Los Ojos del Ruiseñor


Capítulo 67: Cacería 2


Verano — x493 / 15 de julio

Los celos de Ichigo correteaban por su mente de manera ruidosa solo de ver cómo el rey de Gardelia sujetaba a Rukia mientras bailaban. Durante la tarde él había estado celoso por culpa de su propia imaginación, pero en ese momento los celos eran completamente reales porque el rey de Gardelia miraba a Rukia como si ella fuera un bocadillo y la abrazaba como si fuera suya.

— Si sigue tocándola así, le voy a cortar la mano. — murmuró Ichigo, quien estaba junto a Koga porque quedarse solo, mirando al rey de Gardelia con la misma intensidad que un asesino, no se vería bien.

— Estoy de acuerdo contigo, incluso yo me siento enojado por la forma en que ese tipo la está sujetando. — agregó Koga mientras Rukia les daba una rápida mirada. Cada vez que el rey de Gardelia la hacía girar, Koga podía ver una sonrisa encantadora en Rukia, y eso también lo molestaba. — ¿Por qué la dejaste bailar con él? Tiene cara de depredador.

Ichigo apartó la mirada de Rukia y dirigió su atención a Koga, notando que él también estaba molesto. Ichigo no sabía si estar enojado con Koga o agradecido por su extraño tipo de apoyo en esta situación.

— Porque eso es lo que ellos esperan que hagamos. — Ichigo se bebió el resto del vino de su copa y llamó a un mesero para que le trajera una nueva. No había dejado de beber desde que Rukia se había separado de él y el vino corría como agua por su garganta. — Rukia y yo estuvimos hablando toda la tarde sobre lo que podría pasar en este baile, y llegamos a la conclusión de que tal vez están tratando de separarnos. El día que llegó Yoruichi, una sirvienta se llevó a Rukia y Yoruichi me estaba esperando camino a la casa de la playa.

— Tu historia con Yoruichi se niega a morir.

— Alguien se niega a dejarla morir. — Ichigo miró a Koga y luego miró a Rukia, que seguía bailando con el rey. El hombre seguía sujetándola de la cintura de esa manera tan posesiva, que la copa que Ichigo sostenía se fisuró por la fuerza con él lo que lo apretaba. — En cualquier momento vendrá alguien a pedirme que vaya con Yoruichi.

— ¿Cómo lo sabes? — Preguntó Koga, realmente curioso.

— Porque eso es lo que esperamos que ellos hagan. — Ichigo volvió a mirar a Koga, pero antes de que hablara, un sirviente se le acercó y le susurró que Yoruichi lo estaba esperando en uno de los balcones. Tal como ellos pensaron que sería. — Vigila a Rukia, que tu obsesión por mi esposa sirva de algo y cuídala mientras yo enfrento mi pasado.

— ¡No estoy obsesionado con tu esposa! — Koga se defendió de esa declaración. Ichigo no le creyó. — Pero no tienes que decírmelo dos veces para que la cuide. La cuidaré y le haré compañía mientras no estás.

Ichigo miró a Koga por un momento, como para asegurarse de que esas palabras fueran ciertas, y luego llamó a un mesero que se le acercó con un par de copas de vino preparadas que él tomó con cuidado.

— Si muero, no dejes que Kaien se acerque a ella. Llévala contigo a Jetaiya. — Dijo eso dándole una última mirada a Koga y se dirigió al balcón donde el sirviente le dijo que Yoruichi lo estaba esperando.

La música terminó y Rukia se separó del Rey Yushiru con gracia y elegancia. Para ese momento Rukia ya sabía que Ichigo había sido llamado y lo había visto salir a un balcón luego de tomar dos copas de vino de una bandeja. Seguramente Ichigo ya estaba hablando con Yoruichi.

Lo que habían supuesto en la tarde realmente estaba sucediendo, y Rukia sabía que era su turno de entretener al rey por un tiempo razonable.

— Gracias por este baile, Su Majestad, pero debo regresar con mi esposo. — Se despidió con una sonrisa encantadora y el rey tomó su mano. Rukia comenzó a preguntarse si el Rey Yushiru sabía de modales o si el hombre realmente trataba a todas las mujeres así; como si fueran suyas.

— No me prives de tu compañía, Princesa Rukia, además creo que no hemos terminado de hablar. — El rey Yushiru señaló un pequeño balcón en un área remota, lejos del balcón donde se suponía que Ichigo estaba con Yoruichi, y Rukia asintió después de fingir que consideraba su oferta.

El rey le ofreció su brazo y Rukia lo agarró nuevamente, caminando casualmente hasta que ambos llegaron al balcón. Rukia soltó el agarre del rey y se apoyó en la barandilla, admirando la noche y acomodando sus ideas, tratando de no dejar que su mente divagara demasiado para no pensar en lo que podría estar pasando entre Ichigo y Yoruichi en ese momento.

Confiaba en Ichigo, pero definitivamente no confiaba en la princesa Gardelia.

— No es triste no tener reina, porque los reyes de Gardelia tienen concubinas. — El rey habló llamando su atención aunque Rukia había olvidado por un momento de qué estaban hablando. El hombre tenía un par de copas en la mano y le ofreció una a ella, que Rukia aceptó pero se no bebió el contenido, sino que sostuvo la copa en su mano. — Es buena vida para los reyes, y a las concubinas se les da una vida de reinas. Cuantos más hijos del rey tengan, mejor será su vida. Si hubieras nacido en Gardelia, por tu belleza, seguramente hubieras tenido una buena vida dentro del harén, princesa de Rukia.

Eso le pareció demasiado a Rukia porque no esperaba tales palabras, pero supuso que era parte de lo que el rey tenía que decir para mantenerla entretenida.

— Creo que no podría tener una vida así, majestad. — comentó Rukia teniendo cuidado de mirar hacia otro lado, tratando de parecer una chica nerviosa por las palabras del rey. — No tanto porque no tenga una corona o un título de reina, sino porque no quisiera que mi esposo se acostara con otra. Sentiría que no soy suficiente para él.

Ambos estaban apoyados en la barandilla del balcón, y el rey aprovechó ese momento para acercarse a ella. La intimidad que proporcionaban las cortinas era suficiente para que los curiosos no vieran a la gente de aquellos balcones más allá de las siluetas.

Rukia quería alejarse de él, era casi como un instinto pero no lo hizo, en cambio se movió un poco de manera sutil para detener el avance del Rey Yushiru, quien gentilmente tomó su mano y la besó. Rukia lo miró a los ojos, tratando de adivinar las intenciones del rey en ese momento, aunque su instinto le decía que el hombre buscaba algo más que una charla o darle tiempo a Yoruichi.

— Cada rey tiene derecho a elegir su propio harén, si quiere puede tener una o más mujeres, y sin duda, mi bella princesa de Avanta, si tuviera el privilegio de tenerte conmigo, no habría más mujer que tú. No serías la reina, pero serías la única con la que compartiría mi cama todas las noches.

La sorpresa en su rostro era real, por lo que Rukia se sonrojó y miró hacia otro lado sin creer lo que había escuchado. Esa fue una proposición muy audaz que nunca pensó escuchar en su vida; ella no estaba preparada para escuchar algo así. Definitivamente le faltaba experiencia con los hombres, porque no todos eran tan agradables como los que había conocido antes.

— Su majestad, tenga cuidado con sus palabras que pueden ser malinterpretadas. Soy una mujer casada y si alguien escucha esta charla, podría meterme en problemas con mi esposo. — Rukia dijo esas palabras tratando de no mirar hacia arriba, pero sintió que el rey se acercaba aún más a ella, y eso le dio escalofríos.

— Me gustas mucho, hermosa princesa de Avanta, en verdad me gustas mucho. Deja todo aquí y ven conmigo a Gardelia, te ofrezco la vida de una reina. — susurró el Rey Yushiru en un tono demasiado íntimo y con el atrevimiento de acariciarle la mejilla. — Estar casada no es un problema, siempre hay maneras de romper un matrimonio.

Rukia miró hacia arriba, el rostro del rey peligrosamente cerca del suyo, como si estuviera esperando una debilidad de su parte para besarla. Rukia dejó de lado esa expresión sonrojada y lo miró con seriedad, incluso sonriendo con un toque de picardía que podría hacer entender al rey que aceptaba la oferta.

— ¿Cómo enviar vino envenenado a mi esposo, Su Majestad? — La pregunta de Rukia hizo que el rey se alejara de ella en un segundo, dedicándole una sonrisa socarrona al verse descubierto.

— No pensé que el Príncipe Ichigo te haría parte de ese momento. — El rey inmediatamente cambió de posición, dejando de lado los intentos de seducción y eso relajó a Rukia. — Tu esposo no es quien crees que es, princesa Rukia. Es un hombre que...

— Sé la clase de hombre que es mi esposo. — Rukia habló, interrumpiendo lo que podría ser un monólogo ensayado del rey para alejarla de Ichigo. — Lo que me sorprende es que usted sepa la clase de hombre que es, a pesar de que hace unas horas eran extraños, y aun así prenda darme una cátedra sobre mi esposo. — Rukia dio un paso hacia el rey, sin perder la mueca de sonrisa que acompañaba esa expresión de enfado. — Yo tampoco soy el tipo de persona que cree que soy, Su Majestad.

— Eso es lo que veo. — Agregó el rey sin quitarle los ojos de encima. — Durante toda la noche vi a una niña, pero me doy cuenta que tengo frente a mí a una mujer. Me gusta la mujer que veo.

— No soy solo una mujer, Su Majestad, soy una mujer que está realmente enojada porque usted amenazó a mi esposo. — Ambos se quedaron en silencio por un segundo. Rukia se alejó del rey y caminó hacia la entrada del balcón pero no cruzó la cortina, solo miró a los que bailaban en la fiesta. — Sé que estamos aquí porque le está dando tiempo a su hermana para que hable con mi esposo, lo cual me sorprende un poco porque hace un momento estaba a punto de darme un discurso sobre qué clase de hombre es él. ¿Ichigo no es un hombre para mí, pero sí lo es para su hermana?

— Además de hermosa, eres bastante inteligente. Creo que realmente te quiero dentro de mi harén, princesa de Avanta. — La voz del rey sonaba animada. — Será divertido ver cuánto tiempo dura intacto tu espíritu.

Rukia volteó a mirarlo con una sonrisa, ignorando ese último comentario que era demasiado desagradable y obsceno para ella.

— Rey Yushiru, ¿sabe lo que hice con el vino que le envió a mi esposo? — Preguntó Rukia con curiosidad mientras caminaba de regreso a donde estaba parado el rey.

— Definitivamente no lo bebiste o no estaríamos en esta fiesta.

— No, claro que no. — Rukia colocó una de sus pequeñas manos sobre el pecho del hombre, quien parecía sorprendido de que una mujer lo estuviera tocando sin su consentimiento. — Pero estuve pensando detenidamente en una cosa, si Ichigo le dice al rey Yhwach que el rey de Gardelia le envió vino envenenado, ¿cree que la alianza y amistad entre los reinos se verá afectada? Porque sé que esa alianza se logró gracias a Ichigo y, así como él los convenció de firmar la primera vez, puede convencerlos de romper la alianza. — Rukia siguió mirando al rey. Una niña, dijeron. — El vino lo tengo en mi poder, tiene el sello de Gardelia y sería fácil enviárselo al rey Yhwach, ¿se imagina que encontraran el cadáver del rey Yhwach junto al vino que es el emblema del rey que se supone es su "aliado"? Sería escandaloso.

— Habla claro, princesa de Avanta. No me gusta cuando la gente balbucea y me hace perder el tiempo. — El rey le sujetó la muñeca con fuerza para que ella dejara de tocarlo.

Rukia podía ver el enojo en la expresión del Rey de Gardelia, pero evitó quejarse de la forma en que la estaba sosteniendo a pesar de que la estaba lastimando.

— Pensé que eso le gustaba, después de todo, estamos aquí perdiendo el tiempo para que su hermana pueda seducir a mi esposo, ¿no es así? — Rukia hizo que el rey la soltara, su muñeca estaba roja y le dolía por el fuerte agarre del rey. En esos momentos, Rukia deseaba poder controlar el don solo para lastimarlo cuando la había tocado. — Mi esposo sospechó del vino desde el momento en que lo tuvo en sus manos, supongo que esa fue su intención, Su Majestad. Tengo una pregunta más, ¿su hermana sospechará de lo que Ichigo le ofrece de beber?

— ¿Qué tontería estás diciendo?

— Digo que espero que traiga consigo el antídoto para ese veneno o tendrá que correr muy rápido para alcanzar a su hermana si quiere despedirse de ella en esta vida. Recuerde que ese vino y que estemos perdiendo el tiempo aquí, es gracias a usted, su majestad.

Yoruichi finalmente le había puesto cara a la chica con la que Ichigo se había visto obligado a casarse, y era tal como la había imaginado: una chica tonta. Esa chica definitivamente caería en los encantos de su hermano, pero no podía dejar nada al azar, así que antes de que llegara Ichigo, vació todo el contenido de ese vial en una copa de vino tinto que le iba a dar.

No había necesidad de marcar las copas porque la de ella estaba llena de vino blanco y no había forma de confundirlas.

La Bruja de Jade le aseguró que el efecto duraría un par de meses, pero que si quería seguir teniéndolo dominado, debería darle de beber el líquido con la mayor frecuencia posible. El hechizo es tan fuerte que la bruja le aseguró que el hombre que lo bebiera solo viviría por ella y para ella.

Yoruichi esperó lo que pareció una eternidad en ese balcón, y luego vio a Ichigo cruzar las cortinas con ese paso lento que a veces tenía para dirigirse a donde ella lo esperaba. De nuevo suspiró al verlo, él se veía exactamente como en aquella fiesta, solo que esta vez la faja era roja y no blanca. Ichigo no estaba sonriendo pero tampoco parecía molesto, y también tenía un par de copas de vino en sus manos que supuso que serían para los dos.

— Por un momento pensé que no vendrías. — Comentó Yoruichi mientras Ichigo se acercaba a la barandilla del balcón donde ella estaba apoyada mientras lo esperaba.

Ichigo le entregó uno de los vasos que llevaba y tomó un sorbo del contenido del otro antes de responder. Ambos se miraron fijamente.

— ¿Por qué? — La pregunta de Ichigo era curiosa, aunque a Yoruichi le estaba costando leer claramente sus emociones en ese momento. — Mi tía organizó esta fiesta para que recordemos esa noche y tu hermano está entreteniendo a mi esposa. Se nota que quiere que tú y yo hablemos o terminemos en una cama.

— Tienes razón. — Yoruichi se acercó a él a una distancia que no era apropiada para ninguno de los dos, y pudo oler una sutil fragancia fresca que no fue difícil de distinguir. — Hueles a menta, ¿cambiaste tu loción?

Ichigo sonrió como ese bastardo encantador que ella recordaba y se le acercó, sin dejar de mirarla y sin dejar de sonreír, hasta el punto en que Yoruichi pensó que él la iba a besar en ese momento. Allí estaba él, su Ichigo. Solo un poco más y volvería a saborear sus labios, esta vez no iba a desaprovechar esa oportunidad pero Ichigo habló impidiendo ese beso.

— No cambié la loción, pero si por un momento pensaste que besarme sería una buena idea, te recomiendo que no lo hagas, no sabes dónde estaba mi boca hace unos momentos.

Yoruichi se alejó de él en el momento en que dijo esas palabras que la hicieron enojar. Ichigo solo sonrió, como si hubiera hecho una broma cruel y divertida, y se pasó la mano por el cabello solo para mirarla con ese gesto divertido, como si estuviera jugando con ella.

No, ese hombre frente a ella no era su Ichigo.

— Tú…

— ¡Yo! — Ichigo se acercó a ella rápidamente y la agarró por la cintura con fuerza, casi con violencia, y con una especie de maldad en sus ojos que Yoruichi no había visto antes. No era una mirada de travesura, era de maldad, pero aun así no lo apartó de ella. Era confuso porque Ichigo la asustaba y al mismo tiempo la atraía. — ¿Por qué te enojas, mi querida Yoruichi? Dijiste que querías vivir este infierno conmigo, esta es la parte que te corresponde. Seamos claros, ¿de acuerdo? Lo único que podrías ser de mí es mi amante, y siempre estarás a la sombra de mi esposa.

La mirada de Ichigo era verdaderamente aterradora y la sonrisa en su rostro solo aumentaba ese efecto. Yoruichi no podía decir si esas palabras eran completamente verdaderas o falsas, no conocía al hombre frente a ella, aun así Yoruichi sostuvo su mirada y puso ambas manos sobre el pecho de Ichigo, sabiendo que en esa posición podría abrazarlo, atraerlo y besarlo, pero la advertencia sobre dónde había estado su boca antes, la hizo sentir una especie de repulsión hacia él.

Ella no quería ser la amante, quería ser la esposa.

Permanecieron en esa posición por un largo minuto, Yoruichi siguió mirándolo a los ojos hasta que bajó la vista hacia su cuello y vio una marca roja. Ichigo movió un poco la cabeza y Yoruichi pudo ver mejor esa marca roja, era la marca de un beso muy intenso que la hizo apretar la mandíbula con ira.

Ichigo la soltó, poniendo fin a ese juego, y se alejó unos pasos de ella solo para beber un poco más de la copa de vino que había traído consigo. Yoruichi supo en ese momento que solo la había abrazado para que pudiera ver esa marca roja; eso la hizo enojar más. Ichigo realmente estaba jugando con ella y Yoruichi no tenía la intención de dejarlo jugar más.

— Nunca me dejaste marcarte así, incluso cuando lo hice, las borraste enseguida, y ahora llevas esa marca como si fuera un trofeo de guerra. — se quejó Yoruichi señalándole el cuello, enojada pero tratando de contener toda su furia porque necesitaba que Ichigo quisiera tomar vino con ella y necesitaba encauzar la conversación hacia donde ella quería.

Necesitaba que él bebiera ese líquido verde mezclado con el vino, aunque fuera solo un sorbo.

— Rukia es mi esposa y puede hacer lo que quiera conmigo. — Agregó Ichigo sin moverse de su lugar, ni para acercarse a ella ni para alejarse de ella, solo se quedó allí, apoyado en la baranda del balcón. Él ya no sonreía, estaba serio de nuevo, y la miraba como si estuviera allí en contra de su propia voluntad.

— ¡Se suponía que tú y yo nos íbamos a casar, que yo iba a ser tu esposa! — gritó Yoruichi, molesta por la forma en que Ichigo le restregó en la cara que estaba casado con esa niña. Tampoco volvió a acercarse a él. — ¡Lo prometiste!

— Por supuesto que lo prometí. Recuerdo el día que lo hice, recuerdo las sábanas, recuerdo el vino y recuerdo cómo te permití guiar la conversación para llegar a ese punto. — Ichigo le dirigió una mirada extraña, no era encantadora, era como si estuviera explicando algo muy obvio a alguien muy estúpido. — Pero lo arruinaste, cometiste el único error que no debías cometer.

— ¡No te atrevas a llamarlo un error!

— Lo llamo como lo que es. Un error. — Ichigo bebió lo último del vino en su copa y la dejó a un lado. — ¿Quieres saber por qué me enojé tanto esa vez? No fue por el embarazo, porque si me lo hubieras dicho, te hubiera hecho perderlo para que no se estropeara nada. Tú sabías que a fines de ese año yo iba a regresar al reino. Yo tenía planeado presentarle al rey "nuestro sueño" de unir los dos reinos con nuestra boda y luego te iba a llevar conmigo. Ese era el plan, era simple, directo y sin errores. Unificar Gardelia y Avanta en un solo reino me hubiera asegurado el trono de una manera que no tienes idea, pero eso no sucedió. Me tuve que ir con los mercenarios durante un año y cuando regresé ya no era el heredero.

Yoruichi solo lo escuchaba, sin poder creer todo lo que él decía y sintiendo como su corazón latía tan fuerte que parecía que se iba a romper en cualquier momento. Ichigo realmente era un bastardo, y Yoruichi no sabía qué le dolía más, si descubrir que él mismo la había hecho perder a su hijo, o que todo era parte de un plan muy elaborado que ni siquiera le había dicho.

— Me usaste. — Yoruichi susurró sin aliento. — ¡Yo te amaba y tú me usaste!

— No, no te usé. Todo iba bien, pero cometiste un error y arruinaste todo. — Ichigo cerró los ojos después de esa frase. Yoruichi pudo ver el enojo en su expresión y luego vio cómo se tranquilizaba casi de inmediato, dejando solo disgusto. — Yoruichi, estoy harto de este maldito tema, es de lo único que hablamos y no es algo de lo que me guste hablar. No es algo de lo que quiera seguir hablando. Yo hice mi vida, y es algo que tú también deberías hacer, porque lo que hubo entre nosotros, nuestra amistad, que es lo único que vale la pena rescatar de ese pasado, nunca podrá recuperarse.

Yoruichi lo miró fijamente, él quería dejar ese tema pero ella no; ella había esperado cuatro malditos años para enfrentarlo y no iba a dejar el tema solo porque él decía que "estaba harto".

— Qué fácil te resulta echarme toda la culpa a mí. ¡Un error, dices! Pero ambos sabemos que esos "errores" no ocurren solos, se necesitan dos para que sucedan. — Yoruichi se acercó a él y lo agarró de saco con la intención de jalarlo hacia ella pero Ichigo no se movió más que unos centímetros. Ichigo se molestó de nuevo, ese era quizás el único sentimiento que ella podía distinguir bien porque era el que había estado más presente al final de su relación. — ¡Si me hubieras hablado claro, nada de esto hubiera pasado!

Ichigo la agarró de la muñeca con fuerza con la intención de que ella lo soltara. Yoruichi se estremeció al recordar que él la había lastimado muchas veces con solo tocarla, pero aun así no la soltó.

— ¡Lo hice! ¡Fui claro contigo! ¡Dijiste que lo entendías! Sabías que iba a volver al reino. ¡Solo tenías que esperar! ¡Se suponía que ibas a beber ese té todas las semanas! ¡Se suponía que mi tía te cuidaría!

Hubo un segundo de silencio después de esa oración, pero en ese segundo Ichigo relajó su agarre en la muñeca de Yoruichi y la soltó. Yoruichi se sorprendió porque no esperaba que eso sucediera y pudo ver en los ojos de Ichigo como si una verdad viniera con la fuerza de una ola. Si llegaba a la conclusión de que su tía también tenía la culpa de ese "error", Ichigo se marcharía para enfrentarse a Kirio.

Yoruichi no podía dejarlo ir, no hasta que él bebiera ese vino.

— Tienes razón. — habló Yoruichi, llamando la atención de Ichigo que estaba mirando las cortinas que separaban el balcón del salón de fiestas. — Nuestra amistad es irreparable, pensé que podíamos reconciliarnos, discutir lo que estaba pasando y solucionarlo pero me acabo de dar cuenta que entre nosotros solo hay resentimiento. Así que tienes razón, a partir de esta noche, si alguna vez te vi, fue solo por protocolo.

Yoruichi tomó su copa y la copa con el vino mezclado y las sostuvo en su mano, porque estaba dispuesta a dárselo de todos modos. Ichigo sería de ella pero no para que él la amara, sino para arruinar su vida, porque ella no podía ser la única que había sufrido por esa relación, Ichigo también merecía pagar su parte de culpa con el universo. Él también merecía sentir el mismo tipo de dolor que ella sintió por culpa de ese "error" que ella había amado desde que supo que estaba ahí.

Ichigo también merecía sentir lo que era perder a alguien que amaba por un "error".

— La noche que empezó todo, tú me diste una copa de vino. Al menos déjame terminar esta relación así como empezó. Te prometo que todo terminará cuando bebamos el vino.

Ichigo asintió y extendió la mano con la intención de tomar la copa que Yoruichi le estaba ofreciendo, pero en ese momento el rey de Gardelia entró tan rápido que Yoruichi no se dio cuenta de lo que estaba pasando hasta que vio a su hermano vaciar el contenido de las dos copas en el piso.

— Pero que…

Yoruichi no podía entender lo que hizo su hermano porque se suponía que él la estaba apoyando en ese plan, y en ese momento él lo arruinó por completo. No solo había impedido que Ichigo bebiera el vino, sino que también lo había vaciado en el suelo.

— ¡Yoruichi, dime que no bebiste el vino que te dio! — Exigió su hermano, sujetándola con fuerza por los hombros. Ella podía ver el miedo en los ojos de su hermano, miedo real, y no podía compararse con nada que hubiera visto antes en él. — ¡Dime que no bebiste nada de lo que Ichigo te dio!

— No. — Respondió Yoruichi, saliendo de ese ligero aturdimiento provocado por las preguntas de su hermano. — No he bebido nada. ¿Qué está pasando Yushiru?

— Tu hermano piensa que te estaba dando la copa y que te iba a envenenar con el vino. — La voz animada de Ichigo hizo que ella apartara la mirada de Yushiru. Yoruichi, que todavía estaba sujeta por su hermano, miró a su alrededor en busca de Ichigo y lo encontró de pie allí, sosteniendo la copa de vino que le había dado al llegar. — La verdad no sé de dónde sacó esa absurda idea, ¿por qué querría lastimarte?

Yoruichi volteó a ver a su hermano, quien en ese momento parecía más molesto que asustado, y luego escuchó un líquido derramarse en el piso. Yoruichi de nuevo volvió a buscar la fuente de ese sonido y encontró a Ichigo derramando el vino de la copa en el suelo con una sonrisa en su rostro.

Yushiru la soltó y se alejó de ella solo para acercarse a Ichigo y tratar de agarrarlo por el cuello, pero Ichigo esquivó el agarre demasiado rápido.

— Rey Yushiru, debo agradecerte por el vino envenenado de la tarde. — Ichigo habló, tenía una mano dentro del bolsillo de su pantalón en una postura demasiado relajada. — Años atrás ayudé a Gardelia a hacer el Camino del Desierto seguro, ahora, gracias a ese vino, le haré saber al Rey Yhwach qué clase de hombre es el nuevo rey de Gardelia.

Ichigo se dio la vuelta con la intención de salir de allí. Yoruichi estaba tratando de entender esa conversación y necesitaba respuestas, porque no le gustaba para nada lo que decía Ichigo.

— ¡Detente! — Gritó el rey de Gardelia tratando de impedir que Ichigo saliera de ese balcón. — ¿Qué quieres? ¿Qué quieres para deshacerte de ese vino?

Ichigo se detuvo e ladeó un poco la cabeza, mirándolos por el rabillo del ojo.

— ¿Qué quiero? Es fácil, haz que tu hermana me deje en paz.

Koga había hecho exactamente lo que Ichigo le había pedido que hiciera, pero no porque estuviera obsesionado con Rukia, sino porque realmente la apreciaba. Rukia es fuerte, muy inteligente y astuta, y lo comprobó mientras espiaba detrás de las cortinas la charla que ella tenía con el rey de Gardelia.

Todavía no sabía si esa conversación entre Rukia y el rey era parte de un plan realmente elaborado o si ella lo había estado improvisando en el camino, pero eso no impidió que se sorprendiera de su habilidad para engañar al rey; incluso ella hizo que el rey saliera de allí demasiado rápido solo para dirigirse a donde estaban Ichigo y Yoruichi.

Sin embargo, el rey de Gardelia hizo algo que ningún rey debería hacer con una dama. El bastardo había golpeado a Rukia en la cara.

Koga había escuchado un golpe y pensó que Rukia le había pegado al rey por tratar de aprovecharse de ella, pero en realidad había sido todo lo contrario. Entonces, cuando entró al balcón al notar que Rukia no salía de ese lugar, Koga la vio con una mano en el rostro, tratando de contener la sangre que goteaba de su nariz y labios, e inmediatamente quiso ir a golpear a ese tipo.

Pero antes de que él pudiera ir detrás del rey de Gardelia, Rukia lo detuvo y le pidió un pañuelo para tratar de limpiarse la sangre que goteaba de su rostro.

Las ganas de matar al rey de Gardelia por golpear a Rukia fueron neutralizadas por la necesidad de ayudarla, así que se acercó a ella y le entregó su pañuelo, pero cuando quería ayudarla a limpiarse la cara, Rukia levantó la mano impidiendo que la tocara. Koga pensó por un momento que había hecho algo mal, pero cuando vio la mano de Rukia vio algo extraño que le resultó muy familiar.

— Necesito sacarte de aquí, que te revise un médico, Rukia. — Comentó Koga, preocupado por ella pero sin intentar tocarla de nuevo.

— No es necesario, si salgo así todos van a hablar y no quiero que eso pase porque arruinaría la fiesta. — añadió Rukia sin soltarse la cara.

En ese momento ella estaba apoyada en la baranda del balcón, tratando de que la sangre que salía de su nariz y boca no manchara su vestido, y sosteniendo el pañuelo que Koga le había dado para limpiarse.

— ¡¿A quién le importa la fiesta?! ¡Rukia, ese bastardo te golpeó! — Koga trató de hacerla entrar en razón, pero Rukia se negó a salir de allí e ir al médico. — Debes denunciarlo al rey.

— ¿Y qué le van a hacer? Es el rey de otro reino, no es alguien que pueda ser juzgado y castigado, y lo sabes. — Las palabras de Rukia lo desconcertaron.

Aun así, con un golpe en la cara que la hacía sangrar, ella estaba pensando en eso, en esos detalles que él realmente no había considerado. Koga quería matar al rey por golpear a Rukia, pero entre todos los presentes en esa fiesta, el rey de Gardelia era uno de los pocos que podía ser castigado. Yushiru era el maldito rey de otro reino, ¿qué le iban a hacer? ¿Pedirle disculpas porque la cara de Rukia estaba en el camino de su mano?

— Tienen que hacerle algo. Ichigo tiene que saber, Yhwach definitivamente hará algo. Rukia, vamos a que te revise el doctor. — Insistió de nuevo, pero Rukia negó lentamente con la cabeza.

Koga no podía entender por qué Rukia se negaba a que la ayudaran. Estaba a punto de volver a insistir, cuando la vio desviar la mirada hacia las cortinas que servían de puerta en ese balcón. Koga siguió la mirada de Rukia y encontró a Ichigo allí, de pie, sin moverse, completamente serio y con la mandíbula apretada, como si estuviera asimilando lo que estaba viendo.

Nadie habló, fue un momento tenso porque Koga conocía esa mirada en Ichigo; era la mirada de un asesino.

Ichigo entró sin decir una sola palabra y sostuvo suavemente el rostro de Rukia, apartándole la mano que aún sostenía su mejilla, su labio y su nariz. Rukia solo hizo un sonido quejumbroso pero no habló, solo dejó que Ichigo la mirara y se limpió la sangre de la mano con el pañuelo de Koga.

Koga no había visto el golpe en la cara de Rukia hasta que Ichigo la hizo apartar la mano, y al verlo en ese momento, se dio cuenta de que el bastardo le había roto el labio por el golpe, seguramente le había lastimado las mejillas internas y la nariz. Rukia era pequeña, un golpe como ese definitivamente tendría que lastimarla severamente y hacerla sangrar de la forma en que estaba sangrando.

La música del baile sonaba de fondo, pero en ese balcón el silencio era abrumador.

Koga no quería irse hasta saber que Rukia iría al médico, pero eso no fue necesario. Koga volvió a ser testigo de esa magia cuando vio como Ichigo poco a poco comenzaba a sanar las heridas de Rukia con solo acariciar suavemente su rostro. Rukia tenía los ojos cerrados, soportando el dolor que esas simples caricias le causaban, hasta que lo único que quedó de esa herida fue la sangre que manchaba su rostro.

Ichigo le dio un pañuelo para que se limpiara la sangre y se alejó un poco de ella. Koga pudo ver la lucha interna de Ichigo entre ir tras el rey de Gardelia o quedarse allí con Rukia. Todos seguían en silencio, y por un momento Koga pensó que Rukia comenzaría a llorar, pero ella solo miró a Ichigo con una ira que Koga de alguna manera encontró familiar.

— Mata al rey de Gardelia.


Dedicado a Lacie, que se animó a dejar un comentario todo bonito *corazones para ti* pd. en español me quedan mejor las historias jeje