Holaaaa... Atomik27 reportándose. Ha pasado mucho desde la última vez en que actualicé esta historia. He estado ocupada. Me costó escribir este capítulo. Incluso tengo ya escrito el capítulo 11 (con faltas a algunos ajustes, pero vamos bien).
Espero que este cap sea de su agrado.
— Enfrentamiento —
Kora se paseaba por todos los pasillos provocando caos a su paso. Había perdido de vista a la joven Northwest, pero sabía dónde estaba. Conocía a Priscilla lo suficiente para saber que su hija sería tan tonta en refugiarse en su camerino, o lo que la escuela le había dado como camerino.
Una risa salió de su boca al llegar. No vaciló al abrir la puerta. Era el momento que estaba esperando.
Allí estaba la joven rubia escondida bajo el escritorio del maestro, seguramente temblando de miedo.
Sonrió.
Iba a ser de ese día de ensueño, una pesadilla. A cada paso que daba, las carpetas del salón salían volando, provocando que las ventanas se rompieran y que los murales colgados en las paredes se cayeran.
—Northwest… ¡Esta es mi venganza! —gritó Kora para luego levantar el escritorio y mandarlo a volar. Sin embargo, antes de abalanzarse encima de la joven, se llevó una gran sorpresa—. ¡Pero qué cara-!
Frente a ella estaba Mabel con una réplica fehaciente del vestido de Pacífica.
Dipper corría por los pasillos tratando de localizar a Mabel y sus amigas. Estaba más tranquilo al saber que Pacífica estaba en un buen lugar, muy a pesar de que ese sea el baño de hombres. Esperaba que no tuviera problemas con ningún chico con vejiga pequeña, o que el oloroso Mike apareciera.
Al llegar al salón pudo ver cómo Kora había atrapado a Mabel. Grenda estaba apuntando al fantasma con una silla, sin tener conciencia de que no serviría de nada.
—¡Suéltala! —ordenó el castaño.
—Dame a la joven Northwest y entonces la soltaré.
—Eso no está a negociación.
—Qué lastima, es la única forma.
—¡Suelta a Mabel ahora!
—Oh, ¿quieres que la suelte? Con gusto lo haré.
Kora estaba apunto de lanzar a la joven por la ventana, pero Dipper sacó el espejo de plata que Pacífica le había dado. Sabía que no era lo suficientemente grande para capturar a Kora, pero sí para hacerle daño. Aunque no tenía pruebas de que esa teoría fuera cierta, pudo confirmar al notar que la plata, al hacer contacto con su brazo, le hizo daño al punto de soltar a Mabel. La joven castaña cayó al suelo. Era mejor eso que caer por la ventana del tercer piso.
Pacífica estaba aún en el baño de varones, mirando su celular. Esperaba que la situación se calmara antes de que algún chico entrara.
Para su mala suerte, la puerta del baño se abrió. Sin pensarlo dos veces y con gran rapidez, se encerró en uno de los cubículos, y se subió al inodoro, después de todo estaba usando vestido y tacones.
Por un pequeño orificio, pudo ver quienes habían entrado.
—¿Tienes los globos? —preguntó Harvey.
Ay, no. Todos menos ellos, pensó para luego ver la hora en su celular. Te quedan 7 minutos.
—Aquí están. También hay pintura —dijo Frankie.
—¿Roja?
—Tal como lo pediste —contestó Joey.
—Genial. Hay que llenar los globos de pintura.
—¿Los vamos a lanzar? Dicen que ocurrió un evento paranormal en el anfiteatro de la escuela… ¿Será verdad? —preguntó Joey.
—Tonterías —dijo Harvey—. Apuesto que es una de las excusas de Diptorpe para zafarse de cantar en el escenario.
—¿Entonces, continuamos?
—Por supuesto. Solo recuerden bien el plan. Dipper subirá al escenario a cantar una canción. Me aseguré de que sea un dúo. Obviamente ninguna chica va a subir, y su hermana no va a cantar una canción de amor con su torpe hermano. Cuando ninguna chica llegue a cantar, el público lo va a abuchear, y cuando eso pase, le lanzaremos los globos con pintura.
Los tres amigos se rieron sin saber que Pacífica había escuchado toda su conversación.
Los gemelos corrieron por el pasillo esperando alejarse lo más que pudieran de Kora. Ambos trataron de llevarla a un lugar menos peligroso para los estudiantes.
—¿Y si cantamos Reinas de la Disco de nuevo? La vez pasada funcionó —propuso Mabel aun corriendo por su vida.
—Eso era para los zombies —le recordó Dipper.
—¿No es lo mismo? Ambos están muertos.
Kora arrojó una carpeta a los hermanos, pero ellos la esquivaban entrando a un salón.
—¡Oh, son míos! —gritó Kora para luego entrar al salón.
Diper trató de buscar con la mirada algo que pudiera ayudarlo. Desafortunadamente solo tenía consigo tizas y plumones.
Por su lado, Mabel tomó los plumones y se los tiró a Kora, pero no tuvo éxito alguno. Su gemelo solo la miró con molestia.
—Tenía que intentarlo —se excusó.
—¡Qué tontos! —se burló Kora—. No hay forma en que puedan escaparse de mí.
El joven castaño tomó las motas de tiza que había en el escritorio de la profesora, y le dio un par a Mabel. Su gemela captó la idea.
—¡Bomba de humo! —gritaron los dos recordando al tío Stan.
El humo de la tiza se puso denso, permitiendo que los tres escaparan del salón rumbo al pasillo de nuevo.
Pacífica entró a uno de los salones encontrándose con Grenda sentada en el suelo sosteniendo a una Candy desmayada.
—Por fin las encuentro. ¿Están bien? ¿Qué pasó? —preguntó la rubia preocupada.
—Candy no reacciona y Kora persigue a Dipper y Mabel hacia no sé donde. Si no es que ya los han atrapado —le preguntó Grenda también preocupada—. ¿No se supone que estabas escondida?
—Eso no importa —dijo tratando de olvidar que había estado por largo tiempo en el baño de chicos—. ¿Cuál era el plan?
—Se supone que Mabel iba a hacerse pasar por ti y, cuando menos lo esperara, Dipper atraparía a Kora en un espejo de plata. No entiendo por qué no lo hizo antes.
—No podía hacerlo si Kora estaba dentro del cuerpo de Candy. Al menos eso es lo que creo.
—¿Cómo hicieron la vez pasada en tu mansión?.
—Fue muy distinto. El fantasma de esa vez no poseyó a nadie, pero sí convirtió a todos los invitados en madera. Fue horrible. Aun tengo pesadillas con eso —dijo Pacífica recordando cómo es que Dipper había quedado convertido en madera—. Desconozco qué poderes tendrá Kora —dijo cogiendo el pequeño espejo de plata que estaba tirado en el suelo—, pero no será nada bueno.
—Dipper trató de enterrarla en ese espejo, pero no lo logró.
—Tal vez es muy pequeño —supuso la rubia.
—Sí. Aunque sí la lastimó. Al parecer es sensible a ese material.
—Interesante… ¿Algo más que debe saber?
—Creo que no.
La rubia fijó su mirada en la joven Chiu, que descansaba en los brazos de su amiga. Candy no se movía y tenía un semblante más cansado de lo normal. Supuso que ser poseída por un fantasma era agotador. No era fácil poder verla en ese estado.
—¿Qué es ese collar? —preguntó señalando el collar del cual salía una pequeña luz verde.
—Una reliquia familiar. Le pertenecía a Kora cuando estaba con vida —explicó Grenda—. Kora salió de allí cuando Candy se lo puso.
Pacífica observó el collar. No estaba segura y tampoco podía dar una sustentación válida, pero algo le decía que ese collar robaba las energías de Candy para dárselas al fantasma. Miró detenidamente el collar por última vez, tratando de encontrar alguna respuesta o pista. Con sumo cuidado tocó el material del collar, que a simple vista parecía cobre. Se sentía áspero al tacto, como si fuera sarro.
"Es plata oxidada. Es un collar de plata", pensó la joven. "Eso quiere decir que a Kora la encerraron en este collar".
—Tenemos que volver a encerrarla —pensó en voz alta.
—¿Qué? —preguntó Grenda sin comprender.
—Quítale ese collar y ponlo en mi bolso —ordenó Pacífica abriendo su bolso—. Candy no despertará si no se lo quita.
Grenda obedece y le quita el collar a Candy con cuidado, para luego ponerlo en el bolso de la rubia, quien estaba dispuesta a marcharse.
—¿Qué planeas hacer? —preguntó Grenda—. Kora irá por ti. Eres su objetivo. Dipper quería mantenerte a salvo.
—Lo sé. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados y tampoco voy a permitir que a ellos les pase algo malo. Ya pasé por esto antes. Esto es un asunto de familia, y tal como lo hice la vez pasada, seré yo quien lo resuelva —contestó la rubia para luego salir del salón decidida a encontrar y enfrentar a Kora.
Mabel le arrojó a Kora una de las motas de tiza sin éxito alguno.
—Deja de hacer eso, no funciona —dijo Dipper al límite de su paciencia—. Mira, la vitrina de trofeos —dijo señalando una vitrina llena de los trofeos ganados por el colegio.
—¿Bromeas? Nos meteremos en problemas —dijo Mabel.
—No tenemos muchas opciones.
El joven Pines arrojó una de las motas de tiza a la vitrina. Esta se rompió en mil pedazos. Sin esperar un segundo más, Dipper cogió una de las medallas de plata. Por su lado, Mabel cogió uno de los trofeos de plata y se los arrojó a Kora provocando que esta se lastime y sienta dolor.
—¡Wouh! ¡Poder Pines! —gritó la castaña feliz porque esta vez había funcionado.
Ambos cogieron todo lo que pudieron que fuera de plata para lanzarse a correr de nuevo. Cada cierto tiempo le arrojaban cosas a Kora logrando dañarla. En sí, Dipper le tiraba todo lo que le parecía descartable para volver a encerrarla.
—Nada de esto sirve —dijo Dipper arrojando el último premio a Kora.
En uno de los cruces se encontraron con el conserje que iba manejando una de esas máquinas para pulir el piso. Cuando el señor se encontró con el fantasma, salió corriendo dejando su máquina prendida.
Kora cogió la máquina y se la lanzó a los gemelos, haciendo que ellos la esquivaran y entraran a otro salón.
—¡Son todos míos!
Mabel cogió un pequeño florero.
—Ni se te ocurra tirarlo —le dijo Dipper.
Kora rió.
—Les pedí algo tan simple. Darme a la pequeña heredera, pero no. Prefirieron hacerse los héroes. Los buenos. Ahora, ¿quién podrá salvarlos de esta, eh?
Antes de que Kora pudiera acercarse más una flecha de plata le hirió el brazo, haciendo que suelte un gran alarido de dolor.
Su furia aumentó cuando detrás de ella vió a Pacífica apuntándole con su arco y flecha.
—Maldita hija de- ¡Ah! —chilló de dolor al recibir otra flecha.
—Tal vez mi madre no es la mejor del mundo, pero no la vas a insultar en mi presencia —le ordenó la joven—. Ahora dime, ¿quieres terminar esto por las buenas o por las malas?
Kora bufó.
—¿Qué vas a hacer? ¿Vas a arrojarme todas tus flechitas? —se rió—. Te quedan seis, cariño.
—Iba a decir lo mismo de ti. Ya no tienes la energía de Candy para poder darte fuerzas, ¿eh?
—¡Maldita mocosa!
Ante el insulto, Pacífica soltó otra flecha haciendo que Kora se lastime aún más.
—Tampoco permito que me insultes, ¿oíste?
Aprovechando la distracción, Dipper cogió una de las flechas para usarla como arma.
—Te crees ruda, ¿no princesa? Veamos que tan valiente eres —dijo Kora dirigiéndose hacia ella.
—¡Pacífica, cuidado! —gritó Dipper preocupado.
Pacífica lanzó otra flecha, pero Kora la esquivó, sin embargo, rugió de dolor cuando Dipper la hirió por detrás con la flecha que había cogido del suelo.
Al ver esto, Mabel tomó otra de las flechas y la usó como arma.
—Ahora sí estoy lista —dijo la joven castaña.
Kora gruño y con sus poderes hizo levantar todos los pupitres del salón con la intención de herir a los tres, en especial a Pacífica.
Con gran rapidez, lograron salir del aula. Corrieron por los pasillos hasta encerrarse en otro salón.
—¿Cuál es el plan? —preguntó Mabel.
—Necesitamos un espejo de plata —dijo Dipper.
—Será inutil. Ya está encerrada —dijo Pacífica—. El collar de Candy está hecho de plata.
—Alguien debió encerrarla allí —dijo Mabel.
—No, puede que ese collar esté maldito —dijo Dipper—. No se hablaba mucho de esto en los diarios, pero para hacer el conjuro, es necesario que esté encerrada en un espejo de plata. Tenemos que liberarla del collar.
—¿Liberarla? ¿Que no lo está ya? —preguntó su gemela.
—No puedo imaginar qué otros poderes tendrá al estar libre —dijo Pacífica.
—Es precisamente por eso que quería que estuvieras a salvo —dijo Dipper entre molesto y preocupado por la joven Northwest—. Debiste permanecer oculta. Estas en peligro ahora.
—No voy a volver al baño de varones, ¿oíste? —dijo la joven sintiéndose algo molesta por la actitud del castaño.
—Estarías a salvo. Kora está descontrolada. No sabemos qué es lo que puede hacer. Mabel lo dijo, las chicas juegan sucio. No voy a arriesgarme a que te haga algo.
—Y yo no voy a quedarme sin hacer nada, sabiendo que ella puede hacerte, hacerles algo malo a ustedes —contestó ella.
—¿Pueden bajar la voz? —dijo Mabel—. Ya luego podrán hablar de cuánto se preocupan por el otro, o explicarme esta extraña y a la vez clara vibra que hay aquí entre ustedes dos, pero no ahora. Kora podría escucharnos y encontrarnos.
—¡Los encontré! —dijo Kora entrando al salón.
—Oh, ¿es en serio? —se quejó Mabel mirando hacia arriba.
Pacífica toma otra flecha y se la lanza al fantasma, logrando herirla, pero no por mucho. Después de tantas flechas, había logrado soportar un poco más el dolor. Sin embargo, estaba más furiosa que nunca. Junto fuerzas e hizo levitar todo lo que había a su alrededor, tirando todo con el objetivo de herir nuevamente a los tres.
—¡Suficiente! —gritó Pacífica, sacando el collar de su bolso—. ¡Tu historia de venganza termina aquí!
Pacífica tomó el collar y se dispuso a arrojarlo al suelo para romper el centro frágil del collar, pero Kora lo toma antes de que este haga contacto con el suelo y lo deja levitando a un lado, fuera del alcance de los demás.
—Puede que te subestime, pero no eres mejor que yo, Northwest. ¡Ahora sí vas a sufrir!
Kora cogió a Pacífica y se dirigió a una de las ventanas.
—¡Hey! ¡Ni se te ocurra! —gritó Dipper—. ¡Pacífica!
—¡Ahora vas a perderlo todo, Northwest! —gritó Kora.
—No lo creo —dijo la rubia sacando su última flecha para lanzarla.
Kora rió cuando la flecha pasó por su lado sin lastimarla.
—Ups, fallaste.
—No te apunté a ti.
—¿Qué? —Kora voltea y ve que la flecha ha roto el collar—. —¡NOOO…! —gritó mientras veía que todo lo que había hecho se deshacía y regresaba a la normalidad.
—¡Dipper! —gritó Pacífica lanzándole el pequeño espejo de plata al castaño.
Kora volvió a dar un grito de derrota al verse atrapada en el pequeño espejo.
—¿La atrapaste? —preguntó Mabel.
Los tres jóvenes asoman su vista al pequeño espejo y ven a Kora atrapada en él, tratando con todas sus fuerzas de poder salir, así como lo hizo aquel leñador.
—¡No! ¡Esto no puede estar pasando! —gruñó Kora–. Me ganaron… Pueden, aunque sea, dejarme ver el hermoso paisaje de la ventana. Hace tiempo que no veo la luz del sol.
—Pobrecita –comentó Mabel.
—No voy a caer en ese truco —dijo Dipper recordando como el leñador lo había engañado para liberarlo.
Ante tal respuesta, Kora se puso a llorar.
—No llores —Mabel trató de consolarla—. Quedaste en segundo lugar. Venciste a la tal Dylan. Deberías sentirte orgullosa de eso. Algunas ni llegaron a clasificar.
—No me importa haber vencido a Dylan Maxwell. Ella es un 0 a la izquierda. Tenía que vencer a Pacífica —dijo Kora entre lágrimas—. Segundo lugar… la primera en perder.
—No seas dura contigo. Yo creí ser la mejor en minigolf hasta que jugué con Pacífica. No me agradó al inicio, pero reconozco que es muy buena. Tiene más experiencia y…
—¡No lo entienden! ¡Jamás lo entenderán! ¡Menos ella! Porqué jamás ha vivido lo que yo he vivido y jamás lo vivirá. A alguien como ella nunca le pasaría lo mismo que a mí.
—¿Qué cosas no me pasarían? —dijo Pacífica.
Todos voltean y ven con sorpresa a la joven rubia en la puerta del salón.
—¡MALDITA SEA! —gritó Kora llena de rabia—, TÚ ERES PERFECTA, BELLA. TIENES PADRES ADINERADOS. LA CHICA POPULAR. PRETENDIENTES A MONTÓN. JAMÁS HAS PERDIDO UN CERTAMEN DE BELLEZA. TODOS TE SIGUEN. TODOS TE QUIEREN. ERES EXITOSA Y SEGUIRÁS SIENDO EXITOSA. PUEDES TENER TODO LO QUE QUIERAS CUANDO QUIERAS. UNA VIDA PERFECTA QUE TODOS ANHELAN TENER. PERO YO… —las lágrimas salieron de los ojos de Kora y su voz se quebrantó—. A mí no me pasó eso. Se burlaron de mí. Me rechazaban. Me utilizaban. La cerebrito del salón. La ratona de biblioteca. Por favor, vete. ¡DÉJAME EN PAZ! Si en serio aprecias tu vida, lárgate —finalizó en tono amenazante.
Sin embargo, la joven Northwest no dio ni un paso atrás.
—Tal vez no entiendas lo que voy a decir o, peor aún, no quieras entenderlo —dijo la rubia con calma—. El dolor no tiene status. No discrimina. Aunque no me creas, sé perfectamente cómo te sientes.
—¡BLASFEMIAS! No soy tu muestra de caridad.
—Claro que no. Solo quiero que descanses en paz. Sé perfectamente cómo son mis padres. No puedo imaginarme toda la ira acumulada que has guardado y no te deja tranquila, al punto de tener asuntos pendientes que te impiden descansar. Entiendo que quieras desquitarte conmigo. Después de todo, soy el producto de quienes te hicieron mal. Pero, créeme, no soy como ellos. No quiero serlo. Por mucho tiempo fui un eslabón más en la peor cadena del mundo. Pero un día alguien me hizo darme cuenta que no tengo que seguir los pasos de mis padres —dijo mirando a Dipper. El joven no pudo evitar ruborizarse.
—No importa lo que digas, ni el camino que elijas, las cosas seguirán igual. Eres perfecta. Tu vida es perfecta, Miss Gravity Falls.
—Mi vida no es perfecta. No creas que la belleza, el dinero o la popularidad ayuda. Pueden estorbar más que cualquier cosa. Cuesta tanto encontrar a alguien que te ame de verdad. Más aún cuando te buscan o te quieren solo para exhibirse como un trofeo —dijo con la imagen de sus padres en su mente—. Cuesta tanto encontrar a alguien que realmente te quiera por lo que eres, y no por lo que representas y tienes —añadió pensando en sus amigas de clase alta—. Muchos piensan que tengo la vida solucionada, pero a todos nos pasa algo de lo mismo. La vida no es fácil para nadie. Y si tú te sientes sola, nada tiene que ver lo externo. Créeme, que yo también conozco muy bien la soledad, aunque lo disimulo muy bien. Las dos buscamos lo mismo: que nos amen por lo que somos —Pacífica se levantó—. Tal vez no es lo que buscabas al regresar, pero quiero pedirte perdón por las acciones de mi madre. Y hacerte la fiel promesa de que no seré como ella ni nadie de mi familia. Y a diferencia de mis padres, yo sí cumplo mis promesas.
Dicho esto, la joven rubia se retiró del salón dejando a todos en silencio.
Wow... vaya speach que se lanzó Pacífica. Kora logrará irse en paz o Dipper necesitará hacer el conjuro para deshacerse de ella? Candy estará bien?
Qué creen? Dipper logrará cantar? Qué canción imaginan que va a cantar?
Espero sus respuestas y teorias en sus comentarios. Si alguno pone una canción mejor de la que tengo en mente, la pondré y saldrá sus créditos en el siguiente capítulo.
Nos vemos. Y para quienes esten leyendo esto desde Perú: ¡Feliz 28! ¡Felices Fiestas Patrias!
