Una semana había pasado desde que Kenshin se quedó en la casa Kamiya y los quehaceres de la casa no parecían terminar. Entre los platos, los pisos y la ropa el día se le iba en un abrir y cerrar de ojos. No tenía descanso posible el joven peli-rojo

Al principio Kaoru no se daba cuenta de esto ya que estaba más preocupada por encontrar un trabajo y así mantener la casa y ahora a su nuevo inquilino y no es que se quejase, no podría tampoco puesto que ella le había pedido al chico que se quede, pero necesitaba recibirlo como es debido y para ello mínimamente necesitaban dinero para provisiones.

Pero con el correr de los días, y ya teniendo un trabajo aunque sea dos veces a la semana, comenzó a notar que Kenshin no paraba con los trabajos de la casa desde que se levantaba hasta que se acostaba, sin contar los trabajos extras que él mismo se ponía como por ejemplo: tenerle el baño preparado para cuando ella llegue de su trabajo y disculparse unas treinta veces cada vez que no lograba cumplir dicha labor, sin necesidad de hacerlo claramente o esperarla si la tarde se perdía y ella seguía sin aparecer.

Ese día, el día, valga la redundancia, se le había terminado mucho antes de lo planeado, al aceptar quedarse doble turno en el dojo donde estaba yendo, y cuando volvía rápidamente a su casa vio a Kenshin prácticamente a unas dos cuadras del dojo.

- "¡¿Kenshin?!" – a pesar de la oscuridad pudo divisar su rojizo cabello, sus hermosos y extraños ojos y sus mejillas-

- "Kaoru-dono, me tenía preocupado por no volver pronto así que vine a buscarla rogando que no se haya ido antes… lo bueno es que no fue así" –diciendo esto último con una sonrisa amable aunque algo cansada-

La chica ano pudo evitar sonrojarse, esos últimos días se había dado cuenta que el peli-rojo le gustaba de verdad, pero al ver que la expresión del vagabundo estaba mezclada con cansancio solamente lo miró y en el instante que quiso acercarse Kenshin comenzó a caminar.

- "Vamos, ya es tarde y todavía debe bañarse, estaba preparándole el baño pero por la preocupación de venir lo dejé a medias, me disculpo por eso"

- "Kenshin…" –interrumpió la joven y al darse vuelta el nombrado la vio unos metros más atrás de él. Se sorprendió al no percatarse de eso antes. Iba a hablarle pero al ver su semblante cabizbajo optó por escucharla- "…no eres mi sirviente eres mi invitado" –y se acercó tocándole su mejilla con la comisura de sus labios confirmando una leve sospecha que tenía, estaba con las mejillas ardidas por la fiebre- "se puede saber ¿desde cuándo estás en este estado?"

Ante esto el espadachín la miró incluso más colorado por el acercamiento de la chica, el cual no lo esperaba.

- "No… no se preocupe por mí, no merezco su preocupac…" –Kaoru lo agarró de su rojiza vestimenta y acercándola a su enojado rostro simplemente le gritó unas cuantas verdades como que no hable tan mal de él y que para ella él es alguien importante así que debe cuidarse-

Dejaron de hablar mientras Kaoru lo agarró de la mano y lo tironeó hasta su casa (no sin antes pasar por un doctor para que le receten la medicina necesaria para el estado del vagabusndo) y lo tapó en su futón. Ella no sabía mucho de enfermedades, aunque su madre haya sido cuidada por ella y su padre, pero aun así pasó la noche tratando de bajarle la temperatura a Kenshin con lágrimas saliéndole de los ojos por la impotencia de no haberse percatado de la salud del chico y por lo apenada que estaba al escuchar tales calumnias que él decía sobre sí mismo.

Kenshin por su parte se dejó tironear hasta la cama dejando que la chica lo colme con sus cuidados. Se sentía alagado, es más si de esta forma Kaoru lo iba a cuidar desearía no recuperarse nunca… pero esos pensamientos eran egoístas porque él insistía que no merecía esos cuidados, aunque decidió no decirlo otra vez porque no iba a soportar que la joven llore por esas palabras dichas por él.

Las horas pasaban y la fiebre estaba mejor, entonces cuando el chico quiso levantarse la joven entraba con una sopa que ella había prepara y en la cual ella no sabía si estar muy convencida o no… ara sorpresa de Kenshin estaba bastante bien. La miró mientras ella tomaba nuevamente su mejilla para controlar la fiebre sonriendo al ver que había cesado.

- "Kenshin" –habló con su mirada baja, de alguna manera reflexionó esas horas de cuidados y se sentía un poco avergonzada-

- "Dígame Kaoru-dono" –y al verla en ese estado se aventuró a contestar- "La sopa está muy rica, de hecho es más de lo que podría pedir, gracias" – Kauro lo miró sorprendida encontrándose con su sonrisa hermosa, pero luego volvió a sus posición original negando con la cabeza, el chico la miró extrañado-

- "No es eso…" -tomó aire- "¿Por qué no me dijiste? ¿por qué seguiste con las tareas de la casa si estabas así? Yo podría haberte ayudado, como te dije no eres mi sirviente… eres mi compañero" –ante esto último se sonrojó-

- "Kaoru-dono…" –y se permitió tocar su mentón y levantar su mirada para que lo vea- "yo no puedo permitir que usted haga las tareas del hogar, ya suficiente hizo por mí, así que quiero ayudarla y más sabiendo que es usted la que está trayendo el dinero a la casa, es por eso que no debería preocuparse por…"

- "INSOLENTE…" –y con sus manos hechas puño empezó a golpear el descubierto pecho del hombre- "eres mi invitado y no necesitas agradecerme nada, y menos sabiendo que vas a descuidar tu salud por ello"

Kenshin escuchaba y recibía los golpes de la chica hasta que agarró sus manos evitando que siga con su labor y la miró mientras acariciaba esa parte de ella.

- "Me disculpo por las cosas que dije y que la pusieron mal, pero no puedo permitir que sus delicadas y fuertes manos se arruinen por esto, por favor déjemelo a mí" –y en un rápido acto besó una de sus manos y acarició la otra nuevamente-

- "N-no pongas excusas" –y terminó esa caricia- "te voy a ayudar, y no quiero peros, nos repartiremos las tareas, pero tendrás que prepararme el baño tu" –en su cabeza se formuló la frase "para siempre" pero no quiso decirlo-

Kenshin suspiró pero al ver la determinación de la chica simplemente aceptó su propuesta, no sin antes darle un pequeño beso en los labios a la chica, haciendo que se sonrojara por la sorpresa.

- "¿Kenshin?"

- "Creo que la fiebre aumentó" –se excusó para taparse y dejar ese pequeño tema de lado-

- "NO KENSHIN HABLAREMOS DE ESTO AHORA…. KENSHIN" –y al ver que no cedía simplemente se recostó a su lado notando que realmente la fiebre había vuelto a subir, volviendo a su anterior labor de bajársela-

Él no era nada de lo que se decía y ella se lo iba a demostrar aunque tenga que descuidar las delicadas manos que Kenshin se empeñaba a cuidar.

Fin