paró en las puntas de los pies para poder rodear su cuello, acariciando sus hombros en el proceso. Queriendo más cercanía y agradeciendo al cielo que su altura rebasaba sus propias expectativas, la rodeo sin problemas por la cadera acercándola más a su cuerpo, prácticamente levantándola del suelo.
Karin separo levemente su torso y entre abrió los ojos, que parecían estar ligeramente nublados. Cruzo su mirada con los ojos esmeraldas que poseían un brillo peligroso y sintió que le faltaba el aire cuando él la tomo por la nuca obligándola a besarlo de nuevo con más necesidad. Moviendo sus labios con parsimonia no queriendo perder el ritmo mientras que Toshiro prefería recorrer su cintura con sus manos, presionando con un poco de fuerza cada vez que de alguna manera ambos reconocían un momento placentero de forma mutua. Una invitación a subir un poco el tono.
Eran pocos, escasos los momentos que podían compartir con tal libertad.
Las luces de los candelabros estaban más atenuadas de este lado para no perturbar el sueño de los residentes. Pero eso no significaba que la zona no seguía activa. Con esto en mente y bajo la extraña sensación de su cuerpo, Karin decidió que era mejor llevar todo esto a un lugar más privado.
— ¿Qué pasa?— La voz de Toshiro sonó grave. Más áspera de lo norma con una ligera queja que pareció más un ruego. La retuvo entre sus brazos negándose a parar.
En ese instante Karin deseo volver a besarlo solo por la forma en que hablo. Por alguna razón estaba terriblemente necesitada…
—Mi habitación— No fue una declaración. Fue una exigencia.
Él comprendió lo que le estaba diciendo y termino jalándola dentro del edificio. Karin saco la tarjeta de ingreso y en cuanto se puso en verde y les permitió pasar corrieron como niños pequeños tomados de las manos hacia el ascensor. Solo volvieron a separar sus labios cuando habían llegado al piso seleccionado. Caminaron por los pasillos con sigilo hasta llegar a su departamento.
Karin ni siquiera supo en que momento Toshiro le arrebato la tarjeta de las manos y la acorralo contra la puerta. Utilizó la tarjeta sin dejar de mirarla y en cuanto escucho la cancioncita alegre de acceso, Karin supo que estaba perdida.
Con una facilidad asombrosa, Toshiro la levanto del suelo, llevándose la tela de la falda del vestido hasta más arriba de sus muslos sin decoro alguno. Ella enredo sus piernas alrededor de él por instinto, gimiendo por el simple rose bajo la ropa. Él gruño en respuesta.
Cerró la puerta descuidadamente, tirando la tarjeta en la pequeña mesa de la entrada y volviendo a donde lo habían dejado, tomando su boca y metiendo su lengua con furia.
Se detuvieron solo por la falta de aire. Entre jadeos, Toshiro la miro a los ojos soltando sus piernas solo para apoyarse contra la pared. Karin se sintió como su prisionera. Un deseo absurdamente lascivo de que él la domara por completo. Se sintió cohibida al verlo recuperar el aire encerrándola con los antebrazos.
Se sintió protegida a pesar de que Toshiro parecía mirarla como una presa, como un ser delicado que podría devorar en cualquier momento.
El calor se apodero de su cuerpo junto con la humedad entre sus piernas. Las rodillas parecieron fallarle en ese preciso instante, mirándolo quitarse la chaqueta exponiendo la anchura de sus hombros que aun cubiertos por su camisa se veían musculosos y tirándola en algún lugar de la habitación.
Por medio de la corbata ella lo obligo a agacharse y besarla de nuevo, para después empezar a desabotonar la camisa erráticamente. Toshiro la ayudo con los últimos botones antes de cargarla de nuevo. Solo entonces se percató de que no tenía idea de donde quedaba su habitación.
— ¿Dónde…?
—La última puerta al fondo.
—Espera, ¿tu hermano no vendrá aquí más tarde?
—Esta con Rukia. No creo que quiera venir aquí con el riesgo de encontrase conmigo. Deben querer privacidad también.
Toshiro la miro confundido por un par de segundos, hasta que la idea llego a su cabeza y se estremeció miserablemente queriendo sacar las incomodas imágenes que formó su mente.
Karin se rio un poco. Como una represalia por reírse, la calló de nuevo llevándola por el pasillo hasta la cama, acostándola con cuidado a pesar de verse tenso. Como si se estuviera conteniendo.
Era la primera vez que se dejarían llevar de esta manera y él no quería arruinarlo. Pero claro, debería saber que Karin es una mujer demandante. Era ella la que no dejaba de rogarle con la mirada mientras sacudía sus caderas, apoyándose de la fuerza de una de sus piernas aun apresándolo por la cintura. Karin cerró los ojos, mordiéndose el labio antes regresar sus ojos a los de él, como una forma de seducción para después hablar con una voz aterciopelada que parecía pelear con su respiración, entrecortándola.
—Por favor… no quiero esperar más.
Toshiro sacudió la cabeza, sonriendo de lado apartándose de ella, obligándola a liberar su cadera y recostándose en la cama a su lado. Se apoyó en su antebrazo, manteniéndose más elevado que ella.
—Ante todo soy un caballero, ¿no?
Noto como ella empezaba a irritarse, su poca paciencia estaba saliendo de su piel dejando de ser sumisa a volverse más agresiva. Ella se levantó y se subió sobre sus piernas, claramente con la intención de someter. La detuvo con una mano sobre su hombro.
—Primero hay que quitarte el vestido. Estas hermosa y no quiero arruinarlo.
— ¡Ugh!, está bien—Karin se quejó mientras llevaba una de sus manos hacia su izquierda. Antes de que ella llegara a tomar el zipper, la obligo a subir más hacia sus caderas, sentándose en el proceso.
—Dije "hay que quitártelo", no que te lo quitaras tú.
Ella bajo sus brazos sin ánimos fingiendo un puchero de enfado y después sonrió. Descargo su peso en el regazo de Toshiro mientras él deslizaba sus manos de arriba abajo por sus costados acariciándola con suavidad, hasta que tomo el pequeño seguro y lo deslizo con diligencia, admirando su cuerpo, disfrutando la forma en que el vestido se soltaba. Paso sus manos por su cabello acercándola para besarla esta vez de forma más lenta mientras buscaba soltar el nudo que mantenía el vestido aun en pie. Ella lo ayudo a desatarlo y con ello su pecho se relajaba con la gravedad.
A pesar de sus arrebatos, Karin conservaba un poco de vergüenza. Poniéndose lo bastante roja como para que se viera incluso bajo la poca Luz que entraba por la ventana.
No había necesidad de cerrar las cortinas. Estaban demasiado alto como para que alguien los viera y la luz de la luna artificial entraba con sutileza.
— ¿Acabas de saltarme encima y ahora te pones roja?— él hablo con un tono burlesco, mientras acariciaba la piel de sus manos tratando de calmarla.
Evadiendo la acusación, Karin solo señaló en dirección a su pantalón. El bulto bajo la tela era notorio y aunque ella pareció ponerse aún más roja, intento burlarse de él.
—Bueno, tu tampoco eres muy sutil—, tragándose la vergüenza ella lo acaricio con suavidad de forma concisa. Una presión suave pero directa. Sintió sus piernas tensarse debajo de ella y también se sintió a sí misma, llenándose de un calor en el vientre que por poco la hace gemir. Pero él no pudo evitarlo. El no parecía cohibirse con ella, liberando un gruñido desde el fondo de su garganta y moviéndose en dirección a su mano.
—Carajo, Karin…—su voz no dejaba ese tono oscuro, como si lo tuvieran atado. Una parte de ella quería dominarlo y otra diferente quería todo lo contrario. ¿Cuántas veces más cambiaria de opinión?
No logro decir nada cuando él finalmente la obligo a sentarse más erguida y tomo el manojo de tela de su falda, subiéndolo con cuidado sobre su cabeza hasta sacarlo por completo. Ella puso sus brazos en sus pechos como un acto reflejo. Sacudió la cabeza para reaccionar, el vestido era largo y sentía que había dejado parte de su cabello sobre su cara. Al momento de hacerlo, las pequeñas canicas que lo decoraban salieron volando graciosamente de su cabello, esparciendo en el cuarto el tintinar de su rebote en el suelo.
Con una caricia sobre su cabeza él la peino suavemente, sonriendo con gracia ante la pequeña interrupción— Eso fue un detalle muy curioso… ¿te dolió? No esperaba que al sacar el vestido te quitaría las perlas…
Él estaba sonriendo con suavidad, ahora recostado de nuevo sobre la cama. La camisa abierta dejando ver las curvas y el relieve de sus musculos que se movían en cada palabra que decía. El cinturón estaba suelto y parecía mover las piernas con incomodidad… Estaba bastante duro, incluso más que antes.
—Me estas volviendo loco y ese vestido estaba estorbando en mis planes.
El deseo volvió a golpearla con furia. Se acercó a él y lo beso de nuevo. Desabrochó su Pantalón y después empujo la camisa por sus brazos, disfrutando del calor de su cuerpo.
Liberado de su camisa, él se terminó de quitar el pantalón por si solo junto con su ropa interior, enviando todo al suelo para terminar de recostarse con ella, rodeándola por la cintura plantando besos húmedos por su piel.
Devoro su cuello con gusto, disfrutando de cada respiración que ella liberaba por su garganta mientras ella pasaba sus manos por su cabello, como si intentara compensar cada sensación que él le daba. Siguió su camino por su esternón y sus clavículas y cuando llego a su pecho no dudo en comenzar a besar y chupar la piel con cuidado de no lastimarla pero condenado por la necesidad.
— ¡Ah!—, Karin gimió sin aliento, diciendo en ocasiones su nombre entre pequeño gritos casi incomprensibles.
Se sentía orgulloso mientras veía las marcas formarse sobre la piel, acaricio la carne con sus manos, disfrutando de cada textura y asi continuo hasta llegar a sus piernas. La miro un momento esperando a que lo detuviera.
No sabiendo que decir y absorta en el ambiente, ella solo pudo asentir.
Mordió uno de sus muslos con suavidad. Karin lo miro ansiosa, aferrándose a las almohadas a su alrededor. Él soplo aire frio sobre su piel, jugando con ella, manteniéndola expectante a cada una de sus acciones. Retiro con cuidado la ropa interior, aprovechando el recorrido para disfrutar de su piel suave y tersa a lo largo de sus piernas, encontrando inquietante como algo tan simple podía sentirse tan único.
Karin tenía los ojos vidriosos. El sudor empezaba a perlar su rostro y su boca no podía permanecer cerrada. En ocasiones su espalda se contraía y apretaba las sabanas tratando de no demostrar cuanto la controlaba.
Era cierto que no era ajeno al sexo y todo lo que conlleva. Tampoco era su primera experiencia, pero las veces anteriores jamás habían sido con alguien por quien tuviera un sentimiento más allá de la carne. Sufrió una adolescencia acelerada con cambios esporádicos y bruscos.
Fue Matsumoto quien le aconsejo que encontrara alguna forma más saludable de manejarse a sí mismo. Amplia dentro de esos temas lo guio como una madre en momentos vergonzosos asegurándose de informarlo de la mejor manera posible y buscando quien le aconsejara cuando ella no sabía que decir. Fue en medio de esos cambios que se encontró ocasionalmente con la oportunidad de tener intimidad con alguna chica que compartía la misma iniciativa: Nada sentimental, simplemente pasajero. Y lo más importante, que no supiera de su estatus ni que interactuara o hiciera parte de su día a día.
Esos encuentros fueron muy pocos y siempre los consideraba con cuidado, principalmente para prevenir cualquier inconveniente a futuro. Esos encuentros, no se comparaban con esto. Para nada. Esas veces solo había sido un hambre voraz que no buscaba un nombre sino saciarse a sí misma.
Esto era una historia diferente. Porque todo esto tenía el nombre de ella en todas partes. Se sentía asi porque era ella.
Escucharla gemir lo excitaba pero no era comparado con la esencia misma de saber que era él quien estaba con ella y sentía que en lo que esta extraña relación pudiera durar, no habría nadie más. Quizás realmente fuera asi…
Dejo el jugueteo a un lado y se adentró con su boca a devorar sus labios inferiores.
— ¡Toshiro!—Ella grito con sorpresa. Se aferró a las sabanas cerrando los ojos y levantando la cadera contra su boca.
Disfrutó de su cuerpo con libertad, teniendo cuidado de como la manejaba y como hacia las cosas, fijándose en sus reacciones. Nunca dejo de mirarla incluso si ella apenas y podía hacerlo. Le gustaba verla estremecerse; temblaba de vez en cuando, a veces de su boca no salía más que un suspiro con el que perdía el aire y mandaba la cabeza hacia atrás. Cada vez que la veía cerca la dejaba tomar un respiro y antes de que le reclamara volvía a tomarla incluso con más deseo. Cada reacción quedaba plantada en su mente con las instrucciones precisas de su cuerpo. Era ella un libro abierto en este momento.
Dejo que sus muslos lo aprisionaran mientras disfrutaba de su calor, su aroma y su sabor. Hasta que ella no pudiera más.
—Toshiro…Yo… Ya no puedo ~ ¡ah!—Llego el momento en el que ella solo pudo desahogarse con un gemido que desapareció en sí mismo, como si el placer no le permitirá ni siquiera hablar. La dejo temblando con los espasmos de su cuerpo, agotada. O eso pensó, pues ella no tardo en exigirle nuevamente que regresara a su lado.
—Toshiro, por…por favor, te necesito— Estaba completamente roja, sudando y parecía que aún no recuperaba el aliento. Su cuerpo aún se retorcía entre sus movimientos.
Apoyado sobre su cadera a su lado volvió a besarla. Esta vez más lento, disfrutando de sus labios que ahora parecían estar inflamados.
— ¿Estas segura? …No te pediré que hagas nada que no quieras y yo…
— ¡Hitsugaya! ¡Mierda, al menos déjame hablar!...—respiro un par de veces, antes de tomarlo por las mejillas e impedirle que se alejara— ¡¿Qué parte de "te necesito" no entiendes?! Llevo días rogando por un momento como este. Entiendo que eres todo un caballero, muchas gracias por tenerlo en cuenta ¡pero ahora no lo necesito!
Toshiro soltó un resoplido. Tomo una de sus manos, notando con cariño lo pequeñas que eran comparadas con las suyas. Beso su dorso y apoyo su mejilla contra ella— ¿estas segura?
Esta vez Karin estaba roja entre la ira y la lujuria. Estuvo a punto de levantarse de la cama para calmar sus ganas de matarlo y tomar un vaso de agua. Si él no quería no podía obligarlo. Se movió decidida, siendo detenida en su camino cuando él la tomo de la cintura, con poca fuerza pero ligeramente rudo, tirándola a la cama. No soltó su mano cuando atrapo la otra y las coloco sobre su cabeza, inmovilizándola— tú lo pediste, kurosaki—Él le advirtió con la voz rasposa— Avísame si quieres parar.
En ese momento, Karin entendió dos cosas. La primera: definitivamente adoraba sacar a Toshiro de quicio –aunque él era el que la estaba enloqueciendo- y la segunda: estaba segura de que él podría hacerla correrse solo con su voz.
La aprisionó con una mano mientras que con la otra comenzó su recorrido nuevamente por la piel de Karin, desde su pecho hacia su cintura y cuando llego a sus piernas levanto una de ellas sobre su cadera para finalmente acomodarse manteniendo todo su peso sobre el brazo para no aplastarla.
Karin estaba anonadada y excitada. Solo pudiendo admirar su cuerpo y gemir ligeramente mientras salía de su estupor. Sin duda ella era mucho más pequeña. Aunque él tenía una contextura delgada sus musculos estaban bien desarrollados y en esa posición incluso si él no estaba haciendo mucho esfuerzo para no aplastarla se veían fornidos. No se veía molesto por todo el calor que su cercanía causaba e incluso gran parte de él lo generaba. Sus suspiros eran leves y su ceño en vez de estar fruncido se veía…salvaje, posesivo pero no intimidante. Ella quería en verdad moverse, deslizar sus dedos por sus bíceps y aferrarse a su espalda.
— ¡Ah! ¡Dios!— Karin grito entre gemidos tratando de liberarse. Toshiro la beso con furia, mordiendo sus labios. Comenzó con un vaivén de caderas permitiendo que su erección se moviera entre sus labios lubricándose con sus fluidos sin hacer ningún movimiento brusco. Se apoyó sobre el codo, sin soltarla todavía. Su otra mano dejo de esparcir caricias por su pierna para aferrase a su cadera y poder moverla a su ritmo.
—Mierda… Estas tan húmeda—Gruñó él con necesidad. Le dio un beso húmedo, obligándola elevar su rostro para después deslizar la punta de su nariz por su mejilla, suspirando en su oído— No dejes de mirarme ¿Entendido?
—Uhm~… Ha~hare lo que me pidas…Solo…Por favor no pares.
Toshiro admiro su rostro por un momento. La estaba convirtiendo en un hermoso desastre totalmente entregada a él. Karin trataba de controlarse mordiéndose los labios, las pupilas dilatas y el cabello rizándose sobre la almohada. Se sostuvo sobre ella sin dejar de mover sus caderas aun sin penetrarla. Con cuidado de no lastimarla se levantó, alejándose de ella ralentizando sus movimientos.
—No~hmm~ ¿Qué haces?— Karin lo reprendió con somnolencia, como si no recordara como hablar. Él no le respondió, en cambio le sostuvo la mirada por un segundo antes de comenzar a recorrer su cuerpo, consciente de que ella seguía su mirada. Quería ver si la estimulaba correctamente y de paso hacer que ella también lo viera, curveando más sus caderas para presionar su clítoris un poco más en el momento justo.
—¡Humm!~ ¡Ahm! Por favor…No me tortures más— Karin le rogo, tratando de liberar sus manos. Era inesperado, he incluso era exagerar. Subestimo increíblemente el efecto que él tenía sobre ella y aún más esa imagen inocente que él profesaba. Esta era una esencia oscura, erótica… Obscena. La mantenía prisionera de sus propio placer y ahora la obligaba a ver como sus musculos se contraían con cada movimiento, como ella misma estaba comenzando a temblar otra vez y peor aún, como su pene parecía cobrar vida con cada movimiento.
—No tienes idea— él hablo suevamente, recostándose sobre ella para volver a besarla, acariciando su rostro con cuidado— De lo que me cuesta a mi controlarme. Me vuelves loco, Karin…
La soltó con cuidado, colocando su mano justo al lado de su rostro para que soportara todo su peso antes de tomar su trasero con la otra mano y levantarla, apegándose mucho más a ella y comenzando con un vaivén cada vez más rápido.
Libre nuevamente Karin solo encontró consuelo aferrándose a su cuello y forzándose a no dejar de verlo, aunque apenas y pudiera mantener los ojos abiertos. Sus gemidos subieron de tono y aunque tratara de mantener su cordura a flote todo termino yéndose por la borda en el momento que lo escucho gemir. Eran gruñidos graves, con suspiros largos que se hacían más constantes y cortos al igual que sus movimientos.
Los ojos de Toshiro parecían hipnotizados, como si todo lo que estaba haciendo no fuera más que instinto animal. Empañados en una bruma, parecían oscurecer a pesar de que la luz de la luna realmente los hacia brillar. Apretó la mandíbula y termino por soltar un gruñido antes de tomar su rostro y besarla con furia, dejando entre ellos hilos de saliva con cada suspiro.
Karin sintió que el aire salía de sus labios en un gemido reprimido para acabar chillando al llegar a su segundo orgasmo. Segundos después él llego también, liberando su esperma sobre su estómago con un gruñido salvaje.
Regresando a la realidad, Karin tomo un par de pañuelos de la mesilla cuando él pidió algo para limpiarla. Sonrió con suavidad, disfrutando de ver como la trataba con cuidado después de semejante espectáculo. Seguía agitada y su corazón parecía no querer detenerse y supuso que él se sentía igual.
Gimió satisfecho regresando su mirada a la de ella, que poco a poco dejaba de estar deslumbrada por la imagen. La expectativa de lo que estaba a punto de venir…
Él sonrió. Como si fuera el joven responsable, justo y correcto de siempre. Aquel que parecía no tener ningún pensamiento obsceno y solo velaba por la seguridad de sus subordinados y su trabajo.
— ¿Comenzamos?— Toshiro pregunto con suavidad. Karin parpadeo ante sus palabras.
Y pensar que apenas estaban empezando y ya la hacía tocar el cielo.
—recupérate—. Con su estúpida sonrisa le siguió besando el cuello y en ningún momento dejo de consentirla. Se sintió culpable y frustrada al mismo tiempo. Sentía que él no la había dejado hacer nada y que tampoco había retribuido a todo lo que él le había hecho sentir.
Distrajo su mente con cualquier cosa que le permitiera relajarse más rápido. Recordó cosas importantes, trabajos, informes, cosas de la universidad e incluso por un instante estuvo a punto de entrar en pánico por los condones. Luego recordó, que técnicamente estaban protegidos por el sello de planificación; a ella aun le quedaban tres años y Toshiro se lo había puesto recién iniciaron la misión.
Un dedo roso su mejilla con cariño, atrayendo su atención. A pesar de haber recuperado la normalidad de su respiración, Toshiro tenía un aspecto desordenado. Con el cabello alborotado y algunas gotas de sudor deslizándose tímidamente por los musculos de su cuello. El rubor levemente presente en su cara y Karin aún se preguntaba si solo ella se sentía tan caliente o si era la habitación.
Nuevamente la beso, tomándola por la nuca y aprisionándola bajo sus brazos. Esta vez ella agradecía la libertad de movimiento. Inicio por deslizar sus manos desde los hombros del joven, bajando por su cuello y rasguñando con cuidado sus pectorales. Le gustaba recorrer su cuerpo, como si hiciera un mapa topográfico en su cerebro, deslizando sus dedos con cariño sobre sus cicatrices guardando la información para preguntar después. Hizo un poco de fuerza para separarlo de ella. Le gustaba besarlo, se sentía a gusto pero solo la hacían sentirse más y más excitada. Ya estaba lo suficientemente relajada como para volver al ruedo. El juego previo había sido increíblemente satisfactorio, ahora solo quería acabar con su necesidad.
Toshiro no hablo, no hizo comentarios. Solo suspiro como si se estuviera disuadiendo de que esto estaba por pasar… O más bien, como si se estuviera comparando.
No sabía por qué, pero Karin tenía la leve sospecha de que el temía no poder complacerla y de alguna forma que Katsu tenía algo que ver con esto. No cometería la estupidez de decir nada de eso, por supuesto. En cambio solo sonrió con gracia, enternecida y un poco divertida por los cambios de actitud que Toshiro podía tener bajo estas situaciones.
Toshiro se reclino por encima de ella, tomando una de las almohadas que había a su lado, golpeándola un poco como si quisiera ver que fuera lo suficientemente mullida para lo que fuera que estuviese pensando.
—Levanta la cadera por favor— Le pidió con suavidad, mientras se apartaba de ella, prácticamente sentándose.
— ¿Qué?— Preguntó Karin confundida, rogando a que ahora no le diera a él por hacerle un masaje o algo así.
—Confía en mí, será más cómodo.
Sin dejar de morarlo dubitativa, Karin doblo las rodillas y levanto su cintura. Extrañamente esta acción le pareció sumamente intima. En el calor de todo había perdido parte de su pena pero ahora que el aire de repente enfrió el sudor de sus piernas y su trasero la hicieron consiente de su desnudes. No se avergonzó, pero curiosamente más allá de lo que habían hecho hasta ahora el darse cuenta de que su desnudes parecía un aspecto irrelevante entre ellos la hizo sentirse tímida pero sumamente contenta. Quizás todo este tiempo solo había esperado esta clase de intimidad. No simplemente sexo.
Mientras él colocaba la almohada debajo de ella, Karin se centró en su mirada. Estaba concentrado, girando un poco la cabeza como si quisiera comprobar que realmente estaba cómoda y correctamente ubicada, además de que también estaba considerando otras cosas… Cuando ella dejo caer su peso noto fácilmente el cambio de posición no solo de su espalda sino de su entrepierna, sintiéndose…muy expuesta. Sintiéndose satisfecho Toshiro finalmente volvió a posicionarse frente a ella, abriendo sus piernas con un movimiento suave. De repente la habitación volvió a ponerse terriblemente caliente.
—Si algo te molesta, por favor avísame— guardó silencio, esperando a que ella le respondiera. Karin sabía que también le estaba dando otra oportunidad para retractarse pero que no lo decía abiertamente para evitar enojarla de nuevo.
Terriblemente sonrojada ella asintió. Ahora estaba nerviosa, prácticamente le había rogado que la hiciera suya y ahora no sabía cómo manejar toda esta situación.
Toshiro volvió a recorrer su cuerpo de abajo hacia arriba, deteniéndose por un momento en sus pechos para presionar uno de sus pezones en forma de burla tratando de relajarla. Continúo su recorrido mientras volvía a estimular su pene contra sus labios que ahora juraba que estaban prácticamente escurriendo. Cuando finalmente estuvo sobre ella su posición actual prácticamente la hizo más sensible a donde estaba cada parte de su cuerpo. Noto que él no tenía que doblar demasiado la espalda para mover sus caderas.
De forma inconsciente Karin trato de encontrar algo a lo que aferrarse. Toshiro no lo paso por alto, deslizo su mano por encima de la de ella haciendo que abriera la mano para después cerrarla. Karin soltó un chillido de sorpresa. Él la estaba manteniendo cuerda y al mismo tiempo el peso de su mano sobre la suya de alguna manera la volvió sumisa.
Con un beso casto, dieron por comenzado el espectáculo. Fue de lo más simple, nada que no hubieran hecho antes, ni siquiera duro unos segundos. Apenas hicieron contacto labial y ya. Sin embargo eso basto para que a ambos se les disparara el corazón y la respiración comenzara a acelerarse.
Finalmente Toshiro comenzó a guiar su erección, entrando con delicadeza al principio. Se fue deslizando con cautela dejando que la humedad y la calidez le dieran la bienvenida. Entro con facilidad, dándole a Karin la oportunidad de acostumbrarse consiente de qué hacía mucho que no hacía algo como esto y cuando lo sintió oportuno termino de entrar con un golpe certero obligándolos a ambos a gemir. Karin apretó la mano de Toshiro disfrutando enormemente de la forma en que la llenaba.
—Umm, te sien-tes tan bien~—Karin logro hablar entre suspiros.
Ahora que estaba seguro de que las cosas iban por buen camino, Toshiro comenzó a moverse con mayor confianza. Como Karin no estaba completamente acostada le permitía entrar casi por completo sin mucho esfuerzo. Ambos comenzaron a obtener un ritmo pausado pero consistente. Entre besos húmedos y ruidosos, con la respiración ahogada entre jadeos y sin poder evitar de recorrer el cuerpo del otro con deleite.
—…Estas hecha para mi— Toshiro declaro mientras esparcía pequeñas marcas a lo largo del cuello de Karin quien en este momento disfrutaba con total libertad del vaivén acariciando los cabellos del chico y jalándolos de ves en cuando.
Poco a poco, el ritmo lento dejo de ser suficiente.
—…Más…Más rápido!— Karin gimió sin poder evitar trastabillar entre palabras. El aire parecía insuficiente.
—Con gusto— Respondió él, mordiendo el lóbulo de su oreja.
Apretó el agarre de sus caderas y la guio para que pusiera sus piernas alrededor de su cintura. Se apartó, soltando con cuidado el brazo que ella aún tenía sobre su cuello y apoyándolo al lado de la cabeza de ella, tomándola de la mano igual que con la otra.
Aumento un poco la velocidad pero esta vez se permitió salir casi por completo de ella, curveando con facilidad su cintura a la hora de volver a entrar. Karin comenzó a gemir con más ahínco y Toshiro por su parte se mantuvo bajo control aferrándose a la cama sin soltarla, asegurándose de no lastimar sus manos.
— ¡Ah~Ah! ¡Sí!—Karin elevo el volumen de su voz— ¡Justo así!— Se contrajo en un gemido particularmente fuerte. Como si él hubiera presionado el lugar perfecto— ¡Ah! ¡Dios, lo haces tan bien!
Poco a poco los gemidos de la chica se volvieron cada vez menos coherentes. Llego un punto en que su mirada se desenfoco. Apenas y podía mantener los ojos abierto y solo podía concentrarse en la forma en la que Toshiro apretaba la mandíbula. Él estaba igual que ella… No decía tantas cosas, pero murmuraba. No le entendía bien lo que decía porque se perdía entre algunos gruñidos de su garganta.
Perdiendo el control, la soltó. Se agacho nuevamente a la altura de su cuello, volviendo a dejar besos, esta vez mucho más húmedos hasta llegar a su boca, liberando gemidos entre sus labios y suspiros erráticos.
Sin tener en donde aferrar su cordura Karin volvió a abrazarlo. Era tal el placer que no pudo más que clavar sus uñas en su espalda. Había momentos en que ni siquiera podía gemir, el aire se quedaba atrapado en su garganta y tan solo salía un sonido ahogado que terminaba en un chillido prácticamente sordo.
— ¡Mierda…Karin!…Te sientes tan bien. No sabes cuánto…Disfruto esto—Toshiro parecía estar en su misma situación. Su voz sonaba grave, que si alguien más lo escuchara pensaría que estaba terriblemente enojado. —No…No me queda mucho.
Cada embestida fue perdiendo control, comenzaron a volverse más agresivas pero perdieron el ritmo. Tratando de entrar hasta el fondo Toshiro se levantó por completo, tomándola de la cintura y cerniéndose sobre sus rodillas. En este punto, Karin tenía los ojos completamente cerrados, aferrándose con fuerza a las sabanas. Su cabeza hacia atrás, gimiendo incoherencias mientras hilos de lágrimas comenzaba a deslizarse sin gloria sobre su cara.
Sintiéndose al borde del orgasmo Toshiro opto por terminar de estimularla, masajeando con cuidado su clítoris que ahora era estaba hinchado junto con el resto de su sexo. Fue entonces que ella soltó un gemido particularmente fuerte.
Lo miro con dificultad, los ojos húmedos y las gemillas completamente rojas. — Be~Besame— ella exigió.
No tuvo que repetirlo, incluso aunque no lo hubiera pedido a Toshiro ya no le quedaban fuerzas para mantenerse erguido. Sus últimas embestidas perdieron por completo la descendía mientras se reclinaba con cansancio sobre ella. La beso por última vez, ahogando el grito que soltó en cuento termino. Él se aferró a ese beso como si su vida dependiera de ello mientras daba su última embestida, corriéndose con fuerza dentro de ella. Se preocuparía por todo eso después.
Separo el beso cuando la sintió a ella desfallecer, su cuerpo temblando con fuerza, sus ojos seguían fuertemente cerrados. . Estaba demasiado agotado como para no aplastarla. Salió de ella con cuidado, disfrutando inocentemente de sus gemidos de queja por haberse apartado de ella.
Con las últimas fuerzas que le quedaban logro bajar un poco las cobijas para cubrirlos. El sudor les daría frio más adelante y sinceramente tenía esperanzas de repetirlo por la mañana… Estaba muy agradecido de que no duro poco tiempo, la verdad, llevaba tanto tiempo sin tener sexo que su resistencia fue tan poca que se sentiría apenado si tuviera energía para eso.
Seguro de que Karin estaba completamente cubierta bajo las cobijas, la acerco a él. Ella aún estaba inquieta por la excitación, ni siquiera podía abrir los ojos, observo orgulloso. La ayudo a recostarse sobre su pecho mientras la rodeaba con su brazo y le dio un último beso sobre la coronilla.
—Karin…—suspiro agotado, prácticamente dormido— Te amo.
El sueño no le permitió escuchar lo que ella dijo, pero se quedó satisfecho cuando la sintió abrazarlo con fuerza.
….
Despertarse le pareció una acción titánica. La alarma aún no había sonado, haciéndola considerar por un segundo el volver a dormir. La respiración de Toshiro la arrullaba siendo que él aún estaba profundamente dormido. No recordaba muy bien en qué momento se quedó dormida, la noche pasó increíblemente rápido y los recuerdos de todo lo que hicieron parecían una película que memorizo casi por completo.
No pudo evitar aferrarse más a él mientras observaba su pecho subir y bajar. Las cobijas eran un desastre que cubrían parcialmente sus cuerpos, incluso algunas almohadas ahora estaban en el suelo. Estaba segura de que cada lugar que observaba en su habitación le traía un recuerdo pecaminoso.
Habían pasado un par de años desde que había tenido sexo. Después de Katsu solo había tenido pequeñas aventuras con algún compañero únicamente cuando el estrés parecía superarla y la verdad no era nada más allá de un oral… Sin duda alguna no era una persona con mucha experiencia.
Toshiro por otro lado la había dejado sin palabras. Todo lo que hizo fue tan…magnifico. Nunca había experimentado algo asi en su vida.
Su mente divago un rato. Por parte de él todo estuvo excelente. Definitivamente sabía como satisfacerla… Sin embargo, también le impacto la poca resistencia que ella tubo. Tiene el presentimiento de que estaban tan tensos por todo lo que había pasado que apenas y soportaron todo. Ahora que estaba despierta solo quería más.
Era una egoísta. No hizo casi nada. Se reprendió a si misma por sentir que él lo había hecho todo anoche.
Una parte de ella en verdad quería que él la dominara de esa forma .Resulto que era un hombre exigente, tomo todo lo que quiso de ella, pero en ningún momento se complació solo a sí mismo. Su miraba siempre estaba centrada en ella y si bien esas actitudes hacían parecer que a él le encanto tener el control una parte de ella exigía que hiciera lo mismo.
Se levantó sobre sus hombros para observarlo. Las sabanas mayormente la cubrían a ella, dejándolo expuesto a él a excepción de la cintura para abajo. Sus facciones estaban muy relajadas. Él no permitía que casi nadie lo viera vulnerable.
Con cuidado de no despertarlo peino su cabello hacia atrás. Nunca entendió como es que tomaba aquella forma.
Una idea se le paso por la cabeza… Quería devolver todas sus atenciones y sinceramente e deseaba con ansias una repetición. Aún tenía una hora antes de tener que levantarse para alcanzar a la reunión.
Trato de controlar la picardía en su sonrisa mientras intentaba salir de su agarre. Bajo con cuidado las sabanas deleitada por la curva del cinturón de adonis. Sus abdominales eran líneas bien marcadas pero no en exceso.
Deslizo sus dedos desde su ombligo hacia abajo tentando a su suerte con la adrenalina de que él se despertara. Trato de no reírse cuando sus musculos reaccionaron con una pequeña vibración bajo sus uñas.
Termino de quitar las sabanas y las cobijas por completo. Observo por un momento la forma de su miembro descansando inocentemente entre sus piernas. Se lamio los labios con ansias. Sus manos continuaron su camino acunándolo con cuidado. Él se movió de inmediato, soltando un resoplido y arrugando un poco el puente de la nariz. A Karin eso le pareció increíblemente adorable.
Decidió que debía apurarse .Quería sorprenderlo antes de que abriera los ojos completamente y cuando lo vio parpadear se reclino rápidamente comenzando a besar el glande.
Fueron pequeños lametones al principio, deslizando la punta de la lengua con dedicación mientras. Lo sintió tensarse por un momento y después lo escucho jadear. Levanto la mirada sin dejar de mover su boca.
Toshiro estaba estupefacto. La boca un poco abierta por la sorpresa y sus ojos que en un principio estaban bien abiertos pasaron a relajarse. El rubor recorrió sus mejillas mientras su boca se apretaba chocando los dientes. Un gemido desgarró su garganta…
— ¡Karin!— Toshiro logro decir su nombre mientras terminaba de relajarse. Estaba apoyado en sus codos, su abdomen contraído y parecía no poder despegar la mirada de ella.
En cuestión de segundos Karin sintió como su pene se ponía completamente erecto. Le dio un suave beso en la punta y se levantó, reemplazando los movimientos de su boca por los de su mano que ahora subían y bajaban apretando con cuidado.
—Buenos días—Lo saludo, sonriendo con inocencia aunque sabía que sin importar lo que hiciera no podía poner la cara de cachorro que él puso la noche anterior. Karin no tenía tanto autocontrol. — ¿Descansaste bien, Toshiro?— su pregunta salió con suavidad de sus labios, jugando con las silabas de su nombre.
Toshiro le dio una mirada de delataba lo excitado que estaba y también que estaba un poco consternado por semejante sorpresa. Sí Toshiro tenía un lado posesivo ella también debía mostrarle su otra cara ¿verdad?
—S-sí, dormí…muy bien. ¿Hace cuánto despertaste?— Hablo tratando de no interrumpirse. Su cuerpo comenzaba a reaccionar un poco más, sintió como algunas gotas de líquido pre-seminal comenzaban a deslizarse entre sus dedos.
Karin no le respondió. Sabía que él quería retrasarla, obligarse a estar tranquilo para no venirse más rápido. En cambio solo lo siguió mirando, disfrutando de como su respiración pareció detenerse cuando ella decidió empezar a metérselo a la boca sin dejar de recorrerlo con las manos. Se aseguraba de dedicarle caricias a sus testículos también…
Era absurdo lo mucho que le éxito sentir que le costaba metérselo en la boca. Actuó por impulso cuando decidió hacer esto sin mucha experiencia, deseando que él le avisara si algo le incomodaba. Irónicamente no se atrevía a decirle que no tenía mucha experiencia. No como él al parecer.
Solo lo hacía por sentido común. Consejos por aquí y por allá que recibió de algunas compañeras cuando sus conversaciones se tornaban un poco más bochornosas o cosas que escuchaba de sus compañeros discretamente a la hora del almuerzo. Al parecer los chismes fueron de ayuda.
Intento con dificultad mover la lengua junto con el ritmo que llevo su cabeza. Le preocupaba no complacerlo correctamente asi que estuvo pendiente de sus reacciones conforme pasaba el tiempo. Lo sintió crecer en su boca y no pudo evitar gemir al recordar lo bien que se sintió tenerlo dentro de ella.
Él se sentó un poco más, aun reclinado sobre su lado izquierdo. Su ceño se frunció un poco y se aferró a la cama para darse impulso y casi sentarse por completo.
La tomo por sorpresa cuando la agarro de la cabeza. Ella soltó un pequeño chillido sin querer retirarse. No dejo de mirarlo a pesar de que se sintió un poco incomoda con su tamaño que ahora estaba interrumpiendo su respiración.
—Por favor, avísame si no puedes más— Le pidió él. Ella solo pudo asentir al verlo necesitado.
Él enredo sus manos en su cabello y comenzó a marcar el ritmo. Ambos mantenían contacto visual. Le parecía sublime verlo cada vez más cerca.
— ¡hum!˜! Umm!—en determinado momento ella comenzó a gemir. Pequeños espasmos en busca de aire y a su vez tratando de controlar sus ganas de dejarlo solo para que la llenara por completo. Esas ideas y la simple imaginación comenzaron a mojarla.
Él estaba cerca, podía sentirlo. Él acelero con un poco de brusquedad sus movimientos, obligándola a llevárselo profundo en su garganta.
—Si quieres parar avísame— Toshiro se lo pidió con la voz cada vez más tensa.
Karin no respondió. Cerro os ojos y se dedicó a chupar con mas ahínco tratando de no ahogarse. Respirar era difícil, pero no imposible.
— ¡Karin, ya voy a…! — Toshiro se interrumpió a si mismo por un gruñido bajo, deteniendo su mano para aferrase a su cabeza halando de su cabello.
Todo esto estaba siendo totalmente nuevo para Karin. Nunca había pensado que tanto le podía gustar la rudeza. Le encantaba que la adorara pero una parte muy en el fondo le decía que Toshiro no solo era dominante… La forma en que el dolor por la falta de aire y el tirón de su cabello la mojaron demostraba aún más que le gustaba demasiado que la trataran rudo.
La descarga en su boca se sintió cálida, brusca y espesa. Trago con mucha dificultad para después tratar de equilibrar su respiración limpiando con cuidado las gotas que resbalaban de sus labios.
Mientras trataba de volver a la normalidad, Toshiro la acerco hacia a él y la beso con cariño, envolviendo su cintura con uno brazo mientras que con el otro la tomaba por la nuca.
La posiciono con facilidad sobre su regazo. Ya estaba tan duro como al principio. Se separaron del beso jadeando. Karin buscaba apoyo sobre sus hombros sintiéndose extrañamente agotada. Su cuerpo estaba ardiendo y podía sentir como la excitación se escurría por sus piernas.
Toshiro no perdió el tiempo, tomando su trasero en sus manos y marcando un ritmo causando fricción entre ellos. Karin no entendía, ¿Cómo se recuperó tan rápido?, la noche anterior ella apenas y podía mantenerse consiente después del primer orgasmo y él estaba aquí, erecto como si recién hubieran comenzado.
— ¿Te…Te gusto?— Terriblemente nerviosa y perdiendo todo el coraje de hace unos momentos Karin se obligó a preguntar, insegura de su respuesta. El hecho de que él se haya venido no necesariamente significa que hubiera sido buena…
Enternecido por la pregunta, Toshiro volvió a besarla— Estuviste increíble— Le respondió el con total sinceridad. Contenta con su respuesta, Karin comenzó a besarle el cuello, disfrutando del rose de sus cuerpos. Lo beso en la clavícula antes de levantarse sobre las rodillas. No había necesidad de hablar, no tuvo que decirle nada para que él la dejara apoyarse con una de sus manos mientras rápidamente guiaba la punta de su miembro en dirección a su entrada.
Karin levanto el rostro hacia él y sin dejar de mirarlo comenzó a bajar. Su voz salió entrecortada, en pequeños suspiros conforme la llenaba. Como si fuera la primera vez. Se sentó por completo sobre él con un suspiro extasiado.
Él la tomó por la cadera, ayudándola a conseguir un ritmo pausado, pegando su frente a la de ella y por un momento solo se miraron a los ojos, con los labios abiertos tratando de controlar su respiración, hasta que volvieron a unir sus labios.
No dejaban de besarse y en algún punto los susurros y alabanzas surgieron de sus bocas. Ruegos a media mientras poco a poco se acercaban al clímax. Sus pechos rebotaban en contra de sus pectorales, el mismo movimiento parecía estimularla. Toshiro marcaba su ritmo con sus propias caderas.
Dominada por el placer, Karin no pudo evitar aferrarse a él y clavar sus dientes justo en sus hombros cuando ya no pudo más. Él por su parte la apretó más contra su cuerpo y mando la cabeza hacia atrás completamente satisfecho. Cayeron sin más sobre la cama en un estado de éxtasis. Él acariciando su espalda, ella marcando círculos sobre su pecho.
Después de un rato se resignaron. Debían comenzar a preparase si no querían llegar tarde. Ya de por si debían soportar las quejas de su hermano que definitivamente pegaría el grito al cielo después de que ellos desaparecieran la noche anterior. Incluso si fueron Ichigo y Rukia quienes dejaron la fiesta antes.
~0~0~
Las instalaciones estaban particularmente llenas mientras se firmaba el acuerdo. Estaba particularmente contenta a pesar de saber que después de esto el papeleo iba a ser un desastre y que quizás el trabajo se haría más tedioso. Pero sin duda era un gran avance y dejaba de lado el miedo de varios con respecto a un posible conflicto con la sociedad de almas.
Karin estaba de pie, junto con otros comandantes participando como testigos en representación de la SARD, mientras del otro lado los capitanes parecían igual de intrigados observando como sus líderes daban sus votos ante el nuevo compromiso. Una mezcla entre un trato tradicional con algunas pautas actuales y particularmente estrictas para lo que era el concepto de lo fantástico y amplio que manejaban ambos mundos.
Un trato en papel, un juramento y un acuerdo de respeto mutuo que sería pactado con un sello, o más bien, un hechizo. Ninguna de las dos partes podría traicionar a la otra. No podían haber conflictos y en caso de que asi pasara es sello se rompería y traería graves consecuencias para la parte acusada.
El capitán general Yamamoto Genryūsai y la coronel Lorien Hoffmann estaban parados sobre un estrado, sosteniendo cada uno el papel que consumaba el pacto. Después de haberlo firmado con una tinta que llevaba su sangre combinada este se prendió fuego. La gente alrededor presento sus respetos aplaudiendo a pesar de que en el fondo Karin no dejaba de sentir la extraña tensión entre ambas partes. Como si aún siguiera esa extraña desconfianza.
El acuerdo era solo una parcialidad. En el fondo quizás era inverosímil bajo la perspectiva de que la contraparte lo rompería en cualquier momento. De eso se preocuparían más adelante.
El resto de la velada fue más animada por encima de lo clínico que había sido su interacción al principio y pasado un rato todos se despidieron y regresaron a su trabajo.
Karin junto con Ichigo acompañaron a los shinigamis a cruzar por el nuevo portal hacia la sociedad de almas que habría sido inaugurado junto con el acuerdo. Ichigo se inclinó de mala gana junto con su hermana para despedir a sus nuevos compañeros. Ellos respondieron de la misma forma y comenzaron a retirarse, algunos despidiéndose un poco más cálidamente.
Finalmente solo quedaban Rukia, Toshiro, Renji y Rangiku. Los últimos dos compartiendo un par de palabras con Karan mientras que el resto compartía unas últimas palabras.
No podían despedirse de manera demasiado obvia. Karin tenía que mantenerse parcial dentro de las instalaciones y Toshiro no dejaba de sentir el aura asesina de Ichigo que lo miraba con recelo mientras abrazaba a Rukia. Articulando amenazas que nadie podía escuchar pero que aún le erizaban la piel.
Ignorando el comportamiento de su hermano, Karin le sonrió con un suave sonrojo. Se despidieron diligentemente y mientras el cruzaba el umbral le guiño un ojo.
No fue hasta que se quedaron solos el par de hermanos que Karin se sintió particularmente acorralada por los ojos acusadores de su hermano.
— ¿Se puede saber a dónde dormiste anoche jovencita?— acuso su hermano, poniéndose ambas manos en las caderas.
—En mi apartamento—Respondió Karin, sin apartar la mirada y rogando al cielo que él no notara su sonrojo— y que me dices tú. Desapareciste mucho antes de que fuéramos a beber a la hacienda.
Ichigo parpadeo un par de veces y bajo una mirada entre la complicidad y la desaprobación fraternal ambos decidieron dejar el tema.
— ¿Quieres tomar un café antes de irte?—Propuso Karin con diversión. Comenzando a caminar.
—Solo si tú lo pagas—Respondió Ichigo a su lado.
Karin asintió contenta y cuando su hermano le despeino el cabello, ella le respondió con una ligera descarga.
Extrañaba volver a estar con su hermano de esta forma.
Antes de que me maten, esta vez fue por un error de mi parte. Creí que ya lo había publicado y luego me di cuenta de que solo CREI, más no lo hice. Ji ji, perdón.
Lo tenía listo desde julio y se me fue una vida…
Ahora que ya termine con esto, quisiera decir que este capítulo tiene algunas cosas que no me terminaron de convencer y que claramente no estoy muy familiarizada a la hora de escribir lo obscenidad. Pero la verdad, me alegra mucho haber terminado con esta historia después de casi seis años (por dios, gracias por su paciencia).
Esto es un logro muy grande para mí, pues a pesar de que muchas veces quería dejar de lado la historia nunca me sentí lo suficientemente cómoda con la idea y de verdad que agradezco haber llegado hasta aquí.
Y por supuesto todo esto es gracias a ustedes.
Esta no es la historia mejor redactada ni mucho menos, pero ustedes siguieron acompañándome hasta el final y quiero que sepan que cada comentario por mínimo que fuera siempre me emocionaba y me daba ganas de continuar hacia adelante.
Sé que esta historia tiene muchos errores, pero a cada persona que me siguió apoyan, de verdad gracias. Los abrazaría hasta dejarlos sin aire si pudiera.
Esta historia no solo me acompaño en mi carrera universitaria sino que también es un reflejo de como poco a poco fui mejorando en esto de escribir. Si bien no es para nada perfecta, la aprecio con mucho cariño.
La verdad creo que continuare con esta historia con pequeños one-shots más que nada, no creo que vaya a sacar una segunda parte.
Aunque definitivamente aun me queda revelarles el diseño del Bankai de Karin que le faltan un par de detalles. Pero me conozco, si espero hasta que esté listo para publicar este capítulo tal vez nunca lo haga, pero quizás en algún momento les llegara una notificación de "nueva actualización" de esta historia a pesar de que finalmente estará completa.
Un abrazo enorme a todos y si quieren seguir leyendo mis historias con mucho gusto apreciare sus críticas y comentarios de apoyo en el resto de mis obras a las que volveré ahora que esta está completa.
De verdad, muchas, muchas gracias.
