PARAÍSO PERDIDO

CAPÍTULO 10

TERROR HUMANO.

SECTOR CYGNUS

ESPACIO PROFUNDO

Horas atrás, el capitán del Viajero de Caprica estaba pensando seriamente en abrir todas las compuertas y darles a todos a bordo de su nave una muerte tan rápida como fuera posible.

Durante meses, habían escapado de ataque tras ataque de los cylons, habían perdido más de la mitad de las naves que aquella flota llegó a tener. En su mayoría naves civiles que no habían podido atender al llamado de Galáctica. Algunas por tratar de salvar a cuantos pudieran, otras por tomar cuantas provisiones fuera posible, otras, simplemente no supieron qué hacer hasta que alguien les dio órdenes.

El Viajero de Caprica había sido una de esas naves tratando de ayudar a todos los que pudiera.

Una nave de recreación que era el intento de competir con las Cloud; más pequeñas que sus contrapartes, las Viajero tenían dentro de sus servicios un trato más familiar y sus precios eran algo más bajos. Aquello las estaba volviendo muy populares entre la clase media de las Colonias de Kobol, después el ataque cylon terminaría con el sueño.

El Viajero de Caprica se encontraba en orbital a Virgo cuando las Basestar aparecieron y sin mediar palabra lanzaron sus misiles al planeta.

Raiders se lanzaron contra las naves en órbita y mientras algunas saltaron de inmediato, el Viajero y otras naves aguantaron todo lo que pudieron, dejando subir a cuantas personas pudieron encontrar y guiar en el puerto espacial. El capitán de la nave ordenó el salto justo cuando los misiles cylon estaban casi sobre la nave.

Aquel acto de heroísmo, pasaría factura días después, cuando los sistemas de soporte de vida de la nave se vieron saturados por la cantidad de pasajeros. No hace falta decir que las tuberías de la nave no pudieron soportar la cantidad de desperdicio.

Con el hedor, también llegaron las enfermedades y como en otras naves supervivientes, los muertos por día pasaron de algunas decenas a cientos. Más del 60% de las personas que se habían salvado en un primer momento, murieron en las semanas posteriores; sus cuerpos desnudos eran arrojados por medio de esclusas que se llenaban casi hasta el techo con los cadáveres para después arrojarlos al espacio. Si alguno de los muertos tenían pertenencias además de sus ropas, todas eran llevadas a los cuarteles del capitán o de algún oficial donde después eran distribuidas para quien los necesitara.

La esperanza que mantuvo a todos los supervivientes, fue la idea de que alguna nave de la Marina Colonial llegará a su rescate. Cuando encontraron las naves que Pegasus había saqueado, aquella esperanza murió.

Sufrían ataques esporádicos de cazas cylon, que si bien no destruía alguna nave, dañaba a cuantas podían, desgastando su capacidad de viaje y de sustento a sus pasajeros. Después de meses, la comida se había agotado, el agua que bebían era casi la misma de las cañerías. Los supervivientes estaban desnutridos, deshidratados, enfermos. Lo habían dado todo y muchos de ellos, incluyendo al capitán de aquella nave, deseaban acabar con todo y ahorrarle un poco de trabajo a los cylons.

De pronto, un día de la nada, un grupo de naves apareció en el DRADIS y todos a bordo de las naves ni siquiera hicieron un intento por huir. A los capitanes ya no podría importarles menos la seguridad de sus pasajeros y tripulaciones.

Estaban agotados.

En las pocas naves que contaban con ventanas, los pasajeros se arremolinaron simplemente para ver cómo su muerte se aproximaba. Vieron a los Raiders de aquellas naves aproximarse y muchos simplemente cerraron los ojos y esperaron.

Ahora, todas aquellas almas habían sido distribuidas en varios transportes Astrotrain y eran atendidas por médicos de la Flota Macross. Más de la mitad de los supervivientes de la flota colonial habían sido transferidos a la Moscow y varios de los capitanes de las naves se habían reunido con el Comandante Fokker.

No hacía falta decir que todos ellos estaban más que sorprendidos cuando se enteraron que la flota de Galáctica había sobrevivido, que la Pegasus se había unido a ella y que ahora estaban bajo la protección de una Flota de la Tierra; que esa flota terrícola estaba en mejores condiciones y los había ayudado y que gracias al hecho de haber capturado una nave cylon, supieron de su existencia y habían preparado la misión para su rescate.

Durante las primeras horas del contacto, las cosas fueron algo tensas, incluso algunas naves prepararon su sistema de salto. Solo para que el Comandante Fokker les informará, que si saltaban nadie iría a buscarlos. Después de convencerlos de la veracidad de sus palabras, los tripulantes y pasajeros fueron transferidos a naves de transporte y a la Moscow, mientras que grupos de técnicos e ingenieros se lanzaban a las naves dañadas para canibalizar lo que pudieran de ellas.

Desde el puente de mando de la Moscow, Fokker miraba las operaciones que realizaban las diversas unidades alrededor de su nave. Estaba ansioso por regresar a la Flota Macross y entregar el mando a quién fuera la persona que había sido seleccionada para comandar aquella nave. Sabía que dentro de su ramo laboral, existía la posibilidad de tomar el mando de alguna nave, pero él era un ave que se sentiría enjaulada si no pudiera salir a volar a su debido tiempo.

La misión era importante y comprendió al primer momento que la experiencia de sus hombres y la propia eran necesarias.

Gracias a los datos obtenidos de la Basestar capturada y los datos que habían obtenido de Sharon y de Gina. La flotilla de Fokker había pasado desapercibida de las Basestar que para ese momento estaba preparando un ataque; tenían un par de fragatas monitoreando y reportando todos y cada uno de los movimientos de aquellas naves.

Una semana atrás, habían cruzado por lo que alguna vez fueron las 12 Colonias de Kobol y los resultados habían sido desalentadores.

Todos los planetas del sistema presentaban un nivel de radiación tan alto que sería imposible para los humanos habitarlos por varios cientos de años. El plan de asentar una colonia nueva en alguno de aquellos planetas a futuro, después de haber lidiado con los cylons, no era viable. Fokker estaba seguro que en Galaxy Industries no estarían felices cuando accidentalmente se filtrara aquella información en alguna reunión.

Por ahora, el rescate de aquellas personas era lo más importante de la misión.

La flota de rescate también se había llevado una sorpresa durante la operación; días atrás habían captado un par de señales que según sus bibliotecas electrónicas, debían ser señales de búsqueda de un par de destructores asignados a la defensa de Picón.

Fokker había enviado a uno de los ARMD de escolta a su búsqueda. Esperaba noticias en las próximas horas.

"Comandante, ¡reporte de los técnicos!".

"¿Qué ocurre?".

"Terminaron de rescatar todo lo que pudieron y están por instalar las cargas". La operadora de la estación de comunicaciones miró al Comandante con cierta preocupación. "Solicitan permiso para cambiar las cargas por algunas nucleares". Fokker se llevó la mano al rostro, las cargas nucleares estándar de la U.N.S. tenían más potencia que las coloniales y eso les podía dar una pista a los cylons de que algo ocurría. Si atacaban las naves antes de tiempo y las encontraban destruidas con armas desconocidas, aquello podría ponerlos en alerta y el ataque de la Aurora podría verse comprometido.

"Diles que ni lo piensen, si recibimos confirmación del ataque, que hagan los que quieran, pero mientras tanto, que sigan el plan".

El sonido de la puerta del puente abriéndose, hizo voltear al Comandante, Hikaru entraba con uno de los capitanes de las naves, el que había sido seleccionado como el representante de los refugiados coloniales. Aquel hombre Lucía cansado, pero sin duda había mejorado mucho a partir del momento de a bordar la Moscow, se podía decir que se trataba de esperanza.

"Capitán Muroa, ¿en qué puedo ayudarlo?". Fokker se levantó de su silla y camino hasta aquel hombre. "¿Su gente está bien?".

"Si Comandante gracias, algunas personas me pidieron solicitar permiso para recuperar lo que puedan de sus pertenencias, por pocas que estas sean, ¿Cree que sea posible?.

"Lo lamento, pero entraremos a pliegue en unas dos horas. No tendremos tiempo de sobra para esperar, pero por favor informe al resto de sus compatriotas que una vez lleguemos a la Flota, podrán acceder a los apoyos económicos y obtener nuevas pertenencias". Fokker miró de nuevo a las naves coloniales, algunas ya se habían alejado. "Sé que los recuerdos pueden crear un vínculo fuerte, pero le aseguro que podrán crear nuevos en un futuro".

"Si debo ser sincero, deseaba esa respuesta comandante, la mayoría de esos recuerdos que decimos atesorar tanto, no son otra cosa que anclas que nos impiden avanzar". El capitán también observó las naves que se alejaban en el espacio. "¿Qué harán con ellas?.

"Las haremos estallar, plantamos explosivos coloniales en sus reactores y tanques de Tylium, creemos que será suficientes para despistar a los cylons por algo de tiempo". Fokker se dio cuenta de la mirada de aquel hombre.

"Gracias Comandante Fokker, se lo informaré a todos, espero que pronto podamos encontrarnos con nuestros hermanos de las colonias y también con nuestros hermanos de la Tierra".

Unos segundos después, aquel capitán salió del puente escoltado por uno de los soldados de la nave. Hikaru miró a su viejo amigo y maestro, notando casi de inmediato aquella mirada que solo unas cuantas veces llegó a observar.

"¡Esa mirada!".

"Si todo va como en el papel, Aurora debe realizar su ataque alrededor de estas horas. Maks tiene una responsabilidad que en verdad no quisiera tener".

"¡Señor!, ¡reporte de la Ader, los cylons acaban de saltar de su posición!". Roy se levantó de la silla de comando como si fuera un resorte.

"¡Condición uno en todas las naves!, ¡regresa a los técnicos y preparen los sistemas de pliegue!". Roy miró a Hikaru. "¡ve al hangar y prepara a todos!".

"¡Entendido Comandante!".

Con el sonido de alerta resonando por toda la nave, Roy espero los reportes de las diferentes estaciones. Por la información recabada de la Basestar capturada y con la ayuda de Sharon, los ingenieros y técnicos de la flota habían desarrollado contramedidas para los DRADIS cylons y de manera muy discreta, también lo habían hecho con los DRADIS coloniales.

"Es hora de volver a casa".

A su alrededor, todo el personal enviaba órdenes y recibía informes de las estaciones de la nave. Los artilleros tomaron el control de sus torretas y por toda la nave, los sistemas de defensa y seguridad se activaron. Sensores de guía se sincronizaron con los sensores de descubierta de largo alcance.

En los hangares de los ARMD, Valkyries y Fenrirs eran preparados para el lanzamiento; Lancer y Ghost eran colocados en los tubos con montones de técnicos instalando armas y equipos en sus pilones. Los pod con motores auxiliares podían ser equipados en los Lancer, pero eso solo ocurría en el caso de un ataque total en contra de la flota.

Con lo que sí estaban equipados, eran montones y montones de RMS-1C Angel of Death.

Dentro de la Flota Macross, solo aquellos cazas destinados a las patrullas internas los transportaban.

Después de una reunión con representantes militares de la flota colonial, fue claro que aquellas armas les interesaban; muchos imaginaron a la Almirante Cain babeando sobre alguna de ellas después de algún desafortunado incidente. Algo así como un fallo de un sistema de salto colonial, que llevaría al coche con algún caza de la flota terrícola, lo que llevaría a una búsqueda de supervivientes, donde posiblemente alguna de esas armas se perdería en lo profundo del espacio.

Poco factible, pero no imposible.

Los Rabbit se alejaron de las naves coloniales con los últimos técnicos después de instalar los explosivos. Los detonadores estaban listos y solo esperaban la señal para comenzar la cuenta atrás, sería lo último que harían antes de entrar al pliegue.

"¡Ingresen coordenadas de pliegue!".

"¡Comunicación del Asuka!, ¡detectaron puntos de salto aproximadamente a 3 minutos luz de nuestra posición actual!".

"¡Prepárense para el salto!". Roy dio la señal a una de sus operadoras para enviar la señal de armado de los explosivos en las naves coloniales. Los detonadores estaban programados para explotar dos minutos después del pliegue de las naves terrícolas. "¡Vamos por las fragatas y a casa!".

Segundos después, todas las naves de la flotilla de Fokker se vieron envueltas en una luz antes de salir disparadas a gran velocidad con dirección al punto de encuentro.

SISTEMA GALILEO.

FLOTA MACROSS.

CUARTELES DE LA CAPITANA HAYASE.

Misa terminaba de firmar algunos documentos, dejándolos a un lado antes de mirar el reloj en la pared de su oficina.

Como capitana de la Macross, no le era posible seguir viviendo en la habitación que le había sido asignada en los barracones de los oficiales. Por regla, si era necesario, debía poder llegar al puente en no más de 15 minutos en caso de una emergencia; aquella regla no aplicaba durante su descanso, pero mientras estuviera en servicio era su deber estar cerca de la silla del capitán.

"Creo que mejor me cambio".

Levantándose del escritorio, la Capitana Hayase camino hasta una compuerta oculta en una de las paredes de sus cuarteles. Antes de ser su habitación y oficina, aquel sitio fungió como la armería de la cubierta. Ahora, aquella zona era su vestidor.

No tardó mucho en cambiar el clásico uniforme que la identificaba como la capitana de aquella nave, por uno que podría llamarse de gala. Finalmente, después de meses de insistencia, Helena Cain tendría su cena con la Capitana Hayase, quien asistía en nombre del Almirante de Flota Global; claro estaba que aquella cena sería a bordo de la Macross y sería una cena discreta a ojos curiosos.

La Manada se estaba encargando de los preparativos en todos los sentidos, no querían que gente como Philip tuviera conocimiento de aquello. Algunos días atrás, un oficial de inteligencia de la Macross había pasado más de tres horas con ella, se estaba preparando para otro encuentro con la Vice Almirante Cain, quería estar preparada.

Minutos después, la Capitana Hayase salía de sus cuarteles junto con sus escoltas.

Durante su viaje hasta Ciudad Macross, tuvo una sensación extraña al ver aquellas calles casi vacías y en total silencio. Muchas de las personas que caminaban por aquellas calles lo hacían llevando víveres o algún producto para sus reservas. En las Islas, la situación era parecida, las únicas que estaban exentas de aquello, eran las que tenían los campos y las fábricas de la flota.

Sin aquello, los preparativos simplemente serían imposibles.

Para aquella cena, la capitana había seleccionado un restaurante en particular, uno del que casi nadie podía sospechar, sobre todo por la historia de aquel lugar.

El Míng Xiè Lóu presentaba un letrero muy discreto a la entrada de la puerta principal; informaba sobre el cierre del restaurante por un par de días y las cortinas metálicas estaban abajo. En la parte trasera del restaurante, la situación era otra y el personal militar custodiando la puerta de servicio era una señal clara de que adentro algo pasaba.

En su mayoría, miembros del Grupo Aerotransportado de la Macross y de la 2da Brigada Independiente de Asalto del Aura custodiaban la puerta y los alrededores del restaurante.

Aquel lugar tenía mucha historia dentro de la flota.

Fue el primer restaurante abierto después de todo el caos post-pliegue y rápidamente se había convertido en el sitio más famoso de toda la nave. Los dueños habían reconstruido todo el lugar casi desde cero, con los materiales que la flota había salvado de los escombros arrastrados con ellos durante el escape de la Tierra. De manera similar muchos de los edificios dentro de la Macross tenían la misma historia, otros dentro de las Islas 1,2 y 3 también habían sido rescatados. Para muchos, un recuerdo de lo que habían dejado atrás, pero que por ello, aún estaban vivos y con alguna posibilidad de seguir adelante.

Al llegar el transporte de la capitana, todo el personal se puso en alerta y el sonido de municiones estrado en las recámaras de los rifles se hicieron presentes, las armas de energía estaban fuera para evitar a Cain darles una mirada. Eran pocos los rifles láser que se habían construido y Global no quería que nadie fuera de la Flota Macross supieran de ellos.

Misa recibió un informe corto sobre todo lo que ocurría alrededor del restaurante y después entró por la puerta de servicio, cruzó la cocina hasta el salón donde ya la esperaban. Los dueños y el gerente la saludaron y llevaron hasta una mesa en el segundo piso del lugar. Una de sus asistentes la esperaba, en lugar de su clásico uniforme estaba usando un qipao en color azul, algo que a la capitana no pasó desapercibido.

"¿Razón del qipao?", Misa preguntó mirando de arriba a abajo a su asistente.

"Que si la Vice Almirante Cain se pone pesada, me sacrificaré por usted capitana". Aquella respuesta estuvo acompañada por una teatral representación de lamento y dolor. Con una sonrisa por debajo.

"Esperemos que no lleguemos a eso, ¿estás armada?".

A modo de respuesta a la capitana, aquella chica dio media vuelta y levantó un poco el vestido en la parte de atrás, revelando un paquete de pequeñas cuchillas y después de ello, dio un par de pasos hasta un moño sobre una de las mesas cercanas. Ante la mirada de Misa, aquella chica acomodo aquel aditamento en su cintura por atrás, hacía juego con su vestido; segundos después de entre los pétalos del moño, saco un par de pistolas.

"Más 3 cargadores por arma, aunque por lo que me dijeron los chicos de inteligencia no será necesario, siempre y cuando la mantenga dentro de los parámetros que le informaron".

"Eso es lo que me preocupa, esta mujer me causa escalofríos cuando está cerca de mí".

"¡Está loca por usted capitana!". Aquel comentario estaba acompañado por una sonrisa burlona de aquella joven frente a ella.

"¿Apostaron?".

"Los momios están 5 a 1, el más alto, ella tratará de besarla. Aposté a que usted la golpea si lo intenta". Misa sonrió ante aquello.

"Espero hacerte perder esa apuesta, ya tengo suficiente trabajo y no quiero tener que preparar una disculpa por un incidente inter flota". Junto a la escalera, uno de los paracaidistas le hizo una señal. "Hora del show, estoy en tus manos".

"Siempre capitana".

Un par de minutos después, el sonido de varias personas subiendo por las escaleras del restaurante inundaron el lugar, pocos segundos después, la música invadió el sitio mientras un par de meseros se acercaron para recibir a la almirante colonial.

El primero en subir fue el gerente, invitando al resto de invitados a pasar al piso, instantes después, la Vice Almirante Cain hacía acto de presencia. De inmediato, Misa supo cuáles serían las intenciones de aquella mujer; no era difícil hacerlo, un vestido negro ceñido al cuerpo y la joyería y zapatos que lo acompañaban, daban todas las pistas necesarias de sus intenciones. Si por un momento, la capitana terrícola había tenido la esperanza de que aquella cena, fuera una fructífera reunión donde se pudiera llevar a varios acuerdos en beneficio de ambas partes, todas esas esperanzas murieron al ver la sonrisa en el rostro de Helena. Parecía una adolecente enamorada por primera vez.

Detrás de ella, un par de asistentes caminaban cargando un par de cajas, parecían estar cerradas y aquello preocupaba a sus guardias.

"Almirante Cain". Misa se aproximó con la mejor sonrisa que pudo forjar en aquel momento.

"Misa, creo que nuestros nombres sin honoríficos son la mejor alternativa en este momento". Helena tomó entre sus manos la mano que Misa ofreció a modo de saludo. "Además, me gusta pensar que en este tipo de citas, podemos ser algo más relajadas en nuestro trato. ¿No te parece?".

"Si ese es el caso, por favor". Usando todo su profesionalismo, Hayase la invitó a la mesa, donde aquella chica recorría una silla para ella. Un par de minutos dentro de la cena, los meseros les habían llevado una botella de vino y copas llenas de agua. Algunas entradas ya estaban en camino y la música había subido un poco de intensidad.

Helena miraba de un lado al otro el interior del restaurante. La decoración era algo que había llamado fuertemente la atención de la mujer, incluso las sillas de madera y la mesa que ocupaban parecían llamarla.

"¿Ocurre algo?". Misa regresó a Helena de un golpe a la realidad. "Parece preocupada almirante".

"Me estaba preguntando, ¿de dónde sacaron estas sillas, las mesas?, no parece que fueran fabricadas hace poco tiempo.

"Son de la Tierra". Misa respondió de manera seca mientras unos de los meseros les servían una copa de vino. "Casi todo en Ciudad Macross vino de la Tierra".

"¿Construyeron la ciudad desde un principio?".

"No, en realidad Ciudad Macross y algunas de las Islas fueron construidas con escombros de nuestros escape". Al ver el rostro de Helena, Misa se preparó para explicar algo que ya podía dejar de ser secreto. "Cuando escapamos de la Tierra, varias de las naves se encontraban cerca de la superficie del planeta, algunas de ellas incluso estaban en ciudades recogiendo cuantas personas y recursos podían. No lo sabíamos en ese momento, pero nuestros sistemas de viaje FTL, tienen lo que podríamos llamar una desventaja peligrosa. Una sola nave no tiene problemas en realizar viajes largos, pero en caso de emergencia, esa misma nave, puede crear una burbuja subespacial y llevar consigo otras naves. En un modo de operación normal, la nave entra en el pliegue sin mucho esfuerzo y comienza su viaje al momento en que el pliegue colapsa detrás de ella. Cuando las naves saltaron dentro del pozo de gravedad del planeta, algo que nombramos Onda de Resonancia de Salto, afectó sobre todo a las que habían cargado sus sistemas. Ese efecto incrementó el diámetro de la burbuja subespacial. Muchos edificios y pedazos de la corteza terrestre quedaron atrapadas dentro de ellas y cuando se dio la orden; al momento de entrar al pliegue, puede decirse que las cosas no acabaron muy bien".

Cain guardó silencio mientras Misa terminaba aquella explicación y aquella joven asistente servía un poco de vino. Quería cambiar el tema lo más rápido posible, rostro de Misa había cambiado y lo último que la mujer colonial quería, era afectar el ambiente de aquella cena.

"Dime Misa, por lo que se, vienes de una familia de militares, ¿eso te influenció para entrar en esta carrera?".

"Un tanto personal esa pregunta Almirante". Misa dio sorbo a su vino mientras que en una mesa cercana se preparaban algunas entradas.

"Me gusta conocer los motivos y razones de las personas con las que trabajó. Nuestra línea laboral, ciertamente es de riesgo y en estos momentos, no es otra cosa que una sentencia de muerte en caso de tener que hacer frente a una amenaza para cualquiera de las flotas". Uno de los meseros se aproximó con la primera entrada, una ensalada.

"En parte se puede decir que mi elección de camino se vio hasta cierto punto influenciada por mi historia familiar, pero también se puede decir que tenía motivos personales al comienzo de mi carrera militar". Hayase miró por un instante a Helena antes de continuar. "Mi novio en ese momento, estaba dentro de las fuerzas armadas de la Tierra y había sido asignado a una base extraterrestre, yo quería ir con él".

"Ciertamente romántico". Helena dio un trago al vino en su copa. "Este vino, ¿lo producen en la flota?".

"Desafortunadamente no", Misa sonrió y después tomó la botella entre sus manos. "Está es una de las botellas que pudimos traer con nosotros desde la Tierra. La mayoría están almacenadas en La Aura; esta en particular es de una bodega privada".

"¿Para una ocasión especial?".

"Una ocasión importante". Los primeros platillos salían de la cocina y los meseros se acercaban con ellos en sus charolas. "Además de esta amena charla, también tengo varias cosas que discutir contigo, una de ellas es sobre el salto, la posición que les daremos dentro de la línea de salto, pero sobre todo, quería saber algo. ¿Descubriste algo de los explosivos?, ¿quién podría haber sido?".

Helena desvío por algunos segundos la mira de su plato y centró su atención en la mujer frente a ella, no estaba esperando esa pregunta, tenía cierta idea de que contestar, pero en si, solo había descubierto algunos detalles.

"Creemos que se trata de algún grupo que no está contento sobre cómo se llevan las cosas entre nuestras flotas". Helena miró su copa de vino por un instante y regresó su mirada a la capitana de la Macross. "Aún en nuestras condiciones, muchos creen que al momento de encontrarnos, tenían que acatar nuestras órdenes y adaptarse a nuestros valores. Muchos de hecho pensábamos que la Tierra no era más que un mito. Una historia contada por nuestros clérigos, pero creo al final muchos estábamos equivocados, yo estaba equivocada".

"¿Crees que fueron ellos los que trataron de entrar en nuestras naves?".

"Aún no puedo darte una respuesta, pero créeme que voy a descubrir quien tuvo la idea y me encargaré de ellos". Justo en ese instante, el rostro de Cain cambiaría de manera extraña. "No voy a permitir que dañen esta flota, ni a ti".

"¡Y aquí tenemos el plato fuerte, pato laqueado!". La asistente de Misa había dejado caer un plato con carne al centro de la mesa, justo cuando la almirante colonial extendía sus manos con dirección a las manos de Misa. Aquello le hizo acreedora a una de las famosas miradas que podían matar solo por recibirlas. Aquella joven fingiendo un poco de miedo, se apartó algunos pasos con dirección a donde había dejado los complementos.

"Agradezco tu interés Helena, pero creo que mis fuerzas de seguridad, están bien capacitadas y adaptadas para proteger a nuestros ciudadanos".

"Y no creo que ellos necesiten mucha protección. Varios de nuestros turistas nos reportaron todas las armas que aparecieron de la nada".

"Una vez que terminemos el pliegue, las cosas regresaran a la normalidad. Por cierto y es aquí donde la cena pierde el encanto". Helena miró con sorpresa a Misa.

"Justo ahora, un par de nuestras naves están en una misión en el espacio colonial. Una de ellas busca rescatar a un grupo de naves que escaparon del primer ataque Cylon. Si todo salió bien, estarán de regreso la próxima semana con los supervivientes a bordo". Misa pudo ver la furia en los ojos de la Vice Almirante Helena Cain al momento de escuchar aquello. "Ofrezco una disculpa por realizar una operación como esa sin consultar al mando militar de la flota colonial, pero era algo necesario". Misa dio un sorbo a la copa de vino a su derecha. "Tenían como misión secundaria recuperar objetos de valor para tu gente. Sabremos el resultado de la misión hasta que regresen, pero creemos que la misión tiene una buena posibilidad de éxito".

"¿Qué pasará si los Cylons capturan alguna de sus naves?". Cain no ocultaba su molestia. "Mucha de su tecnología podría caer en sus manos".

"Hemos tomado medidas en caso de que algo así pueda pasar. El riesgo es mínimo".

"Si algo hemos aprendido en este tiempo, es que con los Cylons, nada se puede considerar como riesgo mínimo con ellos". Cain se llevó las manos al rostro, su nivel de estrés estaba subiendo. "Si alguna de sus naves o de su personal cae en sus manos, es seguro que obtendrán información valiosa sobre su flota, incluso es posible que obtengan la ubicación de la Tierra".

"De lo que puede quede de ella". Misa dijo aquello con tristeza en el rostro, se notaba que aquello le dolía. "De cualquier forma, la misión terminará en algunos días y sabremos el resultado".

"Misa …". Helena miró a los ojos a la mujer frente a ella. "Quisiera pedirte que confíes aunque sea un poco en mí. Estoy segura que una misión como esa pudo ser más simple con ayuda de personal colonial".

"Si lo pones de esa forma, también estoy segura que ese hubiera sido el caso. Pero sabemos por experiencia propia, que personas que pasaron por un evento como en las colonias y tienen la oportunidad de volver, pueden perder la perspectiva. Tratar de salvar más de lo que es posible, buscar algún ser querido, intentar rescatar algún bien preciado. Nada de eso iba a ser posible". Misa dio un sorbo a su copa de vino y tomó un sobre de su bolso. "Está es una lista de todo lo que esperamos recuperar de las colonias, en su mayoría son equipos y suministros de varios arsenales orbitales y en algunas lunas. Sabemos que no fueron atacados y que es posible recuperar una buena cantidad".

"¿Cómo saben eso?, ni siquiera nosotros sabemos si esos arsenales y almacenes están intactos". Helena miró con asombro a la capitana de la Macross y regreso su vista al listado en sus manos. Si los terrícolas podían recuperar aquellos suministros, muchos de sus problemas podrían ser resueltos; más importante, la posibilidad de evitar depender de la flota U.N. Spacy o de Galaxy era cierta, era posible.

"Hace un tiempo capturamos un par de naves Cylon".

No pasó ni un segundo, pero Cain se había levantado de su silla y entre preguntas, amenazas y un balbuceo constante, trataba de obtener respuesta de la joven frente a ella. No sabía que le había molestado más; que los terrícolas habían capturado una nave cylon o que Misa se lo hubiera ocultado.

La posibilidad de capturar una nave cylon, había pasado por su cabeza cientos de veces. La forma tan casual en la que Misa le había informado aquello, había hecho correr un escalofrío por su espalda. Una muestra de la tecnología de aquellas máquinas, sería de un valor incalculable para las fuerzas coloniales.

"¡Quiero esas naves!".

"Le enviaremos todos los datos que obtengamos, pero las naves ya son propiedad de la flota. Tenemos planes para ellas y muchos de los elementos a bordo". Hayase tomó otro sorbo de vino. "Haremos el anuncio del arribo de esas naves mañana por la mañana y estarán dentro de la formación para el medio día. La Presidenta Roslin está siendo informada en este momento y debo informarle que personal terrestre estará en esas naves, no quisiéramos un incidente de fuego amigo".

"Informaré a todos mis pilotos, puedes estar segura que nada ocurrirá. ¿Qué piensan hacer con esas naves?".

"Planeamos reconfigurar algunas cubiertas y agregar varios de nuestros sistemas. Pero es el Almirante Global quien tiene la idea general para su uso".

Helena se dejó caer sobre la silla, para una cena que había esperado tanto, las cosas no salían tan bien como había esperado.

ESPACIO PROFUNDO.

EBS-1C AURORA.

EN ALGÚN PUNTO DENTRO DEL ESPACIO CYLON.

(Pongan cuanta grosería en ruso sepan o busquen en internet)

Maks tenía más de dos horas de mal humor y las chicas en el puente de la Aurora ya habían escuchado nuevos insultos en ruso.

Habían pasado dos días merodeando en el espacio cylon. Se suponía que atacarían La Colonia a últimas horas de aquel día, pero todo se había ido al traste en cuestión de minutos. La posición en la que esperaban atacar la base cylon, era un pequeño sistema binario con sólo 3 planetas y tres cinturones de asteroides. El único problema fue el viejo amigo Murphy.

"¿Qué hacemos?" Anka miraba las pantallas en el puente de mando de la nave. Poderosas cámaras alrededor de la nave, ofrecían una vista casi en tiempo real de lo que pasaba.

"Quedarnos en silencio y esperar". Maks llevó sus manos a la barbilla mientras miraba y estudiaba la imagen. Por toda la Aurora, una sensación de miedo y desesperación se estaba esparciendo como fuego en un pastizal seco. Muchos de los tripulantes estaban en su primer despliegue y los pocos veteranos a bordo de la nave, hacían lo mejor que podían para no dejarlos derrumbarse.

La Aurora se cubría detrás de lo que en algún momento había sido una Nave Resurrección. En los alrededores, no menos de 20 Basestar flotaba en el vacío del espacio; por la cantidad de escombros en los alrededores seguramente eran más las naves destruidas.

A la proa de la nave terrícola, una danza macabra entre Riders, Regults y Nousjadeul-Ger iba de un lado a otro en medio de explosiones y colores de los disparos de ambos bandos. La Colonia Cylon había sido golpeada y se encontraba a la deriva, en medio de explosiones secundarias y con cuánta Basestar estuviera cerca, en un intento en vano de protegerla.

Lo que los cylons estuvieran tratando de rescatar de aquella enorme estación, debía valer la pena el enorme sacrificio que estaba haciendo. Pero aquello no era otra cosa que una matanza unilateral.

"¡Mantengan la posición!, no quiero que nos vean. En cuanto podamos, regresamos a la flota para informar sobre esto". Maks miro una de las pantallas en su estación de comando.

"Nadie va a ser feliz cuando sepan esto". Anka frunció el ceño al momento de que una de las Basestar estallara después de recibir una serie de disparos de un crucero Zentra. "Siempre pensamos que nos buscarían, nunca pensé que se acercaran tanto".

"Debieron captar señales coloniales y decidieron seguirlas. Nos salvó el hecho de que encontraran a los cylons y decidieron atacarlos. Nos va a dar tiempo de movernos".

"¡Señor!, si me permite. Si los zentran siguen el tipo de operación regular, una vez que destruyan por completo la colonia y las naves cercanas, procederán a su siguiente punto de búsqueda. Por lo que nos informa la señora Agathon. Es probable que por lo menos una Basestar salte y busque encontrarse con el resto de su flota, seguramente advertirles al resto. Sugiero que una vez salten y los zentran los sigan, busquemos todo lo que se pueda rescatar de los restos de estas naves".

"¿Razón?". Maks miró a su operadora de sensores, aquella chica que estaba expresando aquella idea,

"Tenemos un par de naves cylon capturadas, nos conviene tener repuestos, equipos y provisiones para ellas. Por los sensores puedo decirle que casi todas las naves perdieron su atmósfera y están abiertas al vacío. Podemos transmitir el programa de Sharon en caso de que los Riders o Centuriones aún estén activos y llevarnos lo más que podamos". Maks miró a Anka de reojo y aquella chica solo sonrió, confirmando a la joven en aquella estación.

"No creo que tarde mucho que todo esto acabe, envíen una sonda de comunicaciones, informa a la Macross de todo lo que paso y sobre el plan, que los veremos en el primer punto de salto una vez terminemos aquí". Maks dio un respiro antes de continuar con aquella orden. "Y diles, que tenemos compañía, un Código Orion".

Justo en ese momento otra Basestar estallaba y otras más saltaban al sistema, justo sobre las naves Zentran, lanzando cientos de misiles nucleares y a todos sus Raiders. La tripulación de la Tierra, imaginaba que en su momento, si alguien los hubiera visto en la Tierra mientras evacuaban, seguramente sintieron el vacío que ellos sentían en el estómago al ver aquella batalla. Era seguro que en casa, muchos iban a sentir lo mismo que ellos al recibir la noticia.

Los Zentraedis, aun los cazaban.

OOOOOOOOOkkkkkkk, si lo se pasaron meses, pero como algunos recordaran, abri mi negocio y no tuve tiempo de nada. Pero al fin les dejo otro capitulo.

Espero que les guste y me den ideas para mas adelante.

Y si, las cosas se van a poner fea en la flota antes de salto. Cuidense mucho y espero verlos pronto.