NO ENTRES EN EL BOSQUE
01.- Ruidos en la oscuridad
.
Kagome permanecía recostada en el mullido futón de la estancia que habían conseguido para descansar esta noche. Aun con los ojos cerrados advertía la suavidad de la tela y el reconfortante aroma a limpio. Se sentía bien descansar en un sitio así, después de tantos días de dormir en el suelo casi desnudo de un Sengoku otoñal. Sus pensamientos de duermevela se vieron interrumpidos por un lamento agónico que le dolió en el pecho.
¿De dónde provenía?
Se recogió sobre sí misma y abrió los ojos con cautela. Se encontró ante una profunda oscuridad que sólo se veía interrumpida por una tenue luz más allá de la silueta de los árboles fuera de la estancia.
