Dia 1 de la Mishiro Week 2023
Quise borrarlo mas veces de lo que quise publicarlo, pero se logró. LET'S GOOOOOOOO
Tres, dos, uno
por Chemicalfairy
El portazo casi me pega en la nariz. Puedo escuchar al resto del grupo cotilleando y riendo al otro lado del muro y entonces, resignado, me giro a encarar lo que sea que me espera por los siguientes siete minutos.
—¿Nervioso, Koushiro-kun? —Mimi pregunta en ese tono burlón que usa conmigo desde que volvió de los Estados Unidos.
—¿Debería? —Y yo he aprendido que lo mejor es seguirle el juego.
Puedo notar que la sonrisa de Mimi tembló por un microsegundo pero rápidamente recuperó la compostura. Automáticamente entrecierro los ojos y mi mente empieza a enumerar el sin fin de posibles teorías de su seriedad momentánea.
Mimi solo sube los hombros y se sienta sobre una de las diversas cajas llenas de quien sabe que cosas que abarrotan el pequeño armario de la habitación de Takeru.
—¿Crees que alguien de verdad haya aprovechado el punto del juego? —pregunta con voz queda y sin mirarme directamente, pareciera que encuentra más interesantes las paredes deslavadas de este desván.
En realidad no estoy muy seguro como terminamos jugando esto o quien fue el que propuso que giráramos la botella y nos encerráramos con quien fuese que la boquilla apuntara. No voy a negar que no fue divertido ser espectador: los primeros en pasar fueron Hikari y Ken (para horror de Daikuke), los segundos fueron Sora y Jyou y después le siguieron Takeru y Miyako.
Sin embargo, ahora Mimi y yo eramos los cuartos en participar. Fue de hecho ella quien hizo girar la botella mientras yo solo observaba como se iba deteniendo poco a poco: Yamato, Daisuke, Taichi… y luego yo.
Siete minutos juntos, todo vale, bueno, todo lo que sea consensuado vale.
—Tal vez Tai lo haga cuando le toque pasar a él —le respondo mientras escaneo donde sentarme también—. De los demás, no sé, no puedo estar seguro.
—¿Ni de nosotros?
—... ¿Quieres?
Está demasiado oscuro como para saber con certeza si las mejillas de Mimi se han encendido con mi propuesta, pero por alguna razón, puedo sentirlo. Es como si de pronto la temperatura ambiental de aquel armario hubiera aumentado un par de grados. Sin embargo, de nuevo solo sube los hombros mientras desvía su mirada al techo, de donde cuelga el foco que a duras penas nos alumbra (¿de qué sirve una lámpara a punto de fundirse?).
Me parece lo más extraño que le he visto hacer jamás a Mimi y refuerza mi idea de que es la persona más enigmática que conozco. Con los demás siempre puedo reconocer cuando hablan en sarcasmo o en broma. Con ella… me es totalmente imposible saber cuando está solo jugando, cuando está hablando enserio o cuando esta intentando estirar la liga para ver que puede lograr hacerme hacer.
A Mimi le encanta poner a prueba a sus amigos.
Pero debo aceptar que me gusta ser parte de sus juegos pues, que no pueda leerla hace que mi curiosidad sobre ella aumente cada vez más y he aprendido que la única manera de conocer algo es experimentando con ello.
—Bueno, hay que matar el tiempo de alguna manera, Koushiro-kun. A mi no me importaría.
—A mi tampoco.
Casi no logro decir aquello sin que me tiemble la voz pues por supuesto que me importa. Mimi es mi amiga, ha sido mi amiga por años y me agrada pasar tiempo con ella. Me agrada cuando pasa a visitarme a la oficina para llevarme golosinas y refrescos, cuando caminamos juntos a casa después de las clases y que a veces me pregunte como funciona el código en el que estoy trabajando mientras se agacha para ver la pantalla de la computadora.
—¿Koushiro?
Me he perdido en mis pensamientos lo suficiente para no darme cuenta que Mimi se ha puesto de pie nuevamente y se ha acercado a mi. Bueno, mas bien, no hay demasiado espacio en este armario como para poder estar de pie sin estar a centímetros del otro.
—¿Te pondrías más nervioso si te confieso que este sería mi primer beso? —me pregunta mientras alisa algunas arrugas de mi camisa con sus manos largas y delgadas.
—No… estaría seguro de creerte.
—¿Por qué no?
Se que contestar aquello con lo primero que se me viene a la cabeza solo puede asegurarme un buen pisotón antes de que ella salga furiosa de esta cabina: Porque eres coqueta y hermosa. Porque no se que sucedió contigo todos aquellos años en que estuviste fuera de Japón. Porque…
—Porque no entiendo por qué querrías tener tu primer beso conmigo.
Mimi me sonríe, no en su clásica manera seductora, sino más bien dulce y un poco apenada. Sus dedos ahora parece que están contando los botones de mi camisa.
—Porque el primer beso de una chica debe ser especial y no con cualquier persona. Claro, me hubiera gustado que el lugar fuera diferente a un closet con un severo problema de humedad, pero…
—¿Conmigo sería especial? —pregunto, interrumpiéndola sin querer, pero es que necesito tener toda la información.
—¿Es qué no te has dado cuenta?
Siento que el procesador de mi cerebro acaba de quemarse. Intento forzarlo a trabajar, a recordar los últimos meses, a tratar de identificar si de verdad había pistas que yo hubiese tenido que encontrar pero por primera vez mi mente se niega a cooperar. Pareciera que lo único que puedo hacer es contemplar el rostro de mi amiga.
Veo los ojos color avellana de Mimi buscar los míos y, en el brillo que emanan, puedo saber que esta siendo sincera... o eso creo.
—Deja de pensar, Koushiro-kun
Y así lo hago. No le doy más vueltas al asunto. Lo único que puedo pensar hacer es deslizar mis manos por sus mejillas para atraer su rostro al mío y finalmente acortar la distancia. De lo primero que me doy cuenta es que sus labios saben a miel, como mi cereal favorito.
Es un beso corto, aunque más profundo que un simple roce. De lo que no estoy seguro es de porqué me he quedado sin aliento, como si hubiese terminado de correr una carrera.
—Mmmm. Nada mal —canta ella, aun tiene los ojos cerrados—. Koushiro, ¿cuánto tiempo nos queda?
Reviso mi reloj digital de inmediato.
—Tres minutos, Mimi
Tres.
Me jala del cuello para volver a unir nuestros labios. Coloca mis manos en su cintura para después anclar sus brazos alrededor de mi cuello y asi profundizar más nuestros besos.
Dos.
Piso algo tirado en el suelo y perdemos el equilibrio. Caemos sobre la caja donde Mimi estaba sentada y descubrimos que esta llena de viejos cartuchos de videojuegos. Pero incluso en medio de la caída, Mimi no permite que nos detengamos.
Uno.
Tocan a la puerta, anunciando que nuestros siete minutos están llegando a su fin. Mimi y yo nos separamos lentamente, tratando de recuperar el aliento, riendo timidamente y acomodando nuestra ropa desordenada y cabello despeinado.Cero.
~•~
—Ya déjalos. Es tu turno, hermano —Hikari le entrega la botella a Tai, quien no ha parado de interrogarnos desde que salimos del armario.
—¡¿De qué sirve todo esto si no van a soltar los detalles jugosos?! Que sepan que entrar ahí no es para perder el tiempo y matarle las cucarachas a Takeru.
Apenas Taichi terminó de decir aquello, la botella se detuvo, apuntando a su siguiente víctima:
—Están dementes si creen que me voy a encerrar con él —dijo Yamato antes de salir huyendo de la habitación.
