¡Feliz año nuevo!
Con horror Perséfone ayudó a un Eros herido de gravedad a acomodarse en la cama, su sobrino tenía un ala destrozada necesitaría tiempo para curarse. El joven contrario a las leyendas era un joven de veintitantos con el pelo color caoba muy atractivo y considerado uno de los dioses más hermosos. Pero ahora con esas heridas no se podían ver ni siquiera en su rostro que tenía marcas de zarpas.
Hades se quitó su yelmo de oscuridad cogiendo aire.
—Lo encontré luchando contra los gigantes estuvieron a punto de destrozarlo completamente de no ser porque Delfín y yo lo rescatamos—sacudió la cabeza—Pensé que había sido atrapado como a su madre y hermanos—
—Soy el dios del amor...y el amor...es más esquivo y difícil de lo que creéis—
Amfitrite sonrió mientras el dios de los muertos ponía los ojos en blanco por lo menos el molesto dios alado conservaba su humor.
Hebe y Eilitia se apresuraron a curar a su sobrino.
—Eros ¡cuanto me alegro de verte! ¡pensábamos que los gigantes te atraparon como a los demás—
Pero el dios negó con la cabeza con dificultad.
—No...a diferencia...de los demás dioses no estaba totalmente convencido de nuestra victoria y tomé precauciones—respiró hondo para reponer energía y continuar—Cuando se hizo más que evidente que los gigantes iban a vencer me llevé a psique junto a otros por una vía de escape que preparé—
Perséfone se adelantó ansiosa.
—¿Mi madre estaba entre ellos?—esperanzada de que estuviera bien, pero al ver como la expresión del dios del amor se oscurecía un frio se extendió sobre ella.
—Supongo que oíste los rumores ¿verdad reina Perséfone? Sobre lo de que tu madre nos traicionó, déjame decirte que son ciertos—
—¡MIENTES!—
—¿Ah no? Antes de que invadieran el Olimpo por completo pude espiarla a escondidas la vi escabullirse e ir a hablar con Porfirión—
Pero la diosa de la primavera no quería creerlo, su amorosa madre no haría algo así. Puede que fuera algo sobre protectora y asfixiante pero llegar a esos extremos...
Pero bien hubo una vez que llegó a secar la tierra y matar de hambre y frío a todo el mundo hasta que su hija fuera devuelta e incluso cuando llegó a un acuerdo nunca lo aceptó. Démeter siempre fue muy celosa y posesiva con su hija y que estuviera casada y se fuera. Aunque fuera por un periodo de tiempo, nunca lo aceptó.
Desde entonces siempre fue muy venenosa y mezquina con su hermano Hades y desarrolló un profundo odio y celos por él, principalmente porque su hija prefería estar con él a ella. No era extraño en el inframundo Perséfone tenía libertad e independencia con un esposo que la amaba y respetaba pero seguía amando a su madre y se preocupaba de ella.
Hades insistía que no se fiara el sabía que tarde o temprano su hermana intentaría algo descabellado pero la reina se negó a escucharlo creyendo que solo quería alejarla de ella y era cierto solo porque sabía que Démeter en el fondo no era nada de fiar.
—Te equivocas—susurró con aparente calma la reina que había desarrollado durante siglos en la corte—Madre puede ser dramática y hacer cosas exageradas pero traicionar al Olimpo a su familia no lo creo—
Sin decir más se fue, Hades suspiró con cansancio Eros estaba apenado.
—Lo siento no debería haberlo dicho yo...—
—No te preocupes Perséfone debía escucharlo, tiene que aceptar las cosas como son y comprenderlas algún día—
El dios alado con dificultad se enderezó de su cama mirándolo preocupado.
—¿Y si no lo hace a tiempo? es tan terca como su madre—
El rey del inframundo asintió, era una de las cosas que más amaba de su esposa pero a veces lo exasperaba.
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Perséfone estaba mirando desde sus cámaras y las de Hades el mundo submarino, sus maravillas y belleza siempre la reconfortaban pero ahora no.
Una semilla de duda hacia su madre estaba hay, sabía de lo que era capaz pero de hay a traicionarlos sólo para obtener lo que quería no quería creerlo con la cantidad de inocentes que murieron a causa de las malas decisiones de su madre.
Entonces delante de su ventana aparecieron unos pétalos de flores, pero no eran del fondo marino sino de la superficie rosas, lirios, margaritas y otras más se unieron para formar una palabra.
KORE.
Jadeó porque solo había una persona que la llamaba así su madre, luego los pétalos formaron más palabras.
ESTOY A SALVO POR FAVOR REÚNETE CONMIGO EN MI REFUGIO A SOLAS PARA NO LLAMAR LA ATENCIÓN.
Vaciló, debería avisar a su esposo era muy arriesgado dejar el reino del Poseidon pero no quería desconfiar de su madre y había pasado tanto tiempo preocupada por ella que estaba ansiosa por verla.
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Perséfone salio de la superficie y miró a su alrededor, los pétalos la guiaron hasta que finalmente llegó a la superficie.
Salió de la playa y se adentró en el bosque, respiró feliz de estar en la superficie lo había echado de menos, fue cuando vio una figura familiar encapuchada que rebelaba su rostro y el corazón de la diosa de la primavera saltó.
Sin poder contener más las lágrimas corrió hacía su madre igual de llorosa y ambas se abrazaron en un amoroso abrazo, estuvieron un rato así se separaron Perséfone no podía creer que tuviera a su madre delante de ella. Sus ojos verdes oscuros, pelo negro la piel normalmente bronceada ahora más pálida pero por lo demás la veía bien.
Me condujo a una cabaña oculta donde ambas bebimos té y unos dulces, había echado tanto de menos estos momentos con su madre.
—Madre ¿como escapaste?—
Demeter bajó los ojos perdida en sus pensamientos.
—Sabía que los gigantes esta vez ganarían por lo que anticipándome me escapé antes de que me capturaran—
—Pero ¿porque no se lo dijiste a los demás otros podrían haber escapado también—Demeter podría haberlos puesto a salvo como Eros.
La mirada normalmente cálida de la diosa se tornó furiosa.
—Zeus no lo habría permitido su orgullo no podía tolerar la posibilidad de que los derrotaran ¿y qué pasó? Acabaron derrotados y sometidos a las más horribles torturas. Mi hermana Hera tenía razón de que eso provocaría su caída—
—Pero podrías haberlo echo en secreto como Eros—
Demeter la miró furiosa.
—¡No me hables de ese insufrible dios del amor! ¡por su culpa te separaron de mi para estar con esa bestia que tienes por marido!—
Perséfone se enfureció vale que su madre estuviera resentida pero no consentiría que insultara a su esposo.
—Madre no toleraré que insultes a mi esposo debes aceptarlo pasó hace miles de años nos amamos y somos felices ¿no podías estar feliz? Y estoy contigo medio años—
Pero Demeter molesta negó tercamente.
—No te separó de mi lado, tu madre y los otros dioses lo aceptaron incluido tu padre pero yo me juré a mi misma que algún día tendría mi manera de recuperarte completamente—
Un sentimiento frío se instaló en el pecho de la reina en ese momento empezó a marearse y su vista se tornó borrosa.
—Madre ¿que hiciste?—
—Lo que cualquier madre haría salvar a su hija aunque tuviera que llegar a medidas extremas, pero los dioses me traicionaron primero así que no tengo porque mostrarme misericordiosa con ellos—
Tambaleándose recordó las palabras de Eros.
La vi escabullirse e ir a hablar con Porfirión.
—Te pusiste del lado de Porfirión y lo ayudaste a el y los otros gigantes—no quería creerlo pero la evidencia estaba allí, se sintió estúpida e ingenua por no escuchar a Eros y Hades.
—Hice lo que tenía que hacer a cambio de ayudarlo se comprometió a ayudarme a recuperarte—
Perséfone apretó los diente ¡quería gritarle a su loca e ingenua madre! ¡los gigantes no mantendrían su promesa!
Pero bien ella también había sido una ingenua y tanto ella como su madre lo iban a pagar.
