Saludos a todos. Como verán esto será un ( AU o UA ) basada en la película Anime de Your Name/Kimi No Na Wa. Ya hay historias así en otros Fandoms y creó qué Paw Patrol no será la excepción. Y que mejor que iniciar con una pareja humana para esta trama.
Paw Patrol es propiedad de Spinmaster Entertainment
Your Name/Kimi No Na Wa es propiedad de Makoto Shenkai.
A veces despierto llorando sin saber porque. Eso me ha pasado de vez de cuando.
Y lo que he soñado no lo recuerdo al despertar.
Y lo único que queda cuando despierto, es un sentimiento de pérdida. Qué perdura durante tanto tiempo.
Siempre estoy buscando a algo o a alguien.
Ese sentimiento me consume, desde ese día.
El día que cayó en estrella. Fue casi como... ver algo salido de un sueño.
La alarma sonaba y parecía que nadie lo despertaría. Hasta que un sueño apareció.
Ryder... Ryder... ¿Que no recuerdas?
La puerta del metro se abrió. La chica le lanzó un hilo rojo el cual el agarró. ¡MI NOMBRE ES, KATIE!
Ryder se despertó sobresaltado por el sueño que acababa de tener, como si le hubiera provocado un paro cardíaco.
Lo que no esperaba era encontrarse en un lugar desconocido, lejos de su cuartel general con el célebre equipo de los Paw Patrol. Como líder, no reconocía nada de ese lugar, claramente no era su hogar.
Entonces, se dio cuenta de todos los detalles extraños en la habitación que lo rodeaba. Un cabello rubio claro caía frente a sus ojos. Llevaba puesta una camisa rosa, y la habitación tenía una decoración mucho más femenina, con productos de cuidado personal y flores dispuestas alrededor. Era obvio que no estaba en su propia habitación.
Decidió dar la vuelta para reflexionar, alejándose de la luz que brillaba en sus ojos. "Esto tiene que ser un sueño", pensó el chico.
Frotándose los ojos, notó algo más que estaba muy mal. Estaba usando un camisón rosa con rayas aún más brillantes. "En fin, sigue siendo solo un sueño", intentó tranquilizarse.
Sin embargo, la sorpresa no se detuvo ahí. Ryder se llevó las manos a su pecho y se dio cuenta de que tenía senos. Los tocó con cautela y sintió cómo cedían bajo la presión de sus manos, tal como deberían hacerlo en la realidad.
La sorpresa fue interrumpida por una voz femenina proveniente de una gata. "¿Te pasa algo, Katie?", preguntó la gatita confundida.
"¿¡Puedes hablar!?", gritó Ryder, alarmado por darse cuenta de que también había hablado con una voz femenina. "¡Esto definitivamente debe ser un sueño!"
"¿Te volviste loca?", preguntó la gatita, aún más confundida. "Es hora de desayunar y luego abrir la veterinaria".
Ryder se frotó nuevamente los ojos. Se levantó y caminó hacia un espejo. Comenzó a quitarse la camisa que traía puesta. Al darse cuenta que lo que se estaba reflejando en el espejo era... el cuerpo de un chica.
"¡Que te-tas-pasando!"
La cara de Ryder se puso más roja que el camino de bombero de Marshall.
Katie se despertó al día siguiente como si fuera un día normal cualquiera.
Se levantó de su cama. Dándose una ducha rápida para poder abrir la veterinaria y darle de comer a su gatita parlanchín Cali.
"¡Buen día!" Dijo alegremente, dirigiéndose al plato de comida de la felina. Ella abrió el saco de comida para gato, rápidamente sirvió un tazón grande de comida.
Cali solamente la vio de forma extraña.
"Es demasiado". Dijo Katie mientras comenzó a retirar un poco de la comida del tazón.
"No, es solo que estás actuando... normal hoy".
"¿Qué quieres decir?" Ella inclinó la cabeza.
"¡Cuando bajaste ayer parecías loca!" Respondió la gatita comenzando a comer. "Hasta te soprediste por ver hablar".
"No tengo ni idea de lo que estás hablando". Respondió Katie. "Ahora por eso te toca menos porción de comida". Prosiguió a remover porción necesaria para darle el castigo a Cali.
"¿No deberías estar atendiendo a la vaca del granjero Al?" recordó Cali.
"Oh, cierto. Se me olvidó, pero primero iré a la tienda a comprar unos guantes para el parto", respondió Katie mientras agarraba una manzana para comer en el camino y se ponía los calcetines y los zapatos.
Cali al darse cuenta que su dueña se había ido, agarró rápidamente la bolsa de comida. "Nunca dejen a la gatita sin comer".
Mientras se miraba en el espejo y se ponía su listón rojo en el pelo volteó a ver una nota en el escritorio que decía 'quién era'.
Con paso decidido y el sol de la mañana bañando la Bahía, Katie se encaminó hacia la tienda cercana. Mientras seguía su ruta, una agradable sorpresa la esperaba en forma de sus dos buenos amigos, Ace y Danny.
Ambos le saludaron. "¡Hola Katie!"
Katie respondió con una sonrisa, "Hola Danny, hola Ace."
Sin embargo, la atmósfera alegre se vio momentáneamente empañada cuando Danny, en tono de broma, instó a Ace a bajar de algún sitio. Aunque sus intenciones eran lúdicas, Ace respondió en tono indignada, "Oye, qué grosero."
Danny se apresuró a explicar, "Pero es que pesas mucho.
Katie intervino con un toque de humor, "Oh, vamos, ustedes dos hacen una linda pareja."
Ace y Danny se apresuraron a negar. "¡Claro que no!"
"¿Oye, pero ya te sientes mejor?"
Katie solo hizo un muecas dudosa.
Mientras seguían su camino, pasaron por el majestuoso ayuntamiento de Bahía Aventura, donde el carismático alcalde, Humdinger, se encontraba dando un apasionado discurso.
Humdinger proclamó con fervor, "Para mantener la armonía y estabilidad en la Bahía, voten por mí y juntos construiremos un futuro próspero."
Katie, un tanto avergonzada por el discurso político, susurró a sus amigos, "Caminen más rápido chicos, así evitamos los discursos."
Justo en ese instante, Humdinger reconoció a Katie en medio de la multitud y gritó a través del micrófono, "¡Katie! Hoy le toca revisar a mis adorables gatitos".
"Vaya, se me olvida que él es el señor de los gatos", comentó una persona.
"Así es nuestro alcalde", agregó otra con orgullo.
Katie, con la vergüenza se quejó en voz baja. "Y enfrente de todos".
En la pintoresca tienda, Katie tomó lo que necesitaría.
"¿Solo será esto, Katie?", preguntó amablemente la cajera.
"Por el momento sí, gracias", respondió Katie con cortesía.
La cajera, con una mirada juguetona, comentó. "Veo que hoy sí te acuerdas de tu nombre".
Katie, confundida, observó a la cajera mientras los demás presentes se reían cómplices.
En el camino de regreso, Katie conversó animadamente con Danny y Ace.
"No te acuerdas", mencionó Ace.
Katie negó con la cabeza, intrigada.
"Ayer no sabías cómo llegar al restaurante del señor Porter ni cómo regresar a la veterinaria", explicó Ace.
Katie, sorprendida, exclamó. "¡Qué!".
"Y parecía que habías perdido la memoria o tenías amnesia", agregó Danny.
"Ahora que lo mencionas, he tenido sueños raros últimamente. Como si soñara con la vida de alguien más", reflexionó Katie.
"¿No será que fuiste reemplazada por un extraterrestre?", bromeó Danny.
"Deja las teorías conspirativas y cállate", intervino Ace en tono molesta.
Katie, con una mirada, preguntó. "Espera, Danny, ¿no me digas que fuiste tú quien escribió la nota en mi escritorio?".
Danny y Ace la miraron de forma preocupada. "Si solo es cansancio, digo los exámenes en línea son muy angustiantes". Sugirió Ace.
"No me lo recuerdes, los exámenes son en poco tiempo. Solo los quiero pasar para agarrar mi título profesional y mudarme a Ciudad Aventura". Expresó Katie.
En medio de una conversación animada, Danny, con una expresión ofendida en su rostro, defendió con vehemencia las virtudes de Bahía Aventura. Sus palabras resonaron en el aire, como un eco de pasión y orgullo por su amado pueblo costero.
"Bahía Aventura no es solo un lugar común y corriente", exclamó Danny con convicción. "Es un rincón mágico, un paraíso en la tierra que cautiva los sentidos y roba el aliento. Sus calles empedradas están adornadas con casas de colores vivos y edificios encantadores que parecen haber sido sacados de un cuento de hadas. Cada rincón refleja un ambiente amigable y acogedor, como si el propio pueblo nos abrazara con su calidez".
Las palabras de Danny resonaron en el aire, desafiando a Katie a reconsiderar su opinión. Pero ella, firme en su postura, respondió con un tono de voz tranquilo pero decidido: "Es cierto que Bahía Aventura tiene su encanto, pero no podemos ignorar sus limitaciones. Es un pueblo pequeño, sin preparatoria ni universidad, lo que puede dificultar el acceso a la educación para los jóvenes".
Sin embargo, Danny no se dio por vencido y continuó su defensa apasionada. "¡Pero hay tanto más que ver y disfrutar en Bahía Aventura!", exclamó con entusiasmo. "El faro, majestuoso y enigmático, se alza como una figura icónica que guía y protege a los navegantes en la oscuridad de la noche. Además, los parques y áreas de juego brindan un espacio de diversión y alegría para los niños, donde pueden correr y reír sin preocupaciones".
Katie, aunque escéptica, no pudo evitar reconocer la verdad en las palabras de Danny. "Es cierto que Bahía Aventura puede carecer de una amplia variedad de tiendas, restaurantes y atracciones", admitió. "Pero lo que le falta en cantidad, lo compensa con creces en calidad. La comunidad que habita este lugar es cálida y solidaria, extendiendo una mano amiga a aquellos que la necesitan".
En medio de una acalorada discusión, Ace, siempre astuto y perspicaz, decidió tomar las riendas de la situación y desviar la atención hacia otro tema. Con una sonrisa en su rostro, dirigió su mirada hacia Katie, quien parecía estar absorta en sus pensamientos.
"Katie, ¿no deberías estar en la veterinaria atendiendo a la vaca del granjero Al?", preguntó Ace, sabiendo que esto desviaría la atención de la discusión y abriría paso a una nueva conversación.
Katie, sorprendida por la interrupción repentina, parpadeó un par de veces antes de asimilar las palabras de Ace. Un destello de reconocimiento cruzó su rostro y se dio cuenta de que tenía una importante responsabilidad que cumplir.
"Oh, cielos. ¡Casi se me olvida por completo!", exclamó Katie, sintiendo cómo la urgencia se apoderaba de ella. Sin perder un segundo más, se despidió apresuradamente de sus amigos y se apresuró a salir corriendo hacia la veterinaria.
El viento soplaba suavemente mientras Katie se abría paso por las calles, su mente llena de preocupación por la vaca del granjero Al. Sabía que su bienestar dependía de su pronta atención y cuidado.
Al llegar a la veterinaria, Katie se encontró con un ambiente lleno de actividad. El granjero Al estaba allí, con una expresión de preocupación en su rostro. La vaca, yacía en una camilla, aparentemente débil y enferma.
Con determinación en sus ojos, Katie se acercó a Al, su bata blanca ondeando detrás de ella mientras se movía con confianza. "No te preocupes, Al. Estoy aquí para ayudar a Daisy", le aseguró con una sonrisa tranquilizadora.
Ace, quien había seguido a Katie hasta la veterinaria, se acercó a ellos con curiosidad. "¿Qué le pasa a Daisy, Al? ¿Cómo puedo ayudar?", preguntó Ace, tratando de distraerse de la discusión anterior y enfocarse en la situación presente.
Al suspiró y explicó la situación. Daisy había estado mostrando signos de malestar en los últimos días, y Al estaba desesperado por encontrar una solución. Había intentado todo lo que estaba a su alcance, pero nada parecía funcionar.
Katie, con su experiencia y conocimientos en medicina veterinaria, se puso manos a la obra. Examinó cuidadosamente a Daisy, escuchando su corazón y pulmones, revisando cada detalle minuciosamente. Su rostro se iluminó con una chispa de esperanza cuando finalmente encontró una pista.
"Creo que sé lo que le pasa a Daisy", anunció Katie, su voz llena de confianza. "Es una infección respiratoria, pero no te preocupes, Al. Con el tratamiento adecuado, podremos ayudarla a recuperarse".
Ace y Al la miraron con expectación, esperando ansiosos por más detalles. Katie les explicó en detalle el tratamiento necesario, asegurándoles que Daisy tenía buenas posibilidades de recuperarse por completo.
Con el plan de acción en marcha, Katie y Ace se unieron para cuidar de Daisy. Trabajaron juntos, siguiendo las indicaciones de Katie al pie de la letra. Cada día, se aseguraban de que Daisy recibiera su medicación y se le brindara el cuidado adecuado.
A medida que pasaban las horas, Daisy comenzó a mostrar signos de mejoría. Su energía regresó, su apetito volvió y su mirada se volvió más brillante. Al estaba lleno de gratitud hacia Katie y Ace, quienes habían sido fundamentales en la recuperación de Daisy.
Mientras el sol se ocultaba en el horizonte, Katie y Cali se sentaron a desayunar juntas. El ambiente estaba cargado de tensión después de los eventos confusos del día anterior.
Cali, con una mirada de incredulidad en su rostro, rompió el silencio. "Entonces, ¿ya no estás actuando como una loca?", preguntó, esperando una respuesta clara de Katie.
Katie suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y confusión. "Ya te dije que no recuerdo lo que pasó ayer. Es como si ese día no existiera en mi memoria", respondió, tratando de explicar su desconcierto.
Katie volvió a pasar distraídamente la página de su libro, deseando dejar de pensar en esos recuerdos borrosos que la atormentaban. Sin embargo, lo que esperaba que fuera una página en blanco deliberadamente no lo era. En ella, había una frase escrita con una caligrafía que reconocía pero no recordaba haber escrito.
"¿Quién eres?", decía la frase en el papel, desafiando a Katie a encontrar respuestas en medio de su confusión.
Katie miró a Cali, buscando alguna explicación. "Tú escribiste este papel, ¿verdad?", preguntó, esperando que su amiga pudiera aclarar el misterio.
Cali, sorprendida por la acusación, negó con la cabeza. "¡No fui yo! ¡Tú fuiste quien lo escribió!", exclamó, señalando la evidencia de la caligrafía que coincidía con la de Katie.
La confusión y el desconcierto se apoderaron de Katie mientras intentaba comprender lo que estaba sucediendo. ¿Cómo era posible que ella misma hubiera escrito algo sin recordarlo? ¿Estaba perdiendo la cordura?
Cali, notando la angustia en el rostro de su amiga, decidió cambiar de tono y agregar un poco de humor para aliviar la tensión. "¡Bueno, espero que tu locura no te lleve a correr desnuda por la playa!", bromeó, tratando de hacer reír a Katie.
Katie no pudo evitar soltar una risa nerviosa ante el comentario de Cali. Aunque la situación era confusa y preocupante, la amistad y el sentido del humor de Cali siempre lograban aliviar un poco la carga emocional.
Ambas continuaron cenando, tratando de dejar de lado el misterio por un momento y disfrutar de la compañía mutua. Sabían que tarde o temprano tendrían que enfrentar la verdad detrás de los recuerdos perdidos. Pero ahora quería ignorar eso.
"Por cierto mañana nadie podrá salir de la Bahía". Mencionó Cali. "Orden del alcalde Humdinger".
¿Por qué no pude haber nacido como un chico guapo de Ciudad Aventura?" Ella pensó al escuchar que el maldito hombre estaba arruinado la vida de los ciudadanos.
Poco sabía ella que eso podría cumplirse
