Hola gente hermosa n.n
Estaba estudiando y no pude quitarme esta idea que llegó como aguja a mi cabeza, así que la escribí y la subí rápido para poder seguir en lo mío jajaj.
Disfruten...
ooo
Ella y Sasuke se casarían en junio.
Y estaba todo extrañamente listo. Habían escogido el lugar, habían mandado las invitaciones (¡los doce novatos estarían en la aldea!), se había elegido la comida, las flores, el estilo de decoración, la música y todos estaban muy emocionados. Excepto su suegra.
El primer traspié que tuvieron fue al momento de elegir el vestido. Al ser la boda del segundo hijo del líder del clan, la familia no escatimó en gastos y Mikoto, a regañadientes, insistió en que comprara en la tienda de bodas de Konoha. Cuando Ino la acompañó a escoger, pegó un grito cuando Sakura se decidió por el vestido más… insípido del lugar. Entre tantos vestidos de ensueño, la pelirrosa escogió un vestido simple de corte princesa, liso y largo que ya había fichado y reservado en el lugar.
El día en que fueron a pactar la compra, Mikoto las acompañó. Como matriarca del Clan Uchiha, debía supervisar que todo estuviese en orden y se acotaran las exigencias de la centenaria familia. Cuando la pelinegra se negó a aceptar el vestido por no verse a la altura de la celebración, Ino se unió a ella en intentar convencerla de cambiarlo, incluso cuando la matriarca no quería convencerla, sino dar la orden directa de desaprobación. Sakura perdió la paciencia ante la insistencia de Ino y la mirada inescrutable de su suegra.
—Esto no es modificable. Ya hice mi elección.
Ojos verdes y negros se miraron con desafío. Y ganaron los negros.
Sakura terminó comprando un vestido de corset con escote cuadrado y sin mangas, que dejaba su cuello y sus brazos leche al descubierto, con un largo que permitía que parte del dobladillo reposara en el suelo y con una modesta abertura desde el muslo hasta el final. El vestido en su totalidad tenía minuciosos detalles de encaje y acentuaba delicadamente su cintura. Encima del vestido, la acompañaba una capa de encaje semitransparente con capucha, que brindaba solemnidad y elegancia al producto final. Sakura le dio el punto a Mikoto e Ino. Se veía muy… digna. Un poco fuera de lugar, según ella misma, pero decidió no decir nada.
Y así como la matriarca Uchiha supervisó el vestido, también supervisó cada detalle de la boda. A vista y paciencia de su hijo y su furiosa prometida.
Fuera de todo el ajetreo y la lucha de intentar tener la ceremonia que ella quería contra la que su suegra decía que debía tener, la boda estuvo hermosa.
Antes de esta los hombres Uchiha ya la habían aceptado, Fugaku parecía no molestarle en absoluto que su hijo no se casara con alguien de clan (específicamente porque esa exigencia era más para Itachi como futuro líder) y que se casara por amor; Itachi se encargó de molestar a su otouto desde que se enteró que él y la pelirrosa eran novios hasta horas antes de la boda.
"Si tienes arrepentimiento siempre te puedes casar conmigo, Sakura-chan."
"Vaya Sakura-chan, no sabía que cocinabas tan delicioso. Me pregunto que otras cosas deliciosas haces…"
"Sakura-chan, mi otouto no está a tu altura. Es un amargado."
Después de la boda, Itachi dejó de molestar y comenzó a tratar a Sakura como una hermana.
Pero Mikoto era otra cosa. No es como si estuviera en contra de ella, solo que Sasuke era tan hermético con su vida que llevó a la pelirrosa una mínima cantidad de veces a casa, por lo que no tuvo ocasión de conocerla. Estuvieron años en una relación y cuando se comprometieron, ni Sasuke ni Sakura hizo el esfuerzo por intentar involucrarla en las tradiciones del clan o en la convivencia con su familia. A Mikoto eso no le gustaba.
Cuando Sasuke y Sakura volvieron de su luna de miel, en una cena que compartieron con la familia del pelinegro, comenzó una conversación que la joven describiría como peculiar.
—Nos hemos perdido tu cumpleaños, hijito, así que mañana haré del chocolate caliente especial.
Sasuke le brindó a su madre una sonrisa suave, casi infantil, que nunca le había visto poner. ¿Chocolate especial?
—No hiciste para mi cumpleaños, Kasan. —apuntó Itachi con un gesto dolido que parecía bastante fingido. —Ni la navidad pasada.
—Bueno, tú sabes que es muy complicado. —A Mikoto pareció iluminarsele el rostro en ese momento y se dirigió a la pelirosa a continuación. —Sabes, Sakura-chan, creo que es momento de que aprendas a hacer chocolate caliente.
Cuatro pares de ojos oscuros se voltearon a ver a la pelirosa con ¿expectativa? —Mmnh, ya sé hacer chocolate caliente, Mikoto-sama. —aclaró con voz baja y respetuosa.
La matriarca rió. —Oh, no, querida. No es cualquier chocolate caliente, es una receta Uchiha que tiene cientos de años. —replicó con amabilidad y ojos brillando de malicia —Todas las mujeres de la rama principal lo aprendieron a hacer. Aunque tú seas la primera de la rama que no es Uchiha, corresponde que también sepas hacerlo al llevar el apellido.
Por un momento se imaginó sirviendo del chocolate Uchiha a sus futuros hijos y viéndolos a todos poner esa sonrisa que Sasuke le dedicó a su madre minutos antes. Sakura pareció pensarlo y accedió rápidamente. Después de todo, ¿qué tanto daño haría aprender algo más sobre la familia de Sasuke?
—o—
Sakura estaba completamente arrepentida de la decisión que había tomado la noche anterior. Mikoto la había citado a las 9 am para procesar las semillas de cacao para hacer el chocolate de la familia desde la nada. Durante la mañana y parte de la tarde le explicó el procedimiento de seleccionar, limpiar, procesar, tostar, descascarillar y moler. Cada paso debía de tener un tiempo y proceso preciso, sin margen de equivocación. Y para eso, las mujeres Uchiha utilizaban su sharingan, por lo que estaba costándole un poco más de la cuenta...
Sakura se equivocó, no una, no dos, sino seis veces. Mientras Mikoto comenzaba a hacer el almuerzo, mandó a la pelirrosa a comprar más cacao a una tienda específica del distrito del clan, ya que después de tantos errores, las semillas se habían acabado. La joven se secó una solitaria lágrima de frustración cuando estuvo fuera de la casa patronal y camino enfadada a la tienda en cuestión. Después de agradecer a quien la atendió y retirarse Sakura volvió a pensar en esa sonrisa genuina que le había brindado Sasuke a su madre durante la cena de ayer al mencionar el chocolate y eso le dio la fuerza para sacar la determinación de kunoichi que venía cultivando durante tanto tiempo. Una tonta receta centenaria no le iba a ganar.
Cuando volvió a la casa principal, Mikoto había guardado todos los utensilios para la dulce preparación y se había dedicado de lleno a asar pescado y cortar verduras. Sakura alzó una ceja.
—Traje las semillas... ¿Dónde está el resto?
—Oh, Sakura-chan, no creo que debamos seguir. Quizás otro día, ¿sí?
La joven apretó los puños ante el tono condescendiente de la Uchiha. Ella era perfectamente capaz de hacer el estúpido chocolate y lo iba a hacer. Dejó la bolsa con semillas fuertemente en el mesón de la cocina en que Mikoto cortaba cebollín y la miró con decisión.
—Hemos estado todo el día en esto Mikoto-sama. No podemos parar ahora. —Ambas miradas se enfrentaron y esta vez ganaron los ojos verdes.
Mikoto suspiró. —Está bien, pero después de comer. Ayúdame cortando esto mientras hago el arroz. —Sakura expresó sorpresa en su rostro y luego le brindó una sonrisa tímida mientras obedecía.
Cocinaron y comieron en silencio y cuando Fugaku educadamente preguntó cómo iban con la receta, Sakura contestó que estaba avanzando bien, mirando a la matriarca casi desafiando a decir lo contrario.
Después de un té, retomaron con la misión "estupilate Uchiha", como Sakura amablemente lo había nombrado en su mente. Las primeras dos veces Sakura volvió a fallar. La primera porque se cortó la mezcla y la segunda porque no había quedado dulce.
Sakura se mordió el labio con lágrimas retenidas. No iba a llorar frente a Mikoto, por lo que a paso firme se fue a esconder al baño del primer piso y estalló. Odiaba cuando se sentía inútil y no era capaz de algo. En ese momento, la puerta se abrió con brusquedad y una ofuscada Uchiha apareció detrás.
—¡Eso no ha sido nada educa-! —se detuvo al ver a la pelirrosa en llanto —...do. Oh, Sakura, ¿qué sucede?
La muchacha sorbió sus mocos sin darle una mirada a la matriarca. —Es solo que… lamento mucho por Sasuke y por mis hijos no poder ser una Uchiha de verdad.
Hubo una pausa en su lloriqueo y luego retomó con más fuerza. Mikoto la miró por primera vez con compasión. Y también la logró ver por primera vez. Una muchacha determinada, fuerte, sensible y de buen corazón. Sintió entonces que había estado comportándose injustamente con ella, después de todo, ninguna conocía bien a la otra.
La matriarca activó su modo madre y limpió las lágrimas de la pelirrosa, quien no paraba de sollozar. Posó una mano en sus mejillas y le habló con un cariño genuino. —Ya eres una Uchiha de verdad, Sakura-chan. No solo porque ya llevas el apellido, sino porque mi hijo vio tus cualidades y decidió que eras una persona merecedora de ser parte de la familia.
Ojos irritados, mejillas hinchadas y su mano pasando bruscamente por su cara con intención de quitarse el exceso de humedad que no paraba de bajar por su rostro. Miró fijamente a la pelinegra frente a ella y le dio una sonrisa tímida. Mikoto tomó su mano y la guió de vuelta a la cocina. Esta vez le iba a enseñar apropiadamente la receta. Se había ganado su cariño y la estúpida receta Uchiha.
—o—
Sakura abrió los ojos con sobresalto. Con corazón acelerado y rostro confundido al soñar con una mujer que nunca había conocido en un sueño tan real, largo y detallista. Dio vuelta a ver su prometido. El Uchiha había despertado minutos atrás y se estaba dirigiendo al baño, en unas horas tendría una misión rutinaria y luego lo liberarían de misiones para enfocarse en la boda que se avecinaba.
—Sasuke-kun, —detuvo su andar— ¿cómo era tu madre?
La joven se mordió el labio. No era el mejor tema para empezar el día y por la sorpresa y posterior confusión en el rostro del pelinegro, supuso que quizás no era un tema en ningún momento del día. Sasuke era reacio a hablar de la masacre. El Uchiha volvió en sus pasos mientras hablaba —Era muy amable y tenía un temperamento un poco complicado. Era muy apegada a las reglas y al clan y adoraba cocinar para nosotros. Pero no recuerdo mucho de ella, la última vez que la vi tenía siete años —y sacó una foto de uno de los muebles de su casa, se la extendió a la Haruno que abrió los ojos con turbación.
—Sasuke-kun, se que podrías no creerme, pero acabo de tener el sueño más extraño…
¡Waaaaa! qué opinaron? déjenme un review!
También, me inspiré en un vestido hermoso que vi en pinterest cuyo pin es pin/604115737537146402/ si lo adjuntan en el buscador lo podrán ver.
Beso en la trompita y nos vemos en el SasuSaku / ItaSaku que estoy escribiendo: Insensatez y rebeldía.
