Los Ojos del Ruiseñor
Capítulo 73: Verdades olvidadas
Verano — x493 / 5 de agosto
Masaki vio a Isshin caminar de un lado a otro dentro de la oficina privada del rey después de su larga conversación esa noche. Ninguno de los dos estaba feliz y básicamente todo se debía a Ichigo. Masaki no estaba tan enojada con Ichigo como debería haber estado, golpear a un rey en la cara claramente no era algo para celebrar, pero una parte de ella estaba realmente orgullosa de la forma en que su hijo había defendido a su esposa.
Evidentemente, Isshin no pensaba de la misma manera porque para él, el reino siempre estaría antes que la vida y, con las acciones de Ichigo en Vermist, un ataque dirigido al reino era claramente algo que podía suceder en cualquier momento. No importaba cuántas palabras se dijeran para asegurar la paz, todos sabían que había una gran diferencia entre "decir" y "hacer".
Además, la paz era un privilegio que se pagaba con sangre.
— ¿Y todo esto sucedió porque Ichigo tuvo una aventura con la princesa equivocada? — Preguntó Isshin algo incrédulo. — Mi reina, ¿cómo pudiste ocultar esto?
Para entender todo lo que Ichigo le había dicho al rey en la tarde, Masaki le explicó a Isshin todo lo que había pasado y de lo que él no tenía conocimiento, evitando deliberadamente hablar sobre el embarazo de Yoruichi porque definitivamente no era algo que quisiera discutir con el rey. Afortunadamente, Isshin no se atrevió a decir que Ichigo y Yoruichi deberían haberse casado porque sabía muy bien que al nombrar a Ichigo como Segundo Príncipe, cualquier cosa que pudiera haber sucedido quedaba relegada al olvido.
Cuando Masaki fue a Vermist para arreglar los asuntos con Yoruichi, dijo que la reina Aiko estaba enferma y pedía verla, por lo que Isshin no hizo demasiadas preguntas y la dejó ir.
— No lo oculté. — Respondió Masaki con esa calma que había aprendido a mantener en ese tipo de situaciones porque realmente estaba harta de las discusiones y peleas. Su matrimonio se estaba muriendo y ambos lo sabían. — Simplemente no creí necesario que lo supieras, fue un romance adolescente que salió mal.
— Un romance adolescente que ahora podría meternos en problemas. Masaki... ¡Por las Deidades! — Isshin trató de no tener una explosión de ira. — Ichigo solo nos trae problemas. Desde que volvió ha habido un problema tras otro. ¿Habrá alguna vez paz en este lugar? Kaien nunca causó ningún problema mientras estuvo aquí, pero Ichigo parece decidido a destruir el reino.
Masaki solo respiró hondo ante las palabras del rey. Isshin no tenía motivos para hacer comparaciones entre Kaien e Ichigo porque no había punto de comparación entre ellos.
— Si esperas que esté de acuerdo con esas palabras, eso no va a suceder. — Masaki, que hasta ese momento había estado apoyada en el escritorio, se sentó en uno de los sillones y cruzó las piernas mientras buscaba las palabras adecuadas. — Quizá si Ichigo hubiera tenido presente a su padre nada de esto hubiera pasado. Todo el tiempo tuviste el poder de ir a Vermist y traer de vuelta a Ichigo, pero no lo hiciste. ¿Fue tan infame que Ichigo rompiera un mapa o te dolió pensar que Kaien era capaz de hacer algo así? ¿Alguna vez le escribiste? ¿De verdad querías que Ichigo se quedara allí?
— Él no quería volver. — Isshin evadió las otras preguntas de Masaki.
En ese momento, ella tampoco exigió una respuesta porque las sabía perfectamente. Isshin nunca tendría malos pensamientos sobre Kaien.
— Me pregunto por qué tomó esa decisión. — Respondió Masaki con ese tono de voz que señalaba lo obvio.
Masaki sabía demasiadas cosas, más de lo que Isshin se daba cuenta. Sabía que Ichigo tenía el corazón roto por lo que pasó con el mapa, los corazones de los niños eran frágiles y había que protegerlos, pero también sabía que él estaba esperando una muestra de cariño de su padre, algo que le dijera que aún tenía el afecto de su padre para reparar esa herida.
— Le he perdonado muchas cosas. — Respondió Isshin, dejando de caminar por esa oficina. — Le doy lo que pide, ¿no es suficiente?
— Ichigo nació con más derechos que Kaien y lo que Ichigo ha pedido ni siquiera puede considerarse una gran petición. Una casa para su amante y un viaje a Vayalat para acompañar a sus hermanas es lo mínimo que se le puede dar. El problema con la familia Kuchiki es básicamente culpa tuya y él lo manejó lo mejor que pudo, porque si no lo has notado, todo lo que Ichigo hizo en ese momento fue mantener a su esposa. — Masaki se levantó de su asiento. — Además, por si no te has dado cuenta, la chica le da algo que él necesita.
— ¿Qué? ¿Sexo?
Masaki puso los ojos en blanco ante las preguntas de Isshin, apretó los puños por un momento para controlarse y luego suspiró. Isshin a veces era realmente ciego a las cosas que hacía Ichigo, tanto que no se daba cuenta de que todo lo que hacía Ichigo era para mantener unido el reino. Ichigo protegía el reino a su manera, no era perfecta ni la mejor, pero evitaba que Avanta cayera bajo cualquier ataque.
Ichigo podría haberse aliado con los Kuchiki y Jetaiya, y dejar que el reino ardiera, pero no lo hizo, e Isshin no podía verlo. Isshin solo veía lo malo en todas las situaciones que involucraban a Ichigo.
— Confianza y amor. Todos lo necesitamos de las personas en las que ponemos nuestra vida. — Masaki se acercó a Isshin y colocó una mano en su mejilla. Él cerró los ojos ante su toque, calmándose instantáneamente gracias a la magia que ella estaba usando en ese toque. — Mi rey, ¿cuántos años más pasarán antes de que realmente te des cuenta de todo el daño que le has hecho a tu propio hijo? Elegiste su nombre incluso antes de que nos comprometiéramos, ¿por qué no lo amas como amas a Kaien? Ambos son tus hijos.
Isshin abrió mucho los ojos antes de intentar responder esas preguntas.
— Yo no... yo sí amo...
Isshin no pudo terminar la oración esa vez a pesar de que había dicho hace mucho tiempo que sentía amor por Ichigo. Masaki estaba cansada de esa charla. Estaba cansada de todo, también de luchar contra lo que obviamente era más fuerte que ella.
— Han pasado casi veinte años y todavía estás bajo el hechizo de Kala. — Era la primera vez que Masaki decía el nombre de la madre de Kaien frente a él y no sabía cuánto recordaba Isshin de ella.
— ¿Ese era su nombre? — La pregunta de Isshin la dejó un poco confundida en ese momento. Él también parecía confundido. — No lo recordaba. Tampoco la recuerdo a ella.
— Es lo mejor. — susurró Masaki retirando su mano del rostro de Isshin. — Duerme bien y descansa un poco. Te veo mañana.
Masaki comenzó a caminar hacia la salida de esa oficina cuando sintió que Isshin la tomaba de la mano para evitar que ella se alejara. Ella no hizo ningún esfuerzo por liberarse de su agarre y simplemente se giró para mirarlo con una expresión exhausta.
— Quédate conmigo esta noche, mi reina.
Verano — x493 / 6 de agosto
La noche lo había cubierto todo y la habitación de Rukia solo estaba iluminada por una vela para evitar que la penumbra lo cubriera todo por completo. Rukia estaba profundamente dormida sobre su pecho, abrazándolo como solía hacer cuando viajaban juntos, y murmurando alguna que otra frase en sueños porque ella aún hablaba dormida.
Ichigo odiaba cuando tenían que volver al castillo y odiaba que no pudieran dormir juntos todas las noches, pero al mismo tiempo le gustaba esa distancia impuesta por las reglas del castillo porque la sensación de ver a Rukia cruzar su puerta o verla ella esperándolo en su habitación, hacía que su corazón latiera sin control.
Con cada día que pasaba, él sentía que la amaba más. Su Rukia que cada día se hacía un poco más fuerte.
Le dio a su esposa un suave beso en la frente y se levantó de la cama tratando de no hacer demasiado ruido. La dejó dormida, abrazada a una almohada, y caminó descalzo hasta el balcón de la habitación donde entraba la brisa fresca del mar y movía las finas cortinas de tela. Eso era lo que más le gustaba del verano, las noches en que la brisa marina lo refrescaba todo.
Ichigo no había dejado de pensar en la charla de la tarde que tuvo con su padre, el rey, sobre lo que pasó en Vermist y todo lo demás. Tampoco podía dejar de pensar que la primera reacción del rey, cuando él explicó por qué había golpeado al rey de Gardelia, había sido tratar de golpearlo como si él fuera un niño pequeño.
Un niño pequeño que se estaba muriendo por dentro.
Había días en que ese pequeño se despertaba y añoraba un abrazo de su padre o alguna muestra de cariño, una palabra o una mirada que le dijera que su padre estaba orgulloso de él, que lo amaba o que lamentaba no haberle creído y se disculpaba por haberle pegado; pero ninguna de estas situaciones ocurría y el pequeño volvía a agonizar dentro de él.
También había momentos en los que parecía que él y su padre se estaban acercando, pero así como aparecían tan espontáneamente así mismo desaparecían. Ichigo estaba en ese punto en el que no quería la relación perfecta con su padre, solo una palabra de puro afecto desinteresado, el tipo de afecto que se supone que existe entre padre e hijo.
De ese cariño en el que podían sentarse a hablar sin tener el reino de por medio.
Ichigo estaba seguro, ese niño moribundo no iba a despertar un día y cuando eso sucediera, cuando el niño muriera y él ya no sintiera esa necesidad por el cariño de su padre, mataría al rey junto con Kaien y tomaría el trono por sangre incluso si eso significaba volver a las viejas costumbres.
Aunque significaba que Rukia no sería feliz y lo odiaría porque ella no quería que ninguno de sus hijos, los que tendrían en el futuro, cayera en la tentación de levantar su espada contra sus hermanos por el trono bajo la frase: "Si mi padre lo hizo, ¿por qué yo no?"
Rukia solía decir que el reino no valía la sangre de sus hijos.
También significaba que posiblemente sus hermanas lo odiarían por matar a su padre. Karin y Yuzu amaban a su padre porque el rey había sido un buen padre para ellas y eso solo lo hacía sentir peor, como si él hubiera cometido un gran pecado y por eso su padre no le mostraba el cariño que tanto necesitaba. Además, no quería pensar en el dolor que podría causarle a su madre en ese momento en que parecía que ella y el rey estaban mejorando en su relación.
Quizás Ichigo se estaba justificando a sí mismo la falta de valor para matar a su padre, el rey. Podía encontrar mil excusas para no hacerlo o tal vez solo era una débil esperanza de que, así como su padre cayó bajo el hechizo de la madre de Kaien, así despertaría y se daría cuenta de que él también estaba allí, rogando en silencio por un poco de cariño.
— ¿En qué estás pensando, mi príncipe del sol? — La pregunta de Rukia lo tomó desprevenido en ese momento porque había estado tan sumido en sus pensamientos que no la había escuchado levantarse de la cama e ir hacia él.
La pequeña mano de Rukia acarició suavemente su hombro desnudo e Ichigo tomó su mano, la besó y se quedó disfrutando del aroma de la piel de su esposa que era tan suave y cálida que le parecía perfecta.
— En muchas cosas, mi amada princesa de la luna. — Ichigo giró sobre sus talones para encontrar a su esposa mirándolo con expresión preocupada.
— Es por la charla con el rey, ¿no? — Rukia comenzó a jugar con los dedos de su mano. — ¿Quieres hablar acerca de ello?
Ichigo la sujetó de la cintura con su mano libre y le dio un pequeño beso en los labios antes de poner su frente contra la de ella. El silencio entre los dos fue un poco largo pero no incómodo, era ese tipo de silencio que precede a una confesión demasiado íntima.
— Es un poco de lo mismo de siempre. — respondió Ichigo restando importancia a todo lo que había estado pensando y cómo se sentía en ese momento con respecto a su padre. — Es agotador.
Rukia dejó de jugar con sus dedos y lo abrazó como si estuviera tratando de consolarlo y esconderlo del mundo, e Ichigo se refugió en ese abrazo con solo el sonido del corazón de Rukia llenando sus oídos. Ese abrazo se sintió tan bien, tan cálido y tan dulce, que una vez más deseó que este momento durara para siempre. Rukia era verdaderamente una luz en su noche eterna y le daba tanta paz que no sabía qué sería de él si algún día ella no estuviera allí.
Un abrazo como ese era todo lo que necesitaba. Una huida del monstruo que era el castillo y del abismo en el que estaba sumergido.
—
"Es hora. Corta el primer hilo".
Las palabras de la reina la despertaron antes de que decidiera cortar el hilo que la reina le ofrecía. Rukia sabía que obedecer a la reina no era una buena idea, no después de que Ichigo le contó sobre el día en que ella entró en contacto con la reina por primera vez. Casi destruir la sala del trono del antiguo palacio no era exactamente algo que esperaba escuchar, ni tampoco que había invocado sombras de la nada y que había controlado las sombras de Ichigo como si eso fuera algo simple.
El tío Kisuke había dicho que solo quien convoca a la sombra tiene el poder de controlarla, por lo que lo que ella había hecho era inusual, por no decir extraño y contra todo conocimiento.
— ¿Tuviste otro sueño caliente, mi Luna?
La pregunta de Ichigo, junto con su risa animada, le sonó distante y fue en ese momento que se dio cuenta de que él no estaba en la cama sino que estaba de pie junto a la mesa dejando una bandeja de comida. Rukia aun sentía rastros de Ichigo entre sus piernas porque habían hecho el amor antes del amanecer. En realidad, ella lo había seducido porque tuvo un sueño que despertó su deseo por su esposo e Ichigo no se negó a complacerla.
— Nope. — Rukia se sentó en la cama con un leve sonrojo porque había sido un buen sueño e Ichigo lo hizo aún mejor. — Soñé con la reina, dice que es hora de que corte uno de los hilos.
Ichigo caminó inmediatamente hacia la cama y se sentó a su lado. La curiosidad y la preocupación marcaron visiblemente el rostro de Ichigo porque ambos sabían que la reina no había dejado de susurrar cosas en los sueños de Rukia. Ambos sabían que la reina era demasiado poderosa para Rukia y temían que si apresuraban las cosas, Rukia perdiera el control.
— ¿Te sientes preparada para hacerlo? — La pregunta de Ichigo la tomó por sorpresa porque pensó por un momento que él se negaría inmediatamente. Ichigo le había dicho muchas veces que quería que ella aprendiera de forma lenta y segura.
— Yo... no estoy segura.
— Asi es como empieza. Después del ritual de la Sombra, aprendemos la oración para controlar nuestras emociones porque la magia fluye libremente y cuando estamos listos, conectamos con lo que hay dentro de nosotros. — Ichigo tomó una de las manos de ella para jugar con sus dedos. — La magia fluirá. No serán ráfagas de magia incontrolable, será pura magia que tienes que controlar con voluntad porque es por tu propia voluntad que la estás liberando. Una vez que cortas el hilo solo puedes entrenar para controlarlo pero lo que tienes que aprender a hacer por ti misma.
Rukia asintió entendiendo lo que Ichigo estaba diciendo. Comunicarse con la reina dentro de ella, cortar los hilos y aprender a controlar el poder, eran cosas que tenía que aprender a hacer por sí misma. Si la Madre Original pudo hacerlo sola, entonces ella podía hacerlo porque contaba con la ayuda de Ichigo y la Reina Masaki.
— Está bien, estoy lista. Hagámoslo. — Respondió Rukia confiada y llena de decisión. No tuvo tiempo de dudar. Dudar era morir.
Ichigo asintió a lo que dijo y, después de que ambos terminaron su desayuno e Ichigo estuvo seguro de que ella no se desmayaría por falta de comida, la llevó a sentarse en la alfombra en el medio de la habitación. Ambos estaban frente a frente, Ichigo le dio un largo y dulce beso, y luego Rukia cerró los ojos solo para comenzar a meditar y entrar a esa sala del trono de la reina oscura.
Todo estaba igual que la última vez que había estado allí por voluntad propia pero la reina la miraba con una sonrisa que le provocaba escalofríos. Rukia tocó uno a uno los hilos atados a la reina y la reina dijo que habilidad soltaba cada uno de los hilos, hasta que Rukia llegó al que la reina le había sugerido en ese sueño.
— El primero.
Rukia, por un segundo, dudó en hacerlo. Estaba un poco asustada porque todo era nuevo y desconocido para ella, pero se dijo a sí misma que ella había elegido ese camino y que debía tener el coraje suficiente para dar el primer paso, así que cortó el hilo y sintió como un poco de ese poder que vivía dentro de ella la atravesó con la velocidad del relámpago.
Recordó la sensación que tuvo al ponerse la corona aquella vez y al compararla con la que sentía en ese momento, descubrió que era similar; tal vez un poco más moderado pero igual de abrumador y placentero.
Rukia abrió los ojos y vio todo diferente en la habitación.
Todo seguía exactamente igual pero al mismo tiempo todo se sentía diferente, o tal vez era ella quien era diferente en ese momento. Se miró las manos y movió los dedos, entonces tuvo esa sensación de hormigueo en la piel que sentía cada vez que la magia se salía de control. No estaba enfadada ni celosa, pero la magia estaba allí, en sus manos y en todo su cuerpo.
— ¿Cómo te sientes? — La pregunta de Ichigo la hizo levantar la vista de sus manos y mirarlo fijamente. Ichigo la miraba con curiosidad.
— Me siento diferente. ¿Me veo diferente?
— Nop, te ves igual que siempre. Sigues siendo tú, solo que algo dentro de ti cambió. Tócame. — Ichigo extendió una de sus manos hacia ella para que lo tocara pero Rukia no lo hizo. Ella tenía esa sensación en la piel, la misma que tenía cuando lo lastimó y no quería volver a hacerlo. Lastimar a Ichigo era algo que no se sentía bien. — No tengas miedo, el miedo es lo peor que puedes tener porque te hace perder el control. Domina el miedo porque si no, nunca podrás volver a hacerlo y no podrás tocarme.
El miedo brilló en los ojos de Rukia mientras alternaba su mirada entre Ichigo y sus propias manos. Tenía que tocarlo pero el miedo de lastimarlo estaba allí. Ichigo retiró suavemente su mano y Rukia agradeció mentalmente por eso.
— En este momento, nadie puede tocarte y tú tampoco puedes tocar a nadie. Tu piel es peligrosa y dañarás a cualquier persona con la que entres en contacto. Tienes que familiarizarte con la sensación para poder distinguirla en el futuro.
— ¿Cuánto tiempo estaré así? — La voz de Rukia salió llena de duda y miedo.
— Pueden ser días, semanas o meses. A mí me tomó como una semana, ya sabes... "Un prodigio". A mis primos les tomó un par de meses, creo que a mi tercer tío le tomó más tiempo porque le tomó casi medio año controlar este aspecto inicial. Todo depende de ti, simplemente no tengas miedo.
No le gustaba la perspectiva de no tocar a alguien por tanto tiempo porque significaba que Ichigo tampoco podía tocarla a ella. Eso no era justo. De haber sabido que algo así iba a pasar, le hubiera dado un beso más antes de cortar el hilo.
— Te voy a mostrar lo que hice, tal vez te pueda ayudar un poco. — prometió Ichigo con calma. — Tenemos todo este día para nosotros, mi Luna oscura.
Verano — x493 / 7 de agosto
Masaki recordó lo que pasó ese día que la carta de Kisuke llegó a sus manos. En esa carta estaba escrita la noticia más escandalosa que podía leer y aun así, el hecho de que Kisuke le escribiera y le hiciera saber lo urgente que era su presencia en el palacio de Vermist, le hizo saber que esta noticia era tan escandalosa como cierta.
Esa carta había sido quemada después de que ella la leyó porque Isshin no podía saber el contenido. Isshin no podía saber que Ichigo iba a ser padre, no en un momento en que ningún príncipe había recibido oficialmente el título y fácilmente podrían ser acusados de traición por sobrepasar la voluntad del rey.
La regla de los príncipes es simple y cruel: el heredero es el primero en todo y cualquiera que vaya en contra de eso es un traidor y merece la muerte.
Masaki hizo ese viaje en compañía de dos de sus guardias personales, prepararon todo según el protocolo y en cuanto el cambio fue seguro, tomó un caballo, un par de cosas esenciales y salió al galope seguida solo por un guardia. Llegó a Vermist lo más rápido que pudo.
Al primero que vio fue a Ichigo, su hijo no era el hombre que era en ese momento. Ichigo era tan arrogante como un príncipe que lo ha tenido todo, pero el respeto por ella estaba allí, tan presente como debería ser. Él también era despiadado, la expresión de su rostro se lo decía.
"Dime por qué estoy aquí. El viaje fue demasiado agotador y estoy demasiado cansado para soportar excusas y mentiras". Masaki habló antes de sentarse en una silla. Ichigo se paró frente a ella.
"Supongo que es por mi relación con… con ella. Fue un momento de placer y fui claro con ella. Le dije que tenía que esperar pero Yoruichi no entiende. Ella insiste en la boda y yo sinceramente no quiero casarme con ella, no ahora. Tengo muchas cosas que hacer antes de vincularme con alguien. Toda esta situación es insoportable".
La respuesta de Ichigo hizo que Masaki viera el reflejo de Isshin en su hijo por un breve momento. Un "momento de placer" era como Isshin justificaba a sus amantes.
"¿Has pensado que podría estar embarazada?"
"No lo está. Ella bebe té para no tener hijos. Además, si me dijera que está embarazada, le haría perder el embarazo. No necesito un hijo ahora, aún no he sido declarado oficialmente el heredero del reino y no planeo perder el trono o mi vida por un hijo que no pedí".
Las emociones de Masaki estaban divididas porque no pensó en escuchar eso de Ichigo y, al mismo tiempo, le hizo feliz saber que él conocía las reglas y que tenía la intención de cumplirlas de una forma u otra. Ella había llegado preparada para esconder a la chica en caso de que Ichigo quisiera que fuera así, pero parecía que Ichigo no tenía ningún afecto por la chica. Si se expresaba así sobre Yoruichi, lo menos que Masaki esperaba era que Ichigo la arrojara por las escaleras cuando se enterara de su embarazo.
Ichigo no era un niño, había dejado de serlo en algún momento durante su estancia en Vermist.
La charla duró un par de horas, hablaron de todo lo posible y al final, Masaki envió a Ichigo junto con Koga a unirse a los mercenarios con la excusa de que sería parte de su entrenamiento.
Ichigo no era un niño, pero estaba preocupada por la forma en que Ichigo podría tomar esa dosis de realidad donde un hijo suyo estaba en camino. Siempre había un momento de debilidad en ese tipo de situaciones y él, víctima de esa debilidad, podía evitar que Yoruichi perdiera el embarazo o sufriría demasiado por esa pérdida, y Masaki no quería que su hijo viera eso.
Cuando se reunió con Yoruichi, Masaki se dio cuenta de que Yoruichi era una chica enamorada. Su amor por Ichigo se reflejaba en sus ojos de manera dolorosa y por la forma en que ella protegía su vientre, era obvio que sabía que estaba embarazada y que amaba lo que crecía dentro de ella. Lo que sea que Ichigo le hizo o le dijo a Yoruichi, la hizo crear demasiadas esperanzas, sueños e ilusiones.
Ichigo era cruel y ella no sabía cuándo su hijo se había vuelto de esa manera. Ella también era responsable de la crueldad de Ichigo.
Masaki le dijo a Yoruichi lo mismo que quizás Ichigo le había dicho antes, que debería esperar un poco y que cuando Ichigo fuera declarado oficialmente heredero al trono, el matrimonio sería un hecho. Yoruichi solo debería esperar.
"Es que no podemos esperar, tenemos que casarnos".
La propia Masaki sirvió el té durante esa reunión, lo endulzó y disfrazó lo mejor que pudo, y se aseguró de que Yoruichi se lo bebiera todo. La palabra "embarazo" nunca se mencionó durante esa conversación, parecía que Yoruichi quería guardarse el secreto del embarazo a pesar de que al menos tres personas lo sabían. Masaki no le dijo a Yoruichi para qué era ese té.
Yoruichi era inocente e Ichigo se había aprovechado de ella y la etiquetó como un momento de placer.
"Te lo prometo, cuando Ichigo sea declarado heredero, irá a Gardelia para hacerte la propuesta de matrimonio, como debe ser." Masaki prometió después de que Yoruichi bebió el té.
El té hizo efecto esa misma noche.
Al día siguiente, Yoruichi quedó devastada por la pérdida de su bebé. Todos decían que era la voluntad de las Deidades, incluso Masaki le dijo a Yoruichi que no era el "destino" de ese niño nacer en ese momento pero que cuando se casara con Ichigo, las Deidades la bendecirían con muchos niños sanos y fuertes. Masaki le prometió a Yoruichi que sería la madre de un rey y la consoló como si ella no hubiera sido la responsable de esa pérdida.
Lo que le pasó a Yoruichi fue cruel. Era algo que Masaki solo había hecho una vez para proteger a Kaien de un destino igualmente cruel porque, en esos momentos en los que todo parecía seguir su curso, sentía afecto por Kaien.
—
— ¿Desayuno para dos? — preguntó su madre en cuanto él entró en la habitación esa mañana.
Esa pregunta le recordó a Ichigo el día que vio a Rukia en el pasillo, cuando ella se enojó porque él se enojó. Ese era un recuerdo divertido en ese momento. Pero ahora, Rukia estaba enojada porque no podía tocarlo y eso no era tan divertido.
— Sí, desayuno para dos.
Su respuesta hizo sonreír a su madre, quien inmediatamente ordenó a la doncella que preparara el lugar para él mientras él le besaba la mano. Ichigo se sentó junto a su madre y ella personalmente le sirvió café en la taza. Su madre siempre lo hacía y él lo agradecía porque era un gesto de cercanía muy bonito.
— ¿De qué vamos a hablar, madre? — preguntó Ichigo después de tomar un sorbo de su café de la mañana.
— Primero desayuna, luego hablamos.
Ichigo sonrió, porque aunque sabía que tenían muchas cosas de qué hablar y él tenía muchas explicaciones que darle, además de todas las explicaciones que le debía su madre, primero era el desayuno.
Ambos comieron en silencio, hablando de otras cosas que eran ligeras y alegres, y cuando las doncellas retiraron todo de la mesa y volvieron a llenar las tazas con café, Ichigo supo que era hora de hablar. Él quería hacer la primera pregunta, pero su madre habló primero.
— Debes saber que todo lo que hice, lo hice pensando en ti y en tu seguridad. Enviarte con los mercenarios tal vez no estaba planeado en absoluto, pero me alegro de haberlo hecho porque regresaste diferente. No me gustó lo que vi en tus ojos esa vez.
Ichigo escuchó en silencio lo que decía su madre, desde que llegó a Vermist hasta que se fue cuando los asuntos de Yoruichi terminaron. No se sentía particularmente orgulloso de sus acciones pero lo que pasó Yoruichi fue algo que no había manera de evitar, él fue claro con ella pero Yoruichi había escuchado a la persona equivocada.
No tenía sentido seguir pensando en eso porque eso no cambiaría nada, y no había nada que él quisiera cambiar. Estaba agradecido con su madre por salvarlo de esa manera, por evitar que él fuera víctima de su propia ambición e ingenuidad.
Verano — x493 / 8 de agosto
Yuki regresaba a su habitación después de un divertido almuerzo con Mila y sus amigas, quienes fueron amables con ella y le contaron cosas interesantes sobre los lugares de origen. Fue ahí que Yuki pudo comprobar que las chicas de la corte, al menos el grupo de Mila, se conocían de otros lugares y otras épocas.
No todas habían estado en la corte al mismo tiempo, pero debido a la posición de sus familias de origen, se habían reunido en varias ocasiones en el mismo lugar, posiblemente para algún evento social que requería su presencia, y así habían comenzado una relación amistosa.
Yuki no había entrado en ese mundo de reuniones sociales y noches de gala, y Rukia tampoco. Sabía que era porque su tío estaba en otros asuntos y más que crear lazos con los señores de Avanta, estaba creando lazos con la realeza de Jetaiya para poder liberar a Maranni del yugo del rey.
Nada salió como esperaban por culpa de Rukia, pero no tenía sentido volver a pensar en ello. Yuki en ese momento estaba satisfecha con el destino que se dibujaba frente a ella y del cual le había informado a Byakuya con gran detalle. El hermano de Rukia no parecía muy convencido pero decidió darle un voto de confianza, informándole además que le escribiría a Lord Kuchiki para actualizarlo sobre la situación y su posición dentro del castillo.
Su tío le había dicho que todo lo que hicieron, conspirar con la realeza de Jetaiya para tener una guerra, fue para liberar a Maranni y recuperar la autonomía sobre las tierras y sus vidas, por lo que Yuki pensó que si todo salía bien y le daba un hijo varón a Kaien, él le daría lo que pedía y ella pediría la libertad de Maranni.
Mientras caminaba por el pasillo hacia su habitación, Yuki notó que una doncella estaba de pie junto a su puerta y que definitivamente no era la doncella que Kaien le había asignado. Al llegar, se dio cuenta de que era una de las dos doncellas personales de Rukia, las que siempre la acompañaban a todos lados, y eso no le gustó porque significaba que tal vez Rukia la invitaría a reunirse para hablar.
— ¿Qué quieres aquí? — Preguntó Yuki con un leve gesto de molestia por estar frente a la doncella de Rukia.
— Señorita Yuki, su alteza la está esperando. — Respondió la doncella después de hacer una reverencia.
Yuki puso los ojos en blanco ante esas palabras, ella no era la sirvienta de Rukia a la que podía llamar cuando quisiera. Ella sería la princesa heredera.
— Dile a Su Alteza que no tengo tiempo en este momento. Tengo que prepararme para la visita del Príncipe Kaien. — Respondió Yuki, pero la doncella no se movió.
— Creo que no lo dije correctamente. Señorita Yuki, su alteza la está esperando dentro de la habitación. — La doncella abrió la puerta y señaló adentro para que entrara Yuki.
Yuki no podía creer que Rukia se hubiera metido en su habitación privada de esa manera tan descortés pero Rukia definitivamente estaba ahí, sentada frente al espejo de tocador ajustando la diadema blanca en su cabeza.
Esa diadema blanca era la favorita de Rukia, la usaba tanto que prácticamente era parte de ella; también aquella diadema era costosa y pesada. Estaba hecha de plata con cientos de diminutos diamantes blancos que brillaban a la luz y una extraña piedra blanca que parecía tener cristales en su interior que captaban la luz y la retenían porque emitía un tenue brillo en la oscuridad. Ella nunca había visto una piedra con esas cualidades.
Yuki solía pensar que esta diadema no era una diadema común, sino una versión pequeña de una corona debido a lo costosa e inusual que era.
— Me estaba empezando a impacientar. — Comentó Rukia tranquilamente sin apartar la vista del espejo ni dejar de ajustarse la diadema. — Pensé que vendrías más rápido. ¿Fue divertido el almuerzo?
— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Quién te dio permiso para entrar en mi habitación? — preguntó Yuki con una voz llena de ira.
Rukia se dio la vuelta en su asiento con una expresión de sorpresa en los ojos porque no esperaba que Yuki le hablara así. Yuki sonrió internamente ante esa expresión. Yuki le haría entender a Rukia que ya no iba a continuar con sus conspiraciones. Rukia ya no pertenecía a la familia Kuchiki.
— ¡Vaya! ¿Vuelves a mostrar las garras? — La sorpresa en el rostro de Rukia cambió a una expresión que Yuki no pudo identificar. Rukia estaba sonriendo pero esa sonrisa, aunque era pequeña, le dio escalofríos a Yuki. — Debería decir que estoy sorprendida pero la verdad es que no. Siempre pensé que esto podría suceder en el momento en que te convirtieras en la Inamorata del Príncipe Kaien, porque eso es lo que eres, ¿no es así? Eres la Inamorata, ¿no?
— ¿Qué quieres aquí? — Yuki preguntó de nuevo, evitando la pregunta de Rukia porque era obvio que Rukia estaba haciendo esa pregunta porque sabía que Kaien no le dio el título de Inamorata. — No sabía que la realeza era tan descortés.
— Vine a visitar a mi querida prima pero evidentemente mi visita no te hace feliz. — Rukia dijo eso mientras se levantaba de su silla y comenzaba a caminar hacia Yuki. Rukia aún tenía esa expresión que hizo temblar a Yuki pero ella no se movió de su lugar. — Entonces, dado que nuestra tregua y asociación ha terminado, te diré algunas cosas más que debes tener en cuenta, futura princesa heredera.
A Yuki tampoco le gustó el tono de voz de Rukia cuando dijo el título que tendría cuando se casara con Kaien porque parecía que Rukia se estaba burlando de ella. Yuki tuvo que recordarse a sí misma que Rukia no tenía más poder que nadie ahí, que no tenía poder sobre la vida de nadie o sobre las decisiones que tomaba el Príncipe Kaien.
— No necesito tus consejos, lo tengo todo perfectamente controlado. — La voz de Yuki era hostil, al igual que la atmósfera que sentía emanar de Rukia a pesar de esa expresión sonriente.
Rukia hizo un leve sonido con la boca mientras sacudía la cabeza lentamente. Yuki quería agarrarla del cabello y arrastrarla fuera de la habitación, pero mientras ella no se casara con Kaien, no podría estar al mismo nivel que Rukia. Yuki sabía que debía tener cuidado con Rukia o terminaría como Nelliel.
— Claro que los necesitas porque ahora estás sola. — Rukia se acercó un poco más a Yuki. — E incluso si has mostrado las garras, estas no son lo suficientemente afiladas para lo que está a punto de suceder en el castillo. Así que me tomaré la libertad de recordarte que tu amiga Mila es hija de Lord Stark, y él es el señor de Kirasam y propietario de la flota naval más grande del reino, así como administrador de un puerto comercial muy importante. Mila es bastante rica, y un matrimonio con ella le asegura al Príncipe Kaien que el señor de Kirasam será fiel a la corona sin lugar a dudas. Es muy probable que los Consejeros presionen a Kaien para que se case con ella.
Yuki se quedó en silencio. Sabía que Mila era una Stark de la familia principal y que era una peligrosa rival, pero Mila no se había declarado ni a favor ni en contra de ser la princesa heredera. Rukia habló de nuevo.
— Y no trates de hacerle daño en caso de que el Príncipe Kaien entable amistad con ella. Ella es una chica inteligente y comenzó a asociarse contigo tan pronto como se supo que eras la amante del príncipe Kaien, por lo que si sufre algún daño, fácilmente pueden culparte por ello y deshacerse de ti más rápido de lo que piensas. — Rukia hizo una pausa. — Por cierto, si decides hablar de nuestra pequeña alianza fallida, entonces me veré obligada a negarlo todo o decir que fui forzada por ti y tu ambición. De cualquier manera, vas a perderlo todo porque eres una Kuchiki y la familia Kuchiki traicionó al reino al aliarse con Jetaiya. Y no creo que quieras tener sangre de la familia en tus manos si decides hablar de más.
Rukia no dejó que Yuki respondiera, solo caminó hacia la puerta y salió de la habitación. Yuki dejó escapar un grito de frustración y enojo por no haber anticipado eso.
Nota del autor: El autor se disculpa por la demora, pero aquí está el capítulo.
El autor también es un poco despistado y se olvidó de celebrar que Los Ojos del Ruiseñor lleva publicado por un año, así que decidí hacer algo especial para ustedes, si quieren participar. Dado que la historia tiene muchos OC de transición, estaba pensando en incluirlos a ustedes como un personaje más.
Solo necesito el nombre, el estado/ocupación dentro de la historia y junto a qué personaje quieres que aparezca. Será algo casual, informal y no pasará mucho. Solo será relleno.
Eso es todo.
¡Saludos a todos!
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