Démeter se encontraba en medio de la sala del trono su rostro desencajado de agonía y las mejillas húmedas de las incontables lágrimas que derramó desde la desaparición de su hija.
—¡Mi hija a desaparecido Hermano tienes que ayudarme! ¡Quién sabe por lo que estará pasando mi niña!—
Los de la sala del trono la miraron compasivos y con simpatía solo uno no lo hizo, es más se puso a resoplar con burla, Démeter al verlo la miró con furia.
—¿Acaso te divierte mi dolor hermana? ¡cómo no! ¡te encanta todo esto! ¡ver a otro de los hijos de tu esposo sufriendo!—
Hera alzó una ceja por la osadía de su hermana pero Démeter siempre había sido una inconsciente y más ahora que su hija no estaba. Los demás dioses miraron el intercambio alarmados sabiendo que la diosa de la cosecha había sido muy imprudente al insultar así a la reina.
Hera interiormente se burló, sabía que ellos por mucho que fingieran en el fondo estaban de acuerdo con Démeter y estarían encantados de decirle también esas cosas, la diosa del matrimonio no tenía ningún amigo o aliado allí. Solo no se atrevían por miedo a ella y no estaban tan locos y desesperados como Démeter diciendo esas estupideces.
Zeus la miró molesto y el ceño fruncido, últimamente era la única expresión que Hera veía en su rostro y más tiempo aún desde que su esposo le había sonreído.
—¿Sabes hermana? Nunca tuve intención alguna de ir a por tu hija no hacía falta que yo la atormentara porque sé que ella ya vivía una tortura diaria contigo asfixiándola continuamente—
Una conmoción se extendió por el consejo y los dioses miraban entre ambas diosas, Demeter tenía los puños cerrados y su miraba contenía tanta rabia y odio que parecía increíble que la reina no estallara en llamas allí.
—¿¡Cómo te atreves!? ¡es mi hija y la amo! ¡la he cuidado y protegido lo mejor que he podido y ahora no está!—
Hera tubo que contener las ganas de reír por el melodrama de Démeter.
—Qué curioso lo que tu llamas amor no es más que obsesión y opresión además de controlarla cada segundo del día. No me extrañaría nada que la pobre se haya hartado de todo y huyera—
Los dioses se removieron por esa nueva afirmación y miraban a la diosa de la cosecha con nuevos ojos, cierto jamás vieron a la diosa de la primavera y Démeter nunca permitió que nadie la viera alejando a todos y solo dejaba a las ninfas seleccionadas por ella para que se quedaran con Perséfone.
Zeus se levantó de su trono fulminando a su reina con la mirada Hera sonrió aunque ya estaba acostumbrada a ese trato no dejaba de ser doloroso para ella.
—¿Te atreves a decir esas cosas de tu hermana? ¿o solo quieres destruir su reputación?—
Sabía lo que pretendía Zeus hacerla ver como una mentirosa ante toda la corte y desprestigarla por el rabillo del ojo vio a Démeter más relajada y con un brillo de satisfacción en su rostro disfrutando de su humillación.
Hera entrecerró los ojos con furia en dirección a su esposo, ¿donde estaba aquel hombre juguetón y amable que se divertía tirando barro o haciendo carreras? ¿el hombre que le profesó amor eterno y la adoraba con cada fibra de su ser? ¿donde quedó ese hombre?
Y su hermana Démeter aquella en la que podía contar en los momentos difíciles ahora era una desconocida para ella también, pero Hera a veces tampoco se reconocía a sí misma todos ellos habían cambiado y algunos para peor.
Hera sonrió a su marido dándole una mirada afilada y helada que estremeció a todos incluso al dios del rayo aunque nunca lo admitiría.
—¿Me equivoco? ¿o no es verdad que incluso no te dejaba verla a pesar de ser su padre? En una ocasión si no recuerdo mal fuiste a verla en su cumpleaños pero Demeter prácticamente te echo de sus tierras—se inclinó en su trono sin dejar de sostener la mirada con Zeus—¿O no estás dispuesto a admitirte a ti mismo que te equivocaste dejando a tu hija con Démeter?—
Zeus la miró conmocionado Hera sonrió, había invertido las tornas exponiéndolo a él y dejarlo en ridículo cuando cuando Zeus pretendía hacerle eso pero Hera se había vuelto muy hábil en la política e intrigas debía hacerlo para sobrevivir en ese nido de serpientes.
Démeter viendo que no llegaba a ninguna parte y cómo la gente empezaba a verla con una mala luz decidió interrumpirlos.
—¡No estamos hablando de esto! ¡lo más importante es encontrar a mi hija!—
Hera centró su atención en su hermana mientras Zeus, intentando recomponer su dignidad, se sentaba de nuevo en su trono pero por la mirada que le lanzaba sabía que se lo haría pagar, bien Hera no lo temía y se enfrentaría a él.
Atenea se adelantó antes de que estallara una pelea.
—Deberíamos iniciar una búsqueda pero también está la posibilidad de lo que ha dicho Hera tal vez ella se fuera por su cuenta ella es joven y a veces los jóvenes hacen eso—
La reina se burlo de la diosa de la sabiduría que intentaba salvar a Démeter y Zeus de las acusaciones de Hera por su mala paternidad, no era ninguna novedad que Atenea siempre estaba del lado de su padre y además era amiga de Démeter pero al menos apoyaba la teoría de Hera.
Además de que Atenea era mucho mas joven que Perséfone esa excusa era vacía en si.
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Finalmente encontraron a la diosa que para sorpresa y horror de todos estaba en el inframundo y se había convertido en la reina de Hades.
Demeter estaba como loca e histérica y en su rabia ciega maldijo las tierras secándolas y cubriéndolas de nieve y hielo, la gente empezó a morir colapsada por el hambre y el frío pero la diosa hacía oídos sordos a las súplicas tanto de mortales como de dioses.
Zeus observaba la devastación en el mundo horrorizado, a este ritmo no quedaría nada.
—¿Disfrutando de la obra de nuestra hermana querido esposo?—
Se volvió hacia Hera que observaba el paisaje seria y furiosa.
—Esto lo ha provocado Démeter con su egoísmo amenazando a incontables mortales y a nosotros, te advertí sobre eso y no me escuchaste no me extraña que Perséfone huyera de ella aunque ame a su madre—
Zeus tuvo que contener una respuesta ácida sabiendo a regañadientes de que su esposa tenía razón, siempre tubo confianza en que Démeter cuidaría bien de su hija aunque no le dejara verla pero después de esto y las afirmaciones tanto de Hades y su hija se dio cuenta.
Hera tenía una mirada triste mostrando una vulnerabilidad que jamás solía mostrar sorprendiendo a Zeus.
—Siempre miras lo mejor de los demás incluida Démeter a pesar de sus acciones pero nunca has confiado en mí ni me has mostrado ese cuidado aunque he echo cosas horribles conozco mis deberes y nunca haría lo que hizo nuestra hermana—
Se fue dejando al rey de los dioses culpable.
Se hizo un acuerdo, Perséfone pasaría la mitad del año con su madre y la otra con su esposo Demeter quería gritar pero no había nada que hacer sobre todo porque su hija había comido una granada del inframundo y ahora estaba ligada a ese horrible lugar y su malvado rey.
Lo peor es que su vengativa hermana Hera les dio su bendición en el matrimonio esta era su venganza por su aventura con Zeus.
Lo cierto es que Hera pudo ver el inmenso amor entre su hijastra y su hermano favorito y sintiendo pena de la joven por su madre les dio su bendición.
