En un taller subterráneo que conectaba con un antiguo sistema de alcantarillado había un hombre trabajando en una fragua, aunque el lugar donde estaba su taller era muy antiguo, dentro era muy diferente, futurista y con tecnología que los mortales solo habían imaginado aún.

El que estaba inclinado sobre unos planos tenía numerosas cicatrices por el cuerpo, sería guapo si no fuera por eso y por que además le faltaba una pierna y en su lugar tenía uno protésico.

El dios de la forja estaba ocupado con unos planos que bien podrían cambiar el curso de la guerra contra los gigantes, en ese momento las alarmas de su taller sonaron anunciando una visita, cojiendo su bastón y su martillo por si acaso se preparó al lado de la puerta acorazada.

Por las cámaras y sensores vio que era una sola figura, lo curioso es que iba encapuchada y con una máscara de combate, Hefesto supo enseguida de quién se trataba, abrío la compuerta y dejó pasar a la figura.

—Hola madre, ha sido un tiempo—

—Y que lo digas, me alegro de verte Hefesto—

Ambos cayeron en un silencio incómodo hasta que Hefesto la llevó a una salita donde las asistentas robóticas del dios les sirvieron café.

—¿Y cómo te ha ido?—preguntó la ex reina.

—Bien he conseguido estar fuera del radar de los gigantes, siendo sinceros su sistema de rastreo en el ciberespacio deja bastante que desear, no es muy difícil burlar a sus informáticos—

No era por presumir, ni arrogancia era un echo, el dios del fuego y la tecnología era alguien extremadamente difícil de encontrar o superar en esos campos. Por eso era uno de los blancos principales de los gigantes pero el dios al igual que su madre era muy escurridizo.

—Te he traido esto lo conseguí de uno de los búnqueres de los gigantes, liberando a varios prisioneros—

El dios de la forja casi escupe su café por lo dicho su madre ¿que ella hizo qué? Suspiró la verdad es que viniendo de su madre nada le sorprendía si había alguien capaz de volver locos los sistemas de seguridad tanto del Olimpo como de los gigantes y eludirlos era ella.

En realidad Hera tenía talentos que ni ella misma sabía que tenía hasta que dejó el Olimpo, Hefesto fue uno de los pocos que sabía dónde se ocultaba y en ese tiempo le enseño mecánica e informática. Tambien demostró una habilidad inhnata en la creación de armas y en la pelea que aprendió de unos soldados humanos y por ella misma.

Ahora veía de donde habían salido Hefesto y Ares,no a su padre sino a Hera.

Después de ser arrojado del monte Olmpo y criado por la nereida Tetis guardo un gran rencor por la madre que lo abandonó arrojandolo desde el monte Olimpo pero sintió satisfacción al enterarse más tarde que como castigo fue despojada de sus poderes y arrojada a vivir en una sima durante un año, cuando la trajeron estaba totalmente destrozada apenas no había piel sin heridas y estaba muy debilitada.

Pero a el no le basto así que la engaño con el trono lo que no esperaba fueron las reacciones de los otros dioses cuando su reina acabó atrapada.

Flashback

Las risas se extendieron por todo el salón del Olimpo tanto Olímpicos como, ninfas, sátiros y demás sirvientes se reían a costa de la desgracia de la reina.

Bueno hermana te ves espléndida en tu nuevo trono—Démeter sonreía con un brillo malicioso en sus ojos verdes claramente disfrutando de la humillacion de la pobre reina.

¡Pareces un perro rabioso encadenado!—se reía el rey de los mares a costa de su hermana.

Incluso Zeus tenía una chispa de humor sádico en sus ojos.

Bueno Hera no puedo decir que no te lo merecías después de lo que le hiciste al pobre Hefesto—

Hera no dijo nada y en su lugar mantuvo la compostura con dignidad y de forma regia, incluso en esas circunstancias se veía igual de magnífica y orgullosa que siempre cosa fastidió a los demás que a pesar de sus provocaciones no coseguían que se derrumbara.

Hefesto que en un principio estaba furioso y vengativo con ella, se conmocionó y asqueó de la aptitud de lo dioses hacía su reina viendo como la humillaban y ni uno solo la defendía hasta sus propios hermanos se deleitaban con su desgracia. La única allí era Hestia que miraba a su pobre hermana triste.

Pero al menos sus hermanas Hebe y Elithia intentaban ayudar a su madre al menos ellas se preocupaban, Ares y Enyo también estaban del lado de los otros dioses. Hera hacía mucho que había perdido el favor de Zeus y los demás y Ares y su gemela para no seguir sufriendo a manos de su padre se pusieron de su lado y hasta llegaron a despreciarla.

Hefesto sintió asco de ellos.

Más tarde fue admitido como Olímpico asombrados por su artesanía aunque el respeto que el dios de la forja sentía hacía esos dioses disminuyó considerablemente al ver ese tratamiento hacía Hera. A pesar de lo que le hizo nadie merecía eso.

Hefesto paseaba por los jardines y sin querer pasó a la zona prohibida que pertenecía a Hera, ni siquiera Zeus tenía permitido el paso allí. El sitio era muy hermoso como de otro mundo pero esa belleza se vio interrumpida por unos horribles gritos ensangrentados, como pudo con su pierna coja fue hacía la fuente de ese sonido horrible.

Lo que vio lo conmocionó.

Ante él estaba Hera en el suelo rodaba entre las flores y estos intentaban alcanzarla suavemente como si con eso pudieran ayudar a su ama, Hefesto entonces vio el origen de su mal, una horrible mancha negra que se extendía por la espalda de la reina y se extendía por su cuerpo como una infección.

Hera alzó la cabeza en su dirección de forma casi violenta y el dios herrero se quedó sin aliento, los ojos de la diosa goteaban esa extraña sustancia líquida y también la vomitaba,sin poder soportarlo más se apresuró a su lado.

No por favor no me...lleves con Apolo el no podrá curarme y nadie debe saber lo que me pasa, me haran trizas—

Hefesto entendió lo que quería decir, viendo como la trataban si los dioses descubrieran la situacón precaria de la reina no dudarían en volverse contra ella.

De acuerdo pero necesitas ayuda—

No te preocupes...este sitio es sagrado para mí me ayuda...—la mujer tenía una fiebre muy alta y deliraba en los brazos de su hijo—Estoy sola sin nadie que me ayude, nadie—

La pobre mujer no fingía estaba dejando caer su dura fachada y por primera vez se derrumbó ante alguien, Hefesto anonadado sintio pena por ella y el odio que sintió antes se desvaneció poco a poco, estaba claro que no conocía todos los aspectos y no debía judgar tan rápido.

No estás sola madre lo juro por el styx—

Fin del flashback

Había pasado mucho desde aquello pero desde entonces madre e hijo hicieron eventalmente las paces y tener una verdadera relación materna pero eso sí tetis también estaba en la ecuación cosa que a la diosa no le importaba y le debía mucho por cuidar a Hefesto.

—Esta bién investigaré el pendrive—

Hera asintió agardecida.