N/A: ¡HOLA!
Estoy feliz de poder compartir un nuevo fic ahora de mi pareja favorita por sobre todas las cosas Kyo x Athena n_n
Así que, dejo esto por aquí y me retiro lentamente...
¡Espero que lo disfruten!
La luz de la luna iluminaba la calle obscura y desolada, el silencio reinaba en el ambiente escuchándose sólo el susurro de las hojas secas arrastrándose en el asfalto.
La serenidad y tranquilidad presente en el callejón fue interrumpida por la repentina presencia de dos jovenes que atravesaron corriendo ese lugar, dándose prisa en llegar lo antes posible a su destino.
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–¿Estás seguro de que Yuki está ahí? – preguntó la chica a su acompañante.
–Si, ese idiota tuvo el descaro de mandarme una foto… sabía que a él le desagradaba pero no creí que fuera capaz de secuestrar a Yuki – respondió él.
Los dos jóvenes corrieron un tramo más hasta detenerse frente a una mansión, parecía tener bastantes medidas de seguridad, lo mejor sería pasar desapercibidos.
–Kyo… ¿crees que dentro haya muchos guardias?, creo que debemos ocultarnos lo más que podamos para no atraer atención innecesaria – sugirió la chica.
–Si, en eso tienes razón – guardó silencio por unos segundos mientras pensaba que hacer –Ya se, Athena, ¿puedes teletransportarnos a los dos hacia el otro lado? – se le ocurrió preguntar.
–Claro, no sería ningún problema Kyo, toma mi mano – le indicó.
Kyo sujetó la mano de Athena y los dos observaron hacia el jardín de la mansión por entre el barandal, no había nadie cerca. Athena se concentró por unos segundos y seguido de eso, los dos desaparecieron de ahí para aparecer después del otro lado, dentro del jardín.
–Fantástico – susurró Kyo observando sus propias manos tras haber sentido algo extraño en el momento que se teletransportaron.
–Jeje listo, ahora hay que tener cuidado de que alguien pueda aparecer aquí y nos arruine los planes – comentó Athena susurrando también.
Los dos empezaron a inmiscuirse dentro del jardín de la mansión. Observaban la ostentosa decoración en el sitio, el cuidado que le dedicaban a los arbustos dándole formas extrañas, las estatuas que decoraban el patio que lucían carísimas. Quien vivía ahí debía ser alguien con mucho dinero.
Los dos se agacharon detrás de una cerca hecha de arbustos al escuchar los pasos de algunas personas cerca. Ambos estaban con el pecho tocando el césped mientras por entre las hojas de los arbustos veían dos personas aproximarse al portón y abrirlo para poder salir.
–Kyo… – susurró Athena lo suficientemente bajito para que nadie más que ellos escuchara –¿Quién vive aquí?.
Kyo se acercó a su oído para susurrarle de vuelta.
–Un compañero de la prepa… digamos que yo no le caigo muy bien y además siempre ha estado detrás de Yuki – se quejó.
Athena asintió varias veces al comprender lo que Kyo le estaba explicando.
Unos segundos después, el ruido del candado siendo puesto en el portón de nuevo fue la señal que esperaban; esas personas salieron dejando el jardín solo una vez más. Athena y Kyo se incorporaron lentamente quedando ahora sentados en el césped con la espalda recargada en la pared, los arbustos aún los cubrían. Los dos voltearon a verse y sonrieron, se sentían seguros con su compañía mutua.
–Mmm… creo que ya ubiqué la energía de Yuki – susurró Athena mientras parecía concentrarse.
–Eso es fantástico Athena, ¿puedes llevarnos allá?.
–Si, aguarda un segundo.
Después de ese pequeño intercambio de palabras, los dos sujetaron sus manos nuevamente para poder teletransportarse hacia dentro de la mansión.
Ambos aparecieron dentro en un pasillo lujoso y amplio, Yuki no estaba ahí pero había varias habitaciones a los lados.
–Ups… creo que fallé por algunos metros– comentó Athena sonriendo –Pero Yuki debe estar tras esta puerta.
[…]
Del otro lado, un joven estaba acompañado de tres de sus amigos en una habitación lujosa cuyas paredes amarillo canario hacía que el lugar se viera más iluminado.
Yuki estaba sentada en una silla con las manos atadas por detrás.
–Te he dicho que mi novio vendrá... sé que lo hará –alegó Yuki apretando los dientes enojada por cómo la estaba tratando ese muchacho.
–Jaja, ¿cómo crees? tontita, no podría atravesar el portón, hay guardias cuidando todo el tiempo además de que las medidas de seguridad…
Sus palabras se cortaron de repente en el momento que la puerta se abrió dejando al descubierto a los dos jovenes que habían llegado.
Athena buscó a Yuki con la mirada y ahí fue que la encontró en esa silla con las manos atadas, rápidamente se acercó a ella. Kyo solo podía mirar con enojo a ese muchacho que aún estaba tratando de entender cómo era que los dos habían entrado.
–¿C-como?… ¿cómo es posible? – balbuceaba el chico mientras su mente no lograba entender cómo habían pasado por encima de todas sus medidas de seguridad.
Kyo se acercó a él ignorando sus preguntas y sin más se fue a los golpes contra él. Sus amigos se acercaron a intentar interferir pero recibieron a cambio una lluvia de puñetazos.
Mientras tanto, Athena desataba las manos de Yuki, las dos chicas veían como Kyo estaba peleando contra esos cuatro muchachos sin siquiera esforzarse demasiado.
–Ya está – dijo Athena llamando la atención de Yuki en el momento que terminó de desatar el nudo.
–Oh, muchas gracias – la abrazó sintiéndose salvada y agradecida –Sabía que no iban a dejarme a mi suerte – añadió.
–Eso jamás – respondió Athena mientras la abrazaba también –Ahora hay que salir de aquí ¿de acuerdo?.
–Si, estoy de acuerdo.
Las dos chicas se pararon y Kyo también había terminado con esos muchachos. Él se acercó a las dos y empezaron a caminar saliendo de ahí.
En el camino a casa Kyo iba un poco molesto.
–Sabes que ese chico me detesta, Yuki, también sabes que está detrás de ti y aún así decides salir sin cuidado a la calle – se quejaba el castaño.
–Oh, bueno… ¿perdón? – respondió Yuki extrañada por la molestia de su novio.
Athena la abrazó mientras caminaban, acarició su espalda suavemente intentando darle un poco de paz.
–Kyo, no te molestes con Yuki – lo reprendió un poco –Es entendible que estés molesto, pero debes enfocar ese enojo hacia esos chicos, no hacia ella– complementó.
–Bien… – fue lo único que él pudo responder.
Pasados unos minutos, llegaron a la casa de Yuki. La chica se aproximó a la puerta de su casa y la abrió.
–Muchas gracias por ayudarme… y perdón – comentó ella avergonzada.
–No, no fue tu culpa – Athena se acercó a ella y le dio un abrazo –Descansa, no pienses tanto en eso ya, ¿está bien?.
–S-si… gracias Athena – sonrió.
Kyo se aproximó a Yuki también y acarició su cabeza suavemente, no supo que decir pero intentaba darle consuelo estando a su lado. Athena sintió que era hora de retirarse y dejar sola a la parejita.
–Bueno, eh… yo ya me voy – musitó mirándolos con una pequeña sonrisa.
–¿Tú sola?, no, déjame te acompaño– dijo Kyo acercándose a ella.
–¡No! – negó con ambas manos –Yo… yo puedo irme sola Kyo, quédate aquí con Yuki, ella te necesita – lo miró intentando convencerlo.
–Athena, deja que Kyo te acompañe a casa, es peligroso – comentó Yuki estando de acuerdo con su novio.
Kyo empezó a caminar empujando suavemente a su amiga por la espalda haciéndola avanzar. Athena no supo que más hacer o decir y empezó a caminar también, se dio la vuelta y miró a Yuki antes de irse.
–Bueno, ¡nos vemos Yuki, cuídate! – se despidió.
Yuki solo agitó su mano despidiéndose mirando a la chica con una sonrisa sincera y después de eso entró a la casa.
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En el camino los dos chicos iban hablando divertidos sobre lo que había pasado y como habían entrado a esa mansión.
–Me encantó ver la cara de ese idiota al vernos entrar, no tuvo precio – se burló Kyo.
–Jeje si, pobre chico… aunque se lo merece por haber secuestrado a Yuki– sonrió al recordar la cara del muchacho en ese momento.
Los dos continuaron caminando sintiendo el viento fresco de la noche. Estaban muy cerca de llegar a su destino.
–¿Sabes?, eres fantástica Athena – comentó Kyo sinceramente mientras la veía, ella no pudo evitar sonrojarse un poco por el comentario tan inesperado.
–Ah… ¿p-por qué lo dices?
Kyo se acercó a ella y la tomó de la cintura para después alzarla en el aire con ambas manos. Athena sonreía divertida pero también estaba un poco avergonzada y sentía un cosquilleo en el estómago debido a la altura.
–Simplemente lo eres… tan maravillosa, valiente, confiable y hermosa… en especial esto último – él expresó con toda sinceridad lo que pensaba acerca de ella.
–Oh… n-no bromees Kyo, ya bájame – se quejó ella sonriendo apenada, además empezaba a sonrojarse aún más, le daba vergüenza que Kyo lo notara.
–Jeje bien… pero te digo la verdad – le aclaró antes de bajarla completamente al suelo.
Los dos siguieron caminando y en pocos minutos llegaron a la casa de Athena. Ambos dieron unos pasos entrando en el jardín y decidieron sentarse unos momentos en la jardinera que estaba en la entrada.
La suave melodía de la naturaleza nocturna era simplemente acogedora.
–Por fin, a descansar… mis pies ya me dolían – se quejó un poco Athena mientras movía sus pies en círculos.
–Si, yo también estoy un poco cansado – dijo Kyo mientras miraba como ella movía sus pies, después recordó algo que también tenía que decirle –Ah, por cierto…
–¿Si?.
Kyo empezó a sacar algo de su bolsillo, Athena miró como él colocaba algo entre sus manos pero no podía ver que era.
–Tenía este pequeño obsequio para ti pero me había olvidado de dártelo – comentó Kyo sonriendo, después abrió sus manos y dejó ver lo que sostenía.
Entre sus manos él tenía un pequeño llavero con un cuarzo amatista. Athena lo miró y no pudo evitar sonrojarse un poco por el inesperado detalle, ni siquiera supo que decir.
–Tómalo, es tuyo – insistió Kyo viendo que ella no reaccionaba.
Athena se aproximó a tomarlo y una vez teniéndolo entre sus manos lo observó cuidadosamente, era hermoso.
–Kyo… m-muchas gracias…– fue lo único que pudo decir; abrió un poco el pequeño gancho del llavero y se lo colocó en el cinturón que sujetaba su falda.
–No hay de que, será el símbolo de nuestra amistad, mira, yo tengo uno igual– se levantó un poco la playera y dejó ver su llavero también colgando de su cinturón.
Athena sonrió al ver que Kyo se había colgado el llavero en el mismo sitio que ella, le pareció una casualidad muy linda. No pudo resistirse más y le dio un fuerte abrazo a su amigo.
–Es hermoso, de verdad muchas gracias Kyo, no tenías que molestarte – susurró.
Kyo le devolvió el abrazo y acarició su cabeza suavemente, su mano empezó a bajar recorriendo todo su largo cabello, sus manos se perdían entre su sedosidad, el aroma que desprendía era simplemente delicioso, cerró sus ojos por unos segundos intentando controlar ese cosquilleo en el estómago.
–N-no fue ninguna molestia, Athena… – expresó susurrándole al oído, esto provocó que ella sintiera un escalofrío al notar su respiración tan cerca.
Kyo empezó a sentir como si una llama se encendiera dentro de su corazón, mordió sus labios intentando ignorar esas extrañas sensaciones. Siempre le había gustado tener esa cercanía con ella, después de todo era su mejor amiga, su confidente… aunque eso no explicaba porque ahora estaba teniendo unos incontrolables deseos de llegar más allá de un simple abrazo.
Por otra parte, Athena empezaba a ser asaltada por una corriente eléctrica que la recorría, se sentía tan acogida al estar entre los brazos de Kyo que sólo pudo sujetarse de él con más fuerza, sus manos se pasaron a su espalda y se aferró fuertemente de su camiseta mientras su mente intentaba recuperarse de una ola de emociones intensas que la había azotado de repente.
Kyo tomó a la chica por la cintura y la atrajo más hacia su cuerpo, la quería más cerca, pero ¿acaso se podía más?, sus cuerpos estaban tan cerca que parecía como si quisieran fusionarse. Él hundió su rostro entre el cuello de Athena y olfateó su delicioso aroma.
Athena se separó de él un poco intentando recuperar el raciocinio, pero parecía que este había abandonado su mente. Sus miradas se cruzaron y los dos sintieron como si estas fueran imanes que los obligaban a acercarse lentamente.
–Athena… – susurró Kyo –Mi corazón está ardiendo… arde en llamas, no sé qué me pasa –dijo sin encontrar las palabras correctas para describir lo que estaba sintiendo, sus ojos estaban clavados en los ojos de Athena e intercalaba la mirada pasando de sus ojos a sus labios y viceversa.
–¿A-arde en llamas?, ¿cómo puede ser eso? – ella intentaba resistirse a ese extraño magnetismo que poco a poco continuaba atrayéndolos.
–Si, siéntelo – él tomó sus manos y las puso sobre su pecho. Athena sintió sus latidos, estaban acelerados. Sus nervios la asaltaron en el momento que el aliento cálido de los dos empezó a chocar por esa peligrosa cercanía.
Mientras ella continuaba con las manos en el pecho de Kyo su rostro empezó a sentir calor, sus mejillas empezaron a ruborizarse y ella sólo pudo agachar la cabeza avergonzada haciendo que su largo fleco cayera cubriendo sus ojos.
Kyo la tomó del rostro, apartó su cabello mientras la sujetaba cuidadosamente. Los dos se acercaron más obedeciendo a ese extraño magnetismo que los atraía como si fuera una clase de decreto divino. Sus labios entreabiertos empezaron a rozarse con tanta suavidad como si estos pudieran romperse.
Lentamente empezaron a presionarse un poco mas, sus labios temblaban nerviosos pero impacientes, una extraña emoción se encendía en su interior como una llama que no podía ser apagada. Los dos empezaron a mover sus labios masajeándolos entre sí, lentamente, tan lento como si quisieran que este momento se extendiera por horas, tan solo se dedicaban a colmar sus labios de su dulce sabor y esencia.
Kyo deslizó las manos por su cintura, sintiendo su lindo y exquisito cuerpo a su merced, su mente empezó a perderse en un reconfortante paraíso. Estaba besando a su mejor amiga, esa chica era una de las personas más importantes de su vida, por no decir la más importante; él conocía cada uno de sus secretos, cada una de sus virtudes y defectos, ella también lo conocía a la perfección, sólo con ella era cien por ciento auténtico… y ahora estaban compartiendo un secreto más.
–… Athena… –susurró Kyo en medio de dulces y profundos besos –Eres tan preciosa… tan perfecta… –con cada palabra que decía volvía a apoderarse de sus labios como si quisiera llenarse la boca de su dulce néctar.
Ella sólo pudo aferrarse más a su pecho mientras temblaba por esa desbordante pasión. Escuchar lo que Kyo le susurraba la hacía sentir más deseada por él… estaba completamente entregada al momento con el chico a quien amaba… a quien siempre amó. Todo se sentía tan perfecto hasta que su mente volvió en sí y lo recordó, ella no era su novia…
–Mmm… Kyo… n-no… no, para… – murmuró mientras cortaba el beso, el raciocinio volvió a ella y ahora no podía evitar sentirse mal.
En el momento en que apartó a Kyo un sentimiento de culpa la azotó de lleno al darse cuenta de lo que había pasado, esto había estado mal.
Los dos se quedaron mirando a la nada con la respiración agitada, sus mejillas estaban sonrojadas, sus cabellos alborotados, sus labios brillantes ligeramente enrojecidos… no entendían como habían llegado a esto.
Athena se puso de pie y empezó a caminar hacia la puerta de su casa.
–Yo… será mejor que entre – musitó nerviosa.
Kyo la siguió caminando detrás pero estando ella a punto de tocar la perilla él la sujetó de la mano.
–Athena, discúlpame por esto – bajó la mirada notándose sumamente avergonzado –No sé qué me pasó, yo solo perdí el control – se lamentó.
–Me disculpo también – suspiró –Por ahora necesito descansar, mejor hablamos otro día Kyo… gracias por acompañarme a casa – su voz se escuchaba apagada y sin emociones, nuevamente intentó tomar la perilla y esta vez Kyo no se lo impidió.
–Descansa Athena, ¿nos vemos mañana?… – preguntó con la esperanza de que la respuesta fuera un si.
–No lo sé, tal vez – giró la perilla y empujó la puerta, le dio la espalda al joven pues no se atrevía a mirarlo a los ojos –Adiós Kyo… –fue lo único que dijo antes de entrar y cerrar la puerta nuevamente.
Kyo no pudo describir lo que sintió en ese momento pero tuvo un sentimiento muy amargo y una mala sensación.
…
Al día siguiente Kyo se despertó temprano por la mañana como era de costumbre para ir a la preparatoria.
Apenas se levantó de la cama lo primero que hizo fue escribir un mensaje para su amiga.
"Athena, necesitamos hablar sobre lo que sucedió anoche"
Después de haber mandado el mensaje empezó a alistarse para irse a la escuela.
Pasó un largo rato y él no recibía alguna respuesta de parte de ella, intentó llamarla pero tampoco respondió. Estaba empezando a ponerse ansioso, no iba a poder siquiera concentrarse en clases si no tenía una respuesta de parte de Athena.
Sin dudarlo más él tomó su motocicleta y empezó a conducir en dirección a la escuela de Athena con la esperanza de que aún no hubiera entrado.
Mientras conducía fue que la vio cruzando la plaza, se apresuró en llegar y estacionó el vehículo frente a esta. Athena lo miró y se quedó estática sin saber que hacer.
Kyo bajó de la moto y se aproximó a ella, al estar frente a frente él intentó saludarla con un abrazo como los dos acostumbraban, pero ella retrocedió impidiéndoselo.
–Kyo, ¿qué haces aquí? – preguntó Athena evitando su mirada, aún se sentía avergonzada por lo ocurrido.
–Necesitamos hablar… – susurró un poco dolido por cómo se estaba comportando ella con él.
–Kyo, no hay nada de que hablar, traicionamos a Yuki, ¿qué más quieres que te diga? – masajeó su frente frustrada por recordar eso.
–Fue un error, una equivocación, no seas tan dura contigo… tampoco seas dura conmigo, no soy perfecto – la miró intentando convencerla.
Un frío silencio invadió el lugar momentáneamente. Kyo no podía dejar de tener ese sentimiento amargo, sentía que todo se había arruinado esa noche.
–Kyo… – por fin habló ella –Nosotros… será mejor terminar con esta amistad – musitó.
–¡¿Qué?!, no, ¿de qué hablas?– exclamó exaltado.
–No puedo perdonarme por lo de anoche… no podré seguir viendo a Yuki a los ojos mientras tú y yo seguimos como si nada, yo ya no puedo ser tu amiga, Kyo- limpió con su dedo una lágrima que empezaba a deslizarse por su mejilla.
–No, no estoy de acuerdo, ¿cómo puedes decirme algo así? – la tomó por los hombros –Dime que tengo que hacer para que cambies de opinión…
–Devolver el tiempo – rio ella con ironía y un aire de melancolía.
Kyo la soltó y se quedó sin saber qué decir mientras sentía un vacío apoderarse de su corazón con tan solo imaginar que ya no volverían a verse más.
–¿Eso quieres entonces? – susurró Kyo intentando hacerse el duro.
–Creo que es lo correcto…– respondió ella.
Después de unos largos segundos que parecieron eternos, Athena le dio la espalda a Kyo al estar lista para irse.
–Debemos irnos ya, se nos hará tarde – lo apresuró un poco.
–Está bien, entonces así serán las cosas Athena… – murmuró entre dientes intentando deshacerse del nudo en la garganta que no lo dejaba hablar con normalidad.
–Si… – susurró ella una vez más –Adiós Kyo… perdóname.
Después de despedirse, Athena empezó a caminar rápidamente alejándose de Kyo, él se sentó en una de las bancas de la plaza reflexionando sobre lo qué pasó, ni siquiera le importaba llegar tarde ahora, sentía como si la mitad de su corazón se hubiera marchado.
[…]
En la preparatoria:
Kyo llegó una hora tarde y por poco le negaban el paso, pero consiguió que lo dejaran asistir a las clases.
Entró a su aula y Yuki lo miró sorprendida, pues le extrañaba que hubiera llegado tan tarde.
Él tomó asiento en su lugar al lado de Yuki y ella pudo notar lo decaído que estaba, se veía muy mal pero no entendía la razón. Se estiró un poco para poner los brazos en el escritorio de él.
–¿Qué pasa? Kyo, ¿por qué esa cara? – le preguntó ella preocupada.
Kyo se recostó hacia atrás en la banca poniéndose un libro en la cara.
–Me siento mal hoy, no debí venir – respondió desganado.
Yuki pensó que tal vez se sentía un poco enfermo así que decidió dejarlo descansar. Ella volvió a sentarse normal en su banca y de repente recibió un mensaje en su celular, era Athena.
"Yuki, necesito verte y hablar contigo"– era lo que decía ese mensaje.
Yuki conectó los puntos en su cabeza y pensó qué tal vez Athena sabía la razón por la cual Kyo estaba tan desmotivado. Sin pensárselo dos veces ella respondió:
"Si, claro, si quieres a la salida nos vemos en la plaza de aquí cerca".
Y envió el mensaje.
El día pasó rápidamente y por fin llegó la hora de salida. Todos empezaron a salir rápidamente siendo también el caso de Kyo y Yuki; los dos caminaron juntos hacia el portón de la escuela y se despidieron ahí afuera.
Yuki siguió su camino hacia la plaza donde se encontraría con Athena. Al llegar a este lugar, se sentó en una de las bancas bajo los bonitos árboles de cerezo que daban sombra. Esperó por unos minutos hasta que su amiga llegó caminando apresurada.
–¡Yuki! –saludó Athena al llegar y se sentó a su lado, después la abrazó –Lamento la espera…
–Ay, no, no te preocupes Athena… ¿cómo estás? – preguntó mientras correspondía el abrazo.
–Yo solo… – bajó la mirada intentando reprimir las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, pero fue en vano y estas empezaron a derramarse en el hombro de Yuki.
–¿Athena?… – se extrañó Yuki al sentir las mejillas de ella un poco húmedas, estaba preocupada.
–Yuki… temo que no podremos vernos más – se lamentó.
–¿Qué?, pero… ¿por qué?, ¿qué pasó? – preguntó Yuki confundida compartiendo ahora también el sentimiento de tristeza.
–Hay algo que debo confesarte – musitó Athena.
Ella se preguntaba seriamente si sería buena idea confesarle a Yuki lo que había pasado esa noche, no quería meter en problemas a Kyo, además ella estaba cumpliendo con su parte al alejarse… no iba a traicionar a su amigo yéndole con el chisme a su novia, eso le correspondía a él. Después de reflexionarlo se decidió a no comentarle acerca del beso, aún así había algo más que quería tratar con ella.
–Dime Athena, te escucho – acarició su espalda intentando darle un poco de consuelo.
Athena se separó un poco de Yuki para verla a los ojos, pero el contacto visual no duró mucho porque se sentía avergonzada por lo que había pasado.
–Yuki… yo… perdóname –sus lágrimas seguían derramándose, el nudo en la garganta le impedía hablar con normalidad –Soy una mala amiga, todo este tiempo yo he estado enamorada de Kyo… –confesó finalmente.
Después de esa revelación Yuki no sabía que decir, es verdad que ella llegó a sospecharlo en ocasiones, pero Athena siempre había sido cuidadosa respetando su relación así que había decidido pasarlo por alto.
–… Athena… no sé qué decir – murmuró Yuki sintiendo algo de pena –Sé que debió ser duro guardarte ese sentimiento para ti misma –intentó empatizar con ella.
–Si, ha sido un martirio… por eso he decidido alejarme –se limpió las lágrimas con la mano e intentó poner un semblante serio –Siempre estaré para ti y eso nunca cambiará, pero no quiero verlo a él… mi amistad con él terminó – sus labios temblaban al intentar reprimir el llanto, le dolía el corazón al pensar en estar lejos de Kyo pero era lo mejor.
Yuki volvió a abrazarla con fuerza, estaba triste de que las cosas fueran a cambiar ahora, pero entendía como debía sentirse ella y tal vez hacer esto era lo mejor.
–Yo te apoyaré si es tu decisión, seguiremos siendo amigas y podemos vernos cuando lo necesites – expresó Yuki sinceramente.
–Te lo agradezco Yuki, también estaré ahí para ti…
Después de un largo rato en la plaza, las dos se despidieron dejando las cosas bien entre ellas, luego se fueron a casa.
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~continuará…
