Dicen que uno sale de Guatemala para entrar en Guatepeor TT_TT
Me enfermé desde el viernes pasado y sigo mala de la garganta, tumbada en la cama sin poder escribir y odiando con ganas el sitio ff porque no guarda lo que escribo si lo hago desde el cel. Así que no pude escribir NADA estos días pasados que estuve encamada. Afortunadamente ya me siento relativamente mejor, cuando menos para sentarme al escritorio... En cuanto a lo demás, sigo en estudios... sniff...
Sigamos pues con esta historia de desahogo.
Disclaimer: You know the drill.
"Blessings"
Cuando le dijeron que tomara asiento afuera de la amplia sala de reuniones, Kaoru no esperó tener al General Himura sentado en el mismo sillón a poco menos de un metro de distancia el uno del otro. Su espalda se mantuvo recta, y su postura elegante no porque recordara y siguiera al pie de la letra las enseñanzas de su hermana Megumi, sino más por nerviosismo que otra cosa. Muy discretamente los dedos de sus manos apretaban la tela del vestido ahí donde descansaban en su regazo, mientras que su mirada se mantenía al frente, a donde las voces podían escucharse a través -y a pesar- de la gruesa madera de aquellas enormes puertas.
¡Debemos resolver esto ahora!
No esperé esto. Duque Kamiya, me temo que tendrá que explicarlo.
En realidad, su majestad, estoy tan sorprendido como usted.
¿Insinúas que el elemento de tu hija saltó de uno a otro por casualidad?
No me atrevería a hacer conjeturas cuando yo mismo no conozco la respuesta.
¿Y aún así la obligaste a presentarse?
No teníamos opción, su majestad sabe de la peculiaridad del clan Kamiya. Dado su nivel, y los testigos a su alrededor, no podíamos no pronunciarla.
Kaoru agurró el gesto y su rostro inevitablemente se agachó hasta quedar su mirada fija en algún punto distante del suelo, mientras incontables "¿¡Cómo se atreve?!" se escuchaban en el interior.
El General Himura, que permanecía igualmente sentado con la espalda recta, parecía hacer un gran esfuerzo por mantenerse sereno, más Kaoru podía sentir como de a poco el muchacho iba perdiendo la paciencia.
Pensar en esto la distrajo de la conversación de los mayores, al tiempo en que sentía una increíble necesidad de mirar a su compañero y analizarlo a deleite. Sabía que contrario a lo que los demás habían sentido instantes atrás, ella se había sentido genuinamente conmovida y atraída por el poder que el General poseía. Aquella oscuridad parecía querer abrazar su luz y danzar incansablemente hasta el final de los tiempos.
Y aquello la emocionaba sobre manera.
"Es tal y como mi padre dijo..." Pensó Kaoru para sí. "Su energía baila alrededor de la mía. Pero la diferencia de poder es evidente. Me pregunto cómo será su técnica con la espada."
Entendía, sin embargo, que había sido debido a esto que ahora los mayores tenían aquella discusión a puertas cerradas. Kaoru suspiró con algo de angustia; esperaba sinceramente que la apuesta de su padre saliese a su favor, de otro modo estarían en graves aprietos.
Un escalofrío la recorrió al recordar el ataque ocurrido tras su presentación.
Todo había ocurrido tal y como se lo había dicho su padre.
La gente a su alrededor estaban conmovidas por el espectáculo de luces que ella había hecho, estratégicamente una luz a base de fuego para evitar revelarse del todo. Sin embargo, mientras bailaba había sido capaz de sentir la contraparte de su elemento en aquel muchacho que su padre había elegido para ella. Por primera vez se había sentido totalmente aceptada, perteneciente a un lugar que era sólo suyo, y aquello la llevo a liberar parte de su luz.
Cuando el baile terminó, sin embargo, había caído en cuenta de lo que había hecho; por lo que terminó en el suelo en una elegante inclinación, como una flor que se abre al florecer.
Las voces comenzaron a bajar en volumen, porque sin el espectáculo era más fácil entender el contexto vivido, por lo que pronto esas mismas voces se convirtieron en susurros llenos de conjeturas y uno que otro señalamiento.
Kenshin sintió el deseo de brincar a defenderla Desenvainar su espada y retar a cualquiera que se atreviese a criticarla, por fortuna para él, la sensatez lo contuvo.
-¿Qué acabamos de ver? -Cuestionó Sanosuke, tan sorprendido como el resto de ver los nuevos colores en el traje de doncella Kamiya, los cuales hacían juego con los del general Himura.
Pero antes de que pudiera decirse algo en voz alta por voz de alguna de las autoridades de la nobleza presentes, el suelo retumbo con contenida fuerza, casi como si algo se moviese por debajo.
-¡Su majestad! -exclamaron varios guardias quienes saltaron a defender a su monarca y a sus dos herederos.
-Encárguense de la gente primero -les ordenó éste.
Kenshin al igual que el resto, saltó por encima de la mesa hacia el enorme espacio central donde se había llevado el baile, y los debutantes de usuarios elementales todavía se encontraban. Kaoru seguía, sin embargo, en su postura en el suelo, mirada agachada; la niña sabía lo que estaba por ocurrir.
Incontables espectros se deslizaron por el suelo entonces, cobrando las macabras formas de los monstruous del mismo infierno. Cada que un caballero golpeaba dicha silueta ésta por fin se dejaba ver materializándose y permitiendo con esto el que la guardia real pudiese combatir con ellos hasta destruirlos.
Hacía décadas que no había nacido un usuario de la luz, ya no digamos un elemental, y en el precario balance en el que se había sumergido el mundo, cualquier rayo de luz corría el riesgo de ser devorado por los espectros. No habían estado protegidos ni preparados para tal evento, y las salvaguardas poco habían ayudado cuando la puerta del mundo espiritual se abrió con la luz que Kaoru había hecho brillar.
Venían por ella, de eso no cabía duda, mas Kenshin no estaba dispuesto a permitir tal agravio en su presencia. Su espada se vio imbuida con su poder de oscuridad, éste al pertenecer al espectro de la noche era capaz de materializar y arrastrar a los demonios en contra de su voluntad. Un movimiento al frente y todos y cada uno de los espectros que se movían por el suelo fueron arrancados de un solo golpe.
El corazón de Kaoru latió con prisa, mas durante aquel ataque se había saltado un latido, uno, en el que su corazón había reconocido a su igual. Obedientemente permaneció en su postura a pesar de esto, pues intervenir únicamente agravaría las cosas.
"No debes revelarte como usuaria de la luz." Le había advertido su padre, así que se forzó a contener su ansiedad y su miedo.
Con rapidez la situación se vio controlada y pronto los espectros fueron eliminados. Los usuarios presentes, tanto de la nobleza como de la aristocracia, había tomado partido por igual para detener tal ataque, y ahora todos parecían poder darse un respiro.
-No...! -Lamentó el general echando a correr hacia el centro del salón donde permanecía Kaoru.
-¡Kenshin! -le advirtió Sano, quien había sentido también la energía de un último espectro.
El aludido obligó a salir al espectro con su poder, lamentablemente este ya se encontraba por debajo de la joven Kamiya, y sus múltiples extremidades se cernieron alrededor de ella hasta contenerla en una burbuja.
Kaoru respiró hondo y cerró los ojos, consciente de que si su padre se había equivocado, correría el riesgo de perder la vida.
-¡No puedes atacarlo mientras ella esté dentro! -Le advirtió Aoshi.
Mas Kenshin no parecía escucharle, sus ojos se había embestido en oro y toda su sangre cantaba un himno de guerra. El general corrió y saltó para liberar su siguiente ataque; mas de unos de los presentes se horrorizó mirando y temiendo el desenlace, otros se negaron a mirar. Mas los que permanecieron con la vista fija en tal escena pudieron presenciar algo parecido a un milagro.
-¡Aah! -gritó Kenshin al soltar el poder a través de la hoja de su espada.
Aquel poder tomó forma de una flama negra y ésta, al tocar aquella burbuja se convirtió en fuego escarlata con tintes amarillos y naranjas, para luego estallar en una flama azul que se aclaró hasta convertirse en luz.
Kaoru se reveló todavía sentada al suelo, en la misma reverencia al final de su baile, sana y salva.
Kenshin se puso de pie entonces, tan abruptamente que por un instante Kaoru casi ignora el que las puertas se abrieran. Se puso de pie tan rápidamente como pudo en aquél traje ceremonial, cuyos colores ahora hacían juego con los del general a su lado.
-Su majestad solicita su presencia -Informó el secretario del emperador.
Para sorpresa de Kaoru, el General Himura, Kenshin se dirigió a ella entonces y le ofreció su mano.
-¿Vamos? -le dijo.
Y ella apenas si asintió en medio de las cosquillas que sentía a flor de piel.
Dos días después se hizo el anuncio oficial de que el General Himura había sido bendecido por la diosa, misma que se había hecho presente durante la ceremonia de presentación de los nuevos usuarios elementales, a través de los cuales - Kaoru - había transmitido su bendición y deseo de conmemorar ella misma al heredero del Norte; ¿cómo si no aquella luz había despertado y abierto la puerta espiritual? Sin mencionar que su poder había sido invocado por el mismo Himura.
Debido a esto - y tras mucho debatir de la nobleza - se había acordado hacer honor a la diosa y devolver el título de duque que le correspondía al joven general por derecho de nacimiento; otorgándosele también de vuelta el ducado que antaño había sido de sus antepasados, y la promesa de su regreso en la nobleza.
Aunque, en realidad, todo había tenido que ver más con la conversación que el emperador sostuvo con la pequeña usuaria.
-Oí la voz de la diosa -Había dicho ella, y aunque había sido una instrucción de su padre, la realidad era que no mentía pues al final sí que había escuchado una voz guiándola a confiar en el general. -Ella desea que el Norte sea completamente restaurado.
El emperador arrugó el gesto.
-Si hago eso, corro el riesgo de que la tierra perezca por completo. Estoy seguro de que incluso en tu situación has oído los rumores y comprendes la naturaleza de su elemento.
Kenshin frunció el seño al escuchar aquello y sus manos se cerraron en puño. Kaoru sonrió con melancolía.
-Lo entiendo, su majestad. Por eso la bendición.
-¿Quieres decir que no fue para ti?
-Sólo soy la portadora, su majestad. Una simple mensajera.
Kaoru no se había declarado como una usuaria, su poder había quedado ambivalente debido a la intervención de la diosa, tendría que esperar dos años más antes de poder volver a pronunciarse.
-Majestad, ¿me permitirá entregar lo que se me ha sido confiado? -Presionó Kaoru, al no tener respuesta del emperador.
Este la miró largo y tendido, ponderando su opciones.
"Si el encargo es cierto, y entrega la bendición a Himura... Ah, ya veo lo que has hecho, viejo amigo." Concluyó al entender la treta de Koishijirou, "Jamás buscaste obtener mi permiso. Debería castigarte por esto." Pensó para sí dedicando una mirada furtiva al líder de los Kamiya. -Muy bien. Accedió al fin. -Himura.
Lo que sucedió después fue un pequeño momento en el que Kaoru entregó una última esfera de luz al General Himura, éste -hincado frente a ella- recibió en su pecho tal calor; sus ojos volvieron a brillar en oro por un breve instante.
El trato se había cerrado.
-Has jugado bien tus cartas, viejo amigo. -Le dijo el emperador al líder de los Kamiya una vez todo el evento hubo terminado.
-Le aseguro, majestad, que no tengo idea de lo que habla. -Aseguró el hombre.
Y ambos se despidieron entre risas.
...
Himura Kenshin ofreció sus respetos y su gratitud a la pequeña Kamiya Kaoru. Ésta le sonrió mientras evidentemente lo analizaba con la mirada, el pelirrojo se sintió nervioso por un instante; iba a señalar si ocurría algo con su apariencia cuando la niña lo dejó mucho más confundido que al principio.
-Así que tú eres mi futuro esposo. -Soltó ella.
-¿Oro? -Cuestionó.
Kaoru sonrió, se veía aliviada.
-Qué alivio. Eres rojo como tu nombre. -Dijo.
Y luego salió corriendo en dirección hacia donde su padre y su hermana se encontraban, todavía dentro del salón conversando con el príncipe heredero; dejando al General sin saber muy bien qué sentir.
-So -empezó Sanosuke quien se hizo presente entonces. -Ahora te gustan menores, eh!
...
Nadie supo decir qué ocurrió exactamente con el teniente Sagara, quien había aparecido nockeado en los jardines de palacio con evidentes señas de haber estado en lo que parecía haber sido un terrible incendio, si sus chamuscadas ropas eran signo de ésto.
A/N: ¿Hay alguien a quien todavia le interese leer el kenkao fic Innocence? ... I feel stuck and I need help!
