Disclaimer: Crepúsculo es de Stephenie Meyer, la historia de LyricalKris, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight belongs to Stephenie Meyer, this story is from LyricalKris, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic
Thank you for allowing me to translate your story into Spanish, Kristina!
Link de la historia original: www fanfiction net /s /13153064 /1 /The-Problematic-Nature-of-Soulmates
Antes
—Eso es, cariño. Ya casi se termina —murmuró Charlie Swan contra la oreja de su joven esposa, ignorando el agarre de acero que ella tenía en su mano—, solo unos segundos más, y habrás terminado. Nunca más tendrás que lidiar con esto.
Renée resopló, meciéndose de un lado a otro en la pelota de yoga.
—Entonces el próximo apestará aún peor —se quejó con un gemido. Ella suspiró y se derrumbó contra él, saliendo de esa contracción.
—Quizás. —Charlie besó su frente con ternura—. Pero el médico llamó al anestesiólogo. Estará aquí antes de que te des cuenta. Y luego Bella estará aquí.
Renée entrelazó sus dedos con los de él.
—Nuestra Bella —suspiró ella, más contenta esta vez, como si se concentrara en esa visión del futuro. Su bebé estaría en sus brazos muy pronto.
Charlie masajeó sus dedos, dejándola descansar. Su mente también se desplazó hacia su bebé. Su niña.
Iba a ser papá. Casi había renunciado a ese sueño, pero aquí estaba. Horas o minutos a partir de ahora, Isabella Marie Swan llegaría al mundo, un nuevo ser humano con una historia no contada.
Y con ella, las palabras que harían eco en las cabezas de Charlie y Renée.
Charlie no era del tipo que disfrutaba de las complicaciones. El enigma del alma gemela era la ruina de su existencia, un defecto en el diseño natural de la vida. ¿Qué clase de conocimiento inútil era para un padre saber las primeras palabras que el alma gemela de su hijo, solo la primera frase, le diría? En su línea de trabajo, había escuchado algunas tonterías. Qué se suponía que debía pensar si, por ejemplo, las primeras palabras del alma gemela de su hija para ella fueran: "Pareces una puta asquerosa que se merece lo que va a recibir".
Después de todo, Charlie sabía por experiencia que ser el alma gemela de alguien no lo convertía en una buena persona. Y aparte de eso, estaba el contexto. En una vida de posibilidades, ¿quién sabía el contexto en el que se pronunciarían las palabras?
Luego, estaba el otro miedo. Lo impensable.
¿Y si, cuando su hija viniera al mundo, Charlie no escuchara nada?
Hubo quienes vivieron una vida plena y feliz nunca destinados a encontrarse con sus almas gemelas. Nadie sabía la ciencia de esto, si un alma gemela cumplía o no algún propósito final en la vida de una persona, si estaban peor sin conocer a la elegida. Pero en esos casos, la mayoría de las veces, la persona estaba destinada a morir joven, si es que vivía en absoluto.
Su padre le había contado una vez del nacimiento de su hermana. Ella nació. Ella lloró. Pero cuando no escuchó las palabras haciendo eco en su cabeza, su padre supo el destino final de la pequeña. Efectivamente, un defecto de nacimiento se la llevó solo unos días después.
Renée respiró hondo y Charlie negó con la cabeza con fuerza. Con un gemido, Renée comenzó a mecerse sobre la pelota de nuevo, recostando la cabeza contra su cuello.
—No creo que pueda hacer esto.
—Claro que puedes, cariño. Eres tan fuerte. ¿Ves todo esto? ¿Crees que yo podría hacerlo? —se burló, haciendo un gran acto de ello—. Zarandear a un criminal, no hay problema. ¿Pero esto? De ninguna manera. Soy demasiado cobarde.
Renée hizo un ruido que sonó en parte como un resoplido y en parte como un gemido.
—Maldita sea. E iba a pedirte que lo hicieras por mí —murmuró en voz baja.
No era nada más que una ansiedad normal y ridícula plagando sus pensamientos, Charlie se consoló a sí mismo mientras calmaba a Renée. La bebé estaría bien. Su esposa estaría bien. Si algo iba a suceder, no había nada que hacer al respecto ahora. Su único trabajo en este momento era no mostrar lo nervioso que estaba y dejar que Renée apretara su mano.
Cuatro horas más tarde, su mano estaba sujeta debajo de la pierna de Renée, y él le estaba murmurando tonterías mientras ella gemía, larga y bajamente entre dientes, pujando, pujando, pujando. Era un caos silencioso, surrealista por lo fuerte que le latía el corazón.
—Ahí está la cabeza. —Hubo una ráfaga de movimiento allí abajo, y la asombrosa vista de una diminuta cabeza sobresaliendo del cuerpo de su esposa—. Puja una vez más —pidió el doctor.
Otra pujada y Bella nació en las manos del doctor. Estaba arrugada, roja y sucia; y justo cuando empezaba a gritar en protesta por haber sido traída al frío mundo, Charlie escuchó una frase resonando en el espacio entre sus oídos. Reverberó, resonando claro incluso sobre su bruma de confusión, asombro y alegría.
«¡Joder un pato!».
~Cuatro meses después~
—Esto no es una buena idea. —Charlie se pasó una mano por el cabello, paseando por el vestíbulo con su hija en brazos.
—Por favor, no empieces —amenazó Renée, con las manos en las caderas—. Es una hora. Una hora.
—Ella es demasiado joven. Podemos esperar…
—Charlie. Necesito salir de esta casa. Una hora sin un bebé. Eso es todo lo que quiero.
—Te dije. Deberías salir. Divertirte. —Charlie desenredó el diminuto puño de su hija de su camisa y se llevó la mano a los labios—. Yo me quedaré con Bella.
Renée entrecerró los ojos.
—Quiero una hora libre de bebés con mi esposo. ¿Te vas a olvidar de nosotros? ¿Solo somos padres ahora? Eso es todo lo que seré. La madre de Bella. Lo cual es genial. Me encanta ser la madre de Bella, pero tú eres el padre de Bella, el comisario de policía Swan y mi marido.
—¿Puedes por favor no exagerar? —Charlie suspiró—. ¿No podemos al menos conseguir a alguien más? Este chico tiene quince años.
—Y estará bien con la bebé durante una hora. Una. Hora.
—Es un delincuente.
Renée resopló.
—¿De verdad crees que cualquier chico que ya está en un pequeño problema, y no es que sea violento, Charlie, no exageres, va a ser descuidado con la bebé del comisario de policía? Probablemente esté más segura con él que con la mayoría de la gente. Jod… Por el amor de Dios, ella ni siquiera gatea. Estará bien. Mis hermanos me cuidaron todo el tiempo cuando yo tenía su edad, y ellos tenían trece y catorce años.
Entonces llamaron a la puerta. Charlie abrazó a su bebé con más fuerza. La idea había sonado tan bien en teoría. Ayudar a los jóvenes con problemas a encontrar el valor de ser trabajadores y dignos de confianza dándoles la responsabilidad que se merecen. Era trabajo pagado, quehaceres o tareas asignadas por miembros de la comunidad dispuestos a mostrarles a estos chicos que aún se podía confiar en ellos y que mantener esa confianza era más valioso que meterse en problemas.
Pero, maldita sea, ¿por qué siquiera accedió a esto? Existía una gran diferencia entre dejar que un chico cortara el césped y entregarle a su preciada hija. Claro, el chico venía con referencias. Había cuidado a los tres pequeños demonios del oficial Marks durante una tarde de juego, pero el Marks más joven tenía cuatro años, no cuatro meses.
Renée puso los ojos en blanco y se dirigió a la puerta. Sacudió un dedo hacia él antes de abrirla.
—Compórtate. Esto va a suceder.
La puerta se abrió para revelar a un adolescente, su cabello bronce demasiado largo para el gusto de Charlie, con una sonrisa arrogante que lo habría denotado como un problema si su hija hubiera sido una adolescente. Charlie lo odió al instante.
Ajeno a eso, el chico le ofreció la mano.
—¿Señor comisario? ¿Señora Swan? Soy Edward Cullen.
Buen hablador, este chico. Los vellos de Charlie se erizaron. Observó a Edward y fue recompensado cuando la sonrisa engreída del niño vaciló y dio el paso más pequeño hacia atrás.
Renée hizo un sonido de exasperación y dio un paso adelante.
—Hola, Edward. Muchas gracias por hacer esto. Eres un salvavidas.
Los ojos de Edward se detuvieron en Charlie unos instantes más, obviamente cautelosos, pero cuando finalmente miró a Renée, su sonrisa volvió.
—No hay problema. Me gustan los niños. Siempre estaba cargando a mi hermanita, Alice, todo el tiempo. Ella tiene dos años ahora. Prefiere correr.
—¿Ves? —Renée golpeó el costado de Charlie con su cadera—. Tiene experiencia.
Charlie gruñó. Bella arrulló y luego chilló, lanzándose hacia adelante en sus brazos, sus manos regordetas alcanzando al chico. La sonrisa de Edward se volvió enorme, y se estiró hacia ella. Charlie dio un paso atrás.
—Tengo preguntas.
—No. No, no las tienes. —Renée tomó a Bella, quien estaba vocalizando sus vehementes protestas por ser alejada de la nueva cara. Extraño. Por lo general, era muy tímida—. Toma, Edward. Ya nos vamos. Todo lo que necesitas…
Pero tan pronto como Renée colocó a la bebé que se retorcía en sus brazos, Edward, dando un paso adelante para recibirla, tropezó.
—Guau. —Tropezó hacia delante y, para horror de Charlie, la bebé empezó a caer.
Edward se lanzó hacia adelante, atrapando a Bella de nuevo antes de que pudiera caer.
—¡Joder un pato! —Miró directamente a los ojos de la bebé que se reía—. Eso estuvo cerca, ¿no?
Joder un pato.
Joder un pato.
Joder un pato.
—No. No. No va a suceder. No mientras yo pueda prevenirlo. —Charlie arrebató a su hija de los brazos de Edward.
—Comisario, yo… —comenzó Edward, pero Charlie lo agarró por el brazo y lo condujo en dirección a la puerta aún abierta.
—Vete. Te quiero fuera de mi casa.
—Pero…
—¡Afuera! —Charlie cerró la puerta detrás del chico. Sostuvo a su hija ahora llorando contra su pecho y señaló a Renée—. No va a suceder.
—¿De verdad crees que puedes discutir con el destino, Charlie? —preguntó Renée en voz baja, superando su propia sorpresa.
—Solo obsérvame.
Nota de la autora: Para aclarar, en este universo, cuando nace un niño, sus padres escuchan la primera palabra o frase que su alma gemela les dirá. Así que Charlie y Renée saben que la persona que diga las palabras mágicas, "Joder un pato", es el alma gemela de Bella.
Bueno, comenzamos con nueva traducción, tiene 24 capítulos y final feliz, pero tiene drama en el camino para alcanzar esa felicidad. Espero que les guste tanto como a mí, y que odien a Charlie tanto como yo :D ya saben que me encantan las tramas diferentes ;)
