Los Ojos del Ruiseñor
Capítulo 84: Alianzas
Invierno — x494 / 8 de enero
Isshin había cumplido su promesa, preparó el viaje para los dos a la cabaña en las montañas sin fecha de regreso, y ella disfrutó de esos días de paz y tranquilidad que les brindaba el bosque. Era como si el bosque limpiara sus almas y emociones, como si estar fuera de ese castillo los liberara de algo extraño que se cernía sobre ellos.
Ambos necesitaban ese tipo de paz.
Durante los días en la cabaña, Isshin se comportó como el hombre que ella había conocido cuando ambos eran jóvenes, era atento, amable y sonriente. Ya no era ese joven cuya sonrisa brillaba pero seguía teniendo una hermosa sonrisa que tocaba su corazón y le recordaba por qué se enamoró de él.
Masaki no sabía si era por la culpa que lo embargaba o porque realmente aún vivía algo del amor que alguna vez tuvieron, pero prefería pensar que era el amor lo que los llenaba a ambos en esos días de paz y tranquilidad.
Ella se sentía tan bien en esa cabaña, tan feliz en ese lugar alejado del castillo que devoraba todo lo bueno que lo habitaba, que le pidió a Isshin que abdicara en favor de Kaien o Ichigo o Yuzu o quien él quisiera, pero que ya no regresan al castillo y se quedaran allí. Masaki se sentía tan cansada de todo que a veces tenía la impresión de que se iría a dormir y nunca despertaría, se uniría a la Sombra en el más allá y viviría su eternidad inmortal entre el tiempo sin tiempo.
Isshin le prometió que tendrían más tiempo así y que consideraría su pedido, y Masaki sintió una pequeña dosis de esperanza en su corazón.
Ambos estaban rotos, su matrimonio estaba roto, pero aún había esperanza y eso era lo que los impulsaba cada día a intentarlo de nuevo.
Cerca de la fecha que tenían destinada para regresar al castillo, llegó un mensajero de Adelaar con una carta de las gemelas con la noticia de que Kisuke se había convertido en el nuevo rey de Vayalat tras haber presentado la lucha de sucesión como dictaba la tradición.
A Masaki le hubiese encantado presenciar esa pelea, pero entendía que había razones para que no la invitaran a presenciarla, entre ellas el hecho de que ella era la reina de Avanta y que Isshin había traicionado la alianza al nombrar a Kaien como heredero.
La noticia de la ascensión al trono de Kisuke no fue del todo agradable para Isshin, por lo que en lugar de regresar a Avanta, le pidió a Masaki que enviara una carta a su hermano informándole que lo visitarían y lo felicitarían por su coronación. Kisuke sabría leer entre líneas, porque la visita iba más allá de asuntos familiares.
El viaje a Vermist fue tenso, tanto para Isshin como para Masaki por una simple razón: las alianzas entre reinos mueren cuando mueren los reyes involucrados. Y aunque su padre no estaba muerto, el nuevo Rey de las Sombras podría tener una agenda diferente, y una alianza con Avanta podría no estar incluida en sus planes futuros.
El día que Isshin y Kisuke se sentaron a hablar, en una reunión privada a puertas cerradas, Masaki se reunió con su madre y pasó todo el día con ella, siendo regañada y consolada a partes iguales mientras esperaban la resolución de la alianza. Masaki necesitaba a su madre, necesitaba pasar tiempo con ella y necesitaba sentirse protegida como cuando aún era una niña; ella necesitaba no ser la reina de un reino y solo ser Masaki.
Cuando terminó la reunión, Masaki no tuvo que preguntar cuál había sido el resultado porque podía verlo claramente en la mirada de Isshin.
Kisuke no accedió a renovar la alianza, ¿y cómo hacerlo? Kisuke tenía una alianza con Gardelia que le daba ganancias y la alianza con Avanta era más del tipo diplomático. Además, Gardelia parecía no haber incumplido ninguna cláusula, a diferencia de Avanta.
Masaki se reunió con su hermano, también a puerta cerrada, y salió tan enojada de ese encuentro que la estancia en Vermist se redujo al tiempo necesario para descansar y prepararse para el viaje de regreso.
Las gemelas se quedaron en Vermist, estaban aprendiendo a manejar lo que llevaban en la sangre y no podían detener el entrenamiento, pero Masaki se alegró de ver que sus hijas estaban mejorando en el manejo del don.
Isshin pidió que pasaran las celebraciones de Nochevieja en el Palacio del Sol, y Masaki, considerando que Isshin lo había pedido más porque necesitaba el consejo de su madre que porque quería pasar las celebraciones allí, accedió. Ella tampoco tenía prisa por llegar al castillo.
Ese fue el peor final y comienzo de año que pudieron tener.
La noticia de la muerte de Nelliel llegó casi tan pronto como llegaron al Palacio del Sol.
Fue después de saludar a su suegra que Masaki preguntó por Nelliel, y fue en ese momento que la Reina Madre Raiza le dio la noticia.
Masaki no podía creerlo y al mismo tiempo, en su corazón sentía que Nelliel por fin tuvo la oportunidad y el coraje de lastimarse, porque hasta para lastimarse uno mismo debía haber coraje. Sin embargo, cuando preguntó si podía visitar la tumba de Nelliel, la reina madre terminó de informarle los detalles de la muerte de su protegida y le mostró las cartas enviadas por Kaien y la Kahya.
En la carta de Kaien, él le pedía permiso a la Reina Madre para que Nelliel visitara el castillo con la excusa de que la extrañaba y apelaba a la buena voluntad de la Reina Madre. En la carta de la Kahya, ella le explica a la reina madre la triste forma en que murió Nelliel y sobre los servicios funerarios que se llevaron a cabo dentro de los terrenos del castillo.
Nelliel fue enterrada en el cementerio de la arboleda, en la misma cripta donde fueron enterradas algunas de las pertenencias de sus padres, para que ella pudiera descansar con los recuerdos de su familia.
Masaki no sabía cómo sentirse en ese momento porque todos los sentimientos la abrumaban. Ella le había prometido a las Deidades que cuidaría de Nelliel, se lo había prometido a sus padres y se lo había prometido a Ulquiorra antes de que él abandonara el castillo el día que fue exiliado, y no había podido cumplir esa promesa.
Masaki nunca había querido ese destino para Nelliel, no quería que Nelliel muriera así. Quería una vida larga y brillante para esa niña que se quedó sola antes de que pudiera tener un recuerdo de sus propios padres.
Lloró por Nelliel, por la niña que había sido y por la mujer que Kaien había corrompido lentamente; lloró por Nelliel como llora una madre que pierde a un hijo y se culpa por no haberla cuidado mejor; lloró por Retsu, que había amado a Nelliel como a una hija y lloró por Isane, que había cuidado a Nelliel como a una hermana.
Masaki lloró sabiendo que no había sido una buena madre, ni para Nelliel ni para sus propios hijos, y pensó que todos sus pecados se estaban volviendo contra ella sin darle un respiro para recuperarse de un golpe antes de recibir el siguiente.
Isshin la consoló cuando estaba a punto de sufrir un ataque de nervios porque no sabía cómo iba a informar a Ulquiorra sobre la muerte de Nelliel. En ese momento, todo se había vuelto demasiado para ella.
— Mi reina…
Masaki levantó la vista de su propia mano, donde sostenía el brazalete que Nelliel había heredado de su madre y que estaba en sus posesiones en el Palacio del Sol, y se encontró con la mirada preocupada de Isshin.
El carruaje se había detenido frente a la entrada principal del castillo y ella no lo había notado porque su mente se preguntaba cómo le iba a decir a Ulquiorra lo que pasó con Nelliel.
— Estoy bien. Solo tengo que... solo...
Ella ya no lloraba, solo sentía esa presión en su pecho que le impedía respirar cuando pensaba demasiado en esa situación. Nelliel había sido como su hija y, aunque no compartían sangre, el dolor era demasiado porque Masaki nunca imaginó que esta niña moriría antes que ella.
— Yo lo haré. — Isshin la abrazó. Él también había sufrido la muerte de Nelliel porque a él se le encomendó originalmente la misión de cuidar a los niños Cifer. — Ve a descansar. Mientras yo investigaré qué le pasó a Nelliel.
Masaki estuvo de acuerdo con lo que dijo Isshin pero en el fondo ambos sabían que ella no podía descansar hasta saber qué había pasado realmente con Nelliel, porque ese viaje y esa muerte estaban haciendo demasiado ruido en su mente.
Isshin bajó primero y la ayudó a bajar, pero ni Ichigo ni Kaien ni Rukia estaban allí para recibirlos, solo estaba la Kahya, con esa expresión triste que tiene alguien cuando ha perdido a un ser querido.
Cuando Isshin preguntó por sus hijos, la Kahya le informó que ellos habían salido temprano del castillo y que aún no habían regresado. Rukia tampoco estaba en el castillo, también se había ido temprano.
— Si esto no fuera una coincidencia, pensaría que se estaban escondiendo. — Comentó Isshin, y Masaki se estremeció porque entendió perfectamente a lo que se refería su esposo.
Kaien, Ichigo y Rukia habían quedado al cuidado del castillo y Nelliel había muerto bajo su vigilancia.
Masaki no quería pensar que su hijo o Rukia tuvieran algo que ver con esa muerte porque desafortunadamente, esta vez, no podía culpar a Kaien. El amor de Kaien por Nelliel era algo que no podía cuestionar.
Kaien nunca podría lastimar a Nell, pero Ichigo era un asunto diferente.
Ichigo había golpeado y amenazado con matar a un rey solo porque ese rey lastimó a Rukia, y Masaki era consciente de que no sabía cuánto rencor y crueldad podía albergar el corazón de su hijo contra alguien. Ichigo era cruel y lo disfrazaba bien bajo una máscara, y ella lo sabía.
La frase "haz que parezca un accidente" resonaba en su mente desde que leyó que la caravana de Nelliel había sido asaltada antes de llegar al castillo.
—
Rukia estaba sentada detrás del escritorio de Ichigo dentro de su oficina en la Casa de Justicia, con un vaso que contenía menos de un sorbo del licor dorado de los negocios con su mano derecha y con los dedos de su mano izquierda tamborileando distraídamente en la tapa de su cuaderno.
Kaien estaba recostado en un largo sofá con la cabeza apoyada en uno de los apoyabrazos, con un brazo cubriendo sus ojos y sosteniendo un vaso del mismo licor dorado en la otra mano. Ichigo estaba de pie, apoyado en el escritorio con las manos en los bolsillos de los pantalones y mirando a algún punto de la nada. También tenía un vaso del licor dorado a su lado.
Los tres estaban en silencio y solo se escuchaba el ruido que venía del exterior del edificio, el que entraba por una de las ventanas abiertas. La ventaja de esa oficina era que estaba en el segundo piso y nadie podía molestarlos más allá de un golpe en la puerta, pero un golpe en la puerta fue lo que los sumió en ese silencio abrumador.
El soldado que estaba apostado en la entrada de la ciudad les dijo que el rey y la reina habían entrado en la ciudad y se dirigían al castillo, tal como esperaban.
Por la mañana, uno de los soldados de Ichigo llegó al castillo para informar que el rey y la reina habían pasado la noche en la casa del Cruce con la intención de continuar su viaje por la mañana, por lo que todos estuvieron de acuerdo y abandonaron el castillo con cualquier excusa que pudieron pensar después del desayuno.
Ninguno de ellos quería ser el primero en enfrentarse a las preguntas que sabían que les esperaban tan pronto como presentaron sus respetos a los recién llegados porque todos habían olvidado que el rey y la reina habían visto crecer a Nelliel desde que era un bebé y que no se conformaría con un simple: "ella misma se cortó las venas".
— Es la hora. — Comentó Kaien luego de levantarse en su lugar y beber lo último de su vaso. — No importa el orden en que lleguemos, igual seremos interrogados y es mejor terminar este asunto.
Ichigo estuvo de acuerdo y bebió lo que quedaba del licor en su vaso, porque sin importar cómo se viera la situación, algunas verdades tenían que decirse para ocultar otras. Él no dudaría en proteger a su esposa, pero hacerlo también significaba aliarse con Kaien porque Rukia había cometido el error de falsificar una carta de Yuki y Kaien se dio cuenta.
— Vamos. — Rukia se levantó de su asiento, como si fuera ella quien marcara el momento y la hora, y tanto Ichigo como Kaien asintieron y se pusieron en marcha.
Kaien había desempeñado bien su papel como ex esposo, amigo y amante en duelo por la muerte de la mujer que había vivido en su corazón desde que eran niños. Como se suponía que debía ser, porque él había llamado a Nelliel al castillo y ella era su responsabilidad.
La muerte de Nelliel también era su responsabilidad.
Todo el alboroto sucedió cerca de su habitación, por lo que fue uno de los primeros en llegar cuando escuchó los gritos de ayuda de Rukia, entrando solo después de que la Kahya hubiera entrado para ver qué estaba pasando.
No había forma de que su expresión de sorpresa no fuera real, ya que él no esperaba que Nelliel se cortara las venas en esa habitación, pero al ver a Rukia con las manos cubiertas de sangre, con la mirada fija en Nelliel y sin parpadear, algo dentro de él le dijo que las manos de Rukia estaban manchadas de sangre en más de un sentido.
No le desagradaba, al contrario, la idea de que Rukia fuera más sanguinaria de lo que parecía era, en cierto modo, emocionante para él, pero no era el momento de pensar en esos detalles.
Fue cuestión de segundos entre ese pensamiento y el momento en que se acercó a la cama donde yacía el cadáver de Nelliel, llamándola por su nombre y diciéndole que no lo dejara solo, prometiéndole que no volvería a estar enojado con ella y pidiéndole perdón.
Pidiéndole que abriera los ojos y le dijera que era una mala broma, como se suponía debía ser.
Kaien levantó la vista para encontrar los ojos de Kahya llenos de lágrimas, le pidió a la mujer que le dijera que todo lo que estaba pasando era una pesadilla o una broma cruel porque Nelliel no podía haber muerto, pero la Kahya negó con la cabeza levemente.
La Kahya, que en ese momento sufría por la pérdida de la que consideraba una hija, lo consoló tanto como su propio dolor se lo permitió.
Mientras el Kahya lo abrazaba, Kaien notó que sus manos estaban manchadas con la sangre de Nelliel, pues la había sostenido de las manos momentos antes, y aprovechó ese momento para mostrarle sus propias manos ensangrentadas a Rukia, quien pareció temblar ante ese gesto mientras él la miraba con una pregunta en sus ojos: "¿tú lo hiciste?"
Rukia había jugado bien su papel de "salvadora tardía", la conmoción en su rostro por haber asesinado a Nelliel a sangre fría se confundió fácilmente con la conmoción por no poder salvarla.
Rukia sabía con qué facilidad se podía quitar una vida porque ella misma había ordenado un par de muertes, pero hacerlo con sus propias manos le dio una sensación de poder tan abrumadora que la hizo sentirse drogada. Su corazón latía con fuerza y ella misma luchaba contra las ganas de reírse de lo irónica que le parecía esa situación en ese momento.
Nelliel se había desesperado por consumar su propio plan, se había metido en problemas y había sido exiliada del castillo por tratar de matar a Rukia y robar el sello del rey para ese motivo, pero Rukia esperó pacientemente hasta que todo llegó a sus manos.
Rukia pensó que todo era simplemente perfecto, como si todo se alineara para que ella tuviera su retribución junto con esa chica que, al igual que ella cuando llegó al castillo, solo quería ser libre.
Pero esa Rukia que solo quería volver a casa, cuidar su jardín y tener una vida tranquila, se desvaneció con el tiempo en cuanto empezó a jugar ese juego de poder y a entender la política del reino.
Ichigo le había mencionado lo que podía pasar después de que ella hiciera lo que tenía que hacer y le advirtió que no perdiera el control por la euforia que pudiera sentir al lograr su objetivo o por la tristeza de la muerte de su propia parte humana; pero lo que no le advirtió fue que la reina oscura dentro de ella la elogió por dar su primer tributo a la Sombra mientras la recompensaba con poder.
Todos los hilos que sostenían la mano izquierda de la reina oscura se rompieron y todo esto dificultó que Rukia mantuviera la máscara que llevaba puesta.
Fue justo en ese momento que Kaien le mostró sus manos ensangrentadas y la devolvió a la realidad, haciéndola consciente del ligero tirón en su mejilla que podría convertirse en una sonrisa en cualquier momento si no lograba mantener el control.
Cuando todo se calmó y la doctora de la reina llegó para hacer lo poco que pudiera hacer, la Kahya llevó a todos fuera de la habitación y le preguntó a Rukia qué había sucedido dentro de esa habitación. Kaien estaba a su lado y eso le dificultaba todo a Rukia porque tenía que mentir bien, ya que ella era alguien que tenía motivos para odiar a Nelliel y todos lo sabían.
Rukia había pensado en muchas excusas para decir, pero en ese momento se dio cuenta de que posiblemente la Kahya no le creería y Kaien tampoco.
Ocultar todo sin ocultarlo era un arte que ella también tenía que aprender a manejar bien.
Rukia no lloró cuando relató los hechos a la Kahya, por más que quisiera derramar una lágrima por Nelliel, no pudo hacerlo y lo máximo que logró fue una expresión de desolación e impotencia mientras miraba sus manos manchadas con la sangre que ella misma derramó. Todo lo contrario a la mirada de la Kahya, que reflejaba el dolor que estaba sintiendo en ese momento.
Esa fue quizás la única vez que Rukia se sintió mal por toda la situación, por haber hecho sufrir a la Kahya, quien había sido buena con ella todo este tiempo.
La alianza dio un paso adelante tras el funeral de Nelliel.
Mientras Ichigo y Rukia estaban jugando en la habitación del Segundo Príncipe, Kaien irrumpió en la habitación y dejó caer la máscara de un hombre que sufre la pérdida de alguien a quien ama. Ichigo se puso de pie exigiendo una explicación por esa invasión y Kaien simplemente lo enfrentó, ignorando a Rukia que estaba lejos de ellos por su propia seguridad.
"¡Te dije que tenía que parecer un maldito accidente, pero mandaste a tu esposa a matarla en su cama! ¡¿Tienes idea de en cuántos problemas nos vamos a meter, Ichigo?!"
Después de esa declaración, comenzó una pelea verbal entre Kaien e Ichigo. Kaien estaba casi seguro de que Rukia había sido la responsable e Ichigo estaba defendiendo la inocencia de su esposa porque no iba a dejar que Kaien la culpara por la muerte de Nelliel cuando fue el mismo Kaien quien había ordenado esa ejecución.
"Sé que ustedes dos quieren deshacerse de mí, pero si yo caigo, me los llevaré a ambos conmigo". Kaien los amenazó, mirando entre Ichigo y Rukia, quien se mantuvo firme en la defensa de su propia inocencia.
"¿Y cómo lo harás? Eres el único responsable de todo, no hay nada que nos vincule a mi esposa o a mí con la muerte de Nelliel. Ni siquiera logré cumplir tu deseo de matarla en el camino, así que deja de querer arrastrarnos contigo". Ichigo se defendió, ya que él había estado pensando en todos los escenarios posibles que podrían desarrollarse en el castillo después de la muerte de Nelliel.
Kaien sonrió y ni a Ichigo ni a Rukia les gustó esa sonrisa.
"De los tres, ¿quién estaba casado con ella y quién la quería muerta? ¿Quiénes aparecerán como los principales sospechosos de esa muerte, incluido el asalto a la caravana? Ninguno de ustedes ha visto de lo que es capaz la reina cuando se enoja, ni siquiera han visto la furia de la Kahya para saber cómo reaccionarían ante esta situación".
"Tú no conoces a mi madre".
"No, no es así. Tú no conoces a tu propia madre. Yo he vivido con ella toda mi vida, la conozco mejor que tú o tu esposa. Piénsalo, nos deshacemos de este problema y luego podemos matarnos los unos a los otros o empezamos a cavar para ver quién es ejecutado primero. Porque de nosotros dos, hermanito, yo no tengo antecedentes de agresión o amenazas de muerte contra reyes solo por defender a mi esposa."
Por eso, cuando el espía que Ichigo había enviado al Cruce llegó al castillo por la mañana diciendo que el rey y la reina llegarían por la tarde, los tres se reunieron para hablar y establecer una alianza temporal en la guerra que había sido declarada entre ellos.
—
Rukia le dio un beso a Ichigo como despedida antes de que él fuera a ver al rey y presentar sus respetos. No podía negar que estaba nerviosa por lo que el rey pudiera decirle a Ichigo, pero confiaba en él y en que Kaien no los iba a traicionar porque todos habían tirado de la cuerda con la que Nelliel perdió la vida.
No era estúpida y sabía que si confesaba, Kaien lo usaría en su contra, así que sin importar cómo se manejó el asunto, Rukia se mantuvo en negación a pesar de que Kaien no le creyó. Las sospechas eran una cosa y una confesión directa otra, y Kaien nunca conseguiría una confesión directa de ella.
Cuando estuvo lista y logró calmar sus nervios, Rukia entró a la habitación de la reina Masaki, quien estaba acostada en su cama con un paño húmedo en la frente y los ojos cerrados.
— Bienvenida, madre. — Rukia saludó a la reina tomando su mano y dándole un beso. — Espero que su viaje haya sido favorable.
— ¿La mataste?
La pregunta de la reina fue tan directa que Rukia sintió un puñetazo en el estómago.
Rukia agradeció que la reina tuviera los ojos cerrados y no notara la expresión de sorpresa en su rostro, ya que se había preparado para todo menos para una pregunta tan hostil y acusatoria.
— No, majestad.
El silencio después de esa respuesta se sintió pesado, roto solo por el sonido de los latidos de su propio corazón esperando el veredicto de la reina. Sus manos no sudaban, la reina la había entrenado para mentir y esa era su prueba de fuego, mentirle a su reina y maestra.
— Confiaré en ti. — Respondió la reina y se quitó el paño húmedo de la frente solo para mirar a Rukia a los ojos y darle una leve sonrisa, la que incluía una disculpa por hacer la pregunta.
— Gracias, majestad.
Rukia no estaba nerviosa pero trató de tener esa mirada de tristeza que indicaba lo insultada que se sentía por esa pregunta. Tenía que sentirse insultada, ese era su papel al escuchar tal acusación porque tenía que parecer herida por las palabras de la reina; incluso cambió "madre" por "su majestad" para marcar la distancia que creó la reina al hacer esa pregunta.
— Tuve que preguntar porque Nelliel era como una hija para mí. — La reina volvió a hablar y Rukia solo asintió antes de tomar el paño húmedo de la reina y humedecerlo nuevamente con esa infusión de hierbas frescas que servía para relajar al usuario.
— Lo sé, majestad. — Rukia colocó con cuidado el paño húmedo en la frente de la reina. — Sé lo importante que era Nelliel para usted, así que quería asegurarme de que estaba bien ya que el Príncipe Kaien la hospedó en la habitación de la Inamorata en lugar del área de la reina.
— ¿Qué pasó? — La pregunta era simple pero la respuesta incluía tantos detalles que era mejor empezar a hablar antes de perder la oportunidad.
— Kaien mandó a buscarla, aprovechando la ausencia del rey, y en el camino resultó herida porque asaltaron el carruaje en el que viajaba. Los soldados murieron pero el cochero sobrevivió y la trajo al castillo. Isane la revisó y curó la herida, pero el Príncipe Kaien pidió que Nelliel que se quedara en la habitación de la Inamorata y no en el área de la reina, como debía ser.
— ¿Por qué lo permitiste? — Preguntó la reina, juntando sus hermosas cejas en un enojo muy evidente mientras se sentaba y se quitaba el paño húmedo de la frente.
— La Sra. Retsu lo permitió. — explicó Rukia, evitando decir que en ese momento ella estaba tocando el paraíso con sus dedos. — Cuando me lo dijeron, Nelliel ya estaba en la habitación y no me atreví a moverla. Había perdido mucha sangre y se encontraba en estado delicado.
Rukia apostaba a que la Kahya ya le habría contado todos los detalles de ese evento a la reina, quien simplemente la estaba interrogando para comprobar que todo era similar. En esa parte de la historia no había forma de fallar, el problema era el momento de la muerte de Nelliel.
La reina entrecerró los ojos por un momento antes de permitirle continuar.
— Al día siguiente, el Príncipe Kaien fue a verla. No sé de qué hablaron, pero Ichigo estaba fuera de la habitación y los escuchó discutiendo sobre alguien. El príncipe Kaien estaba furioso y cuando llegué para hablar con ella, la criada me dijo que Nelliel estaba indispuesta.
— ¿Por qué? — Preguntó la reina y Rukia la miró sin comprender. — ¿Por qué Ichigo estaba fuera de la habitación de Nelliel?
Rukia asintió entendiendo la pregunta. La reina quería descartar a Ichigo como sospechoso y eso no le gustó, porque significaba que la reina creía que Ichigo era el responsable.
— Él estaba a cargo de averiguar qué pasó en el asalto, fue con la intención de preguntarle a Nelliel sobre lo que ella podía recordar. — Rukia hizo una pausa. — Por la tarde, la sirvienta me dijo que Nelliel ya se había despertado y fui a verla, pero cuando entré a la habitación ya se había cortado y estaba desangrada sobre la cama. Me asusté, pedí ayuda e intenté detener la sangre, pero cuando llegó la Sra. Retsu ya era demasiado tarde.
— ¿Por qué no la curaste? — La pregunta de la reina tenía ese tono de reproche que a Rukia no le gustaba. — El don te permite curar a otras personas.
— Lo intenté, Su Majestad, pero estaba asustada y nerviosa. — Rukia tuvo cuidado de mirar sus manos, las cuales comenzaban a temblar porque ella las estaba haciendo temblar. — Pude sentir la magia, la sostuve de ambas muñecas y sé que algo sanó, pero aun así ella perdió mucha sangre.
La reina permaneció en silencio y Rukia cerró los ojos con esa expresión que pretendía ahuyentar los malos recuerdos. Estaba estresada, la mirada de la reina sobre ella le decía que la reina estaba tratando de ver más allá de las palabras y gestos que hacía al hablar.
— ¿Estas triste? — Preguntó la reina con cuidado y Rukia le dirigió una mirada un tanto ausente. — ¿Te entristece la muerte de Nelliel?
La pregunta de la reina fue simple y directa, y Rukia por un momento consideró decir una mentira, pero no tenía sentido mentir en ese punto. No estaba triste por la muerte de Nelliel, pero tenía que tener cuidado al decirlo o ella misma podría clavar un clavo en su propio ataúd.
—
Tanto Ichigo como Kaien estaban sentados frente a él, como si fueran un par de niños regañados a punto de recibir un severo castigo. Ambos eran hombres e Isshin lo sabía, más allá de que cada uno había compartido cama con más de una mujer, ambos tenían la edad suficiente para ser considerados hombres.
Sin embargo, a sus ojos, ambos eran un par de niños que se escondían de sus padres porque habían hecho algo malo y tenían miedo al castigo.
Isshin había llorado por la muerte de Nelliel, la hija de su amigo a quien juró proteger; la niña que vio crecer y que tomó su mano cuando se perdió en la inmensidad del castillo; la niña que hablaba incorrectamente pero aun así era encantadora.
Isshin quiso saber si sus hijos habían sido los responsables de esa muerte, pues todo indicaba que estaban más involucrados de lo que parecía.
— No sé si ustedes dos piensan que soy tonto o demasiado viejo para no darme cuenta de que ustedes se estaban escondiendo en la ciudad. — Comenzó el rey mientras miraba a sus hijos. — Pero no puedo creer que ustedes dos, que han puesto espías en la Gran Casa para velar por sus propios intereses con respecto a la familia Kuchiki y el reino, me dieran la patética excusa de "no sabíamos que vendrían hoy, Su Majestad".
— Papá, nosotros...
Ichigo trató de hablar, pero Isshin levantó la mano para evitar que su hijo dijera otra palabra.
— Los dejo a ustedes dos como protectores del reino por dos meses y en los primeros días muere una persona. ¡¿Cómo diablos se supone que debo interpretar esto?! — Isshin hizo esa pregunta pero no permitió que sus hijos respondieran. — Quiero la verdad, porque si descubro que me están mintiendo y que uno de ustedes es directa o indirectamente responsable de la muerte de Nelliel, aplicaré el castigo correspondiente. Se los advertí el año pasado, mi piedad de tolerar tus errores y tus faltas se terminó con el asunto Kuchiki.
— La verdad. —murmuró Kaien, e Isshin pudo notar que los puños de su hijo se apretaron por un momento antes de verlo relajarse.
Al rey no le gustó eso porque nunca le había visto hacer ese gesto. Kaien no sonreía, estaba serio, e Ichigo parecía indiferente desde que él le impidió hablar.
— La verdad. Necesito saber por qué Nelliel estaba en el castillo cuando su lugar era el Palacio del Sol. — reafirmó el rey mientras alternaba su mirada entre Kaien e Ichigo.
— La verdad es que llamé a Nelliel al castillo para verla. La extrañaba y quería estar con ella, hablar con ella y preguntarle si ella era la responsable de la muerte de Miyako. — Ante la mención de ese nombre, Isshin sintió un repentino escalofrío en la espalda, pero no interrumpió la explicación de Kaien. — Discutimos un poco y me confesó que delató a Miyako. Tal vez le dije algunas palabras hirientes y luego me fui, dejándola sola. No podía estar cerca de ella, quien me mintió en la cara, me consoló cuando la perdí y se atrevió a decir que sentía amor por mí después de ocultarme información tan valiosa.
Con la respuesta de Kaien, Isshin pudo ver que el asunto de Miyako no estaba tan enterrado como pensaba, y también tuvo la impresión de que esas últimas palabras iban dirigidas a él.
La pregunta era, ¿qué revivió el recuerdo de Miyako? Ellos se habían encargado de limpiarlo todo. Nelliel les había asegurado que Kaien no sabía sobre la condición de Miyako, por lo que él lo llevó a cazar para que no viera o evitara que la chica bebiera el té.
Alguien tuvo que haberle hablado a Kaien sobre esa chica, alguien tuvo que haberle dicho algo que no sabía sobre todo eso para que él trajera a Nelliel al castillo.
"Para cazarla". Ese pensamiento fue aterrador.
La idea de que alguien quisiera a Nelliel muerta era aterradora y, sin embargo, Isshin miró a Ichigo, que seguía en silencio y mirando a algún punto de la nada. Ichigo tenía razones para matar a Nelliel, lo que ella le hizo a Rukia era razón suficiente si él tomaba en cuenta los antecedentes de Ichigo con respecto al Rey de Gardelia.
Si Ichigo fue capaz de amenazar de muerte y golpear a un rey solo porque ese rey lastimó a la chica Kuchiki, entonces podría ser perfectamente capaz de matar a quienquiera que intentara matarla. Si Kaien estaba herido por lo que le habían dicho sobre Nelliel y Miyako, Ichigo podría haberse aprovechado de eso y haberla atacado o, en el peor de los casos, ambos podrían haberse unido para matarla.
Sin embargo, en todas esas situaciones se requería confianza mutua y Kaien e Ichigo no la tenían.
Además, de ninguna manera Isshin aceptaría la idea de que sus hijos la mataron porque no podía concebir que esos niños, los que corrían entre risas por los jardines, fueran realmente tan crueles y, al mismo tiempo, esa idea estaba allí y le gritaba en su cara que sus hijos la mataron aprovechándose de que él estaba fuera del reino.
Isshin no tenía pruebas pero cuanto más lo pensaba, más se asentaba esa idea y más se reprochaba todos los errores que había cometido como padre para que sus hijos fueran tan despiadados.
— ¿Quién de ustedes dos ordenó el asalto a la caravana? — preguntó el rey sin darle vueltas al tema.
Isshin realmente quería preguntar, "¿Quién la mató?" pero podrían estar esperando una pregunta directa, y si ellos se aliaron para matar a Nelliel, ambos tendrían una respuesta para dar.
— Al contrario de lo que pueda parecer, Su Majestad, nadie ordenó ese asalto. — comentó Ichigo, llamando la atención del rey y llamándolo "su majestad" nuevamente cuando lo había llamado "papá" momentos antes. — Yo autoricé a los soldados para que mi hermano enviara a buscar a su invitado, no sabía que era Nelliel quien vendría, y yo mismo me encargué de encontrar a los responsables.
— ¿Los encontraste?
— Están encerrados en las mazmorras esperando vuestra justicia, majestad. — respondió Ichigo con calma.
Isshin desconfiaba demasiado de las palabras de sus hijos, la forma indiferente en que hablaban de Nelliel le producía una especie de escalofríos que no podía explicar. Era como si no conociera a los hombres sentados frente a él.
— Confiaré en ustedes dos, pero la advertencia está dada. — Isshin hizo un gesto con la mano para indicar que la reunión había terminado. — Ahora salgan de aquí.
Ichigo fue el primero en levantarse de su asiento y dirigirse a la salida, Kaien tardó un poco más, como si quisiera preguntarle algo pero no lo hizo, y finalmente se fue.
—
— Están mintiendo. — concluyó Masaki cuando dejó de pasearse por el dormitorio del rey. Esa oración hizo que Isshin la mirara fijamente, esperando que continuara. — No todo lo que dijeron es mentira, pero siento que algo esconden.
Isshin, que tenía un vaso de licor dorado en la mano, se acercó a ella y la agarró por la cintura para evitar que volviera a pasearse por la habitación. Las pausas eran necesarias para entender lo que se decía porque eran de sus hijos de quienes hablaban.
— Lo sé. — comentó Isshin fijando su mirada en su reina. — Es obvio que se estaban escondiendo de nosotros y lo que sea que hayan hecho, se están cubriendo las espaldas unos a otros. Vi a los prisioneros, son ladrones y saqueadores, serán ejecutados por sus crímenes pero no son responsables de la muerte de Nelliel.
— Nelliel era como nuestra hija, no podemos dejar que su muerte quede impune. —masculló Masaki sin dejar de mirar al rey a los ojos.
Isshin tenía las cejas juntas y su agarre firme sobre ella.
— Y ellos son nuestros hijos. — Masaki hizo que Isshin la soltara y ella se alejó de él, dándole la espalda. — Si Kaien es el culpable, me pedirás que lo castigue, pero si Ichigo es el culpable, ¿también aceptarás que lo castigue? ¿Y si la chica Kuchiki es la culpable? Sabes que los latigazos serán un castigo generoso, ¿estás dispuesta a aceptarlo?
Masaki se quedó en silencio.
Estaban atrapados en una telaraña de la que no podían salir sin importar de qué hilo tirasen porque la búsqueda de la verdad podía dar respuestas que a ninguno de los dos les gustaría.
Castigar a Kaien sería delicioso, pero castigar a Ichigo, quien también recibiría el mismo tipo de castigo, no le gustaba, y castigar a Rukia era algo en lo que no quería pensar. Los Kuchiki seguían siendo un problema y un castigo para Rukia podría hacer que los Kuchiki retomaran la rebelión que dejaron inconclusa; además, tendrían a Jetaiya detrás de ellos porque la alianza que tendrían con la boda de Karin no estaba escrita y ella estaba en Vermist.
La reina no quería decirlo en voz alta, pero estaba de acuerdo con la idea del rey de que los Kuchiki se estaban convirtiendo en una espina en sus zapatos.
— Pensé que Kaien había superado el asunto de Miyako. Durante años estuvo tranquilo e incluso se casó con Nelliel, por lo que alguien debió contarle algo sobre la chica para que hiciera viajar a Nelliel. — La reina cambió de tema porque tanto ella como él sabían la respuesta a esas preguntas.
— Es otro romance adolescente que salió mal.
La voz de Isshin le llegó muy suave desde atrás, casi como un susurro, y Masaki solo inclinó la cabeza para permitirle besar su cuello. Le empezaba a doler la cabeza y no había mejor remedio que pasar la noche con el rey.
— Kaien amaba a la chica, Ichigo solo estaba jugando. — aclaró Masaki, sintiendo como el rey comenzaba a desatar suavemente los lazos de su vestido. — No debí haberte presionado para que hicieras cumplir las reglas. Debiste haberlo dejado ir con ella, dejar que se ofreciera a renunciar al trono e irse a vivir con la chica a una granja.
— En este momento no tiene sentido hablar de lo que hicimos o dejamos de hacer. Ambos estábamos equivocados. Lo hecho, hecho está. — Isshin le dio a su reina un beso en el cuello mientras completaba su tarea de quitarle la ropa. Masaki dejó caer su ropa y se giró para mirar a Isshin. — Lo que no me gusta es que nos mientan en la cara. Siempre quise que Kaien e Ichigo tuvieran una buena relación como hermanos, pero ahora creo que juntos son más peligrosos.
Masaki sonrió ante esa declaración y comenzó a abrir botón por botón en la camisa de Isshin, teniendo cuidado de ir despacio para mantener la conversación un poco más.
— ¿Temes por tu vida?
Isshin la tomó por la cintura, haciéndola estremecerse.
— Mi vida es tuya, mi reina. — Isshin la obligó a mirarlo antes de besarla tan apasionadamente que la dejó sin aliento. — Uno de ellos me va a matar, ahora lo puedo ver, así que dejemos de hablar de esto y déjame disfrutarte. Si esta noche es mi última noche, quiero morir con tu esencia en mí.
La respuesta de Masaki fue ahogada por un beso de Isshin.
¡Hola!
¿Vieron venir esa alianza? Sé que no. No se emocionen, es temporal.
Solo recuerden que todas las acciones tienen consecuencias, aunque no lo parezcan.
¿Pueden adivinar qué carta falsificó Rukia?
Respondo Reviews:
usaguichan22: Sip, la página que falta es sobre Kala, la madre de Kaien. Es por eso que Kaien no sabe de su madre, por más que haya tenido acceso antes a esos libros, el nombre y la historia de su madre no figuran ahí.
Kaede Hiwatari Blueriver: Exacto, fue la Inamorata del rey. Si se nombran, solo que a la madre de Kaien la eliminaron del registro jeje por cierto, ¿ya procesaste lo que leíste?
Rukia-chan 93: ¡Hola! Sé de primera mano lo horrible de estar en cama por tanto tiempo, así que de todo corazón, espero que te mejores pronto y puedas tener tus actividades normales. Te mando un enorme abrazo.
Lo malo de los capítulos largos es que tardo en hacerlos, pero vale la pena :3 y la reverencia fue por respeto, porque ellas son parte de la Sombra, aunque podría ser porque están jurando lealtad al nuevo rey y desconociendo a su padre, por eso Ichigo no sabe cómo interpretarla. Cada personaje tiene sus propios intereses, aunque solo vemos a los tres principales por el momento.
Por cierto, este capítulo te lo dedico, pequeña Rukia-chan 93
