Los Ojos del Ruiseñor


Capítulo 85: Traición


Advertencia: Temas delicados. Van a odiar a la reina y van a llorar, posiblemente.


Invierno — x494 / 14 de enero

Rukia, 18 años

Mi querida Rukia...

Como ya habrás notado, la carta está llena de las pequeñas manos entintadas de Kaito. Fue la forma más original que se me ocurrió para que tuvieras un regalo de cumpleaños de él. Espero que te guste.

Así que… ¡Feliz cumpleaños!

Espero que la pases bien y comas mucho pastel, que te diviertas y disfrutes de ese día.

Nosotros aquí estamos bien y cada día lo estamos haciendo mejor.

Kaito cada día está más grande, todavía no gatea pero rueda en la cama y tengo que hacerle un fuerte de almohadas para que no se caiga. A veces también le hago un fuerte de almohadas en el piso, uso las almohadas y los animales de peluche que le enviaste, y él es feliz con eso por un largo tiempo. Eso me da tiempo suficiente para descansar y poder dedicarme a las cosas del hogar.

A veces me reúno con las esposas de los soldados, no sabía que eran como un club social y es lindo tener un poco de ese mundo que a veces extraño. No es como esos tés de la tarde donde comíamos pastelitos y probamos los tés más extraños que podíamos permitirnos, pero la compañía trae felicidad a mi corazón.

Lo único que no me gusta de esas reuniones es que no puedo llevar a Kaito conmigo.

Las esposas de los soldados dicen que las reuniones son para pasar tiempo fuera del hogar, la familia y las responsabilidades. Kaito se queda en casa con la doncella, ella lo cuida muy bien y él está acostumbrado a estar junto a ella. Nunca dejaré de agradecerte por enviarla, ella es de mucha ayuda para mí y para Ulquiorra, porque él siempre está fuera y se va a trabajar tranquilo porque sabe que no me quedo sola con el bebé.

Aprendí a hacer pan y dulces, y ahora los vendo casi todos los días.

La primera vez que puse un cartel anunciando que se vendía pan, vendí poco pero creo que así empieza porque las siguientes veces vendí más y más. Ahora tengo que poner un cartel que diga los días que vendo pan porque a veces llega gente a mi puerta preguntando si hice pan o no.

Ulquiorra dice que este dinero es mío y que puedo gastarlo como quiera porque él puede mantenerme a mí y a Kaito con su salario de soldado, pero yo no puedo gastarlo. Veo lo duro que trabaja todos los días y prefiero guardarlo para cuando lo necesitemos.

Las únicas veces que me permito gastar un poco del dinero es cuando salimos a la ciudad a misa en el Templo de la Sombra los domingos.

A veces pienso que es la Sombra la que nos protege porque Ulquiorra dice que los soldados rezan a la Sombra por una muerte gloriosa en la batalla, pero él le reza para que tengamos una vida pacífica y no le temamos a la muerte.

Las Deidades o la Sombra, sé que alguna de ellas nos ha echado una mano para que todo salga bien en nuestra vida. Espero que todo vaya igual de bien en la tuya, mi querida amiga.

Por cierto, no sé si ya lo sabes, pero hay un nuevo rey en Vayalat.

El tío del príncipe Ichigo fue coronado y Ulquiorra dice que la ceremonia fue increíble. Él estaba de servicio ese día y pudo presenciarlo desde la sala del trono.

Ulquiorra dice que después de la coronación hubo un gran baile, tanto para celebrar al nuevo rey como para comenzar el Año Nuevo. Había mucha gente presente y era la primera vez que Ulquiorra veía a la reina Kirio, dice que ella estaba en una casa de campo recuperándose de una extraña enfermedad y por eso la coronación se llevó a cabo el último día del año.

El Rey de Jetaiya también estuvo presente junto con sus hijos pero los que no llegaron fueron la realeza de Gardelia, enviaron una comitiva y un regalo al nuevo rey, pero nada más. Se rumorea que el rey Yushiru está muerto y que la Malthai es quien reina detrás de un niño rey.

Ulquiorra es mi fuente de información, escucha muchas cosas en los pasillos del palacio porque trabaja adentro. Es entretenido y me recuerda cuando conspiramos por la tarde.

Mi hermano y mi madre vinieron a visitarme.

Primero mi hermano mandó una carta avisando que solo sería una visita familiar y luego vinieron, pero aun así yo tenía miedo de que me llevaran de vuelta al reino. Sora todavía no tolera a Ulquiorra por traerme con él, pero está feliz jugando con Kaito y mi madre ama a mi bebé.

Extrañaba a mi madre, lo que no extrañaba eran sus quejas de que la vida que tengo no es la que merezco, por suerte ninguno de esos comentarios los hizo frente a Ulquiorra.

Estuvieron aquí unos días y luego regresaron a Eikaran, dejaron muchos regalos para Kaito.

A veces no dejo de pensar en la vida que tendríamos si todavía viviéramos en el reino, si viviéramos en el castillo o en Eikaran, y me reprendo por ello, porque a veces tengo muchas ganas de volver a casa. Amo a Ulquiorra, realmente lo amo, y amo a nuestra familia y todo lo que hemos hecho solos, pero a veces soy débil.

Esos días me siento como una mala persona y no quiero sentirme así. Por suerte no es todos los días, solo los días que las cosas se ponen difíciles donde lo único que quiero es estar todo el día en la cama con el bebé y no tener que preocuparme por nada.

Cada vez pasa menos, supongo que algún día esas ganas de volver simplemente desaparecerán y dejaré de sentirme así.

Creo que ya he escrito demasiado, si escribo más no tendré nada más que escribir.

Te deseo un feliz cumpleaños y que tu vida se llene de bendiciones, mi querida amiga.

Con amor Orihime


Invierno — x494 / 20 de enero

Mi querido Ulquiorra.

No sabía cómo comenzar esta carta porque lo que tengo que decirte no es fácil de decir y las palabras se niegan a llegar a mí, pero es porque no hay una forma suave de decir esta noticia.

Nuestra amada Nelliel está muerta.

Ella atentó contra su propia vida, no era la primera vez que lo hacía, pero esta vez no pudimos detenerla.

Se cortó las muñecas y se desangró hasta morir.

La enterramos en la cripta de tus padres para que ella, al menos, pueda descansar con los recuerdos que dejaron en vida.

Sé que prometí cuidarla y protegerla, pero no pude protegerla de sí misma y es mi culpa. Nunca quise que le pasara nada de lo que experimentó, siempre quise una vida brillante para ella, pero el destino tenía sus propios planes.

Ahora Nelliel descansa en el paraíso de las Deidades con sus padres. Sé que no es suficiente consuelo, pero es todo lo que tenemos.

Espero que puedas perdonar a esta mujer que no pudo cumplir su promesa.

Masaki, Reina de Avanta.


Invierno — x494 / 29 de enero

La muerte de Nelliel seguía dando vueltas en su cabeza, no era algo en lo que ella pudiera dejar de pensar tan fácilmente, especialmente cuando veía que Ichigo, Rukia y Kaien parecían estar tranquilos entre ellos. Masaki no sabía qué le desagradaba más, saber que esos tres le estaban mintiendo en la cara o darse cuenta de que ellos parecían haber llegado a un acuerdo para cubrirse las espaldas.

Isshin estaba en la misma situación, sabía que los tres estaban mintiendo y que ninguno tenía la intención de decir algo en contra del otro porque sin importar cómo sacaran el tema, los tres siempre tenían una respuesta para dar.

La alianza que sus hijos mantenían les enojaba, les hacía pensar demasiado y les preocupaba porque una parte de ellos no sabía lo peligrosos que podían ser Ichigo y Kaien si en verdad eran aliados.

A veces querían que sus hijos siguieran luchando entre ellos por el trono, así era más fácil porque cada uno podía confiar en su propio campeón, pero en ese momento ni ella ni Isshin confiaban en Ichigo o Kaien.

Isshin, por primera vez, estaba completamente seguro de que si Ichigo no lo mataba, Kaien lo mataría, o en el peor de los casos, la alianza que sus hijos mantenían en ese momento era para matarlo entre ellos.

Masaki e Isshin ordenaron la secuencia de eventos relacionados con la muerte de Nelliel y lo que habían descubierto, no les gustó. Todo apuntaba a Ichigo y Kaien sin importar por dónde lo mirasen, y la mente de la reina seguía pensando en todos los escenarios posibles que servían para llenar los vacíos en la historia.

Las cartas, el viaje y el asalto a la caravana; la herida en un lugar donde realmente no ponía en peligro su vida, el hecho de que ella estaba en el área del rey cerca de Kaien, donde todos tenían libre acceso, y la discusión con Kaien donde obviamente hablaban de Miyako. La presencia de Ichigo fuera de esa habitación y la presencia de Rukia adentro mientras ella intentaba salvar la vida de quien intentó matarla.

Todos tenían al menos una mano involucrada en esa muerte y la reina necesitaba respuestas porque las que le dieron Ichigo, Rukia y Kaien no le fueron suficientes. Necesitaba un culpable porque no podía aceptar que Nelliel se quitara la vida, no cuando aquellos que querían lastimarla estaban cerca de ella.

El ruido del pasillo hizo que dejara de pensar en Nelliel y su muerte y se concentrara en los gritos de alguien que preguntaba por el médico. No fue difícil para ella reconocer la voz de Ichigo, que sonaba desesperada, y no fue difícil para ella reconocer que su desesperación tenía que ver con Rukia.

Rukia.

Desde aquella conversación en la que Rukia le confesó que la muerte de Nelliel le era indiferente, Masaki la había excluido de actividades en las que tenían que compartir un momento juntas.

La reina también le había dado a Rukia más trabajo del que sabía que ella podía manejar.

Masaki no confiaba en Rukia, al igual que no confiaba en su propio hijo.

Poco tiempo después, Isane entró a su habitación y comenzó a darle un informe detallado sobre la salud de Rukia, lo cual era bueno porque la reina no tenía deseos de ver a Rukia o Ichigo. La ira de la reina aún era grande contra ellos y contra Kaien.

— ¿Tanto escándalo por un desmayo? — Preguntó Masaki molesta, dejando su taza de té y dirigiendo su atención al doctor.

— No fue sólo un desmayo, majestad. Según el Príncipe Ichigo, estaban en la Casa de Justicia atendiendo unos asuntos cuando la princesa se desmayó por primera vez. Consiguieron despertarla, así que la trajeron al castillo pero se desmayó de nuevo cuando bajaron del carruaje. El príncipe la llevó a su habitación. Cuando llegué allí, la princesa todavía estaba inconsciente.

La reina guardó silencio por un momento, pensando detenidamente en lo que Isane le estaba diciendo.

— Ella también había estado enferma antes, ¿no?

— Así es, majestad. — Isane confirmó de manera tranquila. — La princesa comió algo que le hizo daño en el estómago y estuvo vomitando durante un par de días.

— Vómitos y desmayos. ¿Ha estado bebiendo el té correctamente? — Preguntó la reina con cuidado porque ese era un tema delicado que había que manejar de la misma manera.

— Así es, majestad. Además, la princesa entró en un periodo de descanso días después de las fiestas de las Ánimas. Me aseguré de que sangrara antes de darle los tés para mejorar su salud y proteger su fertilidad.

Masaki no tuvo que pensar demasiado en lo que debería pedir.

— Hazle una prueba de embarazo sin que se dé cuenta y tráeme los resultados. Puedes retirarte.

Isane le hizo una reverencia y salió de allí.

Masaki tomó su taza de té y bebió otro sorbo mientras contemplaba la tarde en el horizonte.


Invierno — x494 / 2 de febrero

Su Majestad, la Reina Masaki de Avanta:

Gracias por darme esa noticia y por darle un lugar de descanso al cuerpo y al alma de mi hermana. No tengo nada más que decir, excepto que ya nada me ata al reino. Agradezco su preocupación y cuidado por mí y mi hermana todos estos años.

Tenga una buena vida.

Ulquiorra Cifer.


Invierno — x494 / 6 de febrero

Mi querida Rukia...

¿Es cierto lo que está escrito en la carta de la reina Masaki? ¿Es verdad que Nelliel está muerta?

Ulquiorra está devastado y no deja de culparse por el destino que ha tenido Nelliel, ella era su única hermana. No puede dejar de pensar en que debió haber hecho algo más por ella.

Mi querida Rukia, dime que el suicidio de Nelliel no es el "haz que parezca un accidente" que siempre se maneja en las sombras.

Eres mi amiga y confiaré en lo que me digas, pero te pido que me digas la verdad.

Orihime.


Invierno — x494 / 8 de febrero

Lo primero que pensó Yoruichi cuando llegó el momento de abandonar el Palacio Blanco y regresar a la casa del Consejero, fue que no quería irse de allí.

Extrañaba su cama y su vida, extrañaba esos días con toda su alma.

El Consejero no le prohibía nada gracias a que pasó la prueba de la sábana y su virtud no podía ser cuestionada, pero no era lo mismo visitar el Palacio Blanco que vivir allí.

— Prométeme que pronto volverás a visitarme, Yoru. — Pidió su hermanito y rey, mientras él la tomaba de la mano y caminaban por los pasillos para que ella saliera del harem.

— Soy una mujer casada, pero le pediré permiso a mi esposo para volver a venir. — Yoruichi le prometió a su hermanito, y el niño sonrió ante eso antes de comenzar a contarle cómo atrapó una oruga en un frasco.

Yoruichi estaba prestando atención a su hermano pequeño y diciendo una o dos palabras para motivarlo a seguir hablando, cuando Masayoshi se acercó a ellos con una expresión preocupada y una gran cantidad de guardias.

— Mi princesa, por favor regrese al harem. — Dijo Masayoshi mientras hacía que los guardias se movieran y los rodearan para protegerlos.

— ¿Que está pasando? ¿Le pasó algo a la Malthai?

La pregunta de Yoruichi tenía una dosis de miedo impresa en ella. Su madre en ese momento era quien gobernaba el reino y su vida era demasiado preciosa.

— No, ella está bien. Los guardias están con ella y la protegen.

— ¿Entonces qué es lo que ocurre? ¿Por qué toda esta seguridad?

— Mi princesa, ha aparecido un pretendiente al trono. — informó Masayoshi con expresión preocupada. — El hijo mayor del ex rey apareció en la entrada principal. El Príncipe Chika.

Yoruichi no supo qué decir en ese momento.

Se suponía que su hermano mayor había muerto en el mar mientras viajaba a las Tierras del Amanecer, su madre se había asegurado de que ese fuera su destino.

Ese hombre no podía estar vivo.

— Captúralo. Enciérrenlo. ¡Alguna cosa! — ordenó Yoruichi mientras abrazaba protectoramente a su hermanito, quien era demasiado pequeño para recordar quién era el primogénito del rey.

— Tiene un ejército estacionado en las afueras de la ciudad. — informó Masayoshi, causando que Yoruichi sintiera el pánico del ataque inminente en su piel. — Dice que ha venido a parlamentar con la Malthai.

— ¡Él la va a matar!

— Él entró sin armas y la Malthai no está sola. — Masayoshi hizo una pausa. — No se preocupe, princesa. Vuelva al harem, lo cerraremos para protegerla y proteger al rey, pero haga lo que haga, no salga de ahí hasta que yo llegue.

Yoruichi asintió y levantó a su hermano pequeño en sus brazos para regresar al harem tan rápido como sus pies se lo permitieran. No podía dejar que ese hombre dañara a su hermano pequeño porque él era demasiado joven para morir.


Invierno — x494 / 14 de febrero

Arrodillada en el suelo, con la cara enterrada en el bote de basura y con la mitad de su desayuno fuera del estómago, Rukia sintió la desesperación y miedo que venía con la inevitable verdad de su situación.

La realidad se mostraba ante ella y lo hacía con todas aquellas emociones que desconocía y subestimaba porque nunca las había vivido con tanta intensidad.

— Kia, ¿cuándo se lo vas a decir al príncipe? — preguntó Tatsuki mientras le frotaba la espalda para tratar de consolarla y le sujetaba el cabello hacia atrás.

— Encontraré el momento para decírselo. — susurró Rukia, con lágrimas en los ojos y sin atreverse a levantarse del suelo por miedo a que las náuseas regresaran.

Su otra criada se acercó a ella y le entregó un vaso de agua para que se lavara la boca, pero el sabor amargo del vómito se le impregnó en la lengua y por más que se enjuagaba no podía quitárselo.

La prueba de embarazo que Tatsuki le había hecho a escondidas de la reina y de la doctora, había resultado positiva. Habían usado dos tipos diferentes de semillas y ambas habían germinado, sumado a la debilidad, mareos y náuseas que habían tratado de mantener lo más oculto posible de la mirada de la reina, indicaban un abrumador positivo.

Rukia sabía exactamente el día en que ocurrió el embarazo y sabía que había sido por un descuido suyo. Con toda la situación en torno a la muerte de Nelliel, se olvidó de beber el té.

— Mientras la reina siga pensando que estoy enferma por la cantidad de trabajo, estaremos a salvo, aunque no creo que intente hacernos nada. — Rukia habló en plural, porque desde que Tatsuki le dio el resultado de la prueba, había comenzado a darse cuenta de que tenía que proteger lo que crecía dentro de ella.

Su niño. Su bebé.

Ella había sospechado un embarazo, pero la noticia era abrumadora y ella había pasado gran parte de la noche pensando en eso, en esa pequeña vida dentro de ella. No era como aquella primera vez donde sospecharon que podría estar embarazada, esta vez el embarazo era una certeza abrumadora y contundente.

Había vida dentro de ella y la deseaba. Quería al pequeño ser que estaba creciendo dentro de ella porque era parte de ella e Ichigo, el hombre que ella amaba con toda su alma.

Ni siquiera podía pensar en acabar con esa vida dentro de ella porque la mera idea de interrumpirla con su propia mano le parecía un acto horrible. Ella era un monstruo, lo sabía porque le había hecho cosas crueles a otras personas, pero no iba a dejar que la pequeña vida que crecía dentro de ella sufriera debido a las reglas.

No si ella podía evitarlo.

Rukia sabía que la reina podía arrebatárselo porque las reglas eran las reglas y el afecto que una vez les mostró se vio ensombrecido por la muerte de Nelliel, pero no estaba sola y tenían un plan.

El reino, Maranni y los Acuerdos de la Caída, podrían irse al infierno.

Además, solo sería una pausa en sus planes, pues de igual manera o se quedarían con la corona de Avanta o contribuirían a la conquista del reino. En ambas opciones, tanto Kaien como los Acuerdos de la Caída dejarían de existir.

Cuando se calmó y estuvo segura de que el resto de su desayuno no se le saldría por la boca, se preparó para pasar el día en la ciudad junto a Ichigo en la celebración del Día de las Rosas.

Aunque la reina Masaki la había excluido de los preparativos y aumentado su carga de trabajo, era prácticamente una obligación asistir a esta celebración y pretender que todo era felicidad y armonía dentro de la familia real.

Rukia sabía por qué la reina había tomado esa decisión pero prefirió ignorar ese hecho y mantener la distancia que la propia reina había puesto entre ellos porque en ese momento, esa distancia era su escudo.

Si la reina estaba pensando que acudiría a ella confesándose, llorando y rogándole perdón por usar a Nelliel como su primer tributo a la Sombra, la reina podría seguir esperando. Nelliel había tratado de matarla y si ese arquero no hubiera fallado y la flecha le hubiera atravesado el corazón, la reina no habría sospechado de Nelliel ni por un segundo.

— Estás muy callada, ¿quieres decirme qué pasa, mi Luna? — preguntó Ichigo luego de unos momentos de silencio dentro del carruaje que los llevaría a la ciudad.

No desayunaron como la primera vez pero Ichigo le envió un gran ramo de rosas y una promesa para cenar esa noche en el jardín de invierno. Rukia quería esa cena, pero en este momento había cosas más importantes que la cena.

— ¿Recuerdas cuando estábamos en Kirasam? — preguntó Rukia, buscando una manera suave de dar la noticia mientras inconscientemente colocaba sus manos sobre su vientre en un gesto de protección.

Si iban a escapar, tenía que ser ese día en que todos estaban en la ciudad y nadie les prestaba suficiente atención. Debía ser antes de que terminara la celebración, mientras todos se entretenían viendo el último evento del día.

La noticia fue sorpresiva, no se la esperaba y al mismo tiempo, una parte de él estaba feliz de haber escuchado a Rukia confirmar algo que él quería, no en ese momento pero era algo que definitivamente quería tener con ella.

Iban a tener un hijo.

Tenía muchas preguntas para hacerle pero solo atinó a abrazarla, pues era lo que su esposa necesitaba en ese momento. Después habría tiempo para preguntas y respuestas porque en ese momento la prioridad era salir de allí.

Dejar el castillo, el reino, el continente si era necesario, era una prioridad porque quedarse en el castillo era peligroso para su esposa. Especialmente en ese momento cuando su madre se había mostrado abiertamente hostil con ellos por culparlos por la muerte de Nelliel.

— ¿Mi madre lo sabe? — Preguntó Ichigo en ese momento, haciendo que Rukia lentamente soltara el abrazo y lo mirara a los ojos.

Ichigo podía ver los nervios y el miedo brillar en los ojos de su esposa, y supo la respuesta a su pregunta de inmediato. Su madre no lo sabía y él entendía perfectamente la razón de su Luna para guardar ese secreto.

— Tatsuki me hizo una prueba de embarazo en secreto. Ayer me dio el resultado y se deshizo de ella. — Rukia tomó sus manos e Ichigo sintió que las manos de su esposa estaban sudando, prueba de lo nerviosa y asustada que estaba. — Tengo miedo de decírselo. Conozco las reglas pero... pero esta vez... esta vez...

— El reino no vale la sangre de nuestros hijos. — susurró Ichigo y Rukia asintió lentamente.

Ichigo la abrazó de nuevo, pensando en qué debían hacer para salir de allí sin que nadie se diera cuenta, en qué debían llevar y a quién debían llevar al exilio con ellos. Rukia no podía quedarse sola, necesitaba más ayuda de la que él podía darle.

— Mi Luna. — susurró Ichigo cuando el carruaje se detuvo y Rukia levantó la mirada para encontrarse con sus ojos. Ya habían llegado a la ciudad. — Te cuidaré, te lo prometo. A ti y a la lucecita que llevas dentro.

Los ojos de Rukia brillaron, esta vez por la presencia inmediata de las lágrimas, y la besó en ese momento con tal dulzura que ni siquiera debería llamarse beso.

La idea de una familia con su Luna se fue formando en su mente cada vez más rápido y no le importaba tener una vida en el exilio si podía estar con ellos, con su Luna y su lucecita.

La misión del día era mostrar lo felices y unidos que estaban en la familia real, aunque eso no fue un problema para Rukia porque ella era verdaderamente feliz en compañía de Ichigo. Todavía estaba asustada por el embarazo y todo lo que sucedería en las próximas horas, pero no pudo evitar sentirse feliz porque Ichigo realmente se aferraba a ella.

Tenían que huir del reino antes de que alguien se enterara, serían perseguidos y acusados de traición cuando se enteraran del embarazo, pero Ichigo estaba feliz.

Ella lo sentía feliz y eso la hacía feliz.

— ¿Por qué estás tan feliz, mi príncipe del Sol? — Preguntó ella cuando él la sostuvo por detrás, colocando discretamente sus manos cerca de su vientre mientras ella compraba un merengue horneado en forma de corazón.

— ¿No lo sabes?

La pregunta, que tenía un tono divertido, la hizo inclinar un poco la cabeza e Ichigo le robó un beso. De inmediato se escucharon muchos murmullos de la gente que los observaba y los seguía de cerca.

Rukia se puso completamente roja por ese beso pero era imposible no responder porque sentía tanto amor en ese beso que su corazón latía con fuerza.

Solo por ese día, se permitían tales muestras de afecto en público.

— Mi princesa de invierno, si sigues besándome así, vas a hacer que mi popularidad entre las chicas que nos siguen se caiga por los suelos. — bromeó Ichigo, sabiendo que estaban siendo escuchados y haciendo que ella entrecerrara los ojos y se alejara unos pasos de él por decir eso.

— Yo no te pedí que me besaras. — Rukia tomó un pequeño bocado del merengue horneado, sintiendo que era lo mejor que había probado en su vida. Ella disfrutó el sabor del dulce antes de volver su atención a él. — Además, haga lo que haga, te seguirán mirando. Es tu culpa. Deja de ser tan atractivo para otras mujeres.

Rukia juguetonamente le pellizcó la mejilla cuando dijo eso último, lo que provocó que Ichigo cerrara los ojos y gruñera, pero aún con una sonrisa en los labios.

Le estaban dando mucho material al reportero para el diario que los seguía y que se encargaría de narrar lo que estaba pasando ese día con ellos, así como el que seguía a Kaien y Mila, y el que seguía al rey y la reina.

— Imposible. — respondió Ichigo y le robó un bocado a su merengue. Rukia frunció el ceño ante ese descarado robo y alejó lo que quedaba de su merengue de él.

— ¿Qué tan imposible? Te voy a encerrar en una torre para que ellos... no...

Rukia no terminó de hablar y la sonrisa se desvaneció de su rostro en el mismo momento en que sintió un calambre muy fuerte en el vientre. Eso no podría estar pasando. No en ese momento.

— Mi princesa, ¿qué sucede? — La preocupación de Ichigo no se hizo esperar, como siempre que ella pasaba de la alegría a la tristeza en segundos.

—Ichigo...

Rukia se miró el vientre con pánico creciendo dentro de ella y un nuevo calambre, que era incluso más doloroso que el anterior, la obligó a agarrarse con fuerza a Ichigo para no caerse. Ese segundo calambre estuvo acompañado de algo cálido que rápidamente se deslizó por sus piernas.

— Sácame de aquí. — Su voz salió entrecortada porque el dolor que sentía en ese momento se estaba volviendo más fuerte, nada comparado con lo que había sentido alguna vez. — Sácame de aquí. Ahora.

Rukia cerró los ojos soportando otro calambre junto con la sensación de que su cuerpo intentaba expulsar algo, e Ichigo inmediatamente la cargó y la llevó al templo de las Deidades, que era el edificio más cercano a ellos.

El alboroto de la gente era audible, pero Rukia no tuvo tiempo de decir nada porque la sensación en su vientre volvió a estar presente, tan dolorosa y desgarradora que ella solo apretó los dientes y se aferró con fuerza a la ropa de Ichigo, que corría con ella en sus brazos mientras gritaba órdenes a los soldados que estaban cerca de ellos.

— Mi princesa... espera... estarás bien... ambos estarán bien...

Rukia solo pudo sostener la ropa de Ichigo hasta que sintió que él la recostaba en un lugar blando, pero eso solo fue acompañado por un dolor en su vientre que la hizo apretar los dientes y no soltar la mano de Ichigo. No tuvo que pensar mucho para saber lo que le estaba pasando y fue inevitable que las lágrimas comenzaran a rodar por sus mejillas sin que ella pudiera detenerlas.

— Mi amor… ¿qué pasa? Rukia… ¡Que alguien llame a un maldito doctor!

El grito de Ichigo resonó en esa habitación, que debía ser donde dormía el representante de las Deidades porque había muchos motivos religiosos y olía a incienso, y Tatsuki salió de allí lo más rápido que pudo. Rukia no se había dado cuenta cuando Tatsuki había llegado y no tuvo tiempo de pensar porque el dolor la hizo cerrar los ojos con fuerza.

— Mi amor, ¿dónde te duele? ¿Dime cómo puedo ayudarte?

Los ojos de Rukia se abrieron y pudo ver la preocupación en los ojos de Ichigo mientras trataba de ayudarla sin saber lo que realmente estaba pasando. Eso le estrujó el corazón porque después de ese último calambre, la certeza de lo que le estaba pasando era abrumadora y contundente.

— No fue mi culpa. — susurró Rukia entre lágrimas de dolor que se mezclaban con lágrimas de tristeza. — No fue mi culpa... Yo... mi Sol... No fue mi culpa...

Rukia pudo ver como Ichigo poco a poco fue entendiendo lo que decía, moviendo su mirada de su rostro a su vientre y luego a sus tobillos que estaban manchados de sangre; pero antes de que él pudiera decir nada, la reina entró y le hizo salir de la habitación sin que él pudiera negarse.

Rukia estaba aterrorizada. No necesitaba a la reina con ella, necesitaba a Ichigo con ella.

— ¿Lo sabías? — La pregunta de la reina hizo que centrara su mirada llorosa en la mujer que hasta hace unos momentos tenía una expresión preocupada. La reina estaba frente a ella con una mirada severa. — Rukia, ¿sabías que estabas embarazada?

La palabra "embarazada" le heló la sangre y el hecho de que la reina lo supiera, que hiciera esa pregunta sin ni siquiera preguntar qué le había pasado, la aterrorizó más.

La reina lo sabía.

— No, majestad. Yo no…

Rukia no sabía que decir, no encontraba las palabras, porque en lo único que pensaba era en cuándo la reina lo descubrió y quién pudo habérselo dicho.

— Ahora lo sabes. — La voz de la reina era fría, sin una pizca de lástima o compasión por ella. — Las reglas son las reglas... o quizás son tus pecados los que han sido pagados. Cuando superes esto, ven a tomar té conmigo. La sangre de tu hijo ha comprado mi perdón.

La reina salió de esa habitación y Rukia se quedó sola, sintiendo dolor en el vientre y entendiendo las palabras de Kaien sobre lo cruel que podía ser la reina con sus enemigos.

Inmediatamente agarró la almohada que tenía debajo de la cabeza, se la puso sobre la cara y soltó un grito tan desgarrador, tan lleno de frustración, odio y dolor, que le dolió la garganta antes de comenzar a llorar como si un pedazo de su alma hubiese sido arrancado.

Ichigo estaba asimilando lo que acababa de pasar, unos momentos antes estaba completamente feliz y en ese momento sentía que se formaba un hueco en su pecho.

No se había movido de donde estaba, parado frente a la puerta de la habitación donde había dejado a Rukia, cuando su madre salió con una expresión tan serena y fría que Ichigo vio a la reina y no a su madre.

— Las reglas son las reglas. No lo olvides — La voz de su madre, la reina, era tan fría y cruel que lo dejó sin aliento. — Después de que el doctor la revise, la llevarás al castillo. Diremos que fue la voluntad de las Deidades y el tema no se discutirá más.

Su madre lo sabía.

¿Cuándo se enteró? ¿Cómo se enteró? ¿Quién le dijo? ¿Quién traicionó a su esposa?

Ichigo estaba a punto de hacer preguntas cuando el grito de Rukia vino del otro lado de la puerta y de inmediato trató de entrar a la habitación, pero su madre lo detuvo. Ella lo agarró del brazo y un segundo después, envió una descarga tan contundente del don a través de su piel, que Ichigo terminó de rodillas en el suelo mientras la sangre manchaba su ropa y trataba de reprimir un grito de dolor.

— Madre… ¿por qué?

La voz de Ichigo salió en un jadeo ronco mientras luchaba con el dolor y trataba de curarse a sí mismo, pero su madre seguía lastimándolo tan agresivamente que Ichigo no podía hacer nada más que apretar los dientes para no gritar.

Su sangre corría por su brazo desde el agarre de la reina hasta la punta de sus dedos y goteaba manchando el suelo.

— Los niños que se portan mal son castigados. — La voz de la reina sonaba fría, pero al mismo tiempo tenía esa entonación que indicaba que estaba hablando con un niño pequeño. — Es tu castigo, bien sabes cuál fue tu pecado.

La reina lo soltó y se alejó, dejándolo de rodillas y escuchando el llanto de Rukia al otro lado de la puerta. Estaba completamente conmocionado. La reina los estaba castigando de esa manera porque estaba enojada con ellos, porque no podía culparlos directamente por la muerte de Nelliel.

Su madre lo traicionó, a ambos, todo por culpa de la mujer que robó el sello del rey y trató de matar a Rukia.

Su madre.

La reina.

Rukia se aferró a la sábana de la cama mientras sentía que el dolor y las contracciones en su vientre aún continuaban. No sabía cuánto duraría así, pero cada calambre le recordaba lo que podría haber sido y lo que no será.

Lo que por un momento fue suyo y que la reina le arrebató sin que ella se diera cuenta.

Ichigo lo había llamado "lucecita" y al recordarlo, lloró de nuevo porque no sabía cómo podía doler tanto. Ella sentía como si le hubieran arrancado un pedazo del alma, como si le estuvieran haciendo un agujero en el pecho.

— Se lo doy a... — susurró con ambas manos apretándose los ojos, tratando de que las lágrimas se detuvieran y su voz no sonara tan ronca. — Entrego a mi primer hijo a la Sombra. Descansa en la eternidad, lucecita.

Rukia no podía dejar de llorar, presionando sus ojos para evitar que las lágrimas salieran mientras sentía su alma desgarrarse por esas palabras.

Todo el alboroto sobre lo que le pasó a Rukia se extendió más rápido de lo que él podría haber esperado.

En un momento la gente estaba disfrutando de las celebraciones del día y en el otro, todos estaban reunidos frente al templo de las Deidades siendo retenidos por una valla de soldados que no permitían la entrada a nadie.

Era un caos, la gente se preguntaba qué le había pasado a la Princesa del Pueblo y entre ellos mismos comenzaron a buscar una explicación al hecho de que Ichigo la había llevado al templo en sus brazos mientras gritaba órdenes a los soldados. Muchos dijeron que estaba enferma y varios más coincidieron con esa afirmación, comenzando a contar anécdotas personales sobre sus experiencias con la enfermedad.

Al menos eso los mantuvo entretenidos.

Kaien estaba acompañado por Mila cuando entró al templo de las Deidades, donde la reina y el rey discutían en susurros que se magnificaban por el eco del lugar, y así pudo hacerse una vaga idea de lo que le estaba pasando a Rukia. .

Eso lo enfureció por varias razones, algunas más egoístas que otras pero todas relacionadas con el reino y con Rukia.

Mila se mantuvo a unos pasos del rey y la reina, y Kaien se acercó a ellos para averiguar qué estaba pasando, pero tan pronto como preguntó, tanto el rey como la reina guardaron silencio.

Kaien sabía que la relación con su padre se había ido a la mierda desde que el diario de Miyako llegó a sus manos y a eso se le sumó la muerte de Nelliel; pero aun así él era el heredero del reino y su padre no podía mantenerlo alejado tanto como quisiera.

Kaien sabía que tenía que matar al rey antes de este que cambiara de opinión y le diera el trono a una de las gemelas o a su primo, con quien el rey parecía haberse vuelto cercano.

— Ella está enferma. Su estómago está débil. — La reina usó la misma excusa patética que usó cuando Nelliel tuvo un aborto espontáneo y Kaien tuvo que ocultar su ira. — Comió algo que la enfermó.

— ¿Comió lo mismo que comió Nelliel esa noche? — La pregunta tenía toda esa mala intención de hacer enojar a la reina y al rey.

— ¡Kaien! — El rey llamó su atención, molesto por la forma en que usó el nombre de Nelliel para hacer esa comparación. — Rukia solo tiene debilidad y….

— El reino antes que la vida, hermano mío. — La voz de Ichigo, completamente seria y sin emociones, hizo que todos se giraran para mirarlo. — Siempre el reino antes que la vida.

La frase que siempre usaba el rey resonaba en ese lugar pero Ichigo no se movió de donde estaba parado, junto a las estatuas de las Deidades. Kaien no pudo reconocer el dolor, la ira o la tristeza en la mirada de Ichigo, solo un vacío que amenazaba con tragarse todo y a todos.

El vacío era peor que cualquier emoción.

Tal vez para Ichigo, como alguna vez lo fue para él, la vida estaba antes que el reino.

— Les pediré a los soldados que tengan listo uno de los carruajes, ustedes saldrán por la puerta de atrás. — Habló Kaien, ignorando deliberadamente al rey ya la reina. — Ve a buscar a tu esposa y haz que la trate el médico de la reina.

Ichigo asintió y se alejó, sin mirar al rey ni a la reina.

Kaien se dio cuenta en ese momento que los asientos del juego habían sido cambiados. Ya no eran la reina e Ichigo contra el rey y él, ahora eran la reina y el rey contra los tres.

— Kaien.

La voz del rey hizo que Kaien lo mirara.

El rey estaba esperando una explicación por su falta de respeto y Kaien simplemente sonrió ante el pensamiento que había llegado a su mente.

Mi querida Orihime...

Gracias por la carta con las manitas de Kaito, es el mejor regalo de cumpleaños que he recibido y lo atesoraré por siempre.

Me alegra saber que tu vida va bien, no puedo imaginar lo difícil que debe ser algunos días, pero has cambiado tu vida y has hecho sacrificios, así que no te sientas culpable por perder lo que una vez tuviste.

Ichigo y yo hemos hablado con Kaien sobre concederle a Ulquiorra un indulto para que ustedes tres puedan volver al reino y puedan volver a su vida.

Ha dicho que lo pensará.

Me había demorado en responder a tu carta porque quería responder correctamente, pero al recibir la última que me enviaste, supe que no podría responder más allá de las líneas anteriores porque sé que lo importante es lo que está escrito en la segunda carta.

En primer lugar, debes saber que han pasado muchas cosas en el castillo, demasiadas cosas que están unidas entre sí en esta enorme telaraña en la que vivimos y que nos hacen movernos para lidiar con ellas.

La muerte de Nelliel comenzó con un diario hace muchos años.

Yuki encontró el diario de una chica llamada Miyako, la ex Inamorata del príncipe Kaien, en la habitación donde solía dormir Nelliel antes de que fuera declarada princesa heredera. Antes de abandonar del castillo, Yuki me lo entregó para que se lo entregara a Kaien.

Lo hice.

Lo que estaba escrito allí era la vida de esa chica y su relación con Kaien, así como la traición de Nelliel hacia ellos.

Kaien lo leyó y llamó a Nelliel para que fuera al castillo. Durante el viaje, debido a que viajaban de noche, la caravana fue asaltada antes de llegar a la capital. Nelliel resultó herida pero logró llegar al castillo para salvar su vida.

Kaien la hospedó en la habitación de la Inamorata que está cerca de su habitación, alegando que estaba preocupado por ella y porque tenía prohibido entrar en el área de la reina. La Kahya lo autorizó, no fui consultada al respecto a pesar de que yo estaba a cargo del castillo en ausencia de la reina.

A la mañana siguiente, Kaien y Nelliel hablaron sobre Miyako.

Kaien le dijo a Nelliel que la exiliaría del reino, aunque él no tiene ese poder y Nelliel no rompió ninguna regla. Reportar el embarazo de la Inamorata de Kaien era lo que tenía que hacer para proteger la vida de Kaien. Las reglas son las reglas.

Por la tarde, cuando fui a verla para asegurarme de que estuviera bien, ella se había cortado las muñecas y se estaba desangrando sobre la cama. Ambas muñecas.

Traté de detener el sangrado y pedí ayuda, pero no fue suficiente. Cuando llegó la Kahya, Nelliel ya estaba muerta.

Nelliel murió la tarde del 23 de noviembre.

Deberíamos haberte informado, fue nuestro error no hacerlo y te pido disculpas por eso. Había demasiadas cosas con las que lidiar en ese momento.

La reina no cree que Ichigo, Kaien y yo seamos inocentes de la muerte de Nelliel, y tal vez tenga razón. Los tres éramos los guardianes del reino y el castillo durante ese tiempo, así que todos tiramos de la cuerda que condujo a Nelliel a su muerte.

Si Kaien no hubiera elegido a Yuki como su amante, Yuki no habría encontrado ese diario y no me lo habría dado. Si yo no le hubiera dado ese diario a Kaien, él no habría mandado a buscar a Nelliel y ella no habría hecho ese viaje. Si Ichigo hubiera enviado mejores soldados, ella podría no haber resultado herida. Si yo hubiera llegado a tiempo, Nelliel aún podría estar viva.

Esa es la verdad.

No fue el "haz que parezca un accidente", fue Nelliel terminando con su vida por su propia mano.

Es todo lo que puedo decir en una carta, así que espero que sea suficiente para ti y Ulquiorra. Lo siento mucho por él, ella era su hermana y debe ser doloroso perder a alguien tan cercano como un familiar.

Espero verte pronto, mi querida amiga.

Con amor, Rukia.

PD: Te envío esta carta con Kholtan porque es más confiable que los mensajeros, no te preocupes por él, irá directamente al palacio de Vermist después de entregarte la carta.


¡Hola a todos!

Esta es una nota aclaratoria sobre la crueldad de la reina.

Desde el comienzo de la historia se ha dicho muchas veces que la reina Masaki es una persona cruel. Orihime lo mencionó cuando le dijo a Rukia lo que la reina estaba haciendo con las amantes del rey. Rukia solía comentar que sería tan cruel como la reina Masaki. Y Rukia sabía que la reina podría volverse en su contra si confesaba lo de las galletas, así que no lo hizo.

Nelliel era una persona importante en la vida del castillo, vivió toda su vida allí al igual que Kaien, y por eso el cariño hacia ella era grande. Nelliel siempre estaba con la reina. Ichigo dejó el castillo a los 10 años y creció en otro lugar, y Rukia no llegó al castillo hasta los 15 años.

El afecto por Nelliel y el dolor por su pérdida es lo que hace que la reina los castigue. El hecho de que la reina no haya sido cruel con Ichigo y Rukia no significa que nunca lo sería.

Esto no es una justificación.

Puedes poner a la reina en tu lista de venganza.

Por cierto, la página que falta en el libro de Inamoratas es la relacionada con la madre de Kaien, y la carta que falsificó Rukia fue la que le llegó a Kaien junto con las joyas.


Respondo reviews:

Inverse L. Reena: Gracias por tus bonitas palabras. Ahora tengo que quitar las tramas de la novela que estaba viendo y que iba a poner XD ok no jeje

Rukia-chan 93: Me encanta que te encante, pero ahora vas a odiar a más gente. Posiblemente a mi también XD