Los Ojos del Ruiseñor
Capítulo 53: Resoluciones
Otoño — x492 / 1 de noviembre
Desde la ventana de la habitación que había sido asignada a los invitados de Jetaiya, se podían ver los jardines exteriores que estaban en los terrenos del castillo, también se podía ver el camino blanco que los había llevado a la entrada del castillo y, en la distancia, se podía ver la gran puerta de entrada.
Koga se había levantado muy temprano, había desayunado junto con Toshiro y habían estado hablando de lo que podía pasar ese día. Aunque habían hablado de ello en el Palacio de Verihan en Jetaiya junto con su padre, Koga sintió la necesidad de volver a hablar de ello con su hermano menor, y Toshiro no parecía feliz por ello.
Eso no era extraño, Toshiro nunca parecía feliz con nada más que con sus estudios y entrenamiento; él tenía casi 18 años y nunca había tomado una concubina. El tercer príncipe, que era incluso un año menor que él, ya tenía una pequeña princesa, y Koga podía decir que tenía dos pequeñas hijas tan hermosas como la madre del rey de Jetaiya.
Incluso Hisana, que se había casado recientemente con Byakuya, ya tenía un hijo pequeño.
— Deberías dar un paseo por el jardín, ver el castillo… No sé, conocer a las princesas, tal vez. — Comentó Koga al ver que Toshiro había estado mirando por la ventana en silencio por mucho tiempo.
— Ya te lo dije, no me interesan las princesas. — Respondió Toshiro girando sobre sus talones para mirar a Koga. — Iré a ver el acantilado.
— Está bien, solo no saltes desde allí. — La sonrisa de Koga hizo que Toshiro rodara los ojos en una mueca de total fastidio. — Te necesito con vida durante estos días, después de que solucionemos este problema puedes hacer lo que quieras.
— Lo sé, lo sé. — Toshiro ajustó los puños de su camisa con cuidado. — Solo daré una vuelta por el lugar, te veré en el almuerzo. No provoques una guerra innecesaria, aún nos estamos recuperando del ataque de Kuvar y no hay suficientes soldados para defendernos en caso de guerra.
Toshiro le recordó a Koga, y esta vez fue el turno de Koga de poner los ojos en blanco.
— Sí, sí… Tendré cuidado con la lengua. — Koga le hizo un gesto con la mano a Toshiro para que se fuera, y él se quedó en la habitación esperando al guardia que lo llevaría a ver al rey.
Pasó mucho tiempo entre la partida de Toshiro y la llegada del guardia, y mientras subía las escaleras hacia las habitaciones del rey, escoltado por el guardia, Koga no dejaba de pensar en lo que tenía que decirle al rey Isshin.
Su padre lo envió a Adelaar con la misión de proteger a Hisana y al pequeño príncipe, y si tenían que hacer una alianza para evitar una guerra y que Hisana y su hijo salieran heridos, entonces él firmaría lo que fuera necesario.
Cuando llegó a la puerta de la Oficina Privada del Rey, el guardia que custodiaba la entrada le informó que el Rey Isshin estaba en una reunión con el Príncipe Ichigo, por lo que cuando Ichigo salió de esa oficina con paso silencioso, Koga no se sorprendió.
El guardia que escoltaba a Koga hizo las presentaciones de ambos e Ichigo inmediatamente se acercó a Koga, con su habitual expresión seria en el rostro, y ambos estrecharon su mano dos veces. Ese fue un saludo informal para dos personas de un estatus como el de ellos, pero Koga entendió de inmediato lo que significaba ese saludo.
La Triada.
— Hasta luego. — Fue lo único que dijo Ichigo antes de caminar por el pasillo para salir del piso privado del rey.
Koga asintió, sabiendo que Ichigo lo estaría esperando para hablar después de su reunión con el Rey Isshin, y se preguntó por qué Ichigo lo había saludado de esa manera. Después de pensarlo un rato, Koga llegó a la conclusión de que Ichigo le había contado al Rey Isshin sobre la Tríada.
"¿Amenazaste a tu padre con la Tríada, Ichigo?" Koga se cuestionó a sí mismo antes de que se abriera la puerta de la oficina del rey.
Ichigo era un manipulador, y Koga no tenía dudas de que Ichigo diría lo que tuviera que decir para conseguir lo que quería. Koga se preguntó qué quería Ichigo en ese momento, o qué pretendía lograr al amenazar a su padre con la Tríada.
Koga tal vez lo estaba pensando demasiado, tal vez Ichigo no le había dicho nada al rey pero aun así, cuando entró a la oficina privada del rey, lo hizo atento a cualquier posible mención de la Tríada.
El guardia que lo acompañaba le presentó al rey Isshin y luego los dejó solos.
Koga no había visto al rey Isshin en persona antes, y todo lo que sabía sobre él era lo que la gente solía decir de un reino a otro y lo que Soujun le había dicho en Maranni. Pero Soujun hablaba por odio y resentimiento hacia el rey, y Koga sabía por experiencia propia que los rumores tendían a ser salvajes y extraños.
— Gracias por venir, Príncipe Koga. — habló Isshin, señalando un gran sofá para que se sentara. — Me gustaría que empezáramos esta conversación con el tema principal: tu relación con los Kuchiki.
Koga se sorprendió y negó suavemente la cabeza; sabía que esa conversación iba a ser difícil pero no imaginó que el rey abordaría este asunto tan pronto.
—
Kaien fue uno de los primeros en llegar a la Cúpula esa tarde, y no se sorprendió al encontrar a los Consejeros de la Moneda y de Guerra esperando fuera de la Cúpula; ellos eran los hombres de confianza de su padre, por lo que era natural que estuvieran presentes en ese momento. De todos los miembros del Consejo del Rey, solo ellos estaban al tanto de la situación con la familia de Rukia; en verdad el rey había manejado todo aquello con la mayor discreción posible.
Momentos después llegó la Familia Kuchiki, y Kaien se sorprendió al ver que el Concejal Kuchiki, su hijo y Rukia estaban allí. Ichigo llegó acompañado del Príncipe de Jetaiya con quien parecía estar hablando de algo demasiado casual, y al final llegó el rey, acompañado por un par de sus guardias personales.
Definitivamente, había mucha gente allí como para presenciar el veredicto de ejecución del Concejal Kuchiki, además de que el invitado de Jetaiya no tenía por qué estar allí.
Ichigo se acercó a Rukia, besó su mano y le dedicó unas palabras que Kaien no escuchó, e inmediatamente después, el príncipe de Jetaiya se acercó a Rukia, saludándola con una sonrisa demasiado grande y un tono de voz muy animado. Kaien tuvo la impresión de que ellos se conocían desde mucho tiempo atrás y eso le hizo cuestionar la confesión que le había dado el Consejero Kuchiki al rey en el tercer interrogatorio.
— Bueno, estamos todos reunidos, así que es hora de entrar a la Cúpula. — ordenó el rey después de haber intercambiado un par de palabras con sus Consejeros.
Los guardias abrieron las puertas de la Cúpula al mismo tiempo.
Todos se sentaron y Kaien notó que no había ningún escriba, también se dio cuenta que era el Consejero de Dinero quien preparaba las cosas para escribir.
"¿Es esto tan secreto que no llamarán al escriba?", se preguntó Kaien mientras el Consejero de Guerra sacaba un par de documentos de una carpeta de cuero.
— Como esta situación involucra a la familia política del Segundo Príncipe, se ha manejado con la mayor discreción posible para evitar daños innecesarios a la reputación de la familia real. — Habló el Concejal Ukitake, con esa calma y sonrisa que lo caracterizaba.
Kaien miró a Ichigo y a Rukia, quienes estaban sentados juntos, y notó que Ichigo estaba demasiado relajado y jugando distraídamente con los dedos de Rukia; luego fijó su mirada en el rey y notó que estaba tenso y que miraba a Ichigo de vez en cuando. El Concejal Kuchiki parecía resignado a aceptar el castigo que merecía y el Príncipe de Jetaiya parecía curioso de todo lo que pasaba ahí.
Era como si el invitado de Jetaiya estuviera solo como mero espectador.
El rey había mantenido informado a Kaien sobre la situación con el Concejal Kuchiki, y Kaien sabía todo lo que había dicho el Concejal Kuchiki porque él había estado allí; por lo que no tenía dudas de que habría una ejecución en los próximos días.
El veredicto estaba prácticamente listo y la orden de ejecución solo necesitaba la firma del rey para ser efectiva.
El Consejero Ukitake se aclaró la garganta y comenzó a leer el informe que cubría desde los rumores de Neikel sobre la situación de los soldados en Maranni hasta el segundo interrogatorio del Concejal Kuchiki. En ese interrogatorio, el padre de Rukia había declarado que no había revelado el verdadero estatus de Hisana dentro de la realeza de Jetaiya por temor a desatar un conflicto entre reinos.
Kaien se sorprendió de que el Concejal Ukitake no mencionara nada sobre los interrogatorios más recientes de la familia Kuchiki, y que la confesión de traición y conspiración del Concejal Kuchiki al rey fuera totalmente ignorada. Parecía que solo importaba el hecho de que el hijo de la princesa Hisana sería el heredero de Jetaiya.
— El hecho de que Lord Byakuya se haya casado con una princesa, cuyo estado de nacimiento es realmente valorado dentro de su propio reino, crea un conflicto entre ambos reinos. — explicó el Concejal Ukitake mientras tomaba un documento que le entregó el Concejal Kyoraku.
— ¿Cuál? — Preguntó Kaien, quien había estado en silencio todo este tiempo, y que estaba viendo que nada estaba saliendo como debía de salir.
De alguna manera, alguien había manipulado lo que debería haber sido una sentencia de muerte para un conspirador en un problema que afectaba a dos reinos.
Nada de eso tenía sentido para Kaien.
— Príncipe Kaien, entiendo que las costumbres de tu reino son diferentes a las costumbres de mío, y aunque esto te parezca un sin sentido, para mí y para mi gente es un tema muy delicado. — explicó Koga. — En Jetaiya no hay hijos ilegítimos porque todos los hijos del rey son considerados, en efecto, hijos del rey. El rey tiene una esposa principal y muchas concubinas, pero los hijos nacidos de la esposa principal suelen ser los más favorecidos. Mi hermana Hisana es hija de la esposa principal, si hubiera nacido varón, sería la primera heredera al trono y luego los demás; pero el trono no se hereda a las mujeres, sin embargo, Hisana dio a luz a un varón fuerte y sano, y según las tradiciones de nuestro reino, ese niño heredará el trono a mi muerte.
Kaien, quien había estado escuchando lo que decía el Príncipe Koga, de inmediato se giró hacia Byakuya y notó que él estaba completamente serio y sin ninguna expresión que delatara su estado de ánimo; era como una estatua tallada en piedra. Kaien supo en ese preciso momento que Byakuya estaba realmente al tanto de todo lo que implicaba casarse con la princesa de Jetaiya.
Si eso no era una señal de rebelión y traición, entonces no sabía lo que era.
— Eso es lo que crea un conflicto con nuestro reino. — El Concejal Ukitake volvió a hablar, tomando el papel que previamente había sacado el Consejero de la Moneda.
Entonces, el Concejal Ukitake empezó a hablar de Los Acuerdos de la Caída, de su antigüedad y de las cláusulas que ahí estaban escritas; también habló de que siempre se habían cumplido las cláusulas establecidas y varias otras cosas más que realmente no tenían sentido en ese momento.
De hecho, parecía que solo estaban buscando excusas para limpiar los pecados del Concejal Kuchiki y eso era extraño. Kaien quería hablar, pero no podía encontrar las palabras adecuadas para hacerlo sin que pareciera que él quería que ejecutaran al padre de Rukia.
— ¿Eso es todo? — El rey preguntó al Concejal Ukitake, y este último respondió afirmativamente.
El rey se aclaró la garganta y se recostó en su asiento, cerrando los ojos por un momento y cuando los abrió, volvió a fijar su mirada en Ichigo.
Kaien no podía dejar de pensar que tal vez Ichigo había dicho o hecho algo para que su padre perdonara al padre de Rukia, y eso no le gustó; porque significaba que Ichigo había encontrado algo con lo que presionar al rey para obtener lo que quería. Kaien ni siquiera podía pensar en algo que fuera lo suficientemente poderoso como para hacer que el rey ignorara por completo la confesión de traición del Concejal Kuchiki y, en cambio, sacara a relucir el tema de los matrimonios y los herederos.
— Los rumores que venían de Neikel resultaron ser ciertos, había demasiados soldados en Maranni, sin embargo se tomará como un mal manejo de la milicia, ya que fueron despedidos y no sucedió más. — Explicó el rey con calma, aunque Kaien se dio cuenta de que en realidad su padre solo estaba conteniendo su ira; él lo podía notar en aquella vena palpitante que se formaba en el cuello de su padre. — La presencia de los soldados de Jetaiya, así como el estado de nacimiento de la Princesa Hisana y su hijo, no lo tomaremos como una señal de rebelión por parte de Lord Kuchiki, sino como una señal de protección a alguien de la familia real de Jetaiya. Se respetará el estado de nacimiento del primogénito de Lord Byakuya, sin embargo, cualquier hijo posterior que tenga se regirá por Los Acuerdos de la Caída, o se ejecutará la cláusula de incumplimiento.
Byakuya asintió a las palabras del rey, pero no habló ni cambió su expresión. El Concejal Kuchiki, que también había permanecido en silencio, abrió los ojos con sorpresa al escuchar esas palabras salir de la boca del rey; era surrealista lo que estaba pasando en ese momento.
Kaien tampoco podía creer lo que decía el rey; necesitaba respuestas, y las necesitaba en ese preciso momento.
— Debido a las acciones del Concejal Kuchiki, su asiento en el consejo será removido y su hijo tomará su lugar. Lord Soujun Kuchiki, tiene prohibido regresar a la Capital. — Explicó el rey, continuando con la resolución de todo aquello. — La princesa Hisana y su hijo vendrán a vivir al castillo según lo estipulado en Los Acuerdos de la Caída, y la princesa puede hacer uso de su título si así lo desea. ¿Alguien tiene alguna pregunta?
Todos negaron esa pregunta y el rey dio por terminada esa sesión en la Cúpula.
Kaien no entendió lo que pasó allí, pero se quedó en su lugar viendo como Rukia, su padre y su hermano salían de la Cúpula en silencio. Ninguno de los Kuchiki sonrió y era obvio que ninguno esperaba esa resolución del rey; evidentemente todos estaban al tanto de lo que habían hecho, y al parecer Rukia también lo estaba, o al menos estaba lo suficientemente informada como para saber que debía esperar lo peor de este encuentro.
Pasaron unos minutos para que todos, excepto Kaien y el rey, salieran de la Cúpula y las puertas se cerraron nuevamente. Kaien se quedó en su lugar, al lado del rey que estaba en silencio, y por un momento no supo qué decir. Tenía muchas dudas; todo eso parecía una farsa absurda y ridícula.
— Su Majestad… — Kaien comenzó a hablar, pero el rey volteó a verlo, impidiéndole hablar o expresar su enojo e insatisfacción por lo que acababa de suceder.
El rey estaba molesto, y Kaien sabía que si hacía la pregunta equivocada, la ira del rey se dirigiría hacia él; así que Kaien se levantó de su asiento y se inclinó ante el rey a modo de despedida.
— Siéntate. Necesitamos hablar.
Kaien inmediatamente volvió a su asiento, esperando pacientemente que el rey le explicara todo lo que había sucedido. Se suponía que el rey lo estaba preparando para sucederlo en el trono, tenía que estar al tanto de las cosas importantes, y el "Caso Kuchiki" era realmente importante.
Necesitaba saber por qué el rey había tolerado una traición de esta magnitud y miró hacia otro lado.
—
La Tríada se consolidó hace más de 20 años y fue a raíz de la batalla por la Isla Trinidad que se formó esta organización. Esa fue la razón principal por la que la isla pasó de llamarse Isla de las Cerezas a La Isla Trinidad.
Isshin solo sabía, en ese momento, que había más manos involucradas en ese lugar de las que realmente se decía, y que uno de los miembros principales era el reino de Vayalat. Los otros dos miembros seguían siendo un misterio, aunque se rumoreaba que los mercenarios contratados por el reino de Cikram habían cambiado de jefe en medio de la batalla, y que Jetaiya había entablado una buena relación con Vayalat tras esa victoria.
Cualquiera que hubiera oído hablar de la isla y de cómo el rey Yhwach había liderado una de las batallas más sangrientas de esa guerra y la había ganado, querría unirse a ellos o tener buenas relaciones.
Esa fue la razón original por la que Isshin se acercó a Masaki.
Ella era una de las hijas de ese rey y ella tenía lo que llamaban el don de la guerra, aunque eso era algo que Isshin no tenía claro. Había escuchado rumores de esos dones, pero no había nadie que los confirmara.
Cuando Vayalat se estaba recuperando de esa batalla, fue la primera vez que Isshin vio a Masaki.
No fue amor a primera vista y ninguno quedó cautivado por la belleza del otro en ese momento. Masaki había intentado matarlo con un par de flechas cuando él la estaba espiando mientras ella entrenaba con los arqueros, y lo habría logrado si Isshin no hubiera suplicado por su vida cuando ella lo acorraló contra una pared; en ese momento Isshin tenía una de las flechas de Masaki clavada en el brazo.
Isshin todavía tenía esa cicatriz. Ese era su mejor trofeo de guerra personal.
Masaki era tan joven como él y, al igual que él, había estado en el campo de batalla; Masaki fue quien dirigió a los arqueros que resistieron en la isla para evitar la reconquista por parte de Cikram.
Ella también tenía trofeos de guerra marcados en la piel.
Fue Masaki quien le contó a Isshin sobre ese asedio mientras ella estaba curando su brazo herido por la flecha, pero no dijo nada que revelara las otras partes de la Tríada. Isshin tampoco insistió en eso, pero después de ese día regresó muchas veces al palacio de Vermist para visitarla, ya no como el chico que la espiaba en el campo de entrenamiento, sino como un príncipe cortejando a una princesa.
Con el tiempo, se corrió la voz de que la Tríada se había disuelto y Vayalat se quedó con el control de la Isla, pero de un momento a otro, se formó una nueva Tríada aprovechando la fama del momento.
esta nueva Tríada, Vayalat ya no tenía parte, o eso se decía.
Cada vez que se escuchaba el nombre de la Tríada, siempre era sinónimo de alguna guerra o batalla, ya fuera en las tierras del norte del continente o en las del sur. La Tríada prestaba sus servicios a quienes la contrataban y siempre ganaban; eran como mercenarios pero con soldados debidamente entrenados con técnicas de lucha probadas por generaciones.
La fama de la Tríada estaba debidamente merecida, pero a los ojos de todos no eran más que simples mercenarios.
Ichigo fue quien le dijo a Isshin que la Tríada no se disolvió cuando dijeron que lo hicieron, y que no eran solo mercenarios; también fue quien le hizo saber a Isshin que la situación de Avanta con respecto a la Tríada era realmente delicada.
Lo que hizo la familia Kuchiki fue poner un objetivo en el reino y dejar que el propio rey sacara el arco y disparara.
Isshin pudo ver en los ojos de Kaien una simple pregunta: ¿Qué hizo Ichigo para que todo saliera de esta manera? A su manera.
Ichigo fue quien estuvo más tranquilo durante todo el tiempo que duró esa reunión, era natural que Kaien sospechara de él.
— Hay una organización llamada "La Tríada". — comenzó Isshin y Kaien parecía querer decir algo, pero lo detuvo. Era natural que Kaien no esperara esa respuesta. — Durante mucho tiempo cometí el error de pensar que solo eran mercenarios, pero no es así. La Tríada está formada por los reinos de Vayalat, Jetaiya y unos mercenarios llamados "La Compañía de Tirnoq". Es una alianza militar.
La sorpresa en los ojos de Kaien fue inmediata, e Isshin comenzó a hablarle sobre la Tríada y el problema que tendrían si se malinterpretaba algo que hicieran.
— Si levantamos nuestras manos contra la princesa de Jetaiya y contra su hijo, si los ofendemos de alguna manera, entonces Avanta caerá. — agregó Isshin. — La Tríada evita que se ataquen entre sí. Si Jetaiya ataca, nuestro principal aliado no va a mover las manos, y tenemos el peligro de que los Mercenarios también ataquen. El rey de Vayalat no solo podría apartar la mirada, sino que podría enviar un ataque si Jetaiya se lo pide.
— ¡Se supone que Vayalat es nuestro aliado! — Kaien perdió la calma al entender la situación, pero trató de recuperar la compostura tan pronto como se dio cuenta de su actitud.
Isshin había pasado por lo mismo cuando Ichigo le habló acerca de la Triada, pero Ichigo ni siquiera se inmutó ante ese estallido de ira, e Isshin supo en ese momento que las manos de Ichigo también estaban en la Tríada. No todo el mundo podía pasar unas vacaciones con los mercenarios "aprendiendo" cosas nuevas.
— Estamos en buenos términos, pero no olvides que yo te elegí a ti para ser el rey y no a Ichigo. — explicó Isshin.
Kaien era un mejor candidato para la corona, conocía a la gente y conocía las necesidades del reino. Ichigo no. Ichigo era un arma pulida por un reino cuyos hijos eran un arma; y algo en el fondo de su mente le decía a Isshin que Kaien sería un rey mucho mejor que Ichigo.
Cuando Isshin visualizó a su heredero, solo pudo ver a Kaien. Ni Ichigo ni sus hijas estaban en esa imagen, solo Kaien.
— Bueno, entiendo la situación de la princesa, pero ¿y Lord Kuchiki? Es un traidor confeso. — Kaien trató de mantener la calma. — Su cabeza tendría que rodar al amanecer.
Isshin compartía esa idea, realmente quería ejecutar a Lord Kuchiki, pero era algo que no podía hacer.
— Ichigo estaba dispuesto a renunciar a su derecho de sangre por la vida de ese hombre. La vida de ese hombre no vale nada, todo era realmente por la felicidad de la hija de ese hombre. — Isshin hizo una pausa y miró a Kaien, quien seguía mirándolo con asombro y molestia. — Ichigo no quiere el trono, darle lo que me pide es lo mínimo que puedo hacer si eso me asegura que no se interpondrá en tu camino. Ahora vete a hacer tus cosas.
Kaien se puso de pie unos momentos después e hizo una reverencia antes de dejar a Isshin solo con sus propios pensamientos.
Isshin reconoció el patrón que estaba siguiendo Ichigo porque era el mismo patrón que él mismo había seguido con la madre de Kaien. Isshin no recordaba mucho de esos años, pero la Reina Madre fue quien le contó todo lo que él había hecho por aquella mujer. La única diferencia entre lo que hizo Isshin y lo que estaba haciendo Ichigo en este momento, era que Ichigo estaba casado con la mujer que lo estaba manipulando.
Rukia era un peligro para el reino, y eso se había vuelto claro para él en ese momento.
Si Ichigo podía ceder y hacer lo que ella quería en esos momentos, Isshin no podía imaginar qué pasaría si Rukia realmente tuviera una motivación dentro del reino y quisiera algo más allá de salvar la vida de su padre.
Así que para evitar más sorpresas de este tipo, Isshin le había dejado claro a Ichigo que lo que hizo ya no volvería a funcionar. Las reglas eran las reglas, y si Ichigo las rompía de nuevo, sin importar quién o cómo salieran las cosas, él tenía que pagar las consecuencias.
—
La Cláusula de Incumplimiento eran solo dos líneas dentro de Los Acuerdos de la Caída que obligaban a ambas partes a cumplir.
Para los Kuchiki, si no cumplían con los Acuerdos, serían considerados traidores y serían ejecutados. Para los miembros de la familia real, si no cumplían los Acuerdos, se entendería que devolvían la autonomía a Maranni, por lo que volverían a ser un reino, con todas sus tierras incluidas.
El caso Kuchiki se había resuelto utilizando tecnicismos, amenazas sutiles y promesas vacías.
Ichigo había hecho con su padre lo mismo que había hecho en la oficina privada de Maranni; él había dicho lo suficiente para infundir miedo en el corazón de su padre, y usó ese miedo a su favor. Podría haber dejado que todo siguiera su curso, pero le había prometido a Rukia que protegería a su familia, y en el fondo no tenía ganas de liderar una guerra; aún no era el momento.
No mientras su padre aún fuera rey.
Cuando salieron de la Cúpula, todos se dirigieron a la Casa Kuchiki en un completo silencio que solo se rompió cuando Koga se alegró de que todo saliera bien. Poco a poco los ánimos comenzaron a relajarse, y en menos de lo esperado llegaron los Consejeros de la Moneda y la Guerra con varias botellas de licor.
El Consejero de la Moneda argumentó que tenían que celebrar que nadie muriera ese día, así que de un momento a otro, todos tenían una copa de licor en la mano y brindaban por eso.
Ichigo permaneció de pie, en compañía de Koga, mientras la familia de Rukia y Rukia, conversaban con los Consejeros. Rukia quería arreglar las cosas con su familia e Ichigo era consciente de eso; él estaba contento de que ella tuviera la oportunidad de hablar con ellos después de que el peligro había pasado por completo.
— ¿Cómo lograste que el rey no matara al padre de Rukia? — Preguntó Koga mientras escuchaban la conversación entre los Kuchiki a lo lejos.
— Usé el afecto del rey por Kaien en su contra. — Ichigo respondió simplemente. Koga parecía intrigado por esas palabras. — Le dije al rey que si era necesario abdicaría de mi derecho al trono si eso le daba la tranquilidad que necesitaba para asegurarse de que yo realmente no haría algo para tener el trono, y que solo me importaba hacer feliz a mi esposa y evitar que viera morir a su padre. Palabras más, palabras menos… ahora no importa.
— ¿Abdicaste? — preguntó Koga a punto de atragantarse con el licor.
— No. — Ichigo bebió un poco. — El rey decidió confiar en mí después de que le conté algunas cosas sobre la Tríada.
— Podrías haber usado eso a tu favor, tener una guerra y hacer que la Tríada acabara con Kaien y con el rey. — susurró Koga con una sonrisa traviesa.
— ¿Y luego ver cómo cada parte de la Tríada cobra su paga? — preguntó Ichigo con ironía. — No, está bien así. Además, ¿ves a esa mujer? — Ichigo señaló a Rukia, quien en ese momento sonreía de una manera tan encantadora que parecía brillar. — No puedo negarme a darle lo que ella me pide, lo único que quiero es hacerla feliz.
— Sabes que ella es fuerte, ¿no? — Preguntó Koga viendo a Rukia explicarle algo a Lord Kuchiki con sus manos. — Ella, sin ayuda, podría derribar un reino.
— Lo sé. — Ichigo volteó a ver a Koga. — Sabes, ahora me gustas más, Koga... así que brindemos por eso.
Otoño — x492 / 9 de noviembre
La familia de la Favorita de la Reina fueron los últimos invitados en abandonar el castillo. Con la excepción de los invitados de Jetaiya que no abandonarían el castillo hasta que Hisana y su hijo se instalaran en la Casa Kuchiki, todos los demás invitados se habían ido días antes.
Incluso su padre había dejado el castillo un par de días después de la resolución del "caso Kuchiki", como lo había llamado el concejal Ukitake.
La familia de Senna se había tomado más libertades que los demás invitados al pasar demasiado tiempo dentro del castillo; sin embargo, lo que sorprendió a Rukia no fue el tiempo que ellos pasaron como invitados, sino el hecho de que la reina se lo permitió e incluso fue amable con Senna.
Eso le pareció realmente surrealista a Rukia; incluso la reina había mencionado una vez, entre conversaciones con la madre de Senna, que hubiera sido maravilloso que Senna hubiera quedado embarazada del rey. Rukia no entendía el juego de apariencias que estaba jugando la reina, pero el hecho de que la reina le hubiera pedido explícitamente a ella que estuviera presente todo este tiempo solo podía significar una cosa: la reina estaba tratando de enseñarle algo.
Así que Rukia estaba atenta a todo lo que sucedía a su alrededor, tanto a los gestos como a las palabras que expresaba la reina, y el efecto de estas palabras en otras personas. Todo lo que hacía la reina, Rukia tenía que aprenderlo.
— Que las Deidades los cuiden en el camino. — Dijo la reina a la familia de Senna como despedida esa mañana.
Nelliel también salió a despedirse de Senna, las dos se habían hecho "amigas" en los últimos meses, y era de suponer que ella también saldría a despedirla. Rukia estaba en silencio, observando y aprendiendo de la reina, de vez en cuando decía algunas palabras amables para mantener las apariencias, pero nada relevante; su relación con Senna siempre fue hostil, y en ese momento su relación con Nelliel era una mezcla de indiferencia y cortesía.
Después de que la familia de Senna entró en los carruajes y comenzaron a avanzar por el camino blanco hacia las puertas de los terrenos del castillo, Nelliel se disculpó con la reina y regresó al interior del castillo.
Rukia estaba de pie junto a la reina, sabía que no podía moverse de allí sin la reina, y simplemente comenzó a mirar a la nada.
— ¿Qué aprendiste estos días mientras pasábamos tiempo con la familia de Senna? — Preguntó la reina haciendo que Rukia saliera de su ensimismamiento.
— Que no importa cuán desagradable sea alguien para mí o cuán grave haya sido la ofensa en mi contra, debo mantener la calma y mostrar una expresión tranquila y amable porque soy parte de la familia real. — dijo Rukia casi automáticamente.
— No. — La voz de la reina era tranquila y Rukia inmediatamente volteó a mirarla; ella estaba confundida por esa respuesta. — Debes actuar con la mayor calma posible para que nadie sospeche de ti cuando actúes contra quienes te ofenden. Senna y el rey me han ofendido, pero si me enfrento a Senna y al rey, yo quedaría mal como reina y como mujer. El rey ya ha reparado su ofensa y, a través de la Sombra, el futuro esposo de Senna será el nuevo señor de Neikel antes de que termine este mes.
Rukia entendió de inmediato lo que quería decir la reina y un escalofrío le recorrió la espalda. No quería preguntar, ni quería decir nada, y solo asintió a lo que dijo la reina como señal de que había entendido esas palabras.
La reina le estaba enseñando cómo planear una venganza.
Otoño — x492 / 10 de diciembre
—
Querida Rukia...
Parece que ha pasado un siglo desde la última vez que nos vimos y tengo tantas cosas que decirte que no sé por dónde empezar. Quizá sea mejor empezar con lo que pasó después de que Ulquiorra y yo nos fuéramos de Adelaar.
Ulquiorra estaba triste, se sentía un poco molesto por todo lo que había sucedido y un poco culpable por dejar sola a Nelliel, pero incluso él entendió que golpear al príncipe heredero no estaba bien. Solo sé que tuvo mucha suerte de que no lo mataran, porque no sé qué hubiera sido de mí sin él.
Viajamos durante algunos días, nos acercábamos a la frontera norte cuando unos bandidos nos atacaron. Los soldados que envió el príncipe Ichigo para servirnos de escolta y cuidarnos en el camino fueron los que se encargaron de deshacerse de ellos. Ulquiorra no salió a pelear, estaba débil por los días de encierro y las heridas que aún no cicatrizaban, así que se quedó protegiéndome dentro del carruaje.
Los soldados del Príncipe Ichigo reconocieron a uno de esos hombres y nos dijeron que era uno de los más cercanos al Príncipe Kaien. Ulquiorra no estaba sorprendido, pero yo estaba asustada. Si no fuera por los soldados del príncipe, no sé qué nos habría pasado o qué le habrían hecho a Ulquiorra.
Agradécele al Príncipe Ichigo por mí, por no dejarnos solos.
Cambiamos de un carruaje a otro y el resto del camino transcurrió sin contratiempos. El viaje fue agotador, no pensé que duraría tantos días, incluso me enfermé en el camino, así que cuando llegamos a la ciudad de Vermist, nos acomodamos en una posada y descansamos un par de días.
Ulquiorra fue al palacio a ver al tío del Príncipe Ichigo y yo me quedé en la posada. No sé de qué hablaron, pero Ulquiorra dijo que se iba a unir al ejército en la capital. Él es un soldado, estar en el ejército es lo único que sabe hacer.
Todavía teníamos algo del dinero de la "venta" de la Casa de los Inamorata que nos regaló el Príncipe Ichigo, así que después de unos días de descanso, comenzamos a buscar una pequeña casa para vivir. Conseguimos una pequeña en las afueras de la ciudad, no es muy grande pero está bien para vivir.
Ulquiorra no es feliz, aunque no lo demuestra, sé que no es feliz.
Siempre trato de ser optimista, pero verlo así me llena el corazón de tristeza. Sé lo que piensa, me lo ha dicho muchas veces, y a veces tengo miedo de oírle decir esas horribles palabras y que mi hermano aparezca en la puerta para devolverme a Eikaran.
Rezo todos los días a las Deidades para que ese futuro no suceda, y trato de que Ulquiorra no se arrepienta de nada. El futuro es incierto pero estoy con él, sé que podemos salir adelante juntos aunque por ahora es un poco difícil.
Vendí algunos de mis vestidos, solo me quedé con un par que me trae recuerdos y compré ropa más sencilla. No sé cocinar, mi comida todavía se quema o tiene demasiada sal, pero Ulquiorra se la come y me dice que lo haré mejor la próxima vez. Creo que lo más difícil es acostumbrarme a hacer las cosas yo sola y no depender de sirvientes para hacer todo.
Los vecinos son buenas personas, una señora y su gato a veces me visitan mientras Ulquiorra está en el servicio militar. Ella es muy amable y se ofreció a enseñarme a cocinar, así que espero mejorar pronto.
La vida fuera del castillo y sin lujos es difícil, pero sé que todo mejorará.
Te extraño y extraño las tardes paseando o comprando cosas en las tiendas. Espero verte pronto.
Con amor, Orihime.
PD: Ulquiorra dice que extraña a Nelliel, pero por el momento no quiere que ella sepa dónde estamos, o Kaien podría intentar matarlo nuevamente.
Otoño — x492 / 12 de diciembre
La situación de la familia Kuchiki y la forma en que todo se había resuelto seguía dando vueltas en la mente de Kaien; sabía que no podía hacer nada más que ignorar el problema y continuar como si nada hubiera pasado, pero la constante presencia de Byakuya Kuchiki en las reuniones del Consejo lo hacía volver al mismo punto una y otra vez.
Cortar las cabezas era simplemente más fácil que perdonarlas, aunque últimamente las cabezas se le escapaban de las manos y eso lo frustraba demasiado. Todo era más fácil cuando él era el único príncipe en el castillo y solo su voluntad se seguía.
Un par de golpes en la puerta de su pequeño estudio hicieron que dejara de pensar en todos los asuntos que rondaban su mente. Él no había podido concentrarse en nada, ni siquiera en leer, ya que el libro que había intentado leer estaba tirado en el suelo con las páginas revueltas.
— Adelante. — Ordenó Kaien, sin muchos ánimos para moverse de ese diván donde yacía.
La puerta se abrió y su padre entró en ese pequeño estudio a paso lento. Kaien reconoció de inmediato la expresión en el rostro de su padre y rápidamente se puso de pie e hizo una reverencia al rey.
El hombre que tenía delante no era su padre, era el rey… y el rey estaba enojado.
— Su Majestad. — saludó Kaien en un tono serio y neutral.
El rey sacó un viejo trozo de papel del bolsillo de su pantalón y, sin decir una sola palabra, se lo entregó a Kaien.
Kaien miró el papel en sus manos y prestó atención al contenido. En el momento en que leyó lo que estaba escrito en el papel y reconoció la letra allí, su garganta se secó y sus ojos se abrieron, incapaz de ocultar su sorpresa por el mensaje. Lo que estaba escrito en ese papel era una acusación peligrosa, y aun así, eso no era lo que realmente preocupaba de ese papel, sino el hecho de que el sello del rey estaba grabado allí.
Y claramente, esa era la letra de Nelliel.
Kaien no sabía cómo sentirse al respecto, sabía que Nelliel era impulsiva pero nunca imaginó que llegaría a algo como lo que tenía entre sus manos. Kaien ni siquiera sabía si habían ejecutado la orden en el papel o si la habían interceptado, y no sabía qué era peor.
El rey seguía parado frente a él, manteniendo su expresión seria debido a la gravedad de lo que él sostenía en su mano. Las dudas comenzaron a formarse en la mente de Kaien pero no se atrevió a preguntar nada; temía exponer a Nelliel en caso de que el rey aún no supiera quién era el responsable de esa orden de ejecución.
— ¿Usaste el sello y escribiste esa orden? — Preguntó el rey con total seriedad en su voz haciendo que Kaien tragara saliva en ese instante.
Kaien entendió lo que tenía en sus manos, y entendió que el castigo para el responsable era la ejecución, tanto por intentar matar a alguien perteneciente a la familia real como por haber robado y usado el sello del rey para dar veracidad a esa orden.
Kaien no pudo responder esa pregunta; no sabía cómo hacerlo.
— ¿Usaste el sello y escribiste esa orden? — volvió a preguntar el rey al notar que Kaien no respondía.
— No, no lo hice. — respondió Kaien, tragando saliva nuevamente y rezando para que el rey no sospechara de Nelliel.
— Está bien. Te creo.
El rey se dio la vuelta y salió del pequeño estudio dejando a Kaien con ese papel en la mano.
Kaien quería salir corriendo de allí, llegar a la habitación de Nelliel y obtener las respuestas que necesitaba, pero no era prudente hacerlo cuando el rey acababa de salir del pequeño estudio. Esperó alrededor de una hora antes de salir de allí, caminó de la manera más tranquila posible y mantuvo en su rostro esa sonrisa de tranquilidad que siempre tenía con él. El papel que el rey le había dado estaba en el bolsillo de su pantalón y se aseguró de que ningún sirviente lo siguiera.
Su mente era un revoltijo de ideas y preguntas, todas enfocadas en saber cómo había sucedido todo esto y cómo podía ayudar a Nelliel. Encontrar a alguien a quien culpar por las acciones de Nelliel no sería un problema, siempre y cuando el rey no sospechara de ella.
Todo parecía tranquilo cuando entró en el área de la reina. Kaien pensó por un momento que encontraría guardias apostados a cada lado de la puerta de Nelliel, pero todo estaba tan tranquilo como siempre. En su mente agradeció a las Deidades por eso.
Kaien tocó la puerta del dormitorio de Nelliel un par de veces, y Nelliel fue quien abrió la puerta. Ella al principio se veía confundida pero luego sonrió al verlo allí y se hizo a un lado para que él entrara a la habitación.
— Nell, tenemos que hablar. — Fue lo único que dijo Kaien cuando la puerta de la habitación de Nelliel se cerró detrás de él. — Por favor, dime que no escribiste esto.
Kaien le entregó el papel con la orden de ejecución a Nelliel y esperó pacientemente a que ella lo leyera. Nelliel parecía tranquila, incluso sonrió al leer aquel papel y, tras unos momentos de silencio que a Kaien le parecieron eternos, ella lo partió en cuatro pedazos y lo tiró a la basura.
— Nell… — Kaien la llamó con cautela, pero Nelliel simplemente levantó la vista y se sentó en una silla.
La calma en esa habitación era tan pesada que abrumó a Kaien.
— ¿Quieres que diga que yo no lo hice? — preguntó Nelliel con calma. — Yo no lo hice. No, sabes qué, sí, lo hice. Entré en la oficina privada del rey mientras todos dormían, me deslicé entre los guardias en el cambio de turno y sellé la hoja. Escribí esa orden y conseguí el arquero.
— ¿Por qué? — preguntó Kaien dándose cuenta en ese instante de que en realidad no conocía a Nelliel como él pensaba.
— ¿Por qué? Porque ella y su familia están conspirando contra ti y el reino. Ambos sabíamos que la familia de Rukia estaba planeando algo. ¡Tú mismo te diste cuenta cuando fuiste a Maranni! No sería extraño que Ichigo estuviera al tanto de todo esto y tratara de aprovecharse con ese matrimonio. ¡Y no me niegues que no has estado pensando en esa posibilidad en los últimos días!
Kaien no podía creer lo que estaba escuchando, ni podía creer con qué calma Nelliel estaba confesando lo que hizo.
— ¡Nell, usaste el sello del rey y diste una orden haciéndolo pasar por suya! ¡Pasaste por encima de la voluntad del rey! — Kaien caminó hacia Nelliel y la tomó por los hombros. — ¿Tienes idea del peligro en el que nos pone esto? Eres mi esposa, Nelliel, y todo lo que haces es como si yo lo hiciera. Si el rey descubre que fuiste tú quien hizo esto, no sé cómo podría salvarte.
— Pero el rey no se va a enterar. — Nelliel puso sus manos sobre las manos de Kaien. — No hay forma de que descubran que fui yo a menos que haga una confesión directa, y eso no va a suceder.
— Nell. — Kaien sintió las manos de Nelliel y cerró los ojos. — ¿Hay algo más que no me hayas dicho que deba saber? — Nelliel negó con la cabeza lentamente. — ¡Muy bien! Encontraré una manera de arreglar esto, pero no seas imprudente.
Nelliel asintió ante las palabras de Kaien y soltó sus manos permitiéndole alejarse de ella. Kaien miró a Nelliel por un segundo antes de dirigirse a la puerta. No tenía idea de qué hacer en ese momento, solo sabía que tenía que encontrar a alguien a quien culpar por el error que había cometido Nelliel.
Kaien salió de la habitación aún sumido en sus propios pensamientos, sin darse cuenta de que alguien estaba parado junto a la puerta de Nelliel hasta que ese alguien habló.
— ¿Encontrarás una manera de arreglar, qué?
La voz del rey le puso la piel de gallina en un segundo, y contra toda su voluntad, Kaien giró sobre sus talones para ver a su padre, quien tenía los brazos cruzados y una expresión verdaderamente enojada.
— ¡Kaien! — El grito de Ichigo lo tomó por sorpresa, así como el golpe que recibió de lleno en la cara momentos después.
—
— Hay un cierto límite de cosas que puedo tolerar. — habló Isshin, mirando a sus dos hijos que estaban sentados frente a él en la oficina privada de la reina. Tanto Ichigo como Kaien tenían la boca manchada de sangre seca y varios golpes. — Y esto es ciertamente algo que no pienso tolerar. Ustedes dos llevarán el reino a su destrucción, si es que no terminan matándose el uno al otro primero.
— Lo siento, Su Majestad. — se disculpó Ichigo.
— Lo siento, Su Majestad. — Kaien también se disculpó.
— Una disculpa no arreglará el desastre que ustedes dos hicieron en el pasillo del dormitorio de su madre. — El rey señaló a ambos. — Ustedes dos parecen un par de niños pequeños. ¡Cómo se atreven ustedes dos a pelear en medio del pasillo!
Ni Ichigo ni Kaien se atrevieron a responder; el rey estaba seguro de que si hablaban sería solo para volver a pelear, por lo que Isshin agradecía a las Deidades que sus hijos aún le tuvieran suficiente respeto, o miedo, para guardar silencio cuando él los regañaba.
Esa no era la forma en que Isshin había imaginado que resolvería el problema en el que obviamente estaba Nelliel, ni era la forma en que Isshin pretendía hablar de ello con Ichigo. Que Ichigo escuchara la confesión de Nelliel sobre ese ataque contra Rukia, era algo que Isshin no podía evitar. Ichigo estaba allí por casualidad y también escuchó lo que se decía dentro de esa habitación.
— Quiero terminar con todos estos problemas que ustedes dos me han traído por culpa de su elección de esposa. — Ichigo miró hacia arriba y abrió la boca con la intención de decir algo, pero una sola mirada del rey fue suficiente para que Ichigo se callara. — Rukia y su familia casi destruyen el reino, y le perdoné la vida al padre de Rukia solo porque tú me lo pediste. Un traidor confeso, solo por ti, Ichigo. — El rey habló mirando a Ichigo. — Así que ya sabes cómo va a terminar esto. Ahora, ustedes dos quítense de mi vista que si continúo viéndolos a ambos en este momento, les quitaré todos los títulos y nombraré a las gemelas como mis herederas.
Tanto Kaien como Ichigo se levantaron de sus asientos y se dirigieron a la salida de esa oficina. La reina había estado parada allí, en silencio, escuchando el regaño del rey a sus hijos, y Kaien e Ichigo se inclinaron ante ella antes de irse.
Otoño — x492 / 13 de diciembre
Nelliel, después de la pelea de Kaien e Ichigo en el pasillo, ya no podía salir de su habitación. La reina había dado la orden de encerrarla, y solo su doncella podía entrar para llevarle la comida. Ella sabía que para ese momento, todos los habitantes del castillo sabrían que los príncipes tuvieron una pelea en el área de la reina el día anterior. Nelliel solo esperaba que no descubrieran el motivo de esa pelea.
Ella tenía suficiente con sus propios problemas sin tener que lidiar con las críticas de la gente.
Nelliel pasó toda la mañana pensando en lo que podría pasarle, aunque lo más probable es que Ichigo pidiera que su cabeza rodara al amanecer. Aquello le preocupaba pero al mismo tiempo tenía la certeza de que Kaien no permitiría que le pasara algo malo.
Momentos después de la hora del almuerzo, las puertas de su habitación se abrieron y su doncella entró lentamente. La chica se inclinó ante Nelliel y le pidió que la siguiera a la oficina privada de la reina. Nelliel sabía que era hora de enfrentar su destino, así que simplemente asintió y siguió a la doncella a la oficina privada de la reina.
La reina estaba sentada detrás de su escritorio cuando entró Nelliel. La doncella las dejó solas y Nelliel se inclinó ante la reina, quien se levantó de su asiento y caminó lentamente hacia ella. La reina Masaki no habló, pero no era necesario, en el momento en que estuvo frente a Nelliel, la reina levantó la mano y abofeteó a Nelliel en la cara.
Nelliel inclinó la cabeza por el golpe y llevó una de sus manos a su mejilla magullada, tratando de aliviar el dolor del golpe de la reina. Nelliel no se quejó, solo apretó los dientes y cerró los ojos, resistiendo el castigo de la reina.
— ¡Eres una tonta! — Gritó la reina, y abofeteó a Nelliel en la otra mejilla. — Toda tu vida te instruí para que entendieras cómo funcionaba el castillo. Te instruí para que supieras pensar con astucia y no cometer este tipo de errores, pero sobre todo, te instruí para que entendieras tu posición y las reglas de poder dentro de este castillo. ¿Pensaste que solo por estar casada con el príncipe heredero tendrías más poder que yo o el rey? Castigaste a una de mis damas por celos y trataste de matar a una princesa sobrepasando la voluntad del rey.
— Su Majestad…
— ¡Cállate! ¡No quiero escucharte!
Nelliel miró el enojo de la reina, nunca la había visto tan enojada en su vida. Incluso cuando le había informado a la reina de su compromiso con Kaien, la reina no estaba tan enojada como lo estaba en ese momento.
— El simple hecho de robar el sello del rey es suficiente para ejecutarte, sin contar el intento de asesinato que provocaste hacia un miembro de la familia a la que tú perteneces.
— Pero Su Majestad…
— ¡Que te calles, dije! — La reina se alejó de Nelliel, quien tuvo el coraje de mirar hacia arriba y ver con sus propios ojos la mirada de furia en el rostro de la reina. — Te dije que cuando esto se supiera, no iba a interceder por ti y que recibirías el castigo que te mereces.
La reina hizo una pausa y se acercó a su escritorio para tomar un papel en sus manos. Nelliel supo de inmediato que esa era su sentencia por su crimen, y por un momento sintió ganas de taparse los oídos para no escuchar lo que la reina tendría que decir.
Nelliel no quería escuchar su propia sentencia de muerte.
— A partir de hoy ya no vivirás en el castillo de Adelaar, te trasladarás al Palacio del Sol y estarás al servicio de la Reina Madre como dama de honor. — Habló la reina, dictando la sentencia que el rey había impuesto.
Nelliel sintió que le temblaban las piernas al darse cuenta de que la estaban exiliando del castillo.
— Ya no tendrás ningún deber u obligación con el reino, y no podrás regresar al Castillo Adelaar a menos que te inviten. Además, tu matrimonio con el príncipe Kaien ha sido anulado por orden del rey y no tendrás ninguna relación con la familia real. En el caso de que estés embarazada, tus hijos no heredarán el reino y serán tratados como hijos ilegítimos del príncipe heredero.
Nelliel no podía creer lo que la reina le estaba diciendo, sus piernas no pudieron resistir más su peso y cayó al suelo, apoyando sus manos en el suelo. Le habían salvado la vida pero le habían quitado lo que más deseaba, que era estar con Kaien. Sin poder controlarlo, sintió como las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas y como un grito se formaba dentro de su garganta luchando por salir.
— Saldrás en la tarde para el Palacio del Sol, tus cosas están siendo recogidas y sólo te llevarás lo que es enteramente tuyo. Las joyas que han sido un regalo del Príncipe Kaien te las puedes quedar, pero las que pertenecen a la casa real se quedarán aquí. — Explicó la reina, sin un poco de piedad. — Pudiste haber hecho grandes cosas dentro de este castillo, Nelliel, pero cometiste un error y eso es todo lo que se necesita para acabar con las esperanzas y los sueños.
Invierno — x492 / 29 de diciembre
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Mi querida Orihime...
Me hizo muy feliz haber leído su carta y saber que ustedes dos llegaron a salvo a Vermist. Te extraño y también siento que han pasado años desde la última vez que nos vimos. Yo también tengo muchas cosas que contarte, así que empezaré desde el principio.
Los soldados que Ichigo envió contigo, al llegar le informaron de todo lo que había pasado en el viaje. Ichigo no estaba seguro de si Kaien intentaría atacar a Ulquiorra o no en el camino, pero el camino siempre es peligroso y no iba a dejarlos solos. Me alegra saber que estaban allí para protegerlos a ambos.
Siempre pido en mis oraciones que las Deidades te llenen a ti ya Ulquiorra de bendiciones. Sabes que si necesitas algo, solo tienes que pedírmelo y sin dudarlo te lo daré. Eres mi única amiga, eres mi mejor amiga, y no pienso dejarte sola después de todo lo que hiciste por mí.
Sé que todo saldrá bien en la nueva vida que estás comenzando, te mereces una vida tranquila y feliz.
Todo aquí ha sido un caos desde el día que te fuiste. No quiero entrar en detalles por si no te llega la carta, pero mi hermano se convirtió en el nuevo Consejero de Paz. Ahora él vive aquí con su esposa y mi padre regresó a Maranni.
Lo siguiente que te voy a decir es algo que debes saber, al igual que Ulquiorra. Puede que no sea bonito, pero es la verdad.
Mientras Ichigo y yo estábamos en nuestra luna de miel, hubo un ataque que puso en peligro nuestras vidas. Alguien usó el sello del rey para hacer pasar una orden de ejecución falsa como real. El arquero enviado pertenecía a los arqueros del castillo, por lo que el rey inició una investigación. El único sospechoso era Kaien, sin embargo él no era el responsable, sino Nelliel.
Hay detalles que no puedo revelarte aquí, siento que ya he escrito mucho, pero al final Nelliel fue exiliada del castillo y llevada al Palacio del Sol para servir a la reina madre. Todos sus títulos le fueron retirados y su matrimonio fue anulado; ahora es solo la dama de honor de la reina madre.
Por el momento está incomunicada, pero Ulquiorra puede enviarle cartas si así lo desea.
Me he dejado en el tintero muchas cosas que me encantaría contarte, pero te las contaré cuando nos encontremos.
Espero que tu salud mejore pronto, mi querida Orihime.
Te echo de menos.
Rukia.
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Dedicado a Kaede Hiwatari Blueriver, gracias personita que me recuerda que a alguien le gusta esta historia :D *inserta corazones*
