Saludos lectores, he regresado de entre los muertos y les traigo un capítulo de cada historia aun en progreso, espero que lo disfruten, es un pequeño especial.

Aunque lastimosamente la cantidad de palabras se verá reducido por la mitad ya que estoy bastante ocupado e imaginar todo para seguir escribiendo me toma tiempo que a veces no logro tener.

Espero que lo disfruten y vere si revivo más rápido esta vez jaja, buenas noches.

Renuncia de derechos: Todo lo referido a Dark souls y Bloodborne le pertenece a Fromsoftware, Warcraft y World of Warcraft le pertenece a Blizzard Entertainment, sin embargo, esta historia me pertenece.

En el capítulo anterior:-

Cuando ambos estaban admirando el paisaje, El profeta había tenido una visión.

Sobre unos elfos de ojos verdes sedientos de magia...

Un rey con un ejército de muertos a sus espaldas…

La locura de un dragón…

El descubrimiento de un continente…

Un pasado que diferente…

Algo que dejaba a Archimonde como un simple debilucho y se encargaba de liderar a la legión...

Un alma presa de sus miedos y de la vida misma…

Y por último, la encarnación de la muerte.

Pero sonreía al saber que eso iba a pasar en otra línea temporal, con la llegada de los viajeros, todos cambiaria para bien y para mal.

Comienzo del capítulo 15: -

Zareth y Duncan admiraron la vista que les proporcionaba el lugar donde se encontraban, solo se sentaron y se quedaron en silencio por un largo rato.

Escuchando el sonido de la naturaleza que era bastante inusual para ambos.

-¿Qué haremos ahora que la amenaza ha sido destruida?-

Ser de cenizas hablo ya que nuevamente estaban sin un objetivo fijo y no tenía idea que hacer de ahora en adelante.

Duncan tardo en contestar ya que tuvo unos recuerdos de que le gustaba hacer antes de convertirse en cazador por primera vez.

-Umm… ¿Qué tal si viajamos por todo el mundo?-

Ladeando la cabeza, dejo que el cazador lunar siguiera hablando.

-Con los bolsos que nos dio Antonidas, podemos tener muchas cosas sin que nos sea una molestia.-

Mostro su bolso y saco la extensión de su arma, para segundos después volverla a guardar.

-De paso entrenaremos, si ese demonio vuelve, tenemos que ser capaces de ganarle por nuestra cuenta.-

Zareth cerró los ojos y dio un suspiro, al menos por ahora eso serviría hasta que no quedara rincón por recorrer.

-Está bien, será interesante ver que nos depara este mundo sin la amenaza constante de ser asesinados.-

Miro su mano y le faltaba algo de suma importancia que jamás dejaría de lado.

-Primero recuperare mi arma, es muy importante.-

-Casi me olvido de eso…espero que mi cuchilla no este rota.-

Ambos con sus vestimentas en buenas condiciones, dieron un pequeño salto y se arrojaron hacia el bosque que estaba bajo la montaña.

Tenían la fuerza más que suficiente para aguantar la caída sin quedar como manchas de sangre horribles.

Cuando llegaron al suelo, estos clavaron sus pies y la tierra a su alrededor se rompió un poco.

-Busquemos nuestras armas a escondidas…-

Zareth levanto la ceja con duda ya que no entendía por que había que esconderse de sus aliados.

-Digo…si queremos viajar tranquilos, no pueden saber que seguimos vivos, seguramente gente nos seguirá como en varias ocasiones anteriores.-

Ya que estaba diciendo eso, recordaron cuando varios soldados los siguieron ciegamente, costándoles la vida a varios de ellos.

-No quiero que sigan muriendo…no sabiendo que yo reviviré después de todo.-

Finalmente entendió a lo que se refería, por lo que el ser de cenizas asintió con la cabeza.

-Está bien, pero busca tú las armas y yo te esperare, puedes desplazarte de un lugar a otro sin que te detecten.-

Se quitaron las grandes y brillantes capas, haciendo que su apariencia ahora no sea tan destacable como las veces anteriores.

No las tiraron, si no que la guardaron en los bolsos mágicos de cada uno, para después empezar a caminar con total sigilo a través del bosque.

Escuchando como una gran cantidad de personas de diferentes razas se movían sin parar en el campo abierto más adelante.

Como la noche estaba cerca de llegar, ayudo que los dos viajeros se pudieran esconder en las sombras.

Al llegar a la fuente de tantos ruidos, vieron como tanto la Horda, Alianza y los Elfos nocturnos se estaban movilizando.

Los últimos en realidad se estaban preparando para mudarse por la destrucción del árbol del mundo.

Mientras que los miembros de la Horda y Alianza estaban preparando carretas con recursos para retirarse en direcciones diferentes.

Con la gran mejora que ambos tuvieron, pudieron ver a los líderes de cada bando en una reunión.

Thrall como representante de la Horda, Jaina de la Alianza, Lor'themar de los Altos elfos, Tyrande y Malfurion de los elfos Nocturnos.

Claramente con la distancia que estaban no podrían escuchar nada y peor aún con el ruido de todo lo demás.

No se distrajeron demasiado y se movieron al lugar donde fallecieron, ya que no murieron de forma instantánea.

Solo tuvieron que seguir el rastro de destrucción que causo el último ataque que les mando Archimonde.

Árboles quemados con energía vil y otros tanto rotos por el choque de sus cuerpos.

Levantaron la ceja con dudas ya que varios miembros de la Horda, Alianza y Altos elfos salían de ese lugar.

Aunque no se imaginaron la razón real de esto y no tardaron en descubrirlo.

El lugar donde habían caído había una leve aura azul y otra naranja, recordando que era la "esencia" que perdían al momento de morir.

Un poco más abajo estaban sus respectivas armas enterradas de forma vertical.

-Cierto…ellos no saben que podemos revivir.-

Se acercaron los mas que pudieron, pero no podían recuperar nada de lo ya mencionado por que las personas que se acercaban mostraban sus respetos.

Cada uno a su estilo, como los orcos que se golpeaban el pecho firmemente, mientras que los humanos dejaron flores debajo de las armas.

-Espera a que no haya nadie, yo conseguiré algo para cubrirnos.-

Zareth se dirigió en otra dirección mientras el cazador lunar seguía observando sus armas en búsqueda de una oportunidad.

Realmente la gente los respetaba, lo que seguía asombrando al ser de cenizas, no era un elegido, solo era alguien ordinario que no se rendía.

Sacudió la cabeza y se centró en su objetivo, el cual era conseguir túnicas que lo cubrieran completamente a él y su compañero.

Lo que le permitiría pasar desapercibidos por si se cruzaban con algún miembro de ambos bandos en su viaje.

No le sería muy difícil, ya que algunas tiendas de campaña todavía no se desmontaban y la gente estaba ocupado con el futuro traslado.

-Yo pensé que ellos sobrevivirían después de esta batalla…-

El líder de la horda mostro su pesar después de enterarse de la caída de los viajeros a manos de Archimonde.

-Sobrevivieron a muchas cosas y se han esforzado tanto para terminar de esta manera.-

La archimaga humana claramente se veía afectada pero no podía permitir quebrar un poco su voz, tenía que mostrar una imagen fuerte sea la situación que sea.

Inclusive si eran sus amigos los que caían en combate.

-Admito que se han ganado mi respeto, gracias a ellos mucho de los nuestros se han salvado, su aporte no será olvidado.-

Lor'themar cruzo los brazos y se dio la vuelta para marcharse.

-Los Altos elfos y yo regresaremos a Quel´thalas, queremos recuperar nuestro hogar de los muertos vivientes.-

No le dio tiempo a responder a los demás líderes, ya que él consideraba que había hecho suficiente para salvar al mundo.

Se vio como todos los altos elfos le seguían con varias cerretas con suministros, listos para navegar nuevamente hacia el mar.

-Trabajar con ustedes ha sido un honor, es una lástima que sus compañeros cayeran en batalla, pero su sacrificio ha salvado a todos.-

El archidruida de los elfos nocturnos se mostró levemente animado ya que la legión fue derrotada una vez a pesar del costo.

Admitió en su mente que los extranjeros no les daba buena vibra, pero con esto han cambiado su opinión.

-Tienes razón querido, ahora mismo queda cazar a los demonios que escaparon.-

Thrall estaba de acuerdo con eso, habían ganado la guerra pero quedaban demonios que podían suponer una amenaza en un futuro.

-La horda les dará caza cuando encontremos un lugar que podamos llamar hogar, por ahora esa será nuestra prioridad.-

-Nosotros también, no tenemos hogar desde la caída de Lordaeron, volver no es una opción.-

Su charla fue interrumpida ya que vieron como un soldado raso estaba corriendo en su dirección.

-¡Señorita Jaina! ¡Han robado las armas de los héroes caídos!-

-¡¿Qué?!-

Cuando el soldado raso finalmente estuvo al frente de ella, volvió a repetir lo sucedido

-¡Algo se movió a gran velocidad y se llevó las amas, apenas vi se metieron entre los árboles en dirección al sur!-

Más soldados e inclusive de la horda reportaron lo mismo, una sombra rápida había tomado las armas, segundo después fue seguido por otra a la misma velocidad.

La sacerdotisa de los elfos nocturnos se acercó al escuchar con sus largas orejas la conversación.

-Si alguien ha robado esas armas y se dirigen al sur realmente no conocen este lugar…no hay mucho camino, solo hay montañas y dudo que puedan cruzar tan rápido…-

-…Si tomamos ciertos atajos podremos rodear a los ladrones.-

El jefe de la horda se acercó ya que este tema era algo que tenía que atender.

-Los acompañare, las armas de mis viejos amigos no pueden estar en manos de esos cabrones.-

Thrall se subió arriba de su lobo gélido y tomo su martillo, dirigiéndose hacia varios de sus guerreros.

Jaina tampoco se demoró y fue a por un caballo y junto con varios de sus soldados en sus respectivas monturas.

-Iré yo sola Malfurion, quédate con nuestra gente.-

Su esposo no tenía ninguna objeción y solo se despidió de ella, mientras ayudaba a su gente.

Llamo a Ash´alah y se subió para empezar la cacería de los ladrones, notando como el líder de la horda se posiciono a su lado con varios incursores.

Después llego Jaina con varios caballeros a su costado.

-Estamos listos, guíanos el camino.-

Todo el grupo armado empezó a seguir a la elfa nocturna que conocía muchos pasajes cortos para llegar con tiempo de sobra a donde supuestamente se dirigían los ladrones.

-¿Enserio? Tenías solo que esperar un poco para que no nos vieran.-

Zareth tenía una gran capa negra que cubría su cuerpo y su cabeza con una capucha.

Y no entendía la decisión de su compañero.

Le paso otra capa al cazador que se la coloco rápidamente mientras le entregaba la espada de luz solar al Ser de Cenizas.

-De todas formas se iban a dar cuenta y teníamos que recuperar la energía que perdemos al morir.-

Se podían ver como ambos estaban moviéndose a la velocidad superior de un caballo.

-Es posible que nos estén buscando, no creo que se queden sin hacer nada.-

Siguieron corriendo a un buen ritmo mientras hacían un poco de silencio, hasta que el Ser de cenizas se le ocurrió algo.

-¿Si viajamos de vuelta a donde estaba Lordaeron?-

-Pero estará lleno de enemigo….que nos ayudara a ser más fuertes mientras limpiamos el lugar.-

Pensándolo bien, se dio cuenta que volver a ese lugar, sería un gran lugar de crecimiento para ellos.

Y no se quedarían sin hacer nada como lo tenían planeado, pero la verdadera pregunta era.

¿Cómo cruzarían tanta cantidad de agua sin un barco?, eso lo debatirían más adelante pero primero tenían que estar seguros que nadie los seguía.

Como estaban en total silencio más allá de sus pasos, lograron escuchar la fauna salvaje de ese lugar.

Desde los fuegos fatuos que parecían girar sobre los arboles lentamente e inclusive unos insectos que jamás habían visto en sus vidas.

Elementales que estaban a una distancia segura de ellos y algunas entidades mágicas difíciles de detectar.

-Hay demasiado silencio…-

El cazador reconoció claramente el ambiente perfecto para una trampa, en especial cuando escucho una rama quebrarse a varios metros de distancia.

Unas tres flechas se dirigieron a gran velocidad y los viajeros al notar el peligro dieron un pequeño salto, evitando que fueran atravesados.

Seguidamente un martillo iba impactar en la cabeza del ser de cenizas, pero la fuerza que poseía era superior a la del arma.

Usando su mano derecha basto para detener el martillo en seco, aunque reconoció que ese impacto le dolió un poco.

Vio a su costado como el cazador lunar derroto de un solo golpe a un elemental de agua surgido de la nada.

Ambos evitaron hablar para que no reconocieran sus voces, pero sus pensamientos eran bastantes similares.

-Nos alcanzaron muy rápido….debimos ir a máxima velocidad.-

Sus armas las habían ocultado en su propio bolso mágico, estando en realidad manejando los ataques a puño limpio.

-¡Esas armas no les pertenecen!-

Un caballero intento dar un corte a Duncan desde su montura, pero este no esperaba que el aparente ladrón pudiera saltar tan alto.

-¡¿Cómo?!-

Girando en el aire, uso su pie para dar un leve golpe al humano, lo suficiente para derribarlo del caballo.

-¡Ahhhh!-

Chocando contra el suelo, Duncan se aseguró que ese golpe no lo matara, olvidándose unos segundos lo que pasaba a su alrededor.

Zareth rápidamente se posiciono a su espalda ya que dos grandes redes se lanzaron para atraparlos.

No lo pensó dos veces y lanzo el martillo del jefe de la horda, impactando en uno de los incursores en el pecho, obligándolo a comer el piso.

-Tendré que usarlo si o si…-

Zareth saco de su bolso la espada de luz solar, pareciendo que la convoco de la nada.

Esta vez la uso con la mano izquierda para simular que no era tan bueno con ella.

Lanzando cinco cortes rápidamente, logrando cortar a duras penas la cuerda, evitando que ambos fueran atrapados.

Extrañándole que le costara tanto esa simple acción, por lo que miro su arma para encontrar la razón.

-…Astillada…eso lo explica.-

Sintió su hombro siendo tocado por el cazador lunar, viendo como este le señalaba la alta montaña.-

-Entiendo…-

Ambos fueron rodeados por el grupo y solo alzaron su guardia…tenían que escapar, estaban armando un lio innecesario.

Simplemente querían que nadie les siguiera.

-Si se rinden…su castigo será piadoso.-

La voz de la sacerdotisa de Elune era profunda y claramente estaba decidida en ganar esto fuera la forma que fuera.

-¿Por qué razón robarían esas armas?-

Todos miraron a los encapuchados que apenas podía visualizar sus manos gracias a las grandes capas oscuras.

Jaina lanzo la pregunta sin intención de recibir una respuesta, solo fue contestada por Zareth que tomo el brazo de Duncan.

Lanzándolo hacia Tyrande, la cual se agacho al último segundo, haciendo que el cazador lunar pasara de largo y se estrellara contra un árbol.

Rompiéndolo en la parte inferior de un solo golpe.

La elfa nocturna no dudo y disparo varias flechas a gran velocidad hacia el ser de cenizas.

Haciendo que este las bloqueara con su espada a la vez que saltaba para evadir otro ataque de la archimaga humana.

No podría evitar tantos ataques a la vez y tan variados, esperaba que Duncan se diera prisa.

Thrall recupero su martillo mientras buscaba al otro ladrón que estaba atrás de ellos, a su lado estando un incursor y el otro caballero humano.

-¡Atención guerreros, este sujeto es sumamente fuerte!-

Se prepararon para que arremetieran en su contra, pero no esperaron para nada lo que sucedió en realidad.

Un gran árbol fue lanzado con gran fuerza hacia montaña y no tenía intenciones de detenerse.

-Esa es la señal...-

Zareth uso su gran fuerza para saltar y agarrarse del árbol mientras se dejaba llevar por la fuerza de esta.

En el interior de la copa del árbol apareció Duncan gracias a su despliegue sanguinario, ocultando que podía realizar tal habilidad.

-¡Están escapando!-

Intentaron en vano detener el árbol con sus ataques a distancia, solo pudiendo admirar como este seguía ganando altura

Flechas, bolas de fuego y ráfagas de agua, eran ya inútiles a ese punto.

-Buena idea…lanzar un árbol nos ayudara ganar distancia.-

Lograron sentir como el aire les golpeaba y lentamente las hojas empezaban a deshacerse.

-Ahora que lo pienso, vayamos a la costa a buscar un barco.-

Duncan miro como dejaron de subir y comenzó la caída, para su fortuna ya habían superado la montaña.

El cazador lunar tenía claro sus objetivos, si lo hacían rápidamente, quizás podrían tomar prestado un barco de sus aliados.

-¿Podremos usarlo solo nosotros dos?-

-Es mejor comprobarlo, no perdemos nada.-

Cuando el árbol estaba a punto de tocar el suelo, ambos dieron un salto para aterrizar sin hacerse demasiado daño.

Voltearon para ver como el árbol se hizo pedazos y ellos posiblemente tendrían unas buenas heridas si no saltaban.

Zareth como Duncan empezaron nuevamente a correr, esta vez en dirección al Este para llegar a la costa.

No cometiendo el mismo error, esta vez se movían a una gran velocidad, pareciendo simple sombras atravesando los caminos.

Los cuales eran el oscuro y contaminado Vallefresno, los cuales perturbaban los sentidos de los viajeros y los hacia tener la guardia alta.

Incluso en cierto punto se vieron en la necesidad de enfrentarse a varios sátiros de bajo nivel, siendo cortados y sin oportunidad de defenderse.

-La contaminación sigue presente…pensé que esto sería temporal…-

Zareth dio un salto mientras decapitaba otro animal contaminado por la peste demoniaca.

-Primero habría que eliminar a todas las bestias.-

El cazador lunar partió en dos a un furbolg que claramente sufría el mismo problema que los demás animales de esa zona.

Se preguntaron si sus aliados harían eso cuando estuvieran recuperados completamente.

Tras un largo recorrido en poco tiempo gracias a su velocidad, llegaron a la costa y admiraron el mar "Infinito" al frente suyo.

Ambos dieron unos cuantos pasos y sintieron como el agua mojaba sus pies.

La noche realmente les dio una hermosa vista y se podía ver como su poder que se manifestó un poco en unas leves auras.

El cazador Lunar brillaba en una tenue luz azul y el Ser de cenizas en una de color fuego.

Voltearon miraron a su alrededor por las dudas, solo notaron que habían un par de múrlocs merodeaban junto a otras criaturas más.

Notando un edificio que era una torre bastante vieja y como es normal, parecía claramente abandonado.

Reaccionaron y sabían que tarde o temprano encontrarían un barco de los ejércitos que llegaron a Kalimdor.

Ahora empezaron a moverse hacia el sur y lo más rápido que podían.

(En otro lado)

Se podía ver como cierto elfo-demonio estaba caminando al lado de unas extrañas criaturas.

Las cuales tenían partes humanoides pero el rasgo más predominante era una serpiente.

Todos ellos vieron la entrada a un lugar y el que los lideraba era Ilidan.

-Así que…este es el lugar. -

Sabiendo que el camino que estaba por recorrer, la recompensa sería un poder inimaginable.

Fin del capítulo 15-1:-