Hera seguido del grupo fueron en dirección al norte algunos se fueron pero la mayoría decidió quedarse a su lado la antigua reina les transmitía fuerza y seguridad.
Hera caminaba sin saber qué hacer, una cosa era ocultarse ella sola pero otra todo ese grupo de dioses debía encontrar un lugar seguro para esconderlos a todos una tarea casi imposible.
O tal vez no.
El grupo se detuvo ante el sonido de una flauta que hizo que todos olvidaran sus preocupaciones, siguiendo la música vieron un camino de margaritas que se formaban y florecían muy rápido indecisos sin saber si era una trampa Hera y otros atrevidos fueron Hachiman. Un dios venerado en Japón como dios de la guerra y dios de la agricultura y deidad tutelar del pueblo japonés y la Casa Imperial.
Era un hombre de pocas palabras muy serio pero en sus ojos oscuros se veía una fuerza a tener en cuenta, se podía subestimar pues no era muy alto pero sólo con mirarte ya sabía tus puntos fuertes y débiles y de voluntad férrea.
Nezha también se ofreció los otros no estaban de acuerdo debido a su impulsividad pero el adolescente era terco y no se echaría atrás, Hera puso los ojos en blanco le recordaba mucho a sus hijos sobre todo Ares.
Al final del todo había dos mujeres no aparentarían más de veinte años pero con el grupo que había allí podrían ser milenios, una tenía el pelo plateado como si los mismos rayos de la luna se hubieran entretejido para formar ese cabello y sis ojos eran desconcertantes eran como trozos de hielo azules y de niebla, daba la sensación de verlo todo.
Su hermana era más bien lo contrario su pelo era rojo como el fuego y de ojos dorados como la miel y un aire travieso y pícaro, se veía nada más verlas que eran como el agua y el aceite.
El grupo continuó con su travesía hasta que llegaron a un claro donde había una tienda india de donde salía humo, un poco desconcertados y desconfiados estaban reacios a entrar pero finalmente cedieron por curiosidad.
—Bienvenidos—
Se volvieron hacía un indio con todos los colores del arco iris que les sonrió amablemente Hera lo reconoció enseguida como el que la ayudo y la condujo aquí.
—Kokopelli—el otro asintió en confirmación—Supongo que debo darte las gracias por la ayuda de antes y que me condujeras a ese bunker lo que no entiendo es lo del wendigo—
—Sabía que podrías apañárselas con el—
Hera quería arrancarle las plumas multicolores al idiota por lo que pasó ante ese monstruo.
—Los Wendigo son en realidad humanos poseídos por esos espíritus cuando hay destrucción de un medio ambiente y la codicia y la maldad se desbordan él aparece allí—Kokopelli fumó de su pipa mientras ofrecía un caldo a los invitados—Los gigantes irrumpieron allí provocando la llegada de ese espíritu maligno, ellos se lo echaron encima—
—Pero lo que no entiendo es por que me condujiste allí encontré a mi hermana y sobrina y otros dioses y ahora tengo más preguntas que antes—
—Eso es solo el comienzo Hera pero se que lo averiguarás—fumó de nuevo mientras meditaba—Hay lugares en los que ni la madre tierra puede llegar y son sagrados allí podréis esconderos con los otros que escaparon—
—¿Qué refugio es ese? Muy amable estás siendo si nos ayudas—Hachiman entrecerró los ojos con sospecha.
—En tiempos como éstos es mejor ayudar a los que se puede—
—No podemos confiar tan fácilmente después de que otros dioses nos capturaran y encerraran por la paranoia de su rey y luego pasáramos a manos de los gigantes—la joven de pelo plateado tenía un acero en su voz al mencionar eso.
—Si perdona que desconfiemos después de lo que pasó—su hermana la pelirroja hizo comillas con los dedos.
Nezha también estaba de acuerdo no podían ahora como estaban fiarse de cualquiera y mucho menos de un friki multicolor.
—Entiendo lo que decís, Zeus y los otros dioses siempre fueron así pero al final se perdieron así mismos en sus mayores defectos y eso acabó siendo su perdición pero no todos son así. Mi panteón bueno nunca fue exactamente un panteón, cada uno íbamos por nuestro asunto y no teníamos líder sabíamos las reglas y normas a seguir—
Hera tenía que admirar eso de ellos, era verdad nunca necesitaron un rey o líder que los gobernara y no había intrigas, trifulcas o codicia por el poder era algo que siempre envidió de los espíritus y deidades nativo americanos.
—Hay un lugar sagrado que con que solo lo deseéis se materializará para vosotros y estaréis a salvo de los gigantes, Gaia y los gigantes no se pueden salir con la suya—
Antes de que se dieran cuenta estaban con el resto del grupo, Seth sacó su espada alerta pero se relajó al verlos, Hera y los demás les explicó su encuentro con Kokopelli.
—Kokopelli siempre a sido un espíritu benevolente que ayuda—dijo Tenzin.
—Pero no podemos estar seguros viejo—contestó Nezha, pero se calló cuando recibió un capón de Hera y palideció cuando le dio una mirada de madre enfurecida.
—No vuelvas a hablar de ese modo o te haré tragar una barra de jabón—
El joven dios conocido por su temeridad y desafiar a los grandes dragones tembló ante la ex diosa.
Hathor se rió por lo bajo.
Hera dejó su atención hacía Tenzin (para alivio de Nezha).
—No podemos estar seguros hay que ser precavidos pero conseguí extraer información del Bunker y puedo recurrir a un experto para que los descifre—
Es hora de ver a mi hijo Hefesto.
