Pequeña introducción: Esta es la primera vez que publico un fanfic, por lo que estoy recién aprendiendo y mejorando como escritora, también advertir que no tengo mucha experiencia escribiendo relatos eróticos o similares, pero me esforcé en este relato y espero que lo disfruten tanto como yo disfrute el escribirlo. Chilumi es mi ship favorito en todo el juego y sentí la necesidad de escribir esta historia luego de ver muchos fanart que me inspiraron, si no te gusta el ship, sus personajes o el tipo de historia continúe leyendo bajo su propio riesgo.


Reencuentro

One shot

La rubia chica había decidido pasear por Liyue luego de haber terminado con sus misiones diarias en el gremio de aventureros, acabar con unos cuantos slimes, despejar algunas rutas de monstruos, etc. Tareas las cuales completaba con facilidad. Había vuelto hace poco de Inazuma, luego de todo lo vivido allá quería volver a un lugar más tranquilo y pintoresco. Pensó en ir a Mondstadt primero, pero viendo que Beido se ofreció a traerla de regreso, se decidió por quedarse unos días. Mondstadt sería por siempre el primer lugar que la acogió desde su despertar en Teyvat, pero Liyue había sabido también ganarse su corazón.

Teniendo toda la tarde libre decidió buscar a algún amigo para pasar el rato, pero todos se encontraban ocupados, incluso Paimon la había abandonado, se había ido con Xiangling que se estaba preparando para un concurso de chef en Inazuma y necesitaba a alguien que se atreviera a probar sus excéntricas nuevas recetas, el trabajo perfecto para ella.

Caminando por las tranquilas calles miró hacia los pisos superiores del lugar, el banco del reino del norte. Recordó que aún tenía la bolsa de monedas de Snezhnaya que había conseguido tras conocer a Teucer, el hermano menor de Tartaglia. Había pasado un tiempo desde la última vez que se encontraron. Después de lo ocurrido con Osial, Zhongli y la Signora, le fue difícil volver a confiar en Tartaglia. Las cosas estaban mejor que al principio, después de lo ocurrido con Teucer además de una que otra misión en la que la había ayudado. Poco a poco Lumine estaba aprendiendo como era la verdadera personalidad del fatui número once.

Tras meditarlo un poco decidió ir a cambiar las monedas por mora, era la perfecta excusa para saber sobre él y también podría conseguir dinero suficiente para no tener que regresar a Mondstadt a pie.

Ingresó al banco caminando hasta la recepción en donde depositó la bolsa de monedas y pidió cambiarlas por mora, luego de la transacción preguntó por el chico pelirrojo.

—El señor Tartaglia se encuentra en un viaje a Inazuma por el momento —dijo la recepcionista mientras le pasaba el mora.

—Ya veo, muchas gracias —respondió la viajera.

Salió del lugar, era una lástima que en el momento en que hubiera llegado a Liyue viajara a Inazuma, tal vez aun no era el momento del volverse a encontrar.

Fuera del banco sintió como si alguien la observara de lejos. Tras buscar a su alrededor vio como una sombra por encima de los edificios se escabullía rápidamente hacia la parte posterior.

Llevaba por su curiosidad escaló los edificios sin que nadie la notara, llegando hasta uno de los pisos cerrados al público. Miró a su alrededor, pero no notó nada extraño, hasta que por detrás de ella unos brazos la inmovilizaron con fuerza tapándole la boca y tomándola por la cintura.

—Shuu —susurró la persona para que guardara silencio—. Tranquila ojuo-chan —aflojando el agarre, pero rodeándole la cintura con ambos brazos.

"Ojuo-chan" resonó en la mente de Lumine, miró detrás de ella y observó como esa persona vestía como un fatui.

—¿Tartaglia? —dijo dubitativa.

—Me reconociste incluso con la máscara, vaya —rio el chico por lo bajo—. ¿Qué hacías en el banco de Snezhnaya?

—¿Primero podrías soltarme? —soltó con franqueza.

—¿Eh? Creí que te gustaba estar así, si quisieras que te soltara tienes la fuerza suficiente para separarte ¿No? —susurró con ironía cerca del odio de la rubia, un escalofrió recorrió su cuerpo.

—Si usara mi fuerza podría atraer la atención del resto y no quisiera dar explicaciones del porque estoy en un lugar así con un fatui —mintiendo claramente pues el chico no estaba ejerciendo fuerza en el agarre.

—Auch, ojuo-chan, te has vuelto más fría desde la última vez que nos vimos —volvió a reír—. En ese caso prefiero quedarme así un poco más. ¿Ahora vas a contestar?

—Vine a cambiar unas monedas que tenía por mora, nada más —contestó desviando la mirada, el estar en esa posición le era un poco incomodo, como si fuera un abrazo.

—¿Solo a eso? Recuerdo haber escuchado que preguntaste acerca de donde estaba. ¿Acaso querías verme? —su voz tenía un toque irónico y coqueto.

—Ja, solo quería pasar a saludar, no fue nada más que eso. ¿No se supone que estabas en Inazuma? ¿Qué haces aquí y vestido como uno de tus subordinados?

—Bueno, debía de estar partiendo a Inazuma para una misión especial, pero entonces me enteré por ahí que venias en camino a Liyue. El traje es solo para que el resto crea que ya partí, así que decidí posponer todo el viaje solo para verte ojuo-chan —al terminar deposito un suave beso en la oreja de la chica seguido de un leve soplido, haciendo que esta se sorprendiera y por la fuerza desasiera el agarre sobre ella.

El rostro de Lumine estaba ruborizado, pero ¿Cuál era la razón? ¿Los comentarios de él o solamente la sorpresa del beso?

"¿Desde cuándo tiene ese tipo de confianza conmigo?" pensó Lumine tocando la zona del beso.

—Creí que no podías soltarte sin llamar la atención, pero lo hiciste perfectamente, tal vez si querías seguir así —comentó de forma coqueta, apoyando su cuerpo contra la pared.

Tanto lo que dijera como lo que hiciera podría usarlo en su contra, tenía que ser más cautelosa al actuar frente a él, más aún si no había nadie a su alrededor. Aunque tenía la opción de irse, en el fondo le parecía algo entretenido.

—Escuche que querías verme nuevamente ¿aun quieres terminar esa batalla en la casa dorada? —cambió de tema para tomar la ventaja.

—Admito que esa ha sido una de las batallas más gratificantes que he tenido y que sería capaz de volver a tener en cuanto lo pidas, pero esa no es la razón por la que quería verte —hizo un gesto con la mano y el símbolo de su habilidad elemental se había formado en el cuerpo de Lumine, en cuanto chasqueó los dedos se convirtieron en cuerdas de elemento hydro que rodearon a Lumine dejándola atada si poder moverse.

—Desde ese día que has estado rondando por mi cabeza, ojuo-chan y no solo por eso. También escuche muchas de tus proezas en Inazuma, el cómo te enfrentaste al arconte electro y saliste vencedora. También el cómo acabaste con Signora. El escuchar todo eso hacía que mi sangre hirviera como nunca, quería una revancha contra ti para saber cuánto habías mejorado, moría por ganas de verte otra vez, pero ahora… —se acercó a la viajera lentamente quitándose la máscara mientras que ella intentaba zafarse de la trampa en la que había caído, pero con cada empuje se apretaban más contra su cuerpo.

—Este es un truco muy bajo hasta para ti Tartaglia —dijo con rencor la viajera, estaba usando el elemento electro todavía, por lo que, si hacía uso de él, terminaría conduciendo el ataque contra ella misma. Solo debía esperar una oportunidad para contraatacar.

—Cualquier ataque es válido en una batalla, deberías aprender a no confiarte tanto, tal vez esto te enseñe una o dos cosas —se acercó lentamente a la chica, se quitó uno de los guantes y con la llama de sus dedos recorrido el rostro de ella—. Viéndote más de cerca eres bastante atractiva Lumine—pasó su pulgar sobre sus labrio y bajó hasta su cuello—, verte así… me provocan ganas de saborearte —atacó su cuello con suaves besos hasta llegar a la clavícula.

La viajera estaba completamente desconcertada, esas suaves caricias en forma de besos se sentían de alguna forma bien, como si no quisiera detenerlo.

—Childe —susurró por lo bajo—. No… detente.

—Oh Lumine —se detuvo para mirarla a los ojos los cuales estaban impresionados, era la primera vez que alguien decía su nombre de esa manera—. Creo que, aunque quisiera detenerme no podría hacerlo y tampoco veo mucha confianza en tus palabras... ¿De verdad quieres que me detenga? —pasó una mano por detrás de ella y la llevó contra la pared procurando que no chocara con esta, se acercó a su labios y se detuvo a la mínima distancia antes que ambos se tocaran.

El fatui le levantó el rostro logrando chocar ambas miradas, notando la confusión en ella.

—Tus ojos brillan como el oro ¿lo sabías? —sonrió levemente y comenzó a besar sus mejillas con suavidad hasta llegar a su cuello donde la sintió tensarse levemente.

La miró nuevamente esperando encontrar una expresión de oposición, pero su rostro se veía encantador, con sus mejillas levemente rosas, sus labios semi abiertos y su mirada un tanto ¿deseosa?

—¿Puedo besarte? —susurró cerca de su oído acercando ambos cuerpos—. Si no respondes lo tomaré como un sí.

Acercó nuevamente sus labios a los de ella y espero un momento, solo escuchando silencio de su parte. Esbozó una leve sonrisa, besándola suavemente.

Lumine abrió los ojos con sorpresa al sentir sus suaves y cálidos labios contra los de ella. Un extraño sentimiento le recorrido por la espalda hasta llegar a su rostro y un hormigueo se creaba en la boca de su estómago.

Se separó por un instante y la volvió a besar, ejerciendo más fuerza esta vez. Su deseo iba en aumento.

Perpleja, cerró los ojos sin saber que pensar mientras sentía los labios del fatui sobre los de ella.

Las manos de Tartaglia comenzaron a moverse por encima de su vestido tocando la parte superior de sus muslos. Un leve gemido que se le escapó le permitió al fatui ingresar a su boca con su lengua y comenzar a atacarla con mayor fuerza acercando más su cuerpo con el de ella provocando que otro suspiro se le escapara.

Lumine dejo de resistirse al beso dejándose llevar, le correspondió besándolo con fuerza en respuesta. Provocando una inmensa alegría en el pelirrojo, besándola esta vez sin restricciones.

En sus bocas ambas lenguas luchaban por obtener más del otro con una intensidad nueva para ambos, luchando por regular sus respiraciones. El roce de ambos cuerpos provocaba una descarga eléctrica en ellos. El calor de sus cuerpo aumentaba con fervor, junto al color enrojecido de sus rostros.

Sus besos continuaron volviéndose más apasionados hasta que se separaron para poder recuperar el aliento. Jadeando, el sentir el aliento del otro tan cerca solo les hacía desearse más.

Los ojos de Lumine brillaban con expectativa, aun si no estaba pensando con claridad, mientras que los Childe eran claramente de lujuria observando como su cuerpo subía y bajaba recuperando el aliento.

Atacó su cuello nuevamente, entre besos, chupetones y lamidas logró que la chica volviera a soltar otro suave gemido.

—¿Puedo hacer una marca aquí? —preguntó el fatui mientras le removía su bufanda.

—No… alguien podría verla… —aquella ronda de besos la había dejado sin fuerza.

—Siempre usas esto, nadie más que tú y yo sabrá que está ahí —dicho eso procedió a dejar un chupetón en su cuello con fuerza.

"¿Por qué sigo aquí? ¿Por qué no lo detengo?" se preguntaba la aventurera mientras intentaba recuperar el aliento. De alguna forma, el ambiente que se había formado no le permitía pensar con claridad, parte de ella estaba avergonzada por dejarse atrapar así, pero esa misma situación lo hacía todo más disfrutable para ella. Era un conflicto el cual no parecía mostrar un vencedor.

Volvió a besarla ferozmente. Sus lenguas se retorcían en la boca el otro, danzando, buscando cada vez más y más. Apegaron más sus cuerpos hasta rozarse con fuerza. Las manos del fatui recorrieron desde el muslo, pasando por su cadera, su cintura ascendiendo por la espalda hasta llegar al cierre de su vestido y comenzó a bajarlo.

—Childe, no —intentó separarse para poder hablar—. Estamos en público.

—Tu única objeción es que estamos en público. Mmm, eso es muy interesante ojou-chan —se burló de las prioridades de la aventurera—. Tranquila, este piso es usado por el banco y la única llave para abrir esa puerta la tengo en mi poder, además estamos en el lado de atrás del edificio, a no ser que hagamos mucho ruido, nadie debería molestarnos por el momento.

Comenzó a besar y lamer su cuello de forma intermitente jadeando contra ella ante su lívido que iba en crecimiento, al mismo tiempo sus manos viajaban por su cuerpo, rozando sus pechos, hasta parar en sus muslos. La tomó y levantó con una mano mientras que con la otra la fijaba hacia su cuerpo y descendió por la pared hasta quedar sentados, quedando la rubia sobre él.

—¿Alguna otra preocupación antes de continuar? —quiso asegurarse antes el pelirrojo.

Con solo esas palabras su mente se aclaró por unos instantes. "Antes de continuar" "¿Acaso planeaba llegar hasta el final con toda la situación?". Debía oponerse a toda costa, no era el tipo de persona que haría algo así, mucho menos con un chico como él y en un lugar público, pero algo dentro de ella le pedía llegar a más. No podía negar que la situación le excitaba de alguna manera. Miró con atención las facciones de Childe, sus profundos ojos azules le recordaban a la inmensidad del mar, podía ahogarse fácilmente en ellos, junto a sus finas facciones, tenerlo así de cerca le hacía apreciar lo atractivo que era. Pero ¿era eso suficiente? No hace mucho habían peleado en una feroz batalla, no solo eso, había puesto a la ciudad de Liyue en peligro, aunque estuvo planeado por Zhongli desde el principio. No podía confiar en él, era poco lo que le conocía, entonces. ¿Por qué todo ese razonamiento no servía contra sus instintos? ¿Por qué su corazón latía tan agitado y el ardor de su cuerpo no se desvanecía? ¿Realmente estaba atrapada por él, o solo era una excusa para seguir en esa situación de desventaja? De alguna manera el que Tartaglia pusiera dominio sobre ella se sentía excitante. La aventurera que era capaz de oponerse a los mismos dioses… realmente era difícil encontrar una situación en donde no se sintiera en control y definitivamente él era una de ellas.

—¿Podrías soltarme? —dijo casi como un ruego. Aunque no estaba segura de que eran todas esas sensaciones que la embriagaban, prefirió dejarse llevar por su propio libido.

El fatui quedó sorprendido ante ese cambio de actitud y maravillado al mismo tiempo. Tenía el control sobre ella. No podía negar que había fantaseado en más de una ocasión con tenerla entre su cuerpo, pero no esperaba que alguna vez realmente fuera a pasar algo más allá entre ellos.

Deshizo su habilidad elemental soltándola por completo y la volvió a besar con pasión, Lumine le correspondió con la misma intensidad, rodeándole el cuello con sus brazos acercándose más a él y desordenando su pelo.

Lumine enterraba sus dedos en el suave cabello del fatui mientras el recorría el cuerpo de la chica en busca de sus lados más sensibles.

Tartaglia terminó de bajar el cierre de su vestido por completo descubriendo su parte superior, el pecho de la chica estaba cubierto por un sostén delgado negro que resaltaba el color de su piel. Besó el cuello de la chica mientras desataba el nudo de su sostén quedando descubierta por completo. Lumine en un acto por impulso se cubrió el frente, estaba dispuesta a más pero no era una situación a la que estuviera acostumbrada.

El fatui rio para sí mismo, tomó ambas muñecas de la viajera y la subió por sobre su cabeza. Miró fijamente el busto de la chica mientras se mordía el labio inferior. Eran redondos y erguidos, se veían tan suaves y apetecibles que casi no podía controlar el impulso de apoderarse de ellos.

—Lumine —colocó su cabeza en su pecho—, cada lado que veo de ti me vuelve más loco, realmente eres de otro mundo —soltó contra su piel.

Levantó la cabeza comenzando por besar y lamer su cuello mientras que con su mano libre comenzaba a acariciar uno de los pechos de la chica. Lo apretó con fuerza al principio, luego fue intercalando entre fuerza y suavidad, subiéndolo y bajándolo hasta tocar solo su pezón. Con movimiento circulares en la punta hacía que se endureciera con facilidad. Todo sin dejar de besar su cuello, desde el lóbulo de la oreja hasta su hombro donde la mordió con suavidad ante el éxtasis que comenzaba a volverlo loco.

Lumine no pudo evitar soltar algunos gemidos ante esas caricias. Cerró los ojos dejándose llevar por el placer que sentía.

—Recuerda no hacer mucho ruido o alguien podría oírte y no quisiera que alguien más pudiera verte así.

La viajera solo aceptó con la cabeza sin decir nada, el fatui soltó sus manos y las colocó detrás de su cabeza donde estaban antes, mientras la besaba y tocaba de la misma forma el otro pecho. Su otra mano descendió hasta debajo de su vestido, llegando hasta la entrepierna de la chica. Tocó levemente por encima de su ropa interior y sintió lo húmeda que estaba.

—Ya estas bastante húmeda ¿Tanto te excita estar así? —le susurró Childe al oído mientras comenzaba a mover su mano con lentitud por encima de la tela.

—Ahhh —gimió esta vez con más intensidad que antes, era una emoción completamente nueva para ella, pero tan gratificante. Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo—. Tar… taglia —se veía interrumpida su voz por los espasmos que sentía al ser estimulada con los besos y caricias que le propiciaba el chico—. No estoy segura… de esto.

—Entonces haré que estés segura de que esto es lo que quieres.

Aplicando más fuerza en su zona, recorría de extremo a extremo. Colocó su pulgar en donde sintió su clítoris masajeándolo en forma circular y con sus otros dedos siguió deslizándose hacia abajo.

Un nuevo gemido más fuerte que el anterior salió de su boca, se le dificultaba mantenerse en silencio.

—Esto me molesta —chasqueó molesto con la lengua refiriéndose a las capas de tela que llevaba puesta la viajera.

Dejó de estimularla, llevó sus manos hacia el pantalón petti y lo jaló de ambos extremos. Lumine viendo lo que quería hacer, levantó su cuerpo para facilitarlo. El fatui se alejó del cuerpo de la chica hasta lograr quitarle por completo la ropa interior. Una vez logrado, abrió las piernas de ella, la tomó por los glúteos levantándola para quedar en la misma posición que antes.

—Ahora si puedo continuar —dijo el chico mientras succionaba con fuerza los labios de la chica mordiéndole el labio inferior.

Antes de continuar procuró quitarse el otro guante, y continúo estimulándola, esta vez de forma directa.

Pudo sentir lo húmeda que ya estaba pese a llevar poco tiempo ahí. Se aseguró de masajear su clítoris, intercambiando entre movimientos ascendentes, descendentes y circulares. Con su mano seguía jugueteando en el pezón de la chica sin dejar de besarla con pasión.

Besos que la rubia no siempre podía seguir, pues el placer que se esparcía por su cuerpo no le permitía enfocarse, sintiendo como su cuerpo temblaba por los espasmos causados. Una ola de calor invadía su cuerpo. Su interior se contraía por el placer. Era una sensación intoxicante, que no conocía.

Tartaglia tomó un momento para observar cada gesto que hacía, como entrecerraba los ojos, como se mordía los labios para contener sus gemidos. Las manos de la chica pasaban de aferrarse a su cabellera a clavarse levemente en sus hombros.

"Si hubiera escogido un lugar privado no tendría que callar esos hermosos gemidos" se lamentó en fatui.

El líquido que brotaba desde su zona iba en aumento, los espasmos de la chica iban siendo más seguidos y duraderos.

—Childe —susurró entre gemidos la aventurera mirándolo de reojo.

Aquello sin duda hizo que aquel bulto en sus pantalones se endureciera todavía más, comenzado a molestarle sin poder soportarlo.

—Lumine —soltó con dulzura en los labios de la chica.

—¡Ah! —gimió más fuerte que antes al sentir como se introducía un dedo.

Se aferró al fatui con fuerza por lo hombros. Sentía como suavemente deslizaba un dedo en su estrecha cavidad, sintiendo un espasmo cada que avanzaba, un embriagador éxtasis le recorría el cuerpo. Su cuerpo se tensaba, el calor en su zona aumentaba. Un hormigueo que comenzaba en la parte baja de su estómago y viajaba hasta sus extremidades.

Sus gemidos aumentaron en la medida que sentía como se movía a través de ella, su clítoris erecto seguía siendo estimulado. Ante esa nueva avalancha de placer que le invadía, sus piernas comenzaron a temblar. Sentía como su interior se estrechaba alrededor del dedo de él. Sus espasmos fueron aumentando y su vista se nublaba, se sentía tan bien que quería expresarlo en más gemidos, pero los ahogo en la chaqueta del chico mientras acercaba más ambos cuerpos.

—Lumine, levanta la cabeza —pidió el pelirrojo.

A duras penas logró hacerlo.

Entonces el fatui la besó rápido y profundo arrebatándole el aliento, para luego besar y lamer desde su cuello hasta llegar al pecho que no estaba siendo estimulado. Primero succionándolo luego lamiendo el pezón desde la base hasta la punta girando la punta de su lengua alrededor.

La aventurera se llevó ambas manos a la boca para ahogar su voz, entonces el fatui aprovecho de introducir un segundo dedo.

Estaba siendo estimulada en tres lugares a la vez, sentía como le hervía la sangre a más no poder, sus piernas se empapaban del líquido que de ella provenía, clavó sus uñas en la chaqueta nuevamente. No pudiendo evitarlo, varios gemidos salieron de su boca. Su vista se iba nublando, sus espasmos recorrían todo su cuerpo, su respiración se entrecortaba.

—Ah, ah, ah —aquel sonido era un placer extra para el fatui. —Tar...taglia.

El chico la miró a los ojos sin detenerse, notando que estaba llegando al clímax.

Desde su interior una gran cantidad de líquido salió de forma abrupta, antes de que gimiera, Tartaglia la besó frenéticamente ahogando ese gemido en un beso, la aventurera no pudo hacer más que ahogar ese último sonido contra sus labios. Al terminar respiró agitadamente intentando recuperar el aliento. Se sentía agotada, como si toda su energía hubiese sido drenada. Su mente estaba adormecida, tanto que no le importaba estar semi desnuda y completamente mojada.

—No estuvo mal ¿verdad? —dijo Childe mientras sostenía su cara y rozaba sus labios con su pulgar. Levantó su mano que estuvo ocupada, en gran parte cubierta por un líquido transparente—. Al parecer fue demasiada estimulación —comenzó a lamer cada dedo desde la base hasta la punta mientras observaba como la chica hacía lo posible por recuperarse—. Eres dulce. ¿Quieres probar?

Se acercó a ella y la besó con menos fuerza que antes, para seguir disfrutando debía permitir que recuperara sus fuerzas.

—Tienes razón… soy dulce —dijo la rubia relamiendo los labios del chico sosteniendo una mirada que pedía más.

—Oh, parece que ya estas lista para más —sin recibir una respuesta, reacomodó sus cuerpos, desabrochó sus pantalones sacando su abultado pene erecto y posicionó a la viajera justo sobre él, el primer contacto hizo que una pequeña electricidad recorriera ambos cuerpos. Comenzó a ingresar su miembro de forma lenta, observando a detalle cada gesto en el rostro y cuerpo de la chica para grabarlo en su mente, sin duda sería una imagen que repetiría por bastante tiempo.

Se sentía estrecho y muy húmedo. Con una sensación de calor que solo le hacía querer arremeterla cuanto antes sin parar. Había estado aguantándose bastante todo ese tiempo.

Era más grueso que los dedos que había usado antes, estaba claro, pero su excitación había crecido demasiado. Quería más, más de él, más del placer que estaba recibiendo. Su sexo palpitaba fuertemente, su cuerpo temblaba, se sentía molesto aun así no le importaba. Esperaba ansiosa que estuviera dentro de ella.

Cuando estuvo por completo adentro ambos se dedicaron una mirada profunda mientras jadeaban lentamente. Tartaglia acomodó el cuerpo de Lumine para poder moverlo con más facilidad.

Lumine movió hacia atrás el cabello del fatui mirándolo con ternura, notando un extraño brillo en sus ojos que parecía no haber visto antes.

—¿Lumine? —preguntó desconcertado.

—Creo que podría acostumbrarme a verte así —acercándose a su cuello comenzando a besarlo, provocando leves gruñidos por parte del él—. Tartaglia —susurró en su oído con dulzura.

—Ajax.

La rubia lo miró extrañada.

—Mi verdadero nombre era Ajax —atrapó su boca en un beso desesperado—. Quería que lo supieras.

Tomó un poco de fuerza y comenzó a moverla de arriba hacia abajo. Se besaron con intensidad durante el acto. La viajera intentaba poner fuerza en sus brazos para hacer que los movimientos fuera más rápidos y profundos intentando coordinar sus movimientos. Sus respiraciones se hicieron más agitadas y sus gemidos se hacían más difíciles de silenciar, al punto en que no podían besarse pues necesitaban grandes cantidades de aire para mantenerse.

—Ajax…Ajax… más… más —pedía la rubia dejándose llevar por el momento reclinándose hacia atrás.

—Permite… un momento —dijo entre jadeos el pelirrojo. El hecho que usara su verdadero nombre lo calentaba todavía más.

Se detuvo un momento, tomando a la viajera con ambas manos, logró levantarla hasta quedar de pie contra la pared.

—Tendrás que sostenerte con fuerza —se reacomodó y continuó con el acto, con más vehemencia que antes. Lumine se sujetó con fuerza del cuello de este y con las piernas rodeo con fuerza la cintura del fatui, permitiéndole mayor movilidad dentro de ella.

Sus embestidas pronto comenzaron a profundizarse, su cadera golpeaba sus muslos con ímpetu.

Un sonido húmedo y pegajoso junto a los jadeos del fatui y los gemidos de la aventurera llenaban el lugar.

Lumine sentía como sus paredes se contraían rítmicamente alrededor de su pene con fuerza. Una ola de placer le recorría hasta la punta de los pies, logrando que todo su cuerpo vibrara. Aferrándose más al fatui para conseguir aumentar esa satisfacción.

Lograron mantener un buen ritmo que les hacía llenarse de placer a ambos, Lumine aún trabajaba en que sus gemidos no fueran a llamar la atención de alguien, pero esa idea por su mente volvía todo más apasionante, sin duda alguna estaba descubriendo cosas nuevas sobre ella ese día.

—Lumine… no creo poder continuar… —dijo entre jadeos el fatui, mientras aumentaba el ritmo. Sentía como su miembro se contraía junto a las paredes de la viajera y vibraba desde adentro.

—Yo tampoco… estoy en mi… limite… —respondió a duras penas la chica. Su mente estaba obnubilada, tanto que no controlaba sus gemidos. Todo lo que estaba sintiendo le gustaba, dolía, quería más y a la vez que parara, todo al mismo tiempo.

Ambos temblaban, gemían y sollozaban. El mundo entero había desaparecido dejándolos solos.

Llegando nuevamente a su clímax, mordió el hombro del fatui ahogando sus sonidos al tiempo que traía con fuerza sobre su cuerpo.

Tartaglia también había llegado, estallando dentro de la chica, habiendo agotado casi toda su energía.

—No me quedan… más fuerzas —bajó rápidamente el cuerpo de ambos hasta volver a la posición anterior, su respiración era más agitada incluso que la vez que ambos se habían enfrentado, tal vez si su lucha hubiera sido de esa forma, las cosas habrían acabado de forma distinta.

Childe se apoyó en el hombro de la aventurera, quien intentando también controlar su cansancio, le acarició el cabello mientras su mente volvía a ella. Acababa de tener sexo con quien en su momento fue su mayor enemigo, sin duda un giro inesperado en su aventura. Luego de todo lo sucedido agradeció que Paimon no estuviera con ella como siempre.

En esa posición una idea cruzó su mente, despejó el cuello del fatui y lo marcó con un chupetón, igual que él había hecho con ella, sería problema del cómo ocultarlo.

—Ojuo-chan eres una persona vengativa, jaja —rio al notar lo que había hecho.

—Solo es una pequeña venganza, también un recuerdo para que te lleves a Inazuma.

—Si me lo pides, podría quedarme un poco más —levantó el rostro para mirarla a los ojos.

—No es necesario, puedo ir a Inazuma en cualquier momento.

Tartaglia quedó impresionado por sus palabras.

—Lumine ¿Estas consciente de lo que significan tus palabras? —la rodeó con sus brazos la cintura y la acerco hacia él—. Si nos encontraos en Inazuma… ¿te gustaría repetir esto? —depositó suaves besos en su cuello.

—Al menos en una habitación privada no necesitaría mantenerme tan en silencio —incluso la viajera estaba sorprendida por la manera en que soltaba esas palabras, se acercó al oído de fatui y susurró—. Podría al menos repetir tu nombre cuanto quisiera sin miedo a que nos escuchen.

Childe se sonrojo levemente ¿significaba eso que podrían llegar más allá en su relación? Solo el tiempo podría decidirlo.

—Entonces es una promesa —levantó su meñique—, una promesa de meñique —sonrió alegremente.

Al ver su cambio de actitud, Lumine descubrió que había mucho por conocer del chico que tenía al frente. Levantó su meñique agarrando el de él. Cuando se volvieran a ver en Inazuma buscarían una forma de repetir aquel momento, pero en condiciones más cómodas.

Habiendo descansado lo suficiente, la aventurera comenzó a vestirse y arreglarse.

—Déjame ayudarte —dijo el fatui mientras amarraba su sostén no sin antes depositar un besó en su espalda.

—¿Aun no tienes suficiente? —se burló la aventurera subiendo su vestido.

—Imposible tener suficiente de ti —le guiño un ojo.

Al cavo de un momento terminaron de arreglar sus ropas.

—¿Tienes que hacer algo en especial esta tarde? —preguntó como si nada el pelirrojo.

—Tengo que ir a buscar a Paimon que esta con Xiangling. Tal vez coma ahí también.

—Oh cierto, no me había percatado que esa hada parlante no estaba contigo. Tal vez me pase por ahí más tarde. Por el momento seguiré ocultándome hasta la noche.

—Entonces es una despedida.

—Pero seguramente nos veremos pronto en Inazuma —acorraló nuevamente a la chica junto a la pared para depositar un suave beso en sus labios que fue fácilmente correspondido—. Ya espero que llegue ese día, hasta ese entonces.

Lumine sonrió para sí misma.

Antes de que el pudiera separarse, lo tomo de sus ropas y lo tiró hacia ella besándolo nuevamente. Pasando sus manos desde su pecho hasta detrás de su cuello, el fatui correspondiéndole se apoyó con una mano en la pared y con la otra acariciaba el rostro de ella.

Se besaron y acariciaron levemente por unos minutos más. Hasta que ambos decidieron separarse.


Miró hacia abajo para asegurarse que nadie la viera cuando bajara. Pasó por detrás de unos edificios y se mezcló con naturalidad entre las personas que paseaban por la calle. Creía que actuar como si nada hubiera pasado le sería difícil, pero de alguna manera se sentía bastante natural.

—¡Lumine! —se acercaba Paimon volando con rapidez hacia ella—. ¿Se puede saber en dónde estabas? Te estuve buscando por todas partes —dijo molesta pataleando al aire.

—A bueno… solo fui de aventuras fuera de Liyue ¿Para qué me buscabas? —intentaba mantenerse serena ante la pregunta tan repentina.

—Fuiste de aventuras sin mí ¡hump! —se molestó aún más Paimon.

—Perdóname Paimon, te comprare un pastelillo luego de esto, sí.

—Paimon te perdona, pero es porque tiene un buen corazón. Te buscaba porque Xiangling quiere que pruebes una nueva receta que hizo especialmente para ti, pero por más que pregunte a la gente nadie conocía tu paradero, incluso fui a preguntarle a Zhongli ya que el… podría tiene ciertas habilidades.

—Aunque mis poderes no son lo mismo que antes, aún poseo bastante de mi poder original —irrumpió en la conversación el ex arconte geo que llegaba recién.

Por un momento el corazón de la aventurera se detuvo por completo y una ventisca helada la cógelo de pies a cabeza.

—Pero aun así no pudiste saber dónde estaba —reclamó Paimon mientras se agitaba en el aire.

—Algunas cosas están fuera de mi jurisdicción —se excusó el mayor.

—Bien vamos, no perdamos más el tiempo —dijo Paimon comenzando a volar hacia el restaurante.

Zhongli se acercó a la viajera, posó sus manos en su bufanda y la acomodó un poco más arriba de donde estaba, ocultando la marca que había dejado Tartaglia momentos antes.

—Debieran ser más cautelosos al momento de elegir un lugar —susurró el ex arconte cerca del oído de la aventurera dejándola perpleja.

—Vamos, apresúrense —gritó Paimon a lo lejos agitando su mano.

Sin importan que, no se podía subestimar el poder que tuvieran los arcontes, incluso si pierden su gnosis. Algo para tener en cuenta cuando volviera a pisar Inazuma.

Fin.