RECORDATORIO: LOS SIGUIENTES PERSONAJES PERTENECEN EXCLUSIVAMENTE AL UNIVERSO DE ENTRE TUS GARRAS. PARA CONOCER A VARIOS DE ELLOS A PROFUNDIDAD, RECOMENDAMOS LEER "ENTRE TUS GARRAS" Y "ENTRE TUS BRAZOS".


CAPITULO 1

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No sabía cómo sentirse al respecto. Quizás destrozado, u traicionado. Pero sí percibía el gran dolor en su pecho y vacío producto de la noticia que le acababan de dar.

Casarse. Debía casarse, y con un completo desconocido. Bueno, ya no ahora que le dijeron su nombre y sí había oído algo sobre el tipo. Pero no era el asunto. Él no deseaba hacerlo, apenas tenía 19 años, no comprendía el por qué ella le hacía esto.

Comenzó toda aquella mañana. Siempre iba al pueblo a buscar ingredientes para preparar panecillos. Su mejor amigo era cocinero y le había enseñado algunas recetas que realizaba en casa. Sus favoritos eran panecillos con leche condensada y té frío, preferiblemente de durazno. O en la noche los acompañaba con leche tibia. Justo cuando volvía, su madre le informó que iba a ser unido en matrimonio con un completo desconocido para él. La boda se realizaría pronto, por lo que debía estar preparado.

Y Michelle no estaba preparado, nunca. Dejó las compras y salió furioso y decepcionado a su habitación, ni siquiera quiso bajar a cenar.

Angie, la madre de Michelle, llegó al cuarto de su hijo, entrando sin tocar sabiendo que de antemano le iban a decir que no. Dejó la bandeja en escritorio del menor, tranquilamente se sentó en la silla giratoria del menor.

—Hijo..., sé que estás molesto por esta decisión tan repentina pero debes entender que es por tu propio bien.

Acostado boca abajo, Michelle no se giró a verla.

—Esas son mentiras. Lo sabes. Estás engañándote y quieres engañarme a mí...

Angie suspiró. —Nuestra relación no ha sido exactamente hojuelas sobre miel estos años, pero siempre he pensado en lo mejor para ti y este matrimonio es algo que tengo que hacer. El joven Wilson será un esposo adecuado para ti.

—Mi primera decisión de dejarte con Klaus para que te criara fue acertada. Nunca me hubiera perdonado si hubieras terminado trabajando en un burdel como yo. Y como están las cosas, prefiero verte casado que muriendo de hambre en las calles. —La mujer de ojos amarillos y cabello negro ondulado era firme en su decisión.

—Entonces con eso significa que no confías en que pueda salir adelante por mis propias capacidades, de forma digna. —Su voz destilaba amargura—. Sal de mi habitación.

Ella se levantó de la silla, sus movimientos sinuosos y atrayentes sin realmente proponérselo, simplemente ya era algo natural en ella. —Como tu madre, sigo siendo responsable de ti hasta tu mayoría de edad, aunque eso te caiga como un golpe al hígado. Mañana iremos a cenar con los Wilson, te quiero aseado y arreglado.

El joven no dijo nada; tomó su almohada y la colocó sobre su cabeza en un intento de acallar el sonido de su voz, clara señal de haberla oído. En su fuero interno deseaba que su papá estuviera ahí.

La morena salió del cuarto sin decir nada más, caminando por el pasillo lamentó que Michelle no quisiera entender la urgencia de este proceder. Ella tan sólo quería lo mejor para el chico y sabía que con su estilo de vida no lo lograría. Era mejor si se casaba con alguien de buen status social. Ciertamente no esperaba que Michelle fuera un manso corderito, después de todo había heredado parte de su carácter y tozudez, pero con un poco de ayuda seguro que lograría grandes cosas.

Quizás con el tiempo la pareja pudiera enamorarse.

—Quizás...

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Mientras, en un pent-house, Zachary Wilson prácticamente echaba espuma por la boca, habiendo regresado hace poco de un viaje de negocios muy lucrativo se enteró de que lo habían comprometido sin su consentimiento, ¡con un niño!

—¡Por todos los cielos! —exclamó por enésima vez—. ¡Un crío de 19 años! ¿En qué demonios estaba pensando mi madre al proponer semejante barbarie?

—En lo que es mejor para ti y tu futuro. Ya es momento de que sientes cabeza —dijo la mujer entrando por la puerta. Alta, de rubia cabellera y ojos azules, llevaba las ropas más finas que solo la alta clase podía costear—. Y esto ya es una rabieta. Hasta tu hermano lo aceptaría con más madurez, Zachary.

—¡Christopher es un viejo calenturiento que se acuesta con todo lo que se mueve! —rezongó el joven rubio de ojos azules igual que su madre. Christopher en cambio salió como su padre, cabello negro azabache y ojos de un hermoso verde—. Yo tengo más principios que él.

—Uy, me ofendes hermanito. —Se burló el hermano mayor que estaba cómodamente tirado en uno de los grandes sillones de cuero negro.

—¡No me voy a casar! —Volvió a decir ignorando a Christopher.

—¿Ah, no? —La mujer avanzó hacia su hijo, tendiendo la mano—. Dame las llaves de tu auto, tus tarjetas de crédito, también las llaves de tus apartamentos. Y creo que puedes irte despidiendo de ver tu nombre en el testamento de tu padre.

Eso espantó bastante a Zach —¿Qué... ? No puedes hacer eso. —Logró decir entrando un poco en pánico. Miró a Christopher desesperado—. ¡Ella no puede hacer eso!

—De hecho, sí puede —respondió Chris, divertido con la rabieta de su hermano. Zach lo taladró con la mirada, sus ojos prácticamente gritando "traidor".

—¿Sabes qué? No me importa. Tengo muchos contactos y puedo hacer mi propia compañía, no necesito esto.

—¿Seguro? Si te desheredan serías un paria. Ningún empresario sería tan estúpido para ir en contra del apellido Wilson —apuntó Chris, eso no era una mentira—. Tu imagen estaría tan dañada a los ojos del público que nadie querría hacer negocios contigo.

—Abre los ojos, Zachary. Date cuenta de lo mucho que obtendrías estando ya casado —continuó su madre—. Michelle es un joven agradable y dulce, por lo que he oído. Sin mencionar que es hijo del ilustre pintor Klaus Wolfhart. Tu prestigio aumentaría al ser unido en matrimonio con él. Es una alianza que no puedes desperdiciar —sentenció con firmeza.

—Si es tan importante, ¿por qué no sacrificaste a Christopher en vez de a mí? Él estaría contentísimo de tener a ese niño en su cama. —Chris no se molestó en contestar la pulla.

—A Christopher también le llegará, de eso tenlo por seguro. —Le envió una mirada al pelinegro—. Sin embargo, Michelle es completamente adecuado para ti, Zachary. No se hable más del asunto. Mañana mismo vendrán a una cena, así que quiero... , no, exijo que estés presentable y seas amable con él y su madre. Ambos. —Les señaló a los dos.

Zach se tragó su furia, aunque en su gesto se notaba lo inconforme que estaba. —Bien. —Pasó al lado de su madre dando un fuerte portazo cuando llegó a su cuarto. Chris se reía de lo divertido que resultaba su hermano.

—Es un malcriado.

La mujer suspiró.

—Espero que en serio se comporte. Más adelante me lo agradecerá.

—Tengo curiosidad, madre. —Por muy relajada que la actitud de Christopher fuera, le habían enseñado desde pequeño a tener respeto por sus progenitores, a veces se daba la libertad de ser un poco más abierto con su madre pero su padre, Tyrone Wilson... era otro tema—. Nunca antes habías considerado la posibilidad de casar a Zach, tal vez a mí pero ¿Zach?

—Ya lo dije, es tiempo de que vaya formando una familia. Eso no quiere decir que estarás libre de eso, Christopher. —Alzó una rubia ceja—. Los años pasan, y ustedes no se dignan siquiera de darle a su madre un nieto.

—Soy feliz con mi vida de soltero —respondió el pelinegro—. Cumplo con mi trabajo, puedo ir a convenciones de videojuegos, tengo a quien quiera para satisfacerme. Sería una pena arruinar todo eso por un matrimonio de conveniencia.

—No digas que no si no lo has probado —indicó—. Ya te presentaré a un jovencito, hijo de un gran científico. Estoy segura de que te encantará.

—¡Mamá! —Se quejó Chris—. No quiero a un nerd. Por lo menos busca a alguien divertido.

La mujer solo sonrió, esa clase de sonrisa que nunca auguraba nada bueno, y le dio un par de palmaditas en la mejilla.

—Córtate esa barba, cariño, no querrás espantar a tu futuro cuñado con esa chiva que traes. —Ella alisó su falda—. La apariencia siempre es importante.

—Entonces no tendría nada de divertido. —Volvió a estirarse en el sofá, tomando su tablet de la mesa de centro—. La barba es parte de mi identidad.

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Zach se la pasó lanzando pestes en su cuarto. Damián, su amigo y compañero de negocios, llegó más tarde para visitarlo enterándose de la boda.

—¡No quiero casarme! Y lo peor es que si me niego, me desheredan. No quiero que me deshereden, he trabajado mucho en la compañía Wilson para mandar todo ese esfuerzo por el desagüe —dramatizó dejándose caer en la mullida alfombre de su habitación—. Es tan injusto.

—En verdad tu madre es muy extremista. —Damián se recostó cómodamente en la cama—. Bueno, bien puedes hacerlo, dejar pasar un tiempo hasta que ella se calme y luego divorciarte alegando diferencias irreconciliables. Ella no podrá negarse si tu futuro consorte y tú se llevan mal.

—¡Eso es! —Zach se levantó de la alfombra con renovado entusiasmo—. ¡Eres un genio! —Se tiró a la cama con Damián—. Seré completamente desagradable con él, obligaré a ese niño a pedirme el divorcio. No es mi culpa si es él quien lo pide.

—¿En serio lo harás? —Se notaba algo sorprendido—. Si ni siquiera lo conoces. Hasta podría ser agradable. Después de todo, tu madre tiene buen gusto.

—Damián, entiéndeme. No quiero estar atado a un berrinchudo niño snob de 19 años.

—Te comprendo, amigo, pero al menos sácale provecho ¿no? No vas a sacrificarte en eso por nada.

Eso detuvo la pequeña alegría de Zach. ¿Acaso Damián estaba insinuando lo que creía que insinuaba?

—¿Quieres que tenga sexo con él? —Su tono se elevó un poco, alterado con el mero pensamiento de eso.

—¿Qué tiene de malo? Serían esposos.

—Sigue siendo un niño —¿Qué acaso nadie lo entendía?—. Probablemente ni siquiera sepa lo que es el sexo. Siempre me he alejado de los vírgenes como la peste. Se quejan demasiado.

—Uf, no sabes de lo que te pierdes. —Damián sonrió—. En fin, entonces le harás la vida imposible al chico.

—Ese es el plan. —Asintió satisfecho de sí mismo.

Damián suspiró.

—Suerte con eso, amigo.

Luego de eso, obviamente su madre siguió molestando a Zachary con lo que debe y no hacer durante la cena del día siguiente.

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En casa de Michelle, tuvo la suerte de que Angie no fuera tan insistente. Pero sí tuvo que obedecer a pesar de no querer asistir a la comida. Si bien no vistió sus mejores ropas, sí usó algo adecuado. Él no tenía que impresionar a nadie que le interesara. Angie tampoco hizo hincapié en la ropa, no estaba preocupada, aunque el chico lo odiara había sacado muchas cosas de ella, el castaño lucía bien con la mayoría de las cosas que se ponía y eso actuaba a su favor.

Un chofer los estaba esperando para llevarlos al pent-house de los Wilson. Más que un pent-house, parecía una mini mansión en las alturas pues el apartamento como tal consistía en dos grandes plantas con muchos espacios abiertos y grandes ventanales, con un gusto sobrio pero con el típico toque femenino aquí y allá.

El único consejo que Angie le dio a Michelle fue: "Sé tú mismo".

Ambos fueron recibidos por Samantha, la madre de Zach y Chris, y ambos hombres con ella. La mujer traía esta vez un vestido sencillo pero adecuado a la ocasión.

Saludó amistosamente a Angie y luego a Michelle.

—Es un gusto por fin conocerte oficialmente, Michelle. Angie me ha hablado mucho de ti.

Michelle apenas sonrió. Intentaba esforzarse, Samantha parecía alguien simpática, no veía justo ser grosero con ella cuando estaba siendo amable y menos en venganza al compromiso.

—Gracias por recibirnos en su hogar, señ–

—Samantha. Solo Samantha —La cortó ella—. Señora me hace sentir vieja. Ven, te presentaré a mis hijos. —Colocándose entre Michelle y Angie, se volvió a los otros hombres—. Él es Christopher, el mayor. Y Zachary, mi hijo menor y... tu prometido —añadió con una sonrisa.

Michelle había saludado al pelinegro con un asentimiento, pero al conocer finalmente con quién iba a casarse, no pudo ejercer nada, observando al tal Zachary. Ambos hermanos eran igual de atractivos que la madre, pero le había costado un poco apartar la mirada de Zachary. Se esforzó en asentirle en saludo también. Su madre dijo que fuera él mismo, así que no espere el tal Zachary que le saludara efusivamente o mucho menos.

Angie saludó a Samantha con una suave sonrisa encantadora, internamente agradecía que ella hubiera aceptado el pequeño trato que le hizo hace unos días apenas.

Christopher no tuvo inconveniente de saludar con una enorme sonrisa enmarcada por su barba negra. Miró a los recién llegados dándole una evaluadora mirada a ambos. Angie con esos ojos tan amarillos como los de un gato tenía una mirada que el pelinegro podría clasificar como ardiente, con gusto podría clasificarla como una mujer "MILF". Cuando pasó a Michelle simplemente quedó encantado, prácticamente tenía escrito en el cuerpo "cómeme". Siendo sincero, él no se iba a resistir a ese bocado.

Zach, por otra parte, le costó bastante disimular. Obviamente no estaba feliz con la situación así que su sonrisa salió un poco rígida en comparación a la de su hermano.

—Pasen, pasen. —Samantha les pidió con un gesto que avanzarán al salón—. Charlaremos un rato para que los chicos se conozcan antes de pasar a la cena.

Entraron a un salón amplio y cómodo, Michelle no miró mucho. Ya sabía que todo en ellos era lujos y demás. Se sentó junto a su madre en un sillón de dos plazas mientras que Samantha ocupaba uno de tres.

—Dinos, Michelle, ¿estudias algo ahora?

—Estoy terminando mis clases de enfermería.

—¿Enfermería? —curioseó Chris, sentándose al lado izquierdo de su madre y Zachary en la otra—. He oído que es toda una aventura el área de emergencias.

—No suena como una verdadera carrera —murmuro Zach con un tono rígido, casi profesional.

—Solo busco con ella ayudar a los que la necesitan, toda profesión lo es si es para el beneficio de la humanidad.

—Por supuesto, cariño. —Samantha le dio un codazo fuerte a Zachary—. Es una profesión muy noble y hermosa. E imagino que un poco dura.

Michelle se alzó de hombros.

—Toda carrera requiere sus sacrificios. A mí no me molesta.

—Palabra cierta. ¿Tienes alguna anécdota interesante? Una que incluya mucha sangre, ¿tal vez? —preguntó Chris recibiendo una mirada de advertencia de su madre. A ella no le gustaba que hablara de esos tópicos tan escabrosos, y menos frente a invitados.

—Pues, aún ejerzo el puesto de ayudante de enfermería así que no he estado involucrado en operaciones, pero sí en extracciones de objetos —dijo pensativo, llevándose un dedo al mentón—. La primera vez fue porque un hombre se había tragado una llave inglesa... El cómo llegó a su estómago fue un misterio para mí.

—Oh, dios. Pobre hombre —lamentó Samantha.

—Suena fascinante —halagó el hermano mayor. Zach, en cambio, bufó discretamente completamente aburrido con la conversación.

Poco después llegó Tyrone Wilson, jefe de familia. Chris era casi una copia al carbón de Tyrone, las únicas diferencias entre ellos eran la tupida barba de Chris, el señor Tyrone mantenía su rostro bien afeitado; y sus ojos, mientras que los de Chris tenían un aire amistoso con un toque salvaje, los de Tyrone eran murallas de piedra, su severa mirada podría hacer encogerse al hombre más valiente.

Nuevamente las presentaciones fueron hechas, Samantha aprovechó ese momento para arrastrar discretamente a Zachary a su recámara.

—¿Y ahora qué? —rezongó el menor.

—¿Qué pasa contigo? Te dije claramente que fueras amable con Michelle. No por ser tú prometido, no por ser tu futuro consorte, sino por ser un joven que vino a visitarnos. —Ella se veía realmente molesta—. ¿No puedes hacer un esfuerzo, Zachary Jared Wilson?

—Estoy haciendo un esfuerzo, mamá —refutó el rubio cruzándose de brazos—. Y mi pensar sobre su elección de carrera fue sincero, no me parece que sea algo bueno a futuro, un enfermero no es lo mismo que un doctor.

—Pero es lo que le gusta, no puedes cambiar eso. Sea por una u otra razón que haya escogido enfermería. ¿Vas a cuestionar cada cosa que haga? —Alzó un dedo hacia él—. Escúchame bien, Zachary, si me llego a enterar de que no eres amable con Michelle, vas a saber quién soy yo realmente. Ultima vez que te lo digo.

Zachary rodó los ojos, visiblemente irritado con la conversación. Esa noche iba de mal en peor. Estando a punto de salir de la habitación, su madre le detuvo. —¿Ahora qué? —Miró al cielo pidiendo paciencia.

Ella le dio un zape.

—Cuida ese tono, joven. —Fue a su cómoda, de donde sacó, de un joyero, una sortija antigua de plata y diamante que guardó en una cajita—. Esto perteneció a tu abuela, luego me lo dio a mí. Ahora lo tendrás tú, para dárselo a Michelle. Anunciarás el compromiso, lo harás oficial para ir haciendo los preparativos. Y lo harás antes de la cena—. Se lo tendió.

Zachary abrió los ojos, impactado. Logró recomponerse frunciendo el ceño para nada de acuerdo. —¡No le voy a dar a ese caza fortunas una reliquia familiar como esa!

—¡Zachary Wilson! ¿Cómo osas hablar así del hijo de Wolfhart? ¿En qué fue lo que quedamos el otro día? ¿Debo recordártelo, acaso?

—¡Hombre que murió hace no mucho! —puntualizó el menor—. Por lo que sabemos, el crío podría estar en la bancarrota y sólo busca no quedar en la calle. Sólo quiere dinero. —¡Sí! Eso exactamente debía ser, se dijo a sí mismo por tan brillante argumento—. ¿Acaso no viste como vino vestido? Dice lástima por todas partes.

—Michelle es un joven humilde ante todo, y no necesita de nuestro dinero para solventarse, aunque ese no es nuestro asunto —desdeñó—. No voy a repetirlo, Zachary, por todos los cielos. Sé un hombre y acepta tu compromiso de una vez. Este no es momento para discutir. Toma y dásela.

Para ese momento Zach realmente estaba haciendo crujir sus dientes, de mala gana tomó la cajita que le extendía Samantha y se la guardó en el bolsillo. Para cuando ellos volvieron a la sala, Tyrone apenas estaba anunciando la cena para alivio del menor de los Wilson.

Guiando a los invitados por la casa, llegaron al comedor, un lugar decorado con un toque moderno, la mesa de madera junto a los agradables sillones de comedor en color turquesa le daban un ambiente acogedor, la araña de cristal le daba ese toque luminoso impactante. Los dos cabezas de familia se sentados en la punta de la mesa. Tyrone en el lado derecho y Samantha en el izquierdo. Angie fue colocada al lado derecho de la rubia y Zachary al izquierdo —para mantenerlo controlado—. Christopher estaba al lado derecho de su padre —junto a Angie—, y Michelle fue ubicado al lado izquierdo de Tyrone de modo que quedaba junto a Zachary para que pudieran "conocerse".

Pero Michelle apenas mostró algún interés por Zachary. Christopher y Samantha, incluso el mismo Tyrone, le hacían sentir más cómodo que el rubio. Los comentarios que hacía Christopher varias veces le hicieron sonreír y, en una ocasión durante la cena, sonrojar. Michelle se preguntó varias veces por qué no le habían emparejado con Chris en vez de Zach.

Luego de la cena volvieron al salón donde al rato, Zachary hizo la petición formal de mano, y para Michelle no le pasó desapercibido la rigidez con la que lo hacía, como la de un hombre siendo obligado. Al menos tenían algo en común y era eso: estar siendo obligado a un matrimonio sin sentido. A Michelle le sorprendió bastante la sortija, era demasiado valiosa y mucho estuvo a punto de rechazarla de no ser por la mirada de su madre. Finalmente lo aceptó, y empezaron a concretar la fecha de la ceremonia. Sería una reunión sencilla, casi privada, con un par de invitados y un periodista por parte de Samantha para que distribuyera la noticia.

Angie no era tonta, notaba la rigidez y amargura con la que Zach miraba a su hijo. Internamente preguntándose si realmente esa fue la mejor decisión, con un suspiro pensó que ya no había vuelta atrás, sólo quedaba esperar lo mejor.

Samantha muy risueña insistió en dejar a la nueva pareja a solas para que pudieran hablar. Zach recibió una mirada de advertencia de su madre mientras que su padre alzó una de sus negras cejas como diciendo "No la cagues".

Zach y Michelle estaban en lados opuestos de la habitación dándose la espalda. Con un gesto amargo, se fue al mini-bar para servirse un trago, la idea de volverse alcohólico sonaba muy atractiva en ese momento.

—Vamos a aclarar un par de cosas —comenzó Zachary, dándole una largo trago a su brandy—. Éste matrimonio será una completa farsa.

—Estás diciendo lo obvio. —Rodó los ojos el castaño—. ¿Alguna otra cosa inteligente que decir, cariño? —preguntó con burla, girándose a enfrentarlo.

—¿Aun así piensas casarte conmigo?

—Como si tuviera opción. —Se cruzó de brazos. Suspirando, se pasó las manos por el cabello, desordenándolo un poco—. Mira, al menos intentemos llevar la fiesta en paz. Es más sano que llegar al punto de lanzarnos objetos por la cabeza.

—Bien. —Resoplo, tomó otro sorbo—. Ni pienses que vas a obtener un sólo centavo de mi familia.

—Sigues demostrándome que eres un idiota. —Michelle bufó—. Yo no necesito tu dinero, mi padre me dejó el suficiente para vivir por mi cuenta durante años. Fueron nuestras madres quienes arreglaron esto. —Se señaló la cabeza—. Aquí tenemos un cerebro, no está mal usarlo de vez en cuando.

—¿Cómo podría saberlo? —El mayor achicó los ojos—. Por lo que sé podrías estar en bancarrota y por eso te están comprando para mí. A mí me obligaron con desheredarme pero a ti nada te impide romper el compromiso.

—Si lo hace: mi madre. —Michelle se alzó de hombros—. Y has de ser muy inútil si el ser desheredado te es un impedimento para cancelar este teatro. —Eso le sacó una sonrisa burlona, imaginándoselo.

Dejando el brandy de lado, tomó a Michelle sorpresivamente del cuello de la camisa. Al ser más alto, pudo alzarlo del suelo un poco, tan sólo la punta de sus pies tocando la alfombra.

—Escúchame bien, renacuajo, no intentes pasarte de listo conmigo. Vas a ser un lindo y buen esposo, harás lo que te diga y batirás esas bonitas pestañas para engañar a todos. Aún si eres un menor, no voy a tolerarte ninguna falta de respeto.

Michelle se debatía en su agarre, intentando zafarse pero la mano de Zachary se lo impedía. Se escuchó el ruido de taconeos en el pasillo.

—Me lleva. —El rubio actuó rápido, acomodando su agarre, pasando su otra mano por la cintura de Michelle, acercándolo a su cuerpo. La mano que antes sujetaba su camisa fue detrás de su cabeza, agarrando los mechones castaños para mantenerlo quieto mientras lo besaba. Fue ese momento que Samantha los encontró, era mejor que los encontrara con las manos en la masa que peleando.

Michelle estaba atónito. El muy imbécil tenía los huevos para amenazarlo y ahora besarlo. Es que no sabía con quién trataba, poco importándole los labios que estaban sobre los suyos. Alzando el pie, lo dejó caer con fuerza en el de Zachary, soltándose.

—Uy, perdón, cariño. —Se disculpó falsamente Michelle al verse liberado y notar la presencia de Samantha—. No me detuve a pensar.

—Santo cielo, Zach, ¿es que no puedes esperar a la noche de bodas? —Samantha sonreía, indiferente al pisotón.

Zachary hizo apenas un gemido estrangulado, aguantó estoicamente el dolor en su pie, enderezándose para encarar a su madre.

—Una pequeña probada no hace daño a nadie —dijo con una sonrisa pícara. Después de eso abandonó la salita en donde los habían dejado, según Zach "Para evitar tentaciones", mientras salía le dio de reojo una mirada resentida a Michelle.

El castaño le sacó la lengua cuando Samantha no le miraba.

La mujer se volvió y le invitó a volver al salón para un último rato antes de que Angie y él se marchasen. Michelle entró dignamente en el salón, volviendo a sentarse junto a su madre y prefiriendo disfrutar de la compañía de Samantha y Christopher, quienes al menos eran más simpáticos que el idiota de su prometido.

Chris no tuvo ningún problema en entretener a Michelle y Angie. De vez en cuando hacía alguna broma subida de tono pero eso no parecía molestar a nadie más que a su madre. Tyrone se levantó excusándose con que tenía que seguir trabajando. Zach aprovechó la oportunidad para ir tras su padre, cuando sólo quedaron Michelle, Chris, Angie y Samantha, la morena pensó que era un buen momento para dar por terminado la reunión.

Acordaron una agenda para verse de nuevo y organizar la boda.

Ahora madre e hijo iban en el mismo auto que los trajo de vuelta a su casa, había un pesado silencio entre ellos, cada uno mirando por su ventana.

—Te agrada Christopher.

—Es mejor que el imbécil al que me comprometieron —masculló.

—También llegué a pensarlo. Parecía la mejor opción a pesar de la gran diferencia de años. Lamentablemente a él ya están pensando en comprometerlo con alguien más.

Michelle no preguntó, no sea su problema pero sí suspiró decepcionado.

—¿Por qué debo hacer esto? Él no me soporta, yo no le soporto, será un completo infierno. ¿Por qué debo soportar a un idiota mimado?

—No quiero que tengas el tipo de vida que yo tengo. Sé que puedes ser mucho mejor que yo. —Volvió a decir las mismas palabras de esta mañana—. Probablemente no sea la mejor madre pero al menos puedo hacer algo para que tengas un mejor futuro.

—Tener un futuro mejor, vivir mejor, ser mejor... —Dejó salir un gruñido frustrado—. ¿Qué hay de mejor en esto? ¿Escuchaste lo que dije? ¡Me odia! ¿En dónde ves tú lo "mejor" allí?

—Son una buena familia, Michelle. Puede darte lo que necesitas. Quizás con el tiempo ustedes dos lleguen a aceptarse el uno al otro. —A Angie le llegó un mensaje de texto, al verlo frunció los rojos labios—. Tendrás que quedarte solo de nuevo esta noche. Un cliente me contactó, quiere que nos veamos.

Michelle mostró una mueca pero asintió sin decir nada. No creía que pudieran llevarse bien, no cuando Zach dejó muy claro lo que pensaba que era aquel matrimonio o lo que esperaba que él hiciera.

—Trata de ver el lado bueno. —Fue el último consejo que le dio antes de no volver a hablarse el uno al otro. Llegaron al apartamento donde vivían, Angie se encerró en su cuarto y una hora después salió vestida con un vestido entallado a su figura.

Michelle no quiso verla salir, por lo que se encerró en la cocina para prepararse un bocadillo antes de irse a dormir.