ANGEL'S PUNISHMENT
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
WARNING: Esta historia contiene descripciones y menciones de actos de violencia sexual, física y psicológica, así como de temas de índole religiosa a los que de ninguna manera se pretende faltar el respeto y son utilizados solo con fines creativos. Por favor, tomarlo en cuenta antes de leer.
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6
INSULTO
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Luego de aquel incidente con Sakura, Naruto se mantuvo a la espera de que su trato con él se volviera frío y evitativo, así como de tener un altercado físico, o como mínimo verbal, con Sasuke, en defensa del honor de su novia. Sin embargo, ninguna de esas cosas pasó.
El día que ese episodio tuvo lugar los perdió de vista por completo, pero al siguiente aparecieron como si nada. La pelirrosa volvió a ser tan amistosa y alegre como siempre y su compañero de cuarto se mantuvo tan tranquilo y abierto a la conversación como era usual en él.
Por lo tanto, Naruto llegó a la conclusión de que la chica no le había dicho nada a su novio.
Se encontraba pensando en las razones detrás de ello, prestando poca o más bien nada de atención a la clase que se desarrollaba frente a él, cuando el sonido de algo cayendo al suelo lo sacó de su estupor.
Entonces sus ojos azules se encontraron con unos del tono de las perlas del mar, cuya dueña se agachaba para recoger su bolígrafo con una expresión de vergüenza y las mejillas enrojecidas. Internamente, el joven se preguntó, no por primera vez, la razón por la que Hinata Hyugga era tan tímida y temerosa.
Eran compañeros de pupitre en la clase de ciencias y en el poco tiempo que llevaba conviviendo con ella había notado lo terriblemente cohibida que era y lo sencillo que era aterrarla con solo voltearla a ver. De cierta forma su actitud era un poco molesta, sobre todo porque él no había sido más que amable con ella y nunca le dio motivos para temerle.
—Oye Hinata, lo siento, pero no entiendo nada de lo que dice aquí — él le anunció refiriéndose a las instrucciones que su profesora les había dado para la realización de un experimento.
—D-descuida, creo que lo tengo bajo control — la voz de Hinata era suave, muy acorde con su apariencia de princesa delicada.
Mientras la chica trabajaba sola, Naruto aprovechó que estaba distraída para hacerle una cuidadosa valoración. No podía negar que era bonita. Con el cabello largo, lacio y oscuro, piel blanca, rostro con forma de corazón y facciones tiernas y dulces.
Tal vez si fuera un poco más segura de sí misma resultaría más atractiva, aunque reconocía que muchos hombres gustaban de ese estereotipo de mujer frágil que ella representaba.
Sus ojos no titubearon a la hora de bajar por el resto de la chica y un innegable interés se hizo presente en él cuando notó que, si bien su cara tenía leves tintes infantiles, su cuerpo era todo lo contrario. Aunque la falda del uniforme no le dejaba ver el tamaño de sus piernas y el hecho de estar sentados no le permitiría averiguar el de su trasero, lo que sí pudo notar, a pesar de las capas de ropa que llevaba encima, era que tenía pechos bastante grandes.
Mucho, para ser honestos.
Naruto recargó su barbilla sobre su mano en un gesto de fingida aburrición mientras discretamente su mirada estaba fija en esa parte de la anatomía de Hinata. Sus pensamientos comenzaron a vagar en el hecho de que debían ser pesados y en que debían derramarse como globos de agua cuando no había ningún sostén atrapándolos. También se preguntó si acaso sus pezones serían grandes correspondiendo en proporción a la extensión de sus senos, si serían gruesos, si serían muy sensibles o si acaso podrían marcarse a través de la ropa si estaban erectos.
¿Serían de alguna manera parecidos a los de...?
Antes de que pudiera completar esa idea, una suave risa llamó la atención de ambos, quienes ubicaron unas filas al frente a Sakura riendo con Chouji mientras su mesa se veía inundaba por una reacción química accidental debido a su descuido. Al instante, la madre Mei se acercó a ellos para indicarles cómo debían limpiar su desastre, mirándolos con desaprobación tanto por las incesantes disculpas del chico, como por los aplausos y risas despreocupadas de la chica.
—En cuanto limpien esto los quiero fuera de aquí, tienen un cero el día de hoy — la mujer indicó con voz dura.
A su lado, Hinata hizo una mueca de aflicción mientras miraba a la pelirrosa atender a las indicaciones de su profesora y al sentir su mirada sobre ella, Sakura le regaló un guiño travieso y le sacó la lengua, mostrándole que no le importaba ser echada del aula. Su jugueteo le mostró a Naruto un lado de su compañera que no había visto hasta ahora, pues la Hyugga se rió levemente y sus ojos se iluminaron alegres y relajados.
—¿Eres amiga de Sakura-chan?
Al escucharlo cuestionarla, la pelinegra borró su sonrisa inmediatamente y sus mejillas volvieron a adquirir ese tinte de vergüenza que la caracterizaba.
—Ahhh, a-algo así — respondió tras una pequeña pausa para elegir sus palabras, luego compuso una mueca pensativa, aunque al mismo cálida, que acompañó a la reflexión que estaba por hacer sobre la joven de ojos verdes —. R-realmente ella no tiene amigos cercanos aquí, más allá de Uchiha-san, pero es muy amable conmigo. Siempre se preocupa por mí y cuando estamos juntas me hace sentir segura y especial.
Naruto recordó que, cuando llegó al colegio, Shikamaru le habló sobre la admiración que la mayoría de estudiantes femeninas sentían por Sakura. Viéndola como un ente encantador y confiable al que podían acudir para recibir afecto y consuelo siempre que lo necesitaran. Sin embargo, parecía ser que había cierta línea límite que la pelirrosa trazaba entre ella y esas chicas que le impedía considerarlas amigas. Una que Hinata parecía conocer y respetar.
—Para mí eso suena a ser amigos — no creyó que siendo tan introvertida la chica fuera a llevarle la contraria, pero ante cualquier pronóstico, sí lo hizo.
—Un amigo es alguien a quien reconoces como tu igual. Sakura-san siempre me dice a mi o a las otras chicas que somos perfectas y maravillosas, mucho más que ella, aunque dudemos de eso; pero nosotras sabemos que nadie puede comparársele cuando se trata de alegría, hermosura y madurez — sus ojos perlados se perdieron en la luz del sol a través de la ventana —. Simplemente es imposible.
—Suena a que la ven como una figura de adoración ¿la biblia no dice algo sobre admirar a falsos ídolos? — Naruto esbozó una socarrona sonrisa y su comentario hizo a la chica encogerse en su asiento.
—B-bueno, no es algo intencional... E-es solo que... Al menos yo no puedo evitar verla como una especie de hermana mayor — la joven comenzó a juguetear con sus dedos, una acción que hacía cuando se sentía nerviosa o atrapada —. Después de todo ella ha cuidado mucho de mi desde que llegue a esta escuela.
—Entiendo...
Luego de ello no se habló más del tema, aunque el Uzumaki continuó reflexionando acerca de esa extraña forma de ver a Sakura que tenían las estudiantes de ese colegio. Una que, por la expresión de desaprobación de la hermana Mei al despedirla de su clase, al menos las mujeres mayores no compartían.
Parecía demasiado irreal que todas reservarán esa clase de aprecio para una chica que, si bien era bonita y estaba experimentando cosas con las que es propio de esa edad fantasear, no tenía nada realmente diferente a ellas. Pero quizá había algo que desconocía y necesitaba para comprender esa especie de idealización alrededor de Sakura.
Vio como la pelirrosa tomaba su maletín y abrazaba a Chouji por los hombros, disculpándose por meterlo en problemas, volteando por sobre su hombro para despedirse de Hinata y sus compañeras y finalmente abandonando el aula tras coquetearle con la mirada a Sasuke.
Sí, definitivamente no había nada tan anormal en ella y, a pesar de aquel incidente que tuvieron y la manera tan astuta en que lo puso en su lugar, seguía viéndola como una adolescente común y corriente.
Más tarde ese mismo día, el rubio se encontró conversando amenamente con Shikamaru mientras disfrutaban del almuerzo. Normalmente Chouji se reunía con ellos para comer todos los días, sin embargo, tras el regaño que recibió junto con Sakura un período atrás no lo volvieron a ver. Eso hasta que lo vieron acercarse a toda prisa con el rostro rojo y la respiración descontrolada.
—¡Naruto! ¿Has visto a Sasuke? — preguntó tan pronto como llegó a la mesa de jardín que sus compañeros estaban compartiendo.
—No, pero ¿qué sucede? ¿por qué estas así? — Naruto se extrañó por la forma tan desesperada en la que el chico estaba buscando al Uchiha, volteando en todas direcciones.
—¡Es Sakura! ¡Esta pegándole una paliza a un chico de primer año! ¡Y nadie puede separarlos! ¡Vengan!
El rubio y su acompañante se dieron una corta mirada mutua en rápido entendimiento y sin dudar fueron con Chouji a ver lo qué estaba pasando con la chica.
Naruto no cupo en su impresión cuando, en una zona que reconocía como los vestidores deportivos de las chicas, se encontró con la chica de cabello rosado montada a horcajadas sobre un chico de cabello cobrizo que estaba tirado sobre el suelo y trataba como podía de quitársela de encima, al tiempo que correspondía los manotazos de la chica con la misma fuerza.
El rubio estuvo a punto de abalanzarse sobre ellos para separarlos, pero fue detenido por un grupo de chicas que estaban siendo espectadoras y cómplices del ataque.
—¡Déjenlo! ¡Sakura-san le está golpeando porque nos dimos cuenta de que nos espiaba mientras nos cambiábamos! — una chica les gritó mientas observaba tan furiosa como las demás la manera en que la pelirrosa arañaba al considerablemente más alto y corpulento chico bajo ella.
La escena era digna de una película de delincuentes adolescentes y aunque había visto peleas de ese estilo en sus anteriores escuelas era la primera vez que presenciaba una entre un hombre y una mujer.
De verdad quería intervenir, pero Shikamaru le indicó con una simple mirada que si lo intentaba todas las chicas ahí se volverían en su contra. Algo de lo que no dudaba pues, aún a medio vestir, las estudiantes vitoreaban y animaban a la Haruno a que acabara con el chico; incluso pudo ver al fondo a una asustada Hinata observar el espectáculo sin intenciones de detenerlo.
—¡Señorita Haruno! — una voz autoritaria hizo acto de presencia. Era la hermana Anko, quien, rabiosa, tomó a la chica por el cuello de la camisa y la apartó de su víctima.
Lo último que presenció de ese incidente fue a Sakura siendo arrastrada por la monja para ser llevada a la dirección igual que su contrincante, la sonrisa victoriosa que compuso a pesar de que estaba despeinada y sangrando por la nariz y la mirada asesina que un recién llegado Sasuke le dio al castaño antes de que desaparecieran.
La conclusión a la que Naruto llegó ese día fue que la joven de ojos de esmeralda podía tolerar ver su intimidad violada, pero no pensaba tolerar que la de sus compañeras sufriera lo mismo.
...
NOTAS FINALES:
Para quienes comentaron en el capítulo anterior que sentían que Sasuke y Sakura gobernaban esa escuela, déjenme decirles que no están del todo equivocados, aunque no es precisamente esa su misión o propósito. Es más bien la necesidad humana de los otros estudiantes por proyectar sus aspiraciones en ellos.
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Cuéntenme qué les pareció este capítulo, perdón por no aparecer ayer, pero se me atravesaron unas cuantas cosas y no tuve oportunidad, una disculpa. Como siempre quiero agradecer a quienes están leyendo y comentado este fic. Mil gracias, sin ustedes no tendría la motivación para estar aquí.
Espero me acompañen también en la siguiente actualización. Bye!
