En el Olimpo.

En la sala principal tan grande como un aeropuerto los gigantes se daban un festín, reían, festejaban y disfrutaban dando brindis.

En ese momento uno de los gigantes Alpo alzó una copa de vino sus cabellos tenían incontables víboras era como una versión masculina de Medusa y sus ojos verdes brillaban con crueldad.

—¡Por los dioses Olímpicos! que nos ayudaron en esta guerraPara él beber del vino de ese odioso Dionisio era otra venganza contra ese borracho que lo venció en la anterior guerra.

El resto de gigantes se rió y brindó.

Ctonio un gigante con colmillos muy parecidos a los de un jabalí y ojos oscuros también brindó.

—¡Un brindis por ellos! Gracias a su incompetencia por fin tengo a la hermosa Afrodita

Al oír esto los gigantes estallaron en carcajadas.

—¿En serio hermano?Encelado que iba vestido más normal con traje miraba con una sonrisa feroz a su hermanoNo dudo de que fuera hermosa pero ahora, no es más que una sombra de lo que fue

En la primera guerra contra los dioses Ctonio había deseado a la diosa del amor pero fue asesinado y aún recordaba las risas crueles de esa perra abrazada al dios de la guerra mientras él agonizaba, durante eones imaginó las formas de vengarse de los Olímpicos en especial de Afrodita y encontró una que le dolería ¿como se sentiría si le arrebataran su belleza?

Ahora la diosa estaba atada con alambres de espino a un poste y Ctonio después de que el y los otros gigantes la torturaran le arrebató su hermoso rostro y los mortales veían a la diosa mutilada con la cara arrancada, cuando le mostraron su falta de rostro en un espejo si hubiera podido abría chillado.

Justicia poética. Dirían ellos.

Todos lo gigantes golpearon las mesas con sus copas.

Porfirión que estaba en el centro de la mesa alzó una copa.

—¡Por Gaia!

Todos repitieron lo mismo con gritos de victoria pero no todos la compartían, al fondo de la sala con grilletes y vestido de camarero estaba Zeus con una bandeja sirviendo a los gigantes, mientras estos se burlaban de él o le lanzaban comida o bebida. Zeus no podía hacer nada aunque quisiera despedazarlos a todos, era como una marioneta tan inútil.

Porfirión tomó una copa de la bandeja de Zeus.

—No pongas esa cara Zeus sino recuerdo mal fuiste el copero en la corte de tu padre Cronos antes de liberar a tus hermanos, pero a diferencia de él yo no cometeré el error de confiar tan fácilmente y dejarme engañar como ese estúpido

El dios no dijo nada pero su expresión era de pura ira, las cadenas lo manipulaban sin que pudiera hacer nada pero no podían ocultar su odio y deseo de matarlos y hacerles pagar por todo.

Mientras en el fondo de la sala unas cortinas grandes se hicieron a un lado rebelando lo que había oculto al otro lado.

Incluso estando controlado Zeus dejó caer la bandeja mirando con horror, sus ojos se llenaron de lágrimas y habría gritado si pudiera.

Atenea estaba como suspendida en el aire por varios cables y varias y larguísimas agujas hipodérmicas se le clavaban en el cuerpo especialmente en su cabeza a través de los ojos, orificios nasales, el cráneo y los oídos debía doler de forma horrible por la expresión de la diosa de la sabiduría.

Éncelado desde su asiento sonrió con satisfacción.

—Yo también quise vengarme de los que me derrotaron y sepultaron bajo un maldito montedijo con los dientes apretadosAdemás no podemos confiarnos con Atenea, muy a mi pesar reconozco que es muy sabía e inteligente su cerebro siempre os aseguró la victoriahizo una pausa mientras veía la expresión pálida y asustada del dios al ver a su hija favorita en este estadoDe modo que con esas agujas además de sufrir lo indecible la dejarán en un estado semicomatoso ahora Atenea es tan inteligente como una moscase rió.

Los de la sala se rieron, Zeus con odio empezó a luchar contra las cadenas pero un horrible dolor lo recorrió de arriba abajo como lava ardiente, gritó de dolor y agonía.

—Ah,ah,ah Zeus ¿cuantas veces te lo vamos a decir? pórtate bien—Porfirión se dirigía a él como un niño desobediente o un perro atrapado haciendo una travesura, se agachó para estar más cerca de dios y lo obligó a mirarlo a los ojos.

—Y no sé por qué te pones así tú y todos los demás estáis así por ella quien tiene una parte importante de la responsabilidad por que perdierais ella y vosotros mismos así que no te enfades esto es sólo el resultado de vuestros propios fallos y defectos—

Zeus lo fulminó con la mirada pero algo en él se hundió sabiendo que tenía razón su arrogancia y orgullo los cegaron también y este era el precio a pagar.