Let me in
Ranma ni siquiera lo pensó por un segundo, no quedaba tiempo, no si quería que ella no cerrara los ojos para siempre. Con la poca energía que le quedaba apuntó una ráfaga de energía hacia el dragón, fue suficiente para decapitarlo y permitir que brotara el tan ansiado líquido que necesitaba para traerla de vuelta.
Sintió un enorme alivió en su pecho al verla regresar a su cuerpo mientras el de él se convertía en chica, pero su sonrisa se desdibujó al ver que no abría los ojos y tampoco respiraba.
La insultó, se arrepintió y le gritó que la amaba, declarándose por primera vez en medio del llanto, pero su prometida no reaccionaba.
—¡Akane! — gritó desesperado.
Ranma se despertó y sintió la humedad de su piel, bañada en sudor frío, su padre por supuesto ni siquiera se había inmutado y dormía abrazado a su madre, quien se removió inquieta, pero también volvió a dormir.
Ranma se limpió las lágrimas que brotaban solas y sorbió la nariz.
—puedo entrar— dijo una voz que lo llenó de tranquilidad.
—¿Akane? — susurró acercándose a la puerta sin dejar de ver a sus padres por si despertaban.
— Sí, soy yo, ¿Puedo entrar?
—Sí, entra— dijo Ranma mientras abría la puerta con extremo cuidado de no hacer ruido.
Afuera no encontró más que el pasillo oscuro y helado de esa hora de la madrugada.
— ¿Akane?
—Aquí…
Ranma se giró bruscamente, confundido por no haber identificado de dónde provenía la voz. Corrió la cortina con sigilo y allí estaba ella, colgada de cabeza del borde de la ventana como él solía hacerlo. Ranma frunció el ceño y tomándola de la cintura la obligo a entrar.
— ¡¿estás loca?!— chillo silenciosamente.
En contestación, Akane sonrió.
—Tú siempre lo haces— replicó encogiéndose de hombros, —además… te escuché llamarme ¿Tuviste otra pesadilla?
Ranma tragó saliva con fuerza recordando lo que acababa de ver en sus sueños— Yo...— dijo tratando de encontrar fuerza en su voz.
— Yo también tuve una — interrumpió Akane acercándose a él.
Ranma giró para ver como su padre seguía roncando y suspiró aliviado.
—Ranma…— Akane acercó la mejilla al pecho de su prometido — tengo miedo, no lo tomes a mal, pero… Quieres venir… ¿Quieres venir a mi cuarto?
La cara de Ranma pasó por todos los colores, muy seguramente había olvidado hasta respirar o tal vez estaba teniendo un infarto.
—Tengo frío— murmuró Akane pegando los brazos a su cuerpo.
Ranma pareció reaccionar con la voz de ella, la miró de forma disimulada desde su altura — ¿De dónde salió esa pijama? Cómo no vas a tener frío — concluyó al ver aquella bata blanca sin mangas que le pareció familiar.
Akane no contestó nada, Ranma la sintió temblar, entonces le frotó los brazos con energía — estás helada.
Akane puso su mano sobre la de Ranma y sin decir nada lo condujo hasta su cuarto.
Ranma estaba aterrorizado al llegar a la puerta de ella, se plantó en el marco sintiendo que sus pies pesaban como plomo.
— Solo quiero descansar — suplicó Akane.
Ranma sabía que el recuerdo de lo pasado en Jusenkyo era demasiado, sobre todo para ella.
La conocía, sabía que si estaba pidiendo su compañía tenía que ser por algo importante, de lo contrario ya lo estaría llamando, pervertido, atrevido y quién sabe cuántos insultos más. Respiró profundo y dio un paso hacia la habitación, como si se tratase de la más grandiosa hazaña.
Akane bostezó, parecía abatida.
— ven— dijo acomodándose en la cama, arrastrándolo con ella a su lado.
— Yo, yo, yo… ¿Estás segura?
Akane sonrió con un gesto triste, Ranma sabía que estaba tarde y también deseaba descansar tranquilo, se recostó mirando al techo y aunque pensó que no podría, se durmió con la tranquilidad de tenerla al lado.
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—¿Ranma? Hijo, ¿Estás ahí? — La voz de Nodoka se escuchó a través de la puerta.
Ranma se despertó de golpe y se sentó en la cama, Akane se despertó con el movimiento brusco de su prometido.
Él se apresuró a huir por la ventana, pero fue demasiado tarde, su madre ingresó en la habitación con el ceño fruncido.
— Ranma… Esto no puede volver a pasar, no es sano.
— Mamá te lo juro que solo …
—Ranma— interrumpió Nodoka — más tarde vamos a ir con el Dr. Tofú, así que arréglate.
— Mamá, pero si hoy tenemos que ir al instituto, además no me siento enfermo.
— Ay Ranma…— suspiró Nodoka saliendo del lugar sin decir nada más.
Ranma se quedó pasmado en mitad de la habitación, mientras Akane sostenía el cobertor a nivel del pecho.
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— ¿Le pasó algo a Nabiki? — preguntó Ranma mientras corría para llegar temprano.
El uniforme de Akane amenazaba con levantarse debido a la velocidad.
—¿Algo? ¿Por qué lo dices?
— No lo sé, tenía los ojos muy rojos, como si hubiera llorado toda la noche.
— Pobre… Está sufriendo por amor.
Ranma se detuvo soltando una carcajada desde lo más profundo de su ser. — ¿Nabiki? ¿Nabiki Tendo sufriendo por amor? Por favor Akane…
Akane que también se había detenido, estaba totalmente seria — Ranma, prométeme que no le preguntaras nada.
— ¿Lo dices en serio?
Akane asintió y volvió a correr, dejando a Ranma de pie y confundido. Cuando al fin reaccionó se echó a correr tras ella, la encontró de pie frente a la puerta del instituto.
— ¡Vamos Akane, entra! — dijo señalando hacia el pasillo— se nos hace tarde.
Akane sonrió e ingresó con paso apurado.
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— Señor Saotome ¿Sabe la respuesta?
Ranma miró al profesor y se rascó la cabeza.
— Eh, umm
— Está bien, señor Saotome, tome asiento, no quise molestarlo.
Ranma parpadeó incrédulo, el profesor de historia, el más estricto de todos, ¿No lo iba a castigar? Nadie en la clase parecía extrañado con ese comportamiento del maestro. El joven miró a Akane y esta se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.
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—Ranma, ¿Cómo te sientes? — preguntó el Dr. Tofú mientras abría una carpeta que Ranma sabía, tenía su historial médico.
— Estoy bien, no sé por qué mamá insiste en que debo venir, hasta quería que faltara a clases.
—Bueno, es normal que tu madre se preocupe por ti, después de todo eres muy exigente con tus entrenamientos.
— Bueno, eso es verdad.
— Dime, ¿Estás descansando bien?
Ranma enrojeció recordando la noche anterior — sí, sí— dijo a la carrera jugueteando con un bolígrafo que había sobre el escritorio.
—¿Pesadillas de nuevo?
—No— mintió
— ¿Estás comiendo bien?
— Kasumi siempre prepara comida deliciosa, aunque últimamente creo que ha olvidado ponerle sal.
El Dr. Tofú lo miró detenidamente — ya veo…
Continuó escribiendo un par de cosas en la historia mientras Ranma recorría el consultorio con la mirada algo aburrido.
—Ranma, ¿Viniste solo?
— ¿Eh?, No, Akane insistió en acompañarme.
—¿Ella está aquí?
— Sí, en la sala de espera.
— Ya veo…— el Dr. sacó un recetario del cajón y escribió varias cosas en él, lo firmó y se lo pasó a Ranma. — toma estas vitaminas y ven a verme en unos días ¿Está bien?
Ranma tomó el papel, lo dobló y se lo echó al bolsillo — ¿realmente cree que las necesito? — preguntó.
—Si, según tus exámenes, es necesario, cuento contigo Ranma.
Ranma asintió y salió de consulta.
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Ranma pensó que era una buena idea entrenar hasta caer desmayado, así descansaría profundamente y dejaría de lado las pesadillas de Jusenkyo, era algo normal según le había dicho el Dr. Tofú, tenía que darse tiempo para poder olvidar esos eventos que los tuvieron al borde de perderlo todo.
Después de unas tres horas, la resistencia de Ranma estaba disminuyendo al igual que su fuerza.
— ¡Un buen baño y a dormir! — se dijo levantándose con un quejido del suelo.
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El joven deshizo su trenza y se metió al ofuro recostando la cabeza, podía sentir sus músculos relajarse.
Se tomó el tiempo suficiente para que se hiciera casi media noche, así caería rendido del cansancio.
Al salir de la bañera, se puso solo una pantaloneta corta, pues la noche estaba calurosa a diferencia de la anterior.
—Ranma, ¿Puedo entrar?
El joven reconoció la voz de inmediato.
— Sí, sigue, ya estoy vestido— dijo mientras se pasaba la toalla por la cabeza
Akane deslizó la puerta y entró cerrándola nuevamente.
—¿Te vas a bañar a esta hora? — preguntó Ranma ladeando la cabeza.
Akane negó con un gesto.
—No me digas que, que… ¿No puedes dormir? — Aventuró.
—No quería molestarte, dijo Akane, pero…anoche descansé bien y… ¿Quieres venir conmigo? — Akane estiró la mano temblorosa hacia Ranma.
Él asintió como un robot y estiró su también temblorosa mano hacia la de ella.
Caminaron sigilosamente por el pasillo, como si estuvieran a punto de cometer un crimen, Akane abrió la puerta con el mayor cuidado posible e ingresó, Ranma estaba a punto de hacerlo cuando divisó a Nabiki cruzada de brazos ¿Por qué parecía molesta?
— Dime que no es una maldita broma— dijo entre dientes.
—Te juro que no es lo que parece, solo queremos dormir. Por favor…no le digas a la familia— tartamudeo Ranma visiblemente nervioso.
Nabiki abrió la boca para decir algo, pero la cerró resoplando.
— te pagaré, pero no digas nada, Akane…ha estado nerviosa y yo…
—¡Olvídalo! — dijo entrando a su cuarto y cerrando tras de sí.
Ranma entró despacio, Akane ya estaba acostada, no podía decir si se había dormido porque estaba dándole la espalda.
— No pensé que Nabiki fuera tan celosa con su hermana, le expliqué que no, que no íbamos a hacer nada, pero.
— Mañana le puedes decir que estoy bien, eso la tranquilizará— respondió Akane en voz baja — Ven…tengo frío.
Ranma se metió bajo la cobija y sintió la mano helada de Akane, la tomó entre la suya para darle algo de calor.
— ¿cómo puedes ser tan friolenta? — se burló.
En respuesta, ella se pegó al cuerpo de él abrazándolo. El chico tembló de pies a cabeza, hasta que pudo relajarse, pasó los dedos por el cabello de Akane quien dormía plácidamente y luego por su brazo en una tierna caricia hasta que pudo quedarse dormido.
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Ranma se despertó, sintiéndose completamente relajado y feliz, dejó que Akane durmiera un poco más y se escapó por la ventana. Pasó por su cuarto, no estaban sus padres, ya pensaría que decirles luego, se cambió para ir al instituto y decidió bajar por el desayuno. Lo sorprendieron varios pares de ojos que lo observaban fijamente.
—Bu-enos días…
Todos respondieron el saludo con un amago de sonrisa, excepto por dos personas que aún no sabía qué hacían en su casa. Shampoo y su abuela estaban vestidas de blanco y permanecían sentadas junto a Soun y Genma. El señor Tendo tenía marcado el rostro por lágrimas secas.
—¿Pasó algo? — tentó Ranma
—Siéntate hijo, por favor — pidió Nodoka indicando el lugar junto a ella.
— Ranma…dinos, ¿sabes dónde está Akane?
— ¿Akane?— tragó saliva intentando inventar una excusa para sus visitas nocturnas, miró a Nabiki, pero ella solo le devolvió la misma mirada fría de siempre. No podía haberlos delatado sin antes pedir dinero. — Está durmiendo en su cuarto… ¿Quieres que la despierte? Se nos hace tarde para ir al instituto, ayer por poco nos cierran la puerta. — respondió a la carrera mirando el reloj de pared.
Todos se miraron con caras largas, pero solo Nodoka continuó hablando.
— Dime Ranma, ¿has tomado los m…- las vitaminas que te mandó el Dr. Tofú?
—¿Eh? Sí, ayer tomé unas y hoy también¿Quieres decirme qué pasa mamá?
— ¿Entonces no está loco? —preguntó Nabiki
— ¡Hija! — la regañó Soun haciéndola guardar silencio.
— Ranma, cuéntame qué te dijo Akane anoche— Habló por primera vez Cologne.
— ¿A-a-anoche? Bu-bueno, no es lo que ustedes piensan, puedo explicarlo. Ella ha tenido pesadillas y yo también, pero si dormimos juntos, dormir, dormir, no otra cosa, es decir, yo no me atrevería a tocarla Señor Soun, de verdad, lo juro, eso es todo.
Nadie parecía querer decir algo al respecto o siquiera intentar casarlos, por lo que Ranma dio un largo suspiro.
—¿Me crees verdad, mamá? Si quieres podemos preguntarle a Akane.
—¿Ella está aquí? — preguntó Cologne
— Ya les dije que está en su cuarto.
— Señora Cologne, yo creo que debemos dejar que Ranma siga con su… proceso — sugirió Nodoka.
— Esto no ser estrés postraumático, chica violenta, querer llevarlo con ella. ¡Ranma reaccionar! Akane ya no estar— estallo Shampoo con lágrimas en los ojos.
—¡Shampoo! — Cologne le dio una mirada que hizo que la chica se encogiera en su lugar.
— Lo siento Ranma, no queríamos ser tan directas, pero dime, cuantas veces has dejado pasar a Akane.
— ¿Qué? De qué hablan, no entiendo nada— A Ranma le empezaba a doler la cabeza.
— Ranma, hijo — sollozó Soun— recuerdas Jusenkyo… Akane… mi niña— el señor Tendo rompió a llorar y no pudo seguir hablando.
— Ranma— Nabiki que también tenía lágrimas en los ojos, lo miró a punto de estallar — mi hermana falleció en aquel lugar.
El muchacho quiso reír, pero no le salió — ¿De qué están hablando? Está si es una broma de mal gusto Nabiki— se paró hecho una furia y corrió por la casa gritando.
— ¡Akane! ¡Akane!
Abrió la puerta de un manotón, pero solo se encontró con la cama aun sin tender.
— ¡Akane!
— Ranma, ella ya no está — Nodoka lo encontró a mitad del pasillo y lo abrazó con fuerza.
— Mamá, ¿Tú también?
Ambos regresaron al comedor donde el resto de la familia aguardaba.
— Seguro se fue al instituto sin desayunar— concluyó Ranma de brazos cruzados.
—Ranma, respóndeme, ¿Cuántas veces has invitado a Akane?— preguntó de nuevo Cologne.
—¿invitado?
—¿Ella te ha pedido permiso para estar aquí?
Ranma se quedó pasmado mirándola como un bicho raro.
—Si un espíritu atormentado por una muerte prematura te pide permiso para entrar tres veces y le dices que sí, entonces vendrán consecuencias terribles…quedas advertido Ranma.
—Vieja momia, creo que está un poco senil. ¿Qué les pasa a todos hoy? No es gracioso ¿Saben?
Ranma se alejó corriendo al instituto, estuvo nervioso todo el día, allí tampoco encontró a Akane, preguntó a sus amigas quienes respondieron con evasivas.
Regreso cansado y enojado a casa, era ya de noche, no sabía en qué momento había pasado el tiempo.
Llamo a la puerta de Akane, pero nadie le respondió, abrió la puerta y se sentó en la cama, pasaban los minutos y ella no entraba por esa maldita puerta. En algún momento se quedó dormido. Comenzó a removerse inquieto, las pesadillas volvían a torturarlo.
No respira, no respira, Akane no respiraba.
Se ha ido, fue demasiado tarde.
Se despertó de golpe con la boca seca, las lágrimas corriendo desde sus ojos hasta caer por el borde de su rostro y el corazón latiendo en taquicardia.
— ¿Puedo pasar? — se escuchó del otro lado de la puerta.
Ranma sonrió con tristeza.
— Pero si este es tú, cuarto Akane.
— Déjame entrar.
Ranma puso la mano en la puerta, apretó la manija hasta hacerla crujir y finalmente abrió.
Reconoció la pijama que llevaba Akane, era la misma que tenía cuando se convirtió en una Akane pequeña en Jusenkyo, cuando ella…
— Entra— dijo haciéndose a un lado.
— ¿Vendrás conmigo? No quiero estar sola— dijo Akane dando un paso hacia él.
—Sí, iré contigo donde sea Akane, yo te amo.
Akane se puso de puntas para darle un tierno beso.
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—¡Pero si es muy joven! ¡Él es un gran deportista! — gritaba Nodoka en la puerta del hospital.
Genma trataba en vano de consolarla mientras se contenía para no estallar también en llanto.
— Lo sentimos mucho, señora, no sabemos por qué el corazón de su hijo entró en paro, si desea pueden pasar a verlo.
Nodoka sintió que sus piernas le iban a fallar y por segunda vez en menos de un mes sintió que iba a morir por el dolor de la perdida.
Allí estaba su hijo, parecía dormido, arropado con una sábana hospitalaria y tan blanco en contraste con su cabello azabache.
— Ranma— dijo pasándole una mano por el cabello — ¿No podías estar lejos de Akane verdad?
El muchacho parecía haber tenido una muerte pacífica, con una sonrisa en el rostro, dejó el mundo de los vivos.
Fin
muajajajaja una historia de terror para celebrar este Halloween, aunque un poco triste el final, espero les haya gustado.
He escuchado mucho en familiares y amigos que cuando una persona muy allegada muere, luego la ven o la sienten en la casa y les dice que se vayan con ella. Las creencias populares dicen que hay que regañarlos y decirles que no, que lo dejen en paz y que descansen ellos en paz. No sé si han escuchado algo similar.
En esta historia todos creían que Ranma estaba en estado de estres postraumático y necesitaba medicamentos psiquiátricos para dejar de alucinar, pero no era eso como ven, solo Cologne se dio cuenta.
¿se van a disfrazar? Cuéntenme de qué
Yo voy a ser speaker woman , solo tengo el traje, me falta todo lo demás ¡Auxilio!
